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Estudios de historia novohispana

versão On-line ISSN 2448-6922versão impressa ISSN 0185-2523

Estud. hist. novohisp  no.67 Ciudad de México Jul./Dez. 2022  Epub 20-Jan-2023

https://doi.org/10.22201/iih.24486922e.2022.67.77742 

Reseñas

Sobre Francisco López de Gómara, Historia de las Indias (1552)

Enrique González Gonzáleza 
http://orcid.org/0000-0001-8208-0953

a Universidad Nacional Autónoma de México (México). Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación. enriquegg2005@yahoo.com

López de Gómara, Francisco. Historia de las Indias (1552). ed. crítica de, Mustapha, Monique; Bénat-Tachot, Louise; Bénassy-Berling, Marie Cécile; Roche, Paul. , con la colaboración de, Martínez Martínez, María del Carmen; Rieu Millán, Marie-Laure; Zara Roca, Mónica. Madrid: Casa de Velázquez, 2021.


En el limbo hay una enorme biblioteca donde se acumulan todos los libros y las tesis que no llegaron a nacer. Por suerte el presente proyecto de edición crítica, a cargo de un rico equipo de investigadoras -y un investigador- ve por fin la luz, con espléndidos resultados, después de anunciarse durante muchos años. Se trata de la primera parte de la famosa y debatida Historia de las Indias, de Francisco López de Gómara, aparecida en 1552 y convertida en un instantáneo éxito, pues logró ocho ediciones en el bienio siguiente, por más que ya en 1553 fue prohibida y confiscada. Y con todo, a lo largo del siglo xvi circuló repetidas veces en francés, italiano e inglés. Como se sabe, la obra completa ("aunque son dos cuerpos, es una historia") consta de una primera parte dedicada a la ocupación española de los territorios indianos, desde las islas del Caribe y desde Florida y Quivira hasta Chile, salvo México, pues la segunda parte trata de su conquista. Y si bien ésta se excluye de la presente edición, sus ricos estudios introductorios y las notas e índices suelen remitir a la obra completa.

Para un acercamiento cuantitativo a lo que el esfuerzo editorial ha significado, baste decir que, de sus 987 páginas, la obra como tal abarca 317, mientras las restantes 668 recogen estudios, apéndices, bibliografías, índices y, en suma, un amplio aparato crítico. El texto de Gómara, que corresponde a la edición príncipe, se ofrece a doble columna con gran claridad; las variantes entre las nueve ediciones cotejadas se envían a un "Catálogo" particular (páginas 377-424). A su vez, el conjunto de notas, en vez de interferir con la lectura de la obra, aparece en una sección especial, cuyas más de 200 páginas quedan a disposición del curioso lector.

Dada la extensión del volumen y la variedad de sus estudios, es imposible dedicar a cada uno la atención merecida y apenas si se los repasa de modo sucinto, con alguna reflexión ocasional dirigida a resaltar el valor del esfuerzo. Por tanto, lo que a continuación se diga en torno a la Historia de las Indias será en función del tratamiento dado al texto por sus editores, pues parece fuera de lugar adentrase aquí en el análisis de la obra como tal.

Según explica el equipo, el propósito principal es restituir la edición príncipe de 1552, consignando las diferencias presentes en las otras siete ediciones publicadas hasta 1554 en España y Flandes, más la de Madrid, 1749, primera en la península después de las prohibiciones y que fue retomada en la mayoría de las posteriores. Dicho cotejo permitió identificar las variantes introducidas por el autor o por los diversos impresores, de todas las cuales se informa al lector. En segundo lugar, los editores buscaron identificar las fuentes aprovechadas por Gómara, que en numerosas ocasiones no citó.

Cabe señalar que, con anterioridad al Francisco López de Gómara de Nora Jiménez -según ella misma expone-, era común exaltar al memorioso Bernal Díaz del Castillo y denostar a Gómara por nunca haber estado en Indias.1 Además, se asumían al pie de la letra las frecuentes críticas de Bernal, quien incluso acusó a López de venalidad.2 Por su parte, Las Casas tachó al cronista de "capellán y criado" de Cortés, quien le habría dictado todo lo que escribió sobre la conquista, falseando los hechos para favorecer a su amo.3 De igual modo, Jiménez apuntó que, si bien R. B. Merriman publicó en 1912 los inéditos Anales de Carlos V,4 al cronista se lo siguió estudiando tan sólo en función de lo escrito sobre Nueva España, por lo que sus escritos en torno a la situación europea y a la del Mediterráneo merecían escasa o nula atención. Con tales precedentes, Ramón Iglesia, en su influyente Cronistas e historiadores de la conquista de México,5 insistió en retomar los elementos que tradicionalmente habían contribuido a ofrecer una imagen poco favorable de Gómara. De un modo u otro, sus tesis dieron la pauta a la visión del cronista que dominó en la historiografía mexicana de la segunda mitad del siglo pasado.

Entre tanto, en Francia, el hispanista Marcel Bataillon (1895-1977), en sucesivos cursos sobre Gómara dictados a partir de 1953, urgió a renovar la imagen tradicional sobre el cronista, a explicar los motivos de su prohibición y, muy en especial, a hacer una edición crítica de su obra principal. Si bien no publicó sus lecciones, sus manuscritos quedaron al alcance de los estudiosos y, a fines de los años noventa, el mencionado equipo editorial decidió darse a la tarea de preparar esa edición crítica, aprovechando en lo posible las notas del maestro, a cuya memoria dedicaron el presente trabajo.

En el primer estudio, Monique Mustapha expone la "Historia editorial" de la obra, trabajo que complementa más adelante con otros dos: "Datos biográficos" y "Fuentes científicas". A través de ellos reúne y analiza con lucidez los resultados de los últimos hallazgos documentales y de las investigaciones recientes en torno a Gómara, a los que aplica sus propias reflexiones, todo lo cual le permite proponer un personaje y un autor bastante alejados de los tópicos que aún circulan en síntesis a la manera de Ramón Iglesia y que autores como Nora Jiménez, entre otros, se dieron a la tarea de replantear. Pero, a pesar de los avances, muchas preguntas siguen sin respuesta; para otras, Mustapha propone hipótesis más o menos plausibles. A veces, por fin, se antoja que pudo haber profundizado en sus pistas y consolidar propuestas que se limitó a insinuar.

Según apunta Mustapha, hoy es incuestionable que el autor nació en la localidad soriana de Gómara, diócesis de Osma, en 1511, y que se formó en gramática y humanidades en Soria con el humanista Pedro de Rua. Se llamó a sí mismo clérigo y, en alguna ocasión, bachiller, sin que haya surgido la menor noticia sobre si el supuesto título lo ganó en verdad en una universidad o se lo atribuyó con fines promocionales. Cristiano viejo, aunque ilegítimo, su familia habría tenido escaso brillo y poder, fuera del modesto tío que le legó una capellanía, vital para su posterior sustento. Esa penuria de abolengo y de padrinos -los que, con todo, convendría rastrear y valorar uno por uno- quizás ayude a entender su constante y fallido empeño por un cargo estable que le garantizara cierta solvencia económica, elevara su prestigio y lo impulsara en el cursus honorum. A falta de valedores con poder y decididos a promoverlo, habría dependido en todo tiempo de patronos inestables, no siempre generosos, al modo de tantos humanistas coetáneos, como Francisco Cervantes de Salazar o Diego Gracián de Alderete. Lo avalaban sus letras, pero éstas, sin un potentado que lo defendiera, acabaron por desfavorecerlo, en especial por las vivas polémicas que desató.

Para Mustapha, el primer suceso datable en la vida de Gómara es su presencia en Barcelona, en 1529, justo cuando la corte estaba por embarcarse a Italia para la coronación de Carlos V. Una serie de indicios le permiten sugerir que el joven humanista iba en la familia de García de Loaysa (1478-1546), presidente del consejo de Indias y, por esto, ligado a personalidades como Hernán Cortés y Ginés de Sepúlveda. Loaysa fue creado cardenal en 1530, el mismo día que el papa coronaba al emperador en Bolonia, y retuvo el obispado de Osma -la diócesis de Gómara- hasta 1532. Ese posible patronazgo explicaría la posterior presencia del futuro cronista en el boloñés colegio de los españoles. En 1535 fue presentado para una de sus capellanías por el sucesor de Loaysa en la sede oxomiense. Su origen ilegítimo, más su casi segura falta de grados académicos lo privaban de las calidades indispensables para ser colegial y debió contentarse con ese cargo menor, pero que le abrió óptimas condiciones para sus estudios en un medio donde se hallaban tan florecientes. Permaneció en Italia, con intervalos, hasta 1539.

En cuanto a la Historia de las Indias, esa obra bimembre, la nueva información aportada por María del Carmen Martínez Martínez (páginas 831859) obliga a replantear la relación del cronista con el conquistador. Sin admitir acríticamente los ataques de Las Casas, ¿el obispo de Chiapas tuvo cierta razón al llamarlo "capellán y criado" de Cortés? En un documento de enero de 1549 (antes de publicar su obra magna), Gómara respondió puntualmente a 20 preguntas de un cuestionario en torno a la fallida boda de María, hija de Hernán Cortés, con el hijo del marqués de Astorga. Conocía a todos, salvo a María. Al conquistador, de 19 a 20 años atrás, "ende que vino primera vez de la Nueva España". Dicho retorno ocurrió en 1528 y, en La conquista de México,6 Gómara precisa que el encuentro con Carlos V ocurrió en Toledo, donde el monarca residió de octubre de 1528 a marzo siguiente.

Además, el cronista declaró haber visto las capitulaciones de la boda no consumada. Que "muchas veces" habló con los contadores de los marqueses y vio las letras de pago mediante las cuales Hernán aportó los 20 000 ducados de dote. Y conocía cartas del marqués a su mujer, "y a sus fatores y gobernador". Y oyó "muchas veces" al marqués hablar entusiasmado de la inminente boda de su hija María. Y leyó una carta donde él decía aguardar, en Sevilla, el arribo de la prometida desde Nueva España. Muerto el marqués, Gómara conoció el testamento. Además, llamó por su nombre a los criados de ambos Cortés en España e Indias, etcétera. Tal familiaridad y el prolongado y regular manejo de papeles tan privados habla, por fuerza, de alguien muy cercano a la casa. ¿Fue su secretario? ¿Su confidente? De hecho, al responder a la pregunta cuatro -el manuscrito está muy deteriorado y no resulta concluyente- habló de una carta de la que supo sólo de oídas, "porque no me fue dada a mí el dicho escribano" (página 851). Convendría, pues, prestar más atención a esta rica veta.

Con todo, Mustapha señala oportunamente que la Conquista de México nació como una Vida de Cortés, la que pretendía publicar en paralelo con la de Barbarroja. Ese proyecto inicial ya iba cuajando en 1545, pero lo cambió, pues al concluir la gesta de Cortés, por 1550, ya escribía la Historia, publicada en 1552. Dado que Gómara siempre aparecía junto al séquito real, es indudable que seguía a la corte y si eligió sacarla en Zaragoza, donde las cortes estaban por iniciar, no fue por facilidades de orden editorial (como se dice), sino porque en esa coyuntura quiso presentarla al emperador para solicitar el título de cronista de Indias.

En cuanto a las fuentes, de nuevo Mustapha hace un brillante análisis de aquellas de carácter científico presentes en la Historia y muestra las relaciones del autor, personales o mediante sus escritos, con destacados geógrafos, cosmógrafos y tratadistas de navegación (páginas 673-692). Por su parte, Paul Roche , en estudio tan breve como agudo, parece desentrañar en definitiva la debatida cuestión de las fuentes peruanas del cronista (páginas 693-704). Por su parte, Louise Bénat-Tachot , en un ejercicio de arqueología histórica, reconstruye el sentido y el valor que Gómara concedía a la historia y los modelos clásicos que inspiraron su quehacer. Da cuenta de los autores modernos que cita por su nombre y explora, con buen tino y cautela, las posibles fuentes no confesadas de Gómara, impresas, manuscritas o recabadas oralmente. Bénat-Tachot analiza el difícil marco en que la obra se escribió, tanto por la amenaza del Turco como por las guerras civiles peruanas, señala la poca simpatía del autor para con los indígenas (salvo si pertenecían a la casta militar) y destaca su abierta animadversión contra Las Casas. Analiza el conciso estilo del cronista y -como antes Mustapha- la importancia del marco geográfico para estructurar su obra (páginas 705-762). Por fin, Cécile Bénassy-Berling se ocupa ampliamente de un asunto sin el cual la presente edición habría quedado trunca: la compleja y tormentosa fortuna de la obra a lo largo de ya casi cinco siglos (páginas 763-788).

A su modo, cada estudio corrobora que la Historia de Gómara, precisamente por no limitarse a los azarosos recuerdos de algún testigo presencial, tiene el carácter de una obra científica digna de la más avanzada historiografía humanística de su tiempo, lo que sin duda favoreció su instantáneo éxito. Con todo y tan apretado repaso de los méritos de la presente edición crítica, basta para mostrar hasta qué punto nos ofrece un nuevo Gómara, tanto por el cuidadoso y anotado texto del cronista, como por la gama de estudios que nos ayudan a una mejor comprensión del autor y su compleja obra. Por lo mismo, el ingente volumen abre al lector la puerta a nuevas pistas y a hipótesis atractivas.

Sólo cabe desear que, con base en el trabajo desarrollado hasta ahora (tal vez por obra de un nuevo equipo), en fecha próxima podamos gozar también de una cuidadosa edición de su indispensable complemento, La conquista de México.

Bibliografía

Casas, Bartolomé de las. Historia de las Indias, ed. de Agustín Millares Carlo, estudio preliminar de Lewis Hanke. México: Fondo de Cultura Económica, 1965. [ Links ]

Díaz del Castillo, Bernal. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Madrid: Imprenta del Reyno, 1632. [ Links ]

Iglesia, Ramón. Cronistas e historiadores de la conquista de México: el ciclo de Hernán Cortés. México: El Colegio Nacional, 1942. [ Links ]

Jiménez, Nora Edith. Francisco López de Gómara. Escribir historias en tiempos de Carlos V. Zamora: El Colegio de Michoacán/Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2001. [ Links ]

López de Gómara, Francisco. La conquista de México. Zaragoza: Casa de Augusto Millán, 1552. [ Links ]

Merriman, R. B. Annals of the Emperor Charles V by Francisco López de Gómara. Spanish text and English translation edited, with an introduction and notes. Oxford: Clarendon Press, 1912. [ Links ]

1 Nora Edith Jiménez, Francisco López de Gómara. Escribir historias en tiempos de Carlos V (Zamora: El Colegio de Michoacán/Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2001).

2 Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (Madrid: Imprenta del Reyno, 1632).

3 Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias, ed. de Agustín Millares Carlo, estudio preliminar de Lewis Hanke (México: Fondo de Cultura Económica, 1965).

4 R. B. Merriman, Annals of the Emperor Charles V by Francisco López de Gómara. Spanish text and English translation edited, with an introduction and notes (Oxford: Clarendon Press, 1912).

5 Ramón Iglesia, Cronistas e historiadores de la conquista de México: el ciclo de Hernán Cortés (México: El Colegio Nacional, 1942).

6 Francisco López de Gómara, La conquista de México (Zaragoza: Casa de Augusto Millán, 1552).

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