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Revista de la Facultad de Medicina (México)
versión On-line ISSN 2448-4865versión impresa ISSN 0026-1742
Rev. Fac. Med. (Méx.) vol.55 no.5 Ciudad de México sep./oct. 2012
Arte y medicina
Morbus divinus
Rafael Álvarez Cordero
Hay pocos padecimientos en la historia que tengan tantas referencias como la epilepsia; desde el tiempo de los griegos, se decía que quien la padecía sufría morbus divinus, porque se argumentaba que sólo dios podía hacer caer súbitamente a un ser humano.
En la Biblia hay numerosos relatos tanto de enfermos epilépticos -como el rey Saúl, que sufría Choli Nopel (hacer caer)-; entonces se asoció la epilepsia con el demonio, y a que quien sufría este mal se le llamaba caducus, porque caía, o demoníacus, porque estaba poseído.
En el siglo VII, Isidoro de Sevilla consideró que el mal provenía de la luna, por lo que los epilépticos fueron tachados de lunáticos, y en el siglo XVI se creyó que el enfermo quedaba inconsciente porque caía sobre el corazón una gota maligna, por lo que la enfermedad se llamó "gota coral". En el continente americano, la diosa azteca relacionada con la epilepsia es Tlazoltéotl, la "comedora de mugre".
La realidad es que desde siempre han existido personajes importantes que sufrieron epilepsia: Sócrates, Julio César, muchos santos y santas que experimentaban éxtasis, Saludo de Tarso, incluso Santa Teresa, y en los tiempos recientes, grandes epilépticos han sido Fedor Dostoyevsky, Edgar Allan Poe, León Tolstoy, Lewis Carroll, Agatha Christie, Walter Scott y muchos más.
La imagenología de la epilepsia es muy grande, hay tanto en Alemania como en Hungría Museos dedicados a exhibir tanto pinturas como esculturas de epilépticos; vale la pena señalar que este mal, cuya causa fue atribuida a dioses o demonios, es ahora curado satisfactoriamente en la mayor parte de los casos.