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Revista mexicana de ciencias políticas y sociales

versão impressa ISSN 0185-1918

Rev. mex. cienc. polít. soc vol.67 no.245 Ciudad de México Mai./Ago. 2022  Epub 21-Abr-2023

https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2022.245.75283 

Dossier

Incursiones sociopolíticas de decolonización: miradas críticas sobre espacios y discursos de subalternidad e indigenismo

Investigación cualitativa, pueblos indígenas y procesos políticos

Qualitative Research, Indigenous Peoples and Political Process

Héctor Calleros Rodríguez 

Centro de Estudios Americanos, Universidad de Varsovia, Polonia. Correo electrónico: <h.calleros@uw.edu.pl>.


Resumen

El presente artículo indaga las formas de investigar los procesos políticos en los que participan actores indígenas; específicamente, sugiere un marco conceptual, una metodología y tres métodos de investigación. Primero, utiliza el “poder”, el “proceso político” y la “política pública” como bases de un marco conceptual para estudiar la relación de los pueblos indígenas con los sistemas de gobierno contemporáneo. En segundo lugar, propone estudiar cualitativamente los procesos políticos, particularmente cuando hay actores indígenas. En tercer lugar, el artículo se enfoca en procedimientos, herramientas y técnicas para recopilar y analizar datos: los métodos etnográficos, la teoría fundamentada (MTF) y los estudios de casos. Por otra parte, para ampliar el tema de los datos, se revisan problemas de acceso a la información y aborda los temas de la generación, gestión y análisis de los datos. Dado que en la investigación cualitativa la información recolectada tiene diferentes orígenes y formatos, el artículo discute la relevancia de la técnica de triangulación para validar, consolidar y corroborar los datos. Finalmente, se examinan tres estrategias de análisis cualitativo: categorización, conexión y notas. El objetivo del artículo es exponer formas de investigar actores indígenas desde la ciencia política.

Palabras clave: ciencia política; pueblos indígenas; investigación cualitativa; etnografía; teoría fundamentada; estudios de caso

Abstract

This article suggests how to investigate the political processes in which indigenous actors participate; specifically, it presents a conceptual framework, a methodology and three research methods. First, it uses “power”, the “political process” and “public policy” as the bases of a conceptual framework to study the relationship of indigenous peoples with contemporary government systems. Second, it proposes a qualitative study of political processes, particularly when there are indigenous actors. Third, it suggests procedures, tools and techniques for collecting and analyzing data: the methods of ethnography, grounded theory (MTF) and case studies. Additionally, it reviews some problems regarding access to information and addresses the issues of data generation, management and analysis. Given that in qualitative research the collected information has different origins and formats, the article discusses the relevance of the triangulation technique to validate, consolidate and corroborate the data. Lastly, it examines three qualitative analysis strategies: categorization, connection and notes. In sum, it aims to present ways of researching indigenous actors in political science.

Keywords: political science; indigenous peoples; qualitative research; ethnography; grounded theory; case studies

Introducción

El presente artículo propone una forma de investigar a los pueblos originarios en sus relaciones con los sistemas de gobierno contemporáneos. Entendidas como procesos, dichas relaciones pueden ser estudiadas con metodologías cualitativas. Es importante notar que una investigación cualitativa no se reduce a describir detalladamente situaciones, eventos, interacciones o conductas narradas u observadas; tampoco se limita a analizar datos orales que exponen las vivencias y perspectivas de actores destacados. En realidad, el proceso de la investigación cualitativa necesita datos verificables y corroborados con otros.1 Los métodos cualitativos resultan particularmente adecuados para estudiar las relaciones de poder de los pueblos originarios con sistemas de gobierno. En este tipo de investigaciones, los datos no tienen representatividad estadística; a diferencia de los datos cuantitativos, los datos cualitativos no son estandarizados en su recolección ni procesamiento.

En este ensayo, las definiciones de poder, política pública (PP) y proceso político conforman un modelo conceptual básico que interrelaciona los aspectos de la investigación cualitativa aquí planteados. En este documento también se considera que investigar las relaciones de los pueblos indígenas con un sistema de gobierno requiere de una definición de poder que suponga la existencia de relaciones complejas (cooperación y conflicto) con un sistema de gobierno; igualmente, requiere de un concepto que permita entender la estructuración, variedad y especialización de la acción gubernamental (“política públicas”) así como su continuidad en el tiempo (“proceso político”). Los tres conceptos de este modelo abren las posibilidades de organizar datos empíricos sobre relaciones de poder complejas, estructuradas, especializadas, dinámicas y sostenidas.

Este artículo, en su primera sección, sugiere un breve marco conceptual para estudiar el poder en la relación entre pueblos originarios y sistemas de gobierno. Posteriormente, expone la conveniencia de la metodología cualitativa para estudiar este tema. Sobre la recolección de la información cualitativa, se revisa el método etnográfico, de la denominada Teoría Fundamentada (MTF) o Grounded Theory y los estudios de caso. En la tercera sección, se discute el acceso a los datos y su generación a partir de entrevistas y fuentes primarias. La gestión y el análisis de los datos obtenidos durante el proceso de la investigación son revisados posteriormente. Considerando que, en una investigación cualitativa, ambos -análisis de datos y su recolección- tienen una relación flexible, se exponen tres estrategias de análisis cualitativo (categorización, conexión y notas) al final del presente documento.

Marco conceptual

En el estudio de los pueblos originarios en cuanto a sus relaciones con los sistemas de gobierno, un marco conceptual mínimo incluye definiciones de poder, política pública y proceso político. Un marco conceptual así planteado intenta explicar, narrativamente, el fenómeno estudiado, los factores clave e intenta establecer una serie de presuntas relaciones (Patil, 2020). De este modo, el marco propuesto clarifica teóricamente lo que se intenta investigar al tiempo que informa la investigación y la conecta con paradigmas que pueden explicar el tema de investigación. El marco conceptual también puede guiar el desarrollo de la investigación al sugerir vinculaciones metodológicas que hagan explícito lo que se investiga y den pautas sobre los datos, su recolección, variedad y procedimientos de análisis. Así, de esta forma, el marco contribuye a interrelacionar las partes de la investigación.

En primera instancia, definir poder es particularmente clarificador si se considera que cualquier definición de este concepto es debatible. Esto parece confirmarse cuando se parte de la premisa de que el objetivo central del poder es la dominación y que ésta última es constitutiva de toda relación humana. Siguiendo a Max Weber, el poder es “la probabilidad de que un actor, dentro de una relación social, esté en condiciones de llevar a cabo su propia voluntad a pesar de la resistencia” (Roderick, 1971: 241). Esta definición entiende este concepto como un medio que tiene una finalidad (por ejemplo, dominación).

Se desprende que el objetivo de la acción gubernamental es la “obtención”, “conservación” o “acrecentamiento” del poder. En esta definición, la dominación sería el meollo de las relaciones de los grupos sociales (en el caso de este artículo, los pueblos originarios) con los sistemas de gobierno. La implicación es que en la confrontación que cualquier dominación supone, el conflicto es lo que define las relaciones de poder. Sin embargo, la definición weberiana descarta la posibilidad de relaciones de poder mutuamente convenientes; descarta que el poder pueda ser un recurso que facilite el logro de los objetivos de distintas partes en un conflicto (Roderick, 1971: 243). De hecho, se parte del siguiente supuesto del conflicto: “A supera la resistencia de B, lo que implica que los intereses de B están siendo sacrificados a los intereses de A” (Roderick, 1971). Así, queda excluida la posibilidad de entender el poder como un medio para lograr metas colectivas -o, incluso, para negociar intereses compartidos-. Considerada en términos de suma cero, se privilegia la comprensión del poder como un medio específico para satisfacer intereses parciales.

Como conflicto, esta categoría implica una confrontación en la que una parte gana a expensas de otra, que a su vez pierde (Weber, 1947 en Roderick, 1971; Dahl, 1957). La definición es, sin embargo, refutable, ya que si se considera que el poder siempre es ejercido por unos individuos sobre otros, cabe preguntarse en qué medida esos seres son capaces de cooperar entre sí. Dicha pregunta ayuda a sopesar la utilidad empírica de una definición centrada en el conflicto que no incorpora elementos consensuales (ver Foucault, 1980; Giddens, 1984). Cuando se asume que el poder tiene una dimensión consensual, se infiere que se estudia a personas o colectivos que pueden cooperar para lograr objetivos comunes y que, consecuentemente, la acción colectiva aumenta el poder del grupo. Si el poder no se concibe como una relación de dominación o como un juego de suma cero, es posible asir su dimensión consensual: es posible identificar, analíticamente, a personas o colectivos que son capaces de cooperar para lograr objetivos comunes (Dowding, 2012; Parsons, 1963). Por lo tanto, para investigar las relaciones de poder entre los pueblos originarios y un sistema de gobierno contemporáneo, es posible definir el concepto centrándose ya sea en los aspectos de dominación o en la dinámica de cooperación y conflicto. Tal distinción deriva no sólo de las discusiones teóricas en torno al poder, sino también de las demandas de las preguntas de investigación.

En segundo lugar, el concepto de política pública (PP) es útil para asir empíricamente -en sus manifestaciones más concretas- la relación de un pueblo originario con un sistema de gobierno. Las PP son cursos de acción intencional y continuada en el tiempo que las organizaciones gubernamentales o sus funcionarios planean, ejecutan y evalúan (Bond y Smith, 2019). La definición implica que las PP son acción gubernamental orientada a objetivos (intencionalidad); su ejecución, por tanto, no es un acto arbitrario o fortuito. Generalmente se asume que las PP no responden a los caprichos o fantasías de gobernantes arbitrarios; por el contrario, se asume que operan dentro de marcos legales (constitucionales) establecidos. Bajo estas consideraciones, las PP destacan por las siguientes características: 1) buscan dar respuesta a problemas y expectativas de una sociedad, 2) son “públicas” en tanto representan objetivos asumido por los gobiernos (es decir, aunque numerosos actores no-gubernamentales también elaboran políticas, éstas no son públicas), 3) son más que una acción aislada: son todo un curso de acción, relativamente sostenida en el tiempo, que requiere de seguimiento para su ejecución y así poder cumplir con los objetivos o con la ley que la estableció (Bond y Smith, 2019); como acción gubernamental, su ejecución implica el uso de la coerción para hacer que esas decisiones sean vinculantes para toda una sociedad; en tal sentido, son decisiones vinculantes para todos -incluso cuando hay oposición y resistencia-, pues un gobierno puede usar la coerción para hacer ejecutar y hacer cumplir sus objetivos; 4) son decisiones gubernamentales que asignan bienes materiales o simbólicos a la sociedad o a partes de ella; 5) su definición se relaciona con el tiempo no sólo por ser acción relativamente sostenida en el tiempo (proceso), sino también porque su ejecución y evaluación implican recurrencia y periodicidad (ciclo).

Una investigación que incorpora a las PP en el estudio de los procesos políticos tiene mejores posibilidades de comprender tanto la variedad como la complejidad de las interacciones sociedad (por ejemplo, la comunidad indígena) y gobierno (federal, estatal, municipal). Su utilidad radica en que proporcionan arenas en las que actores de la vida pública (los políticos) interactúan. Se pueden identificar e investigar de manera sistemática áreas de acción gubernamental sobre temas como la tenencia de la tierra, la conservación de los recursos naturales, el acceso a los servicios públicos (dígase salud, educación, subvenciones sociales) o el acceso a programas económicos. Esto implica enfocarse en la acción gubernamental que entes especializados (secretarías, comisiones, institutos) llevan a cabo. Analíticamente, la ventaja de incorporar las PP en un estudio es que permite identificar diferentes jurisdicciones geográficas (federal, estatal, municipal) y administrativas (secretarías o ministerios) de la acción gubernamental. Así, se pueden reconocer los efectos transformadores y configuradores de la acción gubernamental sobre población y comunidades indígenas. Es precisamente en los efectos de las PP que la discusión sobre la “colonialidad del poder” puede encontrar verificación empírica.

Por su parte, en la conformación de un marco conceptual, otra noción útil es la de proceso político. Esta categoría es valiosa en el análisis de los actores indígenas porque permite estudiar cómo la cooperación y el conflicto son dinámicas que surgen de relaciones de poder. El proceso político se entiende como la forma en que la acción política (cooperación y/o conflicto) se realiza dentro de los canales institucionales de un sistema de gobierno. La solución a la cooperación y al conflicto se desarrolla dentro de un proceso político (Oberschall, 1973; Tarrow, 1998; McAdam, 1999; Almond, 1966; Coser, 1967). Consecuentemente, cuando los canales institucionales cuyo objetivo es abordar los problemas surgidos de la cooperación y del conflicto no cumplen con su cometido, algunos actores pueden movilizarse para promover los intereses colectivos; la movilización puede ser pacífica, contenciosa (como protestas, disturbios violentos) o armada (rebeliones). Así, tanto proceso político como política pública son herramientas teóricas mediante las cuales se pueden analizar las formas concretas y verificables de interacción entre pueblos indígenas y un sistema de gobierno.

Entonces, si entendemos el poder como una relación de conflicto que también puede ser cooperativa, es posible, analíticamente, comprender cómo los pueblos indígenas establecen negociaciones y acuerdos con los gobiernos. En todo caso, sería un error analítico asumir que un actor indígena que establece negociaciones con un gobierno actúa en contra de sus intereses. Es también un error normativo considerar que la negociación es una falla moral de los actores indígenas. Las luchas indígenas, por ejemplo, no tienen como único -o principal- objetivo reformar o transformar un sistema de gobierno. En la actualidad, las formas de organización y los objetivos de organización de los pueblos indígenas son muy variados (Leyva, Alonso, Hernández y Mignolo, 2018; Speed, 2006).

Para comprender la complejidad de “lo político” y “lo indígena”, la antropología es, indudablemente, un punto de partida (Aguirre, 1953); sin embargo, si el estudio de la política es “diferente, independiente, autosuficiente y causa primaria”, como han sostenido Emmerich y Alarcón (2007), entonces los métodos y marcos conceptuales de la ciencia política pueden ser útiles para estudiar la interacción de lo indígena y lo político. En la ciencia política, las nociones “poder”, “proceso político” y “política pública” pueden ayudar a comprender la complejidad de las dinámicas de la interacción que nos ocupa. Una investigación cualitativa puede incorporar este mínimo marco conceptual para estudiar las relaciones de los pueblos originarios con un sistema de gobierno, centrando la atención en la acción gubernamental. Este marco es también adecuado para estudiar los procesos políticos en los que los actores indígenas participan y que se refieren a tierra, territorios, recursos naturales, derechos humanos, estímulos productivos y servicios públicos. Por último, el marco conceptual planteado da coherencia a las actividades de la investigación mediante la provisión de conexiones entre perspectivas teóricas, estrategia de investigación, trabajo de campo y la significancia conceptual de la evidencia; funciona como un sistema de conceptos y premisas teóricas que soportan e informan la investigación.

Metodología

La metodología, como estrategia para estudiar cualitativamente los procesos políticos en los que los pueblos originarios son actores, es importante para sustentar la comprensión de la investigación conforme ésta se desarrolla.

Para comprender este proceso es necesario tener presente que la metodología vincula la elección y el uso de los métodos con los resultados deseados de la investigación; también justifica los métodos utilizados en ésta (Carter y Little, 2007). Es necesario tener presente que la metodología se refiere a cómo realizar una investigación, pues describe los métodos de investigación empleados para ello; además de explicarlos y justificarlos, evalúa sus potencialidades y limitaciones. Además, la metodología justifica los métodos: son los métodos los que generan los datos y el análisis. Los métodos son los procedimientos, herramientas y técnicas que se utilizan para recopilar y analizar los datos relacionados con una pregunta de investigación, es decir, los métodos indican la forma operativa para abordar un tema de investigación; son las actividades prácticas de ésta. Además, es necesario tener presente que la metodología da viabilidad a la investigación en función de los objetivos y las preguntas de investigación.

La investigación cualitativa se puede definir como un proceso de indagación cuyo objetivo es tener una comprensión integral de un evento, persona o grupo en particular en su propio contexto (Jencik, 2010). Una investigación cualitativa implica el análisis de palabras, imágenes, videos u objetos.

Estos son cinco supuestos clave que subyacen a los métodos de investigación cualitativa: 1) La realidad se construye socialmente y hay múltiples realidades, 2) el investigador interactúa y, a menudo, trabaja en estrecha colaboración con los individuos o grupos en estudio; sirve como el instrumento principal para la recopilación y el análisis de datos, 3) la investigación no descarta los valores; los investigadores se convierten en parte de la investigación, intentando comprender las vidas y experiencias de las personas que estudian, 4) la investigación está ligada al contexto y se basa en formas inductivas de lógica que surgen a medida que avanza un estudio y 5) el propósito de la investigación es encontrar teorías que ayuden explicar un fenómeno en particular.

En contraste, el objetivo de la investigación cuantitativa es examinar casos o aspectos particulares de los fenómenos para determinar si las generalizaciones predictivas de una teoría son verdaderas o probar hipótesis causales (Jencik, 2010: 507);2 este tipo de investigación busca que los resultados de una muestra sean generalizables a una población. por lo tanto, implica el análisis de datos numéricos. Los métodos de recopilación de datos cuantitativos suelen ser más estructurados que los cualitativos. Es, precisamente, la flexibilidad la característica que hace a la investigación cualitativa útil para estudiar temas indígenas. Una investigación cualitativa se desarrolla como un proceso flexible en el que diversas actividades de investigación se realizan de manera simultánea, como el muestreo, la recopilación y el análisis de los datos así como el desarrollo teórico.

Tres métodos para recopilar datos cualitativos

La ciencia política, a pesar del poder explicativo de los métodos cuantitativos, no ha renunciado a los métodos cualitativos en sus intentos por comprender los fenómenos de la política y del poder. De esta manera, para estudiar cualitativamente los procesos políticos en los que actores indígenas son actores, tres métodos son comúnmente utilizados.

En primer lugar, se encuentra el método de la teoría fundamentada o grounded theory (Glaser y Strauss, 1967; Strauss y Corbin, 1998); éste consiste en “el descubrimiento de la teoría a partir de datos obtenidos sistemáticamente en una investigación social” (Glaser y Strauss, 1967: 2). Se trata de teoría desarrollada inductivamente a partir de la investigación y arraigada en los datos, característica que robustece sus hallazgos. La teoría, por otro lado, al estar tan íntimamente ligada a los datos, puede ser difícilmente refutada -incluso verificada- en otras investigaciones. Glaser y Strauss, al justificar la teoría fundamentada, argumentaron que “por lo general, la teoría basada en datos no puede ser completamente refutada por más datos o reemplazada por otra teoría”. Tomando como ejemplos notables la teoría de la burocracia de Max Weber y la teoría del suicidio de Émile Durkheim, Glaser y Strauss sostuvieron que la teoría basada en datos, al estar tan íntimamente ligada a éstos, tiene como destino “perdurar a pesar de su inevitable modificación y reformulación” (1967: 4). El método de la teoría fundamentada (MTF) “se centra en los procesos sociales” o en una serie de eventos relacionados entre sí (Birks, Hoare y Mills, 2019: 5). La explicación de los elementos de un proceso otorga al MTF potencial interpretativo. Sobre este punto, si los investigadores cualitativos a menudo luchan por pasar de la descripción a la explicación teórica, la codificación es una herramienta teórica potente. La codificación es “el uso de abstracciones avanzadas para proporcionar un marco para mejorar la explicación el poder de una teoría fundamentada” (Birks, Hoare y Mills, 2019: 5). Aquí, teoría se entiende como “un esquema explicativo que comprende un conjunto de conceptos relacionados entre sí” (Birks, Hoare y Mills, 2019: 6). Esto coincide con la comprensión que en la ciencia política se tiene de los conceptos: más que elementos de un sistema teórico, los conceptos son herramientas para recopilar y contener datos (Sartori, 1970: 1053). Se espera que el resultado sea un estudio con suficiente claridad conceptual. Aunque el MTF debería conducir al desarrollo de teorías fundamentadas, su contribución puede adoptar la forma de modelos o marcos conceptuales. Todo esto busca confirmar que una característica clave del MTF radica en su poder explicativo aunque se encuentre “por debajo de teoría en el sentido de un sistema integral de ideas destinado a explicar y predecir completamente algo” (Virpi, Foley y Conlon, 2018: 4). Segundo, el MTF implica que las preguntas de investigación -más que las hipótesis- son desarrolladas a posteriori, es decir, después de recopilar los datos. Este método permite iniciar la investigación sin tener que probar una hipótesis -de hecho, tiene como principio generar hipótesis que estarán fundamentadas en los datos, guiando al investigador a producir enunciados generales (teóricos). Tercero, el MTF permite realizar diferentes actividades simultáneamente, dada su flexibilidad para investigar fenómenos singulares con diversas fuentes de datos (Birks, Hoare y Mills, 2019). A pesar de estas cualidades, la existencia de tantas formas diferentes -incluso contradictorias entre sí- ha dado pie a críticas contra este método (Virpi, Foley y Conlon, 2018).

La etnografía es otro método cualitativo sumamente útil para estudiar procesos políticos como los que aquí se discuten. Se trata de un método inductivo basado en investigación de campo e implica la producción de relatos muy detallados que se refieren, generalmente, a las formas en que las personas conducen sus vidas en un entorno social determinado; es una herramienta para estudiar lo político dentro de comunidades humanas a través del contacto directo con su cultura e interacciones sociales, encuentra que la observación, las entrevistas y los documentos. Emplea formas de observación y entrevista para investigar las prácticas sociales y los significados detrás de la interacción social; además, se basa en la observación sistemática y de largo plazo. En la etnografía, se recurre al contacto oral con quienes son actores y participantes del fenómeno estudiado: “lo qué hace que la etnografía sea un campo distintivo de actividad investigadora es el compromiso de recopilar ejemplares completos de la vida social (Scheppele, 2004: 397). Ampliando la noción de una etnografía que intenta comprender las culturas humanas a través de los ojos de una propia comunidad bajo estudio, la etnografía constitucional (Scheppele, 2004), por ejemplo, observa eventos que tienen lugar dentro de instituciones políticas. Particularmente, la ciencia política se ha servido de la etnografía para estudiar lo político dentro de organizaciones e instituciones (Schatz, 2009; Scheppele, 2004). La etnografía de las instituciones políticas considera las lógicas de contextos particulares como una forma de iluminar complejas interrelaciones entre elementos políticos, legales, históricos, sociales, económicos y culturales; en ella, la investigación se centra en identificar el complejo de relaciones entre derecho y política que regula el proceso político y estudia las organizaciones políticas buscando recuperar el detalle vivido del panorama político-organizacional. También observa las complejas interrelaciones entre aquellos elementos. De este modo, el objetivo de esta forma de etnografía es comprender mejor cómo funcionan las instituciones y se logra cuando se identifican los mecanismos mediante los cuales se gobierna o las estrategias mediante las cuales se experimentan, resisten o reforman las instituciones de gobierno. Consiste, entonces, en comprender mejor los sistemas de gobierno, tomando en cuenta los contextos culturales e históricos (Schatz, 2009; Benzecry y Baiocchi, 2017). Por último, la etnografía implica trabajo de campo en el sitio en el que suceden los fenómenos investigados, pero se extiende a incorporar datos obtenidos por otros medios. De hecho, la combinación de métodos de archivo con el trabajo de campo a menudo produce una comprensión más amplia y profunda del fenómeno estudiado.

Por último, los estudios de caso son un método cualitativo de investigación (Yin, 1994; Verba, 1967; Eckstein, 1975; Mitchell, 1983) que ha conducido en la ciencia política al desarrollo del método comparado como “una parte básica de toda actividad de investigación” (Morlino, 2018; Lijphart, 1971). El objetivo de la comparación no es “la formulación de leyes generales que rijan los fenómenos sociopolíticos” (Morlino, 2018: 25), sino que puede servir para formular nuevas hipótesis y explicaciones de investigación y asimismo establecer periodizaciones, clasificaciones, tipologías o, simplemente, puede establecer una base conceptual común sustentada en casos seleccionados (Morlino, 2018; Lijphart, 1971; Sartori, 1991). Morlino sugiere que los objetivos de la comparación pueden ser cognitivos (recopilación de información), explicativos (prueba de diferentes hipótesis) o intervencionistas (generación de conocimiento procesable) (Morlino, 2018).

Pensando en los datos, los estudios de caso tienen ciertas características que los hacen muy útiles como método cualitativo. En primer lugar el investigador puede recurrir a múltiples fuentes; esto es importante sobre todo cuando la información es insuficiente o de difícil acceso. En segundo lugar, la relevancia de un estudio de caso radica en la riqueza de los datos, en su potencial para contribuir con conocimientos significativos para responder las ciertas preguntas de investigación. Este tipo de estudios puede aportar sobre aspectos específicos de un proceso político. Además, la riqueza de estos datos puede contribuir a desarrollar interpretaciones coherentes -sustentadas en construcciones teóricas- y a producir explicaciones. El valor teórico del estudio se conceptualiza a medida que descubre procesos causales que vinculan a las partes dentro de un todo. En tercer lugar, aunque los estudios de caso no originen interpretaciones generales, sí pueden agregar matices a los marcos explicativos, modelos o tipologías existentes en la literatura académica. Esto se logra al investigar “las relaciones entre los elementos componentes del caso” o, en otras palabras, al estudiar la dinámica “micro” o “local” de ciertos fenómenos políticos. Por eso, aunque su potencial para formular generalizaciones sea débil, su fuerza radica en la comprensión de lo particular, lo local.

¿Qué casos investigar?

La pregunta de qué casos investigar, cuando se refiere a estudiar cualitativamente los procesos políticos en que los pueblos indígenas son actores, es relevante en el mundo contemporáneo si se toman en cuenta, por ejemplo, la diversidad de los pueblos indígenas de América, su actividad política y su presencia demográfica. En el continente, la población indígena supera los 50 millones de personas; tan sólo en América Latina, llega a 42 millones -casi 7.8 % de la población total- (WBG, 2015: 25). Los países con mayor población indígena, en términos absolutos y proporcionales, son México (en 2010 reportó 16.83 millones), Perú (7.6 millones), Guatemala (5.9 millones) y Bolivia (4.12 millones) (WBG, 2015). En los Estados Unidos, la estimación censal de 2019, reporta 6.9 millones de personas autoidentificadas como indígenas (American Indian) y nativos de Alaska (Alaska Native), ya sea solos o en combinación con otras razas (US Census, 2020). Finalmente, la Constitución de Canadá reconoce a los pueblos aborígenes (Aboriginal peoples): las Primeras Naciones (First Nations people), Métis e Inuit suman una población de 1 673 785 (Statistics Canada, 2016).

Bolivia resulta interesante como caso para estudiar procesos políticos en tanto que los actores originarios negocian su autodeterminación con el Estado (Postero y Fabricant, 2019). En Centroamérica, el tema del genocidio parece ineludible: la etnia ixil de Guatemala (que radica en los municipios de Santa María Nebaj, San Gaspar Chajul y San Juan Cotzal en el departamento de El Quiché) ejemplifica la supervivencia frente a la violencia perpetrada por el ejército del país. Tras un fallo de un tribunal guatemalteco en mayo de 2013, el general y expresidente Efraín Ríos Montt (1982-1983), junto con su jefe de inteligencia, fue acusado de masacres en 15 pueblos ixil (mayas) en los que 1 771 hombres, mujeres y niños desarmados fueron asesinados. La violencia se intensificó especialmente durante el período 1979-1985. En 2013, Ríos Montt fue declarado culpable de genocidio contra el pueblo ixil (Oglesby y Nelson, 2016; Martínez, 2012). Finalmente, mientras que en países como México los problemas del desarrollo económico se enmarcan en neoliberalismo (Overmyer-Velázquez, 2007), en Norteamérica los procesos políticos incluyen temas como el reconocimiento, la membresía tribal y la actividad económica. Por ejemplo, la Nación Tribal Mashantucket Pequot posee y opera diversas empresas, incluyendo un casino. La tribu fue reconocida federalmente en 1983 a través de la Ley de Liquidación de Reclamaciones de Tierras de Mashantucket Pequot. La membresía tribal se basa en la ascendencia lineal comprobada de 11 familias pequot cuyos antepasados fueron incluidos en el Censo de los Estados Unidos de 1900 (Benedict, 2000).

Los datos

Para investigar cualitativamente los procesos políticos cuando los actores son personas, pueblos y comunidades indígenas, las técnicas de recolección de datos son importantes: documental, narrativa, observacional, videográfica, biográfica, investigación acción o digital. Particularmente útiles para investigar el tema que nos ocupa son las entrevistas a actores clave (ya sean élites, dirigentes o bases sociales) y las fuentes primarias (documentación variada producida por gobiernos y otros actores, contenida en archivos públicos y privados).

En el proceso de recolección de datos, el acceso a ellos puede ser problemático. En primer lugar, cuando una investigación requiere de trabajo de campo, el acceso al lugar donde se asienta una comunidad indígena bajo estudio puede ser difícil. Para maximizar una visita a un sitio e intentar hacer entrevistas a actores relevantes, es quizá más conveniente hacerla después de revisar la literatura y los documentos disponibles e, incluso, después de la investigación de archivo -si es que ésta se realiza-. Es importante tener presente que la necesidad de recolectar datos que se localizan en diferentes sitios, a veces distantes, plantea retos en términos de costos, logística y tiempo. Un segundo problema de acceso a los datos se refiere a la factibilidad de establecer contacto con informantes clave para la investigación. Una dificultad en este proceso puede ser lingüística: el idioma en el que se realizará la investigación es un problema real. El aprendizaje (inmersión) intensivo de una lengua es una práctica que algunos investigadores han intentado cuando requieren familiarizarse rápidamente con la lengua y cultura de un lugar en el que desean hacer trabajo de campo. En la Selva Lacandona, por ejemplo, el tzeltal es un idioma ampliamente hablado; es posible que maestros locales acepten entrenar a un investigador. Otra estrategia consiste en realizar las entrevistas con informantes clave, por ejemplo, en un idioma en el que tanto el informante como el investigador puedan comunicarse (por ejemplo, el español). No debe obviarse, en el reporte metodológico de la investigación, mencionar las consideraciones éticas sobre el acceso a una comunidad indígena, ni tampoco una reflexión sobre las consideraciones en cuanto a la afinidad en materia de las posiciones políticas, ideológicas, religiosas u otras. Es ya una práctica común que las organizaciones que financian proyectos de investigación social requieran declaraciones claras y puntuales sobre ciertos puntos éticos.

En efecto, el proceso de la entrevista plantea algunas cuestiones éticas como la relación del investigador con los informantes. Aceptando que el acto de entrevista es invasivo, hay quienes argumentan que el proceso de entrevistas, sobre todo las que buscan entender la profundidad de los temas investigados, puede generar relaciones de poder. Ignorar las diferencias sociales implica ignorar que los roles sociales pueden reproducirse en el proceso de la entrevista e, incluso, pueden darle forma. Así, el entrevistador, al intentar controlar el proceso, corre el riesgo de generar un ambiente opresivo para el entrevistado. De esta manera, es importante que el investigador reflexione sobre su propio papel en el proceso de la investigación y en el rol que el entrevistado adquiere. El problema deriva del surgimiento de relaciones de poder en la creación del conocimiento a costa de la creación de relaciones de reciprocidad. Por otro lado, la búsqueda de objetividad de parte del investigador puede ser problemática si se adoptan ciertos roles con relación al entrevistado. Se podría argumentar que el objetivo de “conocer” a las personas y establecer la confianza se logra mejor reduciendo la jerarquía entre informantes e investigadores. Algunos enfoques, como la investigación de acción participativa, destacan la importancia de la reciprocidad con los informantes en respuesta al tiempo, la energía y la información que contribuyen a la investigación. Finalmente, otro tema ético es el de prever riesgos sobre la investigación: proteger la información del entrevistado, informarle eficazmente sobre la naturaleza del estudio y reducir el riesgo de explotación de los entrevistados para ganancia personal.

Otro problema de acceso a los datos es el de la inteligibilidad y capacidad de comprensión de la información recolectada. En una búsqueda de archivo, conforme se realiza la revisión de documentos se hará evidente la necesidad de conocer y entender el contexto más amplio en el que se generó cierto documento, como la estructura de la administración pública federal. Es decir, será necesario entender el orden legal y la jerarquía de las oficinas que han generado los documentos. En los archivos, los expedientes y legajos contendrán información legal, administrativa y contable que es posible que esté completa con relación a un tema, evento o periodo de tiempo; sin embargo, lo más común es que la información esté fragmentada. Consecuentemente, entender, reconstruir, comprender e interpretar la información requerirá tiempo e, incluso, consejo de profesionales en las áreas específicas; algunas preguntas pueden ser despejadas en las entrevistas con informantes clave. Final mente, el trabajo de archivo tal vez pueda beneficiarse de los adelantos en las tecnologías de la información (TI). Entendidas como los procesos y productos relacionados con el almacenamiento, protección, procesamiento, monitoreo, recuperación y transmisión digitalizada de la información (Román, Sandoval, Cabello y Román, 2018: 7), las TI ofrecen a la ciencia política nuevas posibilidades tecnológicas para realizar su trabajo. Un ejemplo son los desarrollos recientes en el campo del procesamiento del lenguaje natural (NLPIS, 2021): se han desarrollado algunos modelos para identificar párrafos argumentativos dentro de un texto (García-Gorrostieta y López-López, 2018). Otro ejemplo son los traductores digitales que, aunque aún produzcan traducciones de calidad tentativa, pueden facilitar acceso a información en otros idiomas.

Generación de datos: entrevistas y documentos

La forma de generar datos se elige en función de los métodos elegidos para la investigación (Byrne, 2017). Uno de los modos más generalizados de producir datos es la entrevista; sin duda es una de las estrategias más familiares para recopilar datos cualitativos en ciencias sociales. Definida como “la comunicación interpersonal establecida entre el investigador y el sujeto de estudio, a fin de obtener respuestas verbales a las interrogantes planteadas sobre el problema propuesto” (Canales, 2006), uno de los propósitos de la entrevista es dar cuenta del significado de las experiencias de eventos, de situaciones y de los entrevistados (denominados en algunas corrientes cualitativas como informantes). Algunas investigaciones están diseñadas para explorar el significado y las percepciones sobre un proceso político especifico, pero en una investigación social, a diferencia del periodismo, se intenta algo más que comprender un fenómeno: se intenta generar hipótesis. En términos conceptuales, el propósito de la entrevista es contribuir a conformar un cuerpo de datos. En todas estas consideraciones, un tema fundamental es, claramente, la selección de los informantes, pues se trata de un proceso iterativo que busca maximizar la profundidad y la riqueza de los datos, y se asume que existirá correspondencia entre las preguntas de investigación y la selección de los informantes. Generalmente, una entrevista cara a cara dura entre 30 y 90 minutos. Otro tema fundamental es el cuestionario, pues a partir de las preguntas de la entrevista se obtendrán los datos para la investigación (en forma de respuestas), que posteriormente serán analizados e interpretados por el investigador. En la preparación del cuestionario, el investigador se encontrará con una variedad de formatos: en las entrevistas estructuradas se trabaja con una lista de preguntas predeterminadas y los entrevistados desarrollan respuestas que se registran como texto; en las entrevistas semiestructuradas, la interacción investigador-informante fluye como una conversación natural, lo que permite que preguntas no planeadas emerjan de la interacción. Esto permite ahondar en ciertos puntos que el informante desarrolla durante la entrevista. Precisamente, una característica notable de la entrevista semiestructurada es su flexibilidad: en contraste con entrevistas y cuestionarios estructurados, permite ganar profundidad. Las entrevistas semiestructuradas son un formato muy recurrido en la investigación cualitativa, y pueden tener un formato individual o grupal. Este último a menudo se da en grupos de enfoque cuyos participantes comparten sus conocimientos o experiencias sobre un tema específico; de esta forma, los entrevistadores obtienen una gama más amplia de experiencias (datos), pero, debido a la naturaleza pública del proceso, puede ser que la profundización tenga ciertas limitaciones.

Una segunda estrategia para generar datos se orienta a las fuentes primarias. La investigación documental, que se refiere al análisis e interpretación de documentos primarios, se realiza a partir de documentos impresos (libros, periódicos, documentos de archivos, estadísticos), documentación gráfica (mapas, planos, fotografías) y/o documentación audiovisual. La documentación electrónica ha ganado importancia, pues muchos documentos ahora están disponibles en formatos digitales y, sobre todo, en la red. Una fuente es primaria si contiene información original sobre el tema investigado. La información gubernamental es fuente de tres tipos de documentos primarios: los archivos, las peticiones de transparencia y los reportes gubernamentales. En primer lugar, los archivos son fuente muy recurrida para investigaciones sobre pueblos indígenas: los datos obtenidos en archivo son útiles para realizar triangulaciones y para corroborar la información obtenida en las entrevistas, así como para contextualizar una investigación en el tiempo. En materia de pueblos originarios, hay una gran variedad de archivos: las instituciones que administran las políticas públicas (secretarías) tienen sus propios archivos, y destacan los archivos agrarios como el Archivo General Agrario o los archivos del Registro Agrario Nacional. También hay archivos históricos, como el Archivo General de Indias en España. En todo caso, es importante recordar otras cuestiones en cuanto al acceso a los datos: una investigación de archivo plantea varios problemas en términos de logística, y el trabajo de archivo es más productivo (en tiempo) y efectivo (en la obtención de datos) si se tiene una idea temática delimitada sobre el tema investigado. Cuando los archivos han digitalizado sus acervos, la investigación es más ágil. Otro tipo de documento gubernamental útil para investigar temas relacionados con la operación de procesos políticos o políticas públicas para los pueblos indígenas son las solicitudes de transparencia: su impacto en la investigación politológica ha quedado asentado, pues son un procedimiento para obtener información sobre la acción gubernamental (Vázquez y Espinosa, 2019; Concha, López y Tacher, 2004). Estos documentos transparentan el ejercicio de la función pública y fortalecen la actividad científica al permitir respaldar investigaciones sociales en datos.

La gestión de los datos

Ya sea que para estudiar cualitativamente los procesos políticos en los que actores indígenas y gubernamentales interactúan se utilice el método etnográfico, el de la teoría fundamentada o el de los estudios de caso, los datos tienen que ser gestionados. La administración de la información recopilada durante la investigación tiene que contribuir a generar una comprensión lo más completa posible del fenómeno que se estudia. Así, la gestión de los datos se refiere, precisamente, a la administración de la información obtenida por el investigador utilizando métodos como la grabación (digital) de las entrevistas, su transcripción (y revisión), su traducción (si es requerido) y su almacenamiento -incluso utilizando paquetes computacionales-. Los datos a administrar también pueden haberse obtenido de documentos, imágenes, sitios de internet, correspondencia y otras fuentes tanto primarias como secundarias. Lo importante, en todo caso, es organizar la información y establecer procedimientos para revisarla y almacenarla. En suma, la gestión de los datos se refiere a su administración (organización, estructuración, clasificación y almacenamiento). Las notas de campo son importantes ya que funcionan como un registro cronológico de lo que un investigador ve, descubre, encuentra, piensa y reflexiona; pueden registrar las impresiones del investigador sobre la temática, sobre los sujetos investigados o sobre las fuentes de información (primarias, secundarias e informantes), así como sobre eventos, lugares y experiencias. Pueden ser útiles tanto para formarse una impresión preliminar del significado de los datos recopilados como para ayudar a entender la complejidad de la realidad que se investiga, más allá de lo pensado originalmente en una propuesta de investigación. En efecto, su redacción puede ayudar a organizar los datos recolectados mediante el esbozo de temas y subtemas o mediante la creación de esquemas y, de esta manera, acelerar el proceso de asimilación de la información. Las notas pueden reflejar el desarrollo de las ideas e interpretaciones que el investigador elabora a lo largo de la investigación.

El análisis de los datos

En una investigación cualitativa, el análisis de los datos puede ocurrir de manera simultánea a su obtención. La etapa iterativa de la recopilación y análisis de los datos, eventualmente, llega a un punto de saturación -estado en el que ya no surgen nuevas categorías o temas- y, en consecuencia, la recopilación de los datos se considera completada.

Para analizar e interpretar los datos cualitativos, lo primero que se debe hacer es leer todo el material textual, escuchar todo el material de audio y mirar todo el material visual. Lo importante es adquirir un sentido holístico de la información que se tiene y formarse una impresión preliminar de las partes y del todo en su conjunto (Byrne, 2017).

Frecuentemente, en una investigación cualitativa, se obtienen datos que requieren métodos mixtos de gestión, interpretación y análisis (ver Tabla 1). La triangulación es un procedimiento analítico útil en investigaciones cuya información, por tener orígenes diversos, requiere de integración (Byrne, 2017): se trata de una técnica esencial tanto para validar como para consolidar los datos, y también es esencial para reducir el riesgo de sesgo -un problema frecuente en investigaciones cuyos datos son recopilados de manera no sistemática-. La triangulación, al permitir la validación y corroboración de la información, es necesaria cuando se busca caracterizar procesos, estructuras, actores, relaciones o sistemas; también es necesaria cuando se intenta explicar las relaciones e interacciones entre los individuos, grupos y organizaciones, así como de éstos con ambientes/actores externos. Adicionalmente, la triangulación de los datos es necesaria cuando se busca explicar cambios o continuidades en el proceso estudiado. Finalmente, en el intento de formular generalizaciones, la triangulación es un procedimiento analítico que pondera la calidad de los datos; implica el uso de más de un método para generar múltiples tipos de datos sobre la investigación (Byrne, 2017).

Tabla 1 Técnicas de Análisis de Datos Cualitativos 

Clasificación Clasificar y nombrar elementos puede ser un procedimiento de medición; puede implicar el desarrollo de un sistema de conceptos. Pueden ser ambos.
Inducción Se refiere a un desarrollo más o menos formal de hipótesis sobre la base de elementos de la información que se prueban contra otros elementos.
Análisis Narrativo Se centra en la estructura real de la narrativa dentro de la información.
Análisis de Discurso Se centra en la comunicación entre conjuntos de individuos; mira el contenido de comunicación y los patrones de interacción en la comunicación.
Análisis de Conversación Es un enfoque dirigido a identificar y describir los métodos y técnicas de la gente en sus interacciones sociales.
Teoría Fundamentada Es una comparación sistemática constante, guiada por un muestreo teórico, hacia el agotamiento de la potenciales explicativos del material.
Análisis Fenomenológico Enfatiza los significados desarrollados por actores políticos en su propios contextos.
Análisis de Contenido Esta técnica se refiere a la variedad de métodos para analizar texto en forma cuantitativas (contar, codificar comparando, contrastar y categorizar) elementos (palabras) formando un corpus de datos textuales.
Análisis Textual Técnicas usadas para explorar el contenido de documentos para explorar el sentido y significado de ideas particulares.
Análisis Temático Se establecen temas para ser analizados a partir de entrevistas y notas de campo.
Análisis Documental Análisis de documentos.
Interpretación Hermenéutica Es el despliegue sistemático del método hermenéutico para identificar significados.
Análisis de Eventos Una vez que eventos específicos son identificados en el tiempo, el objetivo es analizar su duración y secuencia.
Análisis cualitativo asistido por computadora El uso de software para administrar y analizar datos cualitativos (p. ej. transcripción de entrevistas y notas de campo).
Análisis Comparativo Cualitativo (ACC) ACC es la descripción sistemática de casos, en términos de presencia o ausencia de atributos, para construir un conjunto de datos que pueda establecer configuraciones en una tabla de verdad.
Software de Análisis de Datos Cualitativos Asistido por Computadora (acrónimo en inglés: CAQDAS) Las capacidades del software aumentan constantemente. Su mayor ventaja es su capacidad para manejar datos masivos.

Fuente: Byrne, 2017.

Por otro lado, las estrategias de análisis cualitativo pueden adoptar tres formas: categorización -la codificación y el análisis temático-, conexión -los estudios de caso y el análisis narrativo- y las presentaciones (Maxwell, 2009).

En primer lugar, el análisis cualitativo de los datos por categorización (codificación) se refiere a la creación de códigos. Éstos se crean para etiquetar segmentos de texto que posteriormente son ordenados según su contenido (segmentos de texto) en categorías para una destilación final en temas y subtemas. La codificación es, precisamente, la estrategia en la que los investigadores revisan e identifican dichos segmentos -como lo hace un editor mientras hace declaraciones interpretativas durante el proceso de identificación de patrones para organizar el texto-. Un código es, frecuentemente, una palabra o frase corta que simbólicamente asigna un sumario (destacado, abarcador, evocador o característico) de una porción de datos derivados de un texto (escrito o transcrito). El objetivo de la codificación no es producir recuentos de cosas, sino “fracturar” los datos (acción desarrollada a partir de la transcripción de las entrevistas o de los documentos obtenidos en archivo), que después son reorganizados en categorías que faciliten la comparación dentro de la misma categoría y entre categorías. Éstas últimas, a su vez, pueden derivarse de la teoría existente, ser generadas inductivamente durante la investigación (Glaser y Strauss, 1967) o ser extraídas de las categorías de las personas estudiadas. En todo caso, la codificación es lo que hace que la comprensión general de los datos recopilados sea mucho más fácil. Permite generar temas y conceptos teóricos, así como organizar y recuperar los datos para probar y respaldar cualquier generalización.

Las estrategias de codificación tienen diferentes categorías de análisis (Maxwell, 2009). En primer lugar, están las categorías organizacionales, que generalmente son temas o asuntos amplios que se establecen antes de las entrevistas u observaciones, o que se hacen por anticipado. En segundo lugar, las categorías temáticas describen el contenido de un segmento de datos; funcionan principalmente como “contenedores” cuyo objetivo es clasificar los datos para su posterior análisis. Pueden ser útiles como encabezados de capítulos o secciones para presentar sus resultados, pero no ayudan mucho con el trabajo real de dar sentido a lo que está sucediendo. Esta última tarea requiere categorías sustantivas y/o teóricas que brinden una idea de lo que está sucediendo. Asimismo, las categorías teóricas son cuadros conceptuales para almacenar datos; a menudo son vistas como subcategorías de las organizacionales, pero generalmente no son subcategorías que de antemano hayan sido identificadas como significativas. Esto sólo se puede realizar cuando se está bastante familiarizado con el tema investigado o cuando se utiliza una teoría bien desarrollada. Las categorías teóricas implícitamente formulan algún tipo de afirmación sobre el tema que se estudia; actúan como cuadros conceptuales para almacenar datos, pues los colocan codificados en un marco abstracto. Estas categorías pueden derivarse de una teoría previa o de una desarrollada inductivamente (en cuyo caso los conceptos y la teoría generalmente se desarrollan simultáneamente). Por lo general, representan los conceptos del investigador en lugar de denotar los propios conceptos de los participantes. Por último, las categorías sustantivas (descriptivas) especifican los conceptos y creencias de los participantes; permanecen cerca de los datos categorizados y no implican inherentemente una teoría más abstracta. Estas categorías se desarrollan inductivamente a través de una “codificación abierta” cercana de los datos. Se pueden usar para desarrollar una teoría más general de lo que está sucediendo, pero no dependen de ella. Por otra parte, en el tratamiento progresivo de los datos, aspecto característico de la investigación cualitativa, las formas de codificación son importantes, sobre todo en lo que se refiere a su organización: con más frecuencia se acepta que los datos de una investigación cualitativa, sobre todo los más relevantes para puntos sustantivos o teóricos particulares, necesitan de formas de gestión avanzada. Los datos pueden codificarse utilizando software: paquetes informáticos para analizar datos cualitativos simplifican la tarea de codificar y recuperar gran cantidad de datos; pueden crear enlaces entre fragmentos de datos, códigos y notas, así como desplegar los datos en forma de gráficas. El software puede ser utilizado, principalmente, para clasificar la información y facilitar su análisis.

En segundo lugar, las estrategias de análisis cualitativo pueden adoptar la forma de conexiones (estudios de caso). Después de la codificación, a medida que avanza el análisis, tratando de comprender los datos, es necesario buscar relaciones que conecten coherentemente las declaraciones (extractos de las entrevistas transcritas) con eventos específicos dentro de un contexto particular. Así, contrario al ejercicio de fracturar (analizar) el texto inicial en elementos discretos y reordenarlo bajo categorías, la estrategia de conexión es el siguiente paso en la secuencia de análisis (Maxwell, 2009): llegado este momento, es necesario intentar comprender los datos (generalmente, la transcripción de una entrevista u otro material textual). Se busca entenderlos en contexto, utilizando varios métodos para identificar las relaciones entre los diferentes elementos del texto. Para ello, se incluyen algunas formas de estudios de caso o algunos tipos de análisis narrativo y análisis etnográfico, estrategias que tienen en común la búsqueda de relaciones que conecten a las declaraciones (transcripciones) con los eventos concretos ya contextualizados. La distinción entre las estrategias de conexión y de categorización tiene implicaciones para las preguntas de investigación: por ejemplo, si una pregunta de investigación indaga la forma en que se conectan ciertos eventos en un contexto específico, no podrá responderse exclusivamente con un análisis de categorización. Lo opuesto también es cierto: una pregunta sobre similitudes y diferencias entre contextos o individuos, o sobre temas generales en sus datos, no puede responderse únicamente mediante un análisis de conexión. Si ambas son herramientas legítimas y valiosas en el análisis cualitativo, su uso debe ser compatible con las preguntas. Un estudio que se basa sólo en categorías de conexión o categorización puede pasar por alto ideas importantes.

En tercer lugar, las estrategias de análisis cualitativo pueden adoptar otra forma: el análisis de los datos por notas (memorandos) y presentaciones es la tercera categoría de herramientas para este tipo de información (Maxwell, 2009; Strauss y Corbin, 1998). Los memorandos se pueden utilizar para reflexionar sobre métodos, teorías u objetivos; facilitan el pensamiento sobre las relaciones entre los datos y hacen que las ideas y análisis sean visibles y recuperables. Las notas con frecuencia se escriben mientras se realiza el análisis de datos. Por otro lado, las presentaciones también son una estrategia de análisis cualitativo de los datos (Strauss y Corbin, 1998; Glaser y Strauss, 1967): la información se presenta en forma sistematizada -matrices, redes, diagramas, tablas, gráficas o mapas (geográficos o conceptuales)- para reducir los datos a un formato sinóptico. La presentación de los datos en su conjunto facilita la reflexión sobre las relaciones entre los datos siendo un producto del análisis.

Las tres estrategias descritas de análisis cualitativo pueden combinarse y usarse de manera progresiva, pasando de una a otra. El énfasis en el análisis de los datos se da en la comparación constante, la redacción de notas y la construcción de la teoría (Glaser y Strauss, 1967). Por eso, mientras que un estudio cuantitativo suele ser delimitado, uno cualitativo generalmente permite plantear flexiblemente una investigación -aunque el análisis cualitativo de los datos no siempre excluye el análisis estadístico (descriptivo y aritmético)-.

Conclusiones

Para investigar, analizar y explicar, cualitativamente, la complejidad, estructuración, especialización, de las relaciones entre actores indígenas con un sistema de gobierno -así como su dinámica y continuidad en el tiempo- tres métodos cualitativos destacan: el método de la teoría fundamentada, la etnografía y los estudios de caso. Los estudios cualitativos generalmente integran datos obtenidos a través de varias fuentes de información siguiendo varios métodos. Dado que la información recopilada tendrá orígenes y formatos variados, la triangulación es una técnica esencial para validar y consolidar los datos; también es esencial para reducir sesgos.

La vinculación de todos los aspectos de la investigación cualitativa que han sido planteados es necesaria. El marco conceptual facilita ese proceso (Patil, 2020). En particular, la definición de poder, que supone dinámicas de cooperación y conflicto, resulta útil para direccionar la recolección, organización y análisis de los datos sobre actores políticos que luchan entre sí, pero que también encuentran momentos, temas e instancias de cooperación. De este modo, la definición de poder abre las posibilidades para empíricamente establecer cómo es que los actores indígenas no están exclusivamente ni permanentemente en conflicto con un sistema de gobierno. Esta definición presume que la agencia de los actores indígenas puede oscilar entre relaciones de suma cero hasta relaciones de consenso.

Igualmente, para investigar, analizar y explicar la relación de un pueblo indígena con el sistema de gobierno, el concepto “política públicas” centra la atención en las acciones de las organizaciones gubernamentales y asume que estas son estructuradas y especializadas; es decir, supone que la acción gubernamental no es arbitraria ni fortuita, sino que es acción orientada a objetivos. Este concepto permite asir, empíricamente, la variedad y especialización de las interacciones gobierno-actor indígena. Adicionalmente, el concepto de “proceso político” permite entender la cooperación y el conflicto como dimensiones propias de las relaciones de poder, es compatible con el supuesto de que la acción gubernamental es estructuradas y especializada, pero sobre todo supone que la interacción gobierno-actor indígena es acción sostenida. En otras palabras, esa interacción se desarrolla dentro de procesos políticos. De esta manera, una investigación cualitativa sobre las relaciones de los pueblos indígenas con un sistema de gobierno puede adoptar esta base conceptual mínima para comunicar el sentido, contexto, justificación y hallazgos de la investigación.

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1 La triangulación es un procedimiento analítico utilizado cuando la información tiene no solo fuentes y formatos variados, sino que la información no se recopila de manera sistemática. La triangulación pondera la calidad de los datos, consolida los datos y, también, reduce el riesgo de sesgo (ver Byrne 2017).

2Estos son cinco supuestos esenciales que subyacen a los métodos cuantitativos: 1) La realidad se puede estudiar objetivamente, 2) la investigación debe permanecer independiente del investigador mediante el uso de experimentos, cuestionarios, máquinas o software, 3) la investigación no tiene valores y el investigador no forma parte de o interfiere con ella, 4) las teorías e hipótesis se prueban (relaciones causa-efecto) a partir de una lógica deductiva; las teorías e hipótesis son identificadas a priori por el investigador, y 5) el propósito de la investigación es desarrollar generalizaciones que contribuyan a la teoría y permiten al investigador predecir, explicar y comprender un fenómeno en particular.

Recibido: 13 de Marzo de 2020; Aprobado: 04 de Agosto de 2021

Sobre el autor. Héctor Calleros. es doctor en Ciencia Política por la Universidad de Leeds. Sus líneas de investigación son: los pueblos indígenas, los procesos políticos y las legislaturas. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: “Political Process, Crisis and Legitimacy in Poland” (2020) Polish Political Science Yearbook, 49; “Elecciones presidenciales y cuestiones étnicas en América Latina” (2019) en Joanna Gocłowska-Bolek, Panorama electoral de América Latina en 2019. ¿Nuevos retos, viejos problemas? Varsovia: Universidad de Varsovia; (con Ignacio Ibarra López y Jorge Cortés-Moreno) “Estimaciones, identidad y la relación entre uso de la lengua y autoadscripción” (2020) Papeles de Población, 26(103).

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