La historia de las epidemias en nuestro país está registrada en diversos códices, en los que se indica el año en que ocurrieron y se comentan las razones por las que aparecieron esas enfermedades. La primera registrada fue la viruela, traída por Pánfilo de Narváez en 1520, quien llegó enfermo a América y al bajar a tierra contagió a cuanto sujeto se acercó a él: “salió a tierra, fuelas pegando a los indios de pueblo en pueblo, y cundió de tal suerte esta pestilencia, que no dejó rincón sano en la Nueva España”. Se comenta que en varios poblados murió la mitad de la población. Este contagio también incluyó al hermano de Moctezuma, que lo había sucedido como emperador azteca. El nombre que le dieron a la viruela era hueyzahuatl, que quiere decir ‘gran lepra’, porque las lesiones variolosas cubrían la totalidad del cuerpo de los enfermos1.
La que nos ocupará ahora es la descrita en el Códice Telleriano y que afecto a una gran población, que se ubica entre 1537 y 1538. Al sarampión lo llamaban zahuatl tepiton o ‘lepra chica’, para diferenciarlo de la viruela. Muchas de las causas, aparte de los castigos por la adoración de sus dioses, se relacionaban a las hambrunas asociadas con cambios climáticos y con el maltrato de los conquistadores hacia las poblaciones indígenas.
Como si de la nada, ahora resulta que el sarampión, que era una enfermedad exantemática casi erradicada, está ocupando los titulares de los periódicos, no solo de nuestro país, sino del mundo, cuando ya parecía que la humanidad había encontrado una solución, al menos, a ese problema de salud, como ocurrió con la viruela en 1980.2
En 1998 apareció un artículo en la revista The Lancet, donde Andrew Wakefield y colaboradores indicaban que un total de 12 niños habían presentado trastornos que sugerían una asociación con la aplicación de la vacuna MRM3; después se supo que el Dr. Wakefield había alterado los datos porque había recibido financiamiento de los que habían demandado a los fabricantes de la vacuna. En 2004, la mayor parte de los coautores se retractaron del artículo, que se retiró de la revista unos años después4,5.
Con esta tendencia de preferir declaraciones sin fundamentos verificables a la verdad probada por hechos objetivos, y a pesar de demostrar los beneficios de la aplicación de la vacuna, diversos grupos creyeron las falsedades de Andrew Wakefield, por lo que la prevención del sarampión por medio de la vacunación no se aplicó a varios niños, y no se sabe el impacto que esto tuvo en la población infantil en el Reino Unido.
En Europa, Estados Unidos y Canadá se han registrado recientemente varios brotes, y algunos importados se están presentando en nuestro país. De acuerdo con el Dr. López Cervantes, profesor de la Facultad de Medicina, nuestro país puede considerarse con bajo riesgo de que ocurra un rebrote, gracias al Programa Universal de Vacunación, a que las campañas de vacunación se han mantenido y a las altas coberturas de vacunación5.
Ahora las notas son porque no hay vacunas suficientes, y un “no se preocupen no hay peligro de epidemia”. Así ocurrió con la pandemia de influenza de hace algunos años y resultó que sí había de qué preocuparse6. ¿Las hay o no las hay? ¿Llegarán en septiembre? ¿Los sujetos que nacieron después de cierta década deben vacunarse nuevamente?
Hoy, más que nunca, se requiere disponer de información epidemiológica de calidad que oriente las acciones de reforzamiento de la promoción de la salud y prevención específica, además del control del padecimiento.
Hay varias preguntas que los responsables de la salud en el país deberían contestar, ya que la desinformación permite que se cometan varias arbitrariedades y, además, si la población recibe la información adecuada, sabrá qué hacer7.
Ante la mortalidad de esta enfermedad, es imperante fortalecer la vigilancia epidemiológica para lograr la detección oportuna de todos los casos probables en los servicios de salud públicos y privados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que durante los primeros seis meses de 2019 se han reportado más casos de sarampión, que en 2006 superando por más de tres veces los casos reportados el año pasado en la misma época del año. La República Democrática del Congo, Madagascar y Ucrania tienen la mayor cantidad de casos reportados en este año. Los países en los que la cobertura de vacunación es baja tienen un mayor riesgo de que ocurra un brote. Recomienda también que, si hay duda sobre si fue vacunado o no y va a viajar a una zona en la que están presentándose casos, hay que vacunarse por lo menos 15 días antes del viaje. Los migrantes que entran por nuestra frontera sur, ¿estarán vacunados? Habrá que vigilar con más cuidado la entrada por esta zona o vacunar preventivamente a los que quieran pasar8.
¿Qué le recomendamos a nuestros pasantes que están ubicados en esas zonas? ¿Sabemos si están ellos vacunados?
Hay varias preguntas y pocas respuestas.
Por mi raza hablará el espíritu