Introducción
El virus SARS-CoV-2 es el responsable de causar la enfermedad de la COVID-19, se propagó hasta convertirse en pandemia y como consecuencia los Estados adoptaron medidas de control epidemiológico, como el confinamiento y reducción de la movilidad. Durante la pandemia se registró a nivel mundial, hasta el 16 de octubre de 2020, un número de contagios de 39, 468,072, y 1,106,806 muertes (Worldometers, 2020). Dentro de sus efectos es el incremento del estrés para la población, pues existe un miedo por contagiarse y ansiedad por situaciones relacionadas como la afectación económica, distanciamiento social, lo que provoca emociones ambivalentes entre los jóvenes, y se responde a situaciones estresantes de diferentes formas, dependiendo de una variedad de factores como antecedentes familiares, edad, sexo y el contexto en la que se vive (Aqlan & Yang, 2020). La mortalidad es más alta en el grupo de mayores de 65 años de edad, sin embargo, los contagios son más elevados en los jóvenes (Cortis, 2020). Esto se ha asociado con la percepción de baja gravedad del resultado de la enfermedad; menor responsabilidad percibida hacia los demás; presión de grupo; y la indofemia, como opiniones opuestas con respecto al uso de mascarillas en la disminución del riesgo de exposición al COVID-19 entre los adultos jóvenes (Wilson, Sharma & Schluechtermann, 2020).
México se ha visto muy afectado por la pandemia; el primer caso se registró el 27 de febrero y las medidas de bloqueo se implementaron el 17 de marzo, todas las Instituciones Educativas iniciaron las clases en casa y a distancia (ANUIES, 2020; Banco Mundial, 2020; UNESCO, 2020). En octubre de 2020, México ocupó el tercer lugar en el Conteniente Americano en mortalidad relacionada con COVID-19 (Secretaría de Salud [SS], 2020). Un grupo vulnerable por el confinamiento obligado, son los universitarios, por sus efectos en la salud mental, como depresión, ansiedad, estrés, así como el consumo de alcohol y otras sustancias que alteran el sistema nervioso (Medina-Mora et al, 2020). Incluso se ha manifestado en casos alarmantes de violencia doméstica, física y psicológica (Global Health 5050, 2020, Ortíz-Prado et al., 2020). Para algunos estudiantes ha sido complejo adaptarse a la nueva realidad virtual, donde han mostrado déficit de atención, desinterés por un aprendizaje virtual, cansancio mental derivado de las nuevas exigencias educativas para estar a la vanguardia en una era globalizada con un avance gigantesco del mundo cibernético (Banco Mundial, 2020). Sin embargo, se ha ido trabajando en herramientas que resulten sencillas, dinámicas y atractivas para los estudiantes universitarios demostrando que la educación de calidad continúa a la altura de las exigencias actuales.
Existe una relación de la COVID-19 con el mayor riesgo de infecciones pulmonares graves, de violencia doméstica, abuso infantil, depresión y suicidio (Stockwell et al., 2020; Youngminds, 2020). Se sabe que los trastornos mentales tienen un impacto sustancial en los universitarios (Auerbach et al., 2016; Kessler, Foster, Saunders & Stang, 1995) y los trastornos a más temprana edad, son predictores de la deserción en este nivel educativo (Auerbach et al., 2016). Además, al comparar a los universitarios, con su grupo de pares que no estudian ni trabajan y con los que trabajan, presentan mayor riesgo de ansiedad (Gutiérrez et al., 2017). También se sabe que la discapacidad social está asociada con los trastornos mentales entre los estudiantes. (Gutiérrez et al., 2018). Un bajo porcentaje de los universitarios que viven con trastornos mentales reciben tratamiento y se ha encontrado que, entre los universitarios, los principales diagnósticos son la ansiedad y la depresión (Benjet et al., 2019; Benjet et al., 2020) y estos se pueden incrementar en este tiempo de pandemia. Se sabe que los trastornos con mayor prevalencia y cormobilidad son los denominados internos: ansiedad y depresión, estos son más altos en las mujeres que en hombres, tanto en población general (Arevalo et al., 2019; Gaitán et al., 2020; Gutiérrez et al., 2017; Medina-Mora et al., 2003) como en universitarios de pregrado (Auerbach et al, 2019) y de posgrado (da Costa & Nebel, 2018; Vásquez & Ríos, 2009) cuando se combinada la ansiedad y la depresión aumenta una tercera parte (33.0%) y con pacientes y cormobilidad por COVID incrementa al 55% (Luo, et al., 2020). Por lo anterior, el objetivo de esta investigación fue describir las manifestaciones de malestar psicológico y salud derivado de las medidas de confinamiento en estudiantes de una Universidad privada del estado de Guanajuato, México. Un objetivo secundario, debido a los criterios de inclusión fue evaluar las diferencias entre pregrado y posgrado, así como los factores asociados en la convivencia social, grupos vulnerables y medidas sanitarias.
Método
Se realizó un estudio transversal descriptivo con la participación de 641 estudiantes de una universidad privada de Guanajuato, México. La población total fue de 6100 estudiantes de posgrado y pregrado de los programas académicos que se ofertan en la Universidad, se utilizó una muestra representativa con intervalo de confianza de 99% y 4.8 de margen de error. El enlace a la e-encuesta fue publicado en la página de la Universidad, con previa autorización y compartido por los directivos, con el fin de proporcionarlo a los estudiantes. Otra forma de reclutar a los participantes, fue a través de la invitación directa por parte de los docentes para los grupos que imparten clase. Solo se incluyeron en el análisis aquellos que respondieron de manera voluntaria y en su totalidad de las preguntas, con el 77.8% de tasa de respuesta.
El instrumento que se utilizó estuvo integrado por la escala de malestar psicológico de Kessler (K6) ampliamente utilizada para la detección o la gravedad, debido a la brevedad y consistencia de la escala con el fin de cuantificar los síntomas de ansiedad y depresión en el último mes provocado por la pandemia. Tres subescalas más incluyeron cuatro preguntas de aspectos de salud respecto al COVID-19, ocho de las medidas de sana distancia, seis de convivencia y hábitos en casa, se utilizó un formato de escala Likert de 5 puntos: donde 0 = nunca y 4 = siempre, en preguntas como "¿…te has sentido nervioso(a)?". Las otras escalas también utilizan un sistema de escala de 5 puntos, pero el significado de los números difiere ligeramente (por ejemplo, la frecuencia para realizar actividades, 0 = nada a 4 = demasiado). Los siguientes son los coeficientes Alfa de Cronbach de las subescalas: K6 - α = .98, aspectos de salud - α = .91, convivencia y hábitos - α = .89, sana distancia - α = .88. Para dividir a los grupos se clasificaron por variables sociodemoráficos por sexo: hombre y mujer, campus: Campestre y Salamanca, nivel educativo: pregrado y posgrado, área de estudio: Salud y Ciencias Sociales y Humanidades vs Administrativo e Ingeniería, vulnerabilidad de salud: factores de riesgo a contagio y mostrar preocupación de contagio. Se realizó un análisis factorial confirmatorio para determinar si el modelo de 4 factores sigue siendo preciso cuando se utiliza las subescalas entre sí, se obtuvo un resultado α = .90. Se ejecutó un análisis de razón de momios, para identificar el riesgo asociado a cada uno de los factores con respecto al malestar psicológico.
En cada etapa se cumplió con los principios éticos para la investigación y se respetó la dignidad de los participantes establecidos en la Declaración de Helsinki y los aspectos dispuestos en la Ley General de Salud y fue aprobado por el Comité de Ética institucional. Se obtuvo el consentimiento informado donde se indicó el nivel riesgo y beneficios para los participantes, con la intención de garantizar la autonomía en su decisión de contestar aspectos privados de su salud y actividades durante la pandemia. Además, este tipo de información personal, catalogada como sensible por la Ley Federal de Protección de Datos Personales en posesión de Particulares, fue tratada de forma confidencial. Para eso se tomaron las medidas administrativas, técnicas y físicas para evitar cualquier uso indebido. Sobre todo, en cumplimiento con la responsabilidad social de la investigación, se ofreció un conjunto de espacios y opciones de atención a quienes se identificó con algún riesgo en su salud mental, para su libre decisión.
Resultados
En la Tabla 1, se describen los participantes. En total fueron 409 (63.1%) mujeres y 232 (36.9%) hombres. De estos, 594 (92.7%) vive la cuarentena con la familia y 47 (6.3%) viven con los amigos o solo; respecto a las áreas de estudio, (32.1%) correspondieron a Salud, (29.3%) Humanidades y Sociales, (21.9%) Administrativo e Ingenierías (16.7%); pertenecer a un grupo vulnerable de contagio por COVID (enfermedad cardiovascular, pulmonar, hepática o renal crónica, autoinmunes, hipertensión arterial, diabetes, problemas de coagulación, embarazado, obesidad y/o tabaquismo), son 497 (77.5%), tener cuidado de las medidas sanitarias son 357 (55.3%) y presentar algún malestar emocional 314 (51.6%).
n | % | DS | |
---|---|---|---|
Áreas de estudio | |||
Salud y Humanidades | 394 | 61.4 | 1.8 |
Administrativo e Ingeniería | 247 | 38.6 | |
Vive la cuarenta con | |||
Familia | 594 | 92.7 | 1.4 |
Amigos o solos | 47 | 6.3 | |
Pertenecer a un grupo vulnerable | |||
Si | 497 | 77.5 | 1.7 |
No | 144 | 22.5 | |
Cuidado de medidas sanitarias | |||
Si | 357 | 55.3 | 1.6 |
No | 284 | 44.7 | |
Algún malestar emocional | |||
Si | 314 | 51.6 | 1.4 |
No | 327 | 48.4 |
La prevalencia del malestar psicológico asociado a las características sociodemográficas y escolares de los Universitarios se muestran en la Tabla 2. Durante este periodo casi el 50% de los estudiantes presentan un malestar psicológico en el último mes de vivir la cuarentena, aunque se carece de parámetros para evaluar si es alto o no respecto al periodo previo de la pandemia. Aun así, los riegos asociados a presentar un problema de malestar son el ser mujer y estudiar en áreas de Ciencias de Salud y Ciencias Sociales y Humanidades (RM = 2.02; IC del 95% = 1.84-2.23 y RM = 2.34; IC del 95% = 2.11-3.95, respectivamente), pero es menos probable que sean de pregrado (RM = 0.58; IC del 95% = 0.40-0.85).
Malestar psicológico | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Si n=314 |
No n=327 |
||||||
Sociodemográficos y
y escolares |
%* | DS | %* | DS | RM | IC 95%** | p |
Mujer | 51.6 | 3 | 48.1 | 3.6 | 2.02 | (1.84-3.23) | 0.000 |
Vivir con la familia
la cuarentena |
45.3 | 1.5 | 13.4 | 1.6 | 1.07 | (0.72-1.57) | 0.065 |
Campus Salamanca | 44.7 | 1.4 | 49.1 | 2.2 | 2.23 | (0.97-3.11) | 0.059 |
Pregrado | 33.6 | 2.2 | 41.4 | 3.4 | 0.58 | (0.40-0.85) | 0.001 |
Área de Ciencias de Salud
y Ciencias Sociales y Humanidades |
73.3 | 2.2 | 26.7 | 1.4 | 2.34 | (2.11-3.95) | 0.000 |
* Ponderador.
** Controlado por edad.
La Tabla 3 presenta el estado de vulnerabilidad, preocupación, medidas sanitarias y malestar psicológico de los Universitarios. Aquellos que tiene malestar psicológico, presentan mayor riesgo cuando tiene vulnerabilidad por obesidad, preocupación de contagio y presentar algún malestar psicológico (RM = 2.05; IC del 95% = 1.72-2.57 y RM = 3.41; IC del 95% = 2.48-4.92, RM = 7.02; IC del 95% = 4.84-13.22, respectivamente) y menor riesgo sino se tiene cuidado con las medidas sanitarias (RM = 0.69; IC del 95% = 0.48-0.92)
Malestar psicológico | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Si n=314 |
No n=327 |
||||||
Vulnerabilidad, medidas y malestar |
%* | DS | %* | DS | RM | IC 95%** | p |
Pertenecer a cualquier grupo vulnerable |
61.4 | 1.9 | 38.6 | 2.1 | 1.99 | (0.96-2.86) | 0.069 |
Obesidad | 66.3 | 1.2 | 33.7 | 1.1 | 2.05 | (1.72-2.57) | 0.001 |
Preocupación de ser contagiado |
69.5 | 1.7 | 30.5 | 3.2 | 3.41 | (2.48-4.92) | 0.000 |
Cuidado de medidas sanitarias |
19.5 | 1.7 | 27.7 | 3.2 | 0.69 | (0.48-0.92) | 0.000 |
Presentar algún malestar |
78.6 | 3 | 12.1 | 3.6 | 7.02 | (4.84-13.22) | 0.000 |
* Ponderador.
** Controlado por sexo.
Discusión y Conclusiones
En una muestra representativa de una institución educativa privada del centro del país, se identificaron los factores relacionados al malestar psicológico en estudiantes universitarios y de posgrado durante la pandemia de la Covid-19. En los resultados destacó el mayor malestar psicológico entre las mujeres, al respecto se tiene conocimiento que se perciben con mayor grado de vulnerabilidad en un estado emergente sanitario, esto relacionado en parte con la mayor prevalencia de trastornos psicológicos de ansiedad, estrés y depresión en comparación con los hombres (Ozamiz-Etxebarria, et al., 2020). Además, las mujeres se caracterizaron por lo general en asumir en mayor medida las labores del hogar y de cuidados a personas enfermas en su núcleo familiar, por ello en esta emergencia sanitaria, las mujeres se encargaron del trabajo doméstico remunerado y no remunerado. Esta situación particular de las estudiantes se agrava porque se inscribe en una situación generalizada de desigualdad estructural que las expone a un alto riesgo de contagio, por ejemplo, en el sector salud, y mayor riesgo de padecer malestar en su salud mental por su posición social (Mora, 2020).
El factor de protección para prevenir el malestar psicológico de estudiantes de pregrado se asocia con la responsabilidad asignada a los diversos roles sociales. Mientras algunos estudiantes de posgrado laboran de forma parcial o tiempo completo y ven reducido su tiempo disponible para cuidados a su salud, los de pregrado acceden a actividades recreativas, lúdicas y laboran excepcionalmente. Además, quienes son dependientes del jefe de familia se encuentran menos expuestos a las consecuencias negativas de la pandemia en el campo económico. Por tanto, no son afectados directamente por la contracción del ingreso, no se enfrentan al desempleo y se encuentran en mejores condiciones de adoptar medidas preventivas, como reducir su movilidad (López-Olmedo et al., 2020; Kraemer et al., 2020). Además, el perfil de estudiantes en una institución privada los posiciona como no vulnerables ante al abandono escolar, principal efecto de la pandemia en estudiantes de pregrado, pero concentrado en los grupos de menores ingresos (Aucejo, et al., 2020).
La adopción de medidas sanitarias preventivas contra el virus durante la pandemia se identificó también como un factor de protección contra el malestar psicológico como ya previamente se ha reportado (Trinidad-Montano & Lacaran-Acebes, 2020). Esto se relaciona con la recuperación parcial de certidumbre para controlar aspectos de la vida cotidiana y de la rutina habitual, que se altera o pierde ante una amenaza natural (Wisner et al., 2004). También, la capacidad de anticipar, lidiar o resistir con medidas sanitarias es un reflejo del acceso a recursos para enfrentar un contexto adverso. A menudo quienes las adoptan poseen capital económico, cultural y social para el uso eficaz de equipo de barrera, para reducir la movilidad y mantenerse informados de fuentes confiables. Por el contrario, quienes requieren salir a trabajar aumentan su exposición al virus por movilidad o usar de forma indebida las mascarillas (Offeddu, et al., 2017). Por ejemplo, un menor nivel de escolaridad configura factores sociales que incrementan la amenaza y mortalidad, Hernández-Bringas (2020) reportó que el 71% de las víctimas mortales por COVID-19 en México tenían una escolaridad de nivel primaria o inferior.
El mayor malestar psicológico asociado a la obesidad, registrada mayoritariamente en las áreas de la salud y humanidades, se podría explicar a que esta es un factor de riesgo asociado a la letalidad en la Covid-19. Por ejemplo, se ha reportado que los principales factores de riesgo para incremento de muerte por esta enfermedad son el tener más de 80 años (16%) comparado con 8% para el grupo de edad de 70-79 años y con <0.5% en menores de 50 años. Otras comorbilidades asociadas son hipertensión, diabetes, obesidad, enfermedad cardiovascular y enfermedad pulmonar (Ortiz-Prado, et al., 2020). En cuanto a pertenecer al grupo de personal de salud en general, también se ha registrado que probablemente por la falta de equipo de protección adecuado, por la exposición a elevadas cargas virales y por enfermedades preexistentes en este grupo, su riesgo de letalidad parece ser mayor que en la población general (Mhango et al., 2020). Entonces, debido a que nuestra población de estudio es joven, no es de esperar que presenten otras comorbilidades como enfermedades crónico-degenerativas que suelen aparecer en grupos de mayor edad.
Surge la discusión, acerca de la preocupación de la vulnerabilidad de los estudiantes universitarios tanto de licenciatura y posgrado derivada de la crisis sanitaria por el virus SARS-CoV-2. Si bien es cierto, por parte de la Universidad De La Salle Bajío han atendido las estrategias nacionales e internacionales establecidas, es de considerar que investigadores de la Universidad mencionada, han establecido algunas estrategias sanitarias, psicológicas, sociales, y de atención jurídica de ser necesario. Pues, lo que se busca desde nuestra trinchera es aportar en esta crisis humanitaria desde un enfoque psicológico, social y educativo en términos universitarios. En el primer enfoque, se cuentan con diversas estrategias que fortalezcan la salud mental de los estudiantes universitarios lasallistas, y la participación en diversos proyectos de diagnóstico y recientemente de atención, tomando en consideración los síntomas de ansiedad, estrés y depresión, que éstas se están evidenciando con más intensidad derivado de un confinamiento. En el segundo enfoque se presentaron actividades a realizar de manera rutinaria, lúdicas y complementarias para establecer un vínculo social entre estudiantes, profesores y demás miembros de la comunidad universitaria que en un corto plazo serán evaluadas. En el tercero, se está dando capacitación continua a los maestros y asesorías entre pares y por parte de los tutores.
Finalmente, como resultado del fenómeno pandémico se han tenido que realizar de manera emergente cambios en la educación, siendo esta en su totalidad a distancia y por diversos medios digitales, televisivos o de radiodifusión. La educación se ha enfrentado a una serie de desafíos y nuevas perspectivas, que deben de resaltarse y enmarcarse en las agendas políticas y gubernamentales, en aras de garantizar, proteger, promover y consolidar las líneas de acción pertinentes para fortalecer la educación de calidad con un enfoque biopsicosocial. Además, no debemos omitir que la educación es un factor compensatorio de la desigualdad social en distintas aristas de estatus económico, familiar y social. Se propone hacer un estudio longitudinal con la población, para saber los posibles cambios y sobretodo para dar seguimiento de sugerencias de atención para mejorar su bienestar emocional, proponer a las autoridades líneas de atención. Se sugiere atender a la población con mayor riesgo, además de que esta recomendación es solo una de las actividades que requieren atención primaria, para un buen manejo de los casos que se detectaron con malestar, por lo que es necesario señalar que se requiere de un modelo de atención integral que incorpore el proceso educativo, convivencia social y el manejo emocional.