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Perfiles educativos

versão impressa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.31 no.124 Ciudad de México Jan. 2009

 

Horizontes

 

Uso de la investigación social y educativa. Recomendaciones para la agenda de investigación

 

The use of social and educational research. Advices for the research engagement book

 

Jaime Moreles Vázquez*

 

* Doctor en Educación por la Universidad de Guadalajara, México. Profesor por asignatura de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima. Últimas publicaciones: (2007), "La investigación y la política: ensayo sobre las posibilidades de construcción y reconstrucción de un objeto de estudio", Revista Electrónica: Actualidades Investigativas en Educación (http://revista.inie.ucr.ac.cr), vol. 7, núm. 2; (2009), "Aproximación el estudio de la utilización de la investigación en la toma de decisiones", Educational Policy Analysis Archives, vol. 17, núm. 14 (próxima aparición, 15 de julio). CE: jamovaz@hotmail.com.

 

Recepción: 24 de septiembre de 2008
Aprobación: 14 de mayo de 2009

 

Resumen

En el presente ensayo se hace un balance del estudio del uso de la investigación social y educativa, con el objetivo de plantear algunas recomendaciones para la agenda de investigación correspondiente. En ese sentido, la propuesta implica una descripción de los sectores involucrados en el fenómeno, la ponderación de los elementos implicados en el uso, así como una revisión ágil de las diferentes aproximaciones metodológicas.

Enmarcado en un proyecto más amplio sobre la relación entre investigación y política, el ejercicio se desprende del análisis de propuestas teóricas y de los hallazgos de la investigación sobre ese objeto de estudio, principalmente en materia de toma de decisiones políticas y formulación de iniciativas sociales. Desde luego, la naturaleza de estos planteamientos es conjetural.

Palabras clave: Uso de la investigación, Agenda de investigación, Decisiones políticas, Toma de decisiones.

 

Abstract

This article takes stock of the study of the use of social and educational research in order to set out some advices to the research engagement book. In this sense, the proposal entails a description of the different sectors involved in this phenomenon, the consideration of the elements that are part of the use and a lively revision of the different methodological approaches. Framed in a much wider Project about the relation between research and politics, this exercise comes away from the analysis of theoretical proposals and from the discoveries on that object of study, mainly related to political decision making and to the formulation of social initiatives. The nature of those approaches is conjectural.

Keywords: Use of research, Research engagement book, Political decisions, Decision making.

 

A MANERA DE INTRODUCCIÓN

En la bibliografía sobre la utilización de la investigación suele haber tres tipos de referencias: documentos estratégicos, ensayos y reportes de investigación. Los primeros son publicaciones que exaltan y promueven la relación del conocimiento científico con sus usuarios potenciales; en este rubro pueden considerarse programas de desarrollo y algunos reportes sobre el vínculo entre la investigación educativa y los sistemas escolares (OCDE–CERI, 2004; COMIE, 2003; Banco Mundial, 2000 y 1998; OCDE, 2000). Por su parte, en los textos tipo ensayo se reflexiona sobre las peculiaridades de las instancias y elementos implicados en la relación (Latapí, 2008 y 2005; Ginsburg y Gorostiaga, 2005; Flores, 2004; Gewirtz, 2003; Weber, 2004; Brunner, 1993; entre otros). En lo que concierne a los estudios o reportes de investigación, en esta clase de textos se analizan casos del potencial uso del conocimiento, principalmente en la formulación y modificación de iniciativas y programas (Biao y Shen, 2005; Florence y Martiniello, 2005; De Gier, et al., 2004; Iredale, et al., 2004; Klobucky y Strapcová, 2004; entre otros).

No obstante su diferente naturaleza, esas referencias coinciden en el reconocimiento de la escasa utilización de la investigación en procesos sociales. Tal precariedad se ha explicado a partir de cuestiones atribuibles a la investigación misma, a los grupos de usuarios potenciales, o bien a aspectos como el tipo de conocimiento, el tema en cuestión, las modalidades de difusión, la naturaleza del contexto, entre otros.

Explicar la brecha entre la investigación y sus usuarios es un asunto complejo. La investigación sobre el tema apenas ha ido consolidándose y, no obstante que existen modelos y propuestas específicas, los referentes teóricos son escasos o están poco sistematizados; algunas de las proposiciones teóricas son, por ejemplo, los modelos de Carol Weiss (1977; Weiss y Bucavalas, 1977), que incluso han sido utilizados en algunos reportes de investigación; también hay argumentos que pretenden interpretar la relación entre investigadores y tomadores de decisiones (Latapí, 2008 y 2005; Ginsburg y Gorostiaga, 2005) o entre la investigación y la política (Kogan, 2006; Gewirtz, 2003), así como proponer la inclusión de nuevos actores en la relación entre la investigación y sus usuarios (Brunner, 1993; Swope, 2004 y 2002); en la explicación de este fenómeno también han sido útiles algunas referencias asociadas a las ciencias políticas (Cabrero, 2000; Majone, 1997; Lindblom, 1994; Torgerson, 1992) y a la sociología de la ciencia (Bourdieu, 2005; Weber, 2004; Merton, 2002).

Aunque ha sido un tema de interés desde 1970 (Latapí, 2005), en América Latina y México la utilización de la investigación ha sido un objeto escasamente estudiado, de acuerdo con algunas referencias (COMIE, 2003; Maggi, 2003); en cifras, en la región existirían no más de 30 reportes, de los cuales apenas habría siete investigaciones (Moreles, 2008; Maldonado–Maldonado, 2005; Cacho et al., 2003; Migdalia, 2003 y Tiramonti y Dussel, 2003, citados en Muñoz, 2004; Moncada etal., 2003; Maya, 1999).

De acuerdo con lo planteado, la renovación internacional del tema, así como la urgencia de vincular la investigación científica con sus usuarios potenciales parecen desproporcionadas considerando la escasez de trabajos con referente empírico. Por esa razón, el presente documento propone algunas recomendaciones para la agenda de investigación correspondiente, tomando en cuenta la gama de aproximaciones metodológicas, las nociones de uso, así como los sectores y elementos implicados en la utilización de la investigación social y educativa en procesos como la toma de decisiones políticas y la formulación de iniciativas sociales, así como en otro tipo de prácticas.

Es preciso mencionar que las recomendaciones propuestas implicarían que la investigación del fenómeno incorporara los siguientes planteamientos, a modo de prolegómenos:

1. Una idea precisa respecto a lo que se entiende por uso de la investigación.

2. La noción de que la utilización variará según la naturaleza del tema y del contexto de referencia.

3. Una panorámica de las ventajas y limitaciones de partir desde el punto de vista de la investigación, esto es, analizar el fenómeno mediante los rasgos de la investigación, tipos, naturaleza del conocimiento, índices e indicadores numéricos, recursos disponibles; o bien, iniciar el estudio desde de la perspectiva de la utilización de la investigación, que significa partir de casos de uso como la formulación y modificación de iniciativas, programas y prácticas.

4. Un tema o caso fecundo. Hay asuntos más fecundos que otros, por ejemplo, se recomienda elegir temáticas relevantes para la agenda pública, o que han constituido políticas o programas sociales específicos. A menudo ese tipo de cuestiones son de interés de la investigación social, por lo que son parte de las agendas y planes de investigación de algunas comunidades académicas.

5. Una representación general de los elementos implicados y del rol que juegan en la utilización potencial de la investigación.

El seguimiento de esas ideas permitiría concebir los aspectos a indagar y la manera de interpretarlos en un ejercicio de investigación; además, también se sustentaría una aproximación metodológica más informada, que en la medida de lo posible correspondería con las particularidades del fenómeno en cuestión.

 

IDEAS SOBRE LAS DIFERENTES ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS

De modo general, en la investigación sobre el fenómeno se han utilizado el análisis documental, los estudios tipo backtracking (o en retrospectiva) y la investigación–acción. Las investigaciones que han utilizado el análisis documental se han referido a la revisión de temas relevantes para el debate público, con el objeto de determinar la base de conocimiento acumulado al respecto; este tipo de aproximaciones han seguido dos vertientes: los que representan únicamente un panorama del conocimiento sobre un tema en particular, y los que además de sistematizarlo lo comparan con documentos gubernamentales a fin de valorar la influencia de la investigación en la agenda política. Con base en esos rasgos, puede asumirse que este tipo de aproximaciones se ha desarrollado a partir de la perspectiva de la investigación. Algunos ejemplos de esta clase de trabajos son los reportados por Carden (2004), Phelan et al. (2000) y Selby (2000).

En lo que concierne a los estudios que han partido desde el punto de vista de la utilización de la investigación, éstos se han efectuado por medio de estudios tipo backtracking y de investigación–acción. Los estudios tipo backtracking combinan el análisis documental de la base de conocimiento sobre un tema–problema, seleccionado a partir de su relevancia en el debate público, con la indagación de las características tanto de la investigación como de los usuarios potenciales. Algunos ejemplos: De Gier et al. (2004), Mbock et al. (2004), Iredale et al. (2004), Klobucky y Strapcová (2004), Miralao (2004), Uherek (2004), Moncada et al. (2003), Holbrook et al. (2000), Figgis et al. (2000), McMeniman et al. (2000) y Maya (1999). En este tipo de aproximaciones también se podrían incluir los trabajos que documentan experiencias de investigadores y tomadores de decisiones, a partir de casos de uso de la investigación: Maldonado–Maldonado (2005), Biao y Shen (2005), Florence y Martiniello (2005), Mohamed (2005), Penninx (2005), Cacho et al. (2003), Gornitzka (2003) y Tydén (1999).

La diferencia entre los trabajos tipo backtracking y los de investigación y acción estriba en que los últimos de algún modo buscan resolver los problemas investigados. En ese sentido, los trabajos que se han realizado mediante la investigación–acción han desarrollado estrategias para mejorar el vínculo entre la investigación y sus usuarios potenciales, ya sea promoviendo el acercamiento entre los involucrados, o bien, constituyendo mecanismos que lo promuevan. Entre las estrategias implementadas están la diversificación de los medios de difusión (publicaciones electrónicas, seminarios, foros, talleres), el impulso de proyectos para explorar el fenómeno en un contexto determinado, el apoyo y comisión de estudios que pretendan incidir en los temas investigados, entre otros. Algunos casos: Estébanez (2004), Willinsky (2003), Klinger (2001) y Ginsburg et al. (2000).

La instauración de las estrategias señaladas ha ido a la par del estudio de su efectividad para acercar el conocimiento científico a sus usuarios potenciales. Regularmente, este tipo de proyectos implican la revisión y sistematización de la investigación sobre los diferentes temas de interés público para que, aunado a la consulta con diferentes actores, se analice el alcance de la investigación y se promueva el acceso a las diferentes modalidades de conocimiento especializado.

A veces este tipo de aproximaciones, en su afán por solucionar la problemática estudiada, han obviado o dejado en segundo término aspectos relevantes, rasgos de la interacción entre investigadores y grupos de usuarios, naturaleza de la investigación, tipo de utilización, entre otros; esto ha generado que algunos de esos reportes no necesariamente documenten la modificación de iniciativas y prácticas a partir de la investigación, y sólo sistematicen apreciaciones tanto de investigadores como de usuarios acerca de la relevancia de su uso en diversas prácticas.

Los estudios que han partido desde el punto de vista de la investigación han mostrado que sus estrategias son pertinentes en casos o temas exploratorios, sobre los que no hay certeza respecto a la influencia de la investigación en algunos procesos sociales; asimismo, este tipo de acercamientos suelen ser fecundos en contextos en donde la tradición de estudios sobre el fenómeno del uso es apenas incipiente.

Este tipo de aproximaciones también es pertinente como continuación de proyectos desarrollados desde la perspectiva de la utilización, con el objeto de profundizar en rasgos de la investigación y de las comunidades científicas; esto porque los hallazgos de varios estudios muestran que las significaciones de los investigadores sobre su tarea científica están relacionadas con el uso potencial de la investigación (Mbock et al., 2004; Gornitzka, 2003; Figgis et al., 2000; Holbrook et al., 2000).

Asimismo, los trabajos que se han generado desde la perspectiva de la utilización suelen ser efectivos cuando hay una importante tradición de investigación sobre los temas públicos, que a menudo se traduce en una importante cantidad de conocimiento disponible, además de la existencia de vínculos formales e informales entre la investigación y algunos grupos de usuarios. Estas condiciones son observables en aspectos como la participación de académicos en las dependencias gubernamentales, en la inclusión de argumentos de la investigación en la agenda política y en la existencia de proyectos comisionados sobre iniciativas o programas precisos. Quizás lo más conveniente sea conjugar las dos perspectivas, aunque esto supone realizar ejercicios de largo alcance.

 

IDEAS PARA CONCEBIR LA UTILIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

Uno de los obstáculos que se enfrentan en la interpretación del fenómeno del uso de la investigación estriba en la manera de definir el término utilización; a menudo, en la bibliografía sobre el tema se le nombra indistintamente como uso, utilización, impacto, influencia, entre otras opciones, aunque en sentido estricto no se esté hablando de casos precisos de aplicación o uso; es más, una buena parte de los hallazgos de la investigación correspondiente demuestra lo contrario, es decir, la precaria o escasa utilización. En ese mismo sentido se encuentran los términos y frases en inglés que se emplean para referirse al fenómeno: impact, use, utilization, research utilization, knowledge utilization, use of academic research, use of social research.

Igual ocurre con las nociones de interacción, relación y asociación que frecuentemente se involucran en la interpretación de este objeto de estudio, ya que las instancias o sectores de producción y utilización de la investigación suelen estar desasociados o vinculados por nexos informales, indirectos e incipientes.

Con base en esos planteamientos, es necesario dejar de lado las concepciones simples o lineales respecto al uso y acerca del tipo de vínculo entre las instancias implicadas; además, es preciso tener en cuenta, por ejemplo, que no existe transferencia directa entre la investigación y sus usuarios potenciales, sino que más bien se trata de una relación con intermediaciones diversas.

De igual modo, es deseable asumir que la simple existencia de investigación sobre temas socialmente relevantes no implica su utilización en procesos y prácticas determinados. Al contrario, para que el conocimiento sea tomado en cuenta por algún grupo de usuarios potenciales, se combinan varios factores o elementos, como se aprecia más adelante.

Otro de los riesgos de adoptar una concepción lineal estriba en que el proyecto puede inscribirse en la inercia discursiva de algunos documentos estratégicos, en el sentido de urgir y promover la relación entre la investigación y sus usuarios potenciales. Ese tipo de argumentaciones suelen ser una más de las muestras del denunciado esnobismo educativo (Astin, 1991), donde se reconoce la pertinencia de la investigación aunque no se le tome en cuenta a la hora de formular iniciativas, o bien, se hace alarde de que el conocimiento informa o sustenta la toma de decisiones cuando esto no ocurre, entre otros excesos.

En los estudios sobre el tema incluso se ha dejado de valorar positivamente la influencia de la investigación social en procesos como la formulación e implementación de iniciativas y programas; por ejemplo, se ha acuñado el término influencia engañosa para referir casos del empleo o uso deficiente: utilización de indicadores inadecuados para la evaluación y uso del conocimiento para legitimar o justificar políticas (Carden, 2004). El uso político de la investigación ha sido un hallazgo recurrente, de acuerdo con algunas referencias (Mbock et al., 2004; Moncada et al., 2003).

Es importante que en el estudio del fenómeno se consideren estas cuestiones, ya que pueden obstaculizar la fecundidad de un ejercicio de investigación, afectando incluso la manera de aproximarse metodológicamente; por ejemplo, siguiendo la inercia del discurso en boga, los trabajos pueden empeñarse en demostrar que la investigación ha fundamentado determinadas prácticas o iniciativas, dejando un lugar secundario a los matices de la relación, que suelen ser los argumentos que más aportan a la comprensión de este objeto. El estudio de las intermediaciones, y de los rasgos de esa relación, puede ser más fecundo que enfrascarse en un proyecto con el afán de demostrar que la investigación subyace a la formulación o implementación de iniciativas o programas públicos.

De igual forma, hay que tener presente que el uso de la investigación de las ciencias sociales difiere de la utilización del conocimiento derivado de otro tipo de disciplinas. En la investigación social, y en la investigación educativa en particular, no pueden plantearse extremos entre el uso y no uso (Carden, 2004), principalmente por la naturaleza de los hallazgos y porque los resultados de este tipo de investigaciones van gradualmente filtrándose en el debate público, a la vez que van induciendo a algunos sectores a considerarlos en sus prácticas; así lo sugieren diversos estudios (Biao y Shen, 2005; Penninx, 2005; Daoshun y Tuan, 2004; de Gier et al., 2004, entre otros). El tipo de influencia o de utilización de la investigación social y educativa suele ser de naturaleza conceptual, aunque a veces se generan productos más concretos como los derivados de la investigación sobre la evaluación del aprendizaje.

En lo concerniente a la toma de decisiones políticas y la formulación de iniciativas, la utilización conceptual de la investigación consiste en la reorientación del debate público, la inclusión de alternativas y argumentos en la agenda política, y la evaluación y modificación de iniciativas y programas. La utilización conceptual permite a los diferentes grupos de usuarios alcanzar una vista panorámica de los asuntos públicos, genera consensos sobre las directrices políticas (Miralao, 2004) y propicia que los funcionarios sean más conscientes de las alternativas para la toma de decisiones (Carden, 2004).

Esta clase de repercusiones se han observado a partir de la comparación de los hallazgos de la investigación con documentos estratégicos (programas y planes nacionales de desarrollo, publicaciones asociadas a los sistemas escolares), como lo muestran ciertas referencias (Ubaidullaieva, 2004, Holbrook et al., 2000, Maya, 1999), así como de la sistematización de experiencias de académicos que han participado en la toma de decisiones, ya sea como asesores de dependencias gubernamentales o como funcionarios (Maldonado–Maldonado, 2005; Daoshun y Tuan, 2004; Miralao, 2004; Uherek, 2004). También hay estudios que describen cómo la investigación ha ido modificando la manera de ver los problemas públicos en diversos sectores sociales, incluido el político (Biao y Shen, 2005; Penninx, 2005). En ese sentido, a menudo la influencia conceptual de la investigación se traduce en orientaciones generales para las políticas o para los temas de la agenda, y a veces en la generación de productos utilizables.

Asimismo, los estudiosos del tema deben considerar lo que algunos reportes advierten sobre la interactividad y bidireccionalidad de la relación entre la investigación y sus usuarios potenciales, no obstante su naturaleza indirecta y sutil (Carden, 2004; de Gier et al., 2004; Iredale et al., 2004; Klobucky y Strapcová, 2004; Uherek, 2004); es más, este tipo de rasgo representa uno de los hallazgos más evidentes en el estudio del fenómeno en lo concerniente al uso de la investigación social en las políticas. De acuerdo con los autores citados, los efectos que muestran la interactividad son, por ejemplo, la reorientación de los temas de investigación, en lo que concierne a la comunidad científica, y la modificación del discurso, en lo que respecta al ámbito político y a algunos ámbitos públicos.

La reorientación de intereses de argumentos y la modificación del discurso, en los dos casos, casi siempre se explica a partir de los nexos formales e informales en que llegan a interactuar los sectores, como por ejemplo investigadores que participan en la toma de decisiones (Maldonado–Maldonado, 2005; Miralao, 2004), proyectos sobre los temas de la agenda que son comisionados y promovidos desde las dependencias gubernamentales (De Gier et al., 2004; Iredale et al., 2004; Klobucky y Strapcová, 2004), contactos personales en eventos académicos como congresos y foros (Tyden, 1999), entre otras causas.

Por las razones expuestas, más allá de la reiteración de la relevancia del fenómeno, es preferible que los estudios se centren en los rasgos y modalidades de la relación, en los tipos y características de la influencia, en la descripción y ponderación de los elementos implicados, en fin, en los aspectos que podrían pasar a segundo término si no se reflexiona acerca de las nociones asumidas sobre la utilización de la investigación y sobre el vínculo entre ésta y sus potenciales usuarios. En refuerzo de estos planteamientos, enseguida se exponen las instancias involucradas, para después abordar los elementos implicados en el uso de la investigación social y educativa.

Sectores o instancias implicadas

La bibliografía sobre el tema reconoce tres sectores o instancias involucradas en el fenómeno de la utilización de la investigación: los productores del conocimiento, los usuarios potenciales y el tipo de relación o vínculo que se establece entre ambos (Levin, 2004; Holbrook et al., 2000; OCDE, 2000). Los sectores y los aspectos que los constituyen se presentan con el propósito de coadyuvar a la comprensión del fenómeno, así como remarcar los rubros que han sido estudiados y aquéllos que podrían profundizarse.

El sector de los productores de conocimiento está constituido por los investigadores y el tipo de investigación realizada, ya sea individualmente o en grupos y redes; también aquí se involucran las características de las universidades y de los centros de investigación, e incluso otro tipo de organizaciones como asociaciones gubernamentales y civiles que a menudo comisionan y promueven la utilización de la investigación, como el Banco Mundial (2000 y 1998), la OCDE (2000), entre otros organismos internacionales y nacionales, e incluso algunas dependencias al interior de los diferentes niveles de gobierno.

Algunas de las pautas para el estudio de este sector son los criterios para la selección de problemas o la forma como se constituye la agenda de investigación, los tipos de investigación y de conocimiento, las características y alcance de los medios de difusión, así como líneas y tradiciones de investigación; con el análisis de estos rasgos se puede establecer la capacidad de investigación en un contexto específico, a fin de valorar la utilidad potencial de la producción científica sobre ciertos temas; de acuerdo con algunos estudios, ésta se encuentra relacionada con la utilización potencial del conocimiento científico (Ubaidullaieva, 2004; Phelan et al., 2000; Selby et al., 2000, entre otros).

Asimismo, el estudio de este tipo de aspectos ha permitido caracterizar cómo se han ido constituyendo grupos, redes y tradiciones de investigación, a la vez que se han podido establecer aspectos como la influencia académica en diferentes áreas disciplinarias. Tales cuestiones son relevantes puesto que la implicación del uso potencial del conocimiento en los procesos de investigación, se promueve y consolida grupal e institucionalmente, según sugiere Carden (2004).

En ese sentido, en este sector se pueden implicar cuestiones como la reputación y experticia de los investigadores y de las instituciones a las que se encuentran adscritos, el alcance de los trabajos desarrollados (Mbock et al., 2004) y la naturaleza del conocimiento producido (Klobucky y Strapcová, 2004; Phelan et al., 2000).

Esto porque la investigación sobre el fenómeno ha encontrado que los investigadores y centros de investigación que tienen cierto prestigio y estatus, a la larga terminarán incidiendo en la agenda (Carden, 2004), ya sea mediante la alternancia o expansión de roles de investigadores, o a través del uso conceptual de algunos de los hallazgos y conclusiones de las líneas de investigación relacionadas con los temas públicos. En algunos estudios realizados en México también se han observado estos resultados (Moreles, 2008; Maldonado–Maldonado, 2005).

Por su parte, el sector de los usuarios potenciales está constituido por funcionarios y tomadores de decisiones, así como maestros, alumnos y otros actores interesados en la investigación social y educativa; entre los aspectos observables se encuentran las estrategias de acceso, selección y utilización del conocimiento científico (Estébanez, 2004; Willinsky, 2003; Tydén, 1999), la participación de estos grupos en la selección de la agenda de investigación, y la comisión y uso del conocimiento derivado de proyectos precisos (Carden, 2004; De Gier et al., 2004; Iredale et al., 2004; Uherek, 2004).

De acuerdo con Klobucky y Strapcová (2004), los usuarios potenciales pueden dividirse en tres grupos: usuarios interesados en datos nuevos (investigadores y comunidad pedagógica que participa en talleres y seminarios), usuarios indiferentes al debate de los especialistas (círculos políticos que citan los resultados de la investigación en algunos informes, e incluso aceptan la participación de los especialistas en su revisión y elaboración, así como en calidad de asesores de funcionarios) y usuarios que ignoran los resultados científicos porque a menudo contradicen sus opiniones.

Para los interesados en el fenómeno, esta división puede ser útil en la particularización de los diferentes grupos de usuarios, ya que no es lo mismo asumir este sector como un núcleo homogéneo, a reconocer las peculiaridades de cada subgrupo y desde ahí valorar las posibilidades del uso de la investigación en algunas prácticas. Husén (1989, citado en Swope, 2004) sugiere que la utilización está relacionada con las características y propósitos de los diferentes usuarios; por ejemplo, respecto a las diferencias dentro del grupo de los tomadores de decisiones, hay una clara división de tareas entre quienes conceptualizan los planes y los responsables de ejecutarlos; mientras los primeros buscarían generalizaciones y reglas que puedan ser aplicadas a una gran variedad de contextos, los otros buscarían argumentos útiles para situaciones específicas. De esta forma, la utilidad de la investigación es percibida de modo distinto y de acuerdo con algunos rasgos de los usuarios.

Asimismo, los estudiosos del tema pueden considerar que usuarios como los tomadores de decisiones suelen acercarse a la investigación mediante la comisión de estudios, así como de la participación en mesas redondas y seminarios con los investigadores (Estébanez, 2004; Uherek, 2004; Klinger, 2001), y, en menor medida, por medio de informes especializados y medios habituales de la difusión del conocimiento como los libros y las revistas; no obstante, como apuntan algunos autores (Uherek, 2004; Tydén, 1999), la modalidad más eficaz para los tomadores de decisiones ha sido la respuesta verbal directa e inmediata a una solicitud de información precisa.

En lo que concierne a la relación o vínculo (o las modalidades de la repercusión o influencia de la investigación en otros procesos sociales), este sector se encuentra constituido por todo tipo de interacción, difusión de la investigación, vinculación y transferencia del conocimiento científico; además, en este rubro también se involucran los consensos acerca de problemas y programas de investigación (Gornitzka, 2003) y la alternancia o expansión de roles, así como casos precisos de repercusión y utilización de la investigación, como lo han mostrado algunos estudios (Maldonado–Maldonado, 2005; Carden, 2004; Daoshun y Tuan, 2004; De Gier et al., 2004; Iredale et al. 2004; Uherek, 2004); sin embargo, es importante recordar los matices atribuidos a la noción de uso en el presente documento.

En este sector los aspectos más investigados han sido el alcance de los proyectos comisionados por dependencias gubernamentales y por organismos multinacionales (Mohamed, 2005; Iredale et al., 2004; Ginsburg et al., 2000), la efectividad de los mecanismos para abatir las dificultades de acceso al conocimiento científico (Estébanez, 2004; Klinger, 2001; Selby, 2000) y las modificaciones a iniciativas y prácticas precisas (Florence y Martiniello, 2005; De Gier et al., 2004; Klobucky y Strapcová, 2004; Uherek, 2004; McMeniman et al., 2000, entre otros).

Es importante tener en cuenta que aunque la bibliografía habla de este sector como vínculo entre las otras dos instancias, los hallazgos han mostrado que sólo se puede hablar de rasgos de una potencial asociación con base en los elementos o factores implicados, que es de lo que se expone a continuación.

Elementos o factores implicados en la utilización de la investigación

Es preciso recordar que los elementos implicados en el uso de la investigación deben adaptarse a circunstancias concretas, por ello, la ponderación e importancia de cada uno varía de acuerdo con la situación correspondiente. Por esa razón no es posible establecer una lista de factores ni de condiciones para la eficaz utilización o aplicación del conocimiento científico. Lo que sí parece factible es la descripción de cada uno de esos elementos, a fin de valorar la naturaleza de su participación en un caso preciso.

En general, con base en la bibliografía sobre el tema, los elementos o factores se pueden agrupar en cuatro diferentes rubros: las características de la investigación y de los investigadores que la llevan a cabo, las características de las formas de difusión del conocimiento, las características de los usuarios potenciales, y las características del contexto en que la investigación pretende incidir (Editorial, International Social Science Journal, 2004).

Si se alude a las características de la investigación y de los investigadores, los elementos principales son la naturaleza del tema y la calidad de la investigación. En lo concerniente a la naturaleza del tema, aunque la mayor parte de los trabajos se han hecho sobre asuntos socialmente deseables (Klobucky y Strapcová, 2004), o prioritarios en las políticas (equidad, seguridad, salud), se debe considerar que hay temáticas más controvertidas que otras; la controversia no sólo genera presión social sobre la inclusión de algunos temas en la agenda política, sino incluso atrae el interés internacional sobre el cumplimiento de algunos asuntos públicos (Iredale et al., 2004; Uherek, 2004).

Entre los elementos implicados en la calidad de la investigación están el alcance del estudio, la fiabilidad de las fuentes, la solidez teórica y metodológica, pero sobre todo la experiencia y reputación del investigador (Daoshun y Tuan, 2004; Mbock et al., 2004).

Aunque representa uno de los indicadores más relevantes, la calidad de la investigación no es garantía de que el conocimiento sea tomado en cuenta en algunos sectores de usuarios; incluso hay elementos de mayor peso como las negociaciones políticas, los nexos informales e indirectos, en fin, elementos que poco tienen que ver con la solidez teórico–metodológica de los estudios sobre determinados temas públicos.

Asimismo, los investigadores más experimentados y con mejor reputación reciben más atención que los novatos o inexpertos; igual ocurre con el prestigio de las instituciones, con los estudios cuantitativos respecto a los cualitativos y, de la misma forma, gozan de mejor prestigio los meta–análisis y las síntesis de estudios que los trabajos monográficos, como lo muestran algunos estudios (Carden, 2004; Klobucky y Strapcová, 2004; Holbrook et al., 2000).

Es importante señalar que se está hablando de investigación pertinente para los usuarios, por ende, trabajos con solidez teórico–metodológica, pero centrados en el conocimiento y en el desarrollo disciplinario, más que en hacer recomendaciones a los usuarios potenciales, resultan poco atractivos para grupos más allá del ámbito científico.

En lo relativo a los elementos implicados en las características de la difusión del conocimiento, las posibilidades de influencia se ven afectadas de acuerdo a si los resultados se difunden por medios académicos habituales como libros o ponencias en congresos y revistas especializadas, o si se difunden por medios no tradicionales (foros y mesas de trabajo con los actores implicados) o se dirigen y entregan a un usuario preciso, como lo sugieren algunos autores (Carden, 2004; De Gier et al., 2004; Klobucky y Strapcová, 2004).

Otros de los rasgos implicados en la difusión consisten en la oportunidad con que se realiza, así como con la publicidad o promoción de la investigación. Aunque parece un asunto fortuito, la investigación sincronizada con la aparición de problemas públicos o con la necesidad de información de algunos grupos de usuarios, suele ser más tomada en cuenta (Moreles, 2008).

De acuerdo con lo anterior, la difusión y comunicación del conocimiento tiende a ser o no eficiente de acuerdo a la controversia y alcance social logrado, ya sea por la implicación de otros canales como los medios de comunicación, e incluso algunos paladines de la investigación que asuman la tarea de difundirla (Carden, 2004). En ese alcance social también intervienen las redes temáticas de activistas de diversas instituciones que, al mantener contacto permanente, organizan eventos mediante los cuales van involucrando a grupos de usuarios potenciales (Editorial, International Social Science Journal, 2004; Iredale et al., 2004).

La creación de redes representa también una estrategia de difusión que se basa en contactos personales entre actores del ámbito académico y entre grupos que tienen influencia en la toma de decisiones; los investigadores que integran esas redes buscan establecer vínculos con miembros de los comités de los congresos y con funcionarios, con el propósito de convencerlos de la pertinencia del conocimiento científico para la formulación de políticas; así lo han evidenciado los hallazgos de algunos estudios (Maldonado–Maldonado, 2005; Iredale etal., 2004; Tydén, 1999).

Las características de los usuarios también comprenden factores o elementos que intervienen o determinan la utilización de la investigación social y educativa. Entre éstos se encuentran su actitud y receptividad, así como su experiencia y conocimiento de los temas en cuestión.

A menudo la actitud y receptividad hacia la investigación y el conocimiento científico se explica a partir de los antecedentes de formación de algunos usuarios potenciales; de igual modo, el conocimiento y experiencia de los usuarios puede afectar positiva o negativamente su relación con la investigación, pues en ocasiones los usuarios la desestiman porque asumen que no les aporta mucho o, en el extremo opuesto, se acercan a la investigación precisamente por su conocimiento de los temas de la agenda.

La actitud y receptividad de los usuarios explica también las modalidades de asociación establecidas, por ejemplo, cuando se comisionan o encargan proyectos; tal relación puede ser estrecha durante todo el proceso de investigación, o bien, distante, sólo al inicio y al final del proyecto; incluso, este tipo de circunstancias en ocasiones da pie a lo propuesto por el modelo de las buenas apariencias, en el sentido de que algunos grupos de usuarios, principalmente tomadores de decisiones, apoyan y promueven investigación que no será utilizada (Weiss y Bucavalas, 1980). Por esas razones, estos rasgos de los usuarios también intervienen en el tipo de tratamiento dado a la información científica.

La receptividad también se explica a partir de las percepciones de los grupos de usuarios respecto a la investigación, así como de la predilección hacia cierto tipo de estudios y hallazgos. La mayor parte de los funcionarios y tomadores de decisiones desestiman conclusiones que van en contra de sus propias ideas sobre los asuntos en cuestión.

Por último, las características del contexto implican la existencia de mecanismos institucionales que permiten a los usuarios aproximarse a la investigación (recursos, dependencias, canales), así como elementos atribuibles al momento político, el tipo de régimen y las formas de gobierno; en ese sentido, democracias, gobiernos en transición y crisis políticas, entre otras situaciones, afectan la atención que los usuarios puedan dar a la investigación sobre los problemas públicos (Klobucky y Strapcová, 2004; Cabrero, 2000). Como lo muestran Mbock et al. (2004), cambios profundos en el contexto político pueden favorecer u obstruir la innovación en algunos temas, con la participación de la investigación; de igual manera, entre estos factores se encuentra la presión que ejerce la opinión pública sobre el gobierno en materia de políticas y temas de la agenda, principalmente con iniciativas y programas sociales.

Asimismo, hay más probabilidades de que se le preste atención a la investigación cuando los grupos en el poder se encuentran fragmentados o les falta legitimidad ante la opinión pública. Estas condiciones, sin embargo, no garantizan que la investigación vaya a tener mayores repercusiones, al contrario, es posible que en ambientes politizados sea usada con fines partidistas (Editorial, International Social Science Journal, 2004). Como se mostró antes, estas circunstancias también son propicias para la legitimación de iniciativas y programas públicos (De Gier et al., 2004; Moncada et al., 2003).

Los elementos presentados son sólo algunos de los que la investigación sobre el fenómeno ha ido delineando; el rol y la ponderación de cada uno, o de la combinación de varios de ellos, variará con base en el tema y el contexto en cuestión; aquí se han planteado como parte de las recomendaciones para la agenda de investigación correspondiente. El conocimiento de éstos, así como del rol que han jugado en situaciones específicas, serían útiles en la aproximación y explicación de un caso preciso.

 

A MANERA DE CIERRE

El estudio del uso de la investigación ha ido consolidándose, entre otras razones por la expectativa de que la ciencia y el desarrollo científico se encuentran asociados al progreso social. Como ha ocurrido con la medicina o la agricultura, en años recientes se ha atribuido ese compromiso a la investigación social y educativa, aunque esto es más evidente en documentos estratégicos que en ensayos y reportes de investigación sobre la temática.

A diferencia de algunas áreas de las ciencias naturales, en las ciencias sociales pocas veces se generan productos utilizables; la influencia del conocimiento derivado de estas disciplinas ha sido sutil e indirecta, y aunque a veces ha comprendido la generación de productos más concretos, casi siempre se ha traducido en uso conceptual: inserción de argumentos en el debate público, reorientación del debate político, modificación del discurso de diferentes grupos de usuarios, entre otras repercusiones.

Aun así, las expectativas respecto al beneficio de la investigación social y educativa prevalecen, e incluso en los procesos de fiscalización de esta actividad científica, sin reparar en estas cuestiones, se establecen criterios evaluativos en función de la aplicabilidad de la investigación. De alguna forma, esta cuestión representa otro de los argumentos que justifican la necesidad de comprender mejor el fenómeno del uso de la investigación, y de desarrollar una línea sistemática de trabajo.

En ese sentido, la pertinencia de los argumentos propuestos se concretará en la medida en que sean provechosos para los interesados en el tema, a la vez que coadyuvan a la desmitificación de algunas de las presunciones sobre el uso: transferencia directa entre la investigación y algunos procesos sociales, homogeneización de los grupos de usuarios potenciales, así como nociones poco complejas respecto a los diferentes elementos implicados en el fenómeno.

Hacia allá va también la descripción de algunas de las aproximaciones metodológicas, buscando su ponderación con base en sus alcances y limitaciones. No sobra decir que la discusión planteada comulga con la idea de partir de las características del caso o tema a analizar, antes que asumir una perspectiva metodológica precisa. Por ende, la exposición de las diferentes estrategias ayudaría a valorar y realizar un acercamiento más informado al objeto de estudio en cuestión.

Por otro lado, los sectores y elementos representan los aspectos más relevantes, o bien, las cuestiones en las que los interesados en el fenómeno deberían prestar más atención, debido a que muestran de manera precisa qué se puede investigar, y además sugieren las modalidades de la relación entre la investigación y sus usuarios potenciales.

En suma, las recomendaciones para los interesados en el estudio del fenómeno del uso de la investigación consisten en: tener presente si el estudio parte de la perspectiva de la investigación o de su utilización, decidir la aproximación metodológica con base en las características del caso o problemática elegida, construir una noción particular de uso y conocer los elementos implicados. Como se apuntó antes, el seguimiento de tales sugerencias permitiría una apreciación más compleja del fenómeno y, por consiguiente, generaría trabajos más fecundos, ya que se omitirían las nociones lineales sobre el fenómeno y la idea de privilegiar la perspectiva y la aproximación metodológica por encima del caso y sus peculiaridades.

Finalmente, no está demás reiterar que el revuelo internacional del tema y las demandas de los documentos que instan a la utilización y aplicación de la investigación social y educativa, necesitan contrapesarse con trabajos empíricos que aporten elementos que inhiban la simplificación del asunto. Poner esa desproporción en el debate, y ensayar sobre algunas recomendaciones para la agenda de investigación correspondiente, ha sido el objeto del presente documento. Desde luego, las recomendaciones propuestas deben asumirse como lo que son, no representan una serie de pasos ni mucho menos una receta. Sólo son cuestiones que deberían tener presentes los interesados en investigar el fenómeno, incluidos algunos grupos de potenciales usuarios.

 

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