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Salud Pública de México
versión impresa ISSN 0036-3634
Salud pública Méx vol.46 no.6 Cuernavaca nov./dic. 2004
PÁGINAS DE SALUD PÚBLICA
Manuel Alberto Santillana Macedo, Dr en C.
Instituto Mexicano del Seguro Social. Hermosillo, Sonora, México
Castro-Vázquez MC, Salazar-Antúnez G. Elementos socioculturales en la prevención del cáncer cervicouterino. Un estudio en Hermosillo, Sonora. Hermosillo, Sonora: El Colegio de Sonora; 2001; 232 p. Serie Cuarto Creciente. Cuadernos No. 7.
A unque el problema del cáncer cervicouteriuno y la realización de la prueba de Papanicolaou (PAP) ha sido tratado y estudiado de varias formas, muchas de ellas desde el reduccionismo de la visión médica hasta la amplitud de estudios de políticas de salud, una vertiente socioantropológica sociocultural siempre es bienvenida. Así, este trabajo realizado por dos investigadoras sonorenses, una de ellas de formación antropológica (Gilda) y su compañera trabajadora social (Carmen), nos ilustran no sólo con una traza novedosa y diferente sino, además, con la declarada visión de la perspectiva de género.
En este sentido, el estudio estuvo orientado a conocer: a) qué información tenían las mujeres sobre la prueba de Papanicolaou y el cáncer cervicouterino, sobre todo de tipo médico, y cuáles eran las ideas que las mujeres tenían sobre la prueba y la enfermedad; b) cuál era la noción de la cultura del cuerpo femenino en la construcción de su sexualidad, salud y enfermedad ginecológica; c) cómo era la práctica del examen entre las mujeres entrevistadas para este estudio, y si las dimensiones de sector de pertenencias, escolaridad e información le imprimían diferencias, y d) cuál era su percepción sobre los servicios de salud.
El trabajo se realizó a través de dos aproximaciones metodológicas: la cualitativa, por medio de entrevistas a profundidad, y la cuantitativa, vía la aplicación de una encuesta a una muestra poblacional, con el fin de obtener información de distintos niveles de profundidad, así como diferentes dimensiones del problema. La encuesta se llevó a cabo con base en un muestro probabilístico polietápico entre mujeres pertenecientes a los sectores medio y popular. Se aplicaron 331 cuestionarios de tipo cerrado, 200 en el sector popular (SP) equivalentes a 60% de la muestra y 131 en el sector medio (SM) con el complementario 40%, previamente definidos y de acuerdo con la ponderación de la población de cada sector en la ciudad. Se eligieron para la muestra mujeres madres entre 25 y 55 años de edad.
Según los datos de la encuesta se clasificó a 68.2% de la muestra como de SP, y 30.6% como el SM. El 80% de las mujeres de SP y 83% de las del SM nacieron en el estado de Sonora. De este grupo, la mayoría tenía más de 20 años o toda su vida residiendo en la ciudad de Hermosillo. El 15% en ambos sectores tenían menos de 11 años de residencia. La estructura familiar fue de tipo familia nuclear en 66% del SP y 76% del SM. El 83% de las mujeres del SP y 90% de las SM estaban unidas y tenían pareja. Para el caso de la descendencia en el SM en 73% de las mujeres se encontró que tenían entre uno y tres hijos y ninguna tuvo más de ocho, mientras que en las mujeres del SP las cifras encontradas fueron de 58% y de 5%, respectivamente. En cuanto a la escolaridad hubo grandes diferencias; en el sector popular seis mujeres de la muestra no tenían escolaridad, 47% tenían sólo estudios de primaria y sólo 3.7% tenían estudios superiores, en contraste con el sector medio donde todas las mujeres tenían educación media y media superior al menos, y la tercera parte contaba con estudios profesionales y de posgrado. El 46% de las mujeres del SM tenían alguna actividad económica en relación con sólo 36% de las mujeres del SP. Por último, resultó interesante encontrar que 60% de todas las mujeres de la muestra pertenecían a un grupo social organizado, esencialmente de tipo religioso o de la escuela donde se encontraban estudiando sus hijos.
Así, la encuesta indagó, como buena metodología positivista, sobre aspectos del contexto familiar, información sobre el cuerpo y la sexualidad, información sobre la prueba de Papanicolaou y el cáncer cervicouterino, la práctica de la prueba de Papanicolaou y el uso y la información o percepción de los servicios de salud. En cuanto a la perspectiva fenomenológica, se realizaron ocho entrevistas a profundidad en los casos típicos.
Los resultados que se tuvieron en esta investigación fueron los siguientes:
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La mayoría de las mujeres entrevistadas no recibió información por parte de su familia acerca de su cuerpo y sexualidad en la infancia: independientemente del sector socioeconómico, edad y escolaridad.
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Las mujeres que nunca se han realizado la prueba son las que nunca recibieron información acerca de sexualidad.
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La mayoría de las mujeres lleva una práctica inadecuada de la prueba, en tanto que no se practica por el inicio de la vida sexual, sino posterior a la maternidad y con una periodicidad arbitraria, independiente del nivel de escolaridad, grado de información o nivel socioeconómico.
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Los servicios del salud juegan un papel importante en la toma de decisiones en la realización de la prueba, prefiriéndose los servicios particulares, ya que les brindan mayor confianza y seguridad.
En síntesis, el estudio nos muestra que, por lo menos para una población del norte de México, la prevención oportuna del cáncer cervicouterino, por medio del clásico PAP se ve obstaculizada por una falla en la información de la sexualidad durante la infancia y la adolescencia, así como por una deficiencia en la práctica del PAP a escala institucional. Este hallazgo, desde luego, es fundamental porque implica hacer una propuesta totalmente diferente de la exclusiva visión médica de que sólo con informar a través de carteles o anuncios por radio o TV las mujeres acudirán automáticamente y en masa a esta acción preventiva. Nada de eso, lo que se requiere es algo más profundo y amplio. Es decir, lo que se necesita es todo un gran programa educativo en la infancia y la adolescencia con el cual se rescate el valor de una sexualidad sana, a la vez que, en la vida adulta, se construyan talleres para que las mujeres expresen sus dudas, motivaciones, críticas, miedos y cuestionamientos sobre su cuerpo y su salud. De otra forma seguiremos en la misma situación de contar con un sistema de detección de cáncer bien estructurado, pero que no es utilizado por las mujeres.