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Acta zoológica mexicana
versión On-line ISSN 2448-8445versión impresa ISSN 0065-1737
Acta Zool. Mex vol.20 no.1 Xalapa abr. 2004
Análisis bibliográfico de los estudios de venados en México
Salvador Mandujano
Departamento de Ecología y Comportamiento Animal, Instituto de Ecología, A. C. km 2.5 Carret. Ant. a Coatepec No. 351, Xalapa CP 91070, Veracruz, MÉXICO, mandujan@ecologia.edu.mx.
Recibido: 15 de enero 2002
Aceptado: 15 de octubre 2003
RESUMEN
En este trabajo analizo información acerca de las publicaciones en México de estudios del venado cola blanca (Odocoileus virginianus), venado bura (O. hemionus), venado temazate rojo (Mazama americana) y venado temazate café (M. pandora). La finalidad fue conocer qué sabemos y qué nos falta conocer acerca de las especies y subespecies de estos cérvidos. Compilé 502 trabajos escritos entre 1850 y 2001. De este total, el 24% fueron publicados durante los primeros 130 años y 76% en los últimos 20 años. El 1% correspondió a libros, el 13% a artículos arbitrados y específicos sobre venados, el 12% a secciones o capítulos de libros, el 16% a artículos de listados taxonómicos donde se incluyen a los venados, el 7% a artículos de divulgación, el 11% a tesis y el 40% a trabajos de Simposios publicados como memorias en extenso. Los venados temazates y bura son las especies menos estudiadas, mientras que el venado cola blanca es la especie más estudiada con el 75% del total de trabajos. En particular, solo cinco de las 14 subespecies de venado cola blanca en el país han sido las más estudiadas: O. v. texanus, O. v. couesi, O. v. sinaloae, O. v. mexicanus y O. v. yucatanensis. Basado en este análisis, considero que trabajos de investigación y manejo futuros deberán considerar: 1) Incrementar el número de investigaciones con los venados bura y temazates. 2) Realizar estudios genéticos y de distribución para definir cuantas subespecies de venado cola blanca existen en el país. 3) Realizar estudios considerando el nivel de paisaje para incorporar el efecto de la fragmentación del hábitat sobre las metapoblaciones de venados. 4) Realizar estudios a largo plazo. 5) Vincular los resultados de las investigaciones a problemas concretos de manejo. 6) Rescatar el conocimiento etnozoológico que poseen los grupos indígenas acerca de los venados. 7) Conocer el papel que tienen los venados como agentes estructuradores de la vegetación en hábitats tropicales. 8) Buscar formas de manejo de las subespecies de venado cola blanca que habitan en bosques tropicales. 9) Clasificar al país en regiones o provincias de manejo del venado cola blanca. 10) Generar bases de datos con la información de venados en México. Finalmente, se presenta el listado con todas las referencias bibliográficas recopiladas en este trabajo.
Palabras clave: venados, México, análisis bibliográfico, conocimiento actual, necesidades estudios.
ABSTRACT
I analyzed information about studies of white-tailed deer (Odocoileus virginianus), mule deer (O. hemionus), red brocket deer (Mazama americana) and brown brocket deer (M. pandora), in Mexico. I compiled 502 papers written between 1850 and early 2001. Only 24% were accomplished during the first 130 years, and 76% were done in the last 20 years. One percent were books, 13% were specific articles on deer, 12% were sections or chapters in books, 16% were articles on other mammals including deer, 7% were articles in popular science magazines, 11% were thesis and 40% were works published in proceedings of meetings. The brocket deers and mule deer were the least studied species. The white-tailed deer was the most studied species with 75% of the total number of research papers. In particular, only five of the 14 subspecies of white-tailed deer were the most studied: O. v. texanus, O. v. couesi, O. v. sinaloae, O. v. mexicanus and O. v. yucatanensis. Based on this analysis, future research and management should consider: 1) Increase the studies on mule and brocket deers. 2) Carry out studies on genetics and distributions to define how many white-tailed deer subspecies exist in Mexico. 3) Approach studies from a landscape perspective incorporating fragmentation and metapopulations. 4) Carry out long-term studies. 5) Link research to specific management problems. 6) Rescue the ethnozoological knowledge of the indigenous people about deer species. 7) Evaluate the role that deer have as structural agents of vegetation in tropical habitats. 8) Search for ways of management for the white-tailed deer subspecies that inhabit the tropical forest. 9) Classify the country in white-tailed deer management regions or provinces. 10) Create a information data bases. Finally, in this paper a complete list of all bibliography references is presented.
Key words: Deer species, México, bibliography analysis, actual knowledge, research needs.
INTRODUCCIÓN
En México existen cuatro especies de venados: cola blanca (Odocoileus virginianus), bura (O. hemionus), temazate café (Mazama americana) y temazate rojo (M. pandora) (Hall 1981, Medellín et al. 1998). Desde la época prehispánica estos ungulados formaban parte de la alimentación de distintos grupos indígenas y continúan siendo importantes para complementar la dieta del campesino, además de representar trofeos para la cacería deportiva (Leopold 1959, Yah 1983, Serra & Valdez 1989, Mandujano & Rico-Gray 1991, Greenberg 1992, Villarreal 1999). Es relevante resaltar que en todo el territorio continental del país existía al menos una especie de venado (ver Hall 1981). Sin embargo, en la actualidad ha disminuido notablemente las áreas de distribución de las poblaciones de venados, incluso se han presentado erradicación de poblaciones locales. Las causas principales son la caza no contralada, aunada a la pérdida de hábitat de estos ungulados (Galindo-Leal & Weber 1998, Villarreal 1999). Por lo tanto, es urgente plantear alternativas de manejo para su conservación y aprovechamiento adecuado. Además, dadas las grandes diferencias culturales y socioeconómicas de las diferentes regiones donde habitan estas especies, también es necesario considerar el nivel de subespecie ya que éstas habitan tipos de vegetación muy diferentes en cuanto a sus condiciones ecológicas por lo que requieren de planes de manejo particulares. En este sentido, para manejar adecuadamente se requiere, entre otros aspectos, considerar el conocimiento que se tiene de cada especie y subespecie de venado generado en cada sitio en particular o similar. Sin embargo, en muchos casos el acceso a esta información es difícil o bien simplemente no existe.
El objetivo de este trabajo fue recopilar la información existente referente a los venados en México. Esto se hizo con la finalidad de saber qué aspectos de la sistemática, distribución, biología, ecología y manejo de estos ungulados son conocidos, cuáles especies y subespecies son las más estudiadas, y dar algunas recomendaciones en cuanto a líneas de investigación y manejo necesarias. Complementariamente se citan todas referencias bibliográficas recopiladas con la finalidad de darlas a conocer ya que algunas son poco conocidas. En particular, en este trabajo el análisis de información lo hago a nivel de subespecie para los casos del venado cola blanca y bura. Para México, la clasificación de subespecies que actualmente se reconoce está basada únicamente en características cualitativas como tamaño, coloración de la piel, forma y tamaño de las astas en los machos (Kellogg 1956) y detallada en los mapas de distribución de Hall (1981). Ambos criterios, características cualitativas de los animales y áreas de distribución, son en sí mismo controversiales y, como lo propongo en este trabajo, se requieren urgentemente criterios cuantitativos para definir de manera más precisa las subespecies y/o ecotipos (Begon et al. 1986). Esto es urgente pues el manejo de los venados en México está basado principalmente en criterios de subespecies.
MÉTODOS
Hice una revisión exhaustiva de la información sobre estudios de las especies de venado realizados en México y generada hasta principio del año 2001. La información la clasifiqué como: 1) libros, 2) artículos específicos sobre cérvidos publicados en revistas arbitradas, 3) artículos generales de distribución y sistemática de mamíferos de diferentes partes del país en los cuales se consideran además a los venados, 4) secciones o capítulos en libros, 5) artículos de divulgación publicados en revistas no arbitradas, 6) tesis, y 7) trabajos presentados en simposios y publicados en memorias extenso. No consideré los trabajos presentados únicamente como resúmenes, ni reportes técnicos. Para las referencias de los trabajos iniciales de descripción y distribución de los venados en México, consulté la base de datos publicados por Ramírez-Pulido et al. (1986). Por otro lado, debido a que en algunos casos un trabajo se presenta primero en un simposio o como trabajo de tesis, y posteriormente es publicado como artículo o capítulo de libro, para no sesgar la información decidí únicamente utilizar las publicaciones para el análisis de la información. Sin embargo, en aquellos trabajos en que no encontré en alguna publicación arbitrada sino únicamente presentados en simposios o tesis, consideré estos últimos como parte del análisis. Además, consideré dentro del análisis aquellos trabajos que actualmente están aceptados y en prensa para su publicación en alguna revista o libro. No obstante que traté de hacer una búsqueda lo más completa posible, es posible que algunos estudios no los haya considerado aquí al no haber encontrado ninguna referencia de los mismos en ninguno de los estudios analizados. De los trabajos recopilados, consideré los siguientes datos: autor(es), nacionalidad del autor principal, año de publicación, subespecie, lugar y sitio de publicación, tipo de publicación, y tema abordado. Los temas considerados fueron: distribución, taxonomía, biología (ciclo reproductivo, parásitos y enfermedades), ecología (estimaciones de la densidad, análisis de la estructura y dinámica poblacional, uso del hábitat, depredación, interacciones con otras especies) y manejo.
Para el caso particular del venado cola blanca la información la analicé a nivel de subespecies. El número total de trabajos realizados para cada subespecie respecto a las demás, puede considerarse a grosso modo como un indicador del conocimiento de las mismas. Un segundo índice del conocimiento de las subespecies lo generé a partir de la relación del número de trabajos de una subespecie entre la superficie del área de distribución geográfica que abarca dicha especie. Considere que el número de trabajos debe ser proporcional a la superficie de distribución de cada subespecie. Si el valor de este índice es mayor a uno indica que se han realizado mayor número de estudios a lo esperado y viceversa. Para analizar estadísticamente esto calculé el número de estudios esperados con base al porcentaje de superficie dentro de su área de distribución aplicando el estadístico X2. El área que abarca cada subespecie la obtuve de un trabajo previo de Mandujano y Bello (1998). Utilice los intervalos de Bonferroni al 95% de confianza para conocer cuales subespecies han sido las más o menos estudiadas. Estos dos índices solo consideran la cantidad de trabajos realizados como un indicador del grado de conocimiento de cada subespecie, evidentemente podrían desarrollarse otros indicadores considerando otro tipo de criterios acerca del conocimiento. Sin embargo, en sí mismo al haber un mayor número de estudios de una misma subespecie se incrementa la posibilidad de ir abarcando un mayor número de aspectos biológico de las mismas.
Para brindar más información a los interesados, he incluido un apéndice con todas las referencias bibliográficas encontradas en este trabajo. El orden de las referencias está en base a la clasificación de los trabajos en: libros, artículos específicos sobre cérvidos publicados en revistas arbitradas, secciones o capítulos en libros, artículos de divulgación publicados en revistas no arbitradas, tesis, trabajos presentados en simposios y publicados en memorias extenso, y artículos generales de distribución y sistemática de mamíferos de diferentes partes del país en los cuales se consideran además a los venados.
RESULTADOS
Recopilé un total de 502 trabajos realizados entre 1850 y 2001 (Apéndice). El 79% de los trabajos corresponde a estudios exclusivamente con venados, mientras que el restante 21% son estudios de distribución y sistemática de otras especies de mamíferos en los que además se incluyen a los venados. El 24% de los trabajos se realizaron en 130 años, de 1850 a 1980; mientras el 76% en solo 20 años, de 1981 a 2001 (Fig. 1).
Considerando la nacionalidad de los autores, destaca que el 73% de los trabajos entre 1850 y 1980 fueron realizados principalmente por extranjeros. Por el contrario, de 1981 a 2001, el 95% de los estudios fueron realizados por mexicanos. Por otro lado, entre los autores mexicanos destacan, por el número de publicaciones totales, en primer lugar Gallina como autora y coautora de 75 trabajos y un libro. Otro autor mexicano que destaca principalmente por su labor de fomento del aprovechamiento del venado cola blanca subespecie O. v. texanus, es Villarreal con 39 artículos de divulgación y la publicación de un libro. Con la subespecie de venado cola blanca O. v. sinaloae, Mandujano con 36 trabajos; mientras que con la subespecie O. v. couesi Weber con 17 y Galindo-Leal con 16, además de un libro en coautoría.
El 26% de los trabajos han sido sobre distribución y sistemática de los venados y fueron realizados principalmente por extranjeros entre 1850 y 1960, entre los que destacan Allen (1903, 1915), Armstrong et al. (1972), Cowan (1936), Genoways y Jones (1975), Goldman (1939), Goldman y Kellogg (1939, 1940), Hays (1874), Krausman et al. (1978), Lydekker (1913, 1914, 1915), Mearns (1897, 1898) y Merriam (1898, 1901). Por otro lado, el 74% de los trabajos han tenido como tema principal la biología, ecología y manejo de los venados, y han sido realizados principalmente por mexicanos entre 1950 y 2001.
De los 502 trabajos, el 1% son libros, 13% artículos específicos de venados, el 12% secciones o capítulos de libros, el 16% artículos de estudios con otros mamíferos incluyendo a venados, el 7% son artículos en revistas de divulgación, el 11% son tesis y el 40% trabajos publicados en memorias de congresos (Fig. 2).
Los cinco libros publicados sobre venados son: "Deer Biology, Habitat Requirements and Management in Western North America" (Folliott & Gallina 1981), "La cacería del venado" (Yah 1983), "Ecología y Manejo del Venado Cola Blanca en México y Costa Rica" (Vaughan & Rodríguez 1994), "El venado de la Sierra Madre Occidental: Ecología, Manejo y Conservación" (Galindo-Leal & Weber 1997) y "Venado Cola Blanca: Manejo y Aprovechamiento Cinegético" (Villarreal 1999).
De las 58 tesis realizadas, 42 son de nivel licenciatura, 12 de maestría y únicamente 4 de doctorado. El 6% de las tesis se realizaron antes de 1980, el 26% entre 1981 y 1990, mientras que el 69% entre 1991 y 2001. El 86% de las tesis han sido sobre el venado cola blanca, el 9% con el venado bura y solamente el 5% con los venados temazates. De las 48 tesis con el venado cola blanca, el 68% se han realizado únicamente con tres subespecies: O. v. texanus (34%), O. v. sinaloae (21%) y O. v. couesi (13%). Las principales entidades educativas y de investigación que han contribuido con más tesistas en estudios con venados son: Universidad Autónoma de Nuevo León, Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Veracruzana, Universidad de Guadalajara, e Instituto de Ecología A. C. (Cuadro 1).
Los venados temazates (Mazama americana y M. pandora) son las especies menos estudiadas con solo el 12% de los trabajos. No obstante de ser un género descrito desde principio de siglo (Allen 1915), actualmente sigue habiendo controversia acerca de cuantas especies de temazates existen en el país. Mientras que algunos autores (v.gr. Hall 1981, Grubb 1993) mencionan que hay sólo M. americana, otros autores (v.gr. Leopold 1959) mencionan que son dos especies, siendo la otra M. gouazoubira localizado en el norte de la península de Yucatán. Recientemente Medellín et al. (1998) analizaron cráneos de Mazama provenientes de Yucatán y proponen que M. gouazoubira es en realidad M. pandora, como se propuso desde principio de siglo (Merriam 1901), lo cual la ubicaría como la única especie de venado endémica para México. Por otro lado, prácticamente no existe ningún estudio ecológico acerca de estos venados, entre los pocos se tienen sobre aspectos etnozoológicos (Sosa-Huerta 1991), distribución regional (Bello 1993) y manejo (Weber 1996, Avila 1998).
El venado bura (Odocoileus hemionus) ha recibido poca atención con solo el 13% de los estudios. En México existen cinco de las 11 subespecies (Hall 1981). En particular, la subespecie O. h. eremicus ha sido la más estudiada en aspectos como sus hábitos alimentarios (Guth 1987, Murcia 1989), la densidad poblacional (Sánchez-Rojas & Gallina 2000a), el uso del hábitat (Sánchez-Rojas & Gallina 2000b) y su posible reintroducción en áreas originales de su distribución (Dietrich 1989). La subespecie O. h. peninsulae ha sido estudiada en aspectos como su dinámica poblacional (Velázquez & Reyes 1976, Gallina et al. 1991) y relaciones con el hábitat (Álvarez et al. 1999 y 1999). Se han hecho evaluaciones poblacionales de O. h. sheldoni (Reyes-Osorio 1981) y O. h. cerrosensis (Pérez-Gil 1981). Se ha estudiado los hábitos alimentarios de O. h. fuliginatus (Ramírez 1999), además de un plan de manejo de la misma (Ahumada 2000).
El venado cola blanca (Odocoileus virginianus) es la especie más estudiada con el 75% del total de trabajos. En México existen 14 de las 38 subespecies. En particular, la subespecie O. v. texanus es la más estudiada tanto en número total como el esperado en base a su área de distribución (Cuadro 2). Esto se debe a que es la más importante desde el punto de vista cinegético (Rodríguez-Soto et al. 1998). Se ha trabajado aspectos demográficos con énfasis especial en la densidad poblacional, proporción de sexos y número de crías por hembra (Moreno-Talamantes 1993, Martínez et al. 1997), la composición botánica de la dieta (Quintanilla 1989, Zermeño 1993, Molina 1994), su relación con el ganado (Martínez et al. 1997), y la condición nutricional de los animales (Martínez & Hewitt 1999). También se han abordado aspectos morfológicos (Herrera 1993), la incidencia de parásitos (Rivera 1991), el efecto de la depredación (López-Rivera 2000), métodos de evaluación del hábitat (González-Saldivar et al. 1994), y variaciones del valor nutricional de la vegetación que consume este herbívoro (Treviño 1989). Otro tema es el referente al efecto que tiene la disponibilidad del agua sobre el comportamiento de los individuos (Bello 2001), variaciones estacionales y entre sexos en el tamaño del ámbito hogareño (Gallina et al. 1998), los patrones de actividad y su relación con el ciclo reproductivo y con variables climáticas (Gallina et al. 1998, Corona 1999), el rango de desplazamiento diario y estacional (Delfín 1998), el comportamiento de las hembras durante la época reproductiva (Soto-Werchitz 2000), y la caracterización de los echaderos (Contreras 2000). En particular, el libro de Villarreal (1999) resume bastantes aspectos sobre la biología, ecología, hábitat y manejo de esta subespecie.
La siguiente subespecie de venado cola blanca importante en cuanto al número de estudios es O. v. couesi; sin embargo, esta es la subespecie con mayor área de distribución en el país y, con base en esto, ha sido objeto de un menor número de estudios del esperado (Cuadro 2). Se ha puesto especial atención a la dinámica poblacional (Ezcurra & Gallina 1981, Gallina 1994, Galindo-Leal 1992, Galindo et al. 1993), la composición de la dieta (Gallina et al. 1981, Morales 1985), y el uso espacial del hábitat (Galindo et al. 1994, Gallina 1994). Un aspecto importante es la evaluación de la posible co-explotación del venado y el ganado (Gallina 1984, Weber et al. 1992), la translocación de animales (Galindo-Leal y Weber 1994), estimaciones de la capacidad de carga (Gallina 1993), la incidencia de enfermedades y parásitos (Weber 1992, Weber & Galindo-Leal 1992), la morfología (Weber & Hidalgo 1999), la conducta en semilibertad (Weber & Morales 1995) y los patrones reproductivos (Weber et al. 1994). Los resultados de estos trabajos se han publicado en los libros de Folliott y Gallina (1981) y Galindo-Leal y Weber (1997). Un aspecto importante a considerar es que los estudios antes referidos se han realizado en la Reserva de la Biosfera "La Michilía" en el estado de Durango. Este es el sitio donde por más de 20 años se han realizado estudios sobre esta especie, lo cual representa el estudio más largo sobre venados que se haya realizado en el país. Sin embargo, fuera de este sitio no se han llevado a cabo más estudios sobre esta subespecie, lo cual es importante ya que es la que abarca más área de distribución en el país. Otros estudios son algunos aspectos del ciclo reproductivo en Chihuahua (McCabe & Leopold 1951), y la composición de la dieta, la dinámica poblacional y el aprovechamiento en el estado de Aguascalientes (Clemente 1984, Medina-Flores & Medina-Torres 1989, Romo 1987).
La subespecie O. v. sinaloae es la tercera en importancia en cuanto a número de estudios; además, ha recibido más atención de lo esperado con base en su área de distribución (Cuadro 2). Se han realizado estimaciones de su densidad poblacional en diferentes localidades (Zavala 1992, Mandujano & Gallina 1993, 1995, Valenzuela 1994, Castillo 1998), la recuperación en áreas de reserva (González et al. 1994), la variación estacional en la composición de la dieta (Mandujano 1999), y el valor nutricional de las plantas que consume este herbívoro (Silva-Villalobos et al. 1999). Además, se ha abordado el uso espacial y temporal del hábitat (Mandujano et al. 1998), el rango de actividad y desplazamientos (Sánchez-Rojas et al. 1997), el tamaño de las manadas como una estrategia alimentaria y antidepredación (Mandujano & Gallina 1996), y el papel de la depredación (López-González et al. 1998). Otro aspecto estudiado es el referente a la disponibilidad de fuentes de agua durante la época seca (Mandujano & Gallina 1995), y las interacciones ecológicas del venado con otras especies, particularmente con el árbol Spondias purpurea cuyos frutos son la principal fuente de agua para el venado durante la época seca (Mandujano & Martínez-Romero 1997).
Las subespecies O. v. mexicanus y O. v. yucatanensis son las siguientes en importancia y han sido objeto de un número de estudios similar al esperado con base a su área de distribución (Cuadro 2). De la primera, se ha realizado la evaluación de su hábitat (Mandujano 1994), estimaciones de la densidad poblacional en diferentes localidades (García-Sierra 1985, Mandujano & Hernández 1990, Villarreal-Espino 1998) y se han abordado aspectos de su ciclo reproductivo (Villa 1954a, b). Respecto a O. v. yucatanensis, se ha puesto especial énfasis en aspectos de su caza y manejo ya que es una especie muy preciada por los mayas en Yucatán (Yah 1983, Carrillo 1987, Mandujano & Rico-Gray 1991, Greenberg 1992, Hernández-Betancourt et al. 1998), otros aspectos estudiados son el ciclo reproductivo a través de cambios en los niveles hormonales (Cervera et al. 1998) y la incidencia de parásitos (Ek-Pech et al. 1996).
Las subespecies "norteñas", O. v. miquihuanensis y O. v. carminis tienen muy pocos estudios (Cuadro 2) no obstante de que se encuentran en la región del país donde más manejo se hace del venado. Respecto a O. v. miquihuanensis, solo se tienen trabajos acerca de la dieta (González-Salvidar et al. 1994b, Moreno-Loo 1995) y fisiología (Murcia 1989b). Mientras que de O. v. carminis, se tienen algunas estimaciones de la densidad poblacional (Villarreal & Rodríguez 1998), trabajos acerca de algunos aspectos de la dentición y glándulas externas (Krausman 1978, Quay 1971) y sobre su distribución (Krausman et al. 1978).
Es importante señalar que siete subespecies del venado cola blanca, O. v. veraecrucis, O. v. toltecus, O. v. truei, O. v. nelsoni, O. v. oaxacensis, O. v. acapulcensis y O. v. thomasi, son las menos estudiadas (Cuadro 2). Esto es crítico ya que todas habitan en zonas tropicales (Mandujano & Bello 1998) donde son aprovechadas por los grupos indígenas y campesinos. Los pocos estudios son referentes a la estimación de la densidad poblacional de O. v. oaxacensis (Galindo et al. 1985, Ortiz 2000). Las demás subespecies solo son referidas en los trabajos iniciales de su descripción taxonómica y distribución geográfica (v.gr. Merriam 1898, Goldman & Kellogg 1940).
DISCUSIÓN
No obstante que ya son 150 años de estudios con venados en México, es solo hasta los últimos 20 años cuando se han realizado la mayoría de los trabajos. La información que aquí he presentado indica que sigue habiendo huecos inmensos de conocimiento sobre los venados. Esto es evidente si se considera, por ejemplo, los 86 artículos publicados en el Journal of Wildlife Management en 10 años (1990-1999), mientras que en 150 años en México solo se han publicado 65 artículos en revistas catalogadas como arbitradas. Son muchos los aspectos, enfoques y necesidades de trabajos con los venados. De manera general y a mi juicio, las líneas de investigación y manejo que deben considerarse son las siguientes.
1. Incrementar el número de investigaciones con los venados bura y temazates. Existe escaso número de estudios sobre estos venados lo cual es preocupante ya que son especies vulnerables o bien no se sabe su grado de conservación. El venado bura es una especie muy codiciada en la cacería deportiva, sin embargo no hay estudios serios que avalen las actuales cotas de cosecha (Galindo-Leal 1993). Los estudios en los que se basan estas cotas habitualmente son de muy corta duración y solo tienen como objetivo estimar la densidad poblacional y el número de machos adultos factibles de aprovechar.
Por otro lado, los venados temazates viven en hábitats tropicales y prácticamente no se sabe nada acerca de su biología y ecología, además de que no está todavía definido los límites de distribución de ambas especies en la península de Yucatán. Los temazates son aprovechados como parte de la cacería de subsistencia en las zonas rurales, por lo que es urgente realizar evaluaciones del nivel poblacional y plantear alternativas de manejo de este género tropical poco conocido. En particular, el M. americana podría estar en un grado de vulnerabilidad mayor debido a las altas tasas de fragmentación de la selva alta lluviosa la cual representa su mejor hábitat en el país.
2. Realizar estudios genéticos y de distribución para definir cuantas subespecies de venado cola blanca existen en el país. Si bien está establecido de que son 14 las subespecies de venado cola blanca en el país (Hall 1981), en la práctica es problemático diferenciar claramente entre algunas de estas y definir sus límites geográficos de distribución. Para México, la clasificación de subespecies que actualmente se reconoce está basada únicamente en características cualitativas como tamaño, coloración de la piel, forma y tamaño de las astas en los machos (Kellogg 1956). De manera que es de esperarse que subespecies con distribución continua compartan características fenotípicas similares y que estas características cambien gradualmente conforme las subespecies se separan geográficamente. Solo a partir de estudios de sistemática se podrá definir el número de subespecies de este venado en el país (v.gr., Krausman et al. 1978). Además de las implicaciones sistemáticas, esto es relevante a nivel de manejo, aspecto que se discute más adelante.
3. Abordar los estudios desde una perspectiva del paisaje incorporando la fragmentación y el nivel metapoblacional. Prácticamente todos los estudios de venado en México han sido a una escala muy pequeña (<5,000 ha). En algunos casos, a partir de esos resultados se han dado recomendaciones de manejo. Actualmente se sabe que las "pequeñas" decisiones de manejo que se hacen a escalas pequeñas pueden tener a la larga resultados contraproducentes a una escala espacial más grande como por ejemplo el paisaje. La ecología del paisaje es una disciplina que provee datos para el manejo a una escala espacial muy grande y debería incorporarse a los estudios de venados en México. Esto se debe, por un lado, a que la causa más importante de pérdida de hábitat para los venados es la fragmentación a gran escala causada por las actividades humanas, y por otro, a que actualmente hay una tendencia muy fuerte a realizar manejo con fines de aprovechamiento a una escala muy pequeña (ranchos, ejidos) en los cuales no se está considerando las implicaciones que podrían tener las decisiones a mediano y largo plazo dentro del paisaje donde se ubican estos sitios. El efecto de la fragmentación sobre la dinámica de las poblaciones es uno de los puntos centrales actuales en la biología de la conservación. Mientras las poblaciones queden confinadas a áreas o fragmentos de hábitat cada vez más pequeños y aislados, la probabilidad de que se extinga será mayor. La fragmentación del hábitat tiene tres consecuencias: pérdida de hábitat original, reducción de tamaño de los fragmentos, e incremento del grado de aislamiento entre los fragmentos. Todo esto debe estar contribuyendo a la disminución de la abundancia de las poblaciones de venados.
Por otro lado, la idea principal del concepto metapoblacional es que la persistencia de una especie a nivel regional depende de las tasas de colonización y extinción de las subpoblaciones. Este concepto tiene mucha utilidad cuando se evalúa una especie animal a nivel de paisaje donde el hábitat está fragmentado. De manera general, la probabilidad de que a nivel del paisaje una especie no se extinga o persista, se incrementa conforme el número de fragmentos de hábitat son ocupados y/o colonizados por subpoblaciones. Es decir, si únicamente se restringe el manejo a un solo fragmento sin considerar la dinámica a nivel de la metapoblación, podría suceder que la probabilidad de extinción de la subpoblación de ese fragmento aumente por efecto del incremento de la fragmentación, reducción del tamaño de los fragmentos y el incremento de la distancia entre los fragmentos, del resto del paisaje. En mi opinión, es urgente que se aborde el manejo del venado considerando el enfoque de ecología del paisaje y metapoblacional. Esto se debe a que actualmente la unidad de manejo es el rancho, ejido, u otro, constituidos como UMAs (Unidades de Manejo de la Vida Silvestre). Aunque tiene ventajas y limitaciones este tipo de manejo, lo importante a considerar aquí es que dichas unidades son concebidas como independientes y desconectadas unas de otras. Esto es importante, pues si las poblaciones de venados están constituidas como una estructura metapoblacional, el hecho de cercar y/o no considerar el intercambio de individuos entre distintas poblaciones potencialmente en distintas unidades de manejo, tendrá como consecuencia alteraciones que podrían llevar a la disminución en número de algunas de estas poblaciones poniéndolas en riesgo si, además, son sobrecazadas.
4. Realizar estudios a largo plazo. Esto es importante ya que los venados son animales con ciclo de vida relativamente largo y solo a través del seguimiento de las poblaciones durante varios años se puede tener un panorama más completo de su historia natural en un mismo sitio. Excepto algunos trabajos realizados por varios años como en "La Michilía" Durango (Gallina 1990, Galindo-Leal y Weber 1997), en Nuevo León (Villarreal 1999), en "Chamela" Jalisco (Mandujano 1999), entre los principales, en los demás casos los estudios se han limitado a menos de cinco años, siendo muy frecuente estudios de tan solo un año de duración. El apoyo financiero para realizar estudios a mediano y largo plazo, es un aspecto fundamental en este sentido. Además de los beneficios obtenidos en términos de generación de conocimiento, un aspecto fundamental de los estudios a mediano plazo es la formación de personal especializado a través de trabajos de tesis.
5. Vincular los resultados de las investigaciones a problemas concretos de manejo. Esto es importante pues en muchos casos la finalidad de los estudios ha sido la generación de información biológica lo cual obviamente es muy importante, pero con escaso compromiso en cuanto a la utilidad de esta información para resolver problemas concretos de manejo. Por lo tanto, en mi opinión es urgente que los resultados de los estudios sean por un lado dados a conocer a través de publicaciones arbitradas, y por otro que estos resultados sean realmente útiles para proponer medidas de manejo que mejoren las condiciones de hábitat e incrementen el tamaño de las poblaciones de venados en las diferentes regiones del país.
6. Rescatar el conocimiento etnozoológico que poseen los grupos indígenas acerca de los venados. Es necesario no solo generar información referente a la biología y ecología de los venados, sino buscar formas de manejo que incorporen las diferencias culturales, económicas y sociales de las comunidades humanas que viven en las áreas donde se encuentran estas especies y subespecies. En este sentido, una fuente adicional importante de información biológica acerca de los venados es el conocimiento tradicional que tienen estos grupos indígenas. Por lo que rescatar este conocimiento es importante y debería ser parte de las líneas de investigación a seguir. La manera de revertir el conocimiento generado en los estudios y la información proporcionada por los lugareños, es a través de un compromiso serio y responsable para tratar de hacer un manejo adecuado de las poblaciones de venados y que eso se refleje en beneficios económicos y ecológicos en las comunidades humanas.
7. Conocer el papel que tienen los venados como agentes estructuradores de la vegetación en hábitats tropicales. Se ha documentado ampliamente en bosques templados que el forrajeo de los venados influye sobre el establecimiento, crecimiento y reproducción de las plantas, sobre la composición y estructura de las comunidades vegetales, e incluso a nivel del flujo de nutrientes en los ecosistemas. En contraste, es mínimo lo que se sabe sobre este aspecto en zonas tropicales lo cual es importante de evaluar pues aparentemente la desaparición de los venados y otros mamíferos herbívoros mayores tiene un efecto importante sobre la estructura y composición de los bosques tropicales. Además, es necesario documentar la importancia que tiene interacciones ecológicas a otros niveles tróficos las cuales pueden influir directamente sobre el venado como por ejemplo la interacción de frugivoría de la chachalaca (Ortalis poliocephala) con los frutos del árbol de ciruelo (Spondias purpurea), la cual es muy importante pues el venado obtiene agua de estos frutos durante la época seca en un bosque tropical caducifolio (Mandujano & Martínez-Romero 1997). Las consecuencias a nivel de manejo que se deriven de estos tipos de estudios son muy importantes en el trópico, al detectar especies "clave" para el venado.
8. Buscar formas de manejo de las subespecies de venado cola blanca que habitan en bosques tropicales. No obstante de que esta especie de venado es la más estudiada en el país, hay varias subespecies, sobre todo las que se distribuyen en hábitats tropicales, que no han sido objeto de estudio. Esto es preocupante pues es en la región tropical del país donde las tasas de deforestación son mayores y, por lo tanto, la pérdida de hábitat para los venados se está incrementando. Aunado a esto, se tiene que en estas regiones tropicales se sigue haciendo una utilización intensiva del venado como fuente adicional de proteína para las poblaciones humanas, lo cual requiere se plantee acciones de manejo tendente a hacer un uso sustentable de esta especie de venado. Esto es importante pues, excepto las subespecies O. v. texanus y O. v. couesi las cuales son las más preciadas desde el punto de vista cinegético, las demás subespecies no tienen el mismo valor y eso ha provocado, entre otros factores, que sean mal aprovechadas y en muchos casos sobreexplotadas por malos o nulos planes de manejo.
9. Clasificar al país en regiones o provincias de manejo del venado cola blanca. Una posibilidad de aprovechar de manera racional al venado es a través de su cacería organizada, en la cual se respeta temporadas, vedas, y número de animales cazados, además se tiene beneficios económicos y de conservación de hábitat y especie más patente. Esto ha tenido como consecuencia que las demás subespecies sean cazadas pero de manera no adecuada lo cual ha tenido como consecuencia, junto con la destrucción del hábitat, la disminución del tamaño poblacional en muchas partes del país. Una manera de compensar esto, podría ser dándole un valor de trofeo a cada una de las subespecies (Villarreal 1995). Sin embargo, y como ya se mencionó párrafos atrás, incluso el aspecto de los límites geográficos de las subespecies y la existencia de las 14 a nivel taxonómico no está bien establecido. Por lo tanto, es necesario utilizar algún otro criterio con base en el cual se pudieran manejar las subespecies en el país. En este sentido, una posibilidad de clasificación podría ser la propuesta por Mandujano y Bello (1998) la cual se basa en el porcentaje de área que abarca cada uno de los ocho tipos vegetacionales principales en las áreas de distribución de cada subespecie de venado cola blanca en México. De esta manera se tendría una posible regionalización de manejo del venado cola blanca.
10. Generar bases de datos con la información de venados en México. El trabajo aquí presentado es un esfuerzo por crear un base de datos bibliográficos de los trabajos con venados realizados en México en 150 años. Sin embargo, es urgente generar otro tipo de bases de datos donde se incorpore información biológica como el peso y medida de los animales, banco genético, órganos, y parásitos, información acerca de la reproducción, por mencionar solo algunos; datos ecológicos como áreas de distribución, estimaciones de la densidad poblacional, estructura de edades y proporción de sexos, capacidad de carga, uso del hábitat, patrones de actividad, depredación, competencia, entre algunos; y datos de tipo antrópico como unidades de manejo y aprovechamiento, datos de animales cazados, mejora de hábitat, control enfermedades, captura, traslocaciones, cuotas de caza, entre los principales. Tener este tipo de información y, sobre todo, que sea accesible a un número de usuarios (estudiantes, manejadores, ejidatarios, agencias gubernamentales, dueños de predios, organizadores cinegéticos, etc.), es esencial para poder aprovechar sustentablemente las especies y subespecies de venados en México.
Conclusiones
El objetivo del presente trabajo fue recopilar y analizar la información de los trabajos sobre venados en México, con la finalidad de determinar qué conocemos y qué temas hacen falta abordar con más profundidad. No obstante de que los estudios con venados se remontan hasta mediados del siglo diecinueve, no es sino a partir de 1980 cuando realmente inicia un crecimiento exponencial de los estudios. Desafortunadamente, son pocos los estudios que han sido publicados en revistas arbitradas, por lo que habrá que poner énfasis en este aspecto pues es una de las formas de que un mayor número de personas tengan acceso a la información. Además, el análisis detecta una falta de información importante para ambas especies de venados temazates, y para algunas subespecies de venado bura y venado cola blanca, sobre todo las que tienen distribución tropical. Dada la importancia de los venados como recurso natural, es urgente abordar trabajos encaminados a varias líneas, de las cuales visualizo diez y las propongo en este trabajo. En particular, la elaboración de un banco de información accesible es esencial para manejadores e interesados en el manejo de los venados en México.
AGRADECIMIENTOS
Agradezco los comentarios y las sugerencias de S. Gallina, G. Sánchez-Rojas y J. Pérez. Además, a M. Weber y J. G. Villarreal por proporcionarme información acerca de sus estudios.