Señor editor: La enfermedad de Chagas (EC) es una zoonosis endémica de Latinoamérica que afecta a humanos y a una diversidad de animales. El Trypanosoma cruzi (T. cruzi), agente causal de la EC, es transmitido por vectores (triatomas o “chinches hociconas”) que están ampliamente distribuidos en México, principalmente en áreas rurales y semiurbanas. La presencia de triatominos infectados en el hogar representa un riesgo de transmisión del T. cruzi a humanos y animales domésticos, como perros y gatos.1
Varios estudios realizados en perros domésticos y de la calle en varios países de Latinoamérica han demostrado la infección por T. cruzi mediante la presencia de anticuerpos específicos.2,3 La EC en los perros es clínicamente similar a la de los humanos: la fase aguda puede ser fatal en los animales jóvenes o presentar la fase crónica con cardiopatía y muerte súbita.4 Algunos estudios realizados en zonas endémicas han demostrado que la EC en los perros tiene una mayor prevalencia que en las personas.5,6
El presente estudio piloto estuvo enfocado en la detección de anticuerpos contra T. cruzi en el suero de 108 perros que fueron atendidos por diversas razones en 2014 en varias clínicas veterinarias del área conurbada de Cuernavaca, Morelos. Las muestras de sangre fueron tomadas por los médicos veterinarios de acuerdo con protocolos estandarizados. A los propietarios de los perros se les ofreció información sobre el objetivo del estudio, firmaron una carta de consentimiento informado y se aplicó un cuestionario con información relacionada con la EC. Los anticuerpos se detectaron mediante dos técnicas serológicas (ELISA e Inmunofluorescencia indirecta) de acuerdo con el procedimiento descrito por Portugal-García y colaboradores.7 Con la técnica de ELISA (ensayo tamiz) se obtuvieron 17 sueros reactivos y cinco fueron confirmados por inmunofluorescencia indirecta, con una prevalencia global de 4.6%.
Los cinco perros seropositivos fueron atendidos en cinco clínicas veterinarias de Cuernavaca, Jiutepec y Acatlipa, Morelos, y todos presentaron signos de la EC como ascitis, mucosas pálidas, anorexia, inflamación abdominal, vómito y dificultad para respirar y defecar; tres fallecieron y de dos se desconoce su estado actual (cuadro I). No se hizo el estudio patológico posmortem porque no fue autorizado por los dueños. No se reportó la presencia de triatomas en los hogares de los perros seropositivos y se desconoce el origen de la infección, aunque es posible que haya ocurrido en los sitios de crianza, que son localidades endémicas para la EC (cuadro I) En un estudio similar que realizamos en el estado de Veracruz en colaboración con la Universidad Veracruzana, se detectó una seroprevalencia global de 9.4% en perros de varias localidades del municipio de La Antigua (datos no publicados, 2015).
El presente estudio subraya la necesidad de fortalecer la vigilancia epidemiológica de la EC no sólo en humanos, sino también en animales domésticos, peridomésticos y silvestres en zonas endémicas del estado de Morelos. Otros estudios realizados en Sudamérica indican la importancia que tienen los animales domésticos, particularmente los perros, como reservorios del T. cruzi.2,3