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Cuicuilco

versión impresa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.16 no.46 México may./ago. 2009

 

Dossier

 

Las supervivencias lingüísticas de origen taíno en el oriente cubano

 

Jesús Serna Moreno

 

Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México

 

Resumen:

Este trabajo es una parte de una investigación mayor sobre las supervivencias etnoculturales indígenas en el oriente cubano. Dicha investigación se realizó a través de la consulta de diversas fuentes de archivo y bibliográficas, además de un trabajo de campo. El enfoque teórico metodológico se basa en una propuesta del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro quien en su tipología de los pueblos de América considera a la población de las Antillas como Pueblos Nuevos. Siguen vivos en el habla del pueblo cubano una enorme cantidad de términos de origen aruaco. Aquí presentamos aquellos que encontramos en nuestra investigación de manera sistematizada mediante un esquema, dividido en elementos de la cultura material y los de la cultura espiritual de la población de esta región cubana. Estos elementos culturales dan sentido también a la cubanidad y a la cubanía entendida como: el carácter, la idiosincracia y la condición de cubano. El pueblo cubano se enraiza en su pasado criollo producto de un mestizaje principalmente entre lo español y lo afro, con una base fundamentalmente indígena y en la actual cubanía que es el producto de ese proceso histórico integrador y sintetizador de todos los elementos étnico–culturales que la constituyen como la identidad etnocultural del pueblo cubano.

Palabras clave: Sobrevivencias etnoculturales, aruaco, lengua taína, Pueblo Nuevo, identidad, cultura material, cultura espiritual.

 

Abstract:

This work is part of a larger investigation of indigenous ethno–cultural survivals in Oriental Cuba. This research has been carried out by consulting various archival and bibliographical sources, in addition to fieldwork. The theoretical–methodological approach is based on the proposal of the Brazilian anthropologist Darcy Ribeiro, who, in the typology of the peoples of America, considers the population of the Antilles as New Peoples. There is an enormous quantity of terms of origin aruaco still alive in the speech of the Cuban people. We present the most important terms systematically, by means of a table, divided in elements of material and spiritual culture of the population of this region of Cuba, which give cohesion and meaning to cubanity understood as: the Cuban character, idiosyncrasy, and condition. The Cuban people is rooted en its Creole past, a product of a mixture principally between the Spanish and the Afro, with a fundamental indigenous basis, and in the actual cubanity which is the product of this historical process of integration and synthetization of all the ethno–cultural elements which constitute it as the ethno–cultural identity of the Cuban people.

Key words: Ethno–cultural survival, aruaco, taino language, New People, identity, material culture, spiritual culture.

 

Cubanidad es "la calidad de lo cubano",
o sea su manera de ser, su carácter, su índole,
su condición distintiva, su individuación dentro de lo universal...
...Cuba es un ajiaco. ¿Qué es el ajiaco? Es el guiso más típico
y más complejo hecho de varias especies de legumbres, que aqui
decimos "viandas ", y de trozos de carnes diversas; todo lo cual
– se cocina con agua en hervor hasta producirse un caldo muy grueso
y suculento y se sazona con el cubanisimo
ají que le da el nombre.
Fernando Ortiz [1993:1 y 5]

Ubicamos este trabajo en el contexto de los más recientes estudios sobre los componentes etnohistóricos de la cultura cubana. En Cuba, desde los comienzos del siglo XX hasta nuestros días, se han llevado a cabo muchos, muy importantes y valiosos esfuerzos un tanto individuales por parte de diversos investigadores, entre los que brillan personalidades como la de Fernando Ortiz, el más destacado científico social cubano de la primera mitad del siglo XX, precursor y promotor de la etnografía en su país y quien dio inicio a los estudios sobre la cultura y la historia de la nación cubana, actualmente, una gran cantidad de investigadores siguen de alguna manera sus enseñanzas, como es el caso de Jesús Guanche Pérez, especialista en antropología cultural y autor de múltiples obras sobre cultura cubana y sus características etnohistóricas, entre otras, la muy reciente, con nuevos datos y de mucha importancia para nuestro tema, El legado indígena en la cultura cubana (2005) y Componentes étnicos de la nación cubana, (1996),1 dos extremos temporales entre los cuales se ubican muchos otros especialistas en la materia. A ellos se suman los esfuerzos colectivos e institucionales que se han venido realizando a partir del triunfo de la revolución, en 1959, y que han venido a fructificar con una enorme cantidad de productos de investigación presentados por diversos y originales medios para su difusión. Por un lado, los dos Atlas: el etnográfico, y el de los instrumentos de la música folclórico–popular de Cuba (los cuales representan, actualmente, las dos obras probablemente con los mayores avances en este campo respecto del conocimiento de la cultura tradicional cubana por su carácter global, ya que abarca hasta los más recónditos lugares de la isla entera con actualizados enfoques teóricos y metodológicos), así como los numerosos estudios monográficos que se han venido publicando durante los últimos treinta años sobre diferentes temas relacionados con la cultura cubana y sus características etnohistóricas. Ambos esfuerzos fueron auspiciados por instituciones como el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Centro Cultural Juan Marinello, el Ministerio de Cultura, el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana y varias más, tanto a nivel regional como nacional. De esta manera, en el legado que nos han dejado una pléyade de expertos encabezada por antropólogos de todo tipo (etnólogos, etnógrafos, arqueólogos, historiadores, antropólogos culturales, antropólogos sociales, etc.), encontramos diversas informaciones que nos dan cuenta pormenorizada de la abigarrada composición étnica de la población cubana, desde sus orígenes hasta la formación etnocultural de hoy en día, en constante cambio y transformación.

El trabajo que aquí presentamos forma parte de una investigación mayor sobre las supervivencias etnoculturales indígenas en el oriente cubano.2 Dicha investigación se realizó a través de la consulta de diversas fuentes de archivo y bibliográficas, además de un trabajo de campo en la región oriental de la isla de Cuba. El enfoque teóricometodológico se basa en una propuesta del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, quien en su tipología de los pueblos de América considera a la población de las Antillas como Pueblos Nuevos.

Un elemento central entre las supervivencias culturales de carácter indígena, reconocido ampliamente por estudiosos y expertos no sólo en lingüística, es la enorme cantidad de términos de origen aruaco que siguen vivos en el habla del pueblo cubano. Prácticamente todos nuestros entrevistados dieron muestra de un amplio repertorio de estos términos: topónimos, hidrónimos, denominaciones de la flora y de la fauna, antropónimos, etcétera.

Entre los múltiples trabajos relacionados con las supervivencias lingüísticas de origen indígena que hemos consultado o que han sido utilizados por algunos de los autores cuyas obras revisamos minuciosamente, hacemos el siguiente listado que muestra fehacientemente el marcado interés que este tema ha despertado entre los especialistas.

José Juan Arrom ha realizado una serie de estudios eruditos sobre los términos que nos quedan de la lengua taína comparándolos con el "arahuaco legítimo o lokono;3 estudios que nos ayudan a aclarar muchos de los interesantes misterios acerca de los topónimos, hidrónomos, formas de nominar la flora, la fauna y así entender su manera particular de ver el mundo y su relación con sus formas de organización social.4 Nos hemos basado, principalmente, en la obra de Manuel Álvarez Nazario: Arqueología lingüistica. Estudios modernos dirigidos al rescate y reconstrucción del arahuaco taíno. Esta obra representa uno de los más recientes esfuerzos por reconstruir la lengua taína haciendo uso de eruditos materiales. Inspirado en el pensamiento y la obra del sabio británico Douglas McRae Taylor sobre la lengua garífuna beliceña y sumando a ello el estudio crítico de las investigaciones realizadas sobre el aruaco sudamericano, tanto de Daniel Brinton sobre el locono, como de P. Raymond Bretón, autor desde mediados del siglo XVI del valiosísimo vocabulario de los indios caribes miniantillanos, además de otros estudiosos del aruaco moderno como Pedro Henríquez Ureña (1938), Eliezer Narváez Santos (1960), Humberto López Morales (1974), Aurelio Tanodi (1966), María Vaquero (1983) y otros.

Cabe mencionar también a otros ilustres estudiosos que elaboraron con infinita paciencia, parciales, pero muy importantes, recopilaciones del vocabulario aborigen de las Antillas Mayores, así, en Cuba, además de Jesús Guanche Pérez, arriba mencionado, destacan también Antonio Bachiller y g Morales, Cuba primitiva, (1883); Alfredo y Alfonso Zayas, Lexicografía antillana, (1932); Sergio Valdés Bernal5 lingüista cuyos trabajos han abierto camino a la comprensión y valoración del legado cultural aruaco, entre otros: Las lenguas indígenas de América y el español de Cuba (1991); Inmigración y lengua nacional (1994); La evolución de los indoamericanismos en el español hablado en Cuba (1968). De Santo Domingo: Emiliano Tejera, Palabras indígenas de Santo Domingo (1951), del mismo autor, Indigenismos (1977), y Rodolfo Domingo Cambiaso, Pequeño diccionario de palabras indoantillanas (1998). De Puerto Rico: Cayetano Coil y Toste "Vocabulario de palabras introducidas en el idioma español procedentes del lenguaje indoantillano", Boletín Histórico de Puerto Rico (1921); Juan Augusto y Salvador Pérez, Glosario etimológico tainoespañol; histórico y etnográfico (1941); Luis Hernández Aquino, Diccionario de voces indígenas de Puerto Rico (1969).

Por otra parte, el etnomusicólogo cubano Rolando Pérez Fernández, en uno de sus trabajos publicado en México, nos dice que: "El aruaco insular es la lengua indígena americana que más ha aportado al léxico español general. En la actualidad están vivos en el habla cubana más de 370 vocablos de este origen, relativos a la flora, la fauna, la cultura material, la organización social, el entorno y demás" [2002:219–265; Valdés Bernal, 1994:12–28].6

Los que arraigaron en México, agrega Pérez Fernández,

rebasan ampliamente el medio centenar, fueron traídos en su gran mayoría por los conquistadores españoles, establecidos con anterioridad en Cuba, y algunos más por los exiliados cubanos, que en el siglo XIX introdujeron innovaciones en el cultivo y procesamiento del tabaco en San Andrés Tuxtla, Veracruz. He aquí una muestra: maíz, maguey, luna, hicaco, ceiba, jobo, majagua, jaiba, iguana, cahuama, caimán, hamaca, enagua, canoa, coa, barbacoa, cacique, caníbal, cuje, sabana, huracán. Varias de estas voces o sus derivados se han convertido también en topónimos de la geografía mexicana [Pérez Fernández, op. cit.,:119].

Estas constataciones, que pueden ser registradas empíricamente, son las que nos llevaron a pensar que se podían demostrar nuestras hipótesis, de una presencia de elementos etnoculturales indígenas mayor al hasta ahora aceptado, mediante el trabajo de campo que emprendimos.

En nuestro caso, presentamos aquí algunos de los resultados de nuestro trabajo de campo relacionados principalmente con los elementos etnoculturales de origen lingüístico o que se expresan a través de términos de origen aruaco, aunque no nos hemos querido reducir a ello, sino que agregamos también una serie de otros elementos etnoculturales menos relacionados con la lengua.

 

La cultura material

1. Asentamientos rurales

Siguiendo los puntos del esquema que delineamos para el caso, en Cuba es innegable el aporte indígena (como todo mundo parece coincidir) dentro de la llamada cultura material a la cual nos referimos en primera instancia. No nos fue difícil constatar, durante nuestros viajes, una serie de elementos que muestran las huellas de los aborígenes cubanos en construcciones y objetos materiales utilizados en la vida cotidiana y durante muchas de las faenas tradicionales realizadas, principalmente, en las labores propias de los campesinos. Sin embargo, cabe señalar que nos referimos a los objetos materiales que forman parte de la vida cotidiana de los cubanos y no de sus denominaciones, las cuales, por supuesto, pertenecen a la cultura inmaterial, aunque en algunos momentos se ponga el acento en las denominaciones de las cosas.

a) Dispersión y concentración de la población

Comenzamos con el punto de los asentamientos. En casi todos los lugares donde estuvimos pudimos notar que aún es visible la forma originaria de los asentamientos rurales: predominio de la dispersión en algunos sitios y concentración de la población en otros. Como la población campesina demográficamente es, en buena medida, producto de una continuidad aunque a través de la transculturación de los grupos originarios, es la que conserva una mayor cantidad de elementos etnoculturales de procedencia criolla y tradicional, y por tanto, la de mayor interés para nuestra investigación. La mayoría de los campesinos viven en asentamientos dispersos producto de la tendencia histórica del campesinado cubano.

b) Vivienda rural

En cuanto al establecimiento de la vivienda, el batey7 como forma de concentración, aunque ahora se le asocie a las zonas azucareras, que tuvo en su origen una reminiscencia indígena y sirvió como espacio de transculturación; al igual que el bohío,8 el cual es más bien un elemento propio de los asentamientos dispersos (también encontramos la variante llamada caney, en sus dos acepciones que se le atribuyen: casa grande y caserío,9 a pesar de estar casi desaparecida). El origen indígena de ambos ha quedado plasmado en sus denominaciones producto de voces indígenas pertenecientes a la familia aruaca y los bateyes y bohíos (sobre todo este último como evidencia material de lo indígena), las encontramos con frecuencia en nuestros recorridos por la isla y no sólo en la región oriental en donde hicimos la mayoría de nuestras entrevistas (con las mejoras en las condiciones de vida el bohío tiende a desaparecer, pero lo importante es que a pesar de este proceso de mejora socioeconómica, sigue ahí; sobre todo porque implica una forma de estrecho vínculo con la naturaleza en las zonas rurales). También son de origen aruaco las denominaciones de muchos de los materiales de construcción de los bohíos (las pencas de guano10 que se utilizan para construir los techos al igual que la yagua11 y el bajareque12 para las paredes, etc.). Por mantenerse en un estrecho contacto con la naturaleza, los campesinos cubanos han heredado buena parte de los conocimientos acumulados durante cientos de años por los aborígenes y transmitidos a las nuevas generaciones a través de complejos procesos de transculturación. Por supuesto que también han recibido aportes de los grupos de inmigrantes (sobre todo de los canarios que siempre tendieron a ubicarse en las zonas rurales); pero estos aportes no han sido significativos hasta el punto de modificar el proceso endógeno, y en todo caso, se han tenido que adaptar a las nuevas condiciones ecológicas para lo cual la participación de los indígenas cubanos o sus conocimientos heredados a las nuevas generaciones mestizas fue fundamental. Al bohío lo encontramos tanto en las montañas de Guantánamo como en la Sierra Maestra, lugares en los que predominan los asentamientos dispersos, pero lo llegamos a ver aún en zonas de mayor concentración demográfica aunque con variantes tanto en la forma y materiales de construcción como en la función. Asimismo, la palabra barbacoa,13 vocablo que en la lengua aruaca significaba "cama", se sigue utilizando para nombrar tanto a la construcción de madera llamada tapanco y también el que se usa para guardar granos, frutos o legumbres de diversa índole como a la fogata que se hace sobre un hoyo hecho en la tierra para asar carne.

c) Mobiliario y ajuar de la vivienda rural

En cuanto al mobiliario y ajuar o menaje de la vivienda rural, un aporte notable, no sólo para Cuba por lo extendido de su uso en muchas otras partes, es la hamaca,14 elaborada con materiales de distintos tipos se conserva en muchas viviendas cubanas, sobre todo rurales. Lo mismo ocurre con otros objetos como el guayo',15 el jibe,16 la jaba,17 el cuenco de güira o güiro18 convertidos en multitud de objetos de uso diario. Ya casi inexistente, localizamos en las montañas de Guantánamo el uso del burén,19 muy parecido, por cierto, a los comales mexicanos.

2. Gastronomía

Los conocimientos gastronómicos de los aborígenes se reflejan actualmente en muchos de los platillos de la mesa campesina y también, aunque un poco menos, en los pueblos, villas y ciudades.

a) Las comidas

No sólo está el conocido ajiaco,20 símbolo de la identidad cubana, ya actualmente mestizado a través de la transculturación, sino el casabe,21 con la misma preparación y la yuca22 como ingrediente básico de este pan de los indios (Jesús Guanche ha dicho con justa razón: "tanto el hábito de tostar el maíz o el boniato entre cenizas ardientes, como el consumo del casabe y el ajiaco, con las lógicas variaciones en su confección, son parte de la herencia cultural aborigen") [Guanche, 1996:23]. Durante nuestros recorridos por la región oriental e incluso en la Habana y otros lados, comimos una charola de "viandas" compuesta fundamentalmente de yuca, ñame, batata23 y boniato24 como ingredientes principales. Asimismo, se siguen consumiendo, en algunas zonas, las tortillas de naiboa, hechas de cosubey.25 También son muy comunes los tamales de elote, llamados en la zona oriental ayacas. Una experiencia inolvidable de la forma de utilizar las comidas y las bebidas de manera ritual en un acto conmemorativo fue la que vivimos en Playitas de Cajobabo en donde se sirvió la "comida de indios", que la comunidad de Cajobabo le sirvió, en 1895, al Apóstol y revolucionario cubano cuando desembarcó, junto con Máximo Gómez, en ese lugar para iniciar la campaña independentista durante la cual moriría combatiendo (ese mismo año). A Martí le sirvieron un pescadito pequeño conocido con el nombre indígena de tetí, casabe, miel, té "beque" y de postre un cono de dulce de coco, todos ellos platillos regionales. Desde luego es muy difícil decir cuál es el origen exacto de cada uno de los platillos cubanos, ya que los procesos de transculturación actuaron modificándolos en el transcurso de la historia. Pero el abundante uso del ají "como condimento y la forma de asar en parrilla —la barbacoa indígena— son considerados como una influencia aborigen. Algunos de los alimentos mencionados fueron rechazados más tarde; pero otros, pasaron a ocupar un importante lugar en la alimentación, no sólo de Cuba, sino también en otros lugares del mundo, tal ocurrió con la yuca, el casabe o el maíz" [Atlas etnográfico:4]. Este último, como se sabe fue descubierto en el área mesoamericana, pero también se le conocía en las Antillas.

En cuanto a otro tipo de alimento que es la guáyiga, resumimos de la amplia información que, al respecto, nos ofrece en su obra el lingüista puertorriqueño Manuel Álvarez Nazario, señalando que rallada su raíz es tóxica, también en lajas de coral que hacían las veces de guayos, la masa sufría un proceso de supuesta putrefacción llenándose de larvas que ya en su estado casi de eclosión eran aprovechadas amasando las mismas con la masa de guáyiga, y creando bolos alimenticios ricos en carbohidratos y proteínas.

De todos modos, nuestros entrevistados al preguntarles si conocían algún platillo indígena respondían casi siempre mencionando el casabe o el ajiaco.26

b) Bebidas de la población rural

A todo ello hay que agregar las bebidas calientes como los atoles y bebidas frías hechas a base de maíz y de cacao, entre otras de diferente estilo.

3. Los instrumentos de trabajo agrícola

a) El uso de la coa y b) Tecnología agrícola

Por otra parte, los instrumentos de trabajo y la tecnología agrícola de origen indígena que encontramos (aunque en forma reducida) en el campo fueron la coa;27 y el uso de los montones en los sitios para sembrar llamados todavía por algunos campesinos conucos;28 asimismo, de procedencia indígena es el cultivo del tabaco.29

4. Los modos y medios de transporte rural

a) Las artes y embarcaciones de pesca marítima y b) Medios de navegación (canoa, cayuco)

En relación a los medios y modos de transporte, sólo en dos lugares cerca de la ciudad de Baracoa pudimos apreciar el uso de la canoa30 y el cayuco31 para atravesar el río Toa, y en un pequeño puerto de pescadores aunque sabemos que se utilizan también en otros lugares de la isla.

No obstante no haber obtenido referencias por parte de los entrevistados acerca de las artes pesqueras indígenas, sabemos por la información incluida en el Atlas etnográfico que "si se ponderan los aportes indocubanos y los de origen hispano en esta fase del desarrollo (la colonia) de la cultura pesquera marítima cubana, se constata una importancia mayor de los primeros. Así lo atestiguan la presencia del corral taíno, el guacán o bu bacán y el cayuco"?32 También se aborda de manera más amplia y documentada en el excelente trabajo de Pablo L. Córdova Armenteros: Pesca indocubana. De guaicanes, guacanes, bubacanes y de corrales se trata, donde presenta una valoración antropológica de artes de pesca [Pablo L., 1995].

5. Artesanía

a) Popular tradicional

La artesanía cubana está tan mestizada que es prácticamente imposible hablar de artesanía indígena. Su origen, sin embargo, puede detectarse en muchos casos por la continuidad histórica que posee. Como se indica en el Atlas etnográfico de Cuba, "la artesanía popular mantiene una total vigencia y continuidad histórica con piezas de tipo utilitario, fundamentalmente en las zonas rurales del país". En general, posee "una marcada función práctica, la cual se proyecta en la realización de un conjunto de piezas que presentan como primera intención, la de satisfacer necesidades materiales" [Atlas etnográfico:l]. Cestos, cestas, canastas, canastillas, jibes, jabas, maletines, esteras, abanicos, cutaras,33 tapetes, etc.. Algunos de ellos ya se realizaban antes de la conquista, como lo denuncia su nombre aborigen, otros, aunque no posean esta característica, el origen antillano del material con el que se fabrican les imprime un sello particular y en ocasiones dichos materiales llevan una denominación aruaca. Así, por ejemplo, el guaniquiqui34 que se utiliza para la confección de canastas y de asientos, el tibisí para hacer jaulas, cestos y canastos, el yuraguano35 de cuyas hojas se obtiene la fibra con la que se rellenan almohadas y colchones, el yarey36 con el que se fabrican sombreros, cestos, esteras, etc., el tejido de yagua37 útil en la elaboración de catauros,38 envases y para forrar las paredes de las casas y la anacagüita39 para la fabricación de cestería y sombreros, entre otros.

b) Imágenes, escultura, pictogramas y petroglifos de los taínos

Las Artes plásticas contemporáneas sólo ocasionalmente se ven influenciadas por motivos indígenas, puesto que predominan los motivos afrocubanos o hispanocubanos. Hasta aquí dejamos lo relacionado con los aportes materiales indígenas, no sin antes aclarar que muchos de estos aportes poseen también un carácter espiritual, toda vez que, por ejemplo la comida es un motivo de reunión social y se convierte en un ritual con propósitos festivos bien sea de carácter civil o, incluso, religioso. Los platillos y las bebidas servidos en determinadas ocasiones sirven para acompañar, para conversar y, por supuesto, son parte de las costumbres y tradiciones populares.

 

Bibliografía

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Notas

1 Además de monografías como Procesos etnoculturales de Cuba; Caidije (estudio de una comunidad haitiana–cubana); Signifación canaria en el doblamiento hispánico de Cuba; Valentin Sanz Carta en Cuba: un itinerario vital, así como múltiples artículos sobre diversos aspectos de la cultura cubana y sus características etnohistóricas.

2 Hemos realizado nuestra investigación visitando algunos de los lugares en donde es más evidente la presencia de elementos etnoculturales de origen indígena (todos ellos ubicados en el oriente cubano), pero eso no nos llevó ni a limitar nuestro análisis en la exterioridad del tipo físico ni exclusivamente en los aspectos no espirituales de esos elementos, pero tampoco consideramos que la identidad cubana tal como la conocemos hoy en día, se reduzca únicamente a los habitantes de esta región. Como se señala en un trabajo recientemente publicado: "...los descendientes de los primeros pobladores de Cuba constituyen hoy una ínfima porción de la población campesina del extremo oriental del país, pero no es el tipo físico lo que determina la permanencia de los rasgos culturales de un grupo o sociedad.., no es de rigor que los indios estén físicamente representados en el amplio espectro racial de la nación, puesto que una parte del legado espiritual de su cultura si está, como componente vivo de las tradiciones cubanas, objetivado en la lengua, las costumbres e incluso en determinados aspectos de la religiosidad" [Robaina Jaramillo, Celaya González y Pereira Pereira 2003:56 y 57].

3 "Es bien sabido que los idiomas reflejan y a la vez moldean la manera de pensar del pueblo que los habla. En el caso del idioma de los taínos, obliterado hace casi cinco siglos y apenas estudiado desde entonces, es muy poco lo que de él se conserva. Pero aun así, haciendo un esfuerzo por reunir y analizar sus dispersas huellas, acaso todavía podamos vislumbrar algunos de los procesos mentales de los aborígenes antillanos a través de las palabras que nos han dejado" [Arrom, 1989:53–63].

4 "... Y de ese proceso inferir cómo se veían a sí mismos y a sus semejantes, cómo identificaban las islas a donde llegaban y nombraban los accidentes geográficos que en ellas descubrían, cómo se situaban ante su organización social y cómo percibían y caracterizaban la flora y la fauna que les rodeaba" [ibid.]

5 No incluimos en nuestro trabajo las definiciones de términos aruacos contenidas en su obra, lo cual hubiera sido lo más conveniente, pero al confrontar los resultados con sus trabajos no encontramos diferencias sustanciales.

6 "La obra de Sergio Valdés Bernal logra clasificar 180 aruaquismos relativos a la flora, 103 a la fauna, 46 a la cultura material, tres relacionados con la cultura espiritual, 19 vinculados con denominaciones del entorno, cuatro propios de la organización social y otros 20 que incluye como 'miscelánea', es decir, 371 vocablos que forman parte del legado lingüístico indígena" [Guanche, 2005:2].

7 "Entre los indígenas 'plaza en donde se jugaba a la pelota' (y también, por extensión, 'juego de pelota' y 'pelota') denomina al presente, con plena vitalidad, a la plazoleta o explanada frente a la casa campesina" [Álvarez Nazario, 1996:78].

8 La palabra bohío significaba casa en el aruaco insular.

9 "verdaderamente no quiere decir casa grande, sino el caserío o lugarejo habitado por una sola familia, y por extensión se decía así a las grandes viviendas de los caciques y sus dependencias" [Cambiaso, 1988:43].

10 "Penca que caracteriza a una "variedad de palmera muy abundante en varias comarcas de la isla; los indios la empleaban para los techos de sus viviendas, etc. También al fosfato y al estiércol de ave y murciélagos, que se encontraba en las cuevas, daban este nombre; acaso huano", [op. cit.:73].

11 "Yagua, base de la rama de la palma de yagua (o palma real) y de otras palmas, de uso rural como petaca para cargar frutas o ropa de lavado, y asimismo utilizable en el techado y construcción de bohíos; etc." [Álvarez Nazario, 1996:75].

12 Bahareque o bajareque 'bohío grande, de techo cónico', posible arahuaquismo conservado en Cuba y Santo Domingo, pero no así en Puerto Rico, e igualmente, como 'enrejado de palos entretejidos', 'pared de palos entretejidos con cañas y barro" [op. cit.:78].

13 "La palabra barbacoa, aplicada en un principio al andamio hecho de madera y cañas entrecruzadas a la manera de una parrilla que levantaban los indios en el conuco, como mirador donde se colocaba a un muchacho encargado de espantar a los pájaros que amenazaban la cosecha del maíz, denomina por los finales del XVIII, de acuerdo con Abbad, al tosco tablado cubierto con un jergón de yerba que servía de camastro al campesino de entonces, y por evidente extensión se llegó a decir también en el pasado de una especie de andas de madera para conducir a los difuntos, y asimismo, según lo documenta Tapia y Rivera en el XIX, es nombre de colgadizo que servía de apoyo a enredaderas y otras plantas o se usaba para sacar granos al sol" [op. cit.:78–79]; también: "transformada, la antigua barbacoa de nuestros indios sirve hoy de base al nombre del asador al aire libre, de manufactura extranjera, más comunmente llamado barbecue, con pronunciación a la inglesa [barbekiu]" [op. cit.:85].

14 "Pieza del mobiliario doméstico es la hamaca 'lecho colgante', rematada en ambos extremos por un conjunto de cordones fuertes llamados cabuyas o jicos (en Oviedo cabuya, jico)" [op. cit.:79].

15 "Rallo; hoy usada por todas las antillas. Los había de varias formas (p. ej., una tabla de palmera con piedras puntiagudas incrustadas en uno de sus lados) y tamaños; en ellos (los indios) rallaban yuca, batata [camote], etc. Los españoles sacaron el verbo guayar, esto es: rallar" [Cambiaso, op. cit.:77].

16 "La voz jibe o gibe 'cedaso o tamiz que los indios hacían de carrizos y varillas (hibiz en Las Casas) y empleaban para cernir la harina de la yuca después de haberle extraído el zumo venenoso' se dice al presente aplicada a un utensilio moderno que se usa con iguales fines" [Álvarez Nazario, 1996:79].

17 "Otros habas y ayas. Era un canasto regular donde ponían su indumentaria, y hasta hamacas" [Cambiaso, op. cit. :86]; en Cuba (sobre todo en la región oriental) se les llama así a las bolsas de varios tejidos y de papel, aunque por extensión, incluso, a las de plástico.

18 "Especie de calabazo pequeño; hay una gran cantidad de variedades y tamaños. Pertenece a las cucurbitáceas. De las frutas, secas, se hacían botellas, depósitos de agua, cucharas, platos, lebrillos, etc., y también servía para hacer instrumentos musicales" [op. cit.:72].

19 "El vocablo burén 'especie de plato de barro, plano y de figura circular, sobre el cual cocían los indoantillanos la torta de casabe' es nombre que se conserva hoy día para una plancha, corrientemente de hierro, empleada con igual propósito" [op. cit.:80]. En Cuba se le llama así al horno donde se hace el casabe.

20 "Menestra compuesto de carne de hutía ahumada, iguana, batata, yuca, maíz, etc., que no llevaba picante [...] es algo dulce en el sabor" [op. cit.:28]; "El ajiaco... se fusionó con la olla española, al agregársele carnes de cerdo y de res y, más tarde, otras de origen africano" [Atlas etnográfico:4].

21 En el estudio realizado en Cuba y reportado en el Atlas etnográfico, "se dedicó una atención especial al casabe como plato de marcado interés por su origen indígena. El llamado pan de yuca aborigen tuvo una gran importancia en la alimentación de los conquistadores–colonizadores hispánicos y su consumo fue frecuente en Cuba hasta la pasada centuria. Aún hoy se consume en algunas regiones del país y su proceso de preparación, a pesar de algunos adelantos técnicos, sigue siendo, en lo esencial, el utilizado por la población aborigen cubana en el momento de la conquista" [:1]. "El casabe o pan de nuestros indios (también escrito cazabe), es ahora como antes torta circular y delgada que se hace con la harina o paja más fina, de nombre catibía, la cual se prepara con la yuca rallada, una vez que se le ha extraído a ésta el jugo y se le ha prensado y tamizado" [Álvarez Nazario, 1996:83].

22 "Un tubérculo. El principal alimento que utilizaban los indios y con el cual confeccionaban harina, pan, etc. Ellos no emprendían viaje sin tener en el macuto cazabe, yuca, salcochada, etc. Su cultivo era viejísimo en la isla desde tiempos remotísimos" [Cambiaso, op.cit.:124].

23 "Es lo que se llama hoy papa. Que los italianos hicieron patata" [op. cit.:36].

24 "Es la batata dulce. Era término genérico, generalmente usado en todas las Antillas" [ibid.].

25 "Casubey o cusubey 'paja gruesa que se separa de la catibía" [Álvarez Nazario, 1996:83].

26 En un libro publicado en Cuba titulado Panchito, cacique de montaña. Testimonio guajiro taíno, el personaje protagónico, Francisco Ramírez, llamado por su comunidad con el tratamiento cariñoso de "Panchito", quien además se dice descendiente de indígenas cubanos, nos menciona muchos aspectos sobre algunos alimentos de origen indígena producidos por su incipiente agricultura: "se sembraba el maíz con coa, se sembraba mucho la yuca para hacer el tucunú". El autor de este libro es José Barreiro. Nacido en Camagüey, Cuba, en 1948, escritor, ensayista, editor de la revista Native Americas y de la Editorial Akwe: Kon, de la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York), coordinador de conferencias nacionales e internacionales y asesor de proyectos de pueblos indígenas en Norte, Centroamérica y el Caribe. En Cuba coorganiza el evento internacional "Legado Indígena del Caribe" que se lleva a cabo en la ciudad de Baracoa.

27 "'Palo puntiagudo para cavar la tierra' cuyo uso indígena documentan los cronistas de Indias" [Álvarez Navarro, 1996:78].

28 "Designación de la tierra de labranza de nuestros aborígenes" [ibid.].

29 "El nombre de tabaco 'cigarro', conservación del vocablo con el cual los aborígenes indoantillanos se referían, tanto al instrumento de aspirar el polvo derivado de la hoja seca de la planta narcótica cohoba o cohiba, como al rollo de hojas secas de la misma que usaban para fumar, habrá de ampliarse desde temprano, en el uso hablado de los españoles que se asientan en las Antillas para nombrar también a dicha planta"[op. cit.:76]; Bartolomé de las Casas [1953] documenta "son unas yervas secas metidas en una cierta hoja seca también, a manera de mosquete hecho de papel [...]; y encendido por una parte de él, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo [...]; estos mosquetes o como los llamáremos, llaman ellos tabacos".

30 Embarcación hecha del mismo tronco de un árbol, las había de muchos tamaños. Colón llegó a reportar una con 60 personas.

31 "'Canóa pequeña', 'embarcación pequeña, larga y estrecha, sin popa ni quilla'" [Álvarez Nazario, 1996:91].

32 Sección de "Las artes y embarcaciones de pesca marítima" [Atlas etnográfico:3].

33 "Cutara: f. Especie de calzado sencillo, sin talón y sin oreja a modo de chinela, tejido con fibras vegetales flexibles. Es confeccionada por algunas mujeres campesinas de las provincias orientales, principalmente la de Guantánamo".

34 "Guaniquiqui: m. Planta silvestre de ramas trepadoras (Chamissoa altissima; Tricho–stigma octandrum Lin.), que por la flexibilidad de sus bejucos, estos se destinan para obras de cestería, fundamentalmente para la confección de canastas y de asientos" [Cambiaso, 1988].

35 "Yuraguano: m. Nombre de varias especies de palmas (Coccothrinax spp.) que crecen en terrenos pedregosos y arenosos, cuyas fibrosas pencas son utilizadas para la confección de sogas y cestos, mientras que sus troncos se aprovechan para postes. De sus hojas se extrae un material, que se utiliza para rellenar almohadas y colchones. Su fruto sirve de alimento para el ganado porcino" [ibid.].

36 "Yarey: m. Palma indígena (Copernicia sp.) muy abundante en terrenos arcillosos del oriente cubano, cuyas hojas se utilizan en la fabricación de sombreros, cestos, serones, esteras, etc." [ibid.].

37 "Yagua: f. Tejido fibroso que cubre la parte superior del tronco de la palma. Es consistente, elástico, impermeable y fibroso. Se prefiere el de la palma real (Roystonea regia) para hacer tiras, que sirven para amarrar, confeccionar catauros, envases para el tabaco en rama, forrar techos y paredes de las viviendas rústicas, etc." [ibid.].

38 "Catauro: m. Tipo de cesta rústica hecha de yagua, que se utiliza en las zonas rurales para recoger y transportar distintos productos, como frutos, viandas, hortalizas, huevos, etc." [ibid.].

39 "Anacagüita: f. Nombre de diversas plantas y arbustos (Sterculia apetala, S. carthaginensis, Cordia sebestena, entre otras). Se les atribuyen propiedades y virtudes medicinales. Sus fibras son muy utilizadas en labores de cestería, principalmente en la confección de sombreros] [ibid.].

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