México cuenta con una superficie de 2,964 ha de guanábana, las cuales están distribuidas en los estados de Campeche, Colima, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Nayarit; siendo este último el principal productor con un rendimiento de 10,695 T en 1,985 ha plantadas, ubicadas en los municipios de Compostela (1,907 ha), San Blas (52.4 ha), Bahía de Banderas (12 ha), Tepic (7.16 ha) y Xalisco (6.54 ha) (SIAP, 2017).
Los cultivos de guanábana en México se ven afectados principalmente por daños ocasionados por plagas y enfermedades, los cuales afectan rendimiento, calidad y comercialización del fruto. A nivel mundial Peña & Bennett (1995) reportan 296 especies de artrópodos asociadas a la guanábana, de las cuales, solo consideran a Bephratelloides cubensis Ashmead y Cerconota anonella (Sepp) como plagas de importancia económica. En específico para el país, Hernández et al. (2006) reportaron 18 especies plaga afectando plantaciones en diferentes estados, mientras que Bautista et al. (2003), registraron la presencia solo de seis en Nayarit, más cuatro insectos de baja importancia económica. Además, se presenta otro problema, al cual no le han dado importancia los productores de guanábana, como es el ácaro de la erinosis, Aceria annonae Keifer. Para México esta especie esta reportada según Hoffmann y López-Campos (2000) y Acuña-Soto & Estrada-Venegas (2009) en tres estados: Jalisco, Oaxaca y Veracruz.
Durante los meses de febrero a diciembre de 2016, se realizaron colectas en cuatro localidades de tres municipios del estado de Nayarit: ejido Divisadero del municipio de Compostela (21° 08’ 21° 08’ 46.7” N, 105° 13’ 09.4” W), ejido Altavista (21° 05’ 57.1” N, 105° 10’ 16.2” W), ambos a una altitud de 21 msnm; ejido San Antonio (21° 22’ 37.9.1” N, 105° 03’ 49.8” W) del municipio de Xalisco a una altitud de 400 msmn, y por último el ejido Trapichillo (21° 33’ 25.6” N, 104° 49’ 15.9” W), a una altitud de 657 msnm en el municipio de Tepic. Se consideraron diez árboles de guanábana por localidad, de los que se cortaron aleatoriamente dos hojas de la parte media por punto cardinal, mismas que fueron depositadas en bolsas de papel estraza. Posteriormente se colocaron en una hielera para su conservación durante el traslado al laboratorio de Parasitología Agrícola de la Unidad Académica de Agricultura de la Universidad Autónoma de Nayarit. Se hicieron cortes con bisturí en los erineos y con agujas finas se separaron muestras de algunos eriófidos. Para su montaje y conservación se siguieron los métodos propuestos por Amrine y Manson (1996). Con la ayuda de un microscopio compuesto, y sustentado en características morfológicas, claves y criterios de autores como Amrine et al. (2003), Keifer et al. (1982) y Keifer (1973), se determinó que la especie corresponde a A. annonae.
Las hojas infestadas por este eriófido muestran en el haz protuberancias redondeadas (Fig. 1 a) y por el envés áreas con un crecimiento anormal de tricomas (Fig. 1 b, c), a medida que las hojas se desarrollan aumentan de tamaño. Aceria annonae provoca con su alimentación dicha anomalía, para desarrollarse dentro de ella (Fig. 1 d), misma que le sirve como refugio que lo protege de condiciones adversas y de sus depredadores, como ha sido mencionado por Westphal y Manson (1996) para otras especies de eriófidos causantes de malformaciones. El síntoma es llamado erinosis, en la cual las hojas jóvenes atacadas pueden encogerse y/o doblarse, además un exceso de erineos puede causar defoliación del árbol, esto ha sido observado por Ochoa y Vargas (1994). Esta situación no se presentó a lo largo de las colectas; sin embargo, si se encontraron infestaciones severas en los meses de abril-mayo y agosto-septiembre, con un promedio de 30 erineos por hoja y 120 adultos por erineo; en los restantes meses el promedio fue variable en todas las localidades muestreadas; a pesar de ello, no se observó una diferencia visible en la afectación a los árboles entre las épocas de mayor y menor incidencia.
Las mayores poblaciones de A. annonae y su daño, fueron encontradas en los cardinales este, oeste y sur, más que en el norte, condición que se presentó en todas las localidades. Resultados similares fueron reportados por McDonald (1997) para Aceria guerreronis Keifer, y Velázquez-Valle et al. (2015) con Eriophyes insidiosus Keifer & Wilson. Si bien no se detalla el por qué se presenta este comportamiento, consideramos que es posible que tenga relación con los factores bióticos y abióticos que se generan alrededor y dentro de las plantaciones; por ejemplo, Davies et al. (2001) mencionan que la edad de la rama y del tejido de donde se alimenta, el cuadrante del árbol y la morfología del microhábitat afectan la distribución, así como también las concentraciones de productos secundarios que las plantas producen, la humedad y la temperatura que difieren entre los diferentes estratos de la planta expuestos a los cardinales (Muraleedharan et al., 1988).
Si bien existen reportes de su presencia en México (Hoffmann & López-Campos, 2000; Acuña-Soto & Estrada-Venegas, 2009), el primer trabajo es una recopilación bibliográfica, pero carece de las citas originales, la segunda contiene algunas colectas, pero en lo que se refiere a A. annonae solo cita los registros de la primera. Por este motivo, y ya que no existen ejemplares en colecciones (Acuña-Soto & Estrada-Venegas, 2009), es necesario verificar la presencia de la especie en los estados de Jalisco, Oaxaca y Veracruz, para validar dicha distribución.