Señor editor: La tuberculosis es una enfermedad de reconocida importancia en el mundo. Perú posee la incidencia más alta de la región andina con 38 000 casos nuevos durante 2013.1 El 57% de casos se ubica en Lima y Callao.
Uno de los factores que contribuyen con la alta incidencia de tuberculosis en Perú es el transporte público. Debido a su hacinamiento y escasa ventilación, éste se ha convertido en un foco potencial de contagio, especialmente cuando atraviesa distritos con alta prevalencia de tuberculosis.2
La ventilación es un factor clave en este fenómeno. En Lima y Callao, la mayor parte del transporte público se ventila mediante la apertura de ventanas y las corrientes de aire que se producen por el movimiento del vehículo. Esta medida puede ser efectiva, pero resulta insuficiente cuando no se realiza de manera adecuada.
No hemos encontrado estudios que hayan evaluado la ventilación del trasporte público en Perú, lo que posiblemente se deba a complicaciones relacionadas con la medición y al elevado costo de los equipos que calculan la concentración del CO2. Sin embargo, las condiciones de hacinamiento y escasa ventilación en los vehículos peruanos de transporte público son conocidas.
Para afrontar esta situación, resulta necesario promover la apertura de puertas y ventanas entre los trabajadores y usuarios del transporte público. Con este fin, junto con las campañas de concientización, se pueden diseñar dispositivos útiles; por ejemplo, semáforos dentro de los vehículos que informen en tiempo real si el recambio de aire está debajo de lo recomendado. No hemos encontrado aparatos similares disponibles en el mercado, pero los grupos de investigación en tuberculosis pueden liderar el desarrollo y evaluar la eficacia de esta u otras propuestas innovadoras para aumentar la ventilación del trasporte público.
Además, es posible utilizar sistemas de aire acondicionado (AC) con un filtro HEPA (high efficiency particle arrestance), aunque la recirculación del AC no es recomendable como fuente exclusiva de aire. Lamentablemente, existe una limitación en el caso de los vehículos de trasporte público: los sistemas de corriente que emplean no tienen capacidad para usar estos filtros.3
Otra opción sería el uso de irradiación germicida ultravioleta (UVGI, por sus siglas en inglés). La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) han aconsejado su uso para el control de la tuberculosis en ambientes cerrados de riego, como hospitales.4 Entre las ventajas de la UVGI destacan su bajo coste y su capacidad para funcionar adecuadamente con la fuente eléctrica del vehículo. Sin embargo, existe una preocupación en la comunidad por los posibles efectos adversos de la radiación UV continua (principalmente, queratoconjuntivitis y dermatitis). No obstante, estos riesgos no son insalvables. Un diseño de irradiación adecuado disminuye efectivamente las dosis de la radiación ultravioleta recibidas por el usuario y rara vez supera el umbral de radiación.5
Como hemos expuesto, éste es un problema latente que tiene diversas alternativas de solución que deben ser ponderadas por los organismos responsables de la salud y el transporte en coordinación con los centros de investigación en tuberculosis de Perú.