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Revista interdisciplinaria de estudios de género de El Colegio de México

versión On-line ISSN 2395-9185

Rev. interdiscip. estud. género Col. Méx. vol.9  Ciudad de México  2023  Epub 26-Ene-2024

https://doi.org/10.24201/reg.v9i1.1098 

Notas de Investigación

Tensiones entre la historia y la memoria en el Diccionario biográfico de mujeres de El Colegio de México. Las generaciones constructoras1

Tensions between History and Memory in the Biographical Dictionary of Women of El Colegio de México: The Builder Generations.

Gabriela Cano1 
http://orcid.org/0000-0001-5994-2754

Saúl Espino-Armendáriz1  * 
http://orcid.org/0000-0001-9245-7603

1El Colegio de México, Centro de Estudios de Género, Ciudad de México, México. gabcano@colmex.mx, sespino@colmex.mx


Resumen

La presente nota de investigación comparte los desafíos metodológicos que enfrentamos al concebir y elaborar el Diccionario biográfico de mujeres de El Colegio de México. El proyecto implicó reflexionar de manera teórica y práctica acerca de las tensiones entre memoria e historia, entendidas como narrativas del pasado con objetivos distintos, y su relación con el campo de la historiografía de mujeres. Se comparte también por qué un diccionario biográfico resultó propicio para una primera aproximación a la historia de las mujeres de El Colegio de México, así como los criterios de selección de las personas biografiadas y las colaboradoras.

Palabras clave: diccionario biográfico; metodología de la historia; teoría de la historia; historia de las mujeres; historia de las ciencias sociales; historia de las humanidades

Abstract

This research note presents the methodological challenges we faced in designing and coordinating the Biographical Dictionary of Women of El Colegio de México. The project involved a theoretical and practical reflection on the tensions between memory and history, understood as narratives of the past with different purposes, and their relationship to the field of women’s historiography. We also argue that a biographical dictionary proved to be an appropriate initial approach to the study of history of women at El Colegio de México. Finally, we discuss the criteria for selecting the biographies and collaborators.

Keywords: biographical dictionary; historical methodology; theory of history; women’s history; history of social sciences; history of humanities

Introducción

Al cruzar la pequeña explanada del edificio de El Colegio de México, ubicado en Camino al Ajusco 20, la persona visitante se encuentra con el busto de Alfonso Reyes, uno de los dos fundadores de la institución. La efigie del escritor de El Colegio de México se localiza resguardada en un nicho y cuenta con una placa metálica que lo identifica por su nombre y registra las fechas de su nacimiento y muerte. Al igual que las placas que expresan el reconocimiento a El Colegio de México del exilio de la República española y del gobierno de España, que se encuentran próximas, la escultura de Reyes es un lugar privilegiado de la memoria de la institución. El busto y las placas condensan en metal la narrativa acerca del pasado y los orígenes de El Colegio de México, cuyo antecedente fue la Casa de España.

Una sencilla, pero significativa acción activista alcanzó recientemente a la escultura de Reyes (Imagen 1). Como había sucedido en una ocasión previa, el 28 de septiembre de 2022, Día de la Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro, el bronce apareció con un pañuelo verde atado al cuello. El pañuelo verde se ha convertido en símbolo del feminismo latinoamericano y el gesto de colocarlo en uno de los lugares de la memoria de El Colegio de México produce un juego de símbolos, por medio del cual las estudiantes feministas expresaron un doble posicionamiento político e identitario: se manifestaron a favor de la despenalización del aborto y de la maternidad electiva, al tiempo que afirmaron su pertenencia a la comunidad académica de la institución. El efímero gesto es una muestra del activismo feminista de años recientes entre el estudiantado de El Colegio.

Imagen 1 

Cuando un grupo social se transforma de manera significativa, los lugares de la memoria suelen recoger las demandas de renovar los relatos de su pasado. Las percepciones y normas sociales de género tradicionales vigentes en la institución se modificaron a partir de que la Junta de Gobierno nombró a la demógrafa y socióloga Silvia E. Giorguli como presidenta de El Colegio de México en 2015. Giorguli es una de las pocas mujeres que conduce una de las principales instituciones académicas del país y es la primera mujer de las ocho personas que han ocupado la Presidencia desde su creación en 1940. De manera paralela, las movilizaciones de los feminismos latinoamericanos de los años recientes han dejado sentir su influencia en El Colegio de México, especialmente en la comunidad estudiantil. Ambos hechos -por un lado, contar con una presidenta interesada en transformar los parámetros sociales de género vigentes en la institución, y con ello superar las inercias sociales discriminatorias, y por el otro, el activismo feminista del estudiantado- repercutieron en el surgimiento de nuevas demandas de memoria y crearon las condiciones para proponer y elaborar un Diccionario biográfico de mujeres en la historia de El Colegio de México.

Memoria e historia

Giorguli nos convocó para diseñar un proyecto de investigación que reconociera las contribuciones intelectuales y académicas de las mujeres a El Colegio de México, y diversificara y actualizara la historia de la institución. La investigación inició en abril de 2021, en medio del confinamiento por la pandemia de la covid-19. En cuanto las condiciones sanitarias lo permitieron, iniciamos la búsqueda de información en estantes de los archivos y rincones memorísticos de El Colegio.

Al delimitar el proyecto y planear los resultados viables que se alcanzarían en un tiempo acotado, decidimos enfocar nuestro trabajo en la preparación de dos obras académicas independientes y, en cierto modo, complementarias entre sí. La primera de esas obras es una integrada por capítulos, cuyos temas se definieron en colaboración con las personas autoras que aceptaron la invitación a contribuir en el libro2. La segunda obra, el Diccionario biográfico, exigía contar con parámetros claros y fundamentados para definir su contenido. En estas páginas explicamos particularmente algunos de los dilemas que enfrentamos en la preparación del Diccionario. Consideramos que compartir los retos y las decisiones que tomamos, a la hora de perfilar los criterios de selección y conformación, puede ser estimulante para quienes se propongan preparar obras de este género que nombren y ofrezcan información puntal acerca de personas que han sido poco visibles y reconocidas en la historia.

Con el Diccionario, nos propusimos elaborar una obra de referencia que fuera relevante no únicamente para la comunidad de El Colegio de México, sino para la historia de las ciencias sociales y las humanidades en América Latina. Al mismo tiempo, el Diccionario es una aproximación inicial a una historia de las mujeres en la institución. Cabe subrayar la palabra una, no porque creamos que puede ser una historia unitaria o única, sino porque se trata solamente de una aproximación entre muchas más que se pueden y podrán hacer. La historia de las mujeres de una institución académica o de otro ámbito intelectual o laboral es tan compleja y múltiple como hasta ahora ha sido la historia de los hombres y, por lo tanto, puede ser objeto de muchos relatos e interpretaciones (Bock, 1991). Aunque sólo incluye a mujeres (académicas, egresadas y trabajadoras administrativas de El Colegio), el Diccionario no pretende aislarlas de su entorno social y cultural, ni de las jerarquías sociales en las que se desenvolvieron, incluidas las relaciones que establecieron con colegas, estudiantes y personal administrativo, tanto mujeres como hombres.

Uno de los mayores retos fue lograr una cierta conciliación entre la aspiración de hacer una contribución al conocimiento histórico, sustentado en fuentes, y a la vez conmemorar y reconocer el trabajo de las mujeres que han formado parte de la institución. Por esta razón, comprendemos que el Diccionario conlleva desde su concepción la compleja tensión entre memoria e historia.

Las efemérides son momentos propicios para dar a conocer a un público amplio los resultados de la investigación histórica, que de otro modo corren el riesgo de sólo conocerse en ámbitos especializados. Por ejemplo, el Coloquio “Las mujeres de las generaciones constructoras de El Colegio de México”, en el que presentamos estos desafíos metodológicos y algunos de los resultados de investigación, tomó forma gracias al feliz propósito de celebrar cuatro décadas de la fundación del pionero Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer. Fue auspicioso que el coloquio se llevara a cabo en el Aula Josefina Zoraida Vázquez, uno de los espacios más amplios con los que cuenta la institución y una concreción en el espacio de las nuevas demandas de memoria de El Colegio de México3.

Como toda empresa de memoria, sin embargo, la conmemoración plantea desafíos particulares para la investigación histórica. Aunque historia y memoria trabajan con narraciones de lo acontecido, se trata de discursos del pasado con objetivos eminentemente distintos. La memoria es un relato lábil cuyo fin es dar congruencia y estabilidad a una identidad presente, por lo que las ambivalencias, inconsistencias y contradicciones tienden a ser resueltas u omitidas de manera análoga a los mecanismos de represión de la psique individual. Por otro lado, la historia, citando a Pierre Nora (2008), es la reconstrucción siempre problemática e incompleta de lo que ya no es. Esta historia de las mujeres de El Colegio de México parte de una demanda de memoria, pero representa un primer esfuerzo historiográfico -incompleto y problemático como toda historia- para las mujeres que han pertenecido y pertenecen a la institución en las últimas ocho décadas.

La tensión entre memoria e historia no es por supuesto exclusiva de este proyecto. De hecho, la historia de las mujeres como campo historiográfico fue fruto de esa tensión. En la década de los setenta del siglo pasado, las activistas y académicas feministas se percataron de la onerosa ausencia de las mujeres en los relatos historiográficos, por lo que se propusieron documentar y analizar la participación de las mujeres en todos los periodos, instituciones y geografías. Visibilizar fue el mantra que animó a las historiadoras y a las militantes que recurrieron a la historia para trazar genealogías.

El deseo de visibilizar la contribución de las mujeres en la historia no es solamente demanda de memoria, sino que a la vez es una justificación analítica y una causa política. Por un lado, se parte de la premisa de que la ausencia de las mujeres no nos permite tener una comprensión cabal de un determinado periodo, tema o, como en nuestro caso, una institución académica; por otro, visibilizar es un acto de justicia y una manera de enraizar las luchas contemporáneas en una tradición de resistencia. Un argumento es propio de la investigación histórica; el segundo, de la memoria colectiva del movimiento feminista. Visibilizar es en sí una empresa a la vez de memoria y de historia.

Sin embargo, como sostiene Joan W. Scott (1992), para que la visibilización no se quede en un mero “propósito compensatorio” que añade a las mujeres a los relatos sin alterarlos, es necesario poner el foco en el borramiento del que fueron objeto. En tanto discurso articulado y articulador de poder, la historia no sólo está limitada por el lugar social de sus autores, sino que también genera y consolida poder en el presente a través de, por ejemplo, la legitimación que trae consigo siempre el antecedente. Así pues, el olvido de las mujeres como sujetos históricos en el pasado deriva en un borramiento de las mujeres en el presente. Esto es fundamental para comprender que con la historia de las mujeres no se está visibilizando a quienes siempre fueron invisibles, sino que, como ocurre en el caso del Diccionario, se está desborrando también a quienes fueron borradas en un proceso histórico que es más estructural que deliberado.

Retos metodológicos

El breve preámbulo sobre las tensiones entre la memoria y la historia facilita la explicación de nuestro punto de partida para concebir y elaborar el Diccionario. El primer gran reto fue delimitar el tema, un ejercicio que en la investigación histórica se hace siempre en la consulta simultánea de historiografía y de fuentes. Para fortuna nuestra, no partíamos de cero, sino que iniciamos de pie en hombros de gigantas -evocando el dicho medieval-, pues existen ya pilares de la historiografía de la institución. Entre otros, sobresalen los libros de Clara Lida, José Antonio Matesanz y Josefina Zoraida Vázquez (Lida y Matesanz, 1990; Vázquez, 1990), obras que además de ser investigaciones históricas rigurosas y fundamentadas, son ya lugares de memoria en sí mismas, como lo muestra su edición conmemorativa conjunta (Lida, Matesanz y Vázquez, 2000). Desde la primera consulta nos percatamos de que ahí aparecían bien documentadas profesoras, egresadas y trabajadoras administrativas de El Colegio cuyos nombres apenas nos eran familiares o totalmente desconocidos. El hecho de que aparecieran en la historiografía, pero no en las narrativas de memoria, constituye un ejemplo elocuente de los mecanismos del olvido. No se trataba, por cierto, de mujeres que hubieran desempeñado roles menores en El Colegio de México. Por ejemplo, entre los casos icónicos de mujeres que fundaron y encabezaron Centros, secciones o unidades de apoyo en la institución, estaban: Consuelo Meyer, fundadora del Centro de Estudios Económicos y Demográficos (CEED), el Centro que dio lugar a los actuales Centro de Estudios Económicos (CEE) y Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales (CEDUA). Graciela de la Lama, fundadora de la Sección de Estudios Orientales del Centro de Estudios Internacionales (CEI) y artífice de su transformación en lo que hoy es el Centro de Estudios de Asia y África (CEAA). Y Susana Uribe de Fernández de Córdoba, quien estuvo a la cabeza de la biblioteca, por mencionar sólo a tres mujeres destacadas que no parecían tener lugar en la memoria colectiva, sino que fueron invisibilizadas a pesar de la fascinación conmemorativa que suelen despertar las “primeras” en ocupar una posición o ejercer una actividad. Esa misma invisibilización borró a la paleógrafa y medievalista Concepción Muedra, la primera profesora de El Colegio y la única mujer integrante del profesorado durante años (Espino-Armendáriz, 2022).

Nuestras evaluaciones preliminares de las fuentes disponibles nos convencieron de la necesidad de acotar el proyecto a una escala más viable para buscar y construir fuentes fuera de los archivos. Es importante precisar que la accesibilidad de una fuente no se constituye sólo con haber sido preservada y estar disponible para su revisión, sino que precisa de instrumentos como catálogos e inventarios que las hacen efectivamente consultables para quienes se dedican a la investigación histórica, especialmente si se tiene un tiempo limitado. En estos dos años recurrimos a fuentes muy diversas, desde archivos administrativos de trámite y concentración -que por cierto resultaron muy provechosos-, hasta entrevistas de historia oral, pasando incluso por galerías de fotografías en oficinas de direcciones de los Centros.

El género historiográfico del diccionario biográfico tenía varias ventajas para nuestros propósitos. En primer lugar, en tanto el proyecto era una primera aproximación al tema, podía generar y producir información sistemática que sirviera para futuras investigaciones históricas e incluso de otras disciplinas. Al colocar las trayectorias individuales de quienes han formado parte de una comunidad o un grupo, se abren las vetas de la prosopografía, un género que yuxtapone historias que, colocadas en serie, permiten identificar patrones, cambios y otros elementos útiles para distintos campos históricos, incluida la historia política y social. Además, como ha estudiado François Dosse (2007), los diccionarios biográficos son un recurso probado como “contrafuego” historiográfico, recuperando su propia expresión, pues insertan a sujetos previamente desdeñados. Al mismo tiempo, como observa Barbara Caine (2019), son una buena estrategia para abrir nuevos campos historiográficos.

Un diccionario biográfico contribuye en el conjunto y a través de sus semblanzas individuales. En la dimensión individual, cada breve biografía ofrece información clara, fidedigna y sintética de la trayectoria de las personas. Sin embargo, para que un diccionario pueda tener valor como obra en su conjunto, es necesario que los textos individuales compartan características mínimas en términos de metodología, estructura y datos. Si los textos fueran muy disímbolos, el valor prosopográfico se perdería. Un diccionario biográfico bien logrado podría componer una sinfonía a partir de los fragmentos de vidas dispersas y voces discordantes, parafraseando las palabras que usó Michelle Perrot para referirse al diccionario del movimiento obrero francés editado por Jean Maitron, un clásico del género (citado en Dosse, 2007). Probablemente nosotros no aspiramos con nuestra obra a la armonía de una sinfonía, pero sí buscamos, en la medida de lo posible, cohesión suficiente para que el diccionario sea una especie de biografía colectiva de las mujeres de las primeras generaciones de El Colegio de México.

El diccionario biográfico ha sido central en el desarrollo de la historia de las mujeres como campo. Natalie Zemon Davis, en un artículo visionario de 1976, consideraba que los orígenes de la historia de las mujeres estaban en el antiguo género literario de las vidas ejemplares y las biografías de mujeres notables cuya memoria se recuperaba para demostrar que, teniendo oportunidad y recursos, ellas eran capaces de hazañas tan grandes como las de los hombres (Davis, 1976). En este tipo de obras, la visibilización de mujeres destacadas opera como un poderoso argumento político para demandar el reconocimiento de las capacidades de las mujeres y exigir sus derechos. En México, por cierto, tenemos un ejemplo emblemático de este género en Mujeres notables mexicanas, un libro que compendió póstumamente en una obra conmemorativa las biografías escritas por Laureana Wright de Kleinhans (1910), que en su mayoría estaban dispersas en revistas literarias. Es justo el propósito moral de la ejemplaridad y la edificación el que distancia a estas obras de los diccionarios biográficos contemporáneos, más interesados en documentar trayectorias individuales para bosquejar los cambios y procesos históricos y sociales que subyacen y les dan forma. Una obra contemporánea sólida y de aliento es Mujeres en la historia de España. Enciclopedia biográfica (Martínez, Pastor, De la Pascua y Tavera, 2000). Es de esperarse que el creciente interés en la historia de las mujeres que se aprecia en América Latina estimule la preparación y publicación de obras de naturaleza semejante.

Los límites y alcances de un diccionario biográfico como el nuestro están en sus criterios de selección. Seleccionar implica excluir. Las exclusiones, es decir, los nombres que quedaron fuera del Diccionario no son menos importantes ni valiosos que los que formarán parte del índice; nos gusta pensar que este trabajo, en tanto primera aproximación, abrirá el interés de estudiantes y colegas para proseguir con la documentación de mujeres de generaciones más jóvenes, y que incluso anime a otros investigadores a emprender la tarea de registrar las trayectorias de hombres y mujeres de distintos campos profesionales.

A pesar de que nuestra institución es pequeña comparada con otras universidades, el conjunto mujeres de El Colegio de México superaba por mucho la extensión de una obra editorial que queríamos ver concluida en un par de años. En ese momento sabíamos que estábamos ante un número ingente de personas, pero no teníamos la aproximación cuantitativa que tenemos hoy que ya finalizamos el manuscrito del Diccionario. Desde la década de los sesenta del siglo pasado, momento en que El Colegio comenzó a expedir sus propios títulos, hasta 2022, año en que cerramos la investigación del proyecto, se han titulado y graduado de licenciatura y posgrado un total de 1672 mujeres. Del profesorado tenemos menos claridad, pero sabemos con mayor exactitud que en ese mismo periodo de seis décadas ha habido 1457 direcciones o codirecciones de tesis encabezadas por profesoras. En el campo editorial, de los libros publicados por El Colegio de México entre 1940 y 2022, alrededor de 1466 autorías de libro corresponden a mujeres, ya sea como autoras únicas, coautoras, editoras, traductoras, prologuistas o colaboradoras4. Estos grandes números no reflejan las enormes diferencias y contrastes entre Centros y programas académicos en décadas, respecto al porcentaje de mujeres egresadas, directoras de tesis y autoras, todos datos que procuramos detallar cuantitativamente en un anexo del Diccionario, y que expresan la dificultad de hacer generalizaciones tajantes. Así pues, está claro que el conjunto mujeres de El Colegio de México era demasiado amplio y diverso como para ser incluido en su totalidad en un diccionario biográfico. Sirva esta digresión numérica para enfatizar, una vez más, que fue necesario optar por algunos criterios de selección y, con ello, dejar fuera desafortunadamente a quienes no cumplían con ellos.

Para delimitar este vasto universo, establecimos una serie de criterios objetivos y otros más subjetivos que procuramos hacer menos arbitrarios a través de la colegialidad y la consulta con informantes, revisores y autoridades. Darle consistencia a cada uno de estos criterios fue otro desafío metodológico importante.

El primero fue un criterio cronológico que construimos como pauta generacional. Así como no hay nada natural en las identidades hombre o mujer, tampoco lo hay en ser baby boomer o millennial. Las generaciones se construyen como instrumento de análisis histórico y, por lo tanto, se pueden agrupar de distintas formas. El Diccionario biográfico construyó una cohorte con las mujeres nacidas en la primera mitad del siglo XX, es decir, en o antes del año 1950. Les llamamos generaciones constructoras, en parte evocando a la builder generation nacida en el periodo de entreguerras, pero sobre todo en un sentido más metafórico respecto a su papel en El Colegio de México: fue esta cohorte la que participó en la construcción y consolidación institucional de El Colegio. Las más jóvenes de esta cohorte construida son, de hecho, las más numerosas, algo que se comprende al considerar que fueron parte de ese incremento en la presencia de mujeres en las décadas de los sesenta y setenta, cuando El Colegio se consolidó como una institución universitaria de excelencia bajo la presidencia de Víctor L. Urquidi.

Un segundo criterio fue la relevancia que tuviera su trayectoria para la comunidad actual de El Colegio. Por ello, se decidió incluir a todas las profesoras y trabajadoras que, cumpliendo con el criterio cronológico, siguen activas hoy en la institución.

Otro grupo de criterios de selección del Diccionario tienen que ver con el balance. En primer lugar, se intentó mantener, en la medida de lo posible, la representatividad entre Centros, disciplinas y áreas de la institución. Implicó muchos desafíos. Optamos por partir de los Centros actualmente existentes, con la dificultad que implica trazar retroactivamente su identidad hacia el pasado, más allá del cambio de nombres. El reto más grande en este aspecto fue quizá incluir de manera balanceada Centros que son muy dispares en el porcentaje de mujeres que han colaborado o egresado. En algunos casos, por ejemplo, se tuvo que hacer una selección a partir de un universo de profesoras y egresadas relativamente numeroso; en otros, por el contrario, se tuvo que identificar nombres y rastrear perfiles a partir de una lista muy reducida. Ajustar el parámetro de selección al equilibrio de distintos campos profesionales es la mejor estrategia ante disciplinas fuertemente masculinizadas o feminizadas y, por lo tanto, una práctica relativamente común en los diccionarios biográficos de mujeres (Uglow, 2005).

En segundo lugar, también con el propósito de mantener un balance, procuramos que hubiera un equilibrio en los roles, puestos y vínculos con la institución. Con el fin de distanciar el proyecto editorial de los diccionarios de mujeres notables decimonónicos, decidimos hacer una selección transversal que no se limitara a directoras, profesoras y egresadas premiadas. Se incluyeron por supuesto todas las directoras que cumplen con el criterio cronológico, pero también se hizo espacio para investigadoras de proyecto, profesoras de idioma o asignatura, bibliógrafas y bibliotecarias, secretarias, asistentes de investigación, auxiliares contables y otras trabajadoras administrativas. En no pocas ocasiones, además, una persona fue asistente de investigación, egresada, profesora y directora, lo que incrementa la proporción total de egresadas y profesoras en el Diccionario.

Documentar en el tiempo disponible la trayectoria de trabajadoras administrativas representó desafíos particulares. Si bien muchas son recordadas con gran afecto por la comunidad de El Colegio, en ocasiones sólo se tiene presente el nombre de pila o el apocorístico. La información acerca de sus estudios, familia, cargos desempeñados y otros datos es en general muy escasa, a veces limitándose a lo más básico. Procuramos subsanar esto con entrevistas y enmarcando las trayectorias en los procesos de cambio de la institución, la tecnología y los campos profesionales.

Además de los criterios cronológico y de representatividad, hubo que recurrir a uno mucho más subjetivo. La ejemplaridad, santidad, notabilidad, celebridad, eminencia, fama o prestigio, todos criterios subjetivos usados en diccionarios biográficos de Occidente desde la Antigua Grecia hasta el siglo XIX, resultan categorías demasiado atadas a los juicios morales de su época. Nuestro Diccionario tampoco trata de las pioneras, pues si bien varias de las incluidas sí fueron las primeras mujeres en sus respectivas disciplinas, cargos, programas académicos, etcétera, la mayoría no lo fueron.

La solución que encontramos tiene, como toda selección, sus limitantes, pero optamos por ella porque consideramos que era más lo que nos permitía que lo que nos impedía. Está relacionada con la discusión acerca de visibilización e invisibilización con la que comenzamos esta nota de investigación. Siguiendo a la historiadora española Susana Tavera García (2000), perfilamos la categoría de visibilidad pretérita, entendida como el reconocimiento público que una persona tuvo en un grupo y momento determinados. Consideramos que había distintos tipos y grados de reconocimiento público, incluyendo, por ejemplo, el impacto en la comunidad de El Colegio, en la construcción de la institución y en la consolidación de su campo profesional o de especialización.

Visibilidad pretérita como categoría operativa nos permitía también comprender críticamente el proceso de borramiento de las mujeres en la memoria y en la historia. Hubo pues mujeres que, en su momento, gozaron de visibilidad cuando vivían o cuando recién fallecieron y que, sin embargo, hoy no la tienen en las narrativas de memoria. La visibilidad incluye a la notabilidad, pero va más allá y permite incorporar una gama de trayectorias más amplia, desde las famosas y ampliamente reconocidas, en cuyo caso el desafío es hacer una valoración cualitativa para sintetizar una amplia producción en unas cuantas páginas, y otras de las que perviven pocas, pero potentes anécdotas que son constantemente evocadas por integrantes actuales de la comunidad de El Colegio.

Puesto que este criterio de visibilidad era el más subjetivo de todos, procuramos que no dependiera exclusivamente de nuestro juicio como coordinadores y editores de la obra, sino que fuera un ejercicio colegiado en el que consultamos a informantes clave, por su conocimiento de la historia de la institución, y a las autoridades de El Colegio -incluida la presidencia, direcciones de Centro y direcciones de unidades de apoyo. Además, se instauró un comité revisor en agosto de 2022 que leyó el primer manuscrito del Diccionario y sugirió inclusiones y modificaciones.

Definidos los criterios de selección, hubo que perfilar los criterios de conformación de la obra. Si bien es cierto que alrededor de una cuarta parte de las entradas fue escrita por nosotros o por parte del equipo, se trataba de una empresa que rebasaba por mucho nuestras posibilidades. Extendimos la invitación en primer lugar a tesistas y exalumnas de las biografiadas; cuando eso no fue posible, se invitó a escribir a colegas cercanas; si ninguna de estas dos opciones era realizable, entonces se optó por invitar a especialistas en el campo profesional o académico de la persona biografiada. La gran mayoría de las personas que colaboraron son egresadas o profesoras de El Colegio. Para definir a los y las colaboradoras invitadas, se consultó también a informantes clave y a autoridades de El Colegio. Este criterio de invitación tuvo alcances y límites. Entre las ventajas, está la facilidad con la que autoras cercanas a las biografiadas podrían acceder a entrevistas, archivos personales y aclaraciones. Además, puesto que en su mayoría compartían el campo de especialización de la biografiada, podían realizar valoraciones expertas de las aportaciones y trayectoria, uno de los valores del diccionario en sus entradas individuales. En ese sentido, el Diccionario fue también un proyecto intergeneracional en el que se procuró que las mujeres más jóvenes que no están presentes como biografiadas participaran como autoras de las semblanzas. Entre las limitantes, hay que mencionar que la cercanía y familiaridad entre la autora de la entrada y la biografiada fue un desafío para mantener el tono sobrio, objetivo y sintético que procuramos conservar a través de lineamientos formales y metodológicos, y una constante retroalimentación a las colaboradoras. En la medida en que el valor de conjunto del Diccionario nos lo permitió, procuramos que cada entrada conservara el estilo de su autora o autor, pero nos vimos obligados a intentar, tanto como fue posible, evitar que los textos cayeran en el homenaje.

Para mantener la consistencia entre las 123 entradas del Diccionario, ofrecimos a las 93 personas autoras las características que considerábamos indispensables en términos formales y metodológicos. Además de cuestiones de estilo y estructura, nos importó especialmente tratar de afrontar de la manera más coherente posible un tema fundamental en las biografías de las mujeres: los límites de las esferas pública y privada. Nuestro criterio de visibilidad, entendido como reconocimiento público, nos arrojaba de frente a este problema. El binario público-privado está generizado desde su origen, lo que implica que pocas mujeres del pasado han tenido un reconocimiento público significativo. Aún más, la dimensión de la vida privada y familiar resulta fundamental para comprender el desarrollo y los obstáculos de las trayectorias profesionales de mujeres. Las biografías de mujeres han demostrado consistentemente que conciliar vida y relaciones familiares con trabajo, por mencionar una de las concreciones del binario generizado, es frecuentemente un reto colosal en una sociedad que sigue depositando los trabajos de cuidado principalmente en ellas. Además del diálogo editorial con cada autora, dependiendo del caso, el lineamiento metodológico en este sentido fue mencionar aspectos de la vida privada cuando fueran relevantes para explicar decisiones o cambios profesionales, redes sociales o familiares de El Colegio, entre otras. No siempre fue posible, a veces por la falta de información y a veces por respeto a la decisión de la biografiada. Se puede imaginar la dificultad del caso cuando incluso datos tan básicos como el nombre y fecha de nacimiento no eran públicos. No obstante, consideramos que el resultado final, si bien no es unitario en su tratamiento de este binario, da pistas sugerentes para comprender cómo los trabajos de cuidado han interferido en la trayectoria profesional de estudiantes, profesoras y trabajadoras, o bien cómo lo han resuelto con el apoyo, principalmente de otras mujeres.

Consideraciones finales

Sumergirse en la memoria colectiva de nuestra comunidad ha sido a la vez un privilegio y un reto enorme. Privilegio porque rara vez alguien tiene oportunidad de conocer con esta profundidad a la comunidad y la institución a la que pertenece; reto porque, guardando las salvedades del caso, escudriñar la memoria es reavivar afectos soterrados.

Dice Pierre Nora (2008) que la historiografía nace cuando la historia se descubre a sí misma cautiva de la memoria. Esta primera aproximación a la historia de las mujeres es eso, un primer intento por hacer historia a partir del potente impulso de la memoria. A nuestras estudiantes del Centro de Estudios de Género les decimos que hacer investigación con rigurosa metodología es también una forma de generar insumos para el cambio social. Quizá este proyecto es el mejor homenaje que como profesionales de la historia podemos ofrecerles.

Referencias bibliográficas

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1Parte de la presente Nota de investigación se presentó en el Coloquio “Las mujeres de las generaciones constructoras de El Colegio de México”, efectuado los días 1 y 2 de marzo de 2023. Expresamos nuestro agradecimiento a Silvia Giorguli, presidenta de El Colegio de México, por la iniciativa y apoyo para el desarrollo de este proyecto, y a Ana María Tepichin Valle, directora del Centro de Estudios de Género, por todo el respaldo para la organización del coloquio. En la siguiente liga se puede ver el Coloquio https://www.youtube.com/watch?v=JjuYOiTE1sc&t=3667s

2El libro colectivo no se aborda en la presente Nota de investigación. Se encuentra actualmente en revisión y abordará distintos temas de la historia de género y de las mujeres en El Colegio de México.

3El aula recibió el nombre de la historiadora y profesora del Centro de Estudios Históricos como parte del homenaje que El Colegio de México le hizo el 12 de noviembre de 2020.

4El Diccionario incluye un anexo estadístico en el que se detallan con tablas y gráficos estos y otros datos, especificando las fuentes de donde se obtuvo la información.

CÓMO CITAR: Cano, Gabriela y Espino-Armendáriz, Saúl. (2023). Tensiones entre la historia y la memoria en el Diccionario biográfico de mujeres de El Colegio de México. Las generaciones constructoras. Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género de El Colegio de México, 9, e1098. doi: http://dx.doi.org/10.24201/reg.v9i1.1098

Recibido: 02 de Agosto de 2023; Aprobado: 07 de Diciembre de 2023; Publicado: 18 de Diciembre de 2023

*Autor para correspondencia sespino@colmex.mx

Gabriela Cano

Historiadora y profesora-investigadora de El Centro de Estudios de Género de El Colegio de México. Su trabajo de investigación y docencia universitaria se ha enfocado en la historia de género y de la sexualidad en el siglo XX mexicano, en particular durante el periodo de la Revolución mexicana y la etapa posrevolucionaria. Sus publicaciones tratan la historia del feminismo, de la discusión pública y activismo en torno al voto de las mujeres.

Saúl Espino Armendáriz

Profesor-investigador y actual coordinador académico del Centro de Estudios de Género de El Colegio de México. Es Licenciado en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y Maestro y Doctor en Historia por el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México. Fue investigador posdoctoral en el Programa Interdisciplinario de Estudios de Género del Centro de Estudios Sociológicos e investigador asociado en El Colegio de México. Recibió la Medalla Gabino Barreda de la UNAM y su tesis obtuvo el Premio a la Mejor Tesis de Doctorado en Humanidades de la Academia Mexicana de Ciencias en 2020 y menciones honoríficas del Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Sección México de LASA. Su principal interés es la intersección de los estudios de género y la religión en la historia latinoamericana.

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