Antecedentes
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) representan la primera causa de mortalidad que continúa incrementándose, por lo cual constituye el principal problema de salud pública a nivel mundial, con gran carga económica.1-4
Las ECV son un grupo de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, entre las que se incluyen las cardiopatías coronarias, las enfermedades cerebrovasculares, las arteriopatías periféricas y la cardiopatía reumática,5 entre otras. Las enfermedades isquémicas del corazón y las enfermedades cerebrovasculares ocasionan la mayor mortalidad.6-8
En México, el panorama de las ECV no es diferente, ya que son el principal motivo de mortalidad y discapacidad, particularmente entre las poblaciones vulnerables como las que viven en la pobreza, los adultos mayores y las personas con comorbilidades.9 Aun cuando varios estudios estiman la carga de la enfermedad y la carga económica de las ECV en México, aún no existe una comprensión integral de su impacto total en la población y el sistema de salud.1,9
En el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Estadísticas de defunciones registradas 2022, se contabilizaron 841 318 defunciones atribuibles a ECV.1,10 Según el sexo de las personas fallecidas, 93 446 (46.6 %) fueron mujeres y 107 036 (53.38 %), hombres. Por grupos de edad, se presentó alta incidencia entre la población que falleció a partir de los 45 años, pero el grupo de edad de 65 años y más concentró el mayor número de muertes, con 154 942 (77.26 %). Las principales causas fueron las enfermedades isquémicas, que representaron 76.4 % (153 242 casos); la enfermedad hipertensiva del corazón, 14.3 % (28 630 casos); y las relacionadas con la circulación pulmonar y otras enfermedades del corazón, 9 % (18 052 casos).10
El incremento de las ECV tiene una relación directa con factores de riesgo cardiometabólicos, cuya presencia conduce a una mayor probabilidad de sufrir estas enfermedades.11 Los estudios existentes se han centrado principalmente en la carga agregada o las causas específicas de las ECV; sin embargo, se requiere un enfoque integral para proporcionar una mejor comprensión del alcance de la carga de ECV y sus implicaciones en México.2,9 Una evaluación de la carga de esta enfermedad puede ayudar a los formuladores de políticas y proveedores de atención médica a desarrollar estrategias efectivas de prevención y manejo, que coadyuven a reducir los costos de atención médica y mejorar la salud general de la población.4
El objetivo de esta investigación fue proporcionar un análisis de la carga y mortalidad de ECV en México, con la intención de proveer datos cruciales a nivel nacional, para informar sobre la investigación cardiovascular, sus implicaciones para la salud pública y para el desarrollo del sistema de salud.
Material y métodos
El estudio Global Burden of Disease (GBD) es un proyecto que proporciona estimaciones comparables y consistentes de la salud de la población. Obtiene datos de incidencia, prevalencia, mortalidad y riesgos para producir estimaciones por edad y sexo de 204 países y territorios, de 1990 a 2021.12-14 Las fuentes de datos de México incluyen las estimaciones sobre la mortalidad de EVC derivadas de los sistemas nacionales del Registro Civil. Se obtuvo el número y promedio para explicar y analizar la carga de seis EVC: cardiopatía hipertensiva, enfermedad isquémica cardíaca, accidente cerebrovascular isquémico, hemorragia intracerebral y subaracnoidea (que representan las principales causas de muerte) y enfermedad reumática cardíaca (debido a su tendencia de mortalidad a la baja). Se examinó en qué medida el crecimiento, las diferencias de sexo y los patrones geográficos explican las tendencias.
Cada causa de ECV se identificó con definiciones de casos estándar basadas en la Clasificación Internacional de Enfermedades. En cada una de las causas contribuyentes de muerte por ECV se identificó qué estados de la República Mexicana registraban las estimaciones más altas y bajas de casos, número de muertes y mortalidad prematura.12-15 Las muertes se clasificaron con los códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Se utilizaron métodos estadísticos para ampliar la comparabilidad de las fuentes de datos de mortalidad.14-16 GBD 2021 permitió producir estimaciones con intervalos de incertidumbre (II) para todas las ubicaciones en cada año y por grupos de edad y sexo. La estandarización por edades se realizó mediante método directo, aplicando una estructura de edad global a partir del año 2021.14,15
Resultados
Los resultados incluyen la información de mortalidad por ECV contenida en las bases de datos del GBD, con distribución por edad, sexo y entidad federativa. Para mejorar la estimación, la población se agrupó en intervalos de cinco años, excepto los últimos dos años, que muestran un notable efecto por la pandemia de COVID-19 (Figura 1).
De 1990 a 2021, se registró un incremento en la tendencia de mortalidad de las seis ECV estudiadas (Figura 1), en especial en los mayores de 80 años. Es importante considerar que las ECV presentaron un comportamiento similar y que por la pandemia de COVID-19 se observó una considerable disminución de 2019 a 2020, que se mantuvo en 2021 (Figura 2). Por su tendencia ascendente, para su análisis se consideraron las siguientes patologías: cardiopatía hipertensiva, enfermedad isquémica cardíaca, accidente cerebrovascular isquémico, hemorragia intracerebral y hemorragia subaracnoidea; y por su tendencia descendente, la enfermedad reumática cardíaca (Figura 2).
Enfermedad isquémica cardíaca: constituyó la primera causa de muerte, con una tendencia al alza. El grupo de edad de 70 a 79 años fue el más afectado, al igual que el sexo masculino. Se advirtió un incremento en los hombres menores de 40 años y mujeres mayores de 80 años.
Hemorragia intracerebral: fue la segunda causa de mortalidad, con una tendencia a la baja en ambos sexos. En el sexo femenino, en el rango de edad de menores de 40 años, durante el período entre 1993 y 2001 se observó disminución evidente de la mortalidad (de 10.9 a 7.5 %). En 2020, se presentó una disminución en todos los grupos etarios, pero el grupo de menores de 40 años del sexo femenino continuó con la mayor mortalidad por esta ECV (4.6 %). Ambos sexos mostraron una mortalidad similar, con diferencias en todos los grupos de edad. No se consignó una tendencia clara en las mujeres entre 50 y 79 años, a diferencia de los hombres, en quienes sí existió diferencia por grupo de edad.
Accidente cerebrovascular isquémico: ubicado como la tercera causa de mortalidad por ECV, presentó una tendencia a la baja en todos los años y grupos etarios, con una mortalidad similar en ambos sexos. El grupo con la mayor mortalidad fue el de 70 a 79 años. En 1990, en las mujeres se presentó una mortalidad de 12.2 %, que disminuyó a 4.9 % en 2021; por su parte, en 1990 en los hombres fue de 11.1 % y en 2021, de 4.5 %.
Hemorragia subaracnoidea: asentada como cuarta causa de muerte, representa un problema de salud pública sobre todo en las personas menores de 40 años, para ambos sexos. En todas las edades, la mortalidad se mantuvo durante el periodo analizado. Un aspecto importante es que esta patología afecta principalmente al sexo femenino.
Cardiopatía hipertensiva: quinta causa de mortalidad entre las ECV, presentó una tendencia diferenciada por sexo, en la que los niveles de mortalidad fueron más elevados en las mujeres que en los hombres, además de que en ellas se observó tendencia a la disminución en todos los grupos etarios; en contraste, en los hombres se apreció un incremento continuo en el periodo de estudio hasta 2021.
Enfermedad reumática cardíaca: entre las patologías de las ECV, mostró la tendencia de mortalidad a la baja más importante para el periodo, por sexos y grupo eterio. Hasta el 2000 era un problema de salud pública para las mujeres jóvenes y dada la disminución de su frecuencia ha dejado de serlo.
Al realizar un análisis de la mortalidad de todas las ECV por sexo (Figura 3), la tendencia fue contraria para ambos en el período de 1990 a 2021. El sexo femenino tuvo una tendencia clara hacia la baja en el periodo de estudio, ya que en 1990 presentó 15.2 % y en 2019 descendió a 13.9 %. En contraste, en el sexo masculino fue el alza a partir de 1990, con 12.6 %; para 2019 alcanzó 14.7 %. Existió un momento en el que la mortalidad se equiparó entre los sexos (2011 y 2012), con 13.5 %.
En 2019 y 2020, la mortalidad disminuyó considerablemente en ambos sexos: fue ligeramente mayor en el femenino en 2020 (10.1 %) en comparación con el masculino (9.9 %); en 2021, fue mayor en el masculino (10.1 %) que en el femenino (10 %).
Un análisis de las cinco principales patologías de las ECV por entidad federativa (Figura 4), mostró una diferencia evidente entre los estados: una mayor mortalidad en Nuevo León, Sonora, Tamaulipas, Coahuila, Baja California, Chihuahua, Durango, Sinaloa, Baja California Sur y Yucatán; y una clara menor mortalidad en el estado de Tlaxcala. Es importante señalar que los estados con la mayor mortalidad se encuentran en el norte del país, excepto Yucatán.
Discusión
Las ECV constituyen la primera causa de muerte en todo el mundo y México no es la excepción.3,17,18 Se han realizado numerosos intentos para cuantificar la enfermedad y la carga económica debida a las ECV en el país.2,9,19,20
De 1990 a 1995, en todos los grupos etarios se presentó un ascenso ligero de las ECV; posterior a este período y hasta 2019, la mortalidad disminuyó ligeramente en los grupos de 50 a 79 años. En los mayores de 80 años existió una notable tendencia ascendente, lo que sigue representando un gran problema de salud pública en México; en los menores de 40 años se mantuvo durante todo el periodo (1990 a 2021).
De 2019 a 2020, se observó un cambio evidente con caída en la tendencia por el impacto de COVID-19 en la mortalidad de las ECV. COVID-19 se ha convertido en una de las principales causas de mortalidad mundial, con un impacto desproporcionado de las ECV, que disminuyeron significativamente durante la pandemia. Los estudios sobre la mortalidad por ECV en varios países a nivel poblacional difirieron, la mayoría mostró disminuciones.21
Posterior al inicio de la pandemia, existió una ligera tendencia ascendente de las ECV como causa de muerte en los grupos mayores de 50 años, esta tendencia ascendente coincide con datos de Estados Unidos;22,23 el grupo de 40 a 49 presenta una tendencia a la baja que no parece ser ni sistemática ni sustancial, habría que esperar los datos de los próximos años para realizar una valoración; en los menores de 40 años la tendencia se mantiene.
De las cinco principales causas de ECV, la cardiopatía hipertensiva ascendió con algunas fluctuaciones desde el 2006 hasta 2020 en todos los grupos de edad; en cuanto a la enfermedad isquémica cardíaca, en todos los grupos existió una clara tendencia al alza. Lo anterior sugiere deficientes programas de detención oportuna, de medicina preventiva e, incluso, tratamiento inadecuado de ambas patologías.24,25 Respecto el accidente cerebrovascular isquémico y la hemorragia intracerebral se identificó tendencia a la baja en todos los grupos de edad; en la hemorragia subaracnoidea se mantuvo esa tendencia. Una cantidad importe de estos datos coincide con el reporte presentado por el INEGI.10
Existió una clara tendencia a la baja de la mortalidad por enfermedad reumática cardíaca, la cual ya no representa un problema de salud pública, probablemente por una atención bucal temprana, cuidados orales y programas odontológicos adecuados.26,27 Lo anterior ha sido identificado, descrito y reportado en otros artículos.28,29
En 2011 y 2012, la tendencia de las ECV por sexos fue similar; previamente, las mujeres presentaban la mayor mortalidad, pero después de este periodo mostraron tendencia a la baja, si bien no se trató de un descenso significativo, con crecimiento a expensas de la mortalidad de los hombres.
En el análisis, además, se encontró que los estados más afectados por las ECV analizadas fueron los estados que se encuentran al norte del país y Yucatán.18,30
Las ECV siguen teniendo un alto impacto en la salud, porque continúan constituyendo la principal causa de muerte; además, se también se consideran una pandemia que debe tratarse, corregirse y realizar acciones encaminadas a disminuirlas.21,31
Las ECV se atribuyen a múltiples factores, algunos de los cuales son factores modificables, como los hábitos higiénico-dietéticos, y otros son no modificables, como la edad y el sexo. De acuerdo con el análisis, el lugar de residencia parece desempeñar un papel importante para determinar la mortalidad, quizá por el acceso a información, servicios de salud y atención adecuada y oportuna. Estos factores deberían considerarse en un primer nivel de atención y realizar todos los procesos y procedimientos preventivos antes de un desenlace fatal. Numerosos factores modificables son prevenibles, ya que la carga de las ECV depende de las acciones que se pueden o podrían realizarse antes de presentarse. Entre los principales factores de riesgo para las ECV destacan la obesidad y el sobrepeso, los cuales se han incrementado en todo el periodo de estudio, sin importar el sexo y el grupo de edad. Con este incremento también lo hicieron algunas condiciones como las dislipidemias y la presencia de enfermedades crónico-degenerativas como la hipertensión arterial sistémica y la diabetes.6,32-38
No basta que actualmente todos estos datos estén bien identificados y sean bien conocidos; deben existir estrategias de salud pública enfocadas en la medicina preventiva, identificar los factores de riesgos y controlarlos, realizar un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado. Lo anterior será posible con la existencia de un sistema de salud que brinde un abordaje integral e intervenciones completas e individualizadas que puedan prevenir, identificar y tratar los factores de riesgo y no las ECV, sus repercusiones o secuelas. Con ello será posible disminuir los riesgos cardiovasculares, el impacto económico y la carga de mortalidad por las ECV.39-45
Conclusiones
El presente estudio demuestra que la pandemia por COVID-19 afectó la tendencia de todas las ECV, excepto la de la enfermedad reumática cardíaca. Desde 1990, las personas mayores de 80 años integran el grupo más afectado por las ECV. Los programas de salud pública no están siendo adecuados para una correcta identificación de factores de riesgos y comorbilidades. La atención médica ha sido insuficiente para la detección temprana, tratamiento adecuado y seguimiento estrecho, principalmente en cardiopatía hipertensiva y enfermedad isquémica cardíaca. Debe considerarse instituir cambios sustanciales, ya que posterior a la pandemia, la tendencia de la mortalidad por ECV nuevamente comienza a ascender.