Introducción
Los estudios de emisores, entre los que se destaca la mirada del newsmaking, se ubican en la antítesis de la creencia en la objetividad periodística y se han interesado en entender cómo se construye la noticia. Parten de la hipótesis general de que los productos informativos son una construcción organizacional que surge de un entorno y sus dinámicas, y no de una simple selección inocente del medio. En otras palabras, la producción de las noticias es vista como un proceso complejo, porque hay diversos factores que intervienen en ella y porque los periodistas se mueven en un entramado de tensiones/negociaciones en torno a ese producto mediático.
Miquel Rodrigo Alsina señala tres momentos en la construcción de la noticia: la producción, la circulación y el consumo. La etapa de la producción es, según el autor, la “fase oculta de la construcción de la noticia”.2 De la misma forma, destaca la importancia de las rutinas periodísticas en la labor del periodista, como base del enfoque de Newsmaking.
En este artículo se parte de considerar que el Newsmaking aportó una mirada contextual y microsocial a los estudios de comunicación. Al hacer referencia a lo “contextual”, se alude particularmente a las condiciones reales y cotidianas de producción de la noticia en los diferentes niveles de la cadena productiva. En ese escenario, se considera que las rutinas productivas tienen un lugar predominante. Como señalan Arrueta y Brunet: “las rutinas expresan el resultado de las incidencias de esos factores circundantes, en tensión con una cultura institucional, y operacionalizan las fases de construcción en un medio masivo”.3
Partiendo de la premisa de que los medios no actúan como un espejo que refleja simplemente lo que tiene ante sí, se entiende aquí la noticia como una construcción, y los medios, como actores que deciden, que siguen una política, que luchan con la falta de tiempo y con la limitación de recursos. Así, al contrario de la imagen del espejo, la concepción que subyace es que “las políticas, los temas y los acontecimientos son objeto de patrones de selección e interpretación que se definen en negociaciones y disputas y, por ello, pueden modificarse a lo largo del tiempo”.4 En ese escenario confluyen las formas de ejercicio de poder, las relaciones interpersonales, las jerarquías, los egos, las estrategias de vinculación con otros poderes y, fundamentalmente, las subjetividades de los trabajadores de la prensa y la cultura periodística.5
En este artículo se desarrolla una revisión conceptual de las teorías del emisor y específicamente del newsmaking. En primer lugar, se explica la distancia con las teorías previas y las aportaciones y límites de esta mirada. Luego, se realiza una revisión bibliohemerográfica que, sin pretender ser exhaustiva, recupera las contribuciones específicas de trabajos de autores argentinos que analizaron las rutinas productivas en las redacciones de un diario o periódico. Por último, se busca contribuir, desde el newsmaking, a la discusión sobre el análisis de las rutinas productivas, complementándola con otras miradas teóricas, en un escenario de convergencia mediática, de multiplicación de fuentes de información y de protagonismo de la audiencia.
Del gatekeeping al newsmaking
La primera sistematización de las preocupaciones sobre cómo los medios construyen la imagen del mundo fue de Bernard Roshco,6 investigador de la Universidad de Chicago. En su trabajo repara en los “sesgos” informativos y de negociación en las instancias de la producción noticiosa. En 1979, Golding y Elliott7 plantearon, en el libro Making the News, preguntas medulares para los estudios del emisor: ¿qué imagen construyen los noticiarios de radio y televisión?, ¿cómo se vincula a esa construcción la cultura periodística?, ¿qué papel desempeña la organización del trabajo en las redacciones y su conexión con las rutinas productivas?
Pero los estudios del emisor tienen huellas anteriores,8 entre las que se distinguen dos grandes etapas de investigación referentes a los procesos de producción de la noticia: aquélla que puso el foco en el gatekeeper y la que abordó el newsmaking. El concepto degatekeeper(‘portero’, en su traducción al español) comenzó a tomar forma en el campo de la comunicación en la década de 1950, cuando David White9 retomó esa noción que había utilizado, por primera vez, Kurt Lewin10 en el campo de la psicología. De ese modo, White propuso pensar cómo la ubicación de las puertas o filtros permitían la publicación o no de un acontecimiento noticiable. Sin embargo, como señala Arrueta, “esta etapa de los estudios degatekeepertiene la particularidad de ser constituida por aportes de corte anecdótico, estructurados desde la experiencia individual y el estudio de casos”,11 por lo que la rutinización se asocia más con la elección que hacen los periodistas que con sesgos organizacionales; es decir, los procesos de trabajo y las rutinas productivas se relacionan con la elección individual, con la creatividad del editor en un escenario de tensión o con las economías de tiempo.
Entre los autores que superaron esta limitación sobre los estudios degatekeeper, destacamos a Walter Gieber,12 quien incorporó en sus investigaciones otros factores distintos a las razones individuales, como las lógicas que atraviesan a los medios de comunicación.13 Para Gieber, el principal determinante de la noticia era la postura que el medio tenía ante un acontecimiento y, en todo caso, el periodista desempeñaba una función más moderada en la construcción de la noticia. Las críticas que sufrió ese tipo de orientación sobre los estudios delgatekeeper se basaron en la idea de que “el periodista estaba necesariamente subyugado a rutinas que actuaban como cauces o guías de comportamiento” y en la preocupación por aquellas observaciones en las redacciones que daban cuenta de “procesos de alienación en el personal de los medios masivos”.14 A este momento se le conoció como la etapa de las rutinas burocráticas. En una revisión de estos trabajos, Hernández Ramírez señala que el objetivo de estos estudios consiste en tratar de entender “cómo los esfuerzos de los periodistas en el trabajo se ven restringidos por rutinas organizacionales y ocupacionales”, por lo cual el dilema central es la autonomía de los editores y “su poder de decisión en la estructura laboral”.15
Los estudios deNewsmaking, como planteamientos superadores delgatekeeping, se remontan a la década de 1970, en Estados Unidos. El análisis ya no se centra en entender la noticia como resultado de un mecanismo simple de “puertas” que se abren y se cierran, donde influyen los valores individuales de los editores o las percepciones de los medios, sino que, tal como sostiene Martini, la noticia es vista como resultado de un proceso más complejo, ya que los factores que dan forma al producto son múltiples:
[…] ya no se trata de rastrear e identificar los lugares donde funcionan como “cuellos de botella” en donde cierta información queda atascada y por tanto desechada de las agendas temáticas de un medio, sino de distinguir en el conjunto de la tarea productiva los valores que hacen noticiable un acontecimiento y el significado que tales valores adquieren (y el modo como aparecen rutinizados y naturalizados) en una sala de redacción, en interrelación con las expectativas y las series interpretativas de la sociedad y los estados de la opinión pública.16
Otra diferencia sustancial es que prevalece un enfoque sistemático, por lo que las investigaciones se basan principalmente en una metodología de corte cualitativo que, a su vez, parte de técnicas etnográficas, de observación participante en los propios medios y de entrevistas en profundidad. Esto implica que comienza el análisis de los valores profesionales, de la división del trabajo estudiada a detalle, y de los patrones que se establecen en una redacción, por lo que se observa como un proceso de producción potencialmente abierto, que, aunque condiciona estructuralmente, a su vez es condicionado por otros factores tanto organizativos como externos; por ejemplo, los anunciantes o la relación con el gobierno en turno. Tal como indica Arrueta,17 los estudios de Newsmaking dan cuenta de esa necesidad académica por superar las premisas del mecanicismo y la distorsión que plantearon las posiciones precedentes.
Rutinas productivas. Experiencias
Las rutinas productivas permiten analizar las noticias como un producto social y organizacional en las diferentes fases de producción (recolección de la información, selección y edición). Según señala Hernández Ramírez, a partir de que se consideró la noticia como un “producto manufacturado”, empezaron a observarse o estudiarse las rutinas de producción:
¿Por qué estudiar las “rutinas de producción”?, ¿por qué hablar de “rutinas”? Si la primera especificidad, o premisa fundamental, de los estudios sociológicos sobre la producción noticiosa es que las noticias son una construcción social de la realidad, es decir, que el contenido de las noticias es el producto resultante de un proceso social, se admite que la realidad presentada en las noticias no se compone de hechos y acontecimientos con existencia propia e independientes a la forma en que los periodistas los conciben y los tratan cuando producen las noticias.18
Cuando se habla de rutinas, éstas no se refieren sólo a las normas establecidas en el medio (manual de estilo), sino a procesos organizacionales, no rígidos, que se ejecutan en las redacciones ante un evento, y que pueden modificarse si hay un acontecimiento de último momento (breaking news). No se entienden las rutinas periodísticas como secuencia de procederes estructurados porque, si bien las empresas periodísticas tienen que cumplir con los plazos de producción y comercialización (como toda industria), se ha de procurar una organización no excesivamente rígida en cuanto al control de los periodistas para conseguir la información, que es una materia prima variable, poco previsible y poco almacenable.19 Las rutinas de trabajo de los medios, entendidos como industrias culturales, no siguen patrones propios de otros sectores industriales con lógica fabril, como la del sector automotriz, cuyo proceso de producción es repetitivo, en serie y sirve para generar un producto exacto, basado en unidades idénticas.20
Tuchman sostiene que la cantidad excesiva de información que llega a las redacciones hace necesario que los periodistas decidan cuáles serán los hechos que se convertirán en noticia, tarea que no realizan en un ambiente impoluto o virgen de condicionamientos.21 Al contrario, están inmersos en un escenario atravesado por diversos factores, entre los que podemos destacar los criterios de noticiabilidad, que se constituyen como una de las normas informativas determinantes de las rutinas productivas en las redacciones. Wolf entiende los criterios noticiables “como un conjunto de requisitos que se exigen a los acontecimientos para su categorización como noticias”. 22
Uno de los primeros trabajos que supera la línea centrada en los valores individuales de los editores es el de Leon Sigal, quien, a partir de sus observaciones en los diariosThe New York TimesyThe Washington Post, destacó la manera en que los periodistas actuaban en relación con la información y con las fuentes, es decir, los valores noticiosos. Según el autor, el contexto, la forma en que está organizada la redacción y el factor del tiempo dicen mucho de cómo se construye la noticia. Sigal encontró que los “canales de rutina” (fuentes como conferencias de prensa y gacetillas) superan en más del doble a los “canales extraordinarios” (entrevistas y material de investigación).23
Otros estudios fundacionales llegaron de la mano de autores como Schlensinger,24 Gans,25 Tuchman,26 y Fishman,27 quienes lograron sistematizar sus trabajos, con base en técnicas relevantes para el momento y propias del campo de la sociología y de la etnografía, como la observación participante y las entrevistas en profundidad.
La obra de Tuchman28 es fruto de una minuciosa investigación en la que realizó extensas observaciones en dos medios de Estados Unidos (de los cuales destaca el periódico de Seabord City) y en la sala de prensa del municipio de Nueva York, a fines de la década de los sesenta. Partió de los siguientes interrogantes: ¿cómo un periodista decide qué es noticia?, ¿cómo se mueve en tiempo y espacio?, o en palabras de la autora: ¿“cómo es el arreglo social del tiempo”?; ¿cómo es la “selección negociada”29 que se hace dentro de la redacción?, ¿por qué se ocupan de algunos temas pero no de otros?, ¿cómo se manejan con sus fuentes? La socióloga demostró que los hechos se convierten en noticia mediante las rutinas y los procesos de trabajo que siguen los periodistas en el marco de una organización informativa. También probó que esa organización de las redacciones había impuesto un ritmo de trabajo que incidía en tres campos concretos: el espacio, el tiempo y las fuentes, y que ello influía en el temario de un medio.
Por su parte, Fishman se registró en 1976 como reportero de un periódico local de California: Record, convencido de que estudiar los métodos rutinarios de los periodistas le permitiría comprender cómo se fabrica la noticia de mejor manera que con el estudio de “otras prácticas como los ardides de los medios de publicidad, la edición de los jefes de redacción o la línea editorial”.30 Desde el newsmaking, se propuso demostrar que las noticias son “el resultado de los métodos empleados por los hombres de prensa”.31 Gans32 también se destacó por su trabajo sobre lo que ocurría en las redacciones; su investigación combinó este factor con el análisis de contenido de diarios norteamericanos para demostrar la (no) objetividad en la producción de las noticias.
Tal como señala Mosco, los trabajos de estos autores “demuestran cuáles son las rutinas simplificadoras en una redacción de diario, las divisiones del trabajo y los rasgos regularizados que establecen una plantilla, por lo que es potencialmente un proceso de producción abierto […] que describe con gran detalle empírico los procesos socio-técnicos que ayudan a construir el proceso de producción”.33
Conscientes de la arbitrariedad que implica mencionar solamente a unos pocos estudiosos, destacaremos a algunos autores como Rodrigo Alsina,34 Mar de Fontcuberta,35 Manuel López,36 Borrat37 y De Fontcuberta.38 Todos estos investigadores analizaron las rutinas productivas en los medios, convencidos de que éstas influyen y se reflejan en el contenido de la información. Por su parte, Wolf también destaca las contribuciones de Warner, Epstein, Altheide, Alvarado y Buscombe.39
En Argentina, las primeras preocupaciones por entender y sistematizar cómo trabaja el periodista y en qué condiciones, aparecieron en la década de 1990. Los dos gobiernos de Carlos Menem (1989-1999), en términos generales, implicaron grandes transformaciones, en los niveles político y económico, que tuvieron una marcada incidencia en la reestructuración de los mercados del sistema mediático argentino y que orientaron políticas de comunicación, al articular los intereses del Estado con los de un reducido grupo de capitalistas.40 En ese contexto, Arrueta señala que emergieron “estudios de producción noticiosa: el crecimiento de la tarea periodística en todas sus facetas, el posicionamiento del papel que cumplen los medios de comunicación en el espacio público, y el valor de la noticia en los destinos de la sociedad civil”.41
A continuación, se hará un breve repaso de trabajos enfocados en analizar específicamente los procesos de trabajo de redacciones de diarios de Argentina.42
Fernando González43 analizó los cambios ocurridos en las redacciones de periódico a partir de la década de 1980 y se enfocó en la agenda diaria que generan los periodistas.
Stella Martini44 se abocó a estudiar las rutinas de producción. Su análisis se diferencia de los estudios centrados exclusivamente en el mensaje y sus efectos. Como revisa Arrueta, “su trabajo tiene la importancia de haber sistematizado y descripto las variables que hoy atañen al newsmaking y haber puesto en la superficie vínculos entre los criterios de noticiabilidad, las formas de construcción de realidad y el compromiso social-político del medio”.45 La autora realizó aportaciones tanto empíricas como teóricas, como se observa en Los que hacen la noticia. Periodismo, información y poder, trabajo que editó junto con Lila Luchessi,46 y que constituye una de las aportaciones más trascendentes, en el nivel local, sobre las prácticas periodísticas en medios nacionales, desde la perspectiva de Newsmaking y con base en más de 40 entrevistas en profundidad. En la investigación también analizan las condiciones laborales en un contexto de digitalización o, en palabras de las autoras, los efectos “indeseados” del mismo desarrollo tecnológico, articulados con la flexibilización laboral.
En 1999, Walter Miceli editó un trabajo elaborado por el Grupo de Investigación de Temas de Producción Periodística (GITEPP) de la Universidad Nacional de La Plata. En él, si bien se abordan los factores exógenos que influyen en el momento de determinar qué es publicado y qué no, en seis diarios de alcance nacional, también se estudian los factores endógenos de la producción y procesamiento de la información, como las rutinas productivas, entendidas como procedimientos tanto del medio como de los periodistas:
[…] se reconoce una cadena de acción grupal e individual mecanizada: los diarios poseen instancias de evaluación, planificación y concertación colectiva, que disparan acciones de desarrollo individuales, y luego son reevaluadas en las últimas instancias de definición colectiva (el cierre) donde inciden notoriamente las jerarquías periodísticas.47
El trabajo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) sostiene la idea de que las rutinas son metodología pero con un alto grado de flexibilidad y que esa aleatoriedad se torna necesaria ante un imprevisto.
Resulta válido mencionar, también, el trabajo del grupo de investigación del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), coordinado por Luchessi.48 El equipo trabajó en el análisis de la noticia, en el marco de la incorporación de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las redacciones periodísticas. Mediante entrevistas, reflexiona sobre el impacto de las TIC en los procesos de producción, circulación y consumo de las noticias, y sobre la manera en que éstas afectan la práctica, la calidad informativa, la pluralidad de las agendas y las nuevas configuraciones de los lectores. En 2013, Luchessi también editó Calidad informativa. Escenarios de postcrisis.49
Por su parte, en su tesis doctoral, Arrueta50 eligió dos diarios de San Salvador de Jujuy para entender las rutinas de producción en “contextos de periferia”, y lo hizo por medio de técnicas como la observación, entrevistas en profundidad, y análisis de contenido. El autor estudió cómo se organizan y ejecutan las rutinas de producción, de qué manera esas rutinas están atravesadas por las decisiones editoriales-empresariales y por el contexto social y político, y la incidencia que tiene ese contexto en el ejercicio de los periodistas. Llegó a la conclusión de que la noticiabilidad en contextos de periferia se conforma por los límites indivisibles entre el periódico y sus estrategias político-comerciales. Arrueta identificó que la noción de interesante y significativo no tiene estricto correlato con las demandas del público, sino con las tácticas económicas del diario (desde lo económico) y la relación de aliados y no aliados en el poder.
En su tesis doctoral, Adriana Amado51 reflexionó sobre los actores que intervienen en la producción de las noticias en los medios gráficos (la prensa escrita), considerando tanto las rutinas y las condiciones de trabajo de los periodistas en las redacciones como factores externos. El estudio de las agencias de noticias y las oficinas institucionales la llevan a señalar que, para que los sucesos se conviertan en noticias, no es suficiente que tengan una naturaleza noticiosa (criterios noticiables), puesto que los actores del entorno también intervienen en la construcción de la noticia.
Alejandro Rost y Fabián Bergero52 lideraron un equipo de investigación con el que analizaron los cambios en las rutinas profesionales de los periodistas en redacciones de diario, en tiempos de convergencia. Si bien analizaron medios españoles y argentinos de alcance nacional, también pusieron el foco en algunas provincias del interior. Mediante entrevistas a periodistas y editores, demostraron que las redacciones están cambiando su organización de trabajo y abordaron diferentes aspectos como las estrategias de los medios para fusionar las redacciones con el requerimiento de nuevos perfiles profesionales para los periodistas.
Boczkowski53 publicó una investigación de los diarios Clarín y La Nación y sus respectivas cabeceras digitales para analizar cómo incide el cambio tecnológico (principalmente la utilización de la web) en la composición de la agenda temática y en el papel de las prácticas tecnológicas de los periodistas, para lo cual realizó más de 40 entrevistas en profundidad y observación directa en las redacciones, con el fin de entender rutinas y valores profesionales. Su investigación provee evidencia sistemática de tipo dinámico (a lo largo del tiempo) y relacional (en versión impresa y online). Con base en ese trabajo, Boczkowski y Mitchelstein54 se propusieron analizar la distancia entre las elecciones temáticas de los consumidores -que priorizan asuntos como los deportes y los espectáculos- y los criterios de noticiabilidad que sostienen los periodistas de sitios web sobre contenidos políticos, económicos e internacionales. Comprobaron que esa brecha (gap) entre lo que elige la audiencia y los trabajadores de los medios aumenta o disminuye según el contexto sociopolítico: un mayor grado de actividad política está ligado a una disminución de la brecha. El estudio de la divergencia ente las elecciones temáticas que hacen los periodistas y lo que prefiere leer el público se basó no sólo en un análisis de contenido, sino también en entrevistas a redactores y editores de medios como The Guardian, cnn, El País, usa Today y el diario argentino La Nación.
En síntesis, los principales estudios sobre rutinas productivas en Argentina se han enfocado en una dimensión microsocial, estudiada a partir de técnicas de corte cualitativo, centradas, principalmente, en la observación directa, en entrevistas en profundidad y, en menor medida, en una triangulación que incorpora análisis de contenido y de recepción.
Resulta menos frecuente encontrar análisis que incorporen metodología cuantitativa. Éstos exceden la producción argentina y se inscriben, más bien, en los estudios de medios en Latinoamérica.55 Todo ello plantea el interrogante acerca de si el periodismo ha sido abordado como problema de investigación con una perspectiva multidisciplinar y con la metodología que requiere como objeto de estudio.56 Arrueta señala que en América Latina, particularmente en Argentina, los estudios en comunicación tendieron a colocar su objeto en la esfera de los mensajes y sus efectos, con el fin de comprender las implicaciones ideológicas de los diarios, con lo que relegaron los procesos de producción.57 Hay que considerar que este problema reside, por un lado, en las dificultades para realizar observación in situ en los medios, principalmente en el caso de grandes empresas, y, por otro lado, en factores económicos o intereses particulares, por los cuales no suelen realizarse investigaciones integrales de la noticia que vinculen los contenidos y el tipo de tratamiento noticioso de los medios de comunicación (agenda setting) con metodologías propias de los estudios de la economía política de la comunicación (que incluyen pero también desbordan el análisis de la estructura de propiedad de los medios)58 o con las rutinas productivas en las redacciones actuales (newsmaking) y en la instancia de recepción (framing).59 También se convierte en un complejo desafío articular diferentes metodologías. En ese sentido, faltan propuestas de investigación y análisis que crucen las distintas fases del circuito productivo de la noticia. Se entiende que ninguna teoría es tan vasta que pueda dar respuesta a todas las inquietudes que surgen.
Hacia una investigación integral de la noticia
Como se dijo en el inicio, la construcción de la agenda mediática implica una suma de factores internos y externos que exceden las rutinas productivas. En ese sentido, se considera la necesidad de investigaciones más integrales, preocupadas por cómo se producen y difunden las noticias en toda la cadena de producción, en un contexto de variados soportes tecnológicos y emergencia de nuevas tecnologías.
Para esclarecer esto, se propone como ejemplo la cobertura que hicieron los principales diarios de Argentina, Clarín y La Nación, sobre el caso Panama Papers, denominación de una de las filtraciones más importantes de la historia, que comprendió 11 millones de documentos.60 Esa información, que arrojó un extenso listado de figuras políticas, funcionarios, empresarios y personajes del espectáculo y del deporte, vinculados a sociedadesoffshore (cuyos titulares quedaron ocultos),61 llegó al diario alemán Süddeutsche Zeitung y luego fue compartida con el Consorcio de Periodistas de Investigación (ICIJ), de Washington. En el caso argentino, el cotejo y la publicación de la información contenida en Panama Papers estuvieron a cargo de Clarín y La Nación, pero no de los periodistas miembros del ICIJ.62 La fecha de lanzamiento de los documentos fue el 3 de abril de 2016 e inmediatamente la información se diseminó por portales web y plataformas de redes sociales.
Uno de los mandatarios que figuró en los Panama Papers fue el presidente argentino Mauricio Macri, quien asumió su gobierno el 10 de diciembre de 2015. Ahora bien, la cobertura que hicieron los grandes medios argentinos, como Clarín y La Nación,63 recibió fuertes críticas de medios internacionales tanto por los “sesgos” y la “protección” que se le dio al primer mandatario -a pesar de ser un tema tan sensible para la opinión pública local-64 como por la demora en publicarlo.
Si bien no es objetivo de este artículo analizar la cobertura de Panama Papers, se considera oportuno mencionar brevemente el caso para reflexionar sobre la necesidad de estudios integrales. La jerarquía o visibilidad que adquirió el presidente en las portadas (tapas) y homepages de Clarín y La Nación fue similar al protagonismo que adquirió el futbolista Lionel Messi y un secretario del expresidente Néstor Kirchner, quien también aparecía en el listado. Presentamos las homepages del día 3 de abril y las portadas (tapas) de los días 4 y 5 de abril.
En el caso de Clarín y La Nación, la publicación impresa se hizo el 4 de abril, un día más tarde del lanzamiento pautado por el consorcio. La circulación de la información ocurrió durante toda la jornada del 3 de abril no sólo en los medios que forman parte del consorcio (que son aproximadamente cien), sino también en las plataformas de redes sociales y portales de noticias. Esa circulación no sólo estuvo en manos de los periodistas, sino también de la audiencia que discutió el tema.
El periodista de La Nación seleccionado por el consorcio, Hugo Alconada Mon, justificó la cobertura aduciendo que las rutinas productivas y las dinámicas propias de una redacción la condicionan y que otros temas fueron más relevantes para el medio.67 La pregunta de varios colegas radicó en la razón por la cual se restaba trascendencia a un tema de tanta relevancia68 y que se expuso globalmente, pues para cuando los diarios de mayor alcance reflejaron el tema en portada, la discusión en las redes sociales llevaba una presencia de más de 24 horas.
Más allá del análisis de jerarquización y valorización, y de las rutinas productivas como explicación de los propios emisores, las preguntas que surgen son: ¿qué otros actores externos e invisibles forman parte de la construcción de esa noticia?, ¿se puede analizar el caso Panama Papers sólo mediante los estudios de contenido; sólo mediante la mirada del newsmaking?
Cabe señalar que tanto en Clarín como en La Nación los mismos dueños o socios de los medios aparecieron con firmas offshore en Panamá.69 También es relevante contemplar como factor condicionante las relaciones que los medios tienen con los gobiernos. En este sentido, una pregunta que surge es: ¿cómo hubiera sido la cobertura si en lugar de Mauricio Macri, la protagonista hubiera sido la ex presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), teniendo en cuenta la vigorosa disputa que su gobierno tuvo con los dos principales medios? Zunino70 visibiliza esa tensión en la llamada “crisis del campo”,71 tensión que en 2009 se acentuó con la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.72
A modo de cierre
En este artículo se intentó explicar las premisas de la mirada del newsmaking, sus antecedentes y su evolución. De esta forma, se buscó dar una muestra no exhaustiva del recorrido de esta perspectiva y su aporte contextual y microsocial para entender qué ocurre dentro de los medios.
Los procedimientos establecidos para recopilar, procesar y publicar cierta información y no otra, según el enfoque deNewsmaking, tienen consecuencias en el contenido y en la forma de los mensajes. Para esta mirada, no se trata de que periodistas sagaces, con olfato o dotados de astucia encuentren la noticia. O sí, como ocurre en algunos casos, pero sugiere que los periodistas, más que “cazadores” de noticias, son constructores, y las rutinas productivas son factores relevantes en esa construcción, como se ha señalado previamente.
De todos modos, se considera que no alcanza con hurgar en las rutinas de trabajo para entender la noticia de manera integral. En ese sentido, el ejemplo de Panama Papers fue un subterfugio para retomar ese debate. El newsmaking se constituye en una mirada abierta, no reduccionista y crítica que permite el diálogo con otros enfoques que consideran de relevancia el ecosistema en el que operan los medios en tanto que son actores políticos.
Por economía de recursos e intereses, las investigaciones en la región, particularmente en Argentina, no suelen articular su interés en los contenidos y en el tipo de tratamiento noticioso de los medios de comunicación con el análisis de la estructura de propiedad de los mismos medios, o con la organización de las rutinas y procesos productivos que dan cauce a los contenidos. A su vez, estas fases aparecen separadas, en el plano analítico, de los estudios de recepción y suelen priorizar sólo a los medios tradicionales. En ese sentido, se considera necesario repensar los estudios del emisor a la luz de perspectivas complementarias, tales como la economía política política de la comunicación, la teoría del framing y los estudios culturales, en la instancia de lo que respecta a la recepción, de manera que se sumen otras preguntas e intereses de investigación, se consideren otros factores y actores que negocian e intervienen en esos procesos, y se analice la noticia en toda la cadena productiva, es decir, en las fases de producción, distribución y consumo.