El Manuscrito Bower
El texto aquí traducido es una de las siete secciones del llamado Manuscrito Bower, una colección sánscrita que destaca por su eclecticismo, por la historia de su descubrimiento en el siglo XIX y por haber impulsado los esfuerzos de diferentes países por encontrar y apropiarse de manuscritos y antigüedades en Asia Central, lo que motivó también algunas de las primeras expediciones arqueológicas en la zona (Hoernle 1914, 2-3; Hopkirk 2001, 46-49, 107-108).
El nombre del manuscrito proviene del oficial escocés de inteligencia del ejército británico Hamilton Bower, quien lo compró en 1890 en el oasis de Kucha, en el Asia Central china,1 y lo llevó a India, donde lo entregó a la Asiatic Society of Bengal, en Calcuta. Tras varios intentos fallidos de descifrarlo, el manuscrito llegó en febrero de 1891 a manos de Rudolf Hoernle, entonces secretario filológico del organismo, quien rápidamente tuvo avances. En abril del mismo año dio a conocer sus primeros desciframientos, y entre 1893 y 1897 publicó tres volúmenes que incluían una edición facsimilar del manuscrito, el texto en escritura devanāgarī y en transliteración, un estudio de sus características temáticas, históricas y epigráficas, así como una traducción completa al inglés junto con numerosas notas. Su detallado trabajo sigue siendo la principal referencia para el estudio del Manuscrito Bower.
El documento consta de siete secciones, repartidas en 51 folios de corteza de abedul, escritas en una variante del sistema brāhmī del norte de India que parecen provenir de al menos cuatro escribas, por lo que más que un manuscrito se trata de una colección de varios de ellos. Su procedencia y su datación son imprecisas. Hoernle (1914, 52) sitúa la compilación final en la segunda mitad del siglo IV, aunque Sander (1987, 321) la coloca alrededor del 525.
Desde la perspectiva de su contenido, el Manuscrito Bower es un espécimen fascinante: contiene cuatro textos de medicina (incluido un tratado entero sobre el ajo), dos manuales cortos de adivinación por medio de dados (Pāśakakevalī) y dos secciones del texto budista Mahāmāyūrīvidyārājñīsūtra. Que contenidos tan diversos estén reunidos en una misma colección podría explicarse a partir de la aparición del nombre Yaśamitra en las secciones VI y VII, que corresponden al texto budista. El nombre está añadido en dos lugares donde se usa una fórmula de protección cuyo beneficiario es ese personaje. Hoernle (1914, 29) especula que Yaśamitra era un monje de alto rango que habría encargado la copia de estas dos secciones. El nombre sánscrito del personaje centroasiático indica su muy posible pertenencia a la orden budista. Se puede conjeturar que Yaśamitra reunió las distintas secciones en una colección y añadió las otras dos del texto budista que había encargado copiar (o que él mismo copió) para su protección. Si esta suposición es acertada, el Manuscrito Bower representaría un interesante testimonio material del uso ritual privado de los textos en los monasterios budistas en Asia Central en los primeros siglos de la era común. Más que un manuscrito de biblioteca para los miembros del monasterio, se podría entender como una selección de textos personalizada, como un libro de cabecera cuyas secciones respondían a los intereses de un individuo específico: la preservación de la salud, la adivinación y la protección ante peligros externos.2
El Mahāmāyūrīvidyārājñīsūtra
El Mahāmāyūrīvidyārājñīsūtra es un texto budista sánscrito centrado en una fórmula de protección conocida como Mahāmāyūrī, “la Gran Pava Real”, a la que se atribuye el poder de resguardar de venenos y ponzoñas, especialmente de serpientes. En las versiones largas, este sūtra se incluye en la colección tántrica de las Pañcarakṣā, “Las cinco protecciones”, una compilación de fórmulas de protección asociadas a deidades femeninas. Ahora bien, a pesar de contener diversos elementos a menudo identificados como parte del tantra budista, el Mahāmāyūrīvidyārājñīsūtra como texto individual precede por varios siglos a este fenómeno religioso. Por otra parte, aunque normalmente se le considera una escritura del budismo mahāyāna, éste y otros sūtras similares podrían tener su origen en el entorno nebuloso de las colecciones de encantamientos de diversas escuelas no mahāyāna, como los dhāraṇīpiṭakas de las escuelas dharmaguptaka y mahāsāmµghika, y el vidyādharapiṭaka de los mahāsāmµghikas (Hidas 2015, 130).
La antigüedad de esta obra es incierta, pero la traducción china más remota (ca. 320; Desjardins 2002, 20) sitúa la composición del texto sánscrito alrededor de la segunda mitad del siglo III. Tomando en cuenta su brevedad, la versión del Manuscrito Bower parece conservar todavía elementos de las que habrían sido versiones sánscritas más antiguas. El lenguaje en que está compuesta es conocido como sánscrito mixto, con gran influencia de las llamadas lenguas prácritas que algunos budistas utilizaban para transmitir sus textos.
Aunque su núcleo puede rastrearse a un grupo de textos apotropaicos en lenguas prácritas (Mora paritta, Mettā sutta, Khandha paritta, Āṭānāṭiya sutta, en sus versiones en pali, entre otros), la Mahāmāyūrī destaca como una composición innovadora mediante la cual se pretende sintetizar distintas fórmulas de protección y presentar un encantamiento que sea capaz de abarcar el rango de acción de todas ellas. Así, a partir de un episodio en el que un monje es mordido por una serpiente, se pone en boca del Buda Śākyamuni una larga fórmula de resguardo que no solamente tiene como objetivo salvar a ese monje en particular, sino que tendría el poder de alejar todos los venenos, las enfermedades y las influencias nocivas causadas por los distintos seres que habitaban el imaginario mítico de los antiguos budistas, con especial énfasis en los entes serpentinos llamados nāgas. Para lograr su objetivo, el texto recurre de forma simultánea a dos métodos de distinta naturaleza: el cultivo del estado mental de la benevolencia (maitrī) y la recitación de una fórmula apotropaica del género conocido como dhāraṇī. El primero, construido como un poema en verso, tiene como meta generar una relación cordial con distintos seres potencialmente hostiles. El segundo, un texto críptico, repetitivo y resonante, es un mantra de carácter enérgico: invoca a una cohorte de deidades o energías femeninas feroces que se encargarán de ahuyentar el mal y sus causantes. Esta última fórmula constituye el corazón del texto: es considerada la palabra misma del Buda y es lo que específicamente se conoce como la Mahāmāyūrīvidyārājñī.
Con la siguiente traducción se busca presentar por primera vez en español una versión directa de una obra sánscrita que ha gozado de enorme popularidad en Asia Central, así como en China, Japón y Nepal.3 Uno de los objetivos de este trabajo es mostrar el budismo como una tradición compleja que ha desarrollado discursos apotropaicos para destacar la soberanía del Buda sobre otras potencias. En la Mahāmāyūrī, esta soberanía se expresa como el control que las palabras del Buda pueden ejercer sobre todo tipo de seres peligrosos, con lo cual su figura se establece como la máxima autoridad sobre las potencias del mundo. Así, la obra que viene a continuación representa un ejemplo destacado del carácter diverso de las tradiciones budistas y, en especial, de su constante interés por afirmar y reivindicar su soberanía, no solamente sobre los ámbitos del conocimiento y la liberación, sino también sobre las potencias del mundo en su conjunto.
Sección VI del texto budista Mahāmāyūrīvidyārājñī en el Manuscrito Bower4
Esto es lo que he escuchado:5 En una ocasión, el Bienaventurado6 habitaba en el Jetavana, el jardín de Anāthapiṇḍada en Śrāvastī. En aquel tiempo, un mendicante llamado Svāti7 vivía en el Jetavana, el jardín de Anāthapiṇḍada en Śrāvastī. Era joven, novel y principiante, llevaba muy poco tiempo de haber renunciado y muy recientemente había ingresado en este sistema de enseñanza y disciplina.8 Mientras cortaba leña para calentar el cuarto de baño en beneficio de la comunidad de renunciantes,9 una enorme serpiente negra salió de entre algunos maderos podridos y lo mordió en el dedo gordo del pie derecho, por lo que languideció y cayó al suelo escupiendo espuma y girando los ojos.
Entonces, el venerable Ānanda vio al mendicante Svāti terriblemente afectado y enfermo, escupiendo espuma y girando los ojos mientras perdía la conciencia. Al mirarlo, rápidamente […]10 “Bienaventurado, ¿qué debo hacer para ayudarlo?”. Entonces el Bienaventurado le dijo lo siguiente al venerable Ānanda:
“Ve, Ānanda, protege al mendicante Svāti con esta Mahāmāyūrīvidyārājā11 que ha sido enunciada por el mismo Tathāgata;12 ejecuta la defensa, el hechizo de resguardo, la cobertura, la guardia, la pacificación, la bendición que preserva de la violencia, destruye y aniquila el veneno; además, prepara y delimita el terreno.13
Remueve y ahuyenta la posesión nociva de devas, nāgas, asuras, maruts, garuḍas, gandharvas, kinnaras, mahoragas, yakṣas, rākṣasas, pretas, piśācas, bhūtas, kumbhāṇḍas, pūtanas, kaṭapūtanas, skandhas, unmādas, chāyas, apasmāras y ostārakas.14
Ahuyenta los hechizos, el encantamiento kaḥkhorda y a los okiraṇas, los veṭāḍas, los ciccakas y los preṣakas,15 así como a los seres que producen indigestión, vómito, demacración, llagas, un estado macilento y convulsiones.
Ahuyenta y remueve la fiebre que dura un solo día, dos, tres, cuatro o siete días, medio mes o un mes entero; la fiebre crónica o momentánea, así como la que es continua o irregular; la que es producida por un espíritu, por un humano o por un ser no humano, y también aquella que se agrava por los trastornos de vāta, pitta o śleṣman;16 remueve todas las fiebres y aleja el dolor de cabeza, la migraña, la indigestión, las afecciones oculares, nasales, bucales, de la garganta y el corazón, así como el dolor de oído y dientes, del corazón, de costillas y espalda, del vientre, de las sienes, de la vejiga, de muslos y piernas, de manos y pies, de los miembros principales y secundarios del cuerpo.17
Bienestar por la noche y por el día,
bienestar también a mediodía;
que todos los budas me otorguen
bienestar siempre noche y día.
A saber,18
iḍi viḍi hiviḍi niḍe aḍe yāḍe dṛgāḍe hariveguḍi pāmµśupiśācini ārohaṇi orohaṇi ele mele tile kile tile mele mile timi dumipe iṭṭi miṭṭi viṣṭhabdhe vimale huhu huhu aśvamukhi kāṭṭī mahākāḍi prakīrṇakeśi kulu kulu vaaphalu kolu kolu dhosā dumbā dodumbā duma dumba golāyā śelāyā hiśu hili hi mili mili tili tili culu culu mulu mulu mulu mulu mulu mulu mulu huhu huhu19 huhu huhu huhu babā babā babā babā babā jala jala jala jala jala dama damanī [tapa tapani jvala jvalani, paca pacani]20 dumµdubhī garjanī varṣaṇī sphoṭanī patanī pācanī hāriṇī kamµpanī madanī maṇḍaṇī [maṇḍitike] kṣemamµkari makari śākari śarkari karkari savari śamµkari jvalani jvalani dumadumbani me golāyā parivelāyā varṣatu devo samantakena ilikisi svāhā.21
Yo tengo benevolencia hacia los dhṛtarāṣṭras,22
y hacia los nairāvaṇas tengo benevolencia;
hacia los virūpakṣas tengo benevolencia,
así también hacia los kṛṣṇagautamakas.23
Tengo benevolencia hacia el nāgarāja Maṇi,
de la misma forma que hacia el llamado Vāsuki,
hacia los nāgas del linaje de Daṇḍapāda,
y siempre también hacia los de Pūrṇabhadra.24
Aquellos nāgas Nanda y Upananda,25
en extremo gloriosos, muy ilustres,
dotados de poderes extraordinarios,
en la lid de dioses y asuras asisten.
Tengo benevolencia hacia Anavatapta,
así como hacia Varuṇa y Samµhāraka;
de la misma forma que hacia Takṣaka,
y hacia aquellos Ananta y Vāsūmukha.26
Hacia Aparājita tengo yo benevolencia,
y tengo benevolencia hacia Cchibbasuta;
la tengo siempre hacia Mahāmanasvī,
así también hacia aquel Manasvī.27
Kālaka y también ese Apalāla,
Bhogavān, además Śrāmaṇeraka;
Dadhimukha, también aquel Maṇi,
y el señor de los rumbos, Puṇḍarīka.28
Karkoṭaka y Śamµkhapāda,
Kambala y ese Aśvatara;
tengo yo benevolencia
siempre hacia estos nāgarājas.29
Hacia Sāketaka y Kumbhīra,
así como hacia Sūciloma;
hacia Ugātipa, hacia Kāla
y Riṣika tengo benevolencia.30
También hacia aquel Pūraṇakarṇa
y Śakaṭamukha tengo benevolencia;
así como hacia Kolaka, Sunanda
y en todo momento hacia Vatsīputra.31
Hacia Elapatra tengo benevolencia,
y tengo benevolencia hacia Lamµburaka
También hacia el gran nāga Pithila,
y hacia el muy afamado Mucilinda.32
Hacia los nāgas que andan en la tierra
y hacia aquellos que en el agua se encuentran;
hacia los que se mueven en la atmósfera
y hacia los que en el monte Meru habitan.
Hacia los que poseen una o dos cabezas,
hacia ellos tengo siempre benevolencia.
Hacia los seres sin pies tengo benevolencia,
tengo benevolencia hacia los seres de dos pies;
hacia los cuadrúpedos tengo benevolencia
y tengo benevolencia hacia los de muchos pies.33
Que aquellos seres sin pies no me hieran,
ni tampoco me hieran los de dos pies;
que aquellos cuadrúpedos no me hieran,
ni tampoco los que poseen muchos pies.
Tengo benevolencia hacia todos esos nāgas,
hacia aquellos que en el agua se encuentran;
tengo benevolencia hacia todas las creaturas,
hacia aquellas que están sobre la tierra;
tengo benevolencia hacia todos los seres,
los inmóviles y los que están en movimiento.
Que todos los seres sean felices
Y estén libres de la enfermedad;
que todos el bienestar encuentren
y que nadie actúe con malignidad.
Teniendo este pensamiento de benevolencia
produzco un antídoto que destruye el veneno;
en verdad una fórmula de protección
que es a la vez una cobertura y un resguardo.
Homenaje al Buda, que el Despertar sea reverenciado,
homenaje al Emancipado, que sea reverenciada
[la emancipación,
homenaje al Apaciguado, que la paz sea reverenciada,
homenaje al Liberado, que sea reverenciada la liberación.34
Homenaje a aquellos brahmanes35 que han eliminado
[sus cualidades malignas;
que asimismo ellos resguarden a Yaśamitra, svāhā.36
Que lo protejan de todos los temores, de todos los infortunios, de todas las perturbaciones causadas por calamidades, de todas las fiebres, de todas las enfermedades, de todas las posesiones y de todos los venenos.