Antecedentes
El suicidio y la conducta suicida se consideran fenómenos universales. Mientras que el primero se define como "un acto deliberadamente iniciado y realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal",1 la segunda incluye "una variedad de comportamientos que incluyen pensar sobre el suicidio, planificar o intentar suicidarse y el suicidio en sí mismo".2 Es así como la conducta suicida se considera un continuo que involucra las siguientes facetas:3
La ideación suicida, que se refiere a los pensamientos de incurrir en acciones destinadas a terminar con la propia vida.
La planeación, que incluye la formulación de un método específico a través del cual se pretende morir.
El intento de suicidio, que implica un comportamiento potencialmente autoagresivo en el que existe al menos alguna intención de morir, pero que no tiene un desenlace fatal.
Se considera que la ideación suicida es un precursor común del suicidio y está altamente correlacionada con los intentos de suicidio, que a su vez son factores potenciales de riesgo para una eventual muerte por suicidio.4
Los estudios que reportan la prevalencia de estos comportamientos suicidas son escasos. En una investigación realizada con datos de la Encuesta Mundial de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud, se reportó que las estimaciones de prevalencia de comportamientos como la ideación, planeación e intentos de suicidio en países desarrollados fueron de 2.0 %, 0.6 % y 0.3 %, respectivamente; mientras que en países en desarrollo fueron de 2.1 %, 0.7 % y 0.4 %.5
En cuanto a la región de las Américas, se estima que el comportamiento autolesivo constituye la sexta causa de años de vida perdidos por discapacidad.6 En México se ha reportado que la prevalencia general de ideación suicida, planeación e intentos de suicidio fue de 2.3 %, 0.8 % y 0.7 %, respectivamente.7 Asimismo, se observó que las prevalencias entre los hombres fueron aproximadamente la mitad de las correspondientes a las mujeres, y estas fueron más altas entre las más jóvenes.7 Es así que se ha reportado un incremento sostenido en la tasa de suicidios e intentos autolíticos en jóvenes en edad productiva, como sucede en el estado de Aguascalientes.8
Los diagnósticos de trastornos mentales se asocian importantemente a la ideación e intento de suicidio en todos los países;9 algunos estudios señalan que hasta 90 % de las personas que mueren por suicidio ha presentado un padecimiento psiquiátrico.10 Se ha descrito que el riesgo de suicidio de los pacientes psiquiátricos es de tres a 12 veces mayor que el de las personas sin problemas mentales, riesgo que varía en función de la edad, el género, el diagnóstico y si el individuo es ingresado o no a una institución de salud mental. Asimismo, los pacientes psiquiátricos que estuvieron ingresados alguna vez durante el curso de sus vidas tienen un riesgo de suicidio cinco y 10 veces mayor, respectivamente, en comparación con grupos de control de población general.11
Entre los trastornos que constituyen los factores de riesgo más relevantes se encuentran la depresión, los trastornos por uso de sustancias y la psicosis. Sin embargo, también los trastornos de ansiedad, de personalidad, de la alimentación, los relacionados con traumas, así como los trastornos mentales orgánicos se asocian a incremento del riesgo.12 Entre los trastornos de personalidad que muestran un alto riesgo de intento suicida, los que se asocian con más frecuencia son el trastorno de personalidad antisocial y el trastorno límite de personalidad. El riesgo de suicidio para las personas con trastorno de personalidad límite es de 4 % a 8 % superior al de la población general.11
Asimismo, se ha señalado que existe una asociación consistente del riesgo de suicidio con variables sociodemográficas. Se ha reportado que las mujeres tienen tasas más altas de ideación y tentativas suicidas, mientras que los hombres presentan una mayor frecuencia de muerte por suicidio.12 Una de las explicaciones de tales diferencias es la relación con los métodos utilizados, ya que en los hombres es más probable observar el empleo de armas de fuego, ahorcamiento o precipitación desde lugares elevados, mientras que las mujeres suelen consumir sobredosis de sustancias psicoactivas o veneno.13,10
En cuanto a la edad, se ha observado que el índice de suicidios está aumentando entre las personas jóvenes, ya que el suicidio es la tercera causa de muerte entre los 15 y 24 años de edad, después de los accidentes y de los homicidios.14 En México, la planeación e intento suicida se presentan entre los 18 y 49 años, por lo tanto, son los jóvenes y adultos en edades productivas quienes se encuentran en alto riesgo.7
Respecto a la situación del estado civil, se ha observado que el matrimonio disminuye el riesgo de suicidio de forma significativa; sin embargo, el suicidio es más frecuente en solteros, mientras otras conductas como la ideación, planificación e intentos son más frecuentes entre las personas separadas, divorciadas o viudas. Los hombres divorciados tienen tres veces más probabilidades de suicidarse que las mujeres.15,16
Por otro lado, se ha señalado que las tasas de comportamiento suicida son más altas entre los desempleados y jubilados o pensionistas, lo que podría estar asociado a que perder un empleo o jubilarse puede implicar una situación altamente estresante.15 En México, de acuerdo con Borges et al.,7 el mayor porcentaje de personas que planearon o intentaron quitarse la vida contaba con un empleo remunerado.
En la literatura existen escasos estudios que describan las características clínicas y demográficas de personas con diversos padecimientos psiquiátricos que asisten a instituciones de salud pública por ideación o intento suicida.17,18 Tan solo en el Hospital Psiquiátrico "Fray Bernardino Álvarez" de la Ciudad de México, en el Servicio de Urgencias, durante 2018, se registraron 3213 ingresos por riesgo suicida y 3425 en 2019 (un año antes del inicio de la pandemia de COVID-19). En 2020 y 2021, debido en buena parte por las limitaciones para llegar a los hospitales y las medidas de aislamiento para toda la población, los ingresos por riesgo suicida descendieron a 1879 y 1894, respectivamente, lo que corresponde casi a 50 % menos que los años anteriores.19
Objetivo
Describir las características demográficas y clínicas de las personas ingresadas al área de observación del Servicio de Urgencias del Hospital Psiquiátrico "Fray Bernardino Álvarez" por presentar comportamiento suicida (ideación e intento suicida) durante los últimos meses de 2019 y los primeros meses de 2022.
Material y métodos
Se llevó a cabo un estudio retrospectivo, descriptivo y correlacional en torno al comportamiento suicida en el Hospital Psiquiátrico "Fray Bernardino Álvarez", donde se brinda atención médica psiquiátrica integral a usuarios de uno y otro sexo mayores de 18 años, con patología psiquiátrica aguda según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), no derechohabientes de ninguna institución social (a menos que existiera un convenio), provenientes de cualquier lugar de la República Mexicana.20 La recolección de datos abarcó los períodos de agosto-diciembre de 2019 y enero-mayo de 2022; se decidió no incluir 2020 y 2021 debido a la baja afluencia de pacientes por la pandemia de COVID-19. El estudio fue aprobado por el Comité de Investigación del hospital (número de aprobación CI-949).
La presente investigación se llevó a cabo en dos fases:
Durante la primera se recabó la información proveniente de la hoja de informe diario de los médicos psiquiatras del área de observación: número de expediente, nombre, edad, género, probables diagnósticos, fecha de ingreso, días de hospitalización, observaciones y tratamiento. A partir de ello, se seleccionaron los casos que ingresaron al hospital por motivo de ideación o intento suicida y los que acudieron en el segundo semestre de 2019 y el primer semestre de 2022.
En la segunda fase, los expedientes de cada paciente se recabaron en el Servicio de Archivo del hospital. Del expediente se extrajo la información de la nota de ingreso realizada por un médico psiquiatra adscrito al área de observación: datos sociodemográficos, motivo de ingreso, ser paciente de primera vez o subsecuente, número de hospitalización, diagnóstico psiquiátrico de acuerdo con la Décima Revisión de la CIE emitido por el médico psiquiatra, presencia de autolesiones, de alucinaciones auditivas imperativas y de antecedentes familiares de suicidio y enfermedad mental. Si el paciente ingresó por un intento suicida reciente, se consideró información como número de intento por el cual ingresó al hospital y letalidad. No se emplearon escalas clinimétricas ni psicométricas, únicamente la información de la nota médica. Se validaron los datos de expediente y nombre, a fin de evitar duplicar información, y se descartaron los casos que no contaron con la información suficiente o de cuales no fue posible obtener el expediente.
Resultados
Se recabaron 509 expedientes, de los cuales se integraron dentro del análisis 439 y fueron eliminados 70 debido a que no contaron con la información necesaria. Asimismo, es relevante señalar que en diciembre solo se tuvo acceso a aproximadamente la mitad de los casos registrados.
Se observó mayor frecuencia de mujeres, ya que constituyeron 62.9 % de la muestra (n = 276), mientras que los hombres representaron 36.7 % (n = 161) y las personas transgénero, 0.5 % (n = 2). El rango de edad varió de 17 a 74 años y la media fue de 32.97 años. El mayor número de casos se presentó alrededor de los 18 años, edad seguida de los 19, 20 y 25 años. Otros datos sociodemográficos de la muestra pueden consultarse en la Tabla 1.
Variable | n | % | Variable | n | % |
---|---|---|---|---|---|
Creencia religiosa | Estado civil | ||||
Catolicismo | 203 | 46.6 | Soltero | 297 | 67.7 |
Ninguna | 124 | 28.2 | Casado | 58 | 13.2 |
Cristianismo | 41 | 9.3 | Unión libre | 35 | 8 |
Creyente | 33 | 7.5 | Divorciado | 20 | 4.6 |
Testigo de Jehová | 13 | 3 | Separado | 23 | 5.2 |
Agnosticismo | 10 | 2.3 | Viudo | 5 | 1.1 |
Ateísmo | 8 | 1.8 | Concubinato | 1 | 0.2 |
Otra* | 7 | 0.1 | Procedencia | ||
Ocupación | Ciudad de México | 253 | 57.6 | ||
Sin actividad laboral | 232 | 52.8 | Estado de México | 141 | 32.1 |
Empleo formal | 53 | 12.1 | Morelos | 15 | 3.4 |
Trabajo del hogar | 42 | 9.6 | Guerrero | 10 | 2.3 |
Estudiante | 33 | 7.5 | Hidalgo | 6 | 1.4 |
Empleo informal | 24 | 5.5 | Querétaro | 2 | 0.5 |
Comercio informal | 17 | 3.9 | Guanajuato | 2 | 0.5 |
Profesional | 14 | 3.2 | Michoacán | 2 | 0.5 |
Docente | 8 | 1.8 | Tlaxcala | 2 | 0.5 |
Obrero | 8 | 1.8 | Puebla | 1 | 0.2 |
Jubilado | 2 | 0.5 | Veracruz | 1 | 0.2 |
Jalisco | 1 | 0.2 | |||
Baja California | 1 | 0.2 | |||
Se desconoce | 2 | 0.5 |
*Judaísmo, Santa Muerte, Yoruba y Veda.
De los 439 casos atendidos en el área de observación por comportamiento suicida, 66.5 % (n = 292) se identificó como paciente de primera vez, mientras que 33.5 % (n = 147) como paciente subsecuente, es decir, ya contaba con historial de internamiento.
Se encontró que del número de pacientes atendidos de primera vez que ingresaron por incurrir en un intento suicida (n = 145), 33.1 % (n = 48) acudió al presentar su primer intento de suicidio, 31.7 % (n = 46) por su segundo intento, 13.1 % (n = 19) por su tercer intento, 10.3 % (n = 15) por su cuarto intento, 5.5 % (n = 8) al tratarse del quinto y 6.2 % (n = 9) asistió por primera vez, con antecedentes de seis o más intentos de suicidio.
De acuerdo con lo anterior, 66.7 % (n = 293) cursaba con su primer internamiento, en 15.3 % (n = 67) era la segunda hospitalización, en 8.2 % (36) se trataba del tercer internamiento y 9.8 % (n = 43) de los pacientes tenía un historial de cuatro o más hospitalizaciones.
Respecto al comportamiento suicida, 2.1 % (n = 9) de los casos ingresó solo por ideación suicida, mientras que 8 % (n = 35) manifestó solo ideas de muerte y 86.1 % (n = 378) ingresó por manifestar ideas suicidas e ideas de muerte; 3.9 % (n = 17) de los casos declaró no presentar ningún tipo de ideación, sin embargo, sus motivos de ingreso se relacionaron con la presencia de un intento suicida reciente. Por otro lado, de los 439 casos totales, 22.8 % (n = 100) manifestó alucinaciones auditivas imperativas, mientras que 77.2 % (n = 339) no las presentó.
Otras variables asociadas al comportamiento suicida como el número de intentos, intentos previos y la presencia de autolesiones se pueden consultar en la Tabla 2. De los análisis de correlación que se llevaron a cabo, únicamente se encontró correlación positiva y significativa entre la presencia de un intento suicida y las autolesiones (χ2 = 11.965, p < 0.05). Lo anterior ha sido explicado por la presencia de variables de riesgo, por ejemplo, un diagnóstico psiquiátrico, como un trastorno de personalidad, que sumado a la habituación del dolor puede incrementar el riesgo de presentar una tentativa suicida.21,22
Número de intento | |||||
---|---|---|---|---|---|
Sin intento | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 o más |
54.4 % (n = 239) | 12.9 % (n = 57) | 11.6 % (n = 51) | 7 % (n = 31) | 5.4 % (n = 24) | 8.4 % (n = 37) |
Número de intentos previos | |||||
Sin intento | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 o más |
30.5 % (n = 134) | 24.1 % (n = 106) | 17.5 % (n = 77) | 12.3 % (n = 55) | 5 % (n = 22) | 10.2 % (n = 45) |
Autolesiones | |||||
Ninguna | Cortarse la piel | Golpes | Jalarse el cabello | Quemarse y cortarse la piel | |
59.9 % (n = 263) | 38.3 % (n = 168) | 1.4 % (n = 6) | 0.2 % (n = 1) | 0.2 % (n = 1) |
Los diagnósticos primarios asignados a los pacientes de acuerdo con su género se resumen en la Tabla 3, donde también se observan los datos sobre los medios letales empleados por las personas que ingresaron tras haber presentado un intento suicida reciente.
Diagnóstico psiquiátrico | Hombres (n = 108) | Mujeres (n = 204) | Transgénero (n = 2) |
---|---|---|---|
Trastorno depresivo recurrente en episodio grave sin síntomas psicóticos | 32 | 102 | 2 |
Episodio depresivo grave sin síntomas psicóticos | 16 | 49 | |
Esquizofrenia paranoide | 45 | 16 | |
Trastorno depresivo recurrente en episodio grave con síntomas psicóticos | 10 | 17 | |
Trastorno de la personalidad emocionalmente inestable | 5 | 20 | |
Otro (n = 125) | |||
Medios letales* | n = 70 | n = 129 | n = 1 |
Envenenamiento por medicamentos | 18 | 61 | |
Lesiones con objetos cortantes | 23 | 29 | |
Ahorcamiento | 18 | 13 | 1 |
Saltar de un lugar elevado | 6 | 17 | |
Envenenamiento por vapores y gases | 1 | 3 | |
Arrojarse de objeto en movimiento | 1 | 3 | |
Envenenamiento por alcohol | 2 | ||
Lesión por colisión de vehículo | 1 | 1 | |
Lesión con disparo de arma | 1 | ||
Lesión por material explosivo | 1 |
*Nomenclatura basada en la Décima Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades.
En cuanto a los antecedentes familiares de suicidio, 5.0 % (n = 22) de los casos señaló tener familiares de la rama materna con historial de suicidio, mientras que 3.0 % (n = 13) indicó tenerlos por parte de la rama paterna, 2.3 % (n = 10) reconoció la pérdida de un hermano o hermana por suicidio, 1.6 % (n = 7) del padre, 1.6 % (n = 6) de la madre y 0.9 % (n = 4) de un hijo; 85.6 % (n = 376) de la muestra indicó no haber tenido familiares con antecedentes de suicidio.
Por otro lado, al indagar sobre los antecedentes de enfermedad mental, 21 % (n = 92) de los casos señaló que algún familiar de la rama paterna presentaba algún padecimiento psiquiátrico, mientras que 21 % (n = 92) indicó que el antecedente pertenecía a la rama materna y 6.2 % (n = 27) declaró tener un antecedente por ambas partes, tanto materna como paterna; 51.9 % (n = 228) de los casos indicó no tener antecedentes familiares con carga de enfermedad mental.
Discusión
Los hallazgos de la presente investigación coinciden con los datos reportados en la literatura en cuanto a la edad y género de las personas que presentan riesgo suicida. Se encontró que el mayor número de casos se ubicó dentro del rango de 18 a 25 años, que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud constituye el grupo de edad de mayor riesgo.14 Asimismo, se observó que el mayor número de casos atendidos se presentó en el sexo femenino.
Por otra parte, el mayor número de casos señaló profesar la religión católica, sin embargo, en la literatura se ha reportado que las tasas más elevadas de suicidio se asocian a personas que no practican ninguna religión.23 Se ha sugerido que el grado de ortodoxia y de integración constituye la medida más precisa del riesgo en esta categoría más que la simple afiliación religiosa institucional, ya que, como comentan Norko et al., la religión solo podría fungir como un factor protector si el sujeto encuentra un sentido de pertenencia.24
Asimismo, se observó un porcentaje elevado de pacientes solteros que al momento del ingreso no tenían ocupación laboral. Lo anterior se asocia a incremento en el riesgo de comportamiento suicida.1,15
Al igual que en investigaciones previas, el riesgo de presentar una tentativa suicida aumentó ante la presencia de un mayor número de intentos previos.25 En nuestra muestra, el principal método para cometer un acto suicida fue el envenenamiento por toma de diversos medicamentos, seguido por las lesiones autoinfligidas con objeto punzocortante. Al respecto, estos dos últimos métodos fueron mayormente empleados por mujeres, mientras que los hombres exhibieron un mayor porcentaje de lesiones con objeto punzocortante seguidas del ahorcamiento. Lo anterior coincide con lo reportado en otros estudios, por ejemplo, Borges et al.7 describieron que, en México, el método más común en las personas que atentaron contra su vida fue el apuñalamiento con objeto punzante, seguido de la sobredosis de drogas controladas o de venta libre, el ahorcamiento y la sobredosis de drogas ilícitas, uso de armas de fuego, envenenamiento, ahogamiento y salto de un lugar elevado.
Como se ha señalado en otros análisis, un trastorno mental incrementa la posibilidad de presentar ideación e intento suicida.8 En estudios realizados en países en desarrollo se reporta la asociación del riesgo suicida con trastornos relacionados con el control de impulsos, abuso de sustancias o estrés postraumático;5 sin embargo, en la presente investigación, el diagnóstico primario que mostró una mayor prevalencia fue el trastorno depresivo.
Respecto a los antecedentes familiares de suicidio y enfermedad mental, un porcentaje elevado de personas negó o desconoció dicha información, por lo que resulta difícil establecer su asociación con el riesgo suicida, lo cual concuerda con lo reportado en otras investigaciones.26 Debe reconocerse que en nuestro país aún existe estigma ante el reconocimiento de padecer una enfermedad mental, por lo que los familiares pueden ocultar o desconocer sus propios antecedentes.
Conclusiones
El fenómeno suicida, presente en todas las épocas y culturas, actualmente es un destacado problema de salud pública. Si bien se ha identificado una variedad de factores de riesgo, uno de los más estudiados es la presencia de un trastorno mental previo, ya que el riesgo aumenta en comparación con la población en general. De ahí que es fundamental el seguimiento de pacientes con trastornos mentales que presentan conductas suicidas en instituciones especializadas durante y posterior al manejo intrahospitalario.
Los hallazgos de la presente investigación resaltan la importancia de realizar una identificación temprana de los factores de riesgo que pueden contribuir al incremento del comportamiento suicida, por lo cual se debe seguir fortaleciendo la atención oportuna a personas con trastornos depresivos en el primer nivel de salud.
Es importante señalar que la fácil disponibilidad de medios letales, como el acceso a medicamentos, constituye un importante factor de riesgo que debe ser considerado en el ámbito de salud pública para la prevención del incremento del riesgo suicida.
A la luz de la asociación positiva entre la presencia de autolesiones y la ejecución de una tentativa suicida, se considera relevante la implementación de intervenciones tempranas durante la adolescencia, ya que esta conducta se inicia en este periodo de la vida, pues funciona como una forma de afrontamiento que puede generar un incremento en la probabilidad de un posterior intento suicida.