Señor editor: El ciberacoso se define como el comportamiento agresivo, repetido y deliberado que realiza uno o más individuos mediante tecnologías de comunicación, con la intención de causar daño o exclusión social a la víctima.1 Publicaciones extranjeras recientes muestran la asociación del ciberacoso con la psicopatología,2 pero en México faltan estudios.
Se realizó una encuesta con adolescentes (N=351) con un rango de edad de 11 a 17 años (53.3% mujeres), edad promedio de 13.49 años (DE 1.0). Mediante el cuestionario de Valoración Escolar de Acoso (VEA), se investigó el acoso tradicional y cibernético,3 mientras que con la lista de verificación de comportamiento infantil (CBCL, por sus siglas en inglés) se evaluó la psicopatología.
Se realizó una prueba ji cuadrada y se calculó la razón de momios (RM) entre el resultado dicotómico (rango clínico vs. normal) de las subescalas de la CBCL/6-18 y el estatus de ciber-agresor, cibervíctima y ciberagresor-víctima, y los neutros como grupo de referencia.
La frecuencia del ciberacoso fue de 23.9% (femenino: 64%, masculino: 36%). La frecuencia por rol de ciber-acoso mediante el autorreporte fue 13.1% cibervíctimas (femenino: 73.9%, masculino: 26.1%), 4.3% ciberagresores (femenino: 53.3%, masculino: 46.7%); y 6.6% cibervíctimas-agresores (femenino: 52.2%, masculino: 47.8%). Las adolescentes fueron 2.8 veces más vulnerables de ser cibervíctimas en comparación con los varones (IC95%: 1.41-5.69) (p= 0.003).
La prevalencia de ciberacoso en nuestro estudio se aproxima a la estimación nacional de 24.5% de la encuesta del Módulo sobre Ciberacoso 2015 (Mociba),4 y dentro del rango de prevalencia (12-22%) estimada para países latinoamericanos. Además, la tasa de cibervictimización fue más frecuente que la tasa de ciberacoso (13.1 vs. 4.3%). Demostramos que las niñas son principalmente cibervíctimas, lo que confirma al sexo femenino como predictor de cibervictimización.5 También mostramos que existe traslape entre el acoso tradicional y el ciberacoso, lo que apoya la idea de que el ciberacoso es una posible extensión del acoso tradicional.
Nuestros resultados sugieren que los adolescentes cibervíctimas tienen más problemas de atención que el grupo neutro; los ciberagresores fueron tres veces más propensos a presentar problemas de atención, internalizados y afectivos. Los cibervíctimas-agresores tuvieron asociación con problemas de quebranto de reglas externalizados y conducta.
La intervención para el ciberacoso debe incluir una evaluación psiquiátrica y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos identificados.