SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.56 número1Los ácidos grasos y la lipotoxicidad: implicaciones metabólicas índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista de la Facultad de Medicina (México)

versión On-line ISSN 2448-4865versión impresa ISSN 0026-1742

Rev. Fac. Med. (Méx.) vol.56 no.1 Ciudad de México ene./feb. 2013

 

Editorial

 

Las razones del éxito

 

The reasons of success

 

Yo no hice nada por accidente,
ni tampoco fueron así mis invenciones;
ellas vinieron por el trabajo.

Thomas Alva Édison

 

En este número se presenta con detalle el trabajo realizado por Robert Lefkowitz y Brian Kobilka, quienes obtuvieron el premio Nobel de Química 2012, y que nos lleva reflexionar sobre lo que puede realizar el ser humano en todos los órdenes de la vida, lo que puede conseguir en la ciencia, en el arte o en cualquier actividad.

En el tema de las expresiones de destreza física vemos que las marcas de velocidad, destreza y altura de casi todos los deportes se rompen constantemente, y los atletas tienen un rendimiento cada vez mejor. Esto es el resultado de un mayor conocimiento del cuerpo humano, mejor comprensión de la fisiología y de los íntimos procesos moleculares de cada célula, y sobre todo, del entrenamiento cada vez más especializado, lo que supone el esfuerzo constante y continuo de un deportista que llega a ser campeón y triunfador en su disciplina.

Y en todas las actividades humanas, desde la invención del fuego hasta la llegada de un vehículo a Marte, todo ha comenzado con una idea que surge en el cerebro de un ser humano o en el de muchos que se reúnen con un fin determinado. Antes de convertirse en realidad, toda invención ha vivido en la mente de alguien; pero para que las ideas se materialicen es necesario el trabajo, el trabajo constante, el trabajo rigurosamente realizado, el trabajo organizado de manera metódica, la perseverancia ante los fracasos grandes o pequeños, y la confianza en que se puede lograr el objetivo deseado.

Y en estos últimos cien años otro factor determinante para el progreso humano ha sido el desarrollo de la comunicación en todas sus formas; basta pensar que tuvieron que pasar más de tres décadas entre la aparición de la monumental obra de Andrés Vesalio, De humani corporis fabrica, en 1543, y las primeras menciones de ese libro en las Obras de Ambrosio Paré, en 1575; en tanto que en la actualidad la información de cualquier descubrimiento científico puede circular por todo el mundo en cuestión de minutos.

Como quiera que esto sea, la base de todo éxito, como dice Edison, es el trabajo. En este caso, el trabajo de dos investigadores: Robert Lefkowitz, quien trabaja en el Departamento de Medicina de la Universidad de Duke, donde ha realizado sus investigaciones desde 1972, y el de Brian Kobilka, graduado en Yale, que se unió al grupo de Lefkowitz como posdoctoral y luego pasó a la Universidad de Stanford. La trascendencia científica de sus investigaciones es el fruto de esa disciplina que no conoce límites, que no se rinde a la fatiga, que supera los obstáculos, que remedia los errores, revisa, analiza, estudia, compara, y logra lo que los dos laureados lograron.

La designación de los premios Nobel, como este del 2012, tiene otro significado para quienes estudiamos Medicina: es un ejemplo de lo que puede obtener un individuo cuando se dedica con pasión a un objetivo científico; estoy seguro de que entre los médicos que están en formación en nuestra Facultad de Medicina hay uno o varios que lograrán triunfos insospechados y obtendrán el reconocimiento universal, como lo obtuvieron cuatro mexicanos: el doctor David González Bárcena, el poeta Octavio Paz, el bioquímico José Mario Molina y el diplomático Alfonso García Robles.

Don Fernando Ortiz Monasterio, eminente cirujano fallecido a finales del 2012, decía en el editorial de noviembre-diciembre pasado: "detrás de todo está la pasión, pasión por el trabajo, pasión por la vida, pasión por la excelencia", y debo decir con satisfacción que esa pasión es la que logró que nuestra Revista FACMED recibiera en el mes de noviembre el Premio Nacional de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) al Arte Editorial; el trabajo realizado por el equipo formado por la licenciada Rocío Sibaja, Pedro María León Olea, Nayeli Zaragoza, así como el de Fidel Romero y Margarita Hernández, con disciplina, creatividad y pasión logró por segunda vez el reconocimiento nacional para nuestra Revista.

 

Por mi raza hablará el espíritu
Rafael Álvarez Cordero
Editor

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons