Introducción
El cáncer de recto es el tercer tipo de cáncer más frecuente a nivel de México, causando 7,755 defunciones en 2020, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).1 El pronóstico del cáncer de recto está directamente relacionado con la infiltración del tumor en el mesorrecto y la capacidad de lograr quirúrgicamente márgenes de resección circunferenciales negativos. Actualmente, la resonancia magnética rectal es la modalidad de imagen preferida para la estadificación local del cáncer de recto, ya que ayuda al radiólogo a describir la ubicación y la morfología del tumor, proporcionar sus categorías T y N, detectar la presencia de invasión vascular extramural, e identificar su relación con las estructuras circundantes, incluido el complejo de esfínteres y afectación de la fascia mesorrectal, además de la reestadificación después de la quimiorradioterapia neoadyuvante, es decir, la respuesta al tratamiento.2
Presentación del caso
Paciente masculino de 64 años de edad, sin antecedentes personales de importancia, que hace aproximadamente seis meses presenta cambios en los hábitos intestinales con periodos de estreñimiento y diarrea que se acompañan de heces acintadas y rectorragia, por lo que acude a médico tratante quien envía resonancia magnética para valoración de recto.
Discusión
En el caso expuesto se realizó un protocolo de resonancia magnética con secuencias de T2, difusión, ADC y administración de gadolinio en planos axial, sagital y coronal con y sin la aplicación de gel endorrectal, obervándose los hallazgos descritos en las Figuras 1 a 3; características que se valoran con exactitud y gran detalle anatómico, requerimientos indispensables para una correcta estadificación.
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Figura 1: Resonancia magnética en plano sagital, secuencia T2 sin (izquierda) y con (derecha) aplicación de gel endorrectal. Presencia de engrosamiento e irregularidad de la pared del recto medio a expensas de imágenes polipoideas de comportamiento isointenso a los tejidos blandos, mide aproximadamente 2.4 × 2.6 cm, se localiza a 6.3 cm del margen anal.
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Figura 2: Resonancia magnética en plano axial, secuencia T2 sin (izquierda) y con (derecha) aplicación de gel endorrectal. Lesión tumoral que penetra hasta la superficie del peritoneo visceral del recto medio, contactando las vesículas seminales.
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Figura 3: Resonancia magnética en plano axial, secuencia T2 en diferentes niveles de la pelvis en la que se observan tres ganglios linfáticos, con pérdida de su morfología e hilio graso central.
Se catalogó esta lesión como T4aN1b.
Conclusión
La resonancia magnética rectal es una pieza clave en la estadificación local de los pacientes con cáncer de recto antes y después del tratamiento, proporciona información anatómica dellatada que permite identificar factores de riesgo para el manejo integral por el equipo multidisciplinario.