Introducción
En diciembre de 2019 en Wuhan, China se reportaron los primeros casos de una nueva enfermedad, que unas semanas después sería nombrada enfermedad por la COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2. A raíz de ello, en enero de 2020 la OMS declaró una emergencia de salud pública de importancia internacional que para marzo de 2020 se había convertido en una pandemia1. Hasta febrero de 2021, han ocurrido 102 millones de casos y más de dos millones de muertes2.
La pandemia ha provocado una disrupción en la cotidianeidad, por las medidas que se han tomado para mitigarla, que incluyen aislamiento, distanciamiento social, uso de cubrebocas e higiene de manos. Lo anterior causó el cese de actividades, con repercusiones en la vida personal y comunitaria; lo que provocó una profunda desestabilización económica y social que ha convertido a la pandemia en un fenómeno mucho más complejo de lo que se esperaba3.
La educación es un área que ha experimentado cambios por la pandemia. Las medidas sanitarias provocaron el cierre de instituciones y detuvieron las clases, otros pusieron a prueba las nuevas tecnologías educativas para continuar con una educación de calidad. En la educación médica esto se percibe como una catástrofe, pues la salida de los estudiantes de medicina de las aulas y ambientes clínicos los ha colocado en una situación precaria debido a que se les ha privado de adquirir conocimientos que solo pueden ser obtenidos en la práctica clínica y coloca en desventaja a aquellos estudiantes que no pueden acceder a una educación a distancia. Por eso es importante explorar las nuevas tecnologías educativas a nuestro alcance, para así minimizar el impacto que supone sobre los estudiantes4.
En esta revisión sintetizamos varias intervenciones y alternativas educativas que se han promovido en varias partes del mundo con la intención de brindar la mejor educación posible dada la situación actual. Exploramos las herramientas utilizadas para el aprendizaje teórico y clínico en línea, educación sobre COVID-19, cambios administrativos, de admisión o reclutamiento, salud mental y, finalmente, las perspectivas sobre la educación en línea. El objetivo de esta revisión es describir los cambios en la educación médica producidos por la pandemia de COVID-19.
Método
Se realizó una revisión sistemática5-7 de la literatura publicada en las bases de datos MEDLINE, OVID y CINAHL, además una búsqueda en las siguientes revistas de educación médica: Medical Education, Medical Teacher, Medical Education Online, Anatomical Sciences Education, BMC Medical Education, Advances in Physiology Education, Teaching and Learning in Medicine, BMJ Postgraduate Medical Journal y la revista Investigación en Educación Médica.
Se utilizaron comandos booleanos para acotar la búsqueda a los términos de interés y se incluyeron expresiones de conceptos sinónimos de conceptos para ampliar los resultados de la búsqueda, filtrándose artículos del último año. En noviembre de 2020 se empleó la siguiente combinación de 35 términos8,9: (COVID-19 OR SARS-Cov-2 OR coronavirus OR coronavirus pandemic OR 2019-nCoV) AND (e-learning OR distance learning OR distance education OR online teaching OR online education OR online learning OR blended learning OR blended education OR digital learning OR remote learning OR synchronous learning OR asynchronous learning OR synchronous education OR asynchronous education) AND (training OR clinical skills OR assessment OR evaluation OR examination OR recruitment OR interview) AND (medical education OR medical school OR undergraduate medical education OR postgraduate medical education OR medicine students OR medical students OR residents OR fellowship OR clerkship). Se incluyeron estudios de caso y transversales, revisiones sistemáticas, perspectivas, comentarios, comunicados especiales y editoriales, cuyo idioma fuera inglés o español.
La población comprendió a estudiantes de medicina de pregrado en cualquiera de sus fases: básica o clínica, así como estudiantes de posgrado en residencias de especialidad o subespecialidad médica; se excluyó cualquier estudio enfocado solamente en profesionales de la salud o estudiantes de otras carreras afines a las ciencias de la salud. Asimismo, se incluyeron aquellos artículos cuyo contenido abarcó las estrategias o cambios en educación y enseñanza médica derivados de la pandemia por COVID-19. También se incorporaron artículos sobre los cambios en las prácticas clínicas de los estudiantes de pregrado y posgrado en el hospital, así como en los programas académicos, formas de evaluación, admisión, técnicas para protegerse del SARS-Cov-2, atención de pacientes con COVID-19, y medidas fomentadas para promover el bienestar y salud mental de los estudiantes. Lo anterior desde la perspectiva teórica, médica, humanística y profesional.
Para el proceso de selección10, dos autores revisaron y evaluaron de forma independiente cada uno de los estudios, y un tercer revisor fue mediador para incluir o descartar aquellos en los que hubo desacuerdo. De los 1,142 identificados en la búsqueda final, 130 resultaron duplicados tras una primera inspección de la base de datos. Una vez reducido el número a 1,012, se analizó el título y resumen, y se eliminaron 778. De los 234 restantes, se realizó una lectura completa y se eligieron 205 (figura 1).
Resultados
La disrupción en la enseñanza médica debido al cierre de universidades y cancelación de rotaciones hospitalarias con la finalidad de seguir las medidas de seguridad, representa un gran reto para el personal académico y para los estudiantes de medicina por la complejidad que conlleva reemplazar el plan de estudios presencial a uno por distancia11 (tabla 1).
Los avances tecnológicos han permitido trasladar la enseñanza teórica hacia un ambiente virtual12,13, y reemplazar en cierta medida la enseñanza prácticoclínica para emular la experiencia hospitalaria14,15.
A continuación, se describen las estrategias y cambios en la enseñanza médica derivados de la pandemia por COVID-19, y las medidas adoptadas para salvaguardar la integridad de los estudiantes (figura 2). De los 205 estudios seleccionados, 107 (52%) se realizaron en Norteamérica, de los cuales 97 (47%) se llevaron a cabo en Estados Unidos; 44 (22%) en Asia; 32 (16%) en Europa; 9 (4%) en Oceanía; 7 (3%) en Sudamérica y África; y 6 (3%) fueron colaboraciones internacionales. Para la redacción final de la revisión, se utilizaron 142 estudios, incluidos en las referencias. La lista completa de los artículos revisados puede solicitarse al autor de correspondencia.
A. Enseñanza teórica virtual
Durante la pandemia se han utilizado plataformas como: Zoom16-19, Cisco Webex20-23, Microsoft Teams24-27, Skype28-30, GoToMeeting19-32, Google Meet33, entre otras, para brindar de manera sincrónica clases, sesiones académicas, conferencias, discusión de casos clínicos y journal clubs34-38. Estas permiten interactuar en tiempo real con los participantes, y la inclusión de elementos como compartir pantalla, realizar encuestas, alzar la mano, chatear, uso de salas para grupos reducidos (breakout rooms) y grabación de las sesiones para su posterior visualización39-42 da pauta para generar sesiones interactivas con los alumnos.
Además, diversas instituciones brindaron cursos a estudiantes y profesores sobre el manejo correcto de las plataformas para mejorar la experiencia33,44.
Otras plataformas como Moodle17,45, Blackboard46,47 o Google Classroom48,49 funcionan como aulas virtuales o invertidas50 que complementan la experiencia educativa, proporcionando acceso a módulos y contenidos variados en formato asincrónico, y en las cuales se pueden realizar actividades y tareas que refuerzan el aprendizaje adquirido al ritmo deseado51-53. De igual forma, gestores de archivos de la nube como Google Drive, Trello y Box son ideales para compartir recursos y colaborar en archivos de forma simultánea54-56.
Las bibliotecas en línea fueron esenciales para facilitar el acceso a múltiples recursos como libros, artículos, bases de datos y videos, que complementan la enseñanza a distancia36,45,57,58. Además, programas de realidad aumentada con modelos en 3D fueron necesarios en asignaturas como anatomía para reemplazar las disecciones cadavéricas59-61, mientras que los microscopios virtuales fueron utilizados en patología51.
Finalmente, podcasts y redes sociales como Facebook33,62, Twitter63,64, Instagram52,65 o YouTube66,67 se sumaron como herramientas útiles, para difusión de eventos académicos y contenido educativo en forma de resúmenes, videos, encuestas, bancos de preguntas y “tweetorials”51,68.
B. Práctica clínica virtual
La contingencia ha afectado las actividades hospitalarias, complicando las actividades docentes, por ello el surgimiento de simuladores virtuales representa una alternativa para las habilidades clínicas y quirúrgicas, en áreas como oftalmología36,64, endoscopia69, intubación26 y otras intervenciones de invasión menor70, que permiten realizar procedimientos al manipular un equipo que recrea escenarios de bajo riesgo y ambientes hospitalarios virtuales para que sea posible interrogar, explorar, diagnosticar y tratar pacientes59.
Los videos y grabaciones con técnicas de exploración clínica o procedimientos quirúrgicos son herramientas indispensables para repasar y detallar componentes importantes en múltiples maniobras32,71-73. Por otro lado, el surgimiento de accesorios electrónicos como cámaras compactas y gafas videocámara74, dan pauta a que se graben en tiempo real cirugías y los alumnos sean partícipes aún sin encontrarse de forma presencial.
Asimismo, la telemedicina es una poderosa herramienta para brindar atención de forma remota. Las consultas virtuales por medio de videoconferencia se han puesto en práctica en especialidades como ortopedia y traumatología75, oftalmología36, urología28, psiquiatría76, radiología77, entre otras. En diversas instituciones los pacientes de consulta externa y casos no urgentes pasaron al formato de telemedicina78,79, e incluso la visita a pacientes hospitalizados se ha realizado de forma virtual80.
La telemedicina, como herramienta pedagógica, permite aque el médico en formación realice consultas consultas remotas con el médico tratante, lo que posibilita recibir retroalimentación del especialista78. Otras medidas incluyen colocar cámaras web sobre ruedas controladas por el personal hospitalario, lo que posibilita a estudiantes conectarse y participar en sus rotaciones clínicas59; además de transmitir en tiempo real consultas a través de dispositivos móviles, con posibilidad por parte de los estudiantes de acceder a estas y a estudios complementarios, para posteriormente llevar a cabo sesiones de discusión de los casos81.
C. Práctica clínica hospitalaria
Las medidas puestas en práctica en los hospitales obligaron a suspender muchas rotaciones clínicas del pregrado72,82,83 y posgrado84-86. Aunque algunos residentes hicieron sus prácticas, el flujo de pacientes disminuyó considerablemente y, con ello, la exposición a procedimientos y cirugías electivas87-89.
A pesar de que los casos urgentes en especialidades quirúrgicas, oncológicas y de traumatología no pueden ser aplazados79,90,91, los médicos realizaban estas operaciones92 y las medidas de sana distancia impidieron que los residentes fueran ayudantes u observadores9,80,86. Otras instituciones optaron por dividir a los residentes en dos grupos, unos trabajaron presencialmente y el resto de forma remota, siendo estos últimos personal de reserva para sustituir a sus colegas infectados por SARS-Cov-287,93,94.
A la falta de exposición clínica por menor número de pacientes, se suma la interrupción de las rotaciones de cada especialidad, consecuente a la transferencia de los residentes a espacios sobresaturados como lo son unidades de cuidados intensivos (UCI) y áreas COVID (AC)38,86,92.
D. Estrategias de enseñanza relacionadas con la COVID-19
Se han puesto en marcha diversos talleres tanto presenciales como virtuales, para capacitar a residentes sobre cómo emplear el equipo de protección personal (EPP) y realizar la técnica correcta sin contaminarse57,95-97, con ayuda de pintura que permite revelar errores8. La exposición al virus se incrementa potencialmente en procedimientos que manipulan la vía aérea, por ello se busca concientizar la cantidad de aerosoles que se producen en distintas técnicas como intubación endotraqueal, traqueotomía o colocación de mascarilla laríngea88, con la recomendación de ventilar y dejar pasar cierto tiempo para realizar alguna otra maniobra87.
Muchos médicos residentes fueron transferidos a áreas COVID28,75,92, por ello ha sido fundamental proporcionarles habilidades y conocimientos necesarios para conocer las técnicas ventilatorias empleadas en la UCI para atender a estos pacientes26,98. Además, algunos hospitales han creado cursos para reforzar habilidades de comunicación asertiva con los pacientes y sus familiares, y aprender a informar malas noticias97,99.
E. Cambios curriculares, administrativos y de evaluación
Las instituciones de enseñanza médica reestructuraron planes de estudio, evaluaciones y reclutamiento de aspirantes. En algunas se aplazó el inicio del ciclo escolar100, mientras que en otras se optó por graduar de forma temprana a los estudiantes82.
Algunos exámenes teóricos y clínicos fueron cancelados o aplazados66,101, las evaluaciones consistieron en exámenes en línea con herramientas como: Google Forms, Microsoft Forms, Socrative, Vizia, Edpuzzle, Pear Deck, Kahoot, Quizziz, Poll everywhere, iSpring, Mentimeter, Nearpod o sesiones tipo Jeopardy para más interactividad24,102-104, además de evaluaciones orales77,105, exámenes a libro abierto que evaluaron el razonamiento y no la memoria27,46. Para evitar conductas inapropiadas, se usaron programas para supervisar59,106 o herramientas que permiten cambiar el orden y opciones de las preguntas y cronometrar los exámenes24,102, otros utilizaron preguntas que evaluaron el análisis crítico y diagnóstico27,40,46. Las evaluaciones asincrónicas consistieron en completar asignaturas o portafolios a lo largo del curso107,108 y unas fueron más subjetivas con autoevaluaciones y coevaluaciones46.
Las evaluaciones prácticas se realizaron por medio del Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECOE) virtual90,107,109, los alumnos fueron expuestos a diferentes estaciones virtuales con pacientes estandarizados para evaluar diversas habilidades clínicas110,111. Muchas estaciones se adaptaron para emular una consulta por telemedicina26,59.
El reclutamiento de aspirantes también cambió. Se flexibilizaron los criterios de selección, se introdujeron visitas y entrevistas virtuales34,112, con sesiones de mentoría sobre distintas especialidades médicas en respuesta a las rotaciones suspendidas y se dio información sobre el proceso de inscripción a la residencia113,114, así como cursos para ingresar al internado115.
F. Investigación médica
El cierre de laboratorios e instalaciones en las universidades116 para fomentar que hubiera más interacciones entre profesores y estudiantes117 ha mermado la participación de los estudiantes en actividades presenciales78. Los comités e instituciones han dificultado la creación de nuevos proyectos, tanto en las áreas de investigación básica como clínica y traslacional85,118; no obstante, se incentivaron proyectos relacionados con COVID-19117. Diversos ensayos clínicos se interrumpieron por la imposibilidad de reclutar o rastrear sujetos85,94, algunos optaron por incorporar su muestra mediante herramientas virtuales119.
En contraparte, los estudiantes han tenido la oportunidad de realizar otro tipo de actividades de investigación como asistir a cursos120, conferencias91, journal clubs62, incursionar en el área de biología computacional y análisis de bases de datos116,119, además de elaborar de manuscritos, borradores, revisiones, metaanálisis y artículos94,118.
G. Bienestar y salud mental
El aislamiento social, la interrupción de cátedras presenciales e incertidumbre sobre el impacto académico y profesional22,100, provocó un aumento en los problemas de salud mental como depresión121-123, estrés124, ansiedad125, desgaste profesional126 y disminución del bienestar127.
Para aminorar esto, se tomaron medidas como incentivar reuniones entre residentes para minimizar el aislamiento118,128, además de contar con espacios de recreación y contar con servicios de salud mental virtual87,88. También se impartieron talleres parafomentar hábitos saludables de ejercicio, alimentación y sueño69,79,85, así como programas e interfaces de inteligencia artificial para intervenciones de autoayuda97.
Discusión
Se viven tiempos sin precedentes, la contingencia sanitaria por COVID-19 ha orillado a que millones de estudiantes en el mundo realicen sus estudios desde el hogar en un formato virtual129. A pesar de que muchas universidades ya han promovido programas académicos híbridos que combinan enseñanza sincrónica y asincrónica, reemplazar los planes de estudios en su totalidad al modelo a distancia supuso un gran reto tanto para docentes como alumnos.
El programa académico de medicina en línea implica un doble desafío, dado que las competencias médicas implican habilidades teóricas y prácticas, siendo estas últimas alcanzadas al estar constantemente en contacto con pacientes. No obstante, el surgimiento de plataformas, programas y equipos digitales con interfaces amigables y versátiles47,130, ha facilitado el aprendizaje en todas sus modalidades con mejor seguimiento entre los usuarios.
Por ello, los estudiantes que utilizan plataformas de videoconferencia y aulas virtuales para sus quehaceres académicos destacan la flexibilidad de las herramientas al propiciar el aprendizaje autodirigido, que les permite revisar, sin límite, sesiones y módulos para realizar las actividades y tareas al ritmo deseado131. El hecho de estudiar desde casa abre la posibilidad de llevar a cabo las labores en espacios óptimos para cada individuo, además que permite ahorrar tiempo en el traslado de casa a la escuela o institución132.
Por otro lado, aunque las plataformas a través de sus diversas opciones y herramientas permiten brindar sesiones con componentes similares a las clases presenciales como transmitir audio y video en tiempo real, compartir presentaciones y alzar la mano para realizar preguntas42, los estudiantes enfatizan la importancia del contacto visual e interacción entre pares y con el profesorado para generar interés en la clase132; por ello es fundamental el rol de los maestros en propiciar un aprendizaje activo en sus alumnos, al utilizar modelos de enseñanza que promuevan la interacción, además de propiciar actividades colaborativas de resolución de problemas mediante análisis crítico46. Asimismo, hay que considerar que la principal virtud de las aulas virtuales es incorporar contenido o recursos académicos de consulta con posibilidad de realizar actividades que refuercen el conocimiento adquirido, para evitar en lo posible situaciones antipedagógicas como sobresaturar las plataformas con una vasta cantidad de tareas131,132.
A pesar de que los programas y plataformas educativas son un gran instrumento de enseñanza y aprendizaje, y varios estudiantes están conformes con su uso42,52,123, se debe tomar en cuenta que existen múltiples barreras que dificultan la experiencia de enseñanza en línea como conectividad deficiente, lidiar con las distracciones del hogar, no contar con un espacio ideal para tomar las clases, y la fatiga digital; además en países subdesarrollados y zonas rurales la disponibilidad de equipos de cómputo y tabletas electrónicas es limitada, a la par del mínimo acceso a servicios de internet133,134. Algunas alternativas incluyen grabar las sesiones para acceder a ellas cuando el acceso a la red sea favorable48, propiciar la enseñanza asincrónica60, buscar espacios para llevar a cabo las tareas132, sumado a que algunas universidades dotaron a sus estudiantes con material educativo en línea como e-books58. A pesar de ello, la perspectiva de muchos estudiantes es que las clases virtuales poseen muchas deficiencias y no las tomarían sobre las clases presenciales22,48,50,104,133.
La enseñanza asincrónica ha jugado un rol muy importante durante la pandemia, por la facilidad que representa acceder a conferencias o webinars pregrabados89 y recursos visuales en bibliotecas digitales134. A su vez, las redes sociales son el medio ideal para compartir materiales educativos, ya que las nuevas generaciones se encuentran inmersas en su contenido diariamente, lo que permite colaborar y discutir información médica en grupos de Facebook, acceder a hilos en Twitter con diversos conceptos a través de los #tweetorials, imágenes o resúmenes didácticos en Instagram, así como videos en YouTube, aunado a la difusión que generan sobre conferencias o congresos virtuales de acceso abierto135. No se deben olvidar las limitaciones que existen como como la desinformación que circula en redes y los posibles conflictos de interés136.
Un aspecto fundamental de la educación es la evaluación, y si la enseñanza se ha complicado, las evaluaciones objetivas se han convertido en un gran reto, si bien en este panorama todavía es posible realizarlas. Estrategias como exámenes a libro abierto, pero con preguntas que requieran la utilización de capacidades de razonamiento clínico y no solo memoria, son útiles para evitar trampas como puede suceder con el uso de preguntas de opción múltiple54,137. En muchos casos, si la infraestructura lo permite, hacer exámenes orales o de casos simulados puede ser una solución26, pero el hacer este tipo de evaluaciones simuladas o ECOE virtual requiere del trabajo continuo de los equipos de enseñanza médica de cada institución, ya que su creación implica planeación, ensayo en grupos piloto, para evaluar la respuesta y, finalmente, aplicarlo en todo el alumnado para después nuevamente evaluar y realizar los cambios en las fallas encontradas durante todo el proceso110,138. En algunos casos se usaron programas de cómputo auxiliados con algoritmos de inteligencia artificial para supervisar a los alumnos, lo cual abre un debate sobre la confianza que depositamos en los estudiantes que pueden verse desprovistos de muchas libertades educativas ganadas hasta antes de la pandemia106.
Por lo anterior, es posible trasladar gran parte de la enseñanza teórica al ámbito virtual, pero los conocimientos práctico-clínicos toman un rumbo diferente por la complejidad que representa sustituirlos. Muchas universidades han optado por cancelar las rotaciones de pregrado para proteger la integridad de sus alumnos101, lo cual generó sentimientos contradictorios ya que por un lado no consideran que la enseñanza en línea, por ahora, no puede reemplazar las habilidades adquiridas en la práctica clínica100, no hay posibilidad de rotar y explorar las distintas especialidades médicas113, hay preocupación de no contar con un buen currículo para la aplicación a la residencia83, así como temor de atrasarse y perder el ciclo escolar139; aunque a su vez otros estudiantes consideran que ir al hospital sería ponerse en riesgo121, y no acatar las medidas de seguridad alargaría el proceso de cuarentena y por consiguiente la posibilidad de regresar al hospital100. Algunas medidas innovadoras incluyeron brindar talleres de distintas especialidades para que los estudiantes pudieran complementar las rotaciones perdidas72, lo cual generó buena respuesta ya que aumentó su confianza en las tópicos abordados; acceder a consultas por videollamada en formato telemedicina140 -principalmente en el posgrado-, flexibilizar los criterios de admisión83, y permitir que estudiantes del último año finalicen antes y comiencen a laborar como profesionales de salud82.
En cuanto a los médicos residentes, diversas inquietudes coinciden, como el temor de contagiarse o enfermar a su familia por la exposición a pacientes con COVID-1932, intranquilidad de no contar con el suficiente EPP para atender a los pacientes86, preocupación por no adquirir la práctica clínica-quirúrgica deseable por cancelación de procedimientos electivos y menor flujo de pacientes en sus respectivas áreas89,141, así como tendencia a sentirse abrumados y sufrir inestabilidad emocional por la presión laboral y estado de la contingencia38. Ante ello se tomaron algunas medidas importantes, como cambiar todas las consultas y visitas no esenciales al formato de telemedicina, evitando así exponer a pacientes y médicos119, disminuir la proporción de residentes que llevan a cabo actividades presenciales -si la carga de trabajo lo permite-93, asignar espacios de trabajo individuales para no exponerse en áreas comunes79, brindar talleres de entrenamiento sobre el uso correcto del EPP95 cerciorándose de proporcionar equipo nuevo y en buenas condiciones entre cada contacto con pacientes COVID80, posibilidad de acceder a simuladores de realidad virtual para replicar las experiencias dentro del quirófano29, así como poner a disposición de los residentes, servicios de psiquiatría que procuren su salud mental84,128, y sesiones de interacción social para disminuir el aislamiento, si bien no todos los hospitales cuentan con la capacidad de brindar servicios de salud mental a todo el personal56.
A pesar de los avances y estrategias mencionadas, existen limitaciones como la imposibilidad de interactuar apropiadamente con el paciente vía telemedicina o efectuar una exploración clínica que permita brindar una atención de calidad94; acceso reducido al EPP por mayor demanda del mismo22, lo que conlleva a tener que reutilizar o no contar con el equipo necesario y, por consiguiente, mayor posibilidad de infectarse; aunque los simuladores virtuales permiten poner en práctica habilidades clínicas en ambientes seguros, estos no sustituyen la práctica en ambientes reales y sus altos costos los vuelven poco accesibles61,74.
Pese a que la pandemia ha interferido en el programa de rotaciones de los residentes, pasar más tiempo del habitual en el hogar abrió la posibilidad de atender variadas actividades académicas y de investigación. Con ello, el aforo de los residentes en conferencias, seminarios, journal clubs, sesiones de discusión de casos, entre otros, se incrementó considerablemente después del inicio de la pandemia142. También pudieron atender proyectos de investigación93, donde a pesar del cierre de laboratorios y suspensión de ensayos clínicos no esenciales, el análisis de bases de datos y redacción de artículos se convirtieron en actividades viables.
Aun cuando la pandemia de COVID-19 afectó profundamente la forma de enseñanza tradicional en medicina, y ciertos elementos importantes en la formación del profesional médico, como la práctica clínica, se han visto seriamente comprometidos, las oportunidades de comunicarse interactivamente, asistir a clases y ponencias académicas en cualquier parte del mundo, participar en aulas virtuales didácticas, y acceder a bibliotecas, programas y equipos que se apoyan de la tecnología digital, permitieron una transición rápida y factible de la educación durante la contingencia actual.
Conclusiones
La enseñanza virtual ha sido una herramienta esencial para el aprendizaje médico durante la contingencia sanitaria causada por el SARS-Cov-2. Plataformas, programas y equipos digitales se han incorporado al quehacer cotidiano y a diferencia de lo sucedido en otras pandemias, ahora se cuenta con estos recursos para continuar con la educación médica. Desafortunadamente, la enseñanza de la medicina se lleva a cabo en espacios educativos que requieren la interacción humana, lo que hasta el momento es difícil sustituir, aunque no se descarta su aplicación en un futuro cercano, que permita promover modelos educativos híbridos o combinados. Si bien la pandemia produjo una disrupción en todas las actividades, debe quedar como una lección para que en posteriores eventos similares estemos mejor preparados.