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Gaceta médica de México
versión On-line ISSN 2696-1288versión impresa ISSN 0016-3813
Gac. Méd. Méx vol.142 no.2 Ciudad de México mar./abr. 2006
In Memoriam
Obituario del doctor Juventino González Benavides
Dr. Juventino González Benavides obituary
Carlos CansecoGonzález*
*Socio Honorario de la Academia Nacional de Medicina
El doctor Juventino González Benavides, pionero de la dermatología en Monterrey, nació el 23 de Enero en el año 1923. Cursó la carrera de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nuevo León, que en aquel entonces no era autónoma y recibió el grado de Médico Cirujano y Partero, en el año 1947.
Señores académicos, no voy hacer un relato de las actividades profesionales del doctor Juventino GonzálezBenavides, voy a hablar de él, como lo que fui, su amigo y compañero. Compartimos juntos muchos problemas dentro y fuera de la Escuela de Medicina y llevamos hasta su muerte una estrecha amistad fincada en el respeto mutuo y la vocación profesional de ambos.
Conocí al doctor Juventino GonzálezBenavides cuando el destino me deparó la Jefatura Médica del Seguro Social en Nuevo León y Tamaulipas. El doctor González no era el jefe del Departamento de Dermatología de la Escuela de Medicina, pero si era el más preparado y dispuesto en el Seguro, Social. Desgraciadamente la consulta de dermatología ocupaba un galpón miserable en las calles Pino Suárez y Arramberrí que daba pena entrar en él y lo primero que hice como Jefe de los Servicios Médicos del Seguro Social fue conseguir una casa decente que permitiera ejercer con dignidad.
Ese fue el principio de una amistad sincera que perduró hasta su muerte. Además comenzamos a sal ir las dos parejas y convivimos socialmente hasta la muerte prematura de su esposa, que fue un colapso muy duro para Juventino que la adoraba, y para aminorar esta pena le quedaban sus hijos, que de alguna manera supieron ayudarlo en ese trance tan difícil.
Por razones del destino, se vió obligado a terminar el periodo de la Presidencia Municipal de Monterrey de Sócrates Rizzo como Alcalde Suplente y me invitó para que le ayudara en la promoción de la salud en los barrios más pobres de la ciudad, función que desarrollamos satisfactoriamente, lo que le dejó seguramente muy satisfecho. Desgraciadamente para él, desde muy joven comenzó a manifestar síntomas de una artritis deformante que le fue haciendo cada día más incapaz de valerse por si mismo y hubo de recurrir a una silla de ruedas; aún así, no faltaba a sus clases ni a su posición como Jefe del Servicio de Dermatología, aconsejando e instruyendo a sus residentes. Sus alumnos más distinguidos fueron los doctores Minerva Gómez, Gildardo Jaramillo Oliverio Welsh y Jorge Ocampo, que han seguido sus pasos, esperando que el Servicio de Dermatología pronto lleve su nombre.
Ha sido el suyo el mejor servicio universitario de dermatología, sin menospreciar a Guadalajara y México. Profesionalmente dedicó su vida al estudio de la lepra y en ese campo logró establecer las formas leprógenas del Noreste de México y ayudar a cientos de leprosos durante su vida, tarea esta que hubiera valido para él el reconocimiento de la comunidad y muy especialmente de la Academia Nacional de Medicina, que ahora por mi conducto le dedica este homenaje póstumo por su actuación como médico, profesor y padre de familia.
"La inmortalidad no es vivir para siempre, es vivir en el recuerdo de los que continúan nuestra obra". Este aforismo del autor podría haber sido escrito para Juventino González Benavides, ya que su paso por este mundo le asegura la inmortalidad en aquellas personas que siguiendo su ejemplo han continuado su tarea.