En los últimos treinta años, se han reportado tropas de mono araña (Ateles geoffroyi) en los fragmentos forestales o petenes (singular petén) del humedal costero de Campeche (Watts et al., 1986; Serio-Silva et al., 2006). Sin embargo, hasta ahora no se cuenta con información adicional sobre este primate mexicano en peligro de extinción habitando este singular y desafiante ecosistema de petenes.
Los petenes son fragmentos forestales generalmente de forma circular, con una gran variedad de tamaños (150 ha) y grados de aislamiento entre sí (50-1200 m) (Montiel et al., 2006). Estos fragmentos de vegetación arbórea (selva-manglar) que emergen como unidades del paisaje, ancestrales y conspicuas, principalmente en el humedal costero occidental de la Península de Yucatán (Montiel et al., 2006; Munguía-Rosas & Montiel, 2014), se han desarrollado naturalmente sobre ligeras elevaciones del terreno que escapan a la inundación durante la estación lluviosa (junio-noviembre; precipitación media mensual = 149 ± 41.0 mm, Montiel et al., 2006).
A diferencia de la estación seca (diciembre-mayo, precipitación media mensual = 13.2 ± 3.3 mm, Montiel et al., 2006), durante la estación lluviosa la matriz (mangle/sabana/suelos desnudos) que rodea a los petenes está sujeta a inundación, constituyéndose como un factor limitativo para la movilidad inter-petén de muchas especies de vertebrados terrestres en busca de recursos disponibles (e.g. alimento, refugio, áreas de reproducción) en esos petenes que emergen como verdaderos hábitats-isla en el humedal costero. Estudios de la vegetación en petenes, han revelado la existencia al menos de 55 especies de plantas conformando esos hábitats-isla (Munguía-Rosas et al., 2014; Munguía-Rosas & Montiel, 2014), destacándose la presencia de mangle blanco (Laguncularia racemosa), palma de huano (Sabal yapa) y zapote (Manilkara zapota), ésta última especie reportada como fuente de alimento para el mono araña en localidades del interior peninsular (Ramos-Fernández & Ayala-Orozco, 2003; Scherbaum & Estrada, 2013).
En respuesta a la nula información ecológica sobre mono araña en petenes, con este estudio iniciamos los registros sobre alimentación y composición de tropa de este primate en tres petenes (área = 20.1, 4.3 y 20.3 ha; sitios 1, 2, 3, respectivamente; media de aislamiento inter-petén = 160.3 m) donde su presencia ha sido registrada a través de recorridos de campo recientes por parte de nuestro grupo de trabajo en la Reserva de la Biósfera Los Petenes, Campeche (Figura 1).
Los registros aquí reportados, comprenden un periodo inter-estacional de cuatro meses (abril-julio 2014) y fueron realizados mediante la observación directa de los monos detectados en cada sitio, siguiendo el método de muestreo temporal con registro instantáneo (Martin & Bateson, 1986). Así, se realizaron observaciones directas, durante periodos de 20 minutos, a los monos detectados en los puntos de muestreo al interior de cada petén [4 hrs x turno, 2 turnos (diurno/vespertino) x petén, 3 petenes x estancia, 5 estancias en total = 120 hrs de esfuerzo total de observación]. Para cada individuo observado se registró su sexo (macho, hembra) y edad (adulto, juvenil, infante), registrándose la especie y parte vegetativa consumida durante su actividad de alimentación. En cada sitio, las especies consumidas por los monos fueron identificadas a partir de un censo de vegetación (siguiendo el método de Gentry, 1982). Para ello, se establecieron cinco transectos (50 x 4 m = 200 m2) de forma paralela (separados al menos cada 10 metros) a partir de un primer transecto colocado desde un punto aleatorio al interior del petén. Los cinco transectos, cubrieron un área total de 0.1 ha por sitio (para detalles ver Burgos-Solís, 2015).
En los tres petenes de estudio, se registró la presencia de una tropa de monos araña conformada por 16 individuos: ocho machos (cuatro adultos y cuatro juveniles), siete hembras (tres adultos y cuatro juveniles) y un infante. A partir de 15.9 horas acumuladas de observación (13% del esfuerzo total), se encontró que estos monos arborícolas se alimentaron de un total de cinco especies forestales: hojas y frutos de higo (Ficus maxima) y zapote (M. zapota), hojas y flores de mangle blanco (L. racemosa), hojas de palma de huano (S. yapa) y frutos de chechem (Metopiun brownei). Con excepción de ésta última, las especies usadas como alimento por el mono araña fueron las más abundantes en los sitios de estudio, presentando densidades (individuos/hectárea; media + EE) de 273.3 ± 6.2 (L. racemosa), 96.6 ± 3.2 (M. zapota), 80 ± 2.3 (S. yapa), 70 ± 3.6 (F. maxima) y 10 ± 3.1 (M. brownei).
Nuestros datos muestran que el mono araña está aprovechando recursos vegetales que parecen estar asegurados a lo largo del año en petenes. El consumo de hojas, flores y frutos registrado para este primate arborícola, proviene de especies con los más altos valores de abundancia de la vegetación forestal en el humedal costero de Campeche (Munguía-Rosas et al., 2014). Cabe resaltar que el consumo de hojas y flores de mangle blanco, constituye el primer reporte sobre partes vegetales de esta especie para la alimentación del mono araña en vida silvestre, dentro su ámbito de distribución contemporáneo en el Neotrópico (González-Zamora et al., 2009).
El consumo de partes vegetales de especies abundantes y la presencia de juveniles e infantes en la tropa es consistente con lo reportado para poblaciones de mono araña, de tamaño similar, presentes en localidades selváticas del interior de la Península de Yucatán (e.g.Ramos-Fernández & Ayala-Orozco, 2003). Lo anterior, permite suponer que este primate Neotropical encuentra en los petenes, hábitat suficiente para mantener poblaciones viables en el humedal costero de Campeche. Adicionalmente, la capacidad del mono araña para desplazarse ocasionalmente por tierra (Campbell et al., 2005) y la extensa matriz de mangle (principalmente Rizophora mangle, Rico-Gray, 1982; Montiel et al., 2006) asociada al ecosistema de petenes, parece estar promoviendo la movilidad de los monos entre fragmentos cercanos (< 200 m como en el caso de los sitio de estudio), favoreciendo la conectividad entre fragmentos de las poblaciones del mono araña en la región costera. Nuestros resultados constituyen un primer referente para conocer el desempeño ecológico del mono araña en un ecosistema naturalmente fragmentado, como los petenes, donde la fragmentación del hábitat forestal no es una consecuencia de la actividad humana. Esta información puede ser de gran valor para contrastar los posibles efectos de la fragmentación del hábitat sobre este primate en paisajes modificados por el hombre.