Introducción
Uno de los temas más frecuentes en los estudios sobre el reclutamiento de las élites parlamentarias, tanto en los trabajos clásicos1 como en las investigaciones más recientes,2 es la importancia que algunas profesiones poseen en la determinación del éxito de aquellos individuos que deciden seguir el camino de la política institucional. Ciertas ocupaciones tenderían a ser, para utilizar la expresión de Dogan (1999), verdaderos "viveros de políticos".
Según esta perspectiva, a lo largo de su vida profesional, los individuos adquieren determinadas habilidades que pueden ser reconvertidas para su uso eficiente en el universo político. Los casos clásicos, utilizados como ejemplos paradigmáticos por Weber (1994), son los periodistas y los abogados. La intimidad de esas talking professions con las mismas cualidades exhibidas en la vida política -la oratoria fácil, la predisposición para la defensa de causas, el conocimiento de la legislación- darían a esos profesionales una ventaja considerable para moverse en ese universo social altamente restricto y competitivo. De este modo, la "ocupación de origen" sería un factor muy importante para el éxito en la carrera política en general y, en particular, para el éxito electoral en las democracias.
Este artículo pretende probar empíricamente la influencia de las ocupaciones profesionales previas y su peso como recurso estratégico para influenciar sobre el éxito electoral en el Brasil del siglo XXI. Para ello, utilizamos las ideas de Norris (1997) y Lovenduski (1993) para quienes es posible diferenciar el potencial político de las ocupaciones ejercidas previamente por los candidatos a partir de los grados de "disposición para la política" que tales ocupaciones propician, esto es, de las diferentes capacidades sociales que cada tipo de ocupación ofrece a los candidatos en cuanto a su calificación para cargos políticos electivos.
La hipótesis a ser probada es que cuanto más alta es la disposición para la política de un determinado conjunto de ocupaciones, mayor será el éxito electoral de sus titulares. Esto quiere decir que ciertos atributos sociales pueden ayudar a comprender el éxito electoral -entendido como la variable dependiente en nuestro modelo-. Una hipótesis secundaria es que el ser hombre, no ser negro, y presentarse por medio de un partido político grande son factores intervinientes en el éxito político; esas características propias de los candidatos, sin embargo, siempre sufren el impacto de la ocupación profesional de origen.
El texto está dividido en cuatro partes. En la primera se presenta un balance de las principales líneas de interpretación de la literatura sobre reclutamiento político a fin de situar la originalidad de nuestro abordaje, más interesado en los atributos sociales que en el peso de las limitaciones institucionales. En la segunda se expone el modelo clasificatorio de ocupaciones utilizado en el análisis, de acuerdo con el mayor o menor nivel de afinidad social con la política institucional ("disposición política"); se describe cómo las ocupaciones de todos los candidatos que compiten para el cargo de diputado federal de Brasil en 2014 fueron clasificadas, discutiendo las fuentes de datos y sus limitaciones. En la tercera parte se presentan los resultados electorales de las ocupaciones según el modelo construido (baja, media o alta predisposición para la política), por género (masculino y femenino), por color de piel (negro y no-negro) y por el tamaño de partido político (grande o pequeño); en seguida se indaga en torno a si el tipo de ocupación afecta el éxito electoral teniendo como factores de testeo precisamente al género, el color de piel del candidato y el tamaño del partido. En la cuarta parte, a partir de la utilización de un modelo de regresión logística binaria, se presenta un modelo sobre el impacto de los tipos de ocupación sobre las posibilidades de éxito electoral.
Revisión de la literatura
A grosso modo, existen tres grandes líneas de interpretación para explicar el reclutamiento político. Una de ellas, fuertemente apoyada en la teoría de la acción racional, destaca el papel que la ambición del candidato parlamentario cumple en su carrera hacia posiciones cada vez más destacadas en términos de prestigio y poder.3 Otra línea de interpretación, vinculada al neoinstitucionalismo, sostiene que la disposición constitucional del sistema político y las reglas institucionales de una determinada organización política (parlamento, partido, etc.) condicionan el patrón de selección política: las estrategias de los actores son guiadas por ellas y el tipo de candidatos seleccionado por los partidos o la elección de un candidato parlamentario son producto de la acción de esas reglas.4 La tercera línea de interpretación coloca la mayor parte del peso en los atributos propios de los individuos (sexo, color, edad) y/o en atributos adquiridos, siendo el nivel de formación escolar alcanzado, el tipo de ocupación profesional ejercida, y el volumen de renta o de propiedad, los principales parámetros explicativos del reclutamiento político.5
[...] (1) stratification oriented hypotheses seeking to establish a relationship between social status , as determined by education, income, ethnic origin, or occupation, and the chances of access to political office; (2) hypotheses pointing toward the relevance of certain personal attributes and skills , often associated with specific occupations . Evidence from the United States and other Western countries has confirmed that 'status is transferable' and that political office is more accessible to those who dominate the values held dear by society (Czudnowski, 1972: 561; el énfasis es nuestro).
Sin embargo, algunos estudios sobre el funcionamiento de las democracias occidentales publicados en los años 90 descubrieron que el peso de los recursos sociales en el proceso de reclutamiento habría disminuido. Norris y Lovenduski (1993) mostraron que, al menos en el caso del Reino Unido, factores como el tipo de ocupación, el nivel de escolaridad, el sexo o el rango etario tuvieron poco o ningún impacto en la selección de los candidatos por parte de los partidos para la composición de sus listas. En cambio, condicionantes políticos como la experiencia previa en cargos durante las etapas iniciales de la carrera, la dedicación al partido y la persistencia en la causa, fueron fundamentales para el éxito electoral. Lo que se comprueba es que el éxito en la carrera mantiene una relación directa con la acumulación de mandatos. El éxito político estaría ligado, antes que nada, a la profesionalización política y no al background social.6
Como la profesionalización política ha ocurrido, principalmente, dentro de los propios partidos políticos -con la creciente parlamentarización de sus cúpulas directivas-, Norris y Lovenduski (1993) han afirmado que la variable más importante para determinar la transición de aspirante a candidato es el tiempo de dedicación invertido por el interesado en la organización partidaria. Eso se debe a la presencia inevitable de los partidos en la vida política democrática, particularmente como canales de reclutamiento de aquellos que irán a ejercer una función representativa.
En algunos países, como es el caso de Brasil, los partidos son la única institución legalmente autorizada para ejercer esa función.7 Toda vez que esas organizaciones monopólicas están profundamente insertas en la vida política, la dinámica electoral y la administración del Estado, los partidos políticos demandarían cada vez más profesionales capaces de gerenciar la organización y discutir cuestiones exclusivas del mundo de la política. Sería entonces gracias a la vida partidaria, que el proceso de reclutamiento de los más aptos para la política estaría ocurriendo, en un proceso de retroalimentación.
Braga (2008), Amaral (2011) y Ribeiro (2014) han afirmado que, al contrario de la visión difundida sobre los partidos brasileños, existe una vida partidaria activa por parte de los afiliados y de los liderazgos. Esto, claro está, no transforma a los partidos políticos de Brasil en partidos europeos de masa, pero sugiere que son más que organizaciones puramente electorales, como afirma la literatura extranjera.8 Bolognesi y Medeiros (2014) constataron, por ejemplo, la importancia de la actividad partidaria como factor de inducción de los afiliados a la profesionalización política, lo que tendería a reducir la importancia de las profesiones anteriores (y exteriores) a la política como una plataforma decisiva para su lanzamiento en la política institucional. Otros estudios nacionales han apuntado desde hace ya algún tiempo hacia la creciente importancia de contar con una carrera política en la determinación de las posibilidades de éxito de los competidores, en detrimento del poder explicativo de las profesiones tradicionalmente consideradas como favorables a la política.9
Por lo tanto, la capacidad explicativa que poseen los atributos y recursos sociales de ciertos individuos parece ser reducida en el mainstream de la ciencia política internacional; sin embargo, lo que se afirma aquí es que las posiciones sociales de origen cuentan en el reclutamiento político -o en el impedimento de acceso a las posiciones de élite- desde que se utiliza un criterio de análisis más sociológico que sociográfico, privilegiando las "disposiciones sociales adquiridas a lo largo de la vida" cuando se aborda la variable "ocupación profesional previa a la carrera parlamentar". En ese sentido, es preciso construir categorías nuevas para clasificar las profesiones de origen. Ellas deben estar basadas en atributos asociados a las ocupaciones, considerando tanto las condiciones materiales de los practicantes o la legitimidad simbólica de sus titulares, cuanto las predisposiciones socialmente construidas que facultan y promueven el ingreso al mundo político. Así, en la próxima sección, proponemos un modelo para evaluar el peso de las ocupaciones en la producción de ciertas afinidades de disposición para la política.
Materiales y métodos: el modelo y las fuentes de estudio
Sistematizando el conjunto de atributos encontrados por Norris y Lovenduski para los candidatos al Parlamento británico a inicios de los años 90, Codato, Costa y Massimo (2014) establecieron tres criterios ligados a la ocupación del aspirante a un cargo electivo, los cuales miden las oportunidades ofrecidas por el sistema de relaciones sociales en que ellos se encuentran insertos a fin de calcular su potencial de éxito político: a) el tipo de carrera profesional, b) el estatus social de la ocupación, y c) la afinidad de la ocupación con la actividad política. De este modo, lo que se pretende es determinar los grados de "disposición para la política" propiciados por las ocupaciones que los candidatos dicen ejercer.
El primer criterio, el tipo de carrera profesional, estima cuánto un determinado candidato, en función de su ocupación de origen, consigue controlar su jornada de trabajo, disfrutar de vacaciones extensas, poseer independencia financiera y autonomía profesional. El segundo criterio, el estatus social, estima la posición (más alta o más baja) de una determinada ocupación frente a otras de acuerdo con el reconocimiento y el prestigio social que le atribuye una comunidad. Finalmente, el tercer criterio, la afinidad con la actividad política, estima cuánto una determinada ocupación puede permitir una mayor familiaridad con la maquinaria pública, o bien la posibilidad de establecer una red de contactos importantes en el medio político.
Como resultado de la combinación de esos criterios, fueron generadas cuatro categorías de análisis: 1) las profesiones con alta disposición para la actividad política, donde se verifica la presencia clara de los tres criterios (es el caso, por ejemplo, de abogados, fiscales, médicos, diplomáticos, ocupantes de cargo por designación política, etcétera); 2) las profesiones con media disposición para la política, en las que se presentan dos de los tres criterios (como es el caso de empresarios urbanos, profesores de nivel superior, periodistas, conductores de radio, economistas, etcétera); 3) las profesiones con baja disposición para la política, cuando apenas se presenta uno de los criterios (por ejemplo: ingeniero, policía, profesor de enseñanza de nivel medio, empresarios rurales, etcétera), y 4) las profesiones sin disposición para la política, en el caso de la ausencia de los tres criterios (tales como empleado administrativo, trabajador de la construcción civil, cartero, camarero, empleado doméstico, trabajador de transporte público, etcétera).
Para operacionalizar ese tipo de análisis, utilizamos el banco de datos del Supremo Tribunal Electoral de Brasil (TSE) para los candidatos a diputado federal de 2014, puntuando cada una de las 273 ocupaciones declaradas por los 5 219 candidatos de cero a tres, de modo que ser poseedor de cada uno de los criterios establecidos otorga un punto por cada ocupación.10 Utilizamos como fuente para discriminar las ocupaciones de los candidatos, aquella que estos declararan en el acto de inscripción como candidatos para las elecciones de 2014.
Las informaciones reunidas y divulgadas por el TSE son frecuentemente muy descriptivas y no dicen mucho sobre los competidores más allá de sus características sociales más usuales (sexo, edad, situación conyugal, ocupación, color de piel, ciudad y provincia de origen, etcétera). Así mismo, esta información resulta útil para los tipos de prueba que estamos proponiendo, ya que describen todo el universo de los candidatos y de los que han sido electos. Las informaciones contenidas en el Repositorio de Datos Electorales del tse son provistas por los candidatos a través del CandEx (el sistema de registro de candidaturas adoptado por el órgano electoral brasileño). Eso podría producir un típico problema de confiabilidad de las fuentes, pero como se trata de un N de 5 219 individuos (el universo de los candidatos a diputado federal en 2014) descontados los candidatos a reelección y los políticos profesionales, asumimos que las imprecisiones que pudieran existir en estos datos presentan una varianza que sigue una distribución normal, lo que hace que el problema de confiabilidad no resulte significativo y las posibles interferencias en los resultados resulten aceptables.
Como ejemplo del resultado obtenido por nuestro modelo, las ocupaciones con título universitario (tales como ingeniero, arquitecto, geógrafo, etcétera) fueron tratadas como de estatus social alto;11 pero por no disponer de tiempo libre ni de una red de contactos políticos, fueron clasificados como ocupaciones con baja disposición política. Una situación similar obtienen las amas de casa que no poseen habilidad para la política institucional ni estatus social, pero pueden gozar de cierta flexibilidad para administrar su jornada de trabajo (pueden posponer tareas, delegar, etcétera), obteniendo, por lo tanto, un punto en nuestra calificación. En general, los trabajadores manuales y técnicos no cumplen ninguno de los criterios, de modo que obtienen la puntuación más baja de cero puntos, lo que se traduce como "ninguna disposición para la política". Por otro lado, los abogados, economistas, fiscales y pastores fueron clasificados como poseedores de una alta disposición para la política, ya que frecuentemente cuentan con una carrera flexible (las dos primeras se tratan de profesiones liberales y/o profesores de cursos de nivel superior), disponen de habilidades propicias para el mundo político y cuentan con un alto estatus social.12
Otros estudios han revelado que el proceso de formación de la lista de candidatos en los partidos brasileños, a pesar de los filtros que allí operan, no es un proceso que resulte muy excluyente, si bien tampoco resulta completamente abierto;13 en este sentido, tampoco resulta sorprendente que un número significativo de personas (88.1%) esté en condiciones clasificadas como ninguna, baja o media disposición para la política. Sabemos que varias de esas candidaturas son pro forma , particularmente en el caso de las mujeres, ya que la necesidad de cubrir las cuotas de género obligatorias14 lleva a los partidos a buscar candidatos que, efectivamente, no pretenden dedicarse a la política ni tienen posibilidades reales de ser elegidos, y en los cuales el partido tampoco pretende invertir. Eso ciertamente se repite en el caso de otras ocupaciones. La entrada o no en la lista electoral no es un filtro para que la disposición de las ocupaciones para la política hagan alguna diferencia concreta, al contrario de lo que se encontró en el caso del Reino Unido (Norris y Lovenduski, 1997).
El universo de los candidatos a diputado federal en Brasil en 2014 posee una distribución razonablemente equilibrada entre las tres primeras clases (ninguna, baja y media) y existe una minoría de 11.9% de individuos con alta disposición para la política según nuestro criterio, como puede observarse en el gráfico 1.
Resultados y discusión
El peso de la mayor o menor propensión para la política parece tener una diferencia concreta cuando se trata de participar en la contienda con el objetivo de vencer. A fin de lograr una mayor parsimonia en el análisis, sumamos las categorías "baja" y "ninguna" disposición para la política en la categoría "baja" para todas las pruebas.
El límite estadísticamente significativo nos permite afirmar que no hay aleatoriedad en la distribución de los datos, pudiéndose interpretar la superación de los residuos por cima (positiva o negativamente) del límite crítico de 1.9615 como una asociación del tipo chi-square . El valor positivo del coeficiente gamma indica una asociación directamente proporcional entre las categorías. Cuanto más se camina en la dirección de la categoría "electo", más se aproxima en la dirección de las categorías de "alta disposición para la política"; resultando lo contrario también verdadero. Los números revelan, por medio del uso de los residuos estandarizados ajustados, que existe una asociación entre las categorías de variables que componen la tabla de contingencia. La asociación entre las variables "resultado electoral" (ser o no electo) y la inclinación de las ocupaciones para la política ("baja", "media" y "alta") está presente y se concentra especialmente en ocho celdas.
Podemos percibir así que existe una fuerte asociación negativa entre las ocupaciones con baja disposición para la política y el éxito electoral (residuos de -7.3 para la relación entre ocupaciones con "baja predisposición" y "ser electo"). Por otro lado, las ocupaciones con "alta disposición" están positivamente asociadas al éxito electoral (residuos de +2.8) y negativamente asociadas con el fracaso electoral (-9), aunque en este caso la asociación se presente con menor intensidad que en los otros casos.
La relación entre las categorías de la tabla 1 queda especialmente evidente en función de los efectos del sistema electoral. Los primeros electos son aquellos que consiguen una votación individual elevada, terminando en las primeras posiciones de las listas electorales finales.16 A continuación, aparecen los electos por media, que consiguieron entrar por el desempeño general de su partido o coalición; o sea, que fueron beneficiados por el desempeño agregado en la votación. Por último, aparecen los no electos, aquellos que no consiguieron ni un buen desempeño individual, ni pudieron contar con la fuerza electoral de su partido o coalición. Observando la jerarquía entre los electos por media y los no electos, vemos que los residuos estandarizados de las ocupaciones de alta disposición para la política pasan de +2.8 para -9 de forma intervalar, pero con un gran salto entre las dos puntas de la columna ("electos por buen desempeño individual" y "derrotados"). Así, provenir de ocupaciones con disposiciones más elevadas aparece como un elemento importante para el éxito electoral (residuos de +2.8) en las elecciones para diputado federal de 2014.
Resultado electoral | Disposición política | |||
---|---|---|---|---|
Baja | Media | Alta | Total | |
No electo | 56.1% | 28.6% | 10.4% | 95.2% |
8.1 | -2.4 | -9 | ||
Electo por media | 0.2% | 0.4% | 0.2% | 0.8% |
-3.4 | 2.2 | 2 | ||
Electo | 1.4% | 1.4% | 1.1% | 4.1% |
-7.3 | 1.6 | 2.8 | ||
N | 3 013 | 1 586 | 620 | 5 219 |
57.7% | 30.4% | 11.9% | 100.0% |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (UFPR), a partir de datos del TSE Coef. gamma=0,431; p value<0,000.
Variables intervinientes: sexo, color de piel y partido
¿Existe una relación entre el nivel de disposición para la política con el género de los candidatos (si se trata de hombre o mujer), con su color de piel y con el partido al cual pertenecen? ¿Cuánto impactan estas condiciones en el triunfo o fracaso electoral? Antes de responder a estas cuestiones, es preciso justificar porqué es útil vincular analíticamente otros atributos políticos y sociales a las ocupaciones.
Los estudios que han analizado la interacción entre el género y la política han mostrado que, a excepción de las mujeres que ingresan en la arena política sobre la base de un capital social propio, aquellas que ejercen una doble jornada de trabajo poseen una baja disposición para la política. Éstas carecen de un atributo esencial para participar activamente del juego y, con eso, tener alguna posibilidad de éxito electoral: tiempo disponible para dedicarse a la causa y tareas partidarias.17 Lo que nos interesa analizar aquí es si esa imposibilidad también es reforzada por las ocupaciones que ellas ejercen fuera de casa.
Las elecciones de 2014 fueron las primeras elecciones en las cuales la información sobre el color de piel de los candidatos estuvo disponible.18 Con este dato podremos estudiar más sistemáticamente una cuestión típica de representación descriptiva: la enorme distancia que existe entre las características sociales y demográficas de los representantes políticos con las de sus representados (Campos y Machado, 2014). La sobrerrepresentación de blancos y la subrepresentación de los afrobrasileños, pardos, amarillos e indígenas en la Cámara de Diputados no ha sido suficientemente documentada. A pesar de ello, las estimaciones han mostrado que entre las elecciones de 1982 y las de 1988, apenas 29 diputados negros ocuparon una curul en la Cámara Baja (Johnson III, 2000). En 2010, la situación mejoró considerablemente: fueron elegidos 43 diputados federales negros (União de Negros pela Igualdade, UNENGRO, 2011), pero este número no es ni 10% de las 513 curules disponibles. En 2014 fueron electos 22 diputados negros (4.3% de las vacantes). ¿Hasta qué punto el sesgo "racial" interfiere tanto en el proceso de selección de los candidatos como en la distribución de los recursos financieros y materiales por los partidos políticos? ¿En qué medida las diferencias de capital social (estatus, renta, educación y profesión) actúan como factor de exclusión de la política? A excepción de los estudios pioneros y exploratorios de Meneguello, Speck, Sacchet, Henrique dos Santos y Gorski (2012) y de Campos y Machado (2015), todo ello todavía espera ser analizado. Una forma posible de comenzar a estudiar ese punto, es a partir de la profesión u ocupación que estos candidatos declararan ejercer.
Con relación a los partidos políticos, investigaciones recientes han hecho eco del estudio clásico de Panebianco (2005), enfatizando la importancia de analizar las estructuras internas de los partidos "como organización",19 y no solo su actuación en las arenas electorales y legislativas -como ha sido el caso de los estudios en Brasil-. Lo que importa sobre la organización partidaria es que, como apuntan Tavits (2013), Calvo y Murillo (2004) y Guarnieri (2012), los partidos políticos dotados de fuerza organizacional presentan una mayor probabilidad de éxito electoral; consecuentemente, lo opuesto también resulta verdadero. Uno de los papeles más importantes de los partidos políticos es el de la selección de los individuos que compondrán la lista de candidatos a fin de acaparar la mayor cantidad de votos y conseguir maximizar la cantidad de curules conquistadas.20 La selección de candidatos de acuerdo a su perfil y características es un proceso que ocurre al interior de la organización.21 Nuestro interés, por lo tanto, es saber si en el proceso de formación de las listas los partidos discriminan o atraen candidatos en función del tipo de ocupación que ejercen y si el tipo de ocupación previa exigida por el candidato está asociado al tamaño del partido.
En resumen, para saber si las ocupaciones previas están asociadas al éxito electoral, una buena prueba buscaría analizar si éstas atenúan las dificultades imputadas a cierta condición de género, color de piel y organizacionales que determinados candidatos enfrentan cuando disputan un cargo electivo. Eso es lo que haremos a continuación.
Hombres y mujeres
Los datos con relación al sexo de los candidatos a diputado federal de Brasil en 2014 y su cruce con las profesiones con mayor o menor disposición para la política pueden ser vistos en la tabla 2.
Disposición política | Sexo | ||
---|---|---|---|
Feminino | Masculino | Total | |
Alta | 2.5% | 9.4% | 11.9% |
-6.2 | 6.2 | ||
Media | 6.7% | 23.7% | 30.4% |
-9.7 | 9.7 | ||
Baja | 22.4% | 35.3% | 57.7% |
13.2 | -13.2 | ||
N | 1 647 | 3 572 | 5 219 |
29.6% | 70.4% | 100.0% |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (UFPR), a partir de datos del TSE. Coef. gamma=0,357; p value<0,000.
En total, 1 723 mujeres se presentaron para la Cámara Federal brasileña en 2014. El mayor contingente de las profesiones declaradas entre éstas fue el de "amas de casa" (6.4%), seguidas por el de "abogadas" (5.6%), "empresarias" (4.7%), "estudiantes" (4.7%), "profesoras de nivel medio" (4.5%), "profesoras de nivel superior" (3%) y "personal administrativo" (2.3%). A excepción de las abogadas y empresarias, actividades que cuentan con alta y media disposición para la política, la gran mayoría de las ocupaciones puede ser clasificada como con ninguna o baja disposición para un desempeño exitoso en la política electoral. De este modo, las mujeres no solo deben enfrentar la barrera del trabajo doméstico y el prejuicio de género, sino que también las ocupaciones en las cuales se concentran son exactamente aquellas que reúnen las peores condiciones para el ejercicio de la actividad política; contando con limitaciones de tiempo para la militancia, bajo prestigio social, poca o ninguna posibilidad de establecer redes de contacto relevantes en ese universo, etcétera.
Los datos de la tabla 2 muestran una fuerte relación positiva entre las ocupaciones con baja disposición para la política y el sexo femenino (13.2). En la dirección opuesta, las mujeres están relacionadas negativamente con ocupaciones con alta y media disposición para la política (-6.2 y -9.7 respectivamente). Exactamente lo contrario ocurre entre los candidatos de sexo masculino. El valor del coeficiente gamma apunta hacia que, en la medida en que nos dirigimos hacia profesiones con alta disposición para la política, crece el contingente masculino de candidatos (9.4% de hombres contra 2.5% de mujeres). Incluso en profesiones con media disposición (comunicadores, publicistas, servidores públicos, profesores de nivel superior, etcétera), la cantidad de mujeres que disputan una curul está muy por debajo de lo esperado (residuos estandarizados ajustados de -9.7).
Ahora bien, ¿cuál sería el impacto de las ocupaciones en el desempeño electoral de hombres y mujeres?
La tabla 3 revela el peso de las ocupaciones previas en la determinación de las oportunidades de éxito electoral, incluso para las candidatas quienes, por su condición de género, se encontrarían en desventaja con respecto a sus competidores. O sea, incluso en el caso de las mujeres, ejercer previamente a su candidatura una ocupación con alta disposición para la política está positivamente asociado al éxito electoral, con residuos estandarizados de +3.6 y negativamente asociado la condición de no electo, con residuos de -3.6. La relación se invierte cuando observamos las profesiones con baja disposición para la política, pues apenas 0.7% de las mujeres con baja disposición vencieron en las elecciones de 2014. Para los candidatos de sexo masculino los hallazgos son parcialmente semejantes. En este caso, existe una fuerte asociación positiva (+7.4) entre ejercer una ocupación previa con alta disposición para la política y ser electo; y una fuerte asociación negativa (-7.4) para los candidatos derrotados. De ese modo, el patrón encontrado en el caso de las mujeres se repite en el caso de los hombres. Aquellos detentores de oficios con baja disposición para la política, aun siendo del mismo sexo masculino, encontraron dificultades para ser electos (residuos negativos de -6 para hombres electos con baja disposición). Sin embargo, la diferencia entre los residuos positivos de hombres y mujeres electos con ocupaciones de alta disposición para la política (7.4 para hombres y 3.6 para mujeres) sugiere que, en el caso de las mujeres, el impacto de las ocupaciones sobre el éxito o fracaso electoral es todavía más importante. A pesar de que esa asociación es menor en el caso de las mujeres, resulta más importante porque atenúa las dificultades imputadas a la condición de género. Lo que en el caso de los hombres resulta en una ventaja adicional sobre una condición ya favorable, en el caso de las mujeres opera como un atenuante.
Sexo | Disposición política | Resultado electoral | ||
---|---|---|---|---|
No electo | Electo * | Total | ||
Feminino | Baja | 70.3% | 0.7% | 71% |
3.5 | -3.5 | |||
Media | 20.7% | 0.5% | 21.3% | |
-1.5 | 1.5 | |||
Alta | 7.3% | 0.4% | 7.8% | |
-3.6 | 3.6 | |||
N | 1 620 | 27 | 1 647 | |
98.4% | 1.6% | 100.0% | ||
Masculino | Baja | 49.6% | 2% | 51.6% |
6 | -6 | |||
Media | 32.2% | 2.4% | 34.6% | |
-1 | 1 | |||
Alta | 11.9% | 1.9% | 13.8% | |
-7.4 | 7.4 | |||
N | 3 346 | 226 | 3 572 | |
93.7% | 6.3% | 100.0% |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (UFPR), a partir de datos del TSE *electos y electos por media
Coef. gamma (fem)=0,544; p value< 0,000
Coef. gamma (masc)=0,396; p value<0,000
Color de piel y desempeño político
En lo que respecta al color de piel, los datos pueden observarse en las tablas 4 y 5. Siguiendo lo esperado, los residuos estandarizados ajustados revelan una mayor concentración de candidatos negros en las ocupaciones con baja disposición para la política (4.0)22 y, al contrario, una menor presencia de estos candidatos en las ocupaciones con alta disposición para la política (-4.0). El valor del coeficiente gamma , al igual que en el caso de las mujeres, indica que en la medida en que nos dirigimos hacia una alta disposición para la política, se presenta una disminución en la presencia de candidatos negros, comparada con los candidatos no negros.
Disposición política | Color de piel | ||
---|---|---|---|
No negro | Negro | Total | |
Baja | 51.2% | 5.8% | 57.7% |
-4.0 | 4.0 | ||
Media | 24.8% | 2.4% | 30.4% |
1.5 | -1.5 | ||
Alta | 11.2% | .6% | 11.9 |
4.0 | -4.0 | ||
N | 4 704 | 515 | 5 219 |
90.1% | 9.9% | 100.0% |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (UFPR), a partir de datos del TSE.
Coef. gamma = -0,200; p value < 0,000.
¿Cual sería el impacto de las ocupaciones en el triunfo electoral de los candidatos según el color de piel?
Color de piel | Disposición política | Resultado electoral | ||
---|---|---|---|---|
No electo | Electo | Total | ||
No negro | Baja | 55.1% | 1.7% | 56.8% |
7.9 | -7.9 | |||
Media | 28.8% | 1.7% | 30.7% | |
-2.3 | 2.3 | |||
Alta | 10.9% | 1.6% | 12.5% | |
-8.5 | 8.5 | |||
N | 4 461 | 243 | 4 704 | |
94.8% | 5.2% | 100.0% | ||
Negro | Baja | 65% | 1% | 66% |
1.1 | -1.1 | |||
Media | 27.0% | 0.6% | 27.6% | |
-0.,2 | 0.2 | |||
Alta | 6% | 0.4% | 6.4% | |
-1.8 | 1.8 | |||
N | 505 | 2 | 515 | |
98.1% | 1.9% | 100.0% |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (UFPR), a partir de datos del TSE.
Coef. Gamma (no negros)=0,459; p value<0,000 / Coef. Gamma (negros)=0,349; p value<0,000.
La tabla 5 nos lleva a dos conclusiones inevitables: en el caso de los candidatos negros, incluso aquellos que ejercen una ocupación con alta disposición para la política (apenas 6.4%) no están positivamente asociados con la victoria electoral (residuos ajustados de 1.8); y tampoco existe una asociación entre ocupaciones con baja y media disposición para la política de candidatos negros y el éxito o fracaso electoral. En definitiva, en el caso de candidatos negros, el tipo de ocupación que ejercen en nada interfiere con su destino electoral. Entre los candidatos no negros los resultados son radicalmente diferentes: existe una fuerte asociación positiva entre ejercer ocupaciones previas con alta y media disposición para la política y ser electo (+8.5 y +2.3 respectivamente); inversamente, existe una asociación negativa entre ocupaciones con baja disposición y la condición de ser electo (-7.9), y finalmente una asociación positiva entre este mismo tipo de ocupaciones y la condición de no electo (7.9). Los datos sugieren, por lo tanto, que mientras que en el caso de las mujeres la ocupación previa con alta disposición para la política podría atenuar la condición de género como un impedimento para el éxito electoral, para los negros, la condición racial anula los efectos positivos de ese recurso social.
El papel de los partidos políticos
En lo que se refiere a los partidos políticos, podemos detectar que allí también la relación entre el tipo de ocupación -según nuestra clasificación- y el tamaño de partido (si es grande o pequeño), no resulta aleatoria.
En Brasil, consideramos partidos grandes a aquellos que poseen una representación de un mínimo de 3% en la Cámara de Diputados durante el año anterior a la elección: Partido dos Trabalhadores (PT); Partido do Movimento Democrático Brasileiro (PMDB); Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB); Partido Social Democrático (PSD); Partido da República (PR); Partido Socialista Brasileiro (PSB); Partido Trabalhista Brasileiro (PTB); Partido Democrático Trabalhista (PDT); Democratas (DEM); Partido Progressista (PP). Esa elección no es aleatoria. El valor de 3% es lo que define que el partido sea efectivo en 2014, conforme al indicador clásico de número de partidos parlamentarios.23 Existen múltiples formas de clasificar el tamaño de un partido: electoralmente, organizacionalmente o legislativamente, pero optamos por el criterio electoral por ser coherente con dos aspectos del presente artículo: en primer lugar, nuestro objetivo es el de comprender el éxito electoral y sus condicionantes; en segundo lugar, por haber definido como "partidos grandes" a aquellos que alcanzan cierto nivel de desempeño electoral. Está implícito que el desempeño electoral superior de estos partidos está directamente asociado con su fuerza estructural para maximizar bancadas y establecer estrategias electorales más eficientes, independientemente de los medios por los cuales lo realizan, sea por la vía de la personalización de las candidaturas, por la movilización de las organizaciones de base, por la tecnificación de las campañas electorales o por otros medios.
Como puede observarse, la asociación es básicamente inversa. Los partidos pequeños enlistan más candidatos provenientes de ocupaciones con baja disposición para la actividad política (+4.5), mientras que entre los partidos grandes sucede lo contrario, ya que ofrecen mayores oportunidades a quienes cuentan con las ocupaciones con alta disposición (+6.0). Los partidos grandes alistan prácticamente a la mitad de los candidatos con ocupaciones con baja disposición (20.7%) comparados con los partidos pequeños (37.0%).
Esto sucede, probablemente, porque los partidos grandes tienen una capacidad organizacional que les permite tanto diseñar estrategias políticas claras24 como garantizar la inscripción en la lista electoral de individuos dotados de las habilidades necesarias para actuar en favor de la organización partidaria. Por el contrario, los partidos pequeños en Brasil son una especie de "empresa familiar" u organización de único dueño, lo que Coppedge (1998) llama "partidos personalistas" que, como no poseen ni una estructura ni una ventana de oportunidades a ofrecer, en su gran mayoría apenas sirven de plataforma de lanzamiento para que ciertos individuos puedan aventurarse a competir por cargos en los cuales se representan a sí mismos, o bien como moneda de cambio en las coaliciones electorales, negociando los pocos votos que consiguen acumular y, principalmente, la cesión del tiempo de propaganda política en la televisión.25 Los residuos ajustados de 6.0 positivos en ocupaciones con alta disposición para la política en los partidos grandes y los negativos (-6.0) en los pequeños, apenas refuerzan la capacidad de reclutamiento del partido grande en Brasil de estos cuadros más allá de lo esperado, ofreciendo estructura partidaria para la promoción de aquellos que todavía no detienen un mandato electivo, pero que ya poseen cualidades profesionales prometedoras para seguir una carrera política. Al mismo tiempo, los partidos grandes parecen preferir no invertir sus recursos organizacionales en individuos desprovistos de tales cualidades y, por consiguiente, con menor probabilidad de dedicarse a la organización y profesionalizarse en la política (residuos de -4.5 en profesiones de baja disposición política).
El ejercicio de una ocupación que reúna atributos generadores de una alta inclinación para la política (carrera flexible, estatus social alto y afinidades de disposición) es un recurso político asociado positivamente con el éxito electoral, tanto en candidatos de pequeños partidos (+3.8) como en candidatos de partidos grandes, incluso considerando que en este último la asociación es considerablemente más fuerte (+6.7). En los dos casos, la asociación se invierte cuando analizamos las ocupaciones con baja disposición para la política y, una vez más, ésta es más fuerte entre los partidos grandes. Por lo tanto, así como en el caso de las mujeres (pero no en el caso de los candidatos negros), la desventaja de ser candidato de un partido pequeño puede ser atenuada en función del tipo de ocupación previa ejercida.
Profesionalización , ma non tutti
Gran parte de la literatura discutida al inicio del presente artículo apunta hacia la creciente profesionalización del campo político y, consecuentemente, hacia la disminución del peso de las variables societales en la explicación del éxito electoral, inclusive en Brasil. No disentimos de esos hallazgos, pero nuestros datos revelan que, aun con el oligopolio de la política en manos de los políticos de carrera, las variables societales son importantes para entender el proceso de ingreso al campo político. Entre estas variables, una de las más relevantes es la ocupación previa ejercida por los candidatos y su potencial para favorecer o impedir una carrera exitosa. Con la finalidad de medir el impacto de diversos factores en las oportunidades de triunfo electoral, probamos un modelo de regresión combinando cuatro variables independientes: 1) ejercer una ocupación profesional con media o alta disposición para la política; 2) ser mujer; 3) ser negro y 4) pertenecer a un partido político grande.
Es preciso hacer una aclaración en cuanto a la posible endogeneidad de algunas variables del modelo. La prueba demostró que al incluir como covariante el factor "educación" (nivel de educación: poseer o no poseer diploma de un curso superior), éste presenta endogeneidad con las ocupaciones agregadas, de modo que sólo el nivel escolar de nivel superior presenta significancia estadística de la variable tomada individualmente, y afecta de modo considerable el coeficiente de las variables ocupacionales. Eso quiere decir que se trata de un falso descubrimiento estadístico, que sucede porque nuestra agregación de las ocupaciones por disposición para la política definió "poseer cursos de nivel superior" como señal de alto estatus social, lo que nos obligó a retirar la variable de nivel educacional del modelo. Las pruebas de especificación y ajuste de datos del modelo (Omnibus y Hosmer-Lemeshow ) apuntan a que éste se encuentra en conformidad con los valores de significación estadística, aceptando la hipótesis nula en el primero y rechazando el segundo, α a 0.05. Inclusive observando que el poder explicativo del modelo presenta un Nagelkerke r2 = 0.139, podemos afirmar que éste posee una capacidad explicativa bastante razonable.
Al observar el modelo de regresión logística, vemos que todas las variables presentan una estadística individual significativa, lo que normalmente indica un modelo con un buen poder predictivo en relación con el vínculo entre las variables independientes y la variable dependiente.
Nuestras pruebas confirman que las ocupaciones con alta disposición para la política tienen una importancia significativa en la determinación del éxito político. La odds-ratio 27 de esa variable sugiere que los individuos titulares de ocupaciones con alta disposición poseen cierta capacidad para desafiar incumbents y políticos de larga carrera garantizando, mínimamente, la renovación de las bancadas en la Cámara de Diputados. Adicionalmente, es importante observar que no solo las ocupaciones con alta disposición, sino también con la categoría "media disposición para la política", producen algún tipo de impacto. Esta última aumenta en poco más de 80% la probabilidad de que un candidato con ese tipo de ocupación pueda salir victorioso en las elecciones, frente a las ocupaciones de baja disposición, que es utilizada como categoría de referencia. Así, ciertas ocupaciones previas declaradas por los candidatos a diputado en Brasil producen impacto, revelando la permeabilidad del sistema político a las variables ocupacionales ("sociales") exógenas.
El segundo hallazgo a destacar es que formar parte de un partido grande probablemente adiciona un elemento estratégico a la campaña electoral.28 Estos han sido los partidos que consiguieron consolidarse en el escenario nacional,29 ofreciendo mayores oportunidades para la elección de sus candidatos ya que disfrutan de una ventana de oportunidades en el sistema y poseen mayor número de escaños en la Cámara de Diputados. Los partidos grandes, como se sabe, poseen mayor capacidad de captación de recursos, movilizan comités locales, comprometen a sus afiliados, participan en los gobiernos provinciales y municipales, gozan de una gran porción del presupuesto partidario, entre otras facilidades políticas que aumentan su desempeño en relación con los partidos pequeños (que, además de lo anterior, son perjudicados por el sistema de polling de las bancadas legislativas.30 De ese modo, si conjugamos los resultados de nuestro modelo con el hecho de que las ocupaciones con alta disposición para la política están positivamente asociadas con los partidos grandes (tabla 6), podemos afirmar que por lo menos en la arena electoral, las grandes organizaciones partidarias parecen contar con un papel central al mostrarse capaces de seleccionar individuos con ocupaciones que aumentan las probabilidades de éxito en las contiendas electorales. En estos casos se genera un círculo virtuoso en que los partidos brindan recursos organizacionales a los reclutados y estos les retribuyen con estatus, tiempo y expertise a la organización. Los partidos brasileños parecen, entonces, ser capaces de leer el sistema político y concentrar sus esfuerzos en candidatos capacitados al seleccionar individuos con ocupaciones que aumentan sus posibilidades de triunfo en las contiendas electorales.
Disposición política | Tamaño de partido | ||
---|---|---|---|
Pequeño | Grande | Total | |
Baja | 37.0% | 20.7% | 57.7% |
4.5 | -4.5 | ||
Pequeño | Grande | Total | |
Media | 18.5% | 11.9% | 30.4 |
-0.7 | 0.7 | ||
Alta | 6.0% | 5.9% | 11.9% |
-6.0 | 6.0 | ||
N | 3 208 | 2 011 | 5 219 |
61.5% | 38.5% | 100.0% |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (UFPR), a partir de datos del TSE
Coef. gamma=0,140; p value< 0,000.
Tamaño del partido político | Disposición política | Resultado electora | ||
---|---|---|---|---|
No electo | Electo | Total | ||
Partidos pequeños | Baja | 59.3% | 0.9% | 60.2% |
3.9 | -3.9 | |||
Media | 29.1% | 0.9% | 30.0% | |
-1.6 | 1.6 | |||
Alta | 9.2% | 0.5% | 9.8% | |
-3.8 | 3.8 | |||
N | 3 133 | 75 | 3 208 | |
97.7% | 2.3% | 100.0% | ||
Partidos grandes | Baja | 51.1% | 2.7% | 53.8% |
6.4 | -6.4 | |||
Media | 27.7% | 2.7% | 25.9% | |
-1.7 | 1.7 | |||
Alta | 12.4% | 2.9% | 15.3% | |
-6.7 | 6.7 | |||
N | 1 833 | 178 | 2 011 | |
91.1% | 8.9% | 100.0% |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (UFPR), a partir de datos del TSE
Coef. gamma (peq.)=0,400; p value<0,000. / Coef. gamma (gde.)=0,448; p value<0,000.
Odds ratio(%) | s.e. | Wald | |
---|---|---|---|
Media disposición* 26 | 87.5 | 0.157 | 12.908 |
Alta disposición* | 231.6 | 0.171 | 48.988 |
Ser mujer* | -71.4 | 0.210 | 36.458 |
Ser negro** | -51.7 | 0.331 | 4.844 |
Estar en partido grande* | 284.9 | 0.143 | 88.812 |
Constante | β=-5.091 | 0.230 |
Fuente: Observatory of social and political elites of Brazil (ufpr), a partir de datos del tse.
*p value < 0,000 / **p value < 0,050
Por último, a partir de los datos de los residuos, percibimos que tener una ocupación previa con alta disposición para la política no está asociado positivamente con el éxito electoral en el caso de las mujeres y los negros. El modelo de regresión lo confirma al revelar que el ser mujer o negro impacta negativamente en las posibilidades de éxito electoral en Brasil (-71.4% y -51.7% respectivamente). En esos casos, solamente la profesionalización política parece ser una vía razonablemente de acceso seguro a los cargos electivos. Este hecho, por su parte, sugiere la importancia de explorar en qué condiciones las mujeres y los negros, venciendo las barreras de género y raciales, consiguen profesionalizarse políticamente.
Conclusiones
Podemos destacar cuatro puntos a partir de la forma en la cual proponemos pensar la conexión entre las variables sociales (ocupación, sexo y color de piel), las variables políticas (tamaño de partido) y el éxito electoral en Brasil.
En primer lugar, el método de agregar e interpretar las ocupaciones produce resultados relevantes. Incluso frente a datos muy limitados -apenas una elección, para apenas un cargo-, el modelo de disposición social para la política contribuye a pensar de manera más sofisticada las oportunidades sociales para el triunfo político. Mientras que la literatura enfatiza el contraste entre las ocupaciones tradicionales (médicos, ingenieros y abogados) y la política como profesión, con amplio predominio en la Cámara de Diputados de políticos de carrera, destacamos que las ocupaciones profesionales -siempre que sean pensadas sociológicamente- todavía tienen importancia en el proceso político.
Poseer un set de habilidades propiciadas por la ocupación profesional está negativamente asociado con el fracaso electoral y positivamente asociado con el triunfo. Observamos que los tipos de ocupaciones hacen la diferencia para la victoria de candidatos al parlamento, pues las ocupaciones con media y alta disposición aumentan la probabilidad de un resultado exitoso. Así como el ser político profesional todavía es el factor de mayor impacto en el éxito electoral en Brasil, no es posible ignorar el papel de las profesiones que, por sus características, pueden atender las demandas del mercado político. Los candidatos con mayor potencial de éxito electoral son aquellos con habilidades específicas, como el dominio de una retórica adecuada al ambiente mediático de las modernas democracias electorales, el conocimiento de la legislación que reglamenta el financiamiento, el emprendimiento político y su familiaridad con los engranajes del sistema político y sus operadores, el tiempo disponible para dedicarse a la militancia y a la intensa agenda de compromisos; y un ejercicio de carrera lo suficientemente flexible como para que la candidatura no interrumpa el desarrollo de la actividad profesional del candidato.
Estos resultados son estratégicos para discutir los problemas asociados a la inserción de las mujeres y de los negros en la política y en la arena representativa y, por medio de ello, saldar una de las deudas más importantes de la democracia representativa de Brasil. Los datos muestran que cuando las mujeres consiguen transitar de la condición de aspirantes al nivel de candidatas, ellas únicamente participan en condiciones competitivas si provienen de un ramo de actividad con alta disposición para la política. E inclusive en ese caso, ejerciendo profesiones de alto estatus y con gran afinidad con el mundo político (médicas, abogadas, fiscales), la mayoría no resulta electa: en un universo de 1 647 candidatas, de las 130 que contaban con profesiones de élite, apenas seis fueron electas. El problema de la exclusión de las mujeres de la vida política parece ser anterior a su entrada en la arena electoral; superadas esas barreras, el tipo de ocupación, tal como ha sido definido aquí, pasa a ser mínimamente importante. Por otro lado, el modelo de regresión logística revela que el ser negro afecta negativamente las posibilidades electorales; así, los candidatos que se autodeclararon negros y ejercían una profesión de élite -ocupación con alta disposición para la política- no aumentaron, por eso, sus oportunidades para resultar electos.
Por último, vemos que los partidos grandes son catalizadores del éxito electoral. Mientras que los partidos pequeños tienen mayores dificultades para atraer perfles profesionales competitivos que aumenten significativamente las posibilidades de éxito electoral, lo opuesto sucede en los partidos grandes.