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Revista de El Colegio de San Luis

versão On-line ISSN 2007-8846versão impressa ISSN 1665-899X

Revista Col. San Luis vol.12 no.23 San Luis Potosí Jan./Dez. 2022  Epub 27-Maio-2024

https://doi.org/10.21696/rcsl122320221373 

Artículos

Urbanización e industrialización de la ciudad de Querétaro en el siglo XX

Urbanization and Industrialization in Queretaro City during the XXth Century

Mariana Lorena García Estrada* 
http://orcid.org/0000-0003-4697-7194

* El Colegio de San Luis. Correo electrónico: mariana.lorena.ge@gmail.com


Resumen

En este artículo se analiza la urbanización de la ciudad de Querétaro durante el siglo XX. Esta urbe se localiza en el centro de México, aproximadamente a 200 kilómetros al noroeste de la Ciudad de México, y forma parte de la región de El Bajío. Se realizó un análisis histórico a partir de una revisión hemerográfica y bibliográfica acerca de la ciudad de Querétaro, así como de una consulta de datos en fuentes oficiales, que se complementó con la información de campo y un estudio cartográfico que contribuyó a la explicación del tema. La aportación de la investigación radica en que evidencia la manera en que el contexto histórico nacional y el regional se relacionan con los procesos económicos y políticos internacionales, lo cual, a su vez, tiene consecuencias en lo local, lo que es ejemplificado con el caso de la ciudad de Querétaro, una ciudad media latinoamericana que comparte historia y proceso de urbanización con muchas otras del continente y en la que el espacio ha sido puesto a disposición del capital.

Palabras clave: urbanización; industrialización; ciudad de Querétaro; El Bajío; procesos económicos

Abstract

This article analyzes the urbanization of the Querétaro city in the 20th century, this city is located in the center of the country approximately 200 km northwest of Mexico City and is part of the Bajío region. For this it was necessary to carry out a historical analysis based on the hemerographic and bibliographic review of Querétaro city, as well as the consultation of data in official sources. The foregoing was complemented with the information obtained from what was observed in the field and the cartographic analysis that contributed to explain what was stated in the text. The contribution of the research lies in highlighting how the national and regional historical context is related to economic processes and international policy and this in turn has its consequences at the local level, taking as an example the Querétaro city, a medium-sized Latin American city that shares its history and urbanization process with many others on the continent and in which its space has been made available to capital.

Keywords: urbanization; industrialization; Queretaro city; El Bajio; economic processes

Introducción

Entender la urbanización de las ciudades latinoamericanas es un proceso complejo que implica analizar más allá del neoliberalismo instaurado hace unas décadas, ya que dichas ciudades comparten una historia política y económica que las atraviesa desde su conquista hasta su consolidación y adaptación a los procesos de la economía neoliberal y de la globalización contemporánea. El objetivo de este trabajo es identificar las características del proceso de urbanización de la ciudad de Querétaro, así como examinar acontecimientos sociales, políticos y económicos relativos a este proceso que han tenido lugar a lo largo de su historia.

Esta urbe se localiza en el centro del país, a 220 kilómetros al noroeste de la Ciudad de México. Su ubicación geográfica y la construcción de importantes vías de comunicación, como las carreteras federales 57 y 45, la convirtieron en un nodo articulador del norte con el centro del país. Estas características han sido aprovechadas por empresarios nacionales y extranjeros, y, con la ayuda de autoridades, se han desarrollado parques y corredores industriales en torno a esos ejes carreteros (Icazuriaga y Osorio, 2006).

En este sentido, se pretende analizar la ciudad de Querétaro y la forma en que los diversos modelos económicos adoptados en el país se han concretado y han tenido repercusiones en esta, ya que el desarrollo industrial, el capital inmobiliario y la inversión extranjera directa han propiciado un crecimiento exponencial de la ciudad. Así sucedió en el periodo de 1970 a 1990, cuando se aplicaron las políticas de descentralización y se produjo la apertura al capital extranjero. En consecuencia, la tasa de crecimiento de la entidad se posicionó en el quinto lugar nacional (González y Osorio, 2000). En tanto, la mancha urbana creció de modo repentino, la superficie se triplicó en los años setenta y se duplicó en la siguiente década, lo cual la llevó a expandirse sobre los municipios El Marques y Corregidora (Delgado,1993).

La investigación se realizó con base en una revisión hemerográfica y bibliográfica sobre la ciudad de Querétaro y una consulta de información en fuentes oficiales de instituciones de gobierno; también se utilizaron algunas bases cartográficas y se efectuaron recorridos de campo. A partir de esto, se llevó a cabo un análisis histórico de los documentos producidos en diferentes épocas y de las series de mapas consultados, para, finalmente, triangular la información con lo observado en campo.

Este artículo está dividido en siete apartados, además de este correspondiente a la introducción. El primero de ellos se refiere a la metodología y los cinco siguientes corresponden a diferentes periodos, ordenados cronológicamente para facilitar la lectura de la historia de la urbanización de la ciudad. En el último apartado se mencionan las conclusiones, en las que se retoman algunos puntos de la investigación con la finalidad de señalar las posibles consecuencias en el futuro de la urbe. El segundo apartado corresponde al contexto regional de la ciudad de Querétaro; el tercero abarca los primeros 300 años de la ciudad, que, si bien es un periodo extenso, durante este la ciudad mantuvo un ritmo de crecimiento constante. Los dos apartados siguientes tratan acerca de los últimos 100 años, periodo en el que ocurrieron transformaciones económicas y sociales, cuya disgregación es útil para analizar y entender las implicaciones de estas en el Querétaro contemporáneo.

Estrategia metodológica

Esta parte del estudio de caso de la ciudad de Querétaro, ya que este método posibilita la descripción y la explicación (Gundermann, 2013) de la idea de ciudad según la cual el espacio es producto y productor del capital (Lefebvre, 1974) en los Estados neoliberales hegemónicos que se han instaurado en países de Latinoamérica, como México, desde la década de los setenta (Harvey, 2007). Sin dejar de lado el hecho de que dichas ciudades comparten un proceso histórico desde su conquista.

En consecuencia, fue necesario buscar información de los contextos regional y local de la ciudad de Querétaro de diferentes periodos. La información se obtuvo de libros y artículos de autores que han estudiado la historia económica, social, política y demográfica de la ciudad. Además de fuentes secundarias, se analizó información estadística generada por organismos oficiales como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SEDESU), así como informes de gobierno del estado y de los municipios de Querétaro.

Los datos así obtenidos fueron corroborados en el trabajo de campo, que consistió en hacer algunos recorridos por la ciudad, principalmente en sitios como el corredor aeroespacial de Querétaro, diversos parques industriales, el centro financiero de la ciudad y algunos conjuntos habitacionales residenciales y localidades rurales. En el cruce de la información cuantitativa y cualitativa, junto con lo recogido en campo, se complementa y fortalece la explicación del proceso de urbanización de la ciudad.

Por último, el análisis y la elaboración de cartografía fueron fundamentales para esta investigación, porque por medio de los mapas se evidenciaron los factores que influyen en el proceso de urbanización y en la manera en que se ha transformado la ciudad. La cartografía se elaboró en los softwares de AutoCAD y ArcMap a partir de la digitalización de planos y mapas tomados del Apéndice Cartográfico de Querétaro, a excepción del plano de 1531, que proviene del libro Querétaro en el tiempo. Los vectores correspondientes a los años 2000, 2010 y 2020 fueron adquiridos del INEGI. La cartografía se verificó tanto en la plataforma de Datos Espaciales de Catastro de Querétaro y en Google Earth, mediante la lectura de imágenes satelitales, como en los recorridos de campo.

El contexto regional de la ciudad de Querétaro

El geógrafo Ángel Bassols (1983) consideró que las regiones son sistemas de relación de factores naturales, humanos, económicos y sociales formados históricamente. De esta manera, determinó que México estaba dividido en ocho regiones geoeconómicas: noroeste, norte, noreste, centro-occidente, centro-este, este, sur y la Península de Yucatán. De estas, ubicó a Querétaro en la región centro-occidente, que coincide con la región mejor conocida como El Bajío (véase el mapa 1). Es a esta a la que se hará referencia en este artículo.

Fuente: elaboración propia con base en Bassols (1983) e INEGI (2010)

Mapa 1 Ubicación de Querétaro, región Bajío y región centro-este 

El mismo Bassols (1983), en sus trabajos regionales del siglo pasado, realizó un amplio análisis regional sobre México e hizo énfasis en la necesidad de abordar la desigualdad regional en la distribución de la economía moderna e indagar más sobre la vinculación de los problemas regionales con la futura planificación económica nacional. Argumentó que la raíz del desequilibrio regional mexicano es producto de una política económica creada y desarrollada desde la época colonial y que fue impulsada en el porfiriato, misma política que después daría paso a la transición de la economía moderna de tipo industrial (Bassols, 1983).

Aguilar (1999) coincide con Bassols en que es necesario desarrollar más trabajos que asocien lo urbano con la región, y propone la adopción de esquemas regionales que incorporen el estudio de ciudades medias y pequeñas sin olvidar el ámbito rural. En este orden de ideas, el estudio urbano y regional comprende procesos sociales, económicos, culturales y políticos que se desenvuelven en las ciudades y los efectos físicos y funcionales que su dinámica ejerce más allá de su ámbito territorial en una relación de mutua influencia (Serna, 2009).

Tanto Bassols como Aguilar señalan que es necesario promover este tipo de estudios, ya que los procesos de globalización e interdependencia del sistema económico, la industrialización fragmentada y las transformaciones del espacio han desdibujado las dicotomías rural-urbanas, debido a que se han consolidado configuraciones sociales, espaciales y económicas híbridas como las agroindustrias, los commuters, las casas de campo o el turismo rural (Serna, 2009). En este sentido, el estudio de lo regional cobra importancia en el mundo moderno, en el que todo se encuentra interconectado cada vez más.

Por lo anterior, la urbanización de la ciudad de Querétaro se abordará desde el contexto regional, puesto que, como refiere Delgado (1993), la importancia de la urbe queretana radica en que es un punto de articulación entre regiones (la centro-este y El Bajío); las vías de comunicación y corredores industriales conectan a los estados que las conforman, y, con ello, las ciudades se ven beneficiadas. En la escala nacional, como se observa en el mapa 1, en Querétaro es donde se comunica el centro con el norte y el occidente del país.

En cuanto a la temporalidad, se hará un recorrido histórico desde la fundación de Querétaro en 1531 hasta la actualidad (véase el gráfico 1). De su fundación al periodo virreinal y al independiente, solo se mencionarán los acontecimientos más relevantes de esas épocas y que han tenido eco en el Querétaro actual. Se ahondará principalmente en la última mitad del siglo XX porque fue en este periodo cuando ocurrieron los cambios económicos, políticos y sociales más significativos en la conformación del Querétaro contemporáneo, como lo indican García (1986), Delgado (1993), Icazuriaga (1994), González y Osorio (2000), Miranda (2005), Serna (2009) y González (2015), quienes han estudiado ampliamente el desarrollo de la región, la entidad y la ciudad queretana.

Fuente: elaboración propia

Gráfico 1 Línea del tiempo de los periodos considerados para este trabajo 

Inicio de la urbe queretana y su impulso económico durante el virreinato y el México independiente

La región conocida como El Bajío está integrada por algunos municipios de los estados de Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Querétaro. Dicha región posee un amplio potencial económico en virtud de la ubicación geográfica de esta, pues se halla entre dos importantes zonas metropolitanas, la Ciudad de México y Guadalajara (Pérez, 2015). El Bajío también se distingue por sus condiciones fisiográficas; en este hay grandes valles y llanuras de la depresión del Lerma, que va desde Acámbaro y Querétaro hasta Guadalajara.

Esta región cuenta con importantes fuentes de agua y tierras sumamente fértiles, que la singularizan como un sitio privilegiado. Estos atributos atrajeron la atención de los españoles, quienes despojaron a los indígenas otomíes y purépechas de sus tierras y las utilizaron para sembrar. Desde entonces, el Bajío estuvo marcado por las actividades agrícolas y ganaderas que durante el virreinato se intensificaron por la demanda del norte minero, ya que estaban fuertemente vinculadas. Con ello, se entretejió una red de interdependencias entre ambas regiones (Bassols, 1983), que continúan y se han reforzado hasta la actualidad.

Es pertinente subrayar que durante el siglo XVIII y después de recuperarse de las epidemias y hambrunas, en la Nueva España se produjo un aumento poblacional que dio lugar a numerosas rancherías y, a su vez, al nacimiento de las primeras ciudades (González, 1980). En aquella época, dicha región se caracterizaba por sus ciudades y centros agrícolas importantes que abastecían a toda el área minera y enviaban excedentes a la ciudad de México. Los altos ingresos percibidos en la región atrajeron la instalación de obrajes y talleres de telas de lana, con lo cual se fortaleció la economía de las ciudades de la región (Bassols, 1983).

Una de las ciudades que surgió fue Querétaro, cuya fundación respondió a los intereses proteccionistas del gobierno español, debido a que era una ciudad frontera de la evangelización entre los grupos chichimecas bárbaros y los indios sometidos. Asimismo, era el centro de salvaguarda para los cargamentos de plata provenientes del norte que se llevaban a la capital de la Nueva España. En esta época hubo una subordinación funcional de Querétaro con respecto de la ciudad de México (González y Osorio, 2000).

De acuerdo con el libro Cien años de industria en Querétaro, de González y Osorio (2000), los elementos económicos importantes durante el virreinato fueron la agricultura y las industrias textil y tabacalera. Su predominio como ciudad se debió a que era un centro de acopio y distribución de granos y cereales, a sus vías de comunicación y a que era un centro focalizado del desarrollo de la industria temprana.

Hacia el final de esta época se consolidó la industria. Su expansión se explica por tres factores: uno, la presencia de insumos manufactureros dentro del estado; dos, la demanda extra local de manufacturas queretanas, y, tres, la coincidencia de las principales vías de comunicación. En lo relativo a la industria manufacturera, esta se conformaba de trapiches que producían algodón y los obrajes donde se hacían artículos de lana. Su éxito se debió a la infraestructura camionera y a la provisión de agua que hacía funcionar los telares, trapiches, obrajes y molinos.

Respecto a la ciudad, se comenzó a expandir durante el siglo XIX. Para 1895, la población en el municipio era de 34 576 personas. No obstante, el crecimiento, tanto económico como poblacional, fue frenado por dos motivos: uno, el decaimiento de la producción minera a causa del agotamiento de las vetas, y, dos, la guerra de independencia, cuya cuna fue El Bajío, que provocó movimientos poblacionales en la región que afectaron la dinámica de las ciudades. Una de estas ciudades principales era Querétaro (González y Osorio, 2000). Después de la independencia, el país padeció inestabilidad económica a consecuencia del aletargamiento del aparato productivo y la devastación de las vías de comunicación, así como de la inseguridad que perduró en los caminos por la presencia de grupos de salteadores.

Así, se vieron menoscabados los pilares de la economía queretana. La agricultura y la ganadería tuvieron una recuperación difícil. Estas solo alcanzaban a cubrir las necesidades del mercado local, lo que debilitó los vínculos del sector agrícola con la ciudad de México. Por su parte, la industria manufacturera textil tuvo mejor suerte. Fue impulsada en un inicio por el empresario Cayetano Rubio, mediante su proyecto de industrialización con las empresas textiles Hércules y La Purísima (Carbajal, 2015), lo cual llevaría a Querétaro a posicionarse, a mediados del siglo XIX, en el sexto lugar nacional en la producción de textiles.

En el porfiriato, la construcción de dos vías férreas hizo que Querétaro se convirtiera en estación nodal. Dicha conversión reactivó a los sectores minero, comercial y de servicios de la región y de la ciudad. Para finales del siglo XIX, la población seguía siendo mayoritariamente rural, con el 79 por ciento (González y Osorio, 2000). Sin embargo, estas condiciones se revertirían durante el siglo XX por las oportunidades laborales, el acceso a los servicios y el equipamiento con el que se estaba dotando a la ciudad en virtud de las actividades económicas desarrolladas en ella; la más importante de estas era la industrial.

Del Querétaro rural al industrial del siglo XX

La Revolución mexicana fue el segundo acontecimiento que llevó a un periodo de aletargamiento del desarrollo económico del país. Los cambios más significativos se produjeron directamente en el sector primario, con el reparto agrario. Este tuvo como consecuencia que la figura de la hacienda se desdibujara y que el desarrollo agrícola se diera a partir de nuevos ejidos y propiedades privadas que se insertaron en el capitalismo. De este modo, se comenzó a introducir el modelo agrícola orientado a la producción industrial, lo que articuló, a su vez, a El Bajío con procesos económicos a escala nacional e internacional (Ramírez y Tapia, 2000).

Autores como García (1986), González y Osorio (2000), Miranda (2005) y Serna (2009) coinciden en que después de los años cuarenta se iniciaron los cambios más significativos del Querétaro contemporáneo. Incluso, González y Osorio (2000) señalan que en esta década tuvo lugar el segundo impulso industrial, que pasó de ser predominantemente textil al de alimentos y bebidas, que fue fomentado por el gobierno local. Serna (2009) explica que en esta década se había iniciado la implementación de industrias alimentarias internacionales. Los ingresos de esta rama posibilitaron la importación de bienes de capital para concretar el proyecto industrialista con el que México participaría en la nueva división internacional del trabajo.

Lo anterior fue efecto de lo que sucedía en el contexto internacional. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial se originaron cambios sociales y políticos, pero principalmente estructurales en los modelos económicos. En virtud de estos cambios, llegó a México el modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) en la década de los cuarenta. Esta época se caracterizó por una política proteccionista del gobierno hacia la industria, cuya finalidad era generar crecimiento económico a través del establecimiento de la industria nacional. Con ello, pronto Querétaro fue incorporado a la dinámica nacional de este modelo, con lo cual inició el proceso de modernización de la ciudad.

De acuerdo con Ramírez y Tapia (2000), en la segunda mitad del siglo XX El Bajío se abrió a las nuevas tendencias de demanda, en las que la agricultura se adecuó al uso de suelo urbano y a la subordinación de la industria a través de la especialización diferenciada de la producción que se necesitaba para abastecer a otras fábricas que se establecieron en los ejes regionales. Por lo tanto, el modelo industrializador urbano fomentó la expansión hacia el norte de la frontera agrícola, la integración de la producción agropecuaria con la ganadería y la industria, y la modernización de El Bajío. Esta modernización consistía en la instalación de la agroindustria a partir de la desconcentración industrial de la zona metropolitana de la ciudad de México.

Las vías de comunicación serían un factor determinante en el impulso del modelo industrializador urbano. En los años cincuenta se construyeron algunas carreteras en el estado. La más importante de ellas fue la carretera federal México-Querétaro, en 1958. Por consecuencia, se articuló el corredor industrial de El Bajío y se inició la instalación de industrias de diversa índole, con lo que en poco tiempo se convirtió en un asentamiento fabril importante con relaciones económicas estrechas con Guanajuato (Serna, 2009).

Lo anteriormente expuesto supuso un paso a un nuevo proceso de reestructuración territorial en el estado, y al interior de este se formó el corredor industrial San Juan del Río-Querétaro, que incluye a los municipios El Marqués, Corregidora y Pedro Escobedo (Icazuriaga, 1994). Al igual que en el municipio de Querétaro, en San Juan del Río crecieron rápidamente las actividades productivas de la ciudad. El presidente municipal Manuel Suárez Muñoz (1964-1967) promovió la creación de una zona industrial sobre tierras que expropió, que no le fueron fáciles de conseguir, por lo que tuvo que reubicar y asegurar trabajo a las familias de los ejidatarios (Miranda, 2005).

Los esfuerzos políticos y económicos parecían encaminarse más al impulso de la industria. El perfil económico del estado seguía siendo rural, con predominio de cultivos básicos sobre tierras de temporal, es decir, los cultivos dependían de las condiciones climáticas. A finales de la década de los cincuenta hubo fuertes sequías, lo que impulsaría políticas de reactivación de la infraestructura hidráulica; así fue como se desarrollaron importantes proyectos hidráulicos como la construcción de sistemas de irrigación, la perforación de pozos y construcción de canales, bordos y presas (González y Osorio, 2000).

Por su parte, el gobernador Octavio Mondragón (1949-1955) aprovechó la infraestructura hidráulica para propiciar la reactivación del sector ganadero, y funcionó. Se registró un marcado incremento de la producción de leche, que se distribuía hacia tres consumidores: la procesadora Carnation, la ciudad de México y el consumo local. No obstante, el éxito ganadero duró poco tiempo, puesto que el escenario no era favorecedor para los ganaderos a causa de la devaluación, el difícil acceso a créditos y financiamientos y a que resultaba más rentable importar leche en polvo (González y Osorio, 2000).

En cuanto al desarrollo industrial, este fue impulsado por la administración de Agapito Pozo Balbas (1943-1949), quien comenzó la modernización de la ciudad a través del fortalecimiento de la infraestructura y equipamiento de la urbe, con la intención de que en algunos años se establecieran los primeros parques industriales. De este modo, la convirtió en un polo de atracción, pues las condiciones de vida mejoraron y las familias crecieron, lo cual se vio reflejado en la tasa de crecimiento del municipio de Querétaro, que pasó del tres por ciento en 1940 al 47 por ciento en 1950 (véase el gráfico 2).

Fuente: elaboración propia con base en Icazuriaga (1994) e INEGI (2000, 2010, 2020)

Gráfico 2 Tasa de crecimiento del municipio de Querétaro en los últimos cien años 

En consecuencia, durante los años cincuenta creció repentinamente la mancha urbana (véase el gráfico 3) debido a la demanda de vivienda de los nuevos residentes; el proceso de urbanización se aceleró, y surgieron en Querétaro los primeros fraccionamientos: cuatro de carácter popular, dos destinados a las clases medias y una zona residencial. En tanto, los sectores de escasos recursos accedieron a la vivienda a través de la venta de lotes; con ello, los propietarios de tierras agrícolas se convirtieron en los primeros agentes inmobiliarios (García, 1986).

Fuente: elaboración propia con base en Serna y Del Llano (2007) e INEGI (2015).

Gráfico 3 Producto interno bruto del estado de Querétaro (PIBE) por sectores 

Por otro lado, la industria se expandió en virtud del proteccionismo estatal y del modelo de sustitución de importaciones, que a finales de los cincuenta experimentó un giro hacia el impulso y apoyo de grupos empresariales nacionales y extranjeros (Miranda, 2005). Dicho giro es conocido como el desarrollo estabilizador, que orientó la producción de bienes de consumo duraderos y de capital hacia los mercados local, nacional e internacional. Así, a través de la producción, se fortaleció la concentración de grandes capitales que daría paso a la consolidación de grupos monopólicos. Bajo esta modalidad, Querétaro se incorporó a la moderna dinámica de desarrollo nacional (Yamasaki, 2007).

Con el desarrollo estabilizador, las políticas industriales nacionales y el papel de Ingenieros Civiles Asociados (ICA) marcaron el rumbo de la industria queretana hacia la metalmecánica. El consorcio introdujo de modo paulatino el uso de suelo industrial a la ciudad y, en paralelo, creó y desarrolló zonas habitacionales. Cabe mencionar que la construcción de la carretera México-Querétaro quedó a cargo de ICA, que aprovechó su conocimiento previo para adquirir, a su vez, tierras aledañas a esta vía y, de esta manera, desarrollar parques industriales, zonas residenciales y de vivienda para sus trabajadores de medios y altos mandos (González y Osorio, 2000).

De acuerdo con García (1986), las actividades de ICA eran la construcción pesada, la construcción industrial, la construcción urbana y la realización de estudios técnicos de ingeniería y desarrollo inmobiliario. La relación de este grupo con el Estado mexicano siempre había sido muy estrecha, pues era su principal cliente. Esto hace referencia a una lógica monopólica que le permitía actuar con una notable ventaja con respecto de sus competidores, que pudo lograr gracias, como ya se mencionó, a las políticas del desarrollo estabilizador.

El papel del gobierno también fue trascendental en este proceso de urbanización e industrialización. El gobernador Manuel González Cosío (1961-1967) promovió una intensiva industrialización, y en 1961 creó el Consejo Económico de Querétaro, cuya finalidad era conocer la potencialidad industrial del estado. Para ello, contrató a la firma Arthur D. Little, que realizó una evaluación, cuyos resultados señalaron por lo menos tres problemas: uno, la falta de refacciones para la maquinaria debido a su escasez; dos, la inexistencia de reglamentos sobre desechos industriales, pues las industrias los vertían en terrenos agrícolas, y, tres, la escasez de personal calificado (González y Osorio, 2000).

No obstante, el estudio también reveló cinco ventajas que el estado ofrecía a los inversionistas con respecto de la ciudad de México, a saber: uno, terrenos a bajo costo; dos, costos de construcción más asequibles; tres, salario mínimo inferior al promedio de la ciudad de México; cuatro, salario para trabajadores no especializado de 20.50 pesos, mientras en la ciudad de México era de 28.25 pesos, y, cinco, reducción considerable de fletes y transportes (González y Osorio, 2000). Por consecuencia, durante los años setenta la industria tuvo un crecimiento acelerado. Llegaron para instalarse en la zona industrial de Querétaro: Tremec, Productos Industriales Mecánicos, Máquinas de Proceso Joy, Massey Ferguson, Uniroyal, Cardanes, entre otros. Esto resultaría en la construcción en Querétaro de la Ciudad Industrial Benito Juárez, inspirada en los postulados descentralizadores propuestos en el Plan Nacional de Descentralización Industrial (Miranda, 2005).

Hasta este momento, se puede resaltar que en la historia del desarrollo urbano de la ciudad de Querétaro fue la industria manufacturera textil, conformada por obrajes y talleres de telas, la que impulsó la economía de la ciudad durante el virreinato. Esto continuó hasta el periodo de independencia, cuando dicha industria cobró importancia e hizo de Querétaro el sexto productor textil nacional. Para el siglo XX, y pasada la revolución, en el país mejoraron las condiciones de conectividad, y se impulsó el desarrollo económico y social. Durante los años cincuenta se construyeron algunas carreteras en el estado; la más importante de las cuales es la carretera 57. Esto dio inicio al desarrollo industrial y a la modernización de la agricultura, con la formación de corredores agroindustriales en la región y en el estado.

Crecimiento económico y demográfico. El inicio del proceso de metropolización

En la ciudad de Querétaro se potencializó la actividad industrial en la década de los sesenta. Esta potencialización atrajo a vivir en esta ciudad a personas de otros municipios o estados, con lo cual se desarrolló todo tipo de viviendas, y se extendieron por amplias zonas agrícolas aledañas a la ciudad. Así fue como la ciudad transitó con rapidez de una urbe pequeña y compacta a una altamente industrializada y dispersa (véase el mapa 2). El acelerado proceso de urbanización causó una diversidad de problemas en la ciudad como asentamientos irregulares en zonas de riesgo y colonias alejadas de servicios e infraestructura. Estos problemas se convertirían en algunos de los retos que los gobiernos venideros afrontarían para seguir manteniendo la urbe queretana como un sitio atractivo para la inversión.

Fuente: elaboración propia con base en el Apéndice Cartográfico de Querétaro (1999) e INEGI (2000, 2010, 2020)

Mapa 2 Crecimiento del área urbana de la ciudad de Querétaro desde su fundación 

El periodo de 1970 a 1990 fue quizá el más significativo para Querétaro, dado que entonces se experimentaron los cambios más complejos en términos sociales, políticos y económicos, que se dieron desde el contexto internacional debido a la transición del modelo económico del ISI al de industrialización orientada a las exportaciones (IOE), mejor conocido como el modelo neoliberal. El cambio se produjo por la excesiva, permanente e indiscriminada sobreprotección, que operó en contra de las exportaciones, y la sobrerregulación, que dio pie a monopolios y oligopolios que hacían ineficiente la asignación de los recursos, lo que propició la formación de empresas de baja competitividad internacional (Gaona y Duana, 2020).

Todo ello trajo consigo políticas de ajuste estructural y apertura comercial, que se implementarían más tarde, en los noventa. Estas transformaron la estructura productiva, económica y social del país, principalmente en regiones como El Bajío, por su cercanía a la ciudad de México (Pérez, 2015). Ramírez y Tapia (2000) señalan que en los años ochenta inició en El Bajío un crecimiento urbano acelerado, el más agudo de los cuales fue el de la ciudad de Querétaro porque se ajustó con mayor rapidez a la tendencia nacional. Pero ya se notaban cambios significativos en la economía del estado antes de que entrara el IOE, pues la producción primaria comenzó a decaer desde finales de los sesenta y los cultivos se concentraron principalmente en la producción de forraje a causa de la demanda generada por el proyecto de la cuenca lechera, impulsado en 1974 (Serna, 2009).

En lo tocante a la industria, hubo un vuelco hacia las industrias química y papelera. La textil solo pudo reactivarse un poco, pero no volvió a tener la importancia de la que gozó en la época virreinal. La metalmecánica siguió prosperando, mientras la de alimentos se concentró en la elaboración de productos lácteos (González y Osorio, 2000). Al respecto, el producto interno bruto del estado (PIBE), como se observa en el gráfico 3, tuvo cambios significativos entre los años setenta y ochenta. El sector secundario generó un PIBE más alto; en tanto el terciario tuvo su despegue industrial regional con la entrada del modelo neoliberal. Este último sector continúa creciendo hasta la actualidad.

En consecuencia, los contrastes entre el campo y la ciudad se ampliaron. Mientras en el campo decrecían la población y la rentabilidad de tierra, en la ciudad estas se expandían porque los sectores secundario y terciario demandaban más fuerza de trabajo. Así, la población del estado, incluso del país, llegó a vivir a Querétaro. En combinación, las tasas de natalidad y fecundidad aumentaron en el periodo de 1970 a 1980, y la entidad se posicionó entre los cinco estados con mayor crecimiento poblacional (González y Osorio, 2000). Dicha información se representa en el gráfico 2, según el cual la tasa de crecimiento del municipio de Querétaro en 1980 fue de poco más del 122 por ciento; también en el gráfico 4, en el que se constata que la población del estado comenzó a cambiar de rural a urbana, cambio que continuaría de manera exponencial en las siguientes décadas.

Fuente: elaboración propia con base en Serna (2009) e INEGI (2010 y 2020)

Gráfico 4 Comportamiento de la población urbana y rural en el estado de 1910 a 2020 

El crecimiento acelerado de la ciudad y la construcción de vivienda e industria vinieron acompañados del surgimiento de numerosos edificios de servicios y de centros comerciales. Como respuesta, el gobierno aprobó en 1980 el Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Querétaro, en el que se destacaba la necesidad de reorientar el crecimiento de la ciudad hacia el norte y sur, ya que se corría el riesgo de que la ciudad absorbiera tierras fértiles de El Bajío o se construyera en tierras guanajuatenses. No obstante, fue difícil que lo asentado en este Plan se llevara a cabo debido al incremento migratorio repentino e incontrolado derivado del terremoto en la ciudad de México ocurrido en 1985 (Duering, 2015).

De este modo, a la superficie urbana, que en los años setenta era de 1 390 hectáreas, se le incorporaron 3 529 hectáreas en una década, lo que significa que esta se duplicó, y ese núcleo inicial creció sobre las tierras de riego y de recarga del acuífero (Delgado, 1993). La urbanización absorbió en su crecimiento a cinco pueblos. Entre estos, uno de los más afectados es Santa Rosa Jáuregui, sobre el cual se desarrolló el fraccionamiento campestre y residencial Jurica, que en esos años representaba el 26 por ciento de la superficie total urbanizada (García, 1986). Este fraccionamiento adquirió no solo una gran cantidad de tierras, sino también pozos que necesitaba para cubrir las demandas de agua que este tipo de vida requiere.

Para 1990, la ciudad se triplicó en su superficie, con otras 5 233 hectáreas; se extendió hacia los municipios El Marqués y Corregidora (véase el mapa 2). Así, la ciudad comenzó a conurbarse, y en 1992 se publicó en el Diario Oficial de la entidad el Decreto que Aprueba el Plan que Ordena y Regula la Zona Conurbada de la Ciudad de Querétaro, en el que se establece que esta zona metropolitana está conformada por los municipios de Querétaro, Corregidora, El Marqués y Huimilpan.

Consecuencias de la metropolización y la dinámica del Querétaro contemporáneo

Volviendo al contexto nacional, en 1986 México se incorporó al Acuerdo General sobre Aranceles de Aduana y Comercio (GATT) y en 1992 firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994. Ambos acuerdos implicaron medidas de apertura comercial que desestructuraron el campo. La liberalización produjo la reducción de subsidios estatales y de inversión pública federal para las actividades primarias (Serna, 2009).

En la región de El Bajío, la modernización agropecuaria con integración vertical hacia la agroindustria regional se rompió a causa de acciones implementadas por el gobierno salinista en 1988. Estas consistieron en un proceso de traslado de la industria a zonas rurales en las que las actividades simples podían ser localizadas para desconcentrar las zonas fabriles. Esto es característico del posfordismo contemporáneo, que flexibiliza la producción en masa de la industria (Ramírez y Tapia, 2000).

Al respecto, El Bajío mostraba potencial de desarrollo por dos razones: la primera se derivó de la reestructuración productiva mundial de inversión extranjera directa, que condujo, a su vez, a la reestructuración de la de El Bajío; la segunda fue la continuidad de los proyectos de desarrollo a pesar de la alternancia de partidos políticos en el poder estatal y municipal en la región (Pérez, 2015). Hasta hoy, la trayectoria productiva de las seis entidades que conforman El Bajío ha pasado por tres vías: la primera, basada en la explotación de los recursos disponibles (agrícola y minería); la segunda, fundada en la manufactura (química, alimentos, calzado y manufacturas diversas), y la tercera, sustentada en la incorporación de nuevas tecnologías (software, automotriz y aeronáutica) (Pérez, 2015).

Derivado de lo sucedido en la última década del siglo XX, El Bajío se caracteriza en la actualidad por una marcada presencia de empresas transnacionales y nacionales asentadas en parques industriales, donde, además, se está conformando una red territorial productiva, tanto de empresas como de centros de investigación, instituciones de educación superior e institutos tecnológicos. No obstante, aún falta coordinación para el diseño de programas y políticas que atraigan inversión y favorezcan el desarrollo tecnológico, no solo el económico (Pérez, 2015).

Ramírez y Tapia (2000) mencionan que el papel de Querétaro en la región es destacable por su dinamismo industrial y estructura diversificada de manufactura (equipo de transporte, alimentos, bebidas, tabaco, productos químicos, plásticos, minerales no metálicos, papel e impresión). Además, a principio de 2000 se desarrolló en la entidad el sector de alta tecnología, con la llegada de la industria aeroespacial, que lidera General Electric y Bombardier, así como el clúster aeroespacial denominado Parque Industrial Aeroespacial y Path Dependece. En la actualidad, dicha industria tiene potencial en Querétaro, que se refleja en los numerosos parques industriales, bodegas y empresas que se han desarrollado (véase la fotografía 1). Esto ha posicionado a la entidad entre los cinco clústeres aeroespaciales más importantes del país.

Tomada en noviembre de 2021

Fotografía 1 Parque Industrial AeroTech, parte del clúster aeronáutico 

Para Göbel (2015), las zonas industriales fungen como polos de crecimiento. Por ello, considera que la ciudad de Querétaro se está formando como una de las metrópolis regionales planificadas en nuevas ciudades satélite (en sus municipios periféricos), alrededor de la aglomeración central (el municipio de Querétaro). Muestra de ello es el traslado del aeropuerto a 30 kilómetros de la ciudad, entre los municipios El Marqués y Colón, que dos años después (en 2006) propiciaría la construcción del clúster aeronáutico (véase el mapa 3).

Fuente: elaboración propia con base en INEGI (2020) y Datos Espaciales de Catastro de Querétaro (2020)

Mapa 3 Área Metropolitana de Querétaro y su desarrollo urbano actual 

Como lo indica Granados (2015), los intereses industriales y los inmobiliarios están íntimamente ligados, ya que el crecimiento exponencial de los primeros implica el crecimiento de los segundos. En este orden de ideas, Colón y El Marqués son municipios donde el desarrollo de parques industriales ha llevado a la construcción de conjuntos habitacionales y equipamiento urbano. En 2019, el municipio de Colón se sumó a la zona metropolitana de Querétaro a través de la firma de un convenio de colaboración cuyo objetivo es generar proyectos comunes de desarrollo en la región. El gobierno de Colón no lo ha desaprovechado y se ha promovido como el pueblo de desarrollo inmobiliario con el proyecto Ciudad Esmeralda, que consiste en la edificación de cinco fraccionamientos de tipo residencial y áreas comerciales en una superficie de tres mil hectáreas destinadas para ello por el gobierno.

El desarrollo de la ciudad en la periferia metropolitana se caracteriza por la construcción de numerosos parques industriales acompañados de conjuntos habitacional de diferentes tipos y cada vez más edificios. Al respecto, autores como Icazuriaga (1994), Serna (2009), González (2014) y Göbel (2015) señalan que a finales del siglo XX en la ciudad de Querétaro se percibía con claridad el fenómeno de metropolización, es decir, la urbe crecía sobre los espacios rurales y se reducía la dependencia con el centro metropolitano como lugar de trabajo y de servicios. Dicha metropolización ha generado otros fenómenos como la segregación socioespacial, la cual, para Icazuriaga (1994), se ha propiciado desde la década de los cincuenta, cuando algunos agentes inmobiliarios como el grupo ICA y otros de carácter local desarrollaron importantes conjuntos residenciales destinados a estratos medios y altos de la población.

Según González (2014), la urbanización es resultado del propio desenvolvimiento de la industria de la construcción, de los agentes involucrados en el proceso constructivo, en conjunto con el gobierno, que es el que otorga las licencias y permisos. Estos son los que han producido el crecimiento de la mancha urbana de manera injustificada, pues, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Sustentable, en 2010 la oferta de vivienda superaba la demanda en el municipio de Querétaro. El mayor crecimiento de la mancha urbana se ha dado sobre los municipios El Marqués y Corregidora. En El Marqués, como ya se mencionó, el crecimiento es más disperso y fue motivado por los numerosos parques industriales. En tanto, en Corregidora el crecimiento ha sido más compacto y continuo que en el resto de la ciudad (véase el mapa 3). Estas maneras de crecimiento de la mancha urbana se relacionan con las intenciones del gobierno de evitarlo sobre zonas agrícolas y que la ciudad se expanda hacia Guanajuato (González, 2014).

La segregación socioespacial se genera de diferentes formas. González (2014) y Göbel (2015) consideran que la urbe queretana crece bajo una imagen de exclusividad social, que se refleja en sus calles bloqueadas, en los fraccionamientos cercados con rejas y muros y con casetas de vigilancia (véase la fotografía 2). Estas prácticas son cada vez más recurrentes, sin importar el estrato económico del que se trate. Además, la privatización del espacio público se hace presente con la creciente construcción de plazas comerciales, clubes deportivos privados y campos de golf.

Tomada en noviembre de 2021. Fraccionamiento Los Héroes, El Marqués, Querétaro

Fotografía 2 Uno de los muchos fraccionamientos cercados de la ciudad 

Aquí cabe mencionar que uno de los sitios más representativos de Querétaro es la zona sur, ya que en esta se localiza el icónico Cerro del Cimatario, que ha sido amenazado por la urbe. Otro ejemplo de la segregación socioespacial es el proyecto Centro Sur, que respondía al objetivo del gobierno de impulsar el crecimiento ordenado de la ciudad y desconcentrar las actividades que se realizaban en el Centro Histórico. No obstante, como Duering (2015) señala, este lugar dista mucho de ser un espacio incluyente; por el contrario, contribuye a la reproducción de la desigualdad y la segregación social (véase la fotografía 3).

Tomada en agosto de 2021

Fotografía 3 Centro Sur, caracterizado por sus edificios corporativos, de servicios y comercio 

Pero las consecuencias negativas en Centro Sur no solo han sido sociales, sino también ambientales, en las áreas naturales protegidas del Parque Nacional El Cimatario y la reserva del Tángano, a consecuencia de la fuerte presión de la urbanización. Centro Sur ha tenido eventos lamentables como la demolición del Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro, que sufrió graves daños estructurales por el hundimiento del subsuelo en 2003. Asimismo, en las inmediaciones del Tángano, se construyó (sobre la cima de la cuenca hidrológica) la Ciudad de las Artes, un complejo de equipamiento cultural de difícil acceso por la deficiente planeación de las vialidades (Duering, 2015).

Otro de los fenómenos observados en la ciudad ocasionado por la metropolización es el de la población flotante que viaja de localidades rurales a la capital del estado para trabajar o estudiar. Este es el caso del municipio de Huimilpan, cuya población, en vez de establecerse en la ciudad, ha optado por regresar diariamente a su casa, lo que ha generado flujos de personas que diariamente entran y salen de la ciudad (Serna y Del Llano, 2007), lo cual, a su vez, ha provocado congestión vial e insuficiencia del transporte público.

Por lo tanto, se puede afirmar que la manera en que se ordena la ciudad de Querétaro privilegia a unos y olvida a otros. En la ciudad, las mejores zonas son equipadas para que en ellas se desarrolle la industria y viva la clase alta, mientras la población de clase media y baja se asienta en zonas de riesgo, en predios irregulares carentes de servicios e infraestructura. Además, en la actualidad se distingue la manera en que la ciudad, al mismo tiempo que se dispersa y crea nuevos polos de desarrollo alejados de la ciudad, crece en vertical, lo cual se comprueba en la edificación de numerosos edificios, principalmente en el municipio de Querétaro. La combinación de dispersión horizontal y crecimiento vertical tiene costos sociales, ambientales y económicos que solo favorecen a quienes deciden acerca del tipo de desarrollo industrial-inmobiliario de la ciudad.

Conclusiones

Con base en lo expuesto en este artículo, se determina que la urbanización de la ciudad de Querétaro está asociada no solo al crecimiento demográfico, sino también al arribo de mucha población migrante proveniente de otros municipios y estados. Incluso, en la actualidad hay población originaria de otros países que ha llegado a esta ciudad en virtud del tipo de actividades que se están desarrollando con la industria de alta tecnología. Además, se afirma que la urbanización ha sido promovida por la industria privada y la inmobiliaria, que han sido apoyadas por las autoridades municipales y estatales para lograrlo.

El ritmo de crecimiento se mantuvo constante y homogéneo hasta la primera mitad del siglo XX. Fue después de los años cincuenta, como se observa en el mapa 2, cuando la ciudad creció a un ritmo acelerado en periodos cortos, con lo que la superficie de esta se duplicó en dos ocasiones en menos de cincuenta años. A finales del siglo XX, este crecimiento se relacionó con las reformas de leyes y políticas públicas urbanas efectuadas a partir de la adopción del modelo neoliberal, el cual responde a las demandas del capital.

Querétaro, lejos de representar una ciudad segura y moderna donde las oportunidades de progreso sean para todos (como lo han asegurado autoridades y medios de comunicación), es una ciudad cuyo proceso de urbanización ha privilegiado el desarrollo económico. Esto ha ocasionado problemas socioespaciales como la segregación, desigualdad o gentrificación y problemas ambientales relacionados con desastres hidrometeorológicos como inundaciones, hundimientos, así como la contaminación de cuerpos de agua y la pérdida de áreas verdes que se traducen en la disminución de agua para la recarga del acuífero.

En Querétaro, como se muestra a lo largo del artículo, se sigue apostando por el progreso económico, razón por la que se producen espacios idóneos para el establecimiento de fábricas, viviendas y edificios; es decir, la ciudad se ha vuelto producto-productora del capital. De este modo, se ha propiciado la privatización de los servicios y la infraestructura, y los recursos naturales han sido puestos a disposición del mejor postor.

En este sentido, cuando se habla del progreso de una ciudad es conveniente preguntarse ¿progreso para quién y a costa de qué? Para empresarios, inversionistas y gobernantes en el caso de Querétaro. De ahí, lo que sus residentes y nuevos habitantes puedan aprovechar será digno de elogio, y las autoridades continuarán legitimando el discurso de Querétaro como ciudad del desarrollo, en la que es un privilegio vivir a pesar del alto costo económico, social y ambiental que sus ciudadanos tengan que pagar.

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Recibido: 07 de Junio de 2021; Revisado: 18 de Septiembre de 2021; Revisado: 30 de Septiembre de 2021

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