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Acta poética

versão On-line ISSN 2448-735Xversão impressa ISSN 0185-3082

Acta poét vol.26 no.1-2 Ciudad de México Abr./Nov. 2005

 

Presentación

 

Mariana Masera y Cristina Azuela

 

Uno de los aspectos más complejos para la historia literaria es la relación entre la oralidad y la escritura en cada época y su repercusión en las diversas sociedades. Actualmente, el gran impacto de las tecnologías hace que dicha discusión cobre especial auge. La variedad de estudios y perspectivas que se han generado al respecto y, sobre todo, durante las últimas dos décadas es enorme. Desde la antropología, la filología, la historia y la etnopoética se han tratado de examinar los rasgos de la relación entre el texto escrito y el texto oral, sus encuentros, fronteras y sus repercusiones.

El estudio sistemático de la literatura tradicional inicia a fines del XIX bajo la influencia de un pensamiento romántico y nacionalista europeo. Por un lado se funda la ciencia del folklore en Inglaterra y por otro se busca conocer los orígenes de las literaturas nacionales. Un ejemplo de ello son los estudios sobre literaturas románicas que generaron grandes polémicas entre los llamados "individualistas", como Joseph Bédier, quienes sostienen que los textos literarios sólo pueden ser producto de un autor letrado; y los "tradicionalistas", que hablaron de una literatura creada y recreada por la tradición a partir de un autor recreador anónimo. De esta última tendencia se destaca, en la filología hispánica, Ramón Menéndez Pidal, sobre todo con sus trabajos sobre el Romancero donde a partir del método histérico-geográfico logró demostrar la fuerza de la supervivencia de los textos orales a través de los siglos. Además, el estudioso señaló cómo una de las características esenciales de estas manifestaciones es que la literatura tradicional vive en variantes. En esta misma área, otra especialista que ha impulsado las investigaciones sobre la lírica tradicional es Margit Frenk, quien logró constituir un enorme y completo corpus y describió, a través de sus estudios, las características fundamentales del género, tal como la existencia de una voz femenina importante, la diversidad métrica, la brevedad (de dos o tres versos) y el uso de símbolos naturales arcaicos. Frenk se abocó también a la lírica contemporánea realizando la recopilación del Cancionero Folklórico de México, obra pionera en la sistematización de las coplas modernas.

Desde la filología, uno de los momentos más importantes en la relación oralidad y escritura es el periodo comprendido entre la Edad Media y el Renacimiento. Al respecto Alan Deyermond afirma (en este mismo número) la importante ascendencia de lo oral sobre lo escrito:

La oralidad influye en casi todos los géneros literarios que nos ofrece esta época de transición, sea de una o de otra manera. A veces se trata de un género tradicional —oral en sus orígenes y hasta en su esencia— que se transforma en literatura escrita, como los romances y los refranes. A veces un género culto se "oraliza", como la transmisión oral memorizada de los Proverbios morales de Sem Tob, o la composición oral de libros de caballerías. A veces un género culto se aprovecha de la oralidad hasta el punto de erigirse en documento histórico-lingüístico, como los sermones populares o aspectos de La Celestina. De modo que la relación oralidad/cultura escrita en la época de transición entre Edad Media y Renacimiento se nos aparece como una transformación, como una superación, desde luego, pero también como una simbiosis. (infra, pp. 49-50)

Fue hacia principios del siglo XX cuando se realizaron los trabajos pioneros de los helenistas Albert Lord (The Singer of Tales, 1933) y su maestro Milman Parry (Serbocroatian Heroic Songs, 1954), quienes hablaron por primera vez de una literatura oral y desarrollaron la teoría formulaica, donde se explicaba la producción de largos textos épicos a través de la improvisación por medio de fórmulas, como parte de una tradición transmitida de forma oral y no como obra de un solo individuo. En esta misma tendencia es importante señalar la aportación a la discusión de Erick Havelock en su Preface to Plato (1963).

Dicha teoría influyó en los estudios de las literaturas románicas, sobre todo en el género del la épica. Actualmente quien más ha aportado a la crítica y al desarrollo teórico es el erudito John Miles Foley. Una de sus importantes propuestas, como se puede ver en el artículo aquí presentado, es que los elementos poéticos (por ejemplo temas o epítetos) tienen su contraparte en la tradición oral que los completa, demostrándose así la riqueza semántica del poema al momento de cada una de sus ejecuciones.

Otras investigaciones que fueron punto de arranque para la reflexión acerca de la oralidad son los trabajos de Paul Zumthor, que han tenido gran impacto en los estudios de las literaturas, y no sólo las medievales, pues se ha ocupado de examinar los rasgos propios de la oralidad y de la poesía oral en sus conocidos Introduction à la poésie oral (1983) y La lettre et la voix (1987).

Desde la antropología, debemos señalar los fundamentales trabajos realizados por la estudiosa Ruth Finnegan (Oral Poetry, 1977), que enfatizaban desde sus inicios los problemas de la delimitación del concepto de 'poesía oral', posición que, como vimos, fue retomada por la filología:

the concept of 'oral-ness' must be relative, [...] anyone interested in studying the facts about oral poetry rather than playing with verbal definitions or theoretical contructs has to recognise that consideration of 'oral poetry' cannot startfrom a precise and definitive delimitation of its subject matter from 'written literature'. [...] 'oral poetry' is inevitably a relative and complex term rather than an absolute and clearly demarcated category. [...] The basic point then, is the continuity of 'oral' and 'written' literature. There is no deep gulf between the two: they shade into each other both in the present and over many centuries of historical development, ant there are innumerable cases of poetry which has both 'oral' and 'written' elements. The idea of pure and uncontaminated 'oral culture' as the primary reference for the discussion of oral poetry is a myth. (1977, 22-24)

Asimismo, cada vez más se ha insistido en la problemática relación entre el performance de un texto y su recopilación escrita, ya que cada uno de los aspectos que convergen en la ejecución son significativos para la comprensión del poema y tienden a ser omitidos en la puesta por escrito. Ello se ha convertido en eje de la etnopoética, entre quienes se destaca el investigador Dennis Tedlock que define a la disciplina como "a decentered poetics, an attempt to hear and read the poetries of distant others, outside the Western tradition as we know it now [implying] implies that any poetics is always an ethnopoetics".

De hecho la interacción entre escritura y oralidad ha sido tema de estudio para especialistas de otras disciplinas, como los célebres trabajos de Me Luhan (The Gutenberg Galaxy [1966]), de Walter Ong (Orality and Literacy. The Technology of the Word [1982]) y de Jack Goody (The Interface between the Written and the Oral [1987]).

Por otra parte, también se ha destacado la trascendencia de la lectura en voz alta como factor esencial de la oralización de la literatura, veta de investigaciones en que fue pionera Margit Frenk (cf. su Entre la voz y el silencio [1997]), además de los numerosos trabajos de Roger Chartier, como Lectures et lecteurs dans la France de l'Ancien Régime (1987), y Culture écrite et société. L'ordre des Livres (XIVe-XVIIIe siécles) (1996), entre otros.

Así pues, por un lado, la oralidad se entiende como un espacio amplio donde convergen elementos cultos y elementos tradicionales, donde llegan textos oralizados y textos orales. Por otro, existe también el problema de poner por escrito los textos orales reduciendo así a un elemento gráfico lo que antes había sido una compleja red de significantes.

En fin, en este breve repaso sólo queremos destacar en qué medida la relación entre la oralidad y la escritura resulta fundamental para la discusión de la literatura y la cultura.

En este volumen hemos reunido textos que abordan, desde diversas perspectivas y disciplinas, la relación entre la voz y la letra. Los artículos tocan temas que van desde las antiguas tradiciones griega, hindú o prehispánicas, hasta los cancioneros y la narrativa modernos, recorriendo también espacios textuales medievales y renacentistas europeos y del siglo de oro español, otros novohispanos o finalmente, aquéllos conservados en lenguas indígenas actuales.

Abre el número la entrevista con Margit Frenk, cuyas investigaciones sobre la poesía tradicional antigua y moderna y la oralización de la literatura, sobre todo en el Siglo de Oro, son esenciales para la filología hispánica. Siguen dos textos seminales para la reflexión sobre la oralidad en tradiciones diversas, tanto el artículo ya mencionado de John Miles Foley, quien a través de su conocimiento de los textos clásicos y la literatura eslava ha realizado aportes fundamentales para entender al poema oral y su poética; como el importante trabajo de Alan Deyermond —también ya citado— acerca de la influencia de lo oral sobre lo escrito en la literatura medieval y renacentista hispana. Hay que mencionar también el estudio de José Manuel Pedrosa, quien es ahora uno de los mayores investigadores en literatura comparada en España y que está desarrollando nuevos conceptos sobre la literatura oral, como lo muestra en su trabajo sobre la transformabilidad de un tópico en diferentes tradiciones hispanolusitanas y anglosajonas; así como el de Silvana Rabinovich, que investiga sobre la memoria y señala en su interesante artículo la compleja relación entre la oralidad y la escritura en la tradición judía.

Por otra parte, Juan Miguel de Mora explora la pervivencia de elementos de tradición oral en los textos sánscritos, mientras que Cristina Azuela plantea la representación literaria de la narración oral en el género del relato corto medieval europeo; y, llegando a la Grecia moderna, Alberto Conejero rastrea la imagen de la mujer en el cancionero urbano griego. En tanto que desde la antropología, el destacado investigador Luis Díaz Viana, propone nuevas fronteras de lo oral y la memoria.

En otro apartado hemos agrupado a especialistas del género narrativo sobre todo del Romancero. Aurelio González, quien ha desarrollado distinguidas investigaciones sobre el Romancero hispánico y americano, precisa las diferentes formas de trasmisión tanto oral como escrita del romancero. Paloma Díaz Más, investigadora destacada por sus numerosos trabajos de la tradición sefardí, explica cómo se comenzó a conocer el romancero sefardí. Se suman, además, los artículos especializados de María Teresa Ruiz sobre el tópico del adulterio en el romancero y el estudio de Santiago Cortés Hernández sobre la literatura de cordel.

También hemos incluido trabajos sobre el cancionero hispánico. La relación entre la música y el texto en el son mexicano es el objeto de estudio de la musicóloga Rosa Virginia Sánchez. En tanto que los respectivos trabajos de Raúl Eduardo González y de Gabriela Nava examinan tópicos que el cancionero de México comparte con el antiguo. Asimismo el artículo de Mariana Masera explora la variabilidad de un baile medieval hasta nuestros días. Otros géneros líricos estudiados aquí son la adivinanza, cuya estructura y estilo son descritos por la investigadora Teresa Miaja de la Peña, y el refranero, en particular las paremias étnicas acerca del indio, el criollo y el gachupín del artículo de Nieves Rodríguez. Finalmente, el trabajo de José Ricardo Chaves se aboca a pliegos sueltos del siglo XIX de carácter popularizante donde predomina la sátira.

Un acercamiento a la oralidad quedaría incompleto sin la inclusión de la literatura de los pueblos indígenas, que ha sido eminentemente oral y cuyo paso a la escritura ha generado nuevos retos para los estudiosos de las diferentes etnias. El escritor Carlos Montemayor, destacado investigador de las literaturas indígenas, estudia algunas caracterizaciones de la muerte en tres cuentos mayas. El conocido estudioso de la tradición quechua, Martin Lienhard, examina los waynos tradicionales de Perú como expresión de la cosmología quechua. En tanto que el erudito de la tradición náhuatl, Patrick Johansson, considera las repercusiones del paso de la oralidad a la escritura en los cantos náhuatl prehispánicos. Por último, la especialista Mercedes Montes de Oca estudia los recursos poéticos de diferentes etnias de México y Norteamérica.

Entre las notas y reseñas contamos con una interesante reflexión de Cristina Múgica sobre la oralidad y el método intersticial a partir de un texto de Cario Ginzburg; mientras que Francisco Segovia, reconocido poeta y traductor, comenta la versada del trovador Arcadio Hidalgo; para finalizar con la reseña de Esther Cohén sobre el libro de Enzo Traverso acerca de la simbiosis judeoalemana.

Acta Poética dedica este número a la oralidad y la escritura pues se trata de uno de los problemas esenciales para los estudios de la literatura y de la cultura. Los trabajos aquí presentados constituyen aportaciones a la discusión actual, además de demostrar cómo el acercamiento interdisciplinario puede enriquecer las perspectivas con el objeto de abrir nuevos caminos para las investigaciones que vendrán.

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