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Estudios demográficos y urbanos

versão On-line ISSN 2448-6515versão impressa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.32 no.2 Ciudad de México Mai./Ago. 2017

https://doi.org/10.24201/edu.v32i2.1746 

Reseñas y comentarios bibliográficos

García, Brígida y Edith Pacheco, Uso del tiempo y trabajo no remunerado en México

Isalia Nava Bolaños* 

* Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: <isalia.nava@iiec.unam.mx>.

García, Brígida; Pacheco, Edith. 2014. Uso del tiempo y trabajo no remunerado en México. México: El Colegio de México, A.C., ONU Mujeres, Instituto Nacional de las Mujeres, 586 pp.


A manera de introducción

Uso del tiempo y trabajo no remunerado en México es un libro de gran riqueza temática en el cual Brígida García y Edith Pacheco logran reunir a 17 especialistas que presentan un estudio cuidadoso y detallado del uso del tiempo el país durante los últimos años, a través de 11 interesantes y amenos capítulos. Se trata de una obra de amplio alcance que aborda una temática de frontera, que es pionera en el estudio sobre el uso del tiempo en México y América Latina; inclusive es la primera publicación de este tipo en el país.

Es importante mencionar que los estudios sobre uso del tiempo en México son escasos, en comparación con la literatura que se ha producido en los países desarrollados en las últimas décadas. La investigación en el país se ha centrado en analizar las tasas de participación de la población en las distintas actividades que integran las esferas pública y privada, así como en estudiar el tiempo promedio que se destina a estas actividades, con el objetivo de visibilizar las desigualdades que existen entre mujeres y hombres y que colocan a las primeras en una posición de desventaja. En menor medida los estudios se han ocupado de estimar el valor económico del trabajo doméstico no remunerado y es muy poca la literatura que estudia aspectos específicos del uso del tiempo.

Los 11 capítulos que forman parte de esta investigación permiten visibilizar la distribución inequitativa entre el tiempo que las mujeres y los hombres destinan al trabajo remunerado y al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Pero además, permiten conocer las formas de organización del tiempo en otras actividades cotidianas, como el ocio y la recreación, las actividades personales y dormir, así como las dinámicas de las comunidades rurales, de los hogares indígenas, de los hombres, de aquellos que son padres, y de otros sectores específicos de la población, como las parejas de doble ingreso y los desempleados desalentados. Se trata de temáticas que aportan evidencia empírica a los estudios de uso del tiempo y de género y que logran atender las transformaciones sociales, demográficas y económicas más recientes.

Además, resalta la diversidad y originalidad de los abordajes metodológicos que utilizan las y los autores; entre éstos destacan: análisis de perfiles latentes, análisis de correspondencia, regresión tipo Tobit, regresión logística ordinal, regresión logística y análisis de secuencias, sólo por mencionar algunas de las metodologías utilizadas. En relación con los datos, la mayoría de las autoras y autores utilizan la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) de 2009. Sin embargo, también se hace uso de la información sobre dicho tema que proporciona la Encuesta Nacional sobre Trabajo, Aportaciones y Uso de Tiempo (ENTAUT) de 1996, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2008 y 2010, y la Encuesta Nacional sobre Ocupación y Empleo (ENOE) de 2012.

El contenido de la obra

En seguida me referiré brevemente al contenido de los capítulos que integran la obra; el objetivo es transmitirles las principales ideas y sobre todo los hallazgos más relevantes con el fin de incentivar su lectura. Quiero comenzar con el primer trabajo “Reflexiones sobre el estudio del uso del tiempo”, de Brígida García y Edith Pacheco, ya que se trata de un capítulo introductorio que está redactado y estructurado para acercar y familiarizar a los lectores con el tema. Las autoras comienzan con una revisión del estudio del uso del tiempo en México; es importante resaltar su papel como país pionero en América Latina en el diseño y aplicación de encuestas del uso de tiempo pues solamente, como mencionan las autoras, “en Cuba se había iniciado el interés por este tipo de instrumentos en la década de los ochenta” (p. 17).

Un elemento que implica un reto en el estudio del uso del tiempo es el de los desafíos conceptuales y metodológicos, que en la realización de esta obra fueron numerosos y diversos, y que las autoras resumen adecuadamente. Primero, está el uso de los principales conceptos, como el de trabajo doméstico y de cuidados, trabajo extradoméstico y actividades primarias. Respecto a la definición de trabajo doméstico y de cuidados, la mayoría de las y los autores se adhieren al criterio de la tercera persona, que Margaret Reid planteó en 1934 en su libro Economics of household production. “Si se puede pagar a una tercera persona para que realice la actividad no remunerada de un miembro del hogar, entonces eso significa trabajo” (Ironmonger, 2005: 214). Sin embargo, algunos de quienes participan en esta obra incluyen en el análisis el trabajo emocional como parte del trabajo de cuidados, y en el estudio de las localidades rurales incorporan a la producción de bienes para el consumo directo en el ámbito de los hogares. En relación con la conceptualización del trabajo extradoméstico, éste básicamente se refiere a las actividades orientadas al intercambio en el mercado, incluyendo las desarrolladas dentro de los hogares. Respecto a las actividades primarias, la mayoría de las y los autores las toman de manera separada; es decir, algunas se consideran actividades económicas y otras domésticas. El segundo desafío es el de los elementos metodológicos; quiero destacar las técnicas de ajuste frente a la sobrestimación del tiempo, es decir, de las entrevistas que rebasan las 168 horas semanales (24 horas por siete días). Aquí, uno de los ajustes más frecuentes es el que se refiere a la pregunta de estar al pendiente. Estos son sólo algunos de los elementos conceptuales y metodológicos que las autoras abordan ampliamente.

Estoy segura de que la lectura de este capítulo introductorio brinda un acercamiento al estudio del uso del tiempo. Para aquellas personas que aún no están familiarizadas con el tema, despertará su interés, y para quienes lo trabajan, les incentivará a una lectura exhaustiva.

En los restantes capítulos que integran la obra y considerando el eje analítico de las investigaciones, es posible identificar cuatro temáticas: 1) la importancia del trabajo no remunerado, 2) las desigualdades de género en el análisis de uso del tiempo, 3) la pobreza de tiempo, y 4) el uso de tiempo en grupos específicos de la población, como los hogares rurales, los hogares indígenas, la población desempleada y las parejas de doble ingreso.1

Sobre la importancia del trabajo no remunerado

La importancia del trabajo no remunerado, en términos de su magnitud y responsabilidad, lleva a pensar, como lo señaló Carrasco (2001: 5), “en la existencia de una mano invisible mucho más poderosa que la de Adam Smith, que regula la vida cotidiana y permite que el mundo siga funcionando”, que es elemental para la reproducción de la fuerza de trabajo y para la sostenibilidad de la vida humana. En este sentido el trabajo no remunerado es un componente fundamental para los estudios económicos, sociales y demográficos, que aparece ampliamente detallado en el capítulo “Importancia del trabajo no remunerado: su medición y valoración mediante las encuestas de uso del tiempo”, escrito por Mercedes Pedrero. La autora desarrolla una serie de señalamientos que dan cuenta de la relevancia del trabajo doméstico no remunerado en la vida de los individuos, en la organización del hogar y en la sociedad en su conjunto.

Pedrero presenta una detallada revisión del uso del tiempo en México, Ecuador y Perú mediante la utilización de indicadores tradicionales, como la tasa de participación, y de estadísticas más refinadas: las tasas ponderadas. Entre sus resultados destaca que el indicador de carga global del trabajo (CGT)2 refleja la carga superior que soportan las mujeres. En el caso de México las mujeres trabajan 19 horas más que los hombres, mientras que en Ecuador son 17 y en Perú 13. La autora da cuenta de la heterogeneidad dentro de la población; por ejemplo, por situación conyugal encuentra que la carga mayor de trabajo doméstico la llevan las mujeres casadas o unidas; en relación con el parentesco, son las cónyuges y las nueras. Asimismo, encuentra que la actividad que más tiempo les demanda a las mujeres es la preparación de alimentos, mientras que entre los hombres es el aseo de la vivienda. Estas son sólo algunas de las estadísticas que aparecen en el capítulo; el texto incluye una lista muy amplia y reveladora sobre la distribución de los usos del tiempo y las diferencias entre mujeres y hombres.

Un elemento que ha adquirido relevancia en el estudio del uso del tiempo es el de la estimación del valor económico del trabajo no remunerado, ya que es un mecanismo que responde al peso de los factores económicos. Pedrero presenta un ejercicio de estimación del valor económico del trabajo no remunerado, mediante el método de costo de sustitución. Como parte de los resultados quiero destacar las cifras para México. En 2009 el trabajo doméstico representó 22.6% del producto interno bruto (PIB), proporción significativa ya que es mayor a lo producido por cualquier sector económico considerado de manera individual en el Sistema de Cuentas Nacionales. Además, la contribución de las mujeres fue de 78.3% y la de los hombres de 21.7 por ciento.

Sobre las desigualdades de género en el análisis de uso del tiempo

En el modelo familiar tradicional, de hombre proveedor de ingresos y mujer ama de casa, no se contemplaban las desigualdades de género en el uso del tiempo. Era un modelo donde las mujeres mayoritariamente desarrollaban sus actividades en un tiempo invisible y no reconocido. No obstante, ante la creciente participación femenina en el mercado de trabajo y la nula respuesta social y masculina frente a este cambio cultural y de comportamiento femenino, las mujeres asumieron la doble jornada de trabajo, doble presencia o, como más recientemente se le denomina, doble presencia/ausencia, solapando e intensificando sus tiempos de trabajo, lo cual denota las desigualdades de género en el uso de tiempo (Carrasco, 2009). En consecuencia, tenemos distribuciones de uso del tiempo completamente diferenciadas entre mujeres y hombres.

Estas diferencias de género en el uso del tiempo son abordadas en el trabajo “El uso del tiempo de las personas en México según tipo de hogar. Una expresión de las desigualdades de género”, de Laura Santoyo y Edith Pacheco. Las autoras incluyen un interesante análisis sobre la división sexual del trabajo dentro de los hogares y en diferentes dimensiones de la vida. Entre los hallazgos de Santoyo y Pacheco destaca que “la posición social de la mujer respecto a la de los hombres, al igual que la calidad de vida, indican que ellas tienen dos veces menos privilegios que ellos” (p. 213). Las autoras encuentran que son los hogares unipersonales donde se presentan las menores desigualdades y los hogares nucleares los más desfavorecidos. Se trata de una temática que es relevante dadas las transformaciones demográficas, económicas, sociales y culturales más recientes en el país y que modifican las configuraciones familiares.

El capítulo “No todo el tiempo es igual: variaciones en los patrones de uso del tiempo en México”, de Estela Rivero y Anairis Hernández, también aborda las desigualdades de género en dicha temática a partir del análisis de los patrones de organización del tiempo. Las autoras exploran el intercambio de tiempo entre actividades para el mercado, el trabajo doméstico, la producción primaria de autoconsumo, los cuidados, el ocio y los cuidados personales. Rivero y Hernández encuentran que al analizar los perfiles de uso del tiempo, aproximadamente tres de cada diez mujeres menores de 65 años presentan un patrón de comportamiento similar al patrón masculino tradicional. Además, identifican que la población masculina que participa activamente en el trabajo doméstico y de cuidados cuentan con altos niveles de escolaridad y que existe una fuerte demanda de cuidados dentro del hogar; mientras que en el caso de las mujeres que trabajan en el mercado laboral y no interrumpen su jornada por las tareas domésticas, se trata de jóvenes que cuentan con altos niveles de escolaridad, y que la presencia de las cargas domésticas es baja o inexistente.

En el análisis del uso del tiempo un caso particular es el de la población masculina. La evidencia empírica antes presentada da cuenta de la mayor participación de los hombres en las actividades remuneradas y la menor presencia en las actividades de trabajo doméstico y cuidados no remuneradas. Asimismo, las estadísticas muestran que los hombres extienden sus tiempos en las actividades laborales y los reducen en las tareas del hogar y los cuidados; sin embargo, existe menos información sobre los determinantes de la participación o actividad de la población masculina en la esfera privada, centrada en el hogar. En el documento “Trabajo doméstico y de cuidado masculino”, Mauricio Rodríguez y Brígida García plantean una delimitación del tipo de actividades domésticas y de cuidado que realizan los hombres e identifican las principales variables determinantes del tiempo que dedican a las distintas tareas. Los autores encuentran evidencia que les permite plantear la presencia de un cambio generacional y sociocultural, en el cual los hombres menores de 40 años están tomando la delantera, además de los más escolarizados. La investigación “Uso del tiempo en el ámbito doméstico entre los padres mexicanos”, de Olga Rojas y Mario Martínez, complementa el análisis anterior al estudiar el tiempo que los padres mexicanos destinan al trabajo doméstico, crianza y cuidado de los hijos. De acuerdo con los autores, la participación de los padres mexicanos es mayor en el trabajo doméstico no remunerado, en comparación con el trabajo de cuidados. Sin embargo, el tiempo promedio dedicado a las distintas actividades de cuidado es mayor que el destinado a los quehaceres del hogar. Además, el tiempo destinado al ámbito doméstico aumenta en las zonas urbanas, los estratos sociales más altos y en los hogares donde las mujeres participan en el trabajo asalariado.

Sobre la pobreza de tiempo

El análisis del uso de tiempo dedicado a las actividades de la esfera pública (masculina) y privada (femenina) ofrece elementos para repensar la conceptualización y medición de la pobreza. Es importante tener en cuenta que el bienestar de las personas depende, además del ingreso, de la libertad para usar el tiempo, en especial a destinar las horas y minutos adecuados para el desarrollo de las actividades personales y el ocio. El trabajo “La captación del uso del tiempo y la medición de la pobreza de tiempo. Algunas reflexiones sobre la experiencia en México”, elaborado por Araceli Damián en colaboración con Héctor Figueroa, aborda la importancia de tomar en cuenta la variable tiempo como parte de la medición de la pobreza. Se trata de un planteamiento que permite tener una mejor aproximación al nivel y calidad de vida de las personas, al considerar el tiempo requerido para las actividades de trabajo doméstico, educación, recreación y descanso. Los autores estiman la pobreza de tiempo en México con base en el índice de exceso de tiempo de trabajo (ETT) y encuentran que de acuerdo con la ENUT 2009 la pobreza de tiempo alcanzó a 48.8% de la población total (esto es 52.5 millones de personas), y son los hogares pobres los que requieren de más trabajo no remunerado y donde éste es más intenso. Además, identifican que dos de los principales determinantes de la pobreza de tiempo son el tamaño del hogar y la presencia de menores de 10 años. Damián y Figueroa agregan al análisis los indicadores de pobreza de ingreso a fin de obtener las carencias de ingreso-tiempo de los hogares. Aquí encuentran que 33.8% de los hogares presentan ambas carencias. Así, se trata de hogares con ingresos muy bajos y que no disponen de tiempo adicional para dedicarlo al trabajo remunerado y mejorar su situación.

Sobre el uso de tiempo en grupos específicos de la población

Me parece que el análisis del uso de tiempo de grupos poblacionales específicos, como las localidades rurales y los hogares indígenas, merecen una reflexión separada ya que sus características sociodemográficas, económicas y culturales se apartan acentuadamente de la media nacional. Aquí destaca el contenido del capítulo “Entre lo rural y lo urbano. Tiempo y desigualdades de género”, escrito por Edith Pacheco y Nelson Florez. Los autores presentan un detallado análisis de las desigualdades de tiempo entre las localidades rurales y las urbanas. Se trata de dos ámbitos que se caracterizan por diferencias económicas, sociales y culturales. Los hallazgos de Pacheco y Florez muestran que las cargas de trabajo doméstico son significativamente mayores entre la población femenina de las localidades rurales. Además, destacan que la participación en actividades primarias es mayor en las zonas rurales, en un orden de casi siete veces. Algo similar ocurre con las actividades de trabajo voluntario y de ayuda a otros hogares, en el sentido de que se incrementan en las localidades rurales; los autores lo consideran como un comportamiento altruista.

El trabajo “El uso del tiempo entre los miembros de hogares indígenas y no indígenas”, de Teresa Jácome y Marta Mier y Terán, presenta una revisión detallada del uso de tiempo de la población indígena en México. Las autoras encuentran que existe una serie de condicionantes de tipo material, social y demográfico que se relacionan con las desigualdades de uso del tiempo según la condición de habla de lengua indígena. Además, identifican que los hogares indígenas dedican más tiempo al trabajo no remunerado, sobre todo los más jóvenes. También en dichos hogares existe un mayor involucramiento por parte de los distintos integrantes en las tareas de trabajo doméstico, de cuidados y en el trabajo voluntario.

Otro subgrupo que resulta interesante analizar es el de las parejas con doble ingreso, sobre todo al considerar que cada vez es más notorio este tipo de configuraciones, en contraste con las parejas tradicionales donde el hombre es el único proveedor económico y la mujer queda confinada a la esfera doméstica. La investigación “Desigualdad y trabajo doméstico en las parejas de doble ingreso de México”, de Landy Sánchez, muestra que las parejas de doble ingreso destinan un menor número de horas al trabajo doméstico. Además, las brechas de género son menores. Algunos de los factores determinantes de esta distribución en el uso de tiempo son la contribución económica por parte de las mujeres, las horas destinadas al mercado laboral y el nivel de escolaridad (la autora denota estas variables como posición social), que tienen un efecto negativo. Mientras que la participación de otros integrantes en el trabajo doméstico y la contratación de trabajo doméstico (recursos sociales) disminuye las horas de trabajo no remunerado.

El capítulo “Inequidades de género y patrones de uso del tiempo. Exploración a partir del desempleo encubierto”, de Clara Márquez y Minor Mora, examina los patrones diferenciales de uso del tiempo entre la población que está disponible para integrarse al mercado laboral. Los autores encuentran que la población masculina desalentada realiza actividades de trabajo doméstico de manera marginal. Dado que se trata de un segmento de población que no enfrenta restricciones de tiempo, los resultados reflejan que los roles y estereotipos de género aún permean en la sociedad. Además, encuentran que las trayectorias masculinas apuntan hacia una mayor participación en el mercado laboral, ya que ellos tienden a abandonar el trabajo no remunerado una vez que ingresan a dicho mercado.

A manera de conclusión

Los hallazgos previamente mencionados dan cuenta de las importantes contribuciones teóricas, empíricas y metodológicas de la obra. Los distintos capítulos deberán formar parte de las lecturas básicas de la población estudiantil que realiza estudios de posgrado en ciencias sociales, ya que las transformaciones demográficas, sociales y económicas obligan cada vez más a tomar en cuenta el análisis del uso del tiempo. Asimismo, es un libro que por sus resultados es relevante para los tomadores de decisiones en la política pública.

La obra abre y esboza futuras líneas de investigación que plantean la necesidad de realizar ejercicios prospectivos sobre la demanda de trabajo doméstico no remunerado a futuro, en especial las actividades vinculadas con el trabajo de cuidados, en términos de tiempo y costos; el estudio específico en los patrones y determinantes de las actividades de esparcimiento y ocio; la incorporación de otras categorías de análisis en el estudio de uso del tiempo, como el de las mujeres migrantes, y el interés por agregar las desigualdades según la etapa de ciclo de vida familiar, entre muchas otras.

Finalmente, en el estudio del uso del tiempo es importante considerar que el objetivo central, como propone Carrasco (2001: 24), es la vida humana. Este enfoque implica organizar a la sociedad con base en un modelo donde el énfasis sea el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, es decir, “una forma discontinua de participar en el trabajo familiar que dependerá del ciclo vital de cada persona, mujer u hombre”. Es importante reconocer la importancia del trabajo no remunerado para las personas, los hogares, la sociedad, y en general para la sostenibilidad de la vida humana. Se requiere una creciente valoración del trabajo no remunerado, es decir del tiempo no mercantilizado. Sólo así será posible la participación notoria de los hombres en el trabajo doméstico y de cuidados, y la distribución homogénea de los tiempos entre mujeres y hombres. Aquí son relevantes las medidas y acciones de política pública encaminadas a crear condiciones para asegurar que este proceso se realice efectivamente, contrario a las actuales “políticas de igualdad”, donde las mujeres deben ajustarse al modelo masculino de empleo y al uso del tiempo. Estos cambios no implican solamente modificaciones en el tiempo dedicado al mercado de trabajo ni al reparto del empleo. La propuesta de Carrasco invita a considerar la complejidad de la vida diaria, los distintos tiempos que la configuran, las relaciones entre mujeres y hombres y las tensiones que se generan con el objetivo fundamental que es la vida humana.

Felicito a Brígida García y a Edith Pacheco, coordinadoras de la obra, a las y los autores de los distintos capítulos que la conforman, y a El Colegio de México, A.C., ONU-Mujeres e Instituto Nacional de las Mujeres, por la publicación de este libro.

Bibliografía

Carrasco, Cristina (2001), “La sostenibilidad de la vida humana: ¿un asunto de mujeres?”, Mientras Tanto, núm. 82, pp. 1-26. [ Links ]

Carrasco, Cristina (2009), “Tiempos y trabajos desde la experiencia femenina”, Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, núm. 108, pp. 45-54. [ Links ]

Ironmonger, Duncan (2005), “Contabilidad del producto, insumos provenientes del capital y del trabajo de los cuidados: Estimación del producto bruto de los hogares”, en Dinah Rodríguez y Jennifer Cooper (comps.), Debate sobre el trabajo doméstico, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Económicas, pp. 209-250. [ Links ]

1García y Pacheco organizan las investigaciones en tres grupos. “Un primer grupo se detiene en la importancia y valoración del trabajo no remunerado, en la perspectiva de la pobreza de tiempo y en la conformación de patrones de uso del tiempo entre mujeres y varones en el nivel nacional. Un segundo grupo analiza las diferencias en el uso del tiempo en las áreas rurales y urbanas, y entre la población indígena y no indígena. Y un tercer grupo profundiza en aspectos más específicos, como son el trabajo doméstico y de cuidado masculino, el trabajo doméstico en los hogares con parejas de doble ingreso, y el uso del tiempo en la población desempleada” (p. 27).

2Integra al trabajo remunerado y al no remunerado (doméstico y de cuidados).

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