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Foro internacional

versión impresa ISSN 0185-013X

Foro int vol.64 no.3 Ciudad de México jul./sep. 2024  Epub 25-Nov-2024

https://doi.org/10.24201/fi.v64i3.3101 

Reseñas

Javier Corrales, Autocracy Rising. How Venezuela transitioned to authoritarianism

Salvador Martí I Puig1 
http://orcid.org/0000-0002-4464-4452

1Universidad de Girona salvador.marti@udg.edu

Corrales, Javier. Autocracy Rising. How Venezuela transitioned to authoritarianism. Brooking Institution Press, Washington D.C.: 2023. 241p.


La obra de Javier Corrales, Autocracy Rising. How Venezuela transitioned to Authoritarianism, no es una más entre la ya extensa (a pesar de reciente) literatura sobre el tema de la desdemocratización. Si bien esta temática nos retrotrae al libro de Juan José Linz -de lectura inexcusable- titulado The Breakdown of Democratic Regimes (cuya primera edición es de 1978), es preciso indicar que después de la “tercera ola de democratización” muchos académicos dejaron a un lado los estudios sobre la posible involución de las nuevas -y viejas- democracias hacia regímenes autoritarios. Sin embargo, este tipo de análisis empezaron a desarrollarse cuando algunos avispados politólogos vieron que las elecciones de las democracias neófitas (o autoritarismos que sólo querían democratizarse epidérmicamente) no siempre eran limpias ni competitivas. Así aparecieron los excelentes trabajos de Andreas Schedler, en los que se nos señalaba que no era “oro electoral” todo lo que relucía y, ya en 2006, escribió la obra Electoral Authoritarianism: The Dinamics of Unfree Competition. Luego, poco a poco, llegó una avalancha de ensayos sobre este tipo de episodios y el tema se volvió moda hasta el extremo de que la obra de How Democracies Die, de Steven Levitsky y Daniel Ziblat, se ha convertido en uno de los best sellers de la politología de la última década.

Dicho lo dicho, insisto que el libro aquí reseñado no es uno más sobre la temática expuesta. Si bien, como lo afirma Lührmann and Lindberg,1 estamos viviendo la “tercera ola de autocratización”, son pocas las obras que nos muestran de forma consistente, clara y analítica las claves para comprender los pasos a partir de los cuáles un régimen liberal democrático puede derivar en un sistema híbrido y, de allí, volver de nuevo a convertirse en una democracia o deslizarse hacia un régimen autoritario cerrado. Y eso es lo que muestra Javier Corrales con Autocracy Rising.

En este sentido, si bien (como lo afirma el autor) pueden identificarse seis familias de enfoques que versan sobre la temática de la autocratización, a saber, 1) los centrados en el liderazgo político, 2) en la cultura política, 3) en las instituciones políticas, 4) en la política económica, 5) en la política de coaliciones y 6) el que incide en los factores internacionales, Corrales las sintetiza a partir de la elaboración de una teoría propia de carácter inductivo de alcance medio.

Para ello, el autor se basa, por un lado, en las teorías que versan sobre los sistemas de partidos y la capacidad infraestructural del Estado y, por otro lado, recurriendo a Venezuela como estudio de caso clave que, una vez analizado en profundidad, se compara de forma sistemática con otros tres países (Colombia, Ecuador y Nicaragua) que experimentaron también un proceso de tránsito desde democracias hacia regímenes semiautoritarios y que, desde allí, dos derivaron nuevamente hacia la democracia (Colombia y Ecuador) y otro (Nicaragua) hacia el mismo destino que Venezuela. Con este cometido, el autor integra diversas perspectivas analíticas a partir del estudio del grado de fragmentación de la oposición (APSF es el acrónimo en inglés) y de los conceptos de “legalismo autocrático” (autocratic legalism) y “captura del Estado” (state capturing). Con estos tres elementos, desarrolla una teoría de alcance medio consistente y parsimoniosa para comprender cómo algunos ejecutivos democráticos pueden llegar a expandir su poder hasta convertirse en regímenes híbridos o atroces dictaduras.

En este sentido, es gráfico señalar que la primera frase de las conclusiones del libro es: “We are living in the era of democratic backsliding”.2 Es a partir de esta sentencia que el libro cobra sentido, ya que la obra pretende comprender cuáles son las claves analíticas para entender cómo el régimen venezolano, desde 1999 hasta 2016, se deslizó -primero- desde una democracia hacia un régimen semiautoritario o híbrido y, después, hacia un régimen plenamente autoritario -o autoritario cerrado.

A la hora de desgranar el contenido de la obra, es preciso señalar que el libro en cuestión se compone de ocho apartados: una introducción, seis capítulos y las conclusiones. La introducción señala los objetivos del libro, muestra cuál es el estado de la cuestión sobre el tema y da cuenta de la estrategia de análisis elegida por el autor. Posteriormente, de los seis capítulos que siguen, el primero señala cómo se ha generado el debate y la teoría sobre “democratic backsliding” y lo contextualiza en el periodo en que Hugo Chávez llegó a la presidencia de Venezuela e impulsó su proyecto. En este capítulo, además, da cuenta de los hallazgos realizados previamente en la obra que el autor escribió junto con Michael Penfold titulada Dragon in the Tropics: Venezuela and the Legacy of Hugo Chavez, donde quedó claro que una parte del impulso del proceso de desdemocratización estuvo vinculado a la emergencia de una nueva ola de populismo fruto de la presencia en la política venezolana de las “cinco íes”: las de los términos ingleses de inequality, instability, insecurity, incapacity e intolerance.3

En este capítulo también se señala que el paso de un gobierno democrático a uno semiautoritario está altamente relacionado con la fragmentación de la oposición en un sistema de partidos en que el oficialismo es dominante (concepto que se categoriza en el libro con el acrónimo ya citado de APSF). Este fenómeno, que a veces puede ser sutil, tal como lo fue en el mandato de Hugo Chávez, polariza la dinámica política y permite que el oficialismo vaya colonizando todos los espacios del poder, quebrando los equilibrios de un sistema de partidos democrático sano, y erosionando la accountability horizontal y la capacidad institucional. Este proceso, según Corrales, es el que impulsó la administración chavista desde un discurso populista y una política de intensa expansión del gasto público gracias a los recursos obtenidos por los extremadamente ventajosos precios del crudo.

En el segundo capítulo, Corrales describe cómo Venezuela experimentó, de la mano de la gestión de Chávez, el peor colapso económico del mundo sin que mediara un conflicto bélico, y cuáles fueron las consecuencias sociales y políticas de dicha debacle. La dependencia del petróleo y la caída de los precios del crudo -después de haber gozado de una gestión con recursos ingentes- supusieron la quiebra del modelo político del chavismo. En este sentido, el libro expone cómo el descalabro de los precios del barril de petróleo, junto con los múltiples controles económicos impuestos al sector privado y la sobreexpansión de un sector público, terminaron por generar la implosión del sistema político. Así, Corrales expone cómo una economía excesivamente estatista (con amplias regulaciones sobre la empresa privada, con control de precios y de cambios y auditorías permanentes) y constantes nacionalizaciones terminó creando una especie de neopatrimonialismo autoritario que, por arriba, controlaban las elites del régimen y, por abajo, redes de bandas delincuenciales y pandillas.

El tercer capítulo expone cómo en Venezuela, a raíz de la traumática experiencia económica y social derivada de la crisis de precios del crudo y la mala gestión gubernamental, la oposición pudo construir (contra todo pronóstico y de forma inesperada) una alternativa política capaz de enfrentarse electoralmente al chavismo, superando la anterior lógica del APSF. Así, en Venezuela, la oposición resurgió contra pronóstico debido a las condiciones sociales y económicas excepcionales, y ello a pesar de (y superando) la fragmentación que existía en su espacio político y la debilidad organizativa de sus formaciones. Sin duda, fue la crisis la que revivió a la oposición y le acarreó un atractivo electoral que antes no tenía. Pero, como se ha señalado, esta resurrección política tuvo efectos negativos para la institucionalidad democrática, ya que supuso un rabioso contraataque del gobierno, que adaptó e innovó estrategias para continuar en el poder, incluso recurriendo al fraude y a la represión. No hay duda de que el cálculo que hizo la oposición -que era el de generar incertidumbre dentro del sistema y esperar una reacción desmedida del gobierno que lo llevara a perder el control- no fue certero, pues el gobierno intensificó su pulsión autoritaria hasta límites inesperados y activó herramientas y mecanismos de represión y control desconocidos hasta la fecha.

El cuarto capítulo expone cómo el régimen de Chávez, sobre todo con la llegada de Maduro, se enfrentó a una oposición política que -inesperadamente- tenía capacidad de convocatoria. Es en este capítulo en el que se señalan las diversas estrategias electorales y callejeras para luchar, de forma autoritaria, contra la amenaza política que suponía la coalición electoral antichavista. Es aquí cuando Corrales muestra cómo el régimen semiautoritario se cierra, generando un proceso de innovación y sofisticación de sus herramientas represoras con el fin de mantenerse en el poder acudiendo a lo que el autor llama “institutional reservoirs”,4 es decir, diversas herramientas del sistema que sirven para establecer un legalismo autoritario, hacerse con el control de las cortes, de las autoridades electorales, y finalmente, con el aparato coercitivo, “vampirizando” el sistema político.

Es también en este capítulo cuando Corrales señala que el tránsito de un régimen semiautoritario a uno totalmente autocrático suele ser fruto de un fenómeno “contraintuitivo”, a saber, ocurre cuando la oposición puede presentarse unida, oponer resistencia y ganar unas elecciones en el marco institucional que ofrece el mismo sistema, por lo general, elecciones aparentemente competitivas. Según el autor, esto es lo que ocurrió bajo el mandato de Maduro en 2016. Y fue en esta coyuntura cuando el gobierno, de la mano del partido oficialista, impulsó el cierre electoral. Con base en este cierre, el régimen prevaleció políticamente y contuvo la oposición, al utilizar los “institutional reservoirs” arriba mencionados, adaptándose e innovando en una lógica autocrática.

En el quinto capítulo se establece una comparación entre la deriva autoritaria experimentada por Venezuela y la que experimentaron Colombia, Ecuador y Nicaragua, en el mismo periodo, con desenlaces diferentes. Esta comparación (de N pequeña) es de gran utilidad didáctica y teórica porque da cuenta de cómo la distinta configuración del grado de fragmentación de la oposición, la capacidad del ejecutivo para cooptar y neutralizar el sistema judicial, el poder electoral y las fuerzas armadas, y el poder de las autoridades para corromper y desarticular instituciones y actores de la sociedad civil (crimen incluido) generan desenlaces diferentes. Así, se muestra cómo en Colombia y Ecuador los gobernantes no tuvieron el poder suficiente (o la capacidad necesaria) para desmantelar por completo la institucionalidad democrática y, con ello, los regímenes pudieron sostener regímenes democrático-liberales en los que la oposición consiguió hacerse con el poder. Contrariamente, en el caso de Nicaragua, se expone cómo Daniel Ortega sí pudo cooptar todos los resortes clave de la institucionalidad democrática, desarticular y disminuir la oposición y, por consiguiente, eternizarse en el poder recurriendo a todo tipo de estrategias.

El sexto capítulo -con el sugerente título de “function fusion5- señala cómo el régimen venezolano, ya plenamente autoritario con la administración de Maduro, tuvo la capacidad de generar un sistema de control político autoritario desafiando contraintuitivamente la premisa de Max Weber que reza que el “Estado debe tener el monopolio legal de la violencia”. Así pues, Corrales señala con excepcional sagacidad cómo Maduro consiguió imponerse a los embates de la oposición a través de fragmentar y privatizar el poder económico, de externalizar la prestación de servicios en redes comunitarias, de otorgar capacidad de coerción en líderes políticos territoriales y también de ceder poder a redes ilegales y sectores del crimen organizado. Todo ello, además de dar cabida a actores de gobiernos extranjeros (como el cubano o el chino) en la gestión de los asuntos domésticos. En el fondo, el concepto de “function fusion” significa la entrada de los militares en negocios, la promoción de organizaciones paramilitares para amedrentar la oposición, la creación de asambleas constituyentes paralelas para usurpar las funciones del Congreso en caso de no tener mayoría, autorizar solamente a los jueces amigos, delegar el poder a mandatarios locales para que se conviertan en minidictadores, o la quiebra de la soberanía nacional autorizando a actores extranjeros que intervengan en determinadas esferas políticas del país, contraviniendo (o desmontando) a Charles Tilly o Max Weber, que imaginaban que la autoridad pasaba por la concentración y el monopolio de la violencia en manos del Estado. Todo ello con una sola pretensión: ampliar la coalición autoritaria.

Por último, en el apartado de conclusiones, Corrales realiza una comparación entre el régimen venezolano con un “contraejemplo”: el de la Administración Trump en Estados Unidos. En esta comparación se señala cómo en Estados Unidos no fue posible un proceso de “democratic backsliding” -a pesar de la voluntad del presidente Donald Trump- porque en dicho país no había un APSF, sino que la oposición estaba aglutinada en torno al Partido Demócrata, y porque el presidente no pudo controlar la Corte Suprema, la administración de justicia, ni politizar a su favor las Fuerzas Armadas. Todo ello contuvo la desdemocratización de Estados Unidos, a pesar del discurso polarizador y populista del presidente, y del intento de controlar con paramilitares y milicias el Capitolio el día 6 de enero de 2021. Posteriormente, después de esta clarificadora comparación, el autor desgrana las aportaciones más relevantes de su libro que, a mi parecer, son tres. La primera es que tanto el grado de fragmentación de la oposición, como la capacidad de los regímenes para neutralizar y cooptar las instituciones clave del sistema político (el poder judicial y electoral) son determinantes para convertir un régimen democrático en uno híbrido o autoritario. La segunda es que en un sistema híbrido la capacidad de la oposición para competir electoralmente contra el gobierno puede generar -por parte de las autoridades- una reacción que deslice al sistema político hacia una dictadura cerrada. Y, finalmente, la tercera es que el caso venezolano ha sido pionero en innovar estrategias para que el gobierno autoritario se mantuviera en el poder aún a costa de desinstitucionalizar el país, fragmentar el poder y quebrar el monopolio legal de la violencia. A través de este ejemplo, Corrales nos señala cómo pueden ser en el futuro las tiranías, a saber, regímenes tóxicos a los que no les importa desmantelar las instituciones y convertir el Estado en un “Estado fallido” si esto supone preservar el poder.

Bibliografía

Lührmann, A. & Lindberg, S. I., “A third wave of autocratization is here: what is new about it?”, Democratization, vol. 26 (7), 2019, pp. 1095-1113, https://doi.org/10.1080/13510347.2019.1582029 [ Links ]

1 A. Lührmann y S.I. Lindberg, “A third wave of autocratization is here: what is new about it?”, Democratization, vol. 26 (7), 2019, pp. 1095-1113.

2“Estamos viviendo en la era del retroceso democrático”.

3Desigualdad, inestabilidad, inseguridad, incapacidad e intolerancia.

4Reservas institucionales.

5Fusión de funciones.

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