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Salud Pública de México
versión impresa ISSN 0036-3634
Salud pública Méx vol.53 no.1 Cuernavaca ene./feb. 2011
PÁGINAS DE SALUD PÚBLICA
Shamah Levy T, editora. Encuesta Nacional de Salud en Escolares 2008. Cuernavaca (México): Instituto Nacional de Salud Pública (MX); 2010.
¿Cuáles son los principales problemas de salud y nutrición de los escolares y qué conocimiento tienen éstos sobre aspectos como la prevención de enfermedades y las conductas de riesgo? Estas son preguntas que intenta contestar la Encuesta Nacional de Salud en Escolares 2008 (ENSE 2008), coordinada por el Instituto Nacional de Salud Pública, y cuyos resultados se resumen en este libro.
La puesta en marcha en 2001 del Programa Intersectorial de Educación Saludable por parte de las secretarías de Salud y Educación Pública tuvo como objetivo mejorar la calidad de la educación a través de la promoción de una mejor salud entre los educandos. Sin embargo, hacía falta un diagnóstico de alcance nacional sobre los principales problemas de salud en escolares que inciden en el ausentismo, la deserción y el bajo rendimiento académico.
En este contexto se diseñó la ENSE 2008, que se planteó como objetivo general lo siguiente: "Describir el estado de salud y de educación y las condiciones de vida de los escolares de escuelas públicas de primaria y secundaria de la República mexicana e identificar los principales factores de riesgo a la salud a los que están expuestos."
Para ello se realizaron entrevistas y tomas de muestras a más de 70 mil alumnos de primaria y secundaria (47.1% hombres y 52.9% mujeres), cuyos resultados son extrapolables a una población de casi 20 millones de estudiantes de escuelas públicas en el país, y se ordenan en cuatro grandes rubros: educación, salud, nutrición y conductas de riesgo.
En el rubro de educación, la encuesta presenta datos a nivel estatal sobre el porcentaje de alumnos que cursan la primaria y la secundaria con extraedad, un indicador relacionado con la pobreza, y que está asociado directamente con el rezago educativo y la deserción escolar. También sirvió el ejercicio para documentar el alcance de los programas estratégicos de la SEP, como "Escuelas de calidad", cuya cobertura es cercana a 50% en ambos niveles educativos.
En cuanto a salud, se obtuvieron resultados en problemas como defectos posturales, enfermedades de la piel, alteraciones en la agudeza visual y dificultades auditivas, todos ellos presentados por una proporción alta de estudiantes, y todos ellos también factores que afectan el desempeño escolar. Sin embargo, el problema más frecuente detectado es la presencia de caries, sobre el cual se comenta en la obra que incluso podría estar subestimado por los entrevistados. Un aspecto importante de algunos de estos problemas es que pueden provocar estigmas que acompañan a la persona en el transcurso de su vida.
Otro dato relevante es que un alto porcentaje de escolares informaron haber tenido algún tipo de infección respiratoria aguda (gripa, catarro, anginas, tos o bronquitis) durante las dos semanas previas al estudio, a pesar de las campañas dirigidas a la prevención de estos padecimientos.
En el aspecto nutricional, la encuesta brinda un mapa preciso de patrones de alimentación poco saludables, como el bajo consumo de frutas y verduras, junto a una ingesta elevada de refrescos y golosinas. Si esto se combina con poca actividad física y prevalencia de actividades sedentarias, como el tiempo dedicado a ver la televisión, éste se convierte en uno de los principales rubros a atender por la conjunción de elementos que inducen sobrepeso y obesidad, factores de riesgo de las llamadas enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición (ECRN). Estas últimas representan un alto porcentaje de la mobimortalidad en la población mexicana. Los datos de la encuesta confirman los de otros estudios que han documentado el severo problema de sobrepeso y obesidad de la población escolar, asociado sin duda a la cada vez mayor frecuencia con que se presentan las enfermedades crónicas desde edades tempranas.
Otro problema relacionado con la alimentación que identifica la encuesta es la anemia, con uno de cada diez estudiantes de primaria y secundaria que se encuentran en dicho estado. La anemia incide directamente en el rendimiento escolar y en la calidad de vida, por lo que es una problemática de primera importancia que puede ser atendida hasta cierto punto con programas que tienen que ver con la orientación para el cambio de dieta, la fortificación de alimentos, la administración de suplementos de hierro y la desparasitación.
Si la salud es prerrequisito de una buena educación, la nutrición lo es de la salud. Quizá por ello en el apartado relativo al ambiente obesigénico, tras detallar resultados que hablan de una oferta excesiva de alimentos de alta densidad energética, alto contenido de azúcar y bajos en fibra, los autores se detienen a hacer una serie de recomendaciones que no hacen de manera sistemática en los otros apartados, las cuales bien pueden llamarse urgentes dado el estado actual de nutrición de los escolares del país. Ellas incluyen: "normar la venta de alimentos y bebidas saludables dentro de las cooperativas escolares", así como "establecer lineamientos, con bases nutrimentales y de higiene, para la venta de alimentos y bebidas afuera de las escuelas"; "garantizar la [...] disposición de agua potable gratuita, para fomentar la disminución en el consumo de bebidas endulzadas y refrescos"; normar "la publicidad de alimentos de bajo contenido nutrimental dirigida a niños", entre otras, que si bien no son nuevas, están sólidamente fundamentadas por los datos de la propia encuesta. El último rubro se ocupa de las conductas de riesgo, entre las que se incluyen las categorías de accidentes, agresión y violencia; consumo de tabaco y alcohol; infecciones de transmisión sexual y salud reproductiva, y conductas alimentarias. Las oportunidades de intervención requieren generar, al interior de la escuela y en los hogares, una cultura de respeto e información para la prevención de dichas conductas, que involucre a la sociedad en su conjunto.
La ENSE 2008 condensa un cúmulo de información relevante para fundamentar acciones desde todos los ámbitos que incidan positivamente en la salud de los educandos, no sólo para su mejor aprovechamiento escolar, objetivo plausible, sino para una mejor perspectiva de vida. Una de sus fortalezas es que, al lograr una muestra representativa de la población que cursa primaria y secundaria, y dada la amplia cobertura de estos niveles educativos en el territorio nacional, se obtiene también una noción bastante cercana de la situación del universo poblacional en este rango de edad. Por ello es más apremiante atender las problemáticas que se reflejan en sus resultados, porque hablan del futuro de una generación completa, a cuyo destino va ligado el de la sociedad en su conjunto.