Introducción
El aprovechamiento forestal en la Península de Yucatán, se efectúa desde la civilización Maya, con un decremento en los años 800 a 1 000 D.C. o Periodo Clásico (Turner y Sabloff; 2012; Sánchez-Sánchez et al., 2015). A partir de la época Colonial, la extracción se enfocó en especies como el palo de tinte (Haematoxylon campechianum L.), chicle (Manilkara zapota (L.) P.Royen), cedro (Cedrela odorata L.) y caoba (Swietenia macrophylla King), bajo distintos esquemas. Estos se resumen en tres fases: usos tradicionales, concesiones y empresas comunitarias (Noble y Dirzo, 1997; Galleti, 1999; Simonian, 1999; Negreros et al., 2014).
La última fase de concesiones forestales en Quintana Roo se realizó por la empresa paraestatal Maderas Industrializadas de Quintana Roo (Miqro) de 1954 a 1983, que se concentró en el aprovechamiento de cedro y caoba, principalmente (Negreros et al., 2014; Torres-Rojo et al., 2016). La experiencia de Miqro sentó las bases para establecer infraestructura y personal técnico, así como una cultura silvícola. En la década de los años 80, se implementó el Plan Piloto Forestal (PPF), por conducto de la Agencia de Cooperación Alemana y el gobierno mexicano (Armijo et al., 2010; Negreros et al., 2014); del cual resultaron inventarios forestales comunitarios, empresas forestales comunitarias y el establecimiento de áreas forestales permanentes, lo que consolidó, posteriormente, a organizaciones regionales comunitarias, como la Sociedad de Productores Ejidales de Quintana Roo y la Organización de Ejidos Productores Forestales de la Zona Maya (Galleti, 1999; Armijo et al., 2010).
La tenencia colectiva por medio de comunidades agrarias o ejidos es reconocida desde la Revolución Mexicana ante la Ley Agraria (Bray et al., 2007). La propiedad comunal en México es cercana a 80 % de bosques y selvas (Galleti, 1999; Bray et al., 2007) y es particularmente relevante en el centro y sur de Quintana Roo; ahí se organizó el primer centro de aprovechamiento forestal comunitario del Neotrópico (Torres-Rojo et al., 2016) y donde se realiza la mayor actividad de proyectos comunitarios (Bray et al., 2007). Se manejan, sobre todo, selvas medianas subperennifolias, que son el principal tipo de vegetación en la entidad (Islebe et al., 2015); en ellas se registran de 100 (Synnott, 2009) hasta 200 especies en total (Negreros et al., 2014).
En la actualidad, el aprovechamiento forestal en Quintana Roo se practica en 106 de sus 283 ejidos, los cuales en conjunto suman 1.58 millones de hectáreas, equivalentes a 54.05 % del total ejidal del estado y a 35.41 % de la superficie territorial estatal (Inegi, 2017; Registro Agrario Nacional, 2018). El método utilizado es el de selección, con turnos de 25 años (Snook, 1998), basado en el Método Mexicano de Ordenación de Montes (Torres-Rojo et al., 2016). La extracción se enfoca en 25 especies (Negreros et al., 2014), denominadas comunes tropicales y preciosas, las cuales son explotadas en áreas designadas por los ejidatarios, con base en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) (Semarnat-Conafor, 2014). El presente trabajo tuvo como objetivo determinar la diversidad arbórea de seis ejidos bajo aprovechamiento forestal de Quintana Roo con otras ocho selvas del sur de la Península de Yucatán bajo distintos estados de conservación.
Materiales y Métodos
Localización
Los seis ejidos forestales se ubican en los municipios Othón P. Blanco y Bacalar, en el estado de Quintana Roo (Figura 1). La información del estudio procede de las bases de datos asociadas a los programas de manejo forestal maderable y no-maderable, denominados Trámites Unificados de Aprovechamiento Forestal, que fueron presentados, sometidos y validados en 2016 por seis ejidos ante el Consejo Estatal Forestal de Quintana Roo, para su autorización ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Se eligieron 10 parcelas circulares de 500 m2 cada una por ejido, en las que se hicieron muestreos de vegetación con datos dasométricos de los ejemplares arbóreos a partir de 7.5 cm de diámetro a la altura de 1.30 m, para el aprovechamiento de recursos forestales maderables y no maderables, con una cinta métrica Forestry Suppliers 283D/5m. La información fue validada por el Consejo Estatal Forestal del Estado de Quintana Roo, a través del Comité Técnico de Manejo Forestal, con el objeto de emitir la opinión técnica al proceso de autorización del aprovechamiento forestal maderable que realizan la Semarnat y la Conafor.
Adicionalmente, se revisaron los documentos en extenso de los Trámites Unificados de Aprovechamiento Forestal, y su posterior verificación con el Padrón e Historial de Núcleos Agrarios y el Diario Oficial de la Federación (https://phina.ran.gob.mx). Además, se realizó una depuración y actualización de las identidades taxonómicas de las especies arbóreas mediante las bases de datos The Plant List (www.theplantlist.org), The Global Biodiversity Information Facility (www.gbif.org) y el Herbario del Centro de Investigación Científica de Yucatán A. C. (https://www.cicy.mx/sitios/flora%20digital/indice_busqueda.php).
Composición florística, diversidad y valor de importancia relativa (VIR)
Con los datos de identidad taxonómica se estimó la riqueza de especies, mientras que con el diámetro se determinó el área basal por especie; los valores de importancia relativa (VIR) se obtuvieron por la sumatoria de la abundancia, la frecuencia y el área basal (AB) relativas, para cada uno de los 14 sitios analizados, con base en fórmulas estandarizadas (Magurran, 2004) en hojas de cálculo.
Análisis estadísticos
La edad de los bosques de los seis ejidos se consideró de 8 años, desde el tiempo transcurrido por el huracán Dean en 2007, el disturbio más cercano, dado que no existen registros previos de extracciones o disturbios antrópicos. Se contrastaron los datos de las parcelas analizadas de los seis ejidos forestales, con otros bosques del sur de la Península de Yucatán: Laguna Om y Xhazil con 20 y mayor a 50 años respectivamente, sin uso, (Macario, 2003), Calakmul de 7 a 10 años y mayor a 20 años sin uso (Aguirre et al., 2018) y de la Reserva de la Biosfera de Calakmul: km 20 y Ramonal, de 10 años sin uso. Se aplicó la prueba de normalidad (Shapiro-Wilks) a los valores de abundancia para los 14 sitios. Se llevó a cabo una prueba no paramétrica, mediante la prueba de Kruskal-Wallis por intervalos, al no cumplirse con los supuestos de normalidad. Se compararon las combinaciones para los 14 sitios mediante las pruebas pareadas de Tukey. Además, se hizo un análisis de similitud de Bray-Curtis y los resultados fueron presentados en un dendograma para los 14 sitios, mediante el programa PAST ver 3.1 (Hammer, 2001). Las pruebas estadísticas se realizaron con el programa SigmaStat 4.0. (Systat Software, 2016).
Resultados y Discusión
Composición florística, riqueza y diversidad de especies
Para las 60 parcelas de los seis ejidos forestales analizados, se registraron un total de 2 119 individuos, pertenecientes a 93 especies, 72 géneros y 29 familias (Cuadro 1). Las familias con mayor riqueza fueron Fabaceae, Sapotaceae y Euphorbiaceae con 23, 9 y 6 % de los taxones, respectivamente. Las más abundantes fueron Gymnanthes lucida Sw., Manilkara zapota (L.) P. Royen y Bursera simaruba (L.) Sarg., equivalentes a 7.7, 6.8 y 4.9 % del total de individuos.
Ejido | MA | FM | OM | RE | VE | GV |
---|---|---|---|---|---|---|
Superficie total (ha) | 10 750 | 5 682 | 11 002 | 8 144 | 11 070 | 5 588 |
Edad de dotación del ejido | 49 | 39 | 43 | 46 | 35 | 44 |
Familias | 22 | 23 | 23 | 20 | 15 | 20 |
Géneros | 43 | 50 | 52 | 37 | 21 | 42 |
Especies | 46 | 60 | 63 | 40 | 27 | 51 |
Individuos | 348 | 360 | 393 | 314 | 409 | 295 |
AB (m2) | 19.86 | 18.06 | 19.27 | 18.64 | 17.11 | 15.16 |
MA = Manuel Ávila Camacho; FM = Francisco Mújica; OM = Otilio Montaño; RE = Río Escondido; VE = Veracruz; GV = Guadalupe Victoria; AB = Área Basal.
De las 93 especies identificadas en el total de las parcelas analizadas de los seis ejidos, solo seis de 11 son denominadas comunes tropicales (en negritas), es decir con un potencial de aprovechamiento; se les incluyó entre las que tuvieron una representación mayor con base en el Valor de Importancia Relativa (VIR): Lysiloma latisiliquum (L.) Benth, Haematoxylon campechianum L. , Gymnanthes lucida, Manilkara zapota, Terminalia buceras (L.) C. Wright, Coccoloba spicata Lundell , Bursera simaruba, Metopium brownei (Jacq.) Urb., Pouteria reticulata (Engl.) Eyma , Vitex gaumeri Greenm. y Brosimum alicastrum Sw. (Figura 2). Al considerar 50 % del total de individuos, se añaden cuatro especies a las 11 mencionadas anteriormente, a fin de destacar la importancia de un número reducido de las dominantes en los seis ejidos forestales: Piscidia piscipula (L.) Sarg., Caesalpinia gaumeri Greenm., Caesalpinia pulcherrima (L.) Sw y Thouinia paucidentata Radlk. De estas 15 especies, siete dominaron en Francisco Mújica, Otilio Montaño, Guadalupe Victoria; cinco en Manuel Ávila Camacho, Río Escondido; y tres en Veracruz.
MA = Manuel Ávila Camacho; FM = Francisco Mújica; OM = Otilio Montaño; RE = Río Escondido; VE = Veracruz; GV = Guadalupe Victoria.
Las especies con mayor VIR acumulado para los seis ejidos fueron Manilkara zapota, Metopium brownei y Bursera simaruba. Sin embargo, al hacerr las curvas de rango-abundancia para cada ejido, (Ramírez-Marcial et al., 2017), y con un número reducido de individuos, el taxón con mayor importancia relativa fue Gymnanthes lucida, que contribuyó con 11, 20 y 14 % de la proporción de individuos en tres sitios (Figura 3), con porcentajes similares a Lysiloma latisiliquum, (13 %), Coccoloba spicata (12%) y Manilkara zapota (17%). En contraste, de los especies preciosas como Cedrela odorata, únicamente se registró un individuo, mientras que Swetenia macrophylla tuvo 18 en total. Al analizar y comparar el número de ejemplares, el único que difirió estadísticamente fue el de Veracruz (p < 0.05) en Otilio Montaño; mientras que, con base en los VIR también fue significativa la diferencia estadística entre Veracruz, con Otilio Montaño (p < 0.05) y Guadalupe Victoria, en la misma magnitud (p < 0.05).
MA = Manuel Ávila Camacho; FM = Francisco Mújica; OM = Otilio Montaño; RE = Río Escondido; VE = Veracruz; GV = Guadalupe Victoria.
El número de especies en el presente estudio y de ocho sitios analizados, fue de 156, desde 21 (Ramonal) hasta 70 (Xhazil 20 años). Estos resultados están dentro de los parámetros de riqueza y dominancia para otros lugares de ejidos forestales en Quintana Roo, en donde se han registrado 168 especies, en un intervalo de 93 a 117 por sitio, con dominancia de Pouteria reticulata, Manilkara zapota, Bursera simarouba (Negreros et al., 2014). Los sitios con mayores diferencias estadísticas fueron Laguna Om y Xhazil de 20 años, respecto a otros seis y siete, respectivamente (p < 0.05). Por otro lado, el porcentaje de similitud entre los 14 sitios varió entre 13 % (Veracruz y Ramonal) y 75 % (Otilio Montaño y Francisco Mújica), con un promedio general entre sitios de 41 %. Los sitios con menor similitud fueron el Ramonal (26 %) y el km 20, y los de mayor similitud correspondieron a Otilio Montaño y Francisco Mújica (48 %) con respecto a los otros sitios.
En el árbol de similitud (Figura 4) se muestra la formación de dos grupos en el valor 0.35 (es decir, 35 % de similitud), los cuales se asocian con su ubicación geográfica, al oeste de la Península de Yucatán (km 20 y Ramonal), en relación con las demás. A la mitad del árbol de similitud se forman dos grupos, congruentes con el aprovechamiento e incidencia de huracanes: el primero, integrado por los sitios cercanos a la Reserva de la Biósfera de Calakmul y el otro por los seis ejidos forestales del estado de Quintana Roo.
km 20 = Kilómetro 20; RAM = Ramonal; CKM1 = Calakmul 7-10 años; LO 20 = Laguna Om 20 años; Xh 20 = Xhazil 20 años; LO 50 = Laguna Om 50 años; Xh 50 = Xhazil 50 años; CKM2 = Calakmul 20 años; MA = Manuel Ávila Camacho; FM = Francisco Mújica; OM = Otilio Montaño; RE = Río Escondido; VE = Veracruz; GV = Guadalupe Victoria.
Los valores de abundancia e importancia relativa entre los seis ejidos, a partir del tiempo transcurrido desde la presencia de huracanes de gran intensidad como Dean (2007), sugieren que, además de que fueron afectados por estos disturbios naturales, han estado sujetos a disturbios antrópicos; se observó la dominancia de especies pioneras, típicas de fases sucesionales tempranas (Lysiloma latisiliquum), intermedias como Coccoloba spicata y Gymnanthes lucida (Mize y Negreros, 2007), hasta especies tardías (Manilkara zapota), probablemente asociadas a la apertura de claros naturales o derivados de la extracción selectiva (Dickinson et al., 2000); y que coexisten con taxones persistentes dominantes (Bursera simarouba) y persistentes no dominantes (Coccoloba spicata), capaces de sobrevivir a disturbios de distinta índole (Román-Dañobeytia et al., 2014).
La mayor parte de los taxa utilizados en el aprovechamiento forestal son diferencialmente tolerantes a la luz (Vester y Calmé 2003); por lo que, la dinámica de claros derivada de eventos a gran escala (huracanes e incendios), y no la extracción selectiva tienen efecto sobre otras especies en sitios bajo aprovechamiento forestal en Quintana Roo (Whigham et al, 1999). La abundancia diferencial de las especies, como un indicador de disturbio antrópico por extracción forestal, ha favorecido comunidades vegetales dominadas por especies como Metopium brownei (Jacq.) Urb o Brosimum alicastrum Sw., debido a la mayor disponibilidad de luz y un establecimiento desigual de los taxones, como se ha verificado en Xhazil, Quintana Roo (Macario et al., 1995). Lo anterior se ha demostrado mediante la proporción del daño, su asociación con la densidad de madera (Vandecar et al., 2011) y la historia de uso de los sitios sobre distintas especies arbóreas, en diferentes ejidos del centro de Quintana Roo, afectados por el huracán Dean en 2007 (McGroddy et al., 2013).
De acuerdo a los resultados del presente estudio, en el ejido Manuel Ávila Camacho, localizado a 90 km de la costa de Quintana Roo, Lysiloma latisiliquum fue la especie más abundante y con menor densidad de madera. En contraste, Gymnanthes lucida, con una mayor densidad de madera, resultó dominante en tres de los seis ejidos, pero se ubica a 130 km tierra adentro, respecto al sitio de entrada del huracán Dean, el cual afectó a los seis ejidos en los que se trabajó. Por lo tanto, es probable que, la distancia entre sitios asociada al gradiente de distribución de las asociaciones vegetales en la Península de Yucatán (Islebe et al., 2015), la historia de aprovechamiento de los ejidos (McGroddy et al., 2013), el embate de disturbios antrópicos o naturales (de Jong, 2013; Sánchez-Sánchez et al., 2015), así como las características intrínsecas de las especies arbóreas operan de manera simultánea (Pat-Aké et al., 2018) sobre la composición y estructura de estas selvas. Las abundancias y dominancias de especies, no consideradas como redituables para su aprovechamiento comercial, son utilizadas para leña, aplicaciones medicinales y material de construcción; tal como lo han indicado Negreros y Mize (1993), Negreros y Hall (2000) en otras selvas del centro del estado de Quintana Roo.
Conclusiones
Con base en las abundancias entre los 14 sitios analizados se propone que este parámetro se utilice como un indicador del desempeño diferencial de especies forestales en asociaciones vegetales similares, pero con historiales de uso distintos, así como bajo disturbios naturales o antrópicos disímiles. Se sugiere incorporar tanto la riqueza, como la abundancia y el valor de importancia relativa como variables indicativas en los planes de aprovechamiento forestal maderable, en distintos contextos ambientales y socioeconómicos.
La similitud y agrupación entre las selvas analizadas permite sugerir que, la posición geográfica y la recuperación después de disturbios antrópicos y naturales, configuran la composición actual de estas asociaciones vegetales.