Entendiendo la cultura como la describen Matsumoto y Juang (2013), como “un sistema de información y de significados únicos, compartido por un grupo y transmitido a través de las generaciones, que permite al grupo satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia, buscar la felicidad y el bienestar y, entender el significado de la vida” (p. 15). La definición antes planteada refiere a la cultura como un fenómeno subjetivo (cultura subjetiva), como lo menciona Triandis en el 2002, que disminuye la atención como parte del estudio psicológico del fenómeno, sus elementos objetivos (tangibles). También la definición mencionada es consistente con lo propuesto por Salzman (2018) respecto a que las culturas cumplen una función esencial al proporcionar una visión del mundo que puede ser internalizada y que ofrece estándares, que además el autor menciona que, si se logran, permiten la construcción de la autoestima.
Como se ha reportado desde hace muchos años, la cultura es una variable importante para considerarse en la comprensión y predicción del comportamiento humano. Díaz-Guerrero desde los años 40´s hasta inicios del presente siglo (Díaz-Guerrero, 2003) había identificado dicha necesidad; misma que desde la historia de la medición de la inteligencia, se reporta en el desarrollo de pruebas que fueran libres de cultura, o, mejor dicho, que la cultura no afectara sus mediciones, como lo es el caso de la escala Army-Beta.
Dicha inquietud de diversos investigadores a través del mundo tomo forma en los años 70´s y se fraguó en los años 80´s vía la psicología transcultural (Kashima & Gelfand, 2012). Movimiento que dejo en claro que la cultura es un determinante del comportamiento y su inclusión en el análisis psicológico era de gran relevancia. A raíz de lo anterior, la importancia de la cultura trajo para la psicología diversidades de postura en cuanto a cómo introducirla en los análisis psicológicos, promoviendo distintas aproximaciones, todas ellas, enunciando la importancia de la cultura en la psicología. Muchas, asumiendo que el mundo personal y el mundo cultural emergen y continuamente cambian por la interdependencia de la cultura personal y la cultura colectiva través de una separación inclusiva (Lyra & Assis, 2018).
Recientemente, diversas investigaciones continúan fortaleciendo la amalgama entre la psicología y la cultura, como por ejemplo, modelos que vinculan al cerebro, la cultura y el desarrollo humano (Han & Ma, 2015); efectos de contextos urbanos y rurales en la independencia o interdependencia de las personas (Greenfield, 2013), estudios experimentales de la influencia de los valores o creencias culturales sobre recuerdos de la memoria (Morris & Mok, 2011), concepciones de limpieza (Lüthi, 2010), cuestiones metodológicas al respecto (He, Van de Vliert, and Van de Vijver, 2017); así como la importancia de abrir el espectro de las teorías psicológicas, más allá de una visión occidental centrada en Europa y en Estados Unidos (Berry, 2015).
En México, desde hace varias décadas diferentes académicos han puesto el dedo en la llaga (Díaz-Guerrero, 1997; Maccoby, 1967; Reyes-Lagunes, 1993, entre muchos otros); motivados por la idiosincrasia del mexicano, y reconociendo que, en los textos universalistas de la psicología, no necesariamente el mexicano contemporáneo se veía completamente reflejado.
Díaz-Guerrero (2003) desde la década de los cincuentas reconoció que a través de dichos y refranes populares, la cultura emerge y puede ser identificada. Es así que el autor propone lo que denominó las Premisas Histórico Socioculturales (PHSCs) de la familia mexicana, mismas que define como afirmaciones utilizadas y aprobadas consistentemente por la mayoría de los miembros de una sociocultura particular; las cuales surgen de la experiencia cotidiana; más específicamente de dichos, proverbios y afirmaciones provenientes de la sabiduría popular, entendiendo como tesis primordial, que todas las premisas forman un sistema lógico y esencialmente predecible a partir de estas (Díaz-Guerrero, 1997).
Es así, y siguiendo la idea de Meadiana respecto a que, a través de la interacción de padres e hijos, la cultura se puede estudiar, las PHSCs reflejan parte de la cultura subjetiva de los mexicanos, basadas en dos grandes proposiciones, la abnegación de la madre y la supremacía del padre. Con base en estos preceptos e identificando la interacción entre personas, principalmente entre personas de diferente sexo, es que las PHSCs reflejan parte de la cultura tradicional mexicana. Aunque cabe mencionar que también ha habido aproximaciones al estudio de la cultura a través de las PHSCs en otros contextos latinoamericanos (Alarcón, 2017).
Considerando la importancia de la cultura, pero a la vez reconociendo la diversidad generada en las variables psicológicas por parte de los contextos culturales específicos, así como en concordancia con la propuesta de Lyra y Assis (2018) respecto a la necesidad de crear modelos abstractos que reflejen las dinámicas que constituyen y cambian a las personas frente a los demás y a los entornos socioculturales, es que el presente estudio tuvo como objetivo la generación de un índice de tradicionalismo cultural que permita la identificación de la interiorización de una parte de la cultura subjetiva, de tal manera que pueda ser utilizado tanto en la generación del conocimiento, como en la aplicación de la psicología. Como parte del mismo objetivo, se pretende mostrar la sensibilidad del índice de tradicionalismo ante variables psico-culturales. Para ello se consideraron el Individualismo-Colectivismo y la Instrumentalidad-Expresividad.
El Individualismo-Colectivismo es uno de los síndromes culturales más estudiados y utilizados en la psicología (Kenneth, 2019), se refiere a la importancia que la cultura le da al grupo sobre el individuo o viceversa (Oyserman, Coon & Kemmelmeier, 2002; Triandis, 1994), refleja valores, normas y creencias al respecto, bajo una estructura dividida entre la horizontalidad y la verticalidad. La primera (horizontalidad) refiere a que no hay una búsqueda de estatus o poder, a la hora de priorizar al individuo o al colectivo. La segunda siempre acompaña al individuo o al colectivo, con jerarquías, tanto para respetarse como para buscarla.
Por su parte, la Instrumentalidad-Expresividad refiere en el caso de la personalidad, a un constructo que se deriva en gran medida, del proceso de aprendizaje social que proviene de normas y estereotipos de género (Díaz, Rivera, Cruz & Rocha, 2014), que se van interiorizando a través de los mecanismos socioculturales como la socialización y la enculturación. Por ello, este estudio considera su relevancia en el análisis de la sensibilidad del índice de tradicionalismo.
Método
Participantes
Se aplicó a 1017 baterías a hombres y mujeres (51.2%), provenientes de zonas urbanas (57%) y rurales del Norte, Centro y Sur de México; cuyo promedio de edad era de 29.36 años, con una desviación estándar de 10.77. De la muestra total el 28% de los participantes contaba con educación básica, 41% con estudios de educación media y 31% con estudios superiores.
Instrumentos
Para evaluar la interiorización de la cultura, se utilizó la Escala corta de Premisas Histórico-Socioculturales (basada en la escala original de Díaz-Guerrero) de García-Campos y Reyes-Lagunes (2003) , que a través de 42 reactivos tipo Likert de seis puntos (de totalmente en desacuerdo a totalmente de acuerdo) evalúa cinco factores. Machismo, que mide la supremacía del hombre; el factor Virginidad refiere a la importancia de la virginidad de las mujeres antes del matrimonio; la mayor importancia del respeto a los padres, sobre el amor a los mismos, se refleja en el Respeto sobre amor; la Obediencia Afiliativa, que mide y el último indicador, Educación, habla de en quien recae la principal responsabilidad de la educación de los hijos. En total los cinco factores explican el 41.54% de la varianza con un Alpha de Cronbach total de α=.88.
Se evaluó el Individualismo-Colectivismo a través de la escala de Individualismo-Colectivismo para mexicanos de García y Reyes-Lagunes (2005), que consta de cinco escenarios con cuatro opciones de respuesta cada uno, donde el participante debe de ordenar de acuerdo con lo que más lo represente, la manera de resolver las problemáticas. Se utilizó un nivel de evaluación específica del constructo que integra la horizontalidad y verticalidad, quedando los siguientes factores: Individualismo vertical (X²= 6.6; p=.15; GFI= .99; AGFI= .98; RMSA= .03), que refiere a priorizar al individuo versus el colectivo, pero siguiendo una lógica de poder o jerarquía. Individualismo horizontal (X²= 2.7; p=.60; GFI= .99; AGFI= .99; RMSA= .00), refleja al igual que el anterior, la prioridad del individuo, pero se diferencia al no buscar subir en un estatus social o en jerarquía de poder. Colectivismo vertical (X²= 9.82; p=.08; GFI= .99; AGFI= .98; RMSEA= .03) describe cuando el colectivo es más valorado que el individuo, y que las jerarquías sociales están marcadas y definen las decisiones por tomar. Por último, el Colectivismo horizontal (X²= 27.83; p=.00; GFI= .98; AGFI= .95; RMSA= .07) que refleja la importancia del colectivo, en detrimento del individuo, pero en relaciones colectivas sin jerarquías. La escala es de respuesta forzada, jerarquizando las opciones.
También se aplicó la estandarización de la escala de Instrumentalidad-Expresividad de Reyes Lagunes y Díaz Loving (1996), elaborada por García-Campos y Reyes Lagunes (2003 en García-Campos, 2003), la cual a través de una escala Likert de siete puntos (de mucho a nada), que explica el 50.77% de la varianza con Alpha total de α=.797, mide los siguientes factores a través de adjetivos que la persona responde qué tanto tiene del mismo: Instrumentalidad Negativa (α=.87): Este factor consta de ocho reactivos (p. ej. Abusivo, Aprovechado, Corrupto. Expresividad (α=.77) que está conformado por cuatro reactivos (p. ej: Amoroso, Cariñoso). Instrumentalidad (α=.77) que está conformado por seis reactivos que se ejemplifican con las características Emprendedor, Activo, Capaz. Expresividad Negativa (α=.76): En este factor podemos encontrar reactivos que hablen de que tanto la persona es miedosa, débil, Insegura; este factor consta de siete adjetivos. Por último, el factor Androginia Normativa (α=.70), que cuenta con cuatro reactivos ejemplificados por las características Trabajador, Amable, Atento.
Las preguntas de investigación que dirigieron el presente estudio fueron las siguientes:
¿Es posible definir un índice de tradicionalismo cultural a partir de las PHSCs?
¿El índice de tradicionalismo es sensible a variables psico-culturales?
Resultados
Inicialmente, y bajo el precepto de que los grupos culturales y subculturales pueden interiorizar o reflejar las variables psicológicas de una manera relativamente diferente, se efectuó un análisis factorial exploratorio de componentes principales y rotación ortogonal (varimax), para identificar los factores de las PHSCs en la muestra total. La estructura resultante quedó conformada por seis factores que explican el 39.54% de la varianza, y que presenta una alpha de Cronbach total de α=.84. El primer factor se denomina Machismo, que refiere a la superioridad de los hombres sobre las mujeres; Virginidad, el segundo factor, refiere a la importancia de la virginidad prematrimonial; el siguiente factor es el de Respeto sobre Amor, refleja la mayor importancia que se le da al respetar a los padres, sobre el amarlos; Reproducción social es un factor que habla que los niños quieren ser como sus padres, y las niñas quieren ser como sus madres; Dinámica cultural es el quinto y único factor que podemos decir que no refiere a cuestiones de la cultura tradicional, ya que evalúa el hecho de que algunas veces, los hijos no deben obedecer a sus padres. Por último, se tiene el factor de Desigualdad, el cual considera que la vida es más dura para una mujer que para un hombre.
Una vez obtenida la estructura, ésta fue la base para tratar de definir el índice de tradicionalismo cultural; para evaluar si era posible, se utilizó una ecuación estructural en la que se introdujeron en el diagrama los seis factores de las PHSCs antes descritos. Derivado de que se contaba con datos perdidos en algunas variables, se decidió utilizar el método de máxima verosimilitud. Los resultados, mismos que se presentan en la figura 1, reflejan que considerando sólo los factores que refieren tradicionalismo cultural, es decir sin considerar la Dinámica cultural, se obtiene un modelo que se ajusta con buenos indicadores (X²=3.27; gl=4; p=.512. GFI=.99. AGFI=.99. RMSEA=.00), en donde todos los coeficientes son positivos. La Virginidad y la Reproducción social, son los factores que presentan los coeficientes más altos. Se definió una covarianza entre los errores del Machismo y el Respeto sobre amor.
Lo anterior nos permite responder afirmativamente la primera pregunta de investigación del presente estudio.
Considerando los coeficientes estandarizados del modelo, se generó la ecuación correspondiente para identificar los valores de Tradicionalismo de los participantes: Tradicionalismo= .50 (Machismo) + .74 (Virginidad) + .51 (Respeto sobre amor) + .68 (Reproducción social) + .44 (Desigualdad de género). Una vez obtenido dichos puntajes, se transformaron a puntajes T y se agruparon a los participantes de la siguiente manera: Puntajes inferiores a 40 se consideraron bajos en tradicionalismo (su interiorización de esta parte de la cultura tradicional es nula o casi nula), valores entre 40 y 59.99, fueron considerado como moderados; finalmente aquellos participantes que obtuvieron valores T de tradicionalismo de 60 o mayores, fueron identificados como altos (tienen interiorizada esta parte de la cultura subjetiva). La tabla 1 refleja la distribución obtenida en cada grupo. Como se puede observar, la mayoría de los participantes refleja un tradicionalismo moderado.
Continuando con el logro del objetivo de esta investigación y guiados por la segunda pregunta de investigación, se consideraron dos variables para tratar de identificar si el índice de tradicionalismo es sensible a identificar diferencias en una variable referente a la cultura subjetiva (Individualismo-Colectivismo) y a otra más vinculada con procesos psicosociales (Instrumentalidad-Expresividad). Para ello se seleccionaron a las personas más extremas en Tradicionalismo cultural, de acuerdo a los dos cuartiles extremos, quedando de la siguiente manera: Puntajes inferiores a 42.51 se consideraron bajos en tradicionalismo (n=254) y puntajes superiores a 56.38 fueron identificados como altos (n=255). Se compararon los grupos a través de una t de Student.
Las comparaciones en el individualismo-Colectivismo, nos permiten identificar diferencias significativas en tres de los cuatro factores, sobresaliendo que las personas con bajo tradicionalismo, son las que reportan ser más Individualistas verticales y menos colectivistas (en sus dos vertientes). Cabe mencionar que de las diferencias encontradas en los factores Individualismo vertical y en Colectivismo horizontal, los efectos son moderados, en tanto en el Colectivismo vertical, los efectos son muy bajos.
Respecto a la Instrumentalidad-Expresividad, las comparaciones reflejan diferencias significativas en cuatro de los cinco factores, donde las personas bajas en tradicionalismo reportan menores puntajes en cualquiera de los tipos de instrumentalidad y en la Androginia normativa. Se reportan efectos pequeños en las cuatro comparaciones que resultaron estadísticamente significativas.
Discusión
Recordando que los avances que se tengan desde la etnopsicología, seguirán enriqueciendo La Psicología, promoviendo la necesidad de la adaptación, en el mejor de los casos, de aquello que la psicología universalista ha definido y probado en ciertos contextos. Los resultados antes mencionados reflejan, al menos para las muestras utilizadas, una concepción de las PHSCs mismas que reflejan una parte importante de la cultura subjetiva del mexicano. Los factores resultantes de la estructura encontrada, son en gran medida consistentes con la literatura relacionada con dicho constructo (Alarcón, 2017; Díaz-Guerrero, 2003), pero a su vez, refleja matices importantes que permiten identificar diferencias cualitativas en términos de los factores que la integran. Es relevante recalcar no sólo que los tres factores de origen de la prueba son los mismos (y en el mismo orden que los reportados en este estudio), sino la agrupación de premisas de una manera diferente, que nos permite ver la importancia de mantener el estatus quo, a través de la Reproducción social, donde los niños y niñas, anhelan ser como su padre o madre, respectivamente. De igual manera, que se reporte un factor “contracultural”, en el que la obediencia a los padres se pone en duda en algunas ocasiones, refleja un cabio significativo a la realidad de la cultura tradicional mexicana. Sin embargo, las desigualdades entre hombres y mujeres siguen siendo latentes y reconocidas subjetivamente por los participantes, al conformarse el factor que lleva dicho nombre y que es congruente con lo reportado por Díaz et al. (2014).
Factor | Grupo | Media (ds) | t(gl) | p | 95%IC | d de Cohen |
Individualismo vertical | Bajo | 24.05 (7.21) | -1.29 (457) | .19 | [-2.19, .45] | -.12 |
Alto | 24.92 (7.19) | |||||
Individualismo horizontal | Bajo | 36.69 (6.40) | 5.89 (459) | .000 | [2.41, 4.83] | .55 |
Alto | 33.06 (6.81) | |||||
Colectivismo vertical | Bajo | 19.81 (6.25) | -6.57 (440.24) | .000 | [-5.38, -2.90] | -.61 |
Alto | 23.96 (7.17) | |||||
Colectivismo horizontal | Bajo | 29.41 (6.92) | 2.01 (457.98) | .045 | [.030, 2.49] | .18 |
Alto | 28.14 (6.54) |
Nota. Rango posible de valores para los cuatro factores 5-50 con una media teórica de 22.5
Factor | Grupo | Media (ds) | t (gl) | p | 95%IC | d de Cohen |
Instrumentalidad negativa | Bajo | 2.40 (1.11) | -3.69 (463.13) | .000 | [-.63, -.19] | -.33 |
Alto | 2.81 (1.31) | |||||
Expresividad | Bajo | 5.37 (1.13) | -1.17 (496) | .24 | [-.32, .08] | -.10 |
Alto | 5.49 (1.16) | |||||
Instrumentalidad | Bajo | 5.92 (.77) | -3.26 (435.23) | .001 | [.11, .44] | .30 |
Alto | 5.64 (1.07) | |||||
Expresividad negativa | Bajo | 3.27 (1.22) | -3.69 (479) | .000 | [-.64, -.19] | -.34 |
Alto | 3.70 (1.27) | |||||
Androginia normativa | Bajo | 6.03 (.78) | 2.59 (468.51) | .010 | [.05, .36] | .23 |
Alto | 5.82 (.99) |
Nota. Los valores posibles van de 1 a 7, donde 7 representa más de la característica.
Respecto a la intención de tener un modelo que permitiera constituir un índice de tradicionalismo cultural a través de las PHSCs, los resultados soportan una respuesta afirmativa a la pregunta. Como se reportó con anterioridad, el modelo dejó fuera al único factor no tradicional, lo cual es un resultado que no sorprende, al buscar un índice de tradicionalismo. Por otra parte, el lograr definir el índice de tradicionalismo no sólo aporta en la propuesta de Lyra y Assis (2018) en relación a la creación de modelos abstractos que reflejen las dinámicas interpersonales y socioculturales; sino también, nos permite evidenciar la interiorización de la cultura de la que habla Salzaman (2018).
En el tradicionalismo cultural que refleja el índice, la importancia de la virginidad prematrimonial para las mujeres y la reproducción social, son los factores con mayores pesos en la definición del índice, lo que nos permite contrastar con diferentes reportes, donde e Machismo y la Obediencia afiliativa son los que más atención retienen (Alarcón, 2005; García-Campos, 2008). Con base en lo anterior, la figura materna y con una visión mariana, toma fuerza en la interiorización de la cultura y define muchas de las interacciones dentro del seno familiar, mismas que dan pauta, a las relaciones que se dan o se van a dar fuera de dicho entorno tan específico.
Como era de esperarse, la tradición, cultural o no, se asocia con mantener las condiciones, estructura o relaciones de la misma manera como se han desarrollado por mucho tiempo. La reproducción social por definición y por su peso en el índice de tradicionalismo cultural, refleja un proceso de aprendizaje social, donde el modelamiento y la imitación son parte del mantenimiento de la cultura hegemónica, misma que pone de manifiesto una diferenciación importante entre los sexos y sus expectativas e interacciones, tal como lo mencionan Díaz et al. (2014).
El que la desigualdad de género sea el factor que menos aporta al índice de tradicionalismo, puede deberse a la normalización de las desigualdades entre los sexos y los géneros, donde la igualdad, o en su caso equidad entre hombres y mujeres, no es vista como algo que suceda o que tenga que cambiar.
Para poder identificar una sensibilidad del índice de tradicionalismo cultural, que permita vislumbrar su uso en la investigación o en la aplicación de la psicología, se respondió la segunda pregunta de investigación. Para ellos, como se reportó anteriormente, se compararon grupos extremos en el índice, en dos constructos psico-culturales.
Respecto a las primeras comparaciones, donde la variable dependiente fue el Individualismo-Colectivismo, los resultados permiten identificar que, tanto en la bifurcación del colectivismo, como en el individualismo horizontal, se encuentran diferencias. Coincide que estos factores serían los más cercanos a los preceptos de la cultura tradicional mexicana, mientras que el individualismo vertical, refleja significados y comportamiento más alejados a la tradición.
Partiendo que el comportamiento humano es multifactorial, y que la cultura subjetiva es una variable más dentro de los determinantes del mismo, podemos mencionar que en relación a los tamaños de los efectos, éstos nos permiten identificar que en el Individualismo horizontal y en el Colectivismo vertical, el índice presenta una mayor sensibilidad, de tal manera que puede ser utilizado en investigaciones o en la aplicación de la psicología con mayor certidumbre, cuando estos factores estén involucrados.
En relación con la Instrumentalidad-Expresividad, la expresión de afectos y sentimientos positivos, son los que han caracterizado a la cultura mexicana, y son donde el índice de tradicionalismo cultural no presenta diferencias significativas. Esto podría reflejar que esta expresividad sigue siendo parte importante del proceso de socialización y enculturación que permea a muchas personas, sin importar su adherencia o no a la tradición que reflejan las PHSCs.
Por otro lado, los mayores efectos se identifican en la parte negativa del constructo (Instrumentalidad o Expresividad) y en la Androginia normativa. De acuerdo a los resultados, el tradicionalismo cultural permite un mayor comportamiento negativo dentro del constructo, reflejando que los aspectos negativos del hacer (instrumentalidad) y el expresar los sentimientos, es un elemento que la cultura tradicional mexicana promueve en sus integrantes. Por su parte, la Androginia normativa, refleja comportamientos deseados y esperados por la sociocultura, lo que nos permitiría suponer que las personas menos tradicionales, tendrían una mayor posibilidad de adaptarse a las normas socioculturales de convivencia.
Partiendo de la importancia de la cultura para la psicología, de la necesidad de ampliar la visión de la psicología occidental y del primer mundo, el presente trabajo abona en la comprensión de los significados y de la realidad cognitiva de los mexicanos. Pretendiendo proveer de una herramienta más, para que la cultura sea utilizada en la investigación psicológica, o en la aplicación de la psicología, de tal manera que los resultados de cualquiera de las dos, puedan ser más pertinentes y eficaces para una población específica. También pretende que se abra la posibilidad de que los hallazgos aquí vertidos, puedan ser puestos a prueba, para su posible adaptación, en contextos socioculturales cercanos o distantes a la realidad mexicana.