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Desacatos

versão On-line ISSN 2448-5144versão impressa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.29 Ciudad de México Jan./Abr. 2009

 

Presentación

 

Alcoholismo, ayuda mutua y autoayuda

 

Alcoholism, Mutual Support and Self–Help

 

María Eugenia Módena

 

Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social–Distrito Federal, México. pimo@ciesas.edu.mx

 

Este volumen de Desacatos está dirigido a poner en relación una acotada diversidad de investigaciones enfocadas a los grupos de ayuda mutua–autoayuda que se ocupan de la atención del “alcoholismo”.

La relevancia de las consecuencias negativas de este último se manifiesta, entre otras fuentes, por su importancia estadística. En América Latina y el Caribe 31 millones de personas están afectadas por el alcoholismo, seis veces más que el número de los afectados por el consumo de drogas consideradas “ilegales” (Cohen, 2008 [2006]). Simultáneamente, a nivel mundial, 78% de las personas que padecen de “alcoholismo” no reciben atención; es decir, la mayoría. Para América Latina y el Caribe esta cifra es superior a la mitad (53.3%) (Cohen, op. cit.)

Diversas y complejas razones intervienen en la producción de esta brecha entre la magnitud de la incidencia del alcoholismo —y sus consecuencias negativas— y la escasa atención por parte del sector salud de las causas vinculadas a las mismas. La atención médica se dirige, fundamentalmente, a la intervención sobre las lesiones, padecimientos y daños de diverso tipo ocasionados por el “consumo problemático de alcohol”, pero presenta serias dificultades y deficiencias respecto a la prevención, diagnóstico y atención del mismo.

Por su parte los conjuntos sociales generan y movilizan diversos recursos materiales y simbólicos, según los contextos culturales y económicos de pertenencia, en pos de lograr la suspensión temporal de la ingesta de bebidas alcohólicas o la abstinencia definitiva. En México, los “juramentos” en diversos santuarios católicos, la adscripción a denominaciones protestantes o a nuevos grupos religiosos, los recursos mágicos de diversos tipos, la herbolaria, los “preparados magistrales”, el uso de ansiolíticos y los grupos de ayuda mutua que nos ocupan en este volumen, son los caminos preferidos, con frecuencia sucesiva o simultáneamente combinados, por aquellos que padecen el alcoholismo o el complejo alcohólico1. [Foto]

En 1925 y refiriéndose a los indígenas del noroeste del continente americano, Marcel Mauss escribía en su Ensayo sobre el don: “Si se da una cosa y ésta se devuelve, es porque uno se da y se devuelve ‘respeto’, nosotros decimos todavía cortesías, pero es que uno se da dando y si uno se da es que uno se ‘debe’ —persona y bienes— a los demás” (Mauss, 1979 [1925]: 222).

Esta reciprocidad —que encierra aspectos materiales y simbólicos— encuentra su expresión y vigencia en la norma de la ayuda mutua dentro de los grupos que la practican y, en los tres pasos de la reciprocidad (dar–recibir–devolver), en la gestión de la autoayuda. Si bien en estos grupos no se intercambian “regalos” —al menos como práctica prescripta—, los aportes económicos de los miembros están dirigidos a dar a un fondo común para recibir un espacio físico, servicios, literatura, autonomía e independencia respecto a “otras” formas de recibir condicionadas por “reciprocidades” desiguales. Estas aportaciones poseen una fuerte carga simbólica, tanto para el grupo, la organización como para el propio sujeto que da. Simultáneamente, la reciprocidad se produce en el intercambio relacional, de interacción verbal, gestual, afectiva, por medio del cual los miembros comparten sus experiencias pasadas y presentes en relación con el alcohol, dentro de una ritualidad pautada pero adaptable a las diferencias culturales de los grupos. En cada grupo esta reciprocidad cobra otras dos dimensiones: por una parte, dar (información, apoyo, invitación a participar) a los alcohólicos que aún están bebiendo y, por otra, a la organización como un todo, más allá de los límites del grupo de adscripción, a través de los distintos servicios que se prestan como “devolución” de lo recibido.

Haciendo una paráfrasis de un texto de Norman Denzin (1987): cuando la dinámica grupal y la reciprocidad se establecen como procesos en los grupos, la acción individual se realiza solamente por medio de la acción grupal y el grupo se inserta dentro de cada individuo y se extiende a través de él. El grupo es un grupo comprometido; compromiso que implica una reciprocidad y una concepción práctica que conduce a los miembros a acciones concretas dentro del grupo, con los otros alcohólicos y dentro de sus vidas personales. Es la reciprocidad mediada que cada miembro asume cuando el compromiso ha sido tomado. [Foto]

Los trabajos de investigación que se presentan en este número inician con un artículo cuyo centro son los cambios y divisiones que tienen lugar en la organización de Alcohólicos Anónimos (AA) en México. Como parte de un equipo internacional —en el que participaron Austria, Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Polonia, Suecia, Suiza y México— Haydée Rosovsky presenta los antecedentes e influencias que dieron origen a AA, el surgimiento de esta organización y su amplia difusión en México a partir de la segunda mitad del siglo xx; difusión que se produce en relación con las características socioculturales y las desigualdades económicas existentes en el país. Como un aspecto de estas particularidades la autora nos describe las complejas divisiones que experimenta AA y las diferentes funciones que cumplen enraizadas en las pertenencias socioeconómicas de los actores que las constituyen.

El artículo de María Eugenia Módena se vincula de manera directa con el anterior. En un ejercicio etnográfico de observación participante y entrevistas, dentro de un pequeño grupo de AA ubicado en la zona rural mexicana, se describen y analizan las diferencias, desigualdades y conflictos que tienen lugar en la dinámica grupal. Estos conflictos encierran las diferentes perspectivas de los AA tradicionales y de los AA 24 Horas respecto a las características de la “terapia” y al lenguaje utilizado dentro del ritual cotidiano que implica la misma. Las necesidades económicas de los miembros, que derivan en la vinculación subalterna con intermediarios políticos, intervienen en la conflictividad rompiendo el intento homogenizador de AA a partir de la construcción de la identidad compartida de “enfermo alcohólico”.

Una perspectiva diferente tiene el trabajo de José Palacios al delimitar su objetivo de investigación en la construcción del individuo alcohólico dentro de AA, la forma en que se entiende el alcoholismo en esta institución así como el proceso de “inversión” del estigma del alcohólico. Su mirada teórica se nutre de la antropología simbólica en relación con el ritual y la acción simbólica. Empíricamente, la investigación se ubica en un grupo urbano de Ciudad Victoria, Tamaulipas, en el norte de México, que es abordado con técnicas de observación participante y entrevistas y en el que predomina una “potente visión espiritual, religiosa”, que embona —según señala el autor— con el peso que en el propio programa tiene dicha dimensión religiosa per se.

Edemilson Antunes de Campos nos traslada a Brasil para presentarnos cómo se articulan, en un grupo consolidado de AA de la periferia urbana de São Paulo, el proceso de subjetivación de la enfermedad alcohólica —entendida como dolencia física, moral, “contagiosa” y no vinculada con la noción biomédica de la misma— con los intercambios simbólicos y las relaciones sociales dentro de la “hermandad” grupal de AA y en los territorios, privilegiados socialmente, de la familia y el trabajo, espacios que armonizan la lógica de recuperación de la institución con los valores del contexto sociocultural de los sujetos involucrados. Como en los otros trabajos, también es la observación de las distintas situaciones en que el grupo interactúa y las entrevistas grabadas con algunos integrantes las fuentes principales de recopilación de información para la construcción de los datos.

En el artículo de Sylvie Fainzang encontramos la puesta en relación de dos organizaciones, situadas ahora en Francia, dedicadas a la recuperación del alcoholismo: Vie Libre (VL) y Alcohólicos Anónimos (AA). Ambas tienen como objetivo la ayuda a los alcohólicos aunque difieren en su perspectiva respecto a la enfermedad del alcoholismo, la curación del mismo y las modalidades de atención. El núcleo del trabajo se centra en la etnografía sobre , institución que inscribe su acción en una perspectiva política mientras que AA, en palabras de la autora, “está marcada de raíz por una experiencia espiritual”. Una diferencia central entre ambas organizaciones reside en que VL busca explícitamente las causas del alcoholismo, ubicándolas en la sociedad que induce a beber, ya sea por las condiciones de vida de la población como por los intereses económicos de la industria alcoholera. En este sentido, la causalidad social provoca una enfermedad adquirida, opuesta a la noción de lo innato ligada a la concepción biológica de la causalidad. A pesar de estas importantes diferencias hay un denominador común entre ambas: la necesidad de la abstinencia, total y definitiva, de la ingesta de alcohol.

Esperamos con este volumen de Desacatos contribuir al conocimiento de los grupos de ayuda mutua–autoayuda dedicados a la recuperación de los alcohólicos y a la difusión de sus logros y dificultades. Agradecemos a los autores de los artículos las aportaciones realizadas al mismo; a Eduardo Menéndez por sus amplios y certeros comentarios respecto a este número de la revista y a los problemas asociados con su temática; a las colegas que contribuyeron con las reseñas de los libros y a quien nos brindó el testimonio de su experiencia en el arduo camino de la recuperación.

 

Bibliografía

Cohen, Hugo, 2008 (2006), "El alcoholismo en la Región de las Américas", en Graciela Touzé (comp.), Visiones y actores del debate. III y IV Conferencia Nacional sobre Políticas de Drogas, Universidad de Buenos Aires, Intercambios, Buenos Aires, pp. 61–71.         [ Links ]

Denzin, Norman, 1987, The Recovering Alcoholic, Sage, Estados Unidos.         [ Links ]

Mauss, Marcel, 1979 (1925), "Ensayo sobre los dones. Motivo y formas del cambio en las sociedades primitivas", en Marcel Mauss, Sociología y antropología, Tecnos, Madrid, pp. 155–258.         [ Links ]

Menéndez, Eduardo y Renée Di Pardo, 1996, De algunos alcoholismos y algunos saberes. Atención primaria y proceso de alcoholización, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México.         [ Links ]

 

Nota

1 Eduardo Menéndez y Renée Di Pardo (1996) definen el alcoholismo como el conjunto de consecuencias negativas orgánicas, físicas y biopsíquicas generadas en forma directa por el consumo de bebidas alcohólicas (cirrosis hepática de origen alcohólico, las psicosis alcohólicas, intoxicaciones, crudas o resacas). Por su parte, el complejo alcohólico se define por el conjunto de consecuencias negativas ocasionadas directa o indirectamente por el consumo de bebidas alcohólicas. Comprende todos los padecimientos incluidos en el alcoholismo y un conjunto de consecuencias que varían según el contexto económico–político y cultural. En determinados contextos, estas últimas consecuencias son los distintos casos de violencia: accidentes, homicidios, suicidios y diversos tipos de agresiones.

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