Introducción
La Conferencia de Naciones Unidas (ONU) sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo en el año 1972, marca un punto de inflexión en el desarrollo de la política internacional del medio ambiente, pues fue la primera gran conferencia de la ONU sobre cuestiones ambientales internacionales. Años más tarde, a raíz de la celebración de esta conferencia, se publica el denominado Informe Brundtland, donde por primera vez se introduce el concepto de desarrollo sostenible (Brundtland, 1987).
Desde la publicación de este informe, numerosas instituciones y organizaciones han dedicado muchos esfuerzos a la medición objetiva de la sostenibilidad. Un claro ejemplo de tales esfuerzos es el desarrollo de herramientas de evaluación basadas en indicadores de sostenibilidad, lo que se conoce como índices de sostenibilidad. Estos índices, aplicados a los recursos hídricos, permiten identificar todos los factores que contribuyen a la mejora de los recursos hídricos, de modo que esta información se pueda utilizar tanto para dar a conocer el estado actual de los recursos hídricos de una zona a todos los usuarios de la misma, como para ayudar a la toma de decisiones por parte de los organismos competentes en materia de gestión de recursos hídricos (Juwana, Muttil, & Perera, 2012).
En 2005, la UNESCO crea el Programa Hidrológico Internacional (PHI) como un instrumento gracias al cual los estados miembros pretenden mejorar su conocimiento del ciclo hídrico e incrementar su capacidad de administrar y explotar mejor sus recursos hídricos (UNESCO, 2005). Este programa tiene como objetivo la minimización de los riesgos a los que están expuestos los sistemas de recursos hídricos, teniendo en cuenta las exigencias e interacciones sociales y desarrollando métodos que permitan una gestión racional de los recursos hídricos, incluyendo la protección del medio ambiente. Para la consecución de este objetivo era necesaria la aplicación de un índice de sostenibilidad de cuencas que integrará no solamente cuestiones de carácter meramente hidrológico, sino que también tuviera en consideración los diferentes aspectos socioeconómicos y medioambientales que influyen en la gestión sostenible de los recursos hídricos de una cuenca (Chaves & Alipaz, 2007). Todos estos aspectos quedan integrados dentro del Índice de Sostenibilidad de Cuencas o Watershed Sustainability Index (WSI), seleccionado por la UNESCO para su PHI.
Tal y como se puede observar en la bibliografía consultada, el WSI ha sido aplicado por distintos investigadores en numerosas cuencas a lo largo de todo el mundo, principalmente en América Central y Sudamérica (Chaves, 2009; Catano, Marchand, Staley, & Wang, 2009; Cortés et al., 2012; Preciado-Jiménez, Aparicio, Güitrón- De-Los-Reyes, & Hidalgo-Toledo, 2013; Elfithri, 2013; Firdaus, Nakagoshi, & Idris, 2014). Sin embargo, este índice no ha sido todavía aplicado en cuencas europeas. El objetivo del trabajo que aquí se presenta es, por un lado, analizar la sostenibilidad de la gestión de los recursos hídricos en una cuenca mediterránea semiárida, y por otro, adaptar los parámetros propuestos por Chaves y Alipaz a las condiciones climáticas y político-sociales que condicionan la gestión de los recursos hídricos en el área de estudio.
Descripción del área de estudio
La cuenca del río Segura, situada en el sureste de España (figura 1), cuenta con una superficie aproximada de 20 234 km2 (19 025 km2, si se tiene sólo en cuenta la parte continental, excluyendo las aguas costeras) y afecta a cuatro comunidades autónomas: Murcia, Andalucía (provincias de Jaén, Granada y Almería), Castilla-La Mancha (provincia de Albacete) y Valencia (provincia de Alicante). Tal y como se puede observar en la figura 1, a efectos de funcionamiento hidrológico y de acuerdo con lo establecido en el Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura (PHCS), la cuenca se puede dividir en 14 zonas distintas (CHS, 2013).
La precipitación media anual es de unos 382 mm, que se caracterizan por sus grandes desequilibrios temporales y por un claro contraste espacial entre las zonas de cabecera, y las partes medias y bajas de la cuenca. Un rasgo característico respecto a la pluviometría de la cuenca es la existencia de episodios de fuertes lluvias -fenómeno conocido como "gota fría"-, caracterizados por precipitaciones cortas y muy intensas, que provocan grandes avenidas con un marcado carácter torrencial. Este fenómeno tiene lugar en los meses de otoño. Por otro lado, también son frecuentes los episodios de sequías en los meses de verano, con precipitaciones prácticamente nulas, así como los periodos de sequía interanuales.
Al igual que ocurre con el régimen pluviométrico, el térmico está también muy influenciado por la orografía. Como valores extremos, los 10 ⁰C de la isoterma media anual que se presenta en la sierra del Segura, y los 18 ⁰C de temperatura media anual en el Sur de Alicante y en algunas zonas costeras. Por otro lado, la evapotranspiración potencial media es del orden de 992 mm, mientras que la evapotranspiración real se estima en 339 mm anuales. La escorrentía media total representa un 13% de la precipitación media total, siendo este porcentaje el más bajo de la península ibérica (CHS, 2013).
En las últimas décadas del siglo pasado, la demanda total del agua en la cuenca del río Segura creció con tanta intensidad que se superaron los límites establecidos por los recursos naturales existentes, provocando un déficit estructural totalmente insostenible (Martínez- Fernández, Esteve-Selma, & Calvo-Sendín, 2000). Con las medidas impulsadas como consecuencia de la entrada en vigor de la Directiva Marco del Agua (DMA) se ha aliviado dicho déficit; sin embargo, al día de hoy este problema todavía no se ha solucionado.
La cuenca del río Segura es una de las regiones con mayor estrés hídrico de la Europa Mediterránea. En términos globales, la demanda actual total es de 1 800 hm3/año, de los cuales un 86% corresponde a la demanda agraria y un 10% a la demanda urbana. Frente a estos datos de demanda, las aportaciones en régimen natural rondan los 800 hm3 anuales (CHS, 2013). En los últimos años se ha realizado un gran esfuerzo para minimizar en la medida de lo posible este déficit a través de la obtención de recursos no convencionales, como son los procedentes de la reutilización de aguas depuradas, la desalación y el trasvase de recursos hídricos procedentes de cuencas cercanas.
Metodología y datos
Descripción general del WSI
El Índice de Sostenibilidad de Cuencas (WSI) asume que la sostenibilidad de la cuenca como recurso depende de su hidrología (H), medio ambiente (E), vida (L) y de las políticas aplicadas en materia de recursos hídricos (P) (Chaves y Alipaz, 2007). A través de estos cuatro indicadores se puede obtener el WSI aplicando la siguiente ecuación:
Donde H es el indicador de hidrología (0-1); E, el indicador de medio ambiente (0-1); L, el indicador de vida (0-1), y P es el indicador de política (0-1). De la propia ecuación se deduce que se le da el mismo peso a cada uno de los indicadores y que, al igual que el resto de indicadores, el WSI variará entre 0 y 1. Cada uno de estos indicadores se analiza por separado, siguiendo un modelo presión-estado-respuesta (PER). Para ello, Chaves y Alipaz proponen una serie de parámetros que permiten representar de forma adecuada los procesos individuales que forman parte de cada indicador (cuadro 1). Además, estos parámetros permiten cierta flexibilidad para poder adaptarse a las condiciones particulares de la cuenca donde se pretende calcular el WSI. En este sentido, los autores sugieren establecer un límite máximo de 2 500 km2 de superficie de cuenca para su correcta aplicación.
El modelo PER fue desarrollado por Rapport y Friend (1979), y ampliamente utilizado en todo el mundo como consecuencia de su implementación como modelo de desarrollo de indicadores ambientales por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Consiste en el análisis de la relación existente entre las actividades humanas (presión) y su impacto en el estado del medioambiente (estado), lo que provoca una serie de acciones a realizar para poder dar solución a los problemas generados (respuesta). La ventaja de utilizar un modelo de este tipo es que, al incorporar las relaciones causa-efecto, permite conocer a usuarios y encargados de tomar las decisiones de las relaciones existentes entre los distintos parámetros y, por lo tanto, servir de ayuda al establecimiento o reorientación de las políticas aplicadas (OCDE, 2003).
En los cuadros 2, 3 y 4 se muestran los niveles con su respectiva puntuación propuestos por Chaves y Alipaz (2007). De este modo se obtendría la puntuación de cada uno de los indicadores, para a continuación aplicar la ecuación antes mencionada. Una vez obtenido el valor final del WSI, se podría considerar una sostenibilidad baja si WSI < 0.5; intermedia, si el rango varía entre 0.5 y 0.8, y alta si WSI > 0.8.
Adaptación de la metodología al caso de estudio y datos utilizados
En el presente estudio se aplica el WSI a la cuenca del río Segura. Dicha cuenca supera en superficie el límite máximo que establece la metodología de cálculo del WSI, por lo que se ha aplicado esta metodología a cada una de las 14 subcuencas definidas en el PHCS (CHS, 2013). De este modo, todas las subcuencas analizadas presentan una superficie inferior a los 2 500 km2, salvo la subcuenca del Guadalentín, que supera ligeramente los 3 000 km2, y la subcuenca de la Sierra del Segura, cuya superficie es de unos 2 600 km2. Por lo tanto, se calculará el WSI por subcuenca para después obtener el WSI medio en toda la cuenca del Segura. Esta reducción de escala espacial dificulta la obtención de los distintos indicadores que forman parte de la metodología, pues algunos de ellos están disponibles a escala de cuenca o a escala provincial. Además, no existen antecedentes de la aplicación del WSI ni en la cuenca del Segura, ni en regiones semiáridas mediterráneas. Es por ello, como se comenta a lo largo de este apartado, que se han tenido que realizar una serie de ajustes a los datos utilizados teniendo en cuenta los condicionantes físicos, medioambientales y socioeconómicos propios del área de estudio.
Hidrología: cantidad de agua
Con objeto de determinar los parámetros de presión y estado, se ha calculado la disponibilidad de agua (superficial + subterránea) per cápita tanto para el periodo de estudio (2006- 2010) como para el promedio histórico (1996- 2010). Los caudales de escorrentía total se han obtenido a partir de los ráster disponibles en el Sistema Integrado de Información del Agua (SIA), perteneciente al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España (Magrama, 2013). La población asociada con cada una de las subcuencas se ha determinado mediante los datos de evolución poblacional a escala municipal disponibles en el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2014). Para el caso de municipios cuya superficie formaba parte de varias subcuencas, el criterio seguido ha sido el de asignar la población del mismo a la subcuenca donde se situaba geográficamente el núcleo principal de población de dicho municipio.
En relación con los parámetros de respuesta, Chaves y Alipaz (2007) sugieren la evaluación de las mejoras respecto al uso eficiente de los recursos hídricos. En este sentido, y teniendo en cuenta los antecedentes mencionados en la descripción del área de estudio, la eficiencia en el uso de los recursos hídricos naturales de la cuenca se caracteriza por ser muy alta y constante en los últimos 30 años (Grindlay, Zamorano, Rodríguez, Molero, & Urrea, 2011), por lo que se ha decidido analizar este parámetro desde un punto de vista más cuantitativo, calculando por subcuencas los recursos hídricos no convencionales obtenidos gracias a la reutilización de aguas residuales (R), la desalación (D) y los trasvases procedentes de cuencas cercanas (T), asignando la puntuación en función del porcentaje de recurso hídrico no convencional conseguido respecto a la disponibilidad natural de agua per cápita (cuadro 5).
Hidrología: calidad del agua
Los parámetros de presión y estado se han calculado a partir de los datos disponibles de demanda bioquímica de oxígeno a los cinco días (DBO5) en las estaciones de control de calidad de las aguas que gestiona la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), organismo encargado de la gestión de la cuenca. En cuanto a las mejoras en el tratamiento de las aguas residuales, se ha seguido el criterio utilizado por Preciado-Jiménez et al. (2013), evaluando el número de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) disponible en cada una de las subcuencas. Además, se ha tenido en cuenta el volumen de aguas residuales tratado en cada subcuenca. Como consecuencia del desarrollo del Plan General de Saneamiento y Depuración de la Región de Murcia (BORM, 2003), zona que ocupa un 61.42% del total de la cuenca, se ha mejorado el nivel de depuración de las aguas añadiendo tratamientos terciarios a las depuradoras existentes y sustituyendo técnicas de depuración mediante lagunaje por otros sistemas más eficaces. Esto implica que en algunos casos se ha reducido el número de EDAR o el volumen de aguas tratado, sin que esto signifique un empeoramiento, pues lo que se ha conseguido es mejorar la calidad de las aguas tratadas con vistas a su posterior reutilización. Por todo ello, el criterio que se ha seguido es el de establecer un nivel medio (0.5) para todas las subcuencas, elevando la puntuación en función de la evolución del número de EDAR disponible y del volumen tratado.
Medio ambiente
El Índice de Presión Ambiental o Environment Pressure Index (EPI) se calcula como la variación media a lo largo del periodo de estudio tanto de la superficie de la cuenca, cuyo uso es agropecuario, como de la población residente en dicha cuenca. Estas variaciones se han obtenido para cada una de las subcuencas a partir de los datos de población del INE, y de los mapas de usos del suelo obtenidos en la cuenca del Segura mediante teledetección por Alonso-Sarría, Gomariz-Castillo y Cánovas-García (2010). Estos últimos datos también han servido para determinar el porcentaje de cada una de las subcuencas con vegetación natural. En cuanto al parámetro de respuesta, se han usado los datos disponibles de la fundación EUROPARCEspaña (EUROPARC, 2014).
Vida
Se ha partido de los índices de desarrollo humano (IDH) publicados por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Herrero, Soler, & Villar, 2012). Tales índices están calculados a escala provincial, por lo que para obtener los indicadores relativos a cada subcuenca, se ha calculado una media ponderada en función del origen poblacional de cada una de las subcuencas.
Política
El indicador de presión asociado con este parámetro es el índice de desarrollo humano relativo a la educación (IDH-educación), el cual se ha determinado de forma análoga a los indicadores de vida mencionados antes. Para el análisis de la respuesta política se han empleado los datos facilitados por el organismo encargado de la gestión de la cuenca (CHS) en cuanto a inversiones realizadas para la gestión de los recursos hídricos de la cuenca durante el periodo de estudio.
Respecto a la capacidad institucional de la cuenca, el WSI utiliza una calificación cuantitativa que varía desde pobre (0.0) hasta excelente (1.0), admitiéndose que si existen unas leyes adecuadas en materia de gestión de recursos hídricos, pero que todavía no han sido implementadas o reguladas, se podría asignar un puntuación intermedia (0.5). En este caso de estudio, se va a partir del nivel intermedio para toda la cuenca, incrementando la puntuación en función de la capacidad institucional y el nivel de participación pública. Para ello, se analizan las reuniones entre los distintos sectores implicados, el número de objetivos tratados en dichas reuniones y la participación en las mismas de los agentes implicados en el proceso.
Resultados y discusión
Hidrología: cantidad de agua
Las condiciones climáticas semiáridas de la cuenca del Segura quedan demostradas al analizar la disponibilidad anual de agua per cápita para cada una de las subcuencas (cuadro 6).
La mayoría de las subcuencas cuenta con una disponibilidad hídrica inferior a los 500 m3/ hab. año, lo que a efectos del índice de estrés hídrico (Falkenmark, Lundquist, & Widstrand, 1989) se podría catalogar como absoluta escasez. De ahí que los indicadores de estado presenten puntuaciones tan bajas. La disponibilidad de agua es mayor solamente en aquellas subcuencas situadas en la cabecera de la cuenca (Sierra del Segura, Corral Rubio y Río Mundo), como consecuencia de su menor densidad poblacional combinada con un régimen pluviométrico más alto. En cuanto a las subcuencas con una disponibilidad inferior a los 100 m3/hab. año, destaca la Vega Media y el Sur de Alicante con 18 y 58 m3/hab. año, respectivamente. En el caso de la Vega Media, dicho valor se justifica como consecuencia de que la ciudad más poblada de la cuenca del Segura (alrededor de 450 000 habitantes), Murcia, se ubica en dicha subcuenca. Por otro lado, el Sur de Alicante es una subcuenca costera donde la densidad de población también es muy alta, de ahí su baja disponibilidad. En relación con los indicadores de presión, las disponibilidades durante el periodo de estudio son en general superiores al periodo histórico, lo que justifica las altas puntuaciones obtenidas.
En el cuadro 7 se muestran los parámetros de respuesta calculados a partir de los recursos no convencionales generados. Cabe destacar que en todas y cada una de las subcuencas analizadas se están reutilizando las aguas residuales depuradas. Los mayores esfuerzos en cuanto a desalación y trasvases se están produciendo en aquellos lugares cuya disponibilidad de agua era menor, llegando en muchos casos a superar mediante este tipo de recursos la disponibilidad de agua natural.
Hidrología: calidad de agua
Se ha analizado la variación de la demanda bioquímica de oxígeno (DBO5, en mg/l) tanto para el periodo estudiado (2006-2010) como para el promedio histórico, obteniendo los resultados mostrados en el cuadro 8. Se observa cómo en una gran parte de las subcuencas la concentración ha descendido de forma importante, lo que da a lugar a puntuaciones de presión altas. Sin embargo, los registros analizados durante el periodo histórico muestran valores de concentración muy altos (puntuaciones bajas del parámetro de estado), lo que demuestra que la actuación de la CHS en materia de control de vertidos como consecuencia de la implantación de la DMA está consiguiendo resultados muy beneficiosos.
La reutilización de aguas residuales es uno de los principales objetivos de los organismos encargados de la gestión de los recursos hídricos de la cuenca del Segura. De acuerdo con los resultados presentados en el cuadro 7, todas las subcuencas están empleando aguas reutilizadas como una de las formas disponibles para paliar el déficit hídrico de la cuenca. Para conseguir aumentar los volúmenes reutilizados, se han hecho grandes inversiones en los últimos años en materia de depuración de aguas residuales. Dichas inversiones se reflejan en el número de EDAR y en el volumen de aguas residuales tratadas en la cuenca (cuadro 9), que en la mayoría de los casos ha aumentado de forma considerable, obteniéndose niveles de respuesta muy altos.
Medio ambiente
En el cuadro 10 se muestra el EPI calculado para cada una de las subcuencas de la cuenca del Segura. Analizando dicho cuadro, se observa cómo las superficies destinadas a los usos agropecuarios han ido disminuyendo a lo largo del periodo de estudio. El motivo fundamental de dicha reducción es el abandono de las labores agrícolas como consecuencia de la escasez hídrica. Solamente la Sierra del Segura, que se caracteriza por ser la subcuenca con una mayor disponibilidad hídrica de la cuenca (cuadro 6), y las subcuencas del Sur de Murcia y Almería, como consecuencia de las aportaciones hídricas recibidas procedentes principalmente de la desalación (cuadro 7), no siguen esta tendencia. En términos de población, prácticamente en todas las subcuencas se ha producido un incremento que varía entre un 0 y un 10%.
En cuanto a la superficie de vegetación natural de la cuenca (cuadro 11), los parámetros de presión se podrían calificar como aceptables, teniendo en cuenta que la única subcuenca con un porcentaje inferior a 10%, y por lo tanto muy antropizada, es la subcuenca de Corral Rubio, destacando en sentido contrario la Sierra del Segura. Esta subcuenca es, a su vez, la que presenta una mayor superficie de espacios naturales protegidos (ENP). La aprobación en España de la mayor parte de los ENP se produjo a lo largo de la década de 1990 (Vacas-Guerrero, 2005), de ahí que durante el periodo analizado apenas existan variaciones en ese sentido.
Vida
En el cuadro 12 se pueden observar los parámetros de presión. El índice de desarrollo humano asociado con la renta (IDH-renta) ha descendido a lo largo del periodo de estudio en prácticamente todas las subcuencas analizadas. Dicho descenso varía entre 1 y 1.5%, y se justifica de manera fundamental por el periodo de crisis económica en el que se encuentra España. La subcuenca asociada con la provincia de Almería es la única donde se produce una mejora en dicho índice (+0.4%).
Respecto a los parámetros de estado y respuesta (cuadro 13), todas las provincias concernientes al área de estudio presentan unos índices de desarrollo humano (IDH) y una evolución a lo largo del área de estudio muy similares. El rango de variación se sitúa entre 0.823 y 0.853, mientras que el incremento en el IDH varía entre 0.84 y 2.87%. Estos resultados demuestran la homogeneidad socioeconómica del área de estudio a pesar de la gran superficie analizada.
Política
Análogo a los resultados anteriores relativos al IDH, el índice de desarrollo humano asociado con la educación (IDH-educación) varía muy poco a lo largo del área de estudio y presenta una ligera tendencia al alza, tal y como se observa en el cuadro 14.
El cumplimiento de los procesos de participación pública determinados por la DMA ha provocado que, de acuerdo con las distintas actas de reuniones consultadas, más de 50% de los organismos, administraciones y entidades convocadas acudan a las distintas mesas territoriales organizadas durante el periodo de estudio. Esto permite considerar la capacidad legal e institucional como buena (puntuación 0.75). Además, incidiendo en los objetivos tratados durante dichas mesas territoriales, permite considerar alguna de las subcuencas como excelente, tal y como se observa en el cuadro 15.
La inversión en gestión integrada de los recursos hídricos en la cuenca (cuadro 16) ha aumentado a lo largo del periodo de estudio en todas las subcuencas analizadas. Tal y como se podría esperar, los menores incrementos se dan en las subcuencas ubicadas en la cabecera (Sierra del Segura y Río Mundo), mientras que los mayores aumentos se dan en las subcuencas costeras donde la presión hídrica es mayor (Sur de Alicante, Sur de Murcia y Almería).
En el cuadro 17 se muestra un resumen de los parámetros obtenidos para cada uno de los indicadores en las 14 subcuencas estudiadas. El WSI para cada una de las subcuencas varía entre 0.56 y 0.70, obteniéndose un WSI global para toda la cuenca del Segura de 0.64, lo que a efectos de la clasificación propuesta por Chaves y Alipaz supone un grado de sostenibilidad intermedio.
Conclusiones
La del Segura se caracteriza por ser una de las cuencas con mayor estrés hídrico de la Europa mediterránea. Las altas presiones sobre los recursos hídricos han provocado numerosos problemas de índole político, económico, social y ambiental. Con objeto de evaluar la sostenibilidad en la gestión de los recursos hídricos de la cuenca, se ha aplicado la metodología del WSI, obteniéndose resultados satisfactorios que muestran una gestión sostenible del recurso en los últimos años. Se ha obtenido un índice WSI para toda la cuenca de 0.64, lo que permite calificar el nivel de sostenibilidad como intermedio. Las mayores fortalezas se relacionaron con los indicadores políticos, mientras que las mayores debilidades observadas se relacionaron con el indicador hidrológico relativo a cantidad debido principalmente a la situación de escasez hídrica. No se observaron grandes diferencias entre las subcuencas analizadas, lo que indica cierta homogeneidad en el grado de sostenibilidad en la gestión de las mismas.
La principal aportación del trabajo presentado es la adaptación de la metodología del WSI a las condiciones climáticas de una cuenca semiárida sujeta a las obligaciones derivadas de la implantación de la DMA europea. Para ello, se han modificado los indicadores de carácter más cualitativo a las condiciones de la zona de estudio, de modo que reflejen, por un lado, los esfuerzos realizados en materia de generación de recursos no naturales y, por otro, las obligaciones derivadas de los procesos de participación pública propuestos en la DMA.
De acuerdo con las referencias consultadas, no existen antecedentes de aplicación de dicha metodología en Europa, por lo que la metodología propuesta podrá ser utilizada en numerosas cuencas mediterráneas europeas que presentan condiciones climáticas, sociales y legales muy similares a las del caso objeto de estudio.