Antecedentes
En los últimos años, el sobrepeso y la obesidad se han convertido en un grave problema para el sistema de salud en México y representan un doble desafío. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), como enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer, que constituyen las principales causas de muerte y años de vida saludable (AVISA) perdidos. Además, ejercen presión sobre otros sectores como el laboral, educativo y alimentario, transformando la sociedad y la economía.
Se ha documentado que la obesidad se triplicó en el mundo de 1975 a 2016; en 1975 se registraron más de 1900 millones de adultos mayores de 18 años con sobrepeso y 600 millones con obesidad (prevalencia de 39 y 13 %, respectivamente).1,2 La obesidad de niños y adolescentes también se incrementó ocho veces y para 2016 alcanzó 124 millones. Considerando el sobrepeso, más de 340 millones de niños y adolescentes estaban afectados.1 En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso y obesidad.1,2
El sobrepeso y la obesidad no son exclusivos de países de ingresos altos,3 sino que se han extendido a países de ingresos bajos y medios,2 donde coexisten con la desnutrición o la emaciación. Esta doble carga no se ha erradicado del mundo4,5 y se observa en países de Asia, África y la región de las Américas, incluido México.6
La transición demográfica, epidemiológica y nutricional acelerada en México ha agravado el problema que representan el sobrepeso y la obesidad.7 En la transición nutricional se reemplazan las dietas tradicionales con alimentos densos en energía, poca fibra y altos en grasas y carbohidratos (ultraprocesados). La transición epidemiológica cambia abruptamente el perfil de enfermedad hacia ECNT relacionadas con el sobrepeso y la obesidad. El efecto combinado de las transiciones demográfica, epidemiológica y nutricional en el desequilibrio energético de las personas se conoce como la "transición de la obesidad".8
El índice de masa corporal elevado (IMC-E) se ha incrementado sustancialmente en el orbe, erigiéndose como uno de los principales factores de riesgo desde 1990.9 En 2015, la tasa estandarizada por edad de muertes relacionadas con IMC-E fue de 68.1 por cada 100 000 habitantes en los países con índice sociodemográfico intermedio y alto.10 Además, en 2019, el IMC-E contribuyó a más de cinco millones de muertes y 160.3 millones de AVISA perdidos en el mundo.11
El IMC-E representa un factor de riesgo alto para las sociedades y mantiene una tendencia de incremento. En el presente estudio se busca estimar la carga que el sobrepeso y la obesidad representan sobre la mortalidad y los años de vida perdidos en México, así como su tendencia entre 1990 y 2021.
Material y métodos
A diferencia de las encuestas nacionales de salud, el estudio Global Burden of Disease (GBD) va más allá de medir la prevalencia de la obesidad, al incluir indicadores como los años vividos con discapacidad (AVD) y los AVISA perdidos. Además, genera estimaciones que permiten la comparabilidad de la carga de enfermedades a nivel mundial, regional y específico de cada país, incluyendo el IMC-E como factor de riesgo metabólico.9
Para definir el IMC-E en adultos (de 20 años en adelante), el GDB 2021 establece un IMC superior a 23 kg/m2 según el modelo de nivel de exposición teórico de riesgo mínimo. El sobrepeso se definió como IMC > 25 kg/m2 y la obesidad, como IMC > 30 kg/m2. En niños y adolescentes (de dos a 19 años), el IMC-E se define como sobrepeso u obesidad según los estándares del International Obesity Task Force,12 que establece límites específicos para sexo y edad.
Se evaluaron los riesgos relativos de rondas anteriores del GBD basados en evidencia causal. Se usaron modelos MR-BRT para estimar las relaciones dosis-respuesta no lineales entre IMC-E y el riesgo de 26 enfermedades.13,14 Se obtuvieron fracciones atribuibles poblacionales basadas en las distribuciones de exposición de los factores de riesgo, en relación con el nivel de exposición teórico de riesgo mínimo y los riesgos relativos como función de los niveles de exposición.
Las estimaciones y métodos utilizados en este estudio están disponibles públicamente en el sitio web del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, así como en las herramientas de visualización GBD Compare15 y de resultados GBD 2021.11 GBD cumple con la Declaración de Directrices para la Presentación de Estimaciones de Salud Precisas y Transparentes (GATHER, Guidelines for Accurate and Transparent Health Estimates Reporting).16
Resultados
En 2021, en México se registraron 1.12 millones de muertes (IC 95 % = 0.93-1.33 millones), de las cuales más de 118 mil se relacionaron con IMC-E, que representaron 10.6 % (IC 95 % = 6.8-12.5 %) de las muertes en ese año, lo que posicionó al México en el lugar 39 respecto a otras naciones. Dentro del país, Tabasco mostró la tasa más elevada de muertes relacionadas con dicho factor de riesgo, 129.3 por 100 000 habitantes; la más baja se identificó en Sinaloa, con una tasa de 75.1 por 100 000. El GBD 2021 reportó un incremento de 51 % en las muertes totales en comparación con 738 mil estimadas en 2019. El IMC-E representó 9.0 % (IC 95 % = 4.6-12.5 %) de los AVISA perdidos en 2021, es decir, aproximadamente 4.2 millones. En México, los datos revelan que el sobrepeso y la obesidad están asociados principalmente a diabetes mellitus, problemas renales, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, enfermedades digestivas, trastornos neurológicos y enfermedades respiratorias crónicas (Figura 1 y Tabla 1).
Enfermedad | % respecto a las muertes totales | Fracción atribuible a IMC-E |
---|---|---|
Infecciones respiratorias y tuberculosis | 25.99 | 0.00 |
Enfermedades cardiovasculares | 14.80 | 2.80 |
Tumores malignos | 9.35 | 0.66 |
Diabetes y enfermedades renales | 7.12 | 6.84 |
Enfermedades digestivas | 6.30 | 0.18 |
Otros resultados relacionados con la pandemia de COVID-19 | 6.30 | 0.00 |
Lesiones autoinfringidas y violencia interpersonal | 4.39 | 0.00 |
Enfermedades respiratorias crónicas | 3.40 | 0.03 |
Otras enfermedades no transmisibles | 2.51 | 0.00 |
Trastornos neurológicos | 1.89 | 0.11 |
Accidentes de tránsito | 1.76 | 0.00 |
Lesiones no intencionales | 1.63 | 0.00 |
Trastornos maternos y neonatales | 1.06 | 0.00 |
Deficiencias nutricionales | 0.66 | 0.00 |
VIH/sida e infecciones de transmisión sexual | 0.52 | 0.00 |
Infecciones entéricas | 0.44 | 0.00 |
Trastornos por uso de sustancias | 0.35 | 0.00 |
Enfermedades de la piel y tejido subcutáneo | 0.34 | 0.00 |
Trastornos musculoesqueléticos | 0.31 | 0.00 |
Otras enfermedades infecciosas | 0.21 | 0.00 |
Enfermedades tropicales desatendidas y paludismo | 0.03 | 0.00 |
Desórdenes mentales | 0.00 | 0.00 |
Enfermedades de los órganos de los sentidos | 0.00 | 0.00 |
IMC-E: índice de masa corporal elevado. Fuente: Estimaciones propias con base en datos del estudio Global Burden of Disease 2021.15
En 2021, de las 118 mil muertes por IMC-E en México, 76 000 (64.4 %) se atribuyeron a diabetes mellitus; alrededor de 30 000 (23.7 %), a enfermedad renal crónica; 26 000 (20.7 %), a enfermedad isquémica cardíaca; 10 000 (8.0 %), a enfermedad cerebrovascular; 4400 (3.5 %), a enfermedad cardíaca hipertensiva; y 4000 (3.2 %), a Alzheimer. El 8.1 % restante involucró otras 16 condiciones (Figura 2 y Tabla 2). En términos relativos, el IMC-E contribuyó a 55 % de las muertes por diabetes mellitus, a 50.7 % del cáncer uterino, a 48.6 % de la enfermedad cardíaca hipertensiva, a 44.9 % de la enfermedad de la vesícula y las vías biliares, y a 41.1 % de la enfermedad renal crónica, entre otros casos.
Enfermedad | Muertes (n) | Muertes por IMC-E (%) | AVISA, miles (n) | AVISA por IMC-E (%) |
---|---|---|---|---|
Diabetes mellitus | 51 409 | 59.52 | 2 044 | 64.97 |
Enfermedad renal crónica | 25 072 | 36.46 | 675 | 34.71 |
Enfermedad cardíaca isquémica | 22 059 | 16.44 | 538 | 20.48 |
Enfermedad cardíaca hipertensiva | 5 257 | 56.98 | 97 | 62.85 |
Accidente cerebrovascular | 3 205 | 8.10 | 101 | 10.95 |
Enfermedades de la vesícula y tracto biliar | 2 072 | 46.77 | 124 | 47.70 |
Cáncer de colon y recto | 1 618 | 14.44 | 44 | 15.08 |
Enfermedad de Alzheimer | 1 305 | 10.95 | 32 | 11.86 |
Cáncer de riñón | 1 070 | 26.60 | 30 | 26.66 |
Cáncer de mama | 773 | 8.00 | 18 | 5.69 |
Cáncer de hígado | 743 | 18.26 | 19 | 18.84 |
Fibrilación auricular | 672 | 12.44 | 20 | 14.14 |
Leucemia | 607 | 10.22 | 22 | 8.19 |
Cáncer uterino | 556 | 43.76 | 16 | 44.87 |
Cáncer de ovario | 552 | 14.38 | 18 | 14.70 |
Cáncer de vesícula y vías biliares | 521 | 18.74 | 13 | 19.59 |
Asma | 365 | 29.34 | 33 | 22.03 |
Linfoma no Hodgkin | 286 | 7.22 | 8 | 7.04 |
Cáncer de páncreas | 262 | 4.02 | 7 | 4.41 |
Mieloma múltiple | 184 | 10.97 | 5 | 11.35 |
Cáncer de tiroides | 182 | 16.84 | 5 | 17.20 |
AVISA: años de vida saludable; IMC-E: índice de masa corporal elevado. Fuente: Estimaciones propias con base en datos del estudio Global Burden of Disease 2021.15
En relación con los 4.2 millones de AVISA perdidos que se estima fueron causados por IMC-E en 2021, las seis principales enfermedades fueron diabetes mellitus con 2.0 millones, enfermedad renal crónica con 675 mil, enfermedad isquémica cardíaca con 538 mil, enfermedad de la vesícula biliar y las vías biliares con 124 mil, accidentes cerebrovasculares con 101 mil, y enfermedad cardíaca hipertensiva con 97 mil, que en su conjunto representaron 85.6 % de los AVISA perdidos. En términos relativos, el IMC-E representó 65.0 % de la diabetes mellitus, 62.9 % de la enfermedad cardíaca hipertensiva, 47.7 % de la enfermedad de la vesícula y las vías biliares, 44.9 % del cáncer uterino, 34.7 % de la enfermedad renal crónica y 26.7 % del cáncer renal.
La mayor mortalidad atribuible a IMC-E se observó en el grupo de 70 años y más, con una tasa estimada de 808.1 muertes por cada 100 000 personas, seguido por el grupo de 50 a 69 años, con una tasa de 240.5 muertes; el grupo de 15 a 49 años, con una tasa de 17.8 muertes; y, finalmente, el grupo de cero a 14 años, cuya tasa fue cercana a cero por cada 100 000 personas. Lo anterior obedece a que el IMC-E es un factor de riesgo que se potencializa con la edad. La tendencia en el período ha sido creciente a una tasa media de 3.2 % anual, excepto en los menores de 15 años, en quienes se observó disminución, con una tasa estimada de 3 % anual (Figura 3 y Tabla 3).
Año | Grupo de edad (años) | Mujeres | Hombres | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Muertes × 100 000 | Límite inferior | Límite superior | Muertes × 100 000 | Límite inferior | Límite superior | ||
1990 | 0-14 | 0.01 | 0.01 | 0.02 | 0.01 | 0.01 | 0.02 |
2000 | 0-14 | 0.01 | 0.00 | 0.02 | 0.01 | 0.00 | 0.01 |
2010 | 0-14 | 0.01 | 0.00 | 0.01 | 0.01 | 0.00 | 0.01 |
2021 | 0-14 | 0.00 | 0.00 | 0.01 | 0.01 | 0.00 | 0.01 |
1990 | 15-49 | 8.18 | 4.63 | 10.68 | 9.56 | 5.42 | 12.60 |
2000 | 15-49 | 7.91 | 4.72 | 10.45 | 10.57 | 6.09 | 13.86 |
2010 | 15-49 | 9.27 | 5.69 | 12.26 | 14.89 | 8.75 | 19.47 |
2021 | 15-49 | 13.40 | 7.96 | 18.07 | 22.39 | 13.26 | 31.51 |
1990 | 50-69 | 196.43 | 102.68 | 270.21 | 169.19 | 87.03 | 235.37 |
2000 | 50-69 | 195.89 | 108.61 | 261.26 | 179.92 | 98.74 | 243.79 |
2010 | 50-69 | 189.18 | 109.13 | 252.54 | 212.94 | 120.46 | 283.67 |
2021 | 50-69 | 215.18 | 120.06 | 292.90 | 268.93 | 154.92 | 384.10 |
1990 | ≥ 70 | 713.33 | 369.73 | 1 070.07 | 453.42 | 227.58 | 703.68 |
2000 | ≥ 70 | 718.21 | 358.38 | 1 059.81 | 532.91 | 268.19 | 809.27 |
2010 | ≥ 70 | 813.29 | 405.24 | 1 168.12 | 683.27 | 339.66 | 1 015.26 |
2021 | ≥ 70 | 833.06 | 421.39 | 1 225.98 | 777.79 | 385.88 | 1 175.01 |
1990 | Todas las edades | 39.47 | 20.73 | 55.79 | 29.75 | 15.59 | 41.95 |
2000 | Todas las edades | 46.76 | 25.47 | 64.63 | 38.72 | 20.84 | 53.69 |
2010 | Todas las edades | 63.95 | 35.08 | 87.81 | 60.25 | 32.77 | 83.45 |
2021 | Todas las edades | 92.69 | 49.89 | 129.78 | 93.88 | 51.40 | 137.17 |
Fuente: Estimaciones propias con base en datos del estudio Global Burden of Disease 2021.15
Respecto a AVISA perdidos, la mayor tasa correspondió también al grupo de 70 años y más, con una tasa estimada de 14 433 por cada 100 000 personas, seguido por el grupo de 50 a 69 años, con una tasa de 10 057; el grupo de 15 a 49 años, con tasa de 1530; y, finalmente, el grupo de cero a 14 años, cuya tasa fue de 8.6 por cada 100 000 personas. Lo anterior obedece, como ya se mencionó, a que el IMC-E es un factor de riesgo que se potencializa con la edad. La tendencia en el período ha sido creciente a una tasa de 3.0 % anual, excepto en los menores de 15 años, en quienes se observó disminución, con una tasa anual de 0.3 % (Figura 4 y Tabla 4).
Año | Grupo de edad (años) | Mujeres | Hombres | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
AVISA × 100 000 | Límite inferior | Límite superior | AVISA × 100 000 | Límite inferior | Límite superior | ||
1990 | 0-14 | 7.82 | 3.01 | 15.28 | 7.94 | 3.37 | 16.38 |
2000 | 0-14 | 5.90 | 2.52 | 11.52 | 6.72 | 2.98 | 13.43 |
2010 | 0-14 | 7.33 | 3.03 | 14.09 | 8.97 | 3.89 | 17.67 |
2021 | 0-14 | 7.50 | 3.18 | 15.42 | 9.54 | 4.17 | 17.45 |
1990 | 15-49 | 842.22 | 387.80 | 1 202.96 | 751.99 | 398.88 | 1 048.85 |
2000 | 15-49 | 949.09 | 450.94 | 1 374.51 | 862.93 | 465.02 | 1 193.06 |
2010 | 15-49 | 1 139.60 | 564.61 | 1 635.66 | 1 168.89 | 639.86 | 1 575.47 |
2021 | 15-49 | 1 458.48 | 724.60 | 2 043.65 | 1 606.53 | 902.17 | 2 228.67 |
1990 | 50-69 | 8 289.52 | 4 015.70 | 11 697.02 | 6 920.37 | 3 435.23 | 9 891.02 |
2000 | 50-69 | 8 539.81 | 4 358.84 | 11 962.29 | 7 404.66 | 3 871.21 | 10 411.91 |
2010 | 50-69 | 8 570.54 | 4 508.09 | 11 829.74 | 8 654.31 | 4 648.88 | 11 961.06 |
2021 | 50-69 | 9 599.90 | 4 973.07 | 13 285.09 | 10 573.98 | 5 864.90 | 15 259.25 |
1990 | ≥ 70 | 12 809.96 | 5 911.49 | 20 126.91 | 8 598.92 | 4 025.31 | 13 061.40 |
2000 | ≥ 70 | 13 278.80 | 6 215.85 | 20 144.19 | 10 007.83 | 4 723.75 | 14 811.52 |
2010 | ≥ 70 | 14 326.70 | 6 777.62 | 21 669.16 | 12 323.62 | 5 807.88 | 18 688.98 |
2021 | ≥ 70 | 14 798.22 | 6 822.14 | 21 886.29 | 13 989.05 | 6 614.22 | 21 242.57 |
1990 | Todas las edades | 1 485.06 | 703.97 | 2 119.38 | 1 167.36 | 588.76 | 1 654.63 |
2000 | Todas las edades | 1 802.18 | 886.61 | 2 589.17 | 1 475.53 | 763.51 | 2 059.73 |
2010 | Todas las edades | 2 349.08 | 1 195.45 | 3 355.77 | 2 171.68 | 1 146.27 | 3 030.69 |
2021 | Todas las edades | 3 301.74 | 1 647.68 | 4 607.15 | 3 257.22 | 1 758.56 | 4 684.69 |
AVISA: años de vida saludable. Fuente: Estimaciones propias con base en datos del estudio Global Burden of Disease 2021.15
Adicionalmente, se estima que el grupo de edad de 50 a 69 años es el más expuesto a dicho factor de riesgo, con un valor resumen de exposición de 48.6 %, seguido por el grupo de 15 a 49 años, con una fracción de 41.6 %; el grupo de mayores de 70 años, con 38.4 %; y, por último, el grupo de menores de 15 años, con 33.7 % (Figura 4). Por sexo no se logró encontrar alguna diferencia significativa entre hombres y mujeres; el valor para las mujeres en 2021 se estimó en 41.8 %, mientras que en los hombres fue de 40.5 % (Figura 5 y Tabla 5).
Año | Grupo de edad (años) | Hombres | Mujeres | Ambos sexos | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
VRE | Límite inferior | Límite superior | VRE | Límite inferior | Límite superior | VRE | Límite inferior | Límite superior | ||
1990 | 0-14 | 0.16 | 0.10 | 0.22 | 0.18 | 0.11 | 0.26 | 0.17 | 0.12 | 0.23 |
2010 | 0-14 | 0.27 | 0.20 | 0.35 | 0.27 | 0.20 | 0.35 | 0.27 | 0.22 | 0.32 |
2021 | 0-14 | 0.34 | 0.26 | 0.44 | 0.33 | 0.24 | 0.43 | 0.34 | 0.27 | 0.41 |
1990 | 15-49 | 0.23 | 0.19 | 0.28 | 0.26 | 0.21 | 0.30 | 0.24 | 0.21 | 0.29 |
2010 | 15-49 | 0.35 | 0.29 | 0.41 | 0.36 | 0.31 | 0.40 | 0.35 | 0.30 | 0.41 |
2021 | 15-49 | 0.41 | 0.34 | 0.48 | 0.42 | 0.35 | 0.48 | 0.42 | 0.35 | 0.48 |
1990 | 50-69 | 0.30 | 0.23 | 0.37 | 0.39 | 0.31 | 0.45 | 0.34 | 0.27 | 0.41 |
2010 | 50-69 | 0.39 | 0.29 | 0.47 | 0.45 | 0.36 | 0.54 | 0.42 | 0.33 | 0.50 |
2021 | 50-69 | 0.46 | 0.34 | 0.55 | 0.51 | 0.40 | 0.61 | 0.49 | 0.38 | 0.57 |
1990 | ≥ 70 | 0.22 | 0.17 | 0.27 | 0.28 | 0.23 | 0.36 | 0.25 | 0.21 | 0.31 |
2010 | ≥ 70 | 0.30 | 0.24 | 0.38 | 0.35 | 0.29 | 0.42 | 0.33 | 0.27 | 0.40 |
2021 | ≥ 70 | 0.36 | 0.28 | 0.45 | 0.40 | 0.32 | 0.49 | 0.38 | 0.31 | 0.47 |
1990 | Todas las edades | 0.21 | 0.18 | 0.25 | 0.24 | 0.21 | 0.28 | 0.23 | 0.20 | 0.26 |
2010 | Todas las edades | 0.33 | 0.29 | 0.38 | 0.35 | 0.30 | 0.39 | 0.34 | 0.29 | 0.38 |
2021 | Todas las edades | 0.40 | 0.34 | 0.46 | 0.42 | 0.35 | 0.47 | 0.41 | 0.35 | 0.46 |
VRE: valor de resumen de exposición. Fuente: Estimaciones propias con base en datos del estudio Global Burden of Disease 2021.15
Finalmente, a nivel subnacional se observó un incremento sustancial en la mortalidad y los AVISA perdidos atribuibles IMC-E entre 1990 y 2021. Aunado a ello, en 2021 la variabilidad entre los estados disminuyó debido a que en todos se incrementó el peso que representa el IMC-E en la carga de las enfermedades que aquejan a la población mexicana, pero lo hizo en mayor proporción entre quienes tenían tasas más bajas en 1990 y menos entre los que en ese mismo año ya tenían tasas elevadas. En 2021, Tabasco registró la tasa de mortalidad más alta atribuible a IMC-E en el país, con 129 muertes por cada 100 000 habitantes, en contraste con Sinaloa, donde se observaron 75 muertes por cada 100 000 habitantes. Este patrón se mantuvo al comparar la tasa de AVISA perdidos por cada 100 000 habitantes en ambos estados para el mismo año, con 4165 en Tabasco y 2652 en Sinaloa, respectivamente (Figura 6 y Tabla 6).
Entidad | Tasa de mortalidad | Tasa de AVISA perdidos | ||
---|---|---|---|---|
1990 | 2021 | 1990 | 2021 | |
Nacional | 74.76 | 97.82 | 2411.33 | 3233.36 |
Aguascalientes | 80.29 | 93.19 | 2445.20 | 3016.56 |
Baja California | 109.39 | 106.79 | 3206.29 | 3450.55 |
Baja California Sur | 85.17 | 95.79 | 2675.85 | 3026.25 |
Campeche | 67.77 | 101.54 | 2292.97 | 3358.61 |
Coahuila | 108.16 | 119.20 | 3205.61 | 3761.17 |
Colima | 84.77 | 102.60 | 2692.41 | 3338.82 |
Chiapas | 48.66 | 90.29 | 1779.76 | 3105.21 |
Chihuahua | 101.01 | 112.00 | 3042.41 | 3598.37 |
Ciudad de México | 85.63 | 95.61 | 2611.95 | 3051.44 |
Durango | 73.18 | 90.89 | 2469.51 | 3112.37 |
Guanajuato | 82.31 | 114.14 | 2525.85 | 3585.41 |
Guerrero | 65.72 | 84.84 | 2150.59 | 3022.00 |
Hidalgo | 56.94 | 82.84 | 1998.24 | 2867.44 |
Jalisco | 84.57 | 97.72 | 2609.46 | 3159.08 |
México | 88.43 | 105.74 | 2676.71 | 3372.43 |
Michoacán de Ocampo | 63.52 | 92.91 | 2127.01 | 3159.78 |
Morelos | 69.29 | 104.46 | 2270.98 | 3375.58 |
Nayarit | 65.35 | 76.90 | 2188.15 | 2714.85 |
Nuevo León | 87.17 | 95.95 | 2667.49 | 3099.50 |
Oaxaca | 48.18 | 79.07 | 1754.94 | 2783.23 |
Puebla | 70.26 | 107.37 | 2311.80 | 3467.73 |
Querétaro | 70.58 | 86.26 | 2320.88 | 2853.93 |
Quintana Roo | 64.70 | 106.60 | 2141.34 | 3329.99 |
San Luis Potosí | 53.91 | 82.07 | 1907.19 | 2865.45 |
Sinaloa | 65.46 | 75.08 | 2144.80 | 2652.24 |
Sonora | 93.18 | 101.01 | 2776.11 | 3259.59 |
Tabasco | 70.20 | 129.33 | 2361.00 | 4165.50 |
Tamaulipas | 81.08 | 99.59 | 2671.93 | 3423.47 |
Tlaxcala | 71.12 | 105.45 | 2309.57 | 3384.03 |
Veracruz de Ignacio de la Llave | 59.83 | 102.99 | 2114.34 | 3440.67 |
Yucatán | 76.69 | 93.54 | 2336.65 | 3051.87 |
Zacatecas | 57.76 | 87.11 | 1967.80 | 2955.04 |
Nuevo León | 87.17 | 95.95 | 2667.49 | 3099.50 |
AVISA: años de vida saludable. Fuente: Estimaciones propias con base en datos del estudio Global Burden of Disease 2021.15
Discusión
La alta exposición de la población mexicana al sobrepeso y la obesidad augura un futuro con un tsunami de ECNT, que exige preparación para atender enfermedades complejas, crónicas, costosas y de mal pronóstico. El crecimiento alarmante de esa exposición en los niños destaca la urgencia de invertir en la infancia, etapa de programación metabólica,17 y en la formación de hábitos y preferencias alimentarias.18
Las causas subyacentes del sobrepeso y la obesidad crean un ambiente obesogénico, el cual ha sido crucial en el desarrollo de la epidemia. Diversos estudios relacionan factores contextuales, como el entorno residencial, con la obesidad. Nueva evidencia sugiere que el mayor acceso a alimentos frescos podría impactar positivamente.7,19,20 En los países desarrollados, la afluencia afecta la disponibilidad de estos comercios.21-24 Además, el entorno urbano y la seguridad influyen en la actividad física.12,25,26 Factores contextuales explican gran parte del incremento de la obesidad en México,13 como se observa en los datos presentados.
La lucha contra la obesidad debe considerar su vínculo con la pobreza.27 La obesidad impacta desproporcionadamente a los más desfavorecidos. Para abordarla se requieren políticas a largo plazo, más allá de intervenciones médicas individuales o unilaterales del sistema de salud. Sin embargo, estas acciones se enfrentan a obstáculos políticos y sociales. Numerosos problemas de salud pública se han controlado al modificar el medioambiente, por lo que resulta importante promover un viraje en las acciones para el control de la obesidad.
El sobrepeso y la obesidad, así como los problemas de salud asociados, tienen consecuencias económicas considerables sobre los sistemas de salud, la economía y la sociedad en su conjunto. Esto se refleja tanto en sus costos directos (acciones preventivas, consultas, uso de servicios hospitalarios y medicamentos), como en sus costos indirectos (pérdida de productividad y muerte prematura). El costo anual estimado en México del sobrepeso y la obesidad, en 2015 representó 85 000 millones de pesos, 73 % correspondió a gastos por tratamiento médico, 15 % a pérdidas de ingreso por ausentismo laboral y 12 % a pérdidas de ingreso por mortalidad prematura.28
La Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes,29 lanzada por el gobierno federal hace una década, no fue suficiente para lograr el objetivo de detener el aumento del sobrepeso y la obesidad en la población mexicana. En 2012, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), 71.28 % de la población mexicana presentaba estos problemas de salud, cifra que se incrementó a 75.2 % en 2022.30,31 Esta estrategia se basaba en tres pilares para lograr su objetivo:
− Responsabilidad individual y pública de prevención y control del sobrepeso y la obesidad como riesgos de otras ECNT.
− Atención médica eficiente y oportuna para personas diagnosticadas o con factores de riesgo.
− Políticas sanitarias y fiscales para regular la exposición a publicidad de alimentos y bebidas poco saludables y el etiquetado de estos.
Aun cuando estas acciones son fundamentales para combatir la prevalencia del sobrepeso y la obesidad, no son las únicas. Es importante considerar todos los determinantes involucrados en el desarrollo de factores de riesgo para la enfermedad, los cuales incluyen factores socioeconómicos, antropológicos, agroalimentarios, biológicos y genéticos, que desempeñan un papel importante a nivel individual y de la sociedad, muchos de los cuales son modificables.27,32-34 Por ejemplo, la política fiscal en materia de publicidad de alimentos y bebidas, en conjunción con el etiquetado de alimentos, es solo una parte de la solución para lograr los cambios deseados en materia de alimentación.
Estas acciones por sí mismas no resultarán efectivas a menos que se logre la sinergia con otras intervenciones, como educación a nivel familiar, escolar y laboral, para que una persona pueda tomar mejores decisiones respecto a sus estilos de vida y alimentación, con conocimiento de que no basta con evitar el consumo de alimentos ultraprocesados para mantener un peso saludable; también deberá incluir alimentos variados en la dieta diaria, considerando su calidad, y cambiar patrones de actividad física, hidratación, sueño, prácticas sociales en torno a la alimentación, etcétera. En México, en marzo de 2023 se presentaron las nuevas guías de alimentación para la población mexicana que incluyen algunos de estos elementos.35
Las guías tienen la característica de considerar factores saludables y sostenibles, tanto para el planeta como para la familia. Destaca el fomento a la lactancia materna, la pertinencia cultural, la visión de género y la recomendación de alimentos asequibles para todos. Estas son algunas de las múltiples dimensiones que tiene la obesidad, pero existen muchas más. Para elevar los niveles de actividad física de la población no basta con hacer promoción, sino que también se deben crear espacios para realizarlo, lo cual implica una importante sinergia con otros sectores como gestión urbana, seguridad y alumbrado público; así como habilitar escuelas con espacios, horarios y material deportivo, instructores capacitados, acceso a alimentos saludables y fuentes de agua potable, entre otros aspectos fundamentales.36 Lo anterior señala que la responsabilidad no es exclusiva del sistema de salud, sino compartida con otros ámbitos y sectores sociales.
La dieta es un factor clave para reducir el sobrepeso y la obesidad.37 La cantidad de alimentos consumidos es responsabilidad individual, pero la calidad y contenido dependen de la industria y los sistemas alimentarios. Lo anterior lleva a que la calidad de la dieta sea un problema de salud pública, lo que justifica la intervención del Estado. Para mejorar la alimentación, debe optimizarse el sistema alimentario, con la garantía de la calidad y accesibilidad de alimentos frescos.38
En la atención médica, se necesita reforzar la educación y prevención para brindar herramientas útiles, proceso que se inicia con la formación de profesionales de salud, en quienes la enseñanza de la nutrición es insuficiente, aun cuando las ECNT tienen un fuerte vínculo con la alimentación y los médicos son el primer punto de contacto en la atención en salud.39,40
Los resultados de este estudio se alinean con las tendencias de estimaciones nacionales recientes,31 reflejo de implicaciones que trascienden los límites del sistema de salud y se entrelazan con aspectos más amplios de la sociedad. Por lo tanto, es importante diseñar políticas en salud basadas en evidencia científica que puedan ser trasladadas a un contexto específico con ayuda de diferentes actores (academia, políticos, industria, sociedad civil, etcétera), de tal forma que se logre la mejor implementación de las mismas.41 Más allá de las políticas públicas en salud, los gobiernos deben comprometerse a que el diseño de toda política pública sea integral y transectorial, con una fuerte cultura de evaluación para medir el efecto que tienen en la salud de la población42 y el reconocimiento de la compleja interacción entre la pobreza y la obesidad, la influencia de factores socioeconómicos, culturales y ambientales, y las fronteras del sistema de salud en la evolución de la enfermedad.
Conclusiones
El IMC-E es un factor de riesgo asociado tanto a tasas de mortalidad elevadas como a la pérdida en la calidad de vida en la población mexicana. El grupo de edad más afectado en cuanto a mortalidad por IMC-E es el de 70 años y más, mientras que poco menos de la mitad de la población con IMC-E como factor de riesgo pertenece al grupo de edad de 50 a 69 años. Sin embargo, no puede perderse de vista el efecto futuro que tiene en los niños de hoy o adultos del mañana. Proporcionalmente, más mujeres que hombres están expuestas a IMC-E, aunque más hombres mueren debido a los efectos del sobrepeso y la obesidad. La distribución estatal de la carga de enfermedad refleja las disparidades en salud del país; Tabasco es el estado que actualmente presenta las tasas más elevadas de mortalidad y AVISA perdidos por IMC-E. Interesantemente, México ocupa a nivel mundial el lugar 39 en exposición a IMC-E como factor de riesgo, pero es de los primeros en la carga de morbimortalidad atribuible a enfermedades derivadas del sobrepeso y la obesidad.15
Las elevadas prevalencias de sobrepeso y obesidad en México son resultado, entre otras cosas, del ambiente obesogénico que permea en todos los grupos sociales y que constituye en gran parte la sumatoria de los determinantes sociales de la salud. Las consecuencias de las altas prevalencias de obesidad en todos los grupos de edad son significativas en términos de mortalidad, carga de enfermedad y costos económicos.
Las políticas implementadas hasta al momento, a pesar de demostrar utilidad para disminuir el consumo de alimentos y bebidas con alta densidad calórica, no han mostrado impacto en las tendencias de la epidemia.43 Por lo tanto, abordar el sobrepeso y la obesidad en México sigue siendo imperativo y requiere mayor compromiso político e involucramiento de la sociedad civil, de un cambio en la narrativa acerca del concepto del sobrepeso y la obesidad como enfermedades por sí mismas, y de intervenciones transectoriales eficaces para ampliar la capacidad de respuesta social organizada para mejorar la salud y bienestar de la población.