Introducción
Diversos estudios determinan que México es un país que contiene una amplia riqueza cultural (Millán-Rojas et al., 2016; Rodriguez-Soto et al., 2017), que se relaciona con la diversidad biológica que alberga en su territorio (Azúa & Estrada, 2015). A nivel mundial, Alves & van Vliet (2018) han demostrado que el uso de la fauna silvestre es variante en el tiempo y el espacio, ya que intrínsecamente está relacionada con los hábitos culturales, formas de vida y las prácticas de manejo del ecosistema, mismos que cambian dependiendo el grupo social, su historia, posición geográfica (Toledo & Barrera, 2008) y desarrollo socioeconómico (Vázquez-Dávila, 1999). Esta diversidad de usos se puede registrar y estudiar mediante técnicas de cosmovisión, agrupándolos en tres vertientes de conocimiento: cosmos (relación sociedad-naturaleza), corpus (conocimiento cognitivo de los recursos naturales) y práxis (apropiación de la diversidad biológica [Cabrera et al., 2001]).
Dentro de los grupos de vertebrados que tienen una relación intrínseca con la sociedad rural, desde el enfoque etnozoológico, está la herpetofauna. Este grupo, en diversas culturas, forma parte importante de su consmovisión (González, 2001). Para México, se han estimado 864 especies de reptiles y 376 especies de anfibios (Flores-Villela & García-Vázquez, 2013; Parra-Olea et al., 2014), posicionando al país en el segundo y quinto lugar, respectivamente, a nivel mundial. Sin embargo, AmphibiaWeb (2017) tiene un registro de 838 especies, mientras que Frost (2017) señala 403 anfibios; y por otro lado, Uetz et al. (2018) enlistan 936 especies de reptiles. Esta riqueza de anfibios y reptiles coexiste en el entorno con al menos 67 lenguas nativas que radican en el territorio mexicano. Por tanto, no es circunstancial que aproximadamente 517 especies de herpetozoos estén arraigadas en esquemas simbólicos (Casas-Andreu, 2008) espirituales y sociales de pueblos indígenas y no indígenas (Macip-Ríos & Casas-Andreu, 2008).
A pesar de que la fauna silvestre constituye un elemento natural significativo en el desarrollo histórico y evolutivo de la cultura humana (Santos-Fita et al., 2012), particularmente los anfibios y reptiles han formado parte importante de la cultura e identidad mexicana, como es en la expresión humana, usos prácticos y cosmovisión de las culturas prehispánicas, esto hace que sea preponderante registrar la información de estos taxa, documentar información que permita entender el uso y valor de este recurso natural que la cultura mexicana actual les otorga (Aguilar & Luría, 2016). Es poco el registro que se tiene de un grupo tan diverso como son los anfibios y reptiles. Es decir, se desconoce el valor cuantitativo de este grupo taxonómico, que indique desde una perspectiva cultural, el valor que adquiere cada especie. En este sentido, el objetivo fue documentar los usos y el valor cultural reciente de la herpetofauna de México, mediante la recopilación de trabajos publicados en las últimas dos décadas (1997-2017) y generar un Índice de Importancia Cultural (IIC) que cuantifique la intensidad de los usos y menciones de cada una de las especies registradas.
Materiales y métodos
Se realizó un meta-análisis bibliométrico (Albuquerque & Medeiros, 2012) basado en la revisión sistemática de literatura científica publicada en las dos últimas décadas sobre estudios etnobiológicos de la herpetofauna en México (1997-2017); como criterio de elección de literatura científica, esta debió abordar la temática sobre el uso y valor otorgados a anfibios y reptiles de México. Este se aplicó en la base de datos de la biblioteca virtual del Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (CONRICyT), además de fuentes publicadas en internet, bases de datos de universidades de México y el extranjero y solicitudes a investigadores. La información recopilada sobre el uso de anfibios y reptiles se capturó en el software Excel® de Microsoft.
Además del meta-análisis, se realizó una consulta a expertos, para agrupar los diferentes usos mencionados en la literatura para clasificarlos; se define al uso como la satisfacción de necesidades concretas de la sociedad (García & Monroy, 2010). Estas categorías de uso fueron: 1) alimenticio, 2) medicinal, 3) mágico-religioso 4) artesanal 5) comercial, 7) mascota, 8) caza deportiva (Monroy & García, 2013), 9) control de daños (animales que perjudican los cultivos y que se encuentran principalmente en áreas agrícolas o por alimentarse de especies domésticas, pero en general representan pérdidas económicas o daños a la salud [Morales-Mavil & Villa-Cañedo, 1998]) y 10) benéficas (aquellas especies que se reconocen por su función ecológica, por ejemplo: el mantenimiento y control de poblaciones nocivas [Cossio, 2007]). Esta información se analizó con tablas de frecuencias de mención para estimar el IIC.
Con la información recopilada, se generó el Índice de Importancia Cultural (IIC
z) propuesto por Turner (1988), y que ha sido modificado para su aplicación en fauna silvestre (Ávila-Nájera et al., 2011). Con la ecuación:
El IIC se calculó por separado, es decir, uno con la información de especies de reptiles y uno con la información recopilada para anfibios. La actualización taxonómica de los nombres científicos de anfibios y reptiles se realizó con base en las referencias de Frost (2018, Amphibian Species of the World: an Online Reference) y Uetz et al. (2018, The Reptile Database).
El estatus de conservación de las especies se reportó de acuerdo a SEMARNAT (2010). Es importante precisar que Heloderma horridum, Boa constrictor, Crotalus durisssus y Rhinella marina han tenido una revisión taxonómica conforme a la literatura señalada, aunque la NOM-059-SEMARNAT-2010 todavía no refleja los cambios taxonómicos. Para el caso de Chelydra serpentina y Chelydra rossignoni reportada en la literatura, los valores de ambas especies fueron usados para calcular el IIC de C. rossignoni, ya que de acuerdo con Turtle Taxonomy Working Group (2017), esta es la especie válida con distribución en México y su estatus de conservación en la Norma corresponde a C. serpentina (SEMARNAT, 2010).
Resultados
Del total de trabajos recopilados en las últimas dos décadas, el 70% hacen mención al uso de anfibios y/o reptiles (Cuadro 1). Los estudios analizados usaron entrevistas como instrumento de recopilación de información y se llevaron a cabo en más de 250 comunidades rurales, pertenecientes a 21 estados de la República Mexicana (Aguascalientes, Campeche, Ciudad de México, Chiapas, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Veracruz y Yucatán).
La herpetofauna reportada estuvo representada de la siguiente manera: 28 familias, 58 géneros y 103 especies para reptiles y en 11 familias, 18 géneros y 32 especies para anfibios. Se encontraron diferentes intensidades de uso, frecuencias de mención y valores de uso (Cuadro 2). El número de especies de reptiles y anfibios por uso respectivamente fue: alimenticio (47, 10), mascota (20, 6), comercial (20, 2), ornamental (25, 1), artesanal (32, 9), mágico-religioso (32, 10), medicinal (57, 19), caza deportiva (2, 2), control de daños (48, 2), benéfico (10, 4). Los dos usos más reconocidos por los encuestados fueron el alimenticio y medicinal para ambos grupos (Fig. 1).
Categoría | No. de usos | Total de menciones | Lu | Fm | VuT | ICC | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
ORDEN CROCODYLIA Owen, 1842 | |||||||
FAMILIA ALLIGATORIDAE Gray, 1844 | |||||||
Caiman crocodilus | Pr | 7 | 14 | 2.36 | 2.43 | 2.31 | 7.09 |
FAMILIA CROCODYLIDAE Gray, 1825 | |||||||
Crocodylus acutus | Pr | 8 | 22 | 2.69 | 3.81 | 4.46 | 10.96 |
Crocodylus moreletii | Pr | 9 | 32 | 3.03 | 5.55 | 6.84 | 15.42 |
ORDEN SQUAMATA Oppel, 1811 | |||||||
FAMILIA ANGUIDAE Cope, 1864 | |||||||
Abronia lythrochila | A | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.14 | 0.82 |
Abronia taeniata | Pr | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.39 | 1.41 |
Barisia ciliaris | 2 | 3 | 0.67 | 0.52 | 0.54 | 1.73 | |
Barisia imbricata | Pr | 3 | 4 | 1.01 | 0.69 | 0.91 | 2.61 |
Gerrhonotus liocephalus | Pr | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 |
Mesaspis moreleti | Pr | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.14 | 0.82 |
FAMILIA BOIDAE Gray, 1825 | |||||||
Boa constrictor | A | 8 | 31 | 2.69 | 5.37 | 5.47 | 13.54 |
FAMILIA COLUBRIDAE Oppel, 1811 | |||||||
Conopsis biserialis | A | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.56 | 1.07 |
Conopsis lineata | 2 | 4 | 0.67 | 0.69 | 1.11 | 2.48 | |
Conopsis nasus | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.41 | 1.43 | |
Diadophis punctatus | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
Drymarchon corais | 2 | 3 | 0.67 | 0.52 | 0.54 | 1.73 | |
Drymarchon melanurus | 5 | 5 | 1.68 | 0.87 | 0.83 | 3.38 | |
Drymobius margaritiferus | 2 | 4 | 0.67 | 0.69 | 0.41 | 1.78 | |
Geophis dugesii | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
Geophis hoffmanni | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.15 | 0.83 | |
Heterodon nasicus | Pr | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 |
Lampropeltis mexicana | A | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.26 | 0.77 |
Lampropeltis triangulum | A | 3 | 4 | 1.01 | 0.69 | 0.49 | 2.19 |
Masticophis bilineatus | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.29 | 0.97 | |
Masticophis flagellum | A | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 |
Masticophis mentovarius | A | 2 | 5 | 0.67 | 0.87 | 1.24 | 2.78 |
Masticophis taeniatus | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
Oxybelis aeneus | 2 | 3 | 0.67 | 0.52 | 0.54 | 1.73 | |
Pituaphis deppei | A | 4 | 4 | 1.35 | 0.69 | 0.61 | 2.65 |
Pantherophis obsoletus | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.15 | 0.83 | |
Senticolis triaspis | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
Spilotes pullatus | 5 | 6 | 1.68 | 1.04 | 0.89 | 3.61 | |
Storeria storerioides | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
Tantilla bocourti | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
Thamnophis eques | A | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.53 | 1.21 |
Thamnophis scalaris | A | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.38 | 1.40 |
Thamnophis sirtalis | Pr | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.23 | 0.74 |
Trimorphodon tau | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
FAMILIA CORYTOPHANIDAE Fitzinger, 1843 | |||||||
Basiliscus vittatus | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.07 | 0.58 | |
FAMILIA ELAPIDAE Boie, 1827 | |||||||
Micrurus browni | Pr | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.20 | 0.71 |
Micrurus diastema | Pr | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 |
Micrurus distans | Pr | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 |
Micrurus euryxanthus | 2 | 4 | 0.67 | 0.69 | 0.56 | 1.92 | |
Micrurus tener | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
FAMILIA GEKKONIDAE Stejneger, 1907 | |||||||
Hemidactylus frenatus | 2 | 3 | 0.67 | 0.52 | 0.64 | 1.84 | |
Phyllodactylus lanei | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.07 | 0.58 | |
FAMILIA HELODERMATIDAE Gray, 1837 | |||||||
Heloderma horridum | A | 5 | 6 | 1.68 | 1.04 | 1.18 | 3.90 |
Heloderma suspectum | A | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.25 | 0.76 |
FAMILIA IGUANIDAE Oppel, 1811 | |||||||
Ctenosaura acanthura | Pr | 3 | 3 | 1.01 | 0.52 | 0.38 | 1.91 |
Ctenosaura pectinata | A | 5 | 26 | 1.68 | 4.51 | 8.12 | 14.31 |
Ctenosaura similis | A | 8 | 21 | 2.69 | 3.64 | 8.10 | 14.43 |
Iguana iguana | Pr | 6 | 34 | 2.02 | 5.89 | 5.07 | 12.99 |
FAMILIA PHRYNOSOMATIDAE Blainville, 1835 | |||||||
Phrynosoma orbiculare | A | 3 | 7 | 1.01 | 1.21 | 1.00 | 3.22 |
Phrynosoma taurus | A | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.28 | 1.30 |
Sceloporus grammicus | Pr | 4 | 7 | 1.35 | 1.21 | 2.14 | 4.70 |
Sceloporus serrifer | A | 1 | 4 | 0.34 | 0.69 | 0.28 | 1.31 |
Sceloporus spinosus | 5 | 6 | 1.68 | 1.04 | 1.34 | 4.06 | |
Sceloporus taeniocnemis | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.07 | 0.58 | |
Sceloporus torcuatus | 5 | 9 | 1.68 | 1.56 | 1.62 | 4.87 | |
Seceloporus variabilis | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.07 | 0.58 | |
FAMILIA POLYCHRIDAE Frost & Etheridge, 1989 | |||||||
Anolis carolinensis | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.07 | 0.58 | |
FAMIIA SCINCIDAE Gray, 1825 | |||||||
Eumeces obsoletus | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.15 | 0.83 | |
Plestiodon lynxe | Pr | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.39 | 1.41 |
FAMILIA TEIIDAE Wiegmann, 1834 | |||||||
Aspidoscelis gularis | 2 | 3 | 0.67 | 0.52 | 0.54 | 1.73 | |
Holcosus undulatus | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.25 | 0.76 | |
FAMILIA TYPHLOPIDAE Daudin, 1803 | |||||||
Indotyphlops braminus | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.14 | 0.65 | |
FAMILIA VIPERIDAE Oppel, 1811 | |||||||
Agkistrodon bilineatus | Pr | 2 | 6 | 0.67 | 1.04 | 0.99 | 2.70 |
Atropoides nummifer | A | 2 | 3 | 0.67 | 0.52 | 0.34 | 1.54 |
Bothrops asper | 6 | 13 | 2.02 | 2.25 | 1.93 | 6.20 | |
Cerrophidion tzotzilorum | Pr | 2 | 4 | 0.67 | 0.69 | 0.41 | 1.78 |
Crotalus aquilus | Pr | 4 | 7 | 1.35 | 1.21 | 0.90 | 3.46 |
Crotalus atrox | Pr | 2 | 5 | 0.67 | 0.87 | 0.53 | 2.07 |
Crotalus basiliscus | Pr | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.30 | 1.32 |
Crotalus culmitatus | 7 | 17 | 2.36 | 2.95 | 2.64 | 7.94 | |
Crotalus durissus | Pr | 6 | 7 | 2.02 | 1.21 | 1.10 | 4.33 |
Crotalus lepidus | Pr | 3 | 3 | 1.01 | 0.52 | 0.38 | 1.91 |
Crotalus molossus | Pr | 7 | 16 | 2.36 | 2.77 | 2.19 | 7.32 |
Crotlus polistyctus | Pr | 3 | 4 | 1.01 | 0.69 | 0.45 | 2.15 |
Crotalus pricei | Pr | 3 | 3 | 1.01 | 0.52 | 0.38 | 1.91 |
Crotalus ravus | A | 7 | 10 | 2.36 | 1.73 | 1.79 | 5.88 |
Crotalus scutulatus | Pr | 4 | 5 | 1.35 | 0.87 | 0.70 | 2.92 |
Crotalus simus | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.07 | 0.58 | |
Crotalus transversus | Pr | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.14 | 1.16 |
Crotalus triseriatus | 4 | 6 | 1.35 | 1.04 | 0.68 | 3.07 | |
Crotalus tzabcan | 5 | 11 | 1.68 | 1.91 | 1.15 | 4.74 | |
ORDEN TESTUDINES Linnaeus, 1758 | |||||||
FAMILIA BATAGURIDAE Gray, 1869 | |||||||
Rhinoclemmys areolata | A | 4 | 6 | 1.35 | 1.04 | 1.00 | 3.39 |
FAMILIA CHELONIIDAE Oppel, 1811 | |||||||
Caretta caretta | P | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.14 | 1.16 |
Chelonia mydas | P | 3 | 5 | 1.01 | 0.87 | 0.68 | 2.55 |
Lepidochelys olivacea | P | 3 | 5 | 1.01 | 0.87 | 0.68 | 2.55 |
FAMILIA CHELYDRIDAE Swainson, 1839 | |||||||
Chelydridae rossignoni | Pr | 4 | 9 | 1.67 | 1.35 | 0.94 | 3.45 |
FAMILIA DERMATEMYDAE Gray, 1870 | |||||||
Dermatemys mawii | P | 4 | 11 | 1.35 | 1.91 | 1.38 | 4.64 |
FAMILIA DERMOCHELYDAE Fitzinger, 1843 | |||||||
Dermochelys coriacea | P | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.28 | 1.30 |
FAMILIA EMYDIDAE Rafinesque, 1884 | |||||||
Terrapene carolina | Pr | 3 | 4 | 1.01 | 0.69 | 0.48 | 2.18 |
Trachemys nebulosa | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.15 | 0.83 | |
Trachemys scripta | Pr | 6 | 19 | 2.02 | 3.29 | 3.07 | 8.38 |
Trachemys venusta | 3 | 3 | 1.01 | 0.52 | 0.40 | 1.93 | |
FAMILIA KINOSTERNIDAE Agassiz, 1857 | |||||||
Claudius angustatus | P | 3 | 4 | 1.01 | 0.69 | 0.47 | 2.17 |
Kinosternon acutum | Pr | 4 | 10 | 1.35 | 1.73 | 1.04 | 4.12 |
Kinosternon hirtipes | Pr | 1 | 1 | 0.34 | 0.17 | 0.07 | 0.58 |
Kinosternon integrum | Pr | 7 | 11 | 2.36 | 1.91 | 1.64 | 5.90 |
Kinosternon leucostomum | Pr | 5 | 10 | 1.68 | 1.73 | 1.20 | 4.61 |
Staurotypus salvini | Pr | 2 | 2 | 0.67 | 0.35 | 0.28 | 1.30 |
Staurotypus triporcatus | A | 5 | 14 | 1.68 | 2.43 | 2.02 | 6.13 |
FAMILIA TESTUDINIDAE Batsch, 1788 | |||||||
Gopherus flavomarginatus | P | 1 | 2 | 0.34 | 0.35 | 0.14 | 0.82 |
ORDEN ANURA Fischer von Waldheim, 1813 | |||||||
FAMILIA AMBYSTOMATIDAE Gray, 1850 | |||||||
Ambystoma mexicanum | P | 2 | 2 | 3.39 | 2.20 | 4.63 | 10.22 |
Ambystoma tigrinum | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 4.20 | 6.99 | |
FAMILIA BUFONIDAE Gray, 1825 | |||||||
Anaxyrus compactilis | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 1.33 | 4.13 | |
Anaxyrus punctatus | 5 | 1 | 8.47 | 1.10 | 1.43 | 11.01 | |
Incilius valliceps | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 10.30 | 13.09 | |
Incilius bocourti | 1 | 2 | 1.69 | 2.20 | 1.07 | 4.96 | |
Incilius macrocristatus | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 0.83 | 3.63 | |
Incilius occidentalis | 1 | 4 | 1.69 | 4.40 | 7.47 | 13.56 | |
Rhinella marina | 5 | 8 | 8.47 | 8.79 | 9.87 | 27.13 | |
FAMILIA CRAUGASTORIDAE Hedges, Duellman & Heinicke, 2008 | |||||||
Craugastor laticeps | Pr | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 3.13 | 5.93 |
Craugastor augusti | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 4.67 | 7.46 | |
Craugastor glaucus | Pr | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 3.23 | 6.03 |
FAMILIA HYLIDAE Rafinesque, 1815 | |||||||
Charadrahyla chaneque | Pr | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 1.73 | 4.53 |
Dryophytes arenicolor | 2 | 3 | 3.39 | 3.30 | 4.95 | 11.64 | |
Hyla hallowellii | 4 | 5 | 6.78 | 5.49 | 6.10 | 18.37 | |
Hyla laurenti | 2 | 1 | 3.39 | 1.10 | 11.80 | 16.29 | |
Plectrohyla ixil | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 3.03 | 5.83 | |
Sarcohyla bistincta | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 2.75 | 5.54 | |
Smilisca manisorum | 2 | 4 | 3.39 | 4.40 | 3.90 | 11.69 | |
FAMILIA MICROHYLIDAE Günther, 1858 | |||||||
Hypopachus barberi | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 0.93 | 3.73 | |
Hypopachus variolosus | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 1.70 | 4.49 | |
FAMILIA RANIDAE Rafinesque, 1814 | |||||||
Lithobates berlandieri | Pr | 3 | 7 | 5.08 | 7.69 | 10.00 | 22.78 |
Lithobates maculatus | 2 | 4 | 3.39 | 4.40 | 6.20 | 13.99 | |
Lithobates montezumae | Pr | 1 | 2 | 1.69 | 2.20 | 3.63 | 7.53 |
Lithobates neovolcanicus | A | 4 | 5 | 6.78 | 5.49 | 7.00 | 19.27 |
Lithobates spectabilis | 1 | 2 | 1.69 | 2.20 | 3.73 | 7.63 | |
Lithobates zweifeli | 3 | 3 | 5.08 | 3.30 | 5.68 | 14.06 | |
FAMILIA PHYLLOMEDUSIDAE Günther, 1858 | |||||||
Agalychnis dacnicolor | 2 | 2 | 3.39 | 2.20 | 4.52 | 10.10 | |
FAMILIA PLETHODONTIDAE Gray, 1850 | |||||||
Bolitoglossa mexicana | Pr | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 3.43 | 6.23 |
Pseudoeurycea belli | A | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 4.40 | 7.19 |
FAMILIA RHINOPHRYNIDAE Günther, 1859 | |||||||
Rhinophrynus dorsalis | Pr | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 1.57 | 4.36 |
FAMILIA SCAPHIOPODIDAE Cope, 1865 | |||||||
Spea multiplicata | 1 | 1 | 1.69 | 1.10 | 2.30 | 5.09 |
Los anfibios con mayor
De acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2010, en este estudio, 64 especies de reptiles y 10 especies de anfibios se consideran en alguna categoría de riesgo. La categoría de riesgo estuvo representada para reptiles en 36 especies bajo la categoría de protección (Pr), 21 especies amenazadas (A), y siete en peligro (P). Para anfibios, siete especies estuvieron en la categoría de protección (Pr), dos especies amenazadas (A) y una en peligro (P) (Cuadro 2).
Discusión
Realizar una recopilación de los trabajos etnozoológicos publicados en México en las dos últimas décadas permitió reconocer el uso de la herpetofauna y su valor cultural (significado o conocimiento del grupo social que maneja el recurso; Colín & Monroy, 2004). En este trabajo se identificó que en México, 103 especies de reptiles y 32 especies de anfibios tienen al menos un uso y una mención, lo que representa el 11% de especies de reptiles y el 8% de las especies de anfibios descritas para México. Entre los usos identificados destaca el uso mágico-religioso, mismo que está estrechamente relacionado con el uso medicinal, seguido del alimenticio. La Familia Viperidae, representada principalmente por el género Crotalus, destacó por el número de menciones en el uso medicinal y el mágico-religioso. Tradicionalmente, estos vipéridos son usados para curar cáncer, diabetes, acné y manchas en la piel (Gómez-Álvarez & Pacheco, 2010).
El
Desde tiempos prehispánicos, en Mesoamérica (Téllez, 2003) y particularmente en México (Valdéz & Rodríguez, 2013) se ha documentado el uso de la herpetofauna por diferentes culturas (Sahagún, 1985). Por ejemplo, las serpientes es uno de los principales grupos utilizados, los cuales en la cosmovisión han adquirido un valor mágico-religioso, que les ha conferido propiedades curativas (Gómez-Álvarez et al., 2007; Álvarez & Pacheco, 2010). En contraste, otra visión de las serpientes, les han dado una connotación de animales dañinos, como animales que perjudican la salud humana y representan pérdidas económica por la muerte del ganado (Morales-Mavil & Villa-Cañedo, 1998), por lo que son indiscriminadamente extirpadas y sus poblaciones diezmadas; aunado a lo anterior, se suman factores como el cambio de uso de suelo, contaminación, introducción de especies exóticas, cambio climático y tráfico ilegal (Aguilar & Luría, 2016; Sánchez, 2007). Por ello se sugiere como estrategia, además de talleres de educación ambiental en escuelas rurales de educación básica y media superior, talleres participativos en las comunidades rurales en temas diversos (conocimiento y usos tradicionales, importancia ecológica, entre otros temas) que permitan acrecentar el conocimiento en la sociedad y disminuir los valores negativos resultantes de ideas erróneas sobre este grupo (Ceríaco, 2012).
En la actualidad más de 200 especies de serpientes según la NOM-059-2010 se encuentran enlistadas en alguna categoría de riesgo de extinción, ya que sus poblaciones son demográficamente inestables; un fenómeno similar, ocurre en otros grupos taxonómicos como los lacertilia, lo cual ha implicado que la sociedad actual relacione a los anfibios y reptiles como especies nocivas o dañinas (Naranjo et al., 2010). Por lo que se ha documentado que la presión a la que está sometida la biodiversidad aumenta de forma exponencial (Heinonen et al., 2017; Verones et al., 2017). Las especies más vulnerables a las presiones antropogénicas son los anfibios, los cuales atraviesan por una situación de conservación compleja, ya que más del 50 % de las especies se encuentran en alguna categoría de riesgo de acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Por ejemplo, del total de la herpetofauna reportada en este estudio que tienen por lo menos una mención de uso, 64 (61 %) reptiles y 10 (31 %) anfibios, están en la lista de especies en riesgo de la NOM-059-SEMARNAT-2010. A pesar de que existen leyes y reglamentos para evitar el saqueo y sobreexplotación de recursos naturales y que estas leyes son aplicables en materia ambiental, muy pocas veces apoyan el uso regulado de los recursos con bases biológicas y socioeconómicas, con escaso seguimiento y control en el manejo de poblaciones silvestres (Ojasti, 2000; Aldana et al., 2006). En consecuencia, el problema radica en la sociedad mexicana que carece de una cultura del cumplimiento de la ley. En este sentido, una estrategia de conservación, considerada efectiva para estos vertebrados, sería la divulgación de la importancia de estos animales en el ecosistema, su importancia en el ámbito artístico y su papel que representan en las culturas, tanto en la cosmovisión y usos (Aguilar & Luría, 2016; González et al., 2016). Por lo tanto, la información generada en los estudios etnoherpetológicos aporta indicadores que pueden integrarse a políticas públicas de conservación y manejo.
Otorgar un valor cuantitativo por medio del IIC que tome en cuenta los usos, intensidad de uso, frecuencia de mención y valor de uso, permite que sea incorporado como un indicador de la presión de aprovechamiento; así mismo, se considera fundamental implementar estrategias de conservación basadas en el mantenimiento del hábitat y uso sustentable de las especies, mediante el esquema de las Unidades de Manejo y Conservación de la Vida Silvestre (UMA), ya sean intensivas o extensivas o Áreas Privadas para la Conservación (APC), con la finalidad de reproducirlas y de esta manera regular el tráfico ilegal y saqueo de estas especies silvestres.