Con mucho interés he leído el artículo de Mimenza-Alvarado et al.1 titulado "Investigación clínica e industria farmacéutica". Me parece que el breve análisis presentado es muy bueno. Estoy de acuerdo con el beneficio de los estudios de la industria farmacéutica (IF) en términos de lograr el número de sujetos necesarios en poco tiempo y así determinar lo antes posible si una terapia experimental es o no útil. Por otro lado, también de acuerdo en que son estudios que traen recursos a las instituciones que podrían ser utilizados para hacer investigación original y propia (lo que no siempre ocurre).
Me parece, sin embargo, que es la primera vez que investigadores que han estado involucrados en estudios de la IF, reconocen abiertamente que en los estudios de la IF "los médicos no son investigadores sino simplemente hacen lo que se les solicita" y que son "las compañías farmacéuticas las que tienen el control y diseñan los estudios". Felicidades a los autores por eso.
Es importante entender la dimensión de las responsabilidades en investigación y en ese setido, con esta carta al editor quiero agregar al excelente editorial que, otra desventaja de los estudios de la IF, es el daño que le hacen algunos de los participantes a la enseñanza de la investigación, ya que con frecuencia se muestran o pretenden ser los investigadores responsables de los artículos que resultan de esos estudios, lo cual es falso y confunde a los estudiantes, que se generan una idea errónea de lo que es un investigador. En consecuencia, no comprenden la diferencia que existe entre ser un especialista que participa en un estudio de la IF, que es controlado por una organización de investigación por contrato y en el que "el médico simplemente hace lo que se le solicita" a ser un verdadero investigador, que tiene una preparación específica, una línea de investigación que ha cultivado a lo largo del tiempo, para la cual ha hecho varias aportaciones, ha conseguido recursos a través competencias de alta exigencia, ha generado ideas originales, produce maestros y doctores en ciencias al llevar a cabo estos trabajos y publica sus resultados como investigador responsable.
Lo mismo ocurre con diversos sistemas de evaluación que, con frecuencia, otorgan calificación superior a coautores en estudios de la IF, porque suelen publicarse en revistas de muy alto factor de impacto, que a los investigadores responsables que realmente generan conocimiento.
Si queremos aspirar a tener un sistema de investigación en salud de alto nivel, debemos empezar por enseñar a los futuros y potenciales investigadores qué es lo que hace a un profesional de la salud ser investigador.