Sra. Editora:
La Dra. Fortoul van der Goes1 publicó hace dos años sobre el destino de varias caperucitas ante el lobo feroz en ese largo camino que puede ser la titulación de un posgrado, donde este último pertenecía al sistema nacional de embaucadores (SNE), termina preguntando ¿quién puede ayudar a las Caperucitas para que los Lobos Feroces no sigan alimentándose de ellas? ¿De dónde saldrá el cazador o los leñadores que lleguen a salvarlas?
Al paso del tiempo parece que no podemos culminar el cuento con “vivió feliz y se tituló”. Los nuevos vientos del cambio al parecer no han podido favorecer que los cazadores o leñadores acudan al rescate del mencionado personaje, la falta de manzanas o la presencia de las mismas envenenadas, provocarán un estupor en nuestro cuerpo científico nacional; se espera la presencia del príncipe azul que bese a la doncella académica provocando el despertar y el reinicio de sus actividades.
Volviendo a la realidad, la inmensa mayoría de nuestros educandos han necesitado del apoyo económico nacional o internacional para realizar sus estudios y la obtención del grado académico inicialmente, después para darle sentido a su actividad científica.
Nuestro país a pesar de compartir más de 3 mil kilómetros con la máxima potencia económica, tecnológica y científica del orbe, no ha podido consolidar en los diferentes niveles, sobre todo de la clase dirigente, la necesidad imperiosa de la investigación como un detonante de desarrollo nacional.
Existen muchos detractores que aún no se convencen y consideran que las otras prioridades asistenciales deben priorizarse, lo cual desde un punto de vista ético social es entendible, pero el cortar el apoyo al avance del conocimiento repercute directamente en esa base poblacional que se pretende ayudar con las acciones mencionadas.
La historia de un país se hace con los relatos que la población tiene de su propia vida, sentir e imaginación.
Es responsabilidad de todos la debida construcción del relato nacional que enorgullezca y promueva un análisis crítico, imparcial y constructivo.
Dice el refrán popular: “somos lo que contamos de nosotros mismos”. ¿Qué historia (cuento) deseamos comunicar en el futuro?