Introducción
El objetivo general del estudio es comprender el fenómeno del éxito histórico del coloradismo, como principal grupo social representante del bloque hegemónico paraguayo, observando el importante papel que ha desempeñado la ideología como elemento legitimador de la dominación política. Partiendo de herramientas teórico-conceptuales gramscianas, analizamos la importancia de la ideología y de los intelectuales orgánicos para el Partido Colorado.
Además, nos planteamos dos objetivos específicos. Primero, considerando las divisiones internas de los partidos tradicionales, se analiza de qué forma los disensos internos crean al mismo tiempo tensiones disgregadoras y hacen que el coloradismo se fortalezca, manteniéndose como principal representante de los grupos sociales que pugnan por el liderazgo del bloque histórico hegemónico. En segundo lugar, se observa el papel que juega el discurso ideológico en la dinámica interna del Partido Colorado, así como la influencia de la ideología en el proceso de adaptación que permite su manutención histórica.
Se busca evaluar el papel que desempeñan los intelectuales orgánicos -con influencia en la estructura partidaria- en la conformación del principal proyecto hegemónico paraguayo, para entender en qué medida el elemento ideológico se constituye en relevante herramienta para mantener el bloque hegemónico.
El estudio del caso paraguayo permite trazar una propuesta de investigación para otros casos de preservación del poder de un partido. En este sentido, casos como el del pri en México o del Partido Colorado en Uruguay pueden ser analizados a partir del modelo utilizado. Por supuesto, el análisis tiene que considerar las particularidades del caso estudiado, pero es posible observar que las largas hegemonías de partidos no son un hecho exclusivo de Paraguay.
Para lograr los objetivos planteados se estudiarán los discursos ideológicos del Partido Colorado en cinco periodos de la evolución histórica paraguaya, a partir de la ruptura con el modelo liberalista, en la década de 1930. El análisis incluye intelectuales orgánicos que representan las principales corrientes partidarias en cada uno de los periodos listados. Examinando la ideología partidaria, buscamos los elementos renunciados y no renunciados, con vistas a encontrar la idea central que mueve la acción política partidaria.
Se utilizaron dos clases de fuentes de información: las 20 resoluciones de las directrices ideológicas del Partido Colorado, y 14 obras producidas por siete intelectuales orgánicos, representantes del proyecto de liderazgo hegemónico colorado, considerando las principales divisiones internas del partido durante los periodos delimitados para el análisis.
A partir del análisis del discurso se estudian las fuentes de información agrupadas en seis categorías analíticas, esto en función de las formas de presentación de cada documento (resoluciones y obras).
Empezamos presentando las herramientas conceptuales gramscianas que evidencian la importancia de estudiar la ideología y los intelectuales para comprender el papel que desempeñan los partidos políticos en el dominio hegemónico. En la sección siguiente, explicamos las categorías analíticas utilizadas, así como los periodos de análisis. En la secuencia exponemos los resultados obtenidos en la investigación de las obras y documentos, debatiendo la adaptación y la tradición como líneas importantes de la ideología colorada. Se hace un breve análisis de la situación actual de la ideología del coloradismo, comparándola con su tradición ideológica. Cerramos el trabajo con algunas consideraciones finales sobre los resultados obtenidos.
Herramientas conceptuales gramscianas para estudiar la ideología partidaria
La ideología como elemento de unidad del bloque histórico
La ideología es un instrumento práctico para gobernar, dominar y establecer una hegemonía social, que consiste en “un medio de conservación de instituciones políticas y económicas particulares” (Gramsci, 1986: 131). Cada concepción particular de los grupos sociales que propone resolver los problemas inmediatos y circunstanciales podría considerarse como ideología. Sin embargo, Gramsci (1986) resalta que la ideología es una concepción del mundo capaz de convertirse en elemento pedagógico, una expansión para las masas; en suma, puede universalizarse y pasar de una concepción particular de un grupo social a un “sentido común” general de la sociedad.
Otra cuestión relevante que apunta Gramsci es el culto de la tradición, “que tiene un valor tendencioso, implica una elección y un fin determinado, o sea que es base de una ideología” (Gramsci, 1986: 177). No obstante la importancia de la tradición, las ideologías deben ser vistas como elementos dinámicos, pues son expresiones de la estructura y cambian cuando ésta se modifica. De este modo, el concepto gramsciano de ideología refiere a la concatenación de tradición y dinamismo, un regreso frecuente a la tradición, siendo imprescindible la adaptación a los movimientos de la estructura en el proceso de evolución histórica.
La hegemonía consistiría fundamentalmente en la “capacidade de unificar através da ideologia e de conservar unido um bloco social que não é homogêneo, mas sim marcado por profundas contradições de classe” (Gruppi, 2000: 70). Un grupo social es considerado hegemónico mientras logre, por medio de su actuación política, ideológica y cultural, “manter articulado um grupo de forças heterogêneas, consegue impedir que o contraste existente entre tais forças exploda” (Gruppi, 2000: 70).
Los intelectuales no son utilizados sólo para conseguir el apoyo de las masas, sino también para moldearlas ideológica y moralmente, de acuerdo con la visión del mundo del grupo dirigente (Macciocchi, 1980). Y es justamente en la intelectualidad donde la sociedad política y la sociedad civil reclutarán a sus cuadros dirigentes.
De tal modo, el concepto de ideología es concebido aquí como el elemento empleado por la clase dominante para gobernar y para difundir una consciencia política en los dominados que posibilite su dominación, valiéndose de las instituciones y organizaciones de la sociedad civil para la socialización que represente sus intereses. Por consiguiente, las ideologías son consideradas como concepciones del mundo que logran constituirse en nociones universales, que pueden crear un “sentido común” para toda la sociedad, y así lograr que las concepciones del mundo específicas del grupo social dominante se masifiquen.
El partido político como unificador de la voluntad colectiva
Haciendo un paralelismo con la obra de Nicolás Maquiavelo, Gramsci (1999) afirma que el príncipe moderno es el partido político, debido a que el partido político que él estudia se propone fundar una nueva forma de Estado, pues fue racional e históricamente creado con ese fin. Gruppi considera que: “o moderno Príncipe é para Gramsci um unificador, um grande reformador intelectual e moral [...] é, na realidade, expressão de um processo coletivo, de uma vontade coletiva dirigida para um determinado fim político. Hoje é o partido que cria uma vontade coletiva” Gruppi (2000: 74).
La diferencia entre el concepto de Gramsci y el príncipe de Maquiavelo parte de que, en las sociedades modernas, más complejas, ya no es un individuo singular quien desempeña las funciones de agente de la voluntad colectiva, sino que es un colectivo social, el partido político, el que detenta esa facultad (Coutinho, 1981).
El partido político es imprescindible para ejercer la hegemonía. Según Gruppi (2000), no es posible considerar la hegemonía de una clase sin la existencia del partido. Él unifica la acción y el pensamiento, fortaleciendo la visión del conjunto. Buci-Glucksmann (1979) destaca su carácter de “soldadura”, que busca establecer un proyecto que incorpore elementos nuevos y antiguos, en todos los ámbitos de la sociedad, tanto el civil como el político. El partido posee la capacidad para sintetizar los elementos del bloque histórico, articulando sus distintos grupos sociales en un cuerpo unitario (Coutinho, 1981).
Sobre las relaciones entre los intelectuales y los partidos políticos, Gruppi afirma que estos últimos cultivan sus propios intelectuales y además contribuyen a producir intelectuales para el Estado: “O intelectual, na verdade, se forma como quadro no partido e depois assume uma função estatal; os partidos, porém, formam o intelectual de modo mais orgânico, mais vinculante que o Estado; e formam intelectuais de um tipo determinado” (Gruppi, 2000: 81).
En esta misma línea se encuentran las consideraciones de Macciocchi (1980) sobre el partido, al que considera un intelectual colectivo, afirmando la necesidad de una formación ideológica fundamentalmente de masas como condición esencial para ejercer la hegemonía.
Si bien todo partido político representa a un grupo social, existen partidos que representan a un grupo en condiciones determinadas, cuando ejercen una función de equilibrio y arbitraje entre los intereses específicos de ese grupo y de otros, buscando que el desarrollo histórico del grupo representado sea producido con el consentimiento y auxilio de los grupos aliados, cuando no incluso de los adversarios (Gramsci, 1999), lo que representa la cristalización de la coalición de clase dominante. En este sentido, las alianzas son vistas como un punto central y decisivo para conquistar el poder y la hegemonía. Y como las alianzas son amplias, sólo podrían ser expresadas a nivel político, es decir, en partidos políticos. Éste es el concepto de partido político que utilizaremos para analizar el proceso político paraguayo.
Los intelectuales como la “soldadura” del partido político
Hay una problemática que surge con la pretendida desvinculación de algunos intelectuales respecto de la colectividad. Para empezar debe cuestionarse, como lo hizo Gramsci, si “los intelectuales constituyen un grupo social autónomo e independiente, o cada grupo social posee su propia categoría especializada de intelectuales” (Gramsci, 1981: 30). La complejidad inherente al problema es causada, según el autor, por la multiplicidad de formas que asume el “proceso histórico real de formación de las diversas categorías intelectuales” (Gramsci, 1981: 30).
De todas esas formas, destacan dos. La primera refiere al grupo de los intelectuales orgánicos, que puede ser concebido como la camada de intelectuales que da homogeneidad y consciencia de la propia función a un grupo social, no sólo en el campo económico o en el campo político. La segunda forma se refiere al grupo de los intelectuales tradicionales, que representan grupos sociales de la estructura anterior y se consideran autónomos o independientes del grupo social dominante (Gramsci, 1981). En nuestro estudio nos centramos en la concepción de intelectual orgánico por ser aquella que logra integrar la actividad intelectual con el cuerpo social, de modo que es posible observar la influencia de la intelectualidad en las relaciones políticas y económicas.
Analizando la intelectualidad orgánica, Buci-Glucksmann aprecia la adhesión orgánica entre los intelectuales y el pueblo, entre dirigentes y dirigidos, como condición política necesaria para formar un bloque histórico: “Este tipo de dirección política orgánica, y por lo tanto, hegemónica, excluye toda clase de relación burocrático-formal en la sociedad” (Buci-Glucksmann, 1979: 346-347). Entonces, es consubstancial la relación orgánica entre representantes y representados, y fundamental para mantener el aparato hegemónico.
La clase dominante necesita suscitar el surgimiento de nuevas intelectualidades, vinculadas con las masas y que tengan contacto con ellas: los intelectuales orgánicos. Esto ocurriría pues el aparato de hegemonía no pertenece solamente al campo de la reproducción ideológica, sino que tiene que vincularse con el aparato económico por medio de nuevas funciones de producción o bien como relación social con la mediación de las relaciones entre dominantes y dominados (Buci-Glucksmann, 1979). No obstante, Portelli (2002) apunta que además de formar sus propios intelectuales, la hegemonía obliga al grupo social dominante a imponer la absorción de los intelectuales representantes de los grupos aliados a fin de conformarse de hecho como bloque ideológico, fundamento del bloque histórico hegemónico.
La noción de intelectual orgánico que utilizamos en este estudio se refiere a aquel que participa de la estructura partidaria actuando en la dirección política del partido, como representante de la clase dominante que intermedia las relaciones con los demás grupos sociales, como la “soldadura” del bloque histórico. Estos intelectuales logran unir la actividad intelectual con la actuación partidaria, haciendo que su trabajo intelectual influya en la propia estructura del partido.
El intelectual produce la hegemonía, el elemento que garantiza el consenso para las fuerzas dominantes, además de garantizar la base de masas para la clase dominante valiéndose de la persuasión y de la educación. Son los intelectuales quienes elaboran la ideología y dan homogeneidad a la dirección de la clase dominante.
Se suma el hecho que cada grupo social necesita aclarar su tradición para listar a partir de ésta los elementos que permitan superar las contradicciones momentáneas y proseguir su desarrollo. Si el grupo social comprende y justifica su pasado y logra identificar la “línea de desarrollo real”, cometerá menos errores en la secuencia de su desarrollo histórico, pues identificará más elementos positivos sobre los cuales se apoyará para crear “una nueva historia” (Gramsci, 1981: 254).
Análisis del papel de los intelectuales orgánicos en la estructura partidaria colorada
Realizar un análisis del discurso implica reflexionar sobre algunos puntos. Según Sayago, el análisis del discurso es al mismo tiempo un campo de estudios y una técnica de análisis: “En tanto campo de estudio, se destaca por su multidisciplinariedad y por la heterogeneidad de corrientes y tradiciones que confluyen en él” (Sayago, 2014: 3). Y como técnica de análisis hay que considerar las herramientas y objetivos de las distintas corrientes al interior de cada campo de la ciencia.
En este sentido, Santander debate el discurso como una práctica social, así que el análisis del discurso en las ciencias sociales debe ser un análisis crítico, considerando el contexto del que habla:
En esta visión, el lenguaje no se considera solamente un vehículo para expresar y reflejar nuestras ideas, sino un factor que participa y tiene injerencia en la constitución de la realidad social. [Por tanto] lo social como objeto de observación no puede ser separado ontológicamente de los discursos que en la sociedad circulan (Santander, 2011: 209).
El paradigma crítico para el análisis del discurso que realizamos en este estudio reconoce el papel del lenguaje no sólo como referencia (función informativa) y como epistemología (función interpretativa), sino también como realización (función creativa) que permite generar una función práctica para el discurso. El discurso no es sólo una representación de la realidad, pues permite moldear esa realidad que es socialmente construida.
Presentaremos en la secuencia las categorías que se usaron para analizar las narrativas de las obras estudiadas y también sus principales formas de presentación posibles. Se define el periodo abordado por la investigación, con sus respectivos hitos fundamentales, además de los principales grupos internos del Partido Colorado cuyos intelectuales orgánicos y sus obras son examinados en las secciones siguientes.
Para el estudio de las obras y documentos se aplica el análisis del discurso, examinando la narrativa que éstos presentan. Con base en las seis categorías analíticas centrales del estudio, evaluamos la narrativa de los autores, identificando la forma de presentación más cercana para las clasificaciones establecidas. Del mismo modo, los documentos son examinados en relación con las categorías analíticas, en función de los argumentos del Partido Colorado y de sus argumentos más cercanos.
Categorías analíticas
Considerando los principales elementos teóricos listados a partir del análisis gramsciano, paralelamente a los fenómenos más relevantes que incidieron en la evolución histórica paraguaya, definimos seis categorías analíticas para apreciar la actividad de los intelectuales orgánicos del partido estudiado. Se definen las principales posibilidades de presentación de las categorías que serán, a su vez, las posibilidades buscadas en el análisis de la narrativa y argumentación de las obras de los intelectuales y los documentos partidarios.
La primera categoría consiste en la relación Estado/Fuerzas Armadas. Su objetivo es posicionar la ideología del partido y sus ideólogos en cuanto al modo como debería darse la relación entre la institución castrense y las otras instituciones del Estado paraguayo. Algunas formas de presentación podrían ser: institucionalista (las Fuerzas Armadas actúan en defensa de la Constitución y sus instituciones, cumpliendo así su función de defender la soberanía nacional); partidarista (las Fuerzas Armadas como representantes de un grupo político; argumento muy utilizado por los colorados, principalmente durante el stronismo); primado del orden (las Fuerzas Armadas defienden al gobierno del orden político establecido).
La segunda categoría es el modelo de inserción internacional. El objetivo de esta categoría es analizar cómo el coloradismo concibe la forma de interacción del Paraguay con el Sistema Internacional, principalmente en relación con el modelo económico adoptado para promover tal inserción, adecuándose a las exigencias internacionales o buscando una estrategia autónoma. Algunas formas de presentación podrían ser: integracionista (sigue las tendencias de los principales centros de poder mundial); autonomista (busca parámetros propios para la inserción internacional); aislacionista (no participa en el juego de la política y la economía mundial, pues se basta a sí mismo).
La tercera categoría es la interpretación de la evolución de la estructura histórica. Con ella identificamos la forma como los colorados interpretan los principales eventos históricos paraguayos, ya sea mitificando el pasado para crear una ideología del “pasado glorioso” que debería ser retomado, o bien construyendo una narrativa evolucionista que produzca una ideología del progreso, donde el futuro sería la superación de las tinieblas padecidas en la evolución histórica. Algunas formas de presentación podrían ser: evolucionista (considera que el pasado genera problemas para la actualidad, por lo que deben transformarse las líneas de desarrollo histórico para lograr un futuro progresista); realista (enfocada en el momento presente, en la realidad momentánea; concibe el pasado y el futuro como consecuencia de la forma de interpretar el presente); tradicionalista (enfocada en el pasado, en el legado de la tradición, como fuerza motriz de la historia). El análisis de esta categoría considera tan solo su presentación en las obras de los intelectuales, pues no se le estudia de la misma forma que las demás en los documentos. Sin embargo, se resalta que existen documentos y extractos de los estatutos que presentan argumentos relativos a la interpretación de la evolución histórica.
La cuarta categoría se refiere a la relación Estado/sociedad. Con esta categoría buscamos analizar la concepción del partido sobre la forma como el Estado debería interactuar con la sociedad civil y cómo debería recibir y articular las diversas demandas, muchas veces conflictivas entre sí, de los diversos grupos de la sociedad civil. Algunas formas de presentación podrían ser: pluralista (garantiza las libertades individuales que posibiliten la actuación de los grupos divergentes, considerando la pluralidad política esencial para mantener el equilibrio social); subordinación (reconoce la existencia de grupos divergentes que deberían someterse a la autoridad constituida); exclusión (no reconoce los grupos divergentes, vistos como subversivos, como elementos foráneos a la sociedad).
La quinta categoría es relativa a la cohesión de la sociedad. Esta categoría busca examinar cuál es el principal elemento reivindicado por el partido político para mantener la cohesión social, con el objetivo de superar los recurrentes momentos de anarquía en la historia política paraguaya. Algunas formas de presentación podrían ser: nacionalismo (la nación como elemento unificador de la sociedad; se busca la construcción de un ideal nacional que se sobreponga a los intereses particulares o de grupos); partido político (el partido es visto como aglutinador de los distintos grupos sociales; visión que defendía principalmente el Partido Colorado en la pos-Guerra Civil de 1947); instituciones (las reglas, normas e instituciones establecidas como un mecanismo de estabilización de la sociedad).
Y la sexta categoría consiste en las relaciones sociales de producción. Con esta categoría buscamos analizar el modelo de desarrollo económico interno sostenido por el coloradismo, para determinar cuál es el grupo económico beneficiario del modelo (si una burguesía urbana o rural), cuál el sector económico propulsor del modelo de desarrollo (si la agricultura, la industria o el comercio), y cómo se aprecia la cuestión de la propiedad de la tierra (si un modelo promotor de la reforma agraria y de la agricultura en pequeña escala, o un modelo promotor de la concentración de tierras para la producción de grandes complejos agrícolas). Algunas formas de presentación podrían ser: industrial (considera la necesidad de desarrollar una base industrial que aumente la competitividad productiva, con bienes de mayor valor agregado); agrario-comercial (resalta la competitividad del sector primario-exportador, debiéndose ampliar la capacidad del complejo agroindustrial, agregando valor a los productos in natura); agrario-rural (defiende la promoción de la agricultura campesina, por su impacto en la estructura económico-social del país).
Las principales formas de presentación de las seis categorías analíticas utilizadas para examinar la ideología partidaria colorada se presentan en la tabla 1:
Categoría analítica | Formas de presentación | ||
---|---|---|---|
1. Relación Estado/Fuerzas Armadas | Institucionalista | Primado del orden | Partidarista |
2. Modelo de inserción internacional | Integracionista | Autonomista | Aislacionista |
3. Interpretación de la evolución de la estructura histórica | Evolucionista | Realista | Tradicionalista |
4. Relación Estado/sociedad | Pluralista | Subordinación | Exclusión |
5. Cohesión de la sociedad | Nacionalismo | Instituciones | Partido político |
6. Relaciones sociales de producción | Industrial | Agrario-comercial | Agrario-rural |
Fuente: elaboración propia.
Periodos históricos analizados
El análisis de los intelectuales es efectuado con base en cinco periodos históricos, listados a través del establecimiento de hitos que fomentaron las principales divisiones partidarias. Los hitos se refieren al panorama construido a partir de una revisión bibliográfica de la evolución histórica paraguaya. Para cada periodo se identifican los principales grupos políticos del coloradismo y sus respectivos representantes intelectuales orgánicos. Este análisis será concatenado con la apreciación de los documentos partidarios que contienen las directrices ideológicas de los grupos políticos estudiados, a fin de observar la influencia de la actividad intelectual en las decisiones partidarias.
Periodo nacionalista
El periodo definido como nacionalista se refiere al primer hito utilizado, la Guerra del Chaco (1932-1935, entre Bolivia y Paraguay por el control del Gran Chaco) (Mendoza, 2013), evento que suscitó la efervescencia política con la que empezó el derrocamiento del modelo liberal inaugurado con la Constitución de 1870 (Brezzo, 2010). Las escisiones eran muchas dentro del principal grupo de oposición de entonces -los colorados. El principal cambio ideológico del periodo fue la concepción del papel que debía tener el Estado, el cual se ubicaba entre el clásico laissez-faire del siglo XIX y el intervencionismo estatal. Los grupos políticos se dividían entre participar o no con el régimen político que sostenía el modelo liberal.
En el periodo nacionalista el Partido Colorado se dividió entre dos corrientes principales, los abstencionistas y los eleccionistas. Su desacuerdo fundamental se refiere a la participación en el sistema político mantenido por la institucionalidad liberal. Los abstencionistas, aunque tenían la mayoría interna en el partido, no contaban con un representante intelectual de renombre y su campaña se valía de los espacios que le ofrecía la prensa. Los eleccionistas representaban la corriente más dinámica en la ideologización partidaria y tenían en Natalicio González a su principal representante intelectual.
La obra seleccionada como característica de este periodo es El Paraguay eterno, escrita en 1935 como una respuesta de Natalicio González a las debilidades de la conducción liberal del conflicto chaqueño. Según el autor, el objetivo de la obra consiste “no un fin puramente estético, sino político, o sea la reconquista del Paraguay por el alma aherrojada de ese mismo Paraguay, para beneficio de todos los paraguayos” (González, 1987: 4). El documento partidario analizado es el Proyecto de Programa Mínimo del Partido Nacional Republicano (ANR, 1931).
Periodo anárquico
El periodo definido como anárquico es relativo al segundo hito, a saber, la Guerra Civil de 1947, que representó una ruptura en el proceso de evolución histórica, con efectos orgánicos para el bloque histórico (Gómez, 2013). Los faccionalismos generados como consecuencia del conflicto produjeron problemas muy graves para la estabilización política y económica, lo que influyó en que la anarquía se mantuviera como característica central del periodo, solucionada apenas con el ascenso al poder del general Stroessner (el “gran árbitro”), en 1954.
En el periodo anárquico el Partido Colorado se ha dividido profundamente entre demócratas y guiones rojos. El primer grupo defendía la normalización institucional con la participación de todos los grupos políticos dispuestos a someterse al ordenamiento constituido. Tenían mucho peso político, pero no contaban con un representante intelectual relevante. Por su parte, los guiones rojos eran la facción liderada por Natalicio González, quien ahora afirmaba la necesidad de “coloradizar” el Paraguay, excluyendo definitivamente la oposición, pues el coloradismo era el representante intelectual y moral del pueblo. En 1948, González llega a la Presidencia con el auxilio de la milicia de los guiones rojos, aunque fue depuesto al año siguiente.
La obra utilizada para analizar el pensamiento de González en el periodo es El Estado servidor del hombre libre, una compilación de escritos publicada en 1960, la cual revela la concepción más acabada del autor sobre la función que ha de cumplir el Estado (González, [1960]1993). El documento analizado es el que presenta los Conceptos políticos y sociales aprobados por la Comisión Directiva (ANR, 1948).
Periodo de estructuración stronista
El periodo definido como instrumentalización y estructuración del régimen stronista se refiere al tercer hito: la conformación del proyecto hegemónico basado en la tríada stronista (Stroessner/Partido Colorado/Fuerzas Armadas), inaugurada a partir de 1955, cuando Alfredo Stroessner redefine las bases del gobierno, del Partido Colorado y de las Fuerzas Armadas, estableciendo el modelo político-institucional que perduraría hasta 1989 (Farina, 2013). Debe resaltarse que en este periodo ocurrió la complementación del proceso de exclusión de la oposición, que inició con la Guerra Civil de 1947. Una presentación general de los elementos que actuaron junto con la ideología para estructurar el stronismo es desarrollada en el apartado sobre “Tradición y adaptabilidad de la ideología colorada”.
La principal fuente de divergencia al interior del Partido Colorado en el periodo de estructuración stronista se refería al régimen que se establecía con el apoyo del partido. Los stronistas veían en el “gobierno fuerte” del general Stroessner, el “gran árbitro”, la única solución posible para el problema de la anarquía política del periodo anterior. Su principal líder intelectual era Bacon Duarte Prado. Con una postura opuesta se presentaban los epifanistas, grupo que se reunió alrededor de Epifanio Méndez Fleitas, su principal líder intelectual. Defendían que el gobierno de Stroessner debía cuando menos garantizar el orden necesario para regresar el gobierno constitucional.
La obra elegida para representar el pensamiento de Bacon Duarte Prado en el periodo es Fundamentos doctrinarios del coloradismo, publicada en 1959, donde el autor busca presentar las líneas generales que mueven la acción colorada, superando los límites partidarios y estableciendo un proyecto para la dirección de la nación paraguaya (Duarte, 1959).
Y en cuanto a Epifanio Méndez Fleitas la obra elegida para el análisis del periodo es Sicología del colonialismo: imperialismo yanqui-brasilero en el Paraguay cuya primera edición fue publicada en 1971, la cual reúne reflexiones del autor sobre la instalación del modelo económico stronista fundado en la “colonización del Paraguay” (Méndez, 1989a).
El documento analizado para el periodo es el Estatuto de 1963, donde podemos observar la búsqueda de resolución de las disensiones del periodo, afirmando la postura oficial del partido (ANR, 1963). Es necesario considerar que los epifanistas ya habían sido marginalizados, la mayoría en el exilio, pero sus contestaciones ideológicas y programáticas seguían teniendo influencia en la estructura partidaria.
Periodo de progreso y crisis stronista
El cuarto hito que utilizamos para el estudio son las elecciones de 1963, bajo la influencia de la política de Stroessner de ampliar el bloque histórico, lo que produjo profundas escisiones en el interior de los partidos tradicionales, entre los colaboracionistas y los opositores al proyecto de “democracia stronista”, gran parte de los cuales vivían en el exilio (Colmán, 2014). Dividimos el periodo en dos momentos: el primero abarca las décadas de 1960 y 1970, que definimos como de “progreso stronista” y, el segundo, la década de 1980, durante la cual ocurre la crisis stronista y la principal preocupación se refería a las perspectivas futuras después del stronismo y el papel que jugaría el coloradismo en los posibles escenarios de cambio (Pangrazio, 2008).
En el periodo de “progreso stronista” vemos dos grupos fundamentales dentro del coloradismo, de los cuales uno actuaba sosteniendo el régimen, mientras que el otro actuaba en el exilio, sometiéndose a los riesgos de contestar el aparato represivo stronista. Los stronistas, representados intelectualmente por Bacon Duarte Prado, utilizaban los beneficios de la máquina partidaria ampliamente incrementada por Stroessner para legitimar su gobierno. Por su parte, los disidentes se agruparon en dos organizaciones principales, la Asociación Nacional Republicana en el Exilio y la Resistencia (ANRER) y el Movimiento Popular Colorado (Mopoco). Epifanio Méndez Fleitas seguía como gran opositor del stronismo, presidiendo la ANRER.
La obra que seleccionamos para representar el pensamiento de Bacon Duarte Prado en este periodo es Juan Manuel Frutos: estilo y autenticidad, publicada en 1978, en la cual el autor presenta la biografía de uno de los grandes caudillos colorados, buscando acercarlo al perfil de Stroessner para lograr la “unidad del coloradismo”.
Y en cuanto a Epifanio Méndez Fleitas, la obra elegida para analizar el periodo es Lo histórico y lo antihistórico en el Paraguay: carta a los colorados, de 1989 y que reúne la más completa compilación intelectual de Méndez Fleitas, con su ideal de proyecto nacional, al que compara con el “desvío stronista”.
El periodo es marcado por un considerable aporte de publicaciones doctrinarias e ideológicas, principalmente en el ámbito de la organización de la Convención Nacional Constituyente de 1967, lo que deja ver que el elemento intelectual tiene un peso importante en la actuación del partido. Al respecto, revisaremos los siguientes documentos: (ANR, 1967a), Proyecto de Constitución Nacional para la República del Paraguay elaborado y aprobado por la Honorable Junta de Gobierno del Partido Colorado (ANR, 1967b), Informe de la Comisión de Planificación Partidaria (ANR, 1971), Defensa del principio de no intervención (ANR, 1974); “Manifiesto de la Junta de Gobierno (ANR, 1977) y Definiciones del coloradismo paraguayo, de la Asociación Nacional Republicana en el Exilio y Resistencia (Disidente) (ANRER, 1978).
En el inicio de la década de 1980 el gobierno stronista mostraba sus límites para mantener el régimen personalista que existía desde 1954. La debacle del stronismo se derivó de tres puntos centrales: la crisis económica surgida después de finalizada la construcción de las principales obras de la Usina de Itaipu, aunada a la baja en el precio de los principales productos de exportación; la crisis en el interior de la jerarquía castrense, inmovilizada por Stroessner; y la duda sobre la continuidad del régimen sin Stroessner. Los dos principales grupos eran los militantes, constituidos por los defensores del stronismo, intelectualmente representados por Bacon Duarte Prado, y los tradicionalistas, que proponían el regreso a los ideales tradicionales del coloradismo y cuyo representante intelectual era Luis María Argaña. Dentro de la facción de los tradicionalistas, un grupo que tuvo relevancia en las internas partidarias fue el de los colorados éticos, representado por Carlos Romero Pereira.
Para analizar el pensamiento de Bacon Duarte Prado en el periodo la obra elegida es El nacionalismo colorado, publicada en 1987, que expresaba el corolario ideológico del stronismo para vencer a los demás grupos internos del coloradismo, como representante del emprendimiento de “paz y progreso” con Stroessner.
La obra analizada para representar el pensamiento de Luis María Argaña en este periodo es Historia de las ideas políticas en el Paraguay, en la que el autor refiere los principales proyectos políticos paraguayos y apunta las posibilidades futuras, principalmente del coloradismo, que debería retomar sus raíces (Argaña, 1979).
Y en lo que se refiere a Carlos Romero Pereira, se analizarán dos obras del autor que fueron escritas en dos momentos cruciales para su actuación política. La primera es Una propuesta ética, publicada en 1987, justo cuando se realizaba la Convención del Partido Colorado, en la que ocurrió la ruptura definitiva entre militantes y tradicionalistas, prenuncio de la derrota del stronismo por la escisión interna del coloradismo. En esta obra, Romero Pereira presenta su proyecto de partido y de nación para el nuevo periodo, que debería surgir en breve: la democratización.
La segunda obra analizada es El pensamiento ético, la transición y las Fuerzas Armadas en el Paraguay, de 1989, que presenta una compilación de documentos de toda la década de 1980, además de reflexiones del autor hechas después del golpe de Estado que derrocó a Stroessner e inició el proceso de democratización. La preocupación central de Pereira en esta obra es presentar el proyecto político del coloradismo ético para la transición democrática.
Al revisar dos documentos elegidos para el periodo encontramos argumentos para sostener que la dominación política ejercida no era simplemente coercitiva, sino también hegemónica, pues busca justificarse ideológicamente, presentándose como imprescindible para el desarrollo de la sociedad. El primer documento es Verdades necesarias: información oficial de la Honorable Junta de Gobierno (ANR, 1984) y el segundo es el Bosquejo de la doctrina del Partido Colorado (ANR, 1987). En este sentido, veremos que la postura oficialista está permeada por las concepciones de los militantes, mientras que los tradicionalistas fueron marginados, pero sus ideas todavía tienen peso y lograron incidir sobre algunas de las decisiones tomadas dentro del partido.
Los elementos de la estructura económico-social y del modelo de dominación que complementan la herramienta ideológica y que hacen que la ideología sea utilizada como herramienta de legitimación están presentados posteriormente en la sección intitulada “Tradición y adaptabilidad de la ideología colorada”.
Periodo de democratización
El periodo definido como de democratización se refiere al quinto hito: el proceso de democratización inaugurado por el derrocamiento de Stroessner con el golpe de Estado del 3 de febrero de 1989. Las principales divisiones partidarias del periodo están delimitadas por el proyecto nacional que habrá de ser adoptado para poder responder a las demandas de la sociedad, que ahora cuenta con el poder del voto para relacionarse con sus representantes (Goiris, 2000). Los dos elementos centrales son el modelo político-institucional democrático, por un lado, y el modelo económico, por el otro (Brítez y Numan, 2010). La discusión en torno a la transición y la democratización se presenta en el apartado “Tradición y adaptabilidad de la ideología colorada”.
Durante el periodo de democratización vemos el ascenso y caída de varias corrientes partidarias, reflejo de la propia dinamización pluralista de la política nacional, aunque algunos liderazgos y corrientes fueron más prominentes y pautaban los rumbos de las internas coloradas. Concatenando nuestros análisis con los apuntamientos de Brítez y Numan (2010) y Pangrazio (2008), identificamos cuatro grupos internos que lograron presentar programas políticos que repercutían en la (re)estructuración partidaria: los argañistas, los tradicionalistas, los oviedistas y los nicanoristas. De los cuatro grupos, sólo el oviedismo no contaba con un representante intelectual importante, por ser un movimiento “mesiánico” en el que el general Lino Oviedo era idolatrado como el “gran líder”.
Para representar a los argañistas examinaremos dos obras de Luis María Argaña, publicadas en el periodo y que reflejan los fundamentos más acabados de su pensamiento político. La primera obra analizada es Doctrina y acción colorada (Argaña, 1998a), un compilado de textos de las décadas de 1970, 1980 y 1990, que incluía un manual para la acción de la militancia colorada en un contexto democrático. Es interesante observar cómo el autor busca en esta obra desvincularse del legado stronista, afirmando una tradición democrática, institucionalista, popular y pluralista del coloradismo.
La segunda obra analizada es Memoria política, también publicada en 1998, en la que Luis María Argaña presenta una síntesis de su actuación como presidente de la ANR, así como las bases de su proyecto de gobierno para las elecciones internas de aquel año (Argaña, 1998b). Representa el corolario ideológico del argañismo.
En lo concerniente a los tradicionalistas recurrimos a Leandro Prieto Yegros y la obra examinada es La ideología colorada: bosquejo histórico y capítulos fundamentales, originalmente publicada en 1992 y que se propone presentar los elementos fundamentales del proyecto político colorado para enfrentar el nuevo escenario político inaugurado con la democratización (Prieto, 2004).
Y en lo que se refiere a los nicanoristas, analizamos Nicanor Duarte Frutos en su obra Desafíos y respuestas para el nuevo siglo”, publicada en 2001, que sienta las bases del proyecto de gobierno que Frutos implementó durante su mandato (2003-2008) (Duarte, 2001).
Este periodo es el que produce más documentos, por ser el momento en el que el partido empieza a competir en un sistema electoral renovado, por lo que necesita justificar sus posicionamientos, las políticas emprendidas y los proyectos de gobierno ante el electorado, considerando el pluralismo interno y el pluralismo del sistema partidario. Se aprecian los siguientes documentos: Estatuto (ANR, 1991); Código de ética. Reglamento del Tribunal de conducta (ANR, 1996); Orientación política. Convención ordinaria (ANR, 1998); “Programa de gobierno: 1999-2003” (ANR, 1999); Estatuto. Por un Partido Colorado organizado y dinámico (ANR, 2001); Renovación cultural desde el coloradismo. Proyecto de servicio sociocultural (ANR, 2007); Recopilación partidaria. Material de estudios políticos de la A.N.R. Partido Colorado (ANR, 2010); El ser colorado. Documento para la juventud colorada (ANR, 2011) y el Estatuto (ANR, 2014). En la tabla 2 se delimita el plan general para el análisis:
1930-1947 | 1948-1954 | 1955-1963 | 1964-1989 | 1989-2014 | |
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Periodo | Nacionalista | Anárquico | Estructuración stronista | Progreso y crisis stronista | Democratización |
Hitos históricos | Guerra del Chaco (1932-1935), sus antecedentes y efectos | Guerra Civil de 1947 | Reorganización de las Fuerzas Armadas y conformación de la Trilogía Stronista | Elecciones generales, escisión de la oposición entre colaboracionistas y abstencionistas | Proceso de liberalización y conformación de un régimen político democrático |
Corrientes coloradas | Abstencionistas: sin un intelectual relevante. Eleccionistas: Natalicio González | Guiones Rojos: Natalicio González. Demócratas: sin un intelectual relevante | Stronistas: Bacon Duarte Prado. Epifanistas: Epifanio Méndez Fleitas. | Stronistas: Bacon Duarte Prado. Disidentes: Epifanio Méndez Fleitas. Militantes (stronistas): Bacon Duarte Prado. Tradicionalistas: Luis María Argaña y Carlos Romero Pereira (sector Ético). | Argañistas: Luis María Argaña. Oviedistas: sin un gran intelectual relevante*. Nicanoristas: Nicanor Duarte Frutos. Tradicionalistas: Leandro Prieto Yegros. |
* Aunque Leandro Prieto Yegros se aproximó al oviedismo en algunos momentos.
Fuente: Elaboración propia.
Entre los intelectuales elegidos para el estudio se encuentran presidentes de la República (González, Frutos), un vicepresidente (Argaña), senadores (Prado, Pereira, Frutos), diputados (González, Méndez Fleitas, Argaña), ministros (González, Prado, Méndez Fleitas, Argaña, Pereira, Frutos), presidentes de partido (Argaña, Frutos) y miembros de la Junta de Gobierno de partido (Prado, Méndez Fleitas, Pereira, Yegros), lo que demuestra la representatividad de los intelectuales estudiados para la estructura partidaria.
Resultado del análisis de la ideología del Partido Colorado
Pasamos ahora al análisis de los resultados del estudio de las obras de los intelectuales colorados, observando las seis categorías analíticas. En las siguientes tablas se observa cuál es la forma de presentación de cada categoría analítica que se identifica con el estudio de cada obra, así como en los documentos partidarios. En las tablas, los documentos aparecen en negritas.
Relación Estado/Fuerzas Armadas
La relación Estado/Fuerzas Armadas observada en los colorados es predominantemente institucionalista y las otras formas de presentación fueron utilizadas para justificar ideológicamente el uso de la violencia política durante el régimen stronista. Observamos que los documentos oficialistas del periodo de progreso y crisis del stronismo reproducen el corolario ideológico del principal representante intelectual de la corriente predominante, Bacon Duarte Prado (1978; 1987).
El periodo que presenta desacuerdo entre los intelectuales y entre los propios documentos es el progreso y la crisis stronista, donde oficialistas y disidentes divergen en cuanto a los métodos represivos utilizados para suprimir las actividades contestatarias. El primado del orden aparece en Bacon Duarte Prado, cuando examina la dicotomía orden-anarquía, afirmando que “la libertad es el respeto al orden [...] siempre vinculada a su limitación, a su perímetro social, al orden, a la autoridad” (Duarte Prado, 1978: 68-69). El orden es un factor de seguridad que permite realizar la verdadera libertad. El uso de la violencia es admitido apenas para “dominar y controlar a los violentos que se alzan contra el orden público” (Duarte Prado, 1978: 71).
Los disidentes hacen hincapié en la crítica de la partidización castrense que dificultaba la realización de sus verdaderas funciones. “Las Fuerzas Armadas, como institución apolítica, equidistante e imparcial, tenían y tienen la misión de garantizar […] la absoluta corrección del acto eleccionario” (Méndez, 1989b: 230). Por lo tanto, las Fuerzas Armadas deben asegurar un “régimen institucional libre de las obscuras acechanzas de cuartel” (Méndez, 1989b: 230).
Periodo/ Formas de presentación | Nacionalista | Anárquico | Estructuración stronista | Progreso y crisis stronista | Democratización |
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Institucionalista | González (1987). ANR (1931) | González (1993). ANR (1948) | Duarte Prado (1959). Méndez (1989a). ANR (1963) | Méndez (1989b). Romero (1987). Romero (1989). ANR (1967a) | Argaña (1998a). Argaña (1998b). Prieto (2004). Duarte Frutos (2001). ANR (1991). ANR (1999) |
Primado del orden | Duarte Prado (1978). Argaña (1979). ANR (1977).ANR (1987). | ||||
Partidarista | Duarte Prado (1987). ANR (1984) |
Fuente: elaboración propia.
Modelo de inserción internacional
Los colorados apuntan históricamente para un modelo de inserción autonomista. El integracionismo apareció como una necesidad de adaptación a la coyuntura de la pos-Guerra Fría, así que observamos en el periodo de democratización el cambio del modelo autonomista al integracionista. Exceptuando los posicionamientos de Pereira (1987; 1989), todos los demás poseen respaldo en algún documento partidario de su respectivo periodo. Por lo tanto, es posible visualizar la concatenación de los elementos de tradición y adaptabilidad en el discurso ideológico del coloradismo en esta categoría. El autonomismo consiste en su tradición y el integracionismo aparece como una necesidad de adaptación a la coyuntura internacional del pos-Guerra Fría.
Estos elementos están bien claros en la obra de Duarte Frutos. Partiendo de la consideración de que “no es posible mantenernos al margen de los procesos mundiales”, Duarte Frutos (2001: 8) se preocupa por los riesgos que trae consigo la globalización para las naciones que no estén preparadas para enfrentar las embestidas del universalismo. “Un país que pierde su identidad cultural, luego perderá su soberanía económica y política. Para una integración creadora y libre en el mundo plural, primero hay que afirmar lo nacional, nuestra identidad cultural” (Duarte Frutos, 2001: 44). Observamos que la globalización se aprecia como inevitable, pero la integración al modelo tendría la preocupación de mantener algo de autonomía. Es un caso de adaptabilidad que considera elementos de la concepción tradicional.
En esta categoría vemos posturas divergentes del partido, pues a la vez que posee un elemento tradicional -autonomista-, también contiene un elemento de adaptación debido a una influencia externa -la respuesta a una nueva coyuntura internacional. Y se observa que los documentos históricamente presentaban el autonomismo, cambiando la concepción en el periodo de democratización, cuando el partido se ha dividido entre el autonomismo y el integracionismo, que representa la tradición y la adaptación ideológica.
Periodo/ Formas de presentación | Nacionalista | Anárquico | Estructuración stronista | Progreso y crisis stronista | Democratización |
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Integracionista | Romero (1987). Romero (1989) | Argaña (1998a). Argaña (1998b). Duarte Frutos (2001). ANR (1991). ANR (1999). ANR (2001). ANR (2014) | |||
Autonomista | González (1987). ANR (1931) | González (1993). ANR (1948) | Duarte Prado (1959). Méndez (1989a); ANR (1963) | Duarte Prado (1978). Méndez (1989b). Duarte Prado (1987). Argaña (1979). ANRER (1978). ANR (1987) | Prieto (2004). ANR (1998). ANR (2010). ANR (2011) |
Aislacionista |
Fuente: elaboración propia.
Interpretación de la evolución de la estructura histórica
La interpretación de la evolución histórica sigue la lógica de la categoría anterior, dado que se modifica por la necesidad de desvincularse del stronismo, aunque se presenta más bien como tradicionalista, al tomar como base los gobiernos de la Primera República (1811-1870) y la primera hegemonía colorada (1878-1904) para fundamentar la visión del presente y las posibilidades futuras. El evolucionismo entra como tendencia en los dos últimos periodos, una forma de criticar el autoritarismo stronista y un modo de presentar las corrientes ética, argañista y nicanorista como representantes de la innovación colorada.
La interpretación de Carlos Romero (1987) es evolucionista, especialmente en relación con el pasado reciente, ya que se propone superar el periodo stronista. Romero afirma que es necesario “asegurar las conquistas del progreso, al que felizmente ha cooperado nuestro partido con decidida constancia y fe en el porvenir” (Romero, 1987: 18). Examinando el sistema educativo, el autor critica los principios ideológicos presentados por el régimen stronista para defender un “histórico pasado, de las glorias y heroísmo de antes”, haciéndose necesaria una “evolución cultural profunda” que supere el sistema arcaico de creencias, “sin ninguna relación con lo que es nuestro hombre de hoy” (Romero, 1987: 267-268).
El evolucionismo también es examinado por Luis María Argaña, quien afirma que no se puede “fondear la vida nacional en lo que pasó”, sobre todo ante los desafíos enfrentados (Argaña, 1998a: 361). Hay que mirar hacia el “futuro que está en nuestras manos”, construido conjuntamente sin los perjuicios del pasado. “Porque según sea nuestra mística, nuestra moral, nuestro renunciamiento, nuestra generosidad, haremos un futuro real que nos desarraigará de un pasado que hay que olvidar para seguir adelante” (Argaña, 1998a: 361).
Periodo/ Formas de presentación | Nacionalista | Anárquico | Estructuración stronista | Progreso y crisis stronista | Democratización |
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Evolucionista | Romero (1987); Romero (1989) | Argaña (1998a); Argaña (1998b); Duarte Frutos (2001) | |||
Realista | |||||
Tradicionalista | González (1987) | González (1993) | Duarte Prado (1959); Méndez (1989a) | Duarte Prado (1978); Méndez (1989b); Duarte Prado (1987); Argaña (1979) | Prieto (2004) |
Fuente: elaboración propia.
Relación Estado/sociedad
La relación Estado/sociedad observada en la mayoría de las obras coloradas es pluralista, pero la subordinación aparece en un número considerable de casos, con el fin de justificar los sistemas políticos donde el Estado mitigaba la acción de la sociedad, como en el stronismo y curiosamente aparece en el pensamiento de un disidente -Méndez (1989a) -, justificando su modelo económico intervencionista. Sin embargo, el autor cambia su concepción en el periodo siguiente, al adaptar su pensamiento a las necesidades de su actuación disidente y contestataria del stronismo.
En cuanto a los documentos, es interesante ver la tradición pluralista, pues apenas dos documentos afirman la visión de subordinación de la sociedad al Estado, justamente en el momento en que el stronismo buscaba perpetuarse en el poder. De tal modo, es posible observar cómo hasta un régimen autoritario, como el de Stroessner, se valió del discurso ideológico partidario para justificar sus acciones y su estructura de poder. Esto corrobora nuestra opinión de que el factor ideológico fue relevante para mantener el bloque histórico en Paraguay.
En los dos documentos mencionados encontramos referencias a la justificación de subordinación con la defensa del principio de seguridad; el sistema político se somete a los “principios de orden y seguridad”, con la “democracia sin comunismo” que logre mantener la “paz, orden y progreso” (ANR, 1984: 7). Sin embargo, en el esbozo doctrinario de 1987 encontramos una afirmación más contundente del principio de subordinación: “El espíritu de orden viene a ser, en consecuencia, la expresión de una conducta orientada hacia el mantenimiento del orden, consciente de que ese es uno de los medios de colaborar para preservar la paz y el progreso colectivo” (ANR, 1987: 48). Los grupos sociales deben someterse a este principio que rige a la sociedad.
De tal modo, el Partido Colorado puede ser considerado pluralista, pero presenta algunas divergencias internas en esta categoría, básicamente por el desacuerdo existente en el periodo stronista entre el oficialismo y los disidentes.
Periodo/ Formas de presentación | Nacionalista | Anárquico | Estructuración stronista | Progreso y crisis stronista | Democratización |
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Pluralista | ANR (1948) | Duarte Prado (1959); ANR (1963) | Méndez (1989b): Argaña (1979); Romero (1987); Romero (1989); ANR (1967a); ANR (1967b); ANR (1971); ANR (1977); ANRER (1978) | Argaña (1998a); Argaña (1998b); Prieto (2004); Duarte Frutos (2001); ANR (2011) | |
Subordinación | González (1987) | González (1993) | Méndez (1989a) | Duarte Prado (1978); Duarte Prado (1987); ANR (1984); ANR (1987) | |
Exclusión |
Fuente: elaboración propia.
Cohesión de la sociedad
En lo que refiere a la cohesión de la sociedad, los colorados consideran predominantemente al nacionalismo como fuente de la cohesión y las instituciones aparecen como elemento de cohesión social a partir de las divergencias al final del periodo stronista -con Carlos Romero Pereira (1987; 1989)- y en el periodo de democratización, representando una adaptación con respecto al momento histórico y al adversario político (el Partido Liberal). Así, el nacionalismo se constituye como la tradición del coloradismo, mientras que el institucionalismo para la cohesión social aparece como elemento de adaptabilidad al final del periodo stronista.
Un ejemplo del pensamiento nacionalista está presente en la obra de Duarte Prado (1987), quien considera al nacionalismo como un elemento central de su proyecto político-ideológico. Para ese intelectual el nacionalismo representa la etapa superior de integración social:
El pensamiento nacional actúa o guisa de argamasa para cimentar el espíritu de la Nación, estimular las coincidencias, orientar la opinión pública, afirmar la común voluntad de realizar todos juntos la epopeya cotidiana de labrar un auténtico destino en aras del desarrollo y progreso (Duarte Prado, 1987: 47).
Por otro lado, el pensamiento institucionalista empieza a integrarse en la ideología de los colorados con Romero Pereira (1987), cuando considera que la democracia es un elemento central para unir a la sociedad, lo que hace necesaria la defensa de las instituciones que garanticen el ejercicio democrático. Para un gobierno auténticamente democrático “los derechos colectivos e individuales serán preocupación permanente [...], en el entendimiento de que la privación de los derechos básicos de los paraguayos es una transgresión a normas elementales de la convivencia” (Romero, 1987: 500). Posteriormente, afirma que la unidad será promocionada con la diversidad, dotando a los distintos grupos sociales de “vida propia, de autonomía estructural y funcional para que, cada uno en su sitio y en su función, concurra a la organización armónica del todo” (Romero, 1989: 222).
Los documentos partidarios en su mayoría afirman el carácter nacionalista del coloradismo. En el periodo de estructuración stronista vemos un desacuerdo entre el documento partidario y los análisis de los intelectuales, pues el partido buscaba postular la necesidad de mantener la institucionalidad para sostener el régimen, apuntando incluso a su perfeccionamiento a través de la promulgación de una nueva Constitución. Otro documento que diverge de los argumentos intelectuales y de los demás documentos en su periodo es Verdades Necesarias, en el que el Partido Colorado se afirma como sostén de la cohesión social (ANR, 1984). No obstante, tal concepción ya es modificada en el documento siguiente. Y en el periodo de democratización visualizamos la presencia de las concepciones nacionalista e institucionalista en los documentos, posibilitando la acomodación de los disensos.
Periodo/ Formas de presentación | Nacionalista | Anárquico | Estructuración stronista | Progreso y crisis stronista | Democratización |
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Nacionalismo | González (1987); ANR (1931) | González (1993); ANR (1948) | Duarte Prado (1959); Méndez (1989a) | Duarte Prado (1978); Méndez (1989b); Duarte Prado (1987); Argaña (1979); ANR (1971);ANR (1977);ANRER (1978);ANR (1987) | Argaña (1998a); Argaña (1998b); Prieto (2004); ANR (2010);ANR (2011) |
Instituciones | ANR (1963) | Romero (1987); Romero (1989) | Duarte Frutos (2001); ANR (1996);ANR (2010) | ||
Partido político | ANR (1984) |
Fuente: elaboración propia.
Relaciones sociales de producción
Y en lo concerniente a las relaciones sociales de producción, notamos que es la categoría que más generó desacuerdos dentro del Partido Colorado. El modelo agrario-comercial fue más observado. Es interesante observar la adaptabilidad de la categoría a lo largo del tiempo, en la que inicialmente prevalece el modelo agrario-rural, con el compromiso histórico del coloradismo con el campesinado. Posteriormente, al constatar la necesidad de dinamizar la economía, pero sin renunciar al compromiso primordial con el campesinado, se pasó a afirmar una postura defensora del modelo agrario-comercial. Con eso podemos asegurar que el coloradismo defiende predominantemente un modelo económico cuya base es el sector agrícola, y no así la unidad productiva, los complejos agroexportadores o la agricultura campesina.
La concepción de defensa del campesinado puede constatarse en el primer periodo analizado, como una base para los periodos posteriores. González (1987: 18) caracteriza la sociedad paraguaya como “esencialmente agrícola y guerrera” y también afirma que el arquetipo paraguayo es el “agricultor-soldado”. La población paraguaya es agrícola, con un profundo sentimiento de pertenencia a la tierra que cultiva. Por eso el Estado debe reconocer la “función social de la tierra”, respetando la tradición colectiva del campesinado paraguayo, que es el grupo social fundamental de la sociedad (González, 1987: 152). En este sentido, el Programa de 1931 apuntaba hacia el “impuesto directo y progresivo a los latifundios e inversión de esos fondos en la pequeña propiedad agraria” (ANR, 1931: s/p.).
Es interesante notar cómo durante el stronismo tanto los intelectuales como las decisiones partidarias afirman posturas directamente consistentes con los intereses de los grupos económicos beneficiados por las políticas macroeconómicas implantadas por el gobierno stronista. Con la instalación del modelo primario-exportador, productor de grandes complejos agrícolas para el mercado internacional, la defensa del modelo agrario-comercial se vuelve fundamento para justificar el nuevo modelo adoptado. Y con el desarrollo de las obras de la Usina Binacional de Itaipu, paralelamente al surgimiento de una nueva burguesía vinculada a los contratos de las obras, el modelo económico pasó a defender la base industrial como propulsora de la economía nacional. No obstante, cabe resaltar que el elemento agrario es recurrente en el discurso y en la acción del coloradismo en el campo económico.
Aunque algunos documentos partidarios reconozcan la importancia de la actividad industrial, tan solo un documento postula un modelo predominantemente industrial (ANR, 1987). Los documentos corroboran el carácter agrícola de la concepción económica colorada. Eso puede ser observado en el Programa de Gobierno de 1999, cuando el partido consideraba necesario “implementar proyectos específicos que creen nuevas oportunidades de diversificación y que mejoren la renta del pequeño productor campesino” (ANR, 1999: 222).
Esta es la categoría que suscita más desacuerdos dentro del partido. Regresando a los señalamientos gramscianos, tal desacuerdo es comprensible pues esta categoría refleja los intereses económicos del bloque histórico, refiriéndose a cuál es el sector de la coalición de clase dominante al que responde el proyecto.
Periodo/ Formas de presentación | Nacionalista | Anárquico | Estructuración stronista | Progreso y crisis stronista | Democratización |
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Industrial | Prado (1959) | Duarte Prado (1987); Romero (1987); ANR (1987) | Argaña (1998b) | ||
Agrario-comercial | González (1993); ANR (1948) | ANR (1963) | Méndez (1989b); Argaña (1979); Romero (1989); ANR (1967a) | Argaña (1998a); Duarte Frutos (2001); ANR (1999) | |
Agrario-rural | González (1987); ANR (1931) | Méndez (1989a) | Duarte Prado (1978); ANR (1971) | Prieto (2004); ANR (2011) |
Fuente: elaboración propia.
Tradición y adaptabilidad de la ideología colorada
Analicemos ahora la convergencia entre la ideología de los intelectuales orgánicos y la ideología de los documentos de cada periodo. Esto nos permitirá ver la importancia de los intelectuales en la estructura partidaria, así como la importancia de la ideología para justificar la acción partidaria. Después de presentar este panorama debatiremos el papel desempeñado por la tradición y por la adaptabilidad a lo largo de la evolución ideológica del coloradismo.
En el periodo nacionalista podemos afirmar que la presentación de las categorías analíticas resulta en una postura convergente entre lo expuesto por González (1987) y los aportes que ofrece el documento partidario del periodo. Es posible afirmar que González (1987) logra consubstanciar en su obra la nueva concepción ideológica del coloradismo, marcando una postura nacionalista defensora de los derechos paraguayos sobre el Chaco.
Al analizar el periodo anárquico nuevamente es posible ver la confluencia entre la obra intelectual y las declaraciones contenidas en los documentos. Además, González ([1960]1993) presenta en la obra su mayor legado para el coloradismo: la concepción del “Estado servidor del hombre libre”, que permaneció en la ideología colorada a lo largo de los siguientes periodos.
Ya en la época de estructuración stronista podemos observar cómo la dinámica interna del Partido Colorado permite la asimilación de postulados ideológicos y programáticos de las distintas corrientes partidarias, adaptándose y reinventándose para fortalecer su estructura partidaria y así adentrarse en la arena política para disputar el poder. En algunas categorías analíticas la visión del sector stronista era la preponderante en los documentos partidarios, mientras que en otras los epifanistas lograban insertar sus concepciones en las discusiones partidarias. El elemento ideológico es utilizado por el partido para mitigar la tensión dentro de la coalición de clase dominante, haciendo que los disidentes participen de la dinámica interna partidaria, desde acatar la “tríade del stronismo”, lo que no acabó ocurriendo.
Además del elemento ideológico es necesario analizar otros factores que permiten comprender la construcción del poder stronista, donde la ideología actúa como herramienta de legitimación. El ascenso del general Alfredo Stroessner al poder, en mayo de 1954, representa la implantación de la figura del “gran árbitro” gramsciano (Gramsci, 1999), que busca garantizar la estabilización de la nueva estructura de dominación. Para que esto pudiera ocurrir se estableció una coalición entre el “gran árbitro”, el Partido Colorado y las Fuerzas Armadas -la llamada “tríade del stronismo”, la unidad granítica-, que pretendía conformar una nueva organización del bloque histórico, subordinada a la coalición citada (Abente, 2014).
La configuración de esta alianza va a delimitar los rumbos del bloque histórico en la segunda mitad del siglo XX. Consideramos el papel que desempeñó Stroessner en la estructura de dominación como el del “gran árbitro” del concepto de cesarismo, pues posibilitó la reconstrucción del bloque hegemónico después de un momento de ruptura (la Guerra Civil de 1947). En un momento en el que la relación de fuerzas presentaba un equilibrio catastrófico -en el periodo de anarquía política que siguió a la Guerra Civil de 1947-, la coalición de clase dominante buscaba el ascenso de una figura que permitiera dar una “solución arbitraria” al conflicto (Gramsci, 1999).
En momentos de equilibrio catastrófico de fuerzas observamos que ni las fuerzas progresistas ni las regresivas (conservadoras) poseen la capacidad suficiente para dominar al bloque histórico. Ambos grupos se vuelven susceptibles a la aparición de un líder que consiga presentar nuevos rumbos para tales grupos.
El periodo de progreso stronista nos muestra cómo la ideología colorada alteró algunos de sus postulados para adecuarse a la defensa del gobierno stronista, fundamentalmente con la fórmula de “paz y progreso con Stroessner”. La corriente mayoritaria se valió del dominio de la estructura partidaria para actuar en defensa del gobierno stronista, justificando ideológicamente el mantenimiento del stronismo. No obstante, otra vez el partido supo utilizar las disensiones internas de las concepciones ideológicas para mitigar las tensiones en las demás esferas sociales. Aunque los disidentes estuvieran excluidos de la lógica partidaria, viviendo en el exilio, algunos elementos de su visión ideológica permanecían en los debates del coloradismo, haciendo que la ideología partidaria saliera fortalecida, al incorporar algunas de las críticas levantadas por los sectores opositores.
Estos logros ideológicos del stronismo, que se convirtieron en un modelo de dominación aceptado por una parte considerable de la población, deben ser puestos en el contexto de la estructura económico-social sobre el que se basaba la dinámica política. Analizando de modo general las relaciones de fuerzas del periodo stronista, la relación de fuerzas sociales resultante fue agroexportadora, con la transformación de la política económica defendida e implantada por el grupo social que asume el poder, que ahora se enfoca en la producción de los complejos agroexportadores y dependencia de capitales extranjeros (Pangrazio, 2008; Gómez, 2013). La economía paraguaya está definitivamente abierta al capital internacional y atrae flujos crecientes de capital. El aumento de la producción de los grandes complejos agroexportadores permitirá generar las divisas que equilibrarán los flujos de capital.
En relación con la dependencia del capital internacional durante el stronismo, Pastore (2008) refiere que en la década de 1970 (cuando la economía definitivamente se abre al exterior) todos los bancos establecidos en Paraguay eran extranjeros, incluidos los de Brasil y Argentina.
El stronismo garantizó la defensa de los intereses tanto de las élites tradicionales (tanto el sector ganadero como el de comercio de exportación e importación en gran escala), cuanto de las élites emergentes (el agro negocio y la construcción civil para el Estado, que conformó una “clase burguesa fraudulenta”) (Goiris, 2004). Y las élites económicas tradicionales y emergentes cambiaron los costos de gobernar por los bonos de las rentas crecientes con la expansión de la economía impulsada por el Estado (Abente, 2014).
Observamos la creación de un modelo de producción agrícola estructurado con forma y contenido capitalista, volcado hacia el abastecimiento del creciente consumo internacional de las commodities que Paraguay hasta entonces no producía en gran escala, como la soya, el maíz y el algodón. El Estado se convierte en fuerza motriz del proceso de estructuración económica, al intervenir en los sectores de infraestructura que el capital privado no se interesaba en participar y crear las condiciones económicas favorables para el ingreso de los capitales internacionales, reduciendo las trabas para la realización del capital. Todos estos elementos, en un país cuya estructura social no estaba preparada para el nuevo modelo económico, favorecieron a las élites tradicionales y el ingreso de extranjeros para conformar la coalición de clase dominante. Los campesinos (que representan históricamente el principal grupo social de Paraguay) fueron presionados cada vez más por el avance del modelo (Espínola, 2010; Ezquerro-Cañete y Fogel, 2017).
El gobierno autoritario de casi 35 años estableció un sistema económico profundamente dependiente del Estado, que necesitaba flujos crecientes de divisas para hacer frente a su deuda externa, siendo respetado internacionalmente por sus pagos puntuales de la misma (Espínola, 2010). Para sostener el modelo agroexportador conformado para expandir los flujos de capitales internacionales a partir del gobierno de Stroessner se produjo la crecente expulsión del campesinado y la concentración de tierras para posibilitar la producción extensiva de los principales complejos agroexportadores, tres de los cuales se volvieron fundamentales: la soya, el algodón y la ganadería.
En el periodo de crisis stronista los resultados del análisis repiten lo que observamos en los periodos anteriores, lo que reafirman la concepción de que la ideología partidaria es utilizada como ámbito para justificar las acciones gubernamentales, a la vez que es un escenario para mitigar las tensiones dentro del bloque histórico. Sin embargo, retomando a Gramsci, es posible visualizar que en este periodo ocurrió un descollamiento entre forma y contenido del bloque histórico y la ideología por sí sola no pudo justificar la manutención del stronismo.
No obstante todo lo anterior, el periodo nos demuestra que la adaptabilidad ideológica interna del coloradismo es de hecho uno de los principales elementos para mantener su éxito histórico a la cabeza del bloque histórico. Aunque la posición oficialista fuera derrocada con el tiempo, junto con el gobierno de Stroessner, el Partido Colorado ya poseía en su estructura interna los elementos ideológicos que darían base a su actuación en el periodo de la democratización, provistos por los sectores disidentes reunidos bajo la corriente de los tradicionalistas.
Y en el periodo de democratización vemos el uso combinado de la adaptabilidad y la tradición. El proceso de democratización trae algunas exigencias de la ciudadanía y del sistema internacional, como la institucionalización de las Fuerzas Armadas, un modelo de integración a la globalización, relaciones entre Estado y sociedad basadas en el pluralismo y las instituciones como fuente de cohesión social. El coloradismo tuvo que moldear sus concepciones tradicionales con estas exigencias del nuevo modelo de dominación política, el nuevo contexto.
Pero para explicar el éxito del coloradismo en la democratización tenemos que considerar otros elementos. La finalización del régimen stronista estuvo vinculada con la crisis dentro de la propia coalición de gobierno, una crisis del bloque de poder (Gobierno-Partido Colorado-Fuerzas Armadas) (Abente, 2010). En primer lugar, el stronismo fue derrotado militarmente por el ascenso de un nuevo grupo de militares que buscaba asumir el papel protagónico en la jerarquía castrense. Una de las características centrales del régimen stronista era la inmovilidad de la estructura castrense, que hacía que las lealtades fueran personales (la “sultanización” del régimen) (Rivarola, Cavarozzi y Garretón, 1991). En este sentido, dos figuras centrales del proceso son el general Andrés Rodríguez y el entonces coronel Lino Oviedo.
El problema estaba en la sucesión de Stroessner. Los stronistas (militantes) buscaban una forma de mantener la misma estructura de poder, pero había que pensar en un sustituto para Stroessner (ya anciano), hecho que genera las cisiones al interior del bloque de poder (Rivarola, Cavarozzi y Garretón, 1991).
Tal fisura se extendió hasta la base civil del régimen, el Partido Colorado, donde encontramos divisiones entre los militantes (que buscaban mantener un “stronismo después de Stroessner”) y los tradicionalistas (que querían retomar el poder por la élite civil del partido). En las internas partidarias de 1987 esta cisión quedó a la vista del público, demostrando que la ruptura de la coalición de gobierno ya era inevitable (Pangrazio, 2008).
El proceso que siguió al golpe del 3 de febrero de 1989 confirmó los pronósticos de que el periodo post-stronista colocaría a los nuevos gobiernos en serios problemas para reconstruir una coalición gobernante y alcanzar un nivel mínimo de hegemonía. Las dificultades para acumular el poder necesario para estructurar un esquema de gobierno alternativo exigirían la adopción de una solución de compromiso, hegemónica, donde deberían ser incluidos por lo menos algunos sectores liberalizantes. Sería esta apertura al interior de la coalición gobernante lo que desencadenaría un proceso de liberalización que posibilitaría una eventual democratización (Abente, 2010: 17).
El general Andrés Rodríguez (1989-1993) asume el poder y convoca a elecciones para el 1 de mayo, dos meses después del golpe. La oposición acepta participar en el proceso para poder acceder al pequeño espacio de actuación que le ofrecía el oficialismo. El resultado de las elecciones muestra que el control del aparato gubernamental por los colorados era un elemento esencial para su forma de gobierno, elemento que sería mantenido a lo largo de la democratización (Abente, 2010).
La política paraguaya posterior a 1989 presenta las siguientes fuerzas políticas: los partidos tradicionales, la Asociación Nacional Republicana -Partido Colorado (ANR) y el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que seguían como principales fuerzas, pero con mayor relevancia de los colorados- y las terceras fuerzas momentáneas: el Partido Encuentro Nacional (PEN), Partido Patria Querida (PPQ), Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE) y la Izquierda paraguaya con el Frente Guasu (FG) y Avanza País (AP).
La oposición estaba fragmentada, con diferencias ideológicas y disputas internas entre los distintos actores que la componen. El stronismo había sido eficiente en debilitar la oposición, con el establecimiento de una oposición tolerada (sumisa a la “democracia sin comunismo” de Stroessner) y una oposición perseguida (que fue enviada al exilio o perseguida internamente) (Colmán, 2014). Esto generó una desarticulación de la oposición, que no pudo ser protagónica en la transición, y apenas pudo utilizar y aprovechar los pocos espacios de participación que el oficialismo ofrecía.
El liberalismo fue dividido en varias facciones a lo largo del stronismo (Partido Liberal, Partido Liberal Radical, PLRA), llegando a la transición con la misión de reconstruir al partido para participar en los espacios que el régimen permitía. Domingo Laino se convierte en principal líder del partido, pero su conducción personalista genera la oposición de los otros movimientos internos, que se aglutinan alrededor de Miguel Abdón Saguier (Goiris, 2000).
Las otras fuerzas políticas tienen el desafío de convertirse en actores relevantes desde la nada, pues el régimen stronista había debilitado la articulación de la sociedad civil y de los partidos menores (Abente, 2010). Esto contribuye a la incapacidad de mantener estable de una tercera fuerza política a lo largo de la transición, fenómeno que cobra relevancia para la fragmentación de la oposición.
Al seguir la evolución histórica de las categorías analíticas durante los cinco periodos establecidos para el estudio, observamos la existencia de una combinación de dos elementos que permiten y explican la permanencia de los proyectos políticos del Partido Colorado como históricamente exitoso en la representación del bloque histórico y en su permanencia como proyecto hegemónico: la tradición y la adaptabilidad.
En este ámbito, analizando a los intelectuales encontramos tres motivaciones fundamentales para la adaptación ideológica: la interna, partidaria, que responde a los disensos y faccionalismos dentro del Partido Colorado; la que se refiere a una respuesta a los otros proyectos políticos, destacándose la adaptación conforme a la matriz política tradicional colorado-liberal, pero sin que podamos omitir que otros proyectos políticos también influyeron en los cambios ideológicos, como el comunismo, el socialismo, el totalitarismo y el militarismo nacionalista; y la motivación concerniente al contexto, reflejo de los cambios ocurridos en la evolución histórica.
En la relación Estado/Fuerzas Armadas apreciamos la adaptación de la ideología colorada en el periodo de progreso y crisis stronista, cuando el primado del orden aparece como justificación ideológica para la represión por el régimen stronista de los sectores contestatarios.
En el modelo de inserción internacional notamos la adaptación ideológica en los colorados, la cual es visualizada en el periodo de democratización como debida a una influencia externa: la respuesta a una nueva coyuntura internacional que la concepción autonomista del periodo stronista ya no lograba enfrentar adecuadamente.
También vemos la adaptabilidad de la ideología colorada en lo que se refiere a la relación Estado/sociedad, cuando en el periodo de progreso y crisis stronista la subordinación es utilizada para justificar el autoritarismo del régimen.
Otra categoría analítica en la que la ideología colorada presenta cierta adaptabilidad es la cohesión de la sociedad. A partir del periodo de progreso y crisis del stronismo algunas corrientes coloradas empiezan a ver a las instituciones como fuente de la cohesión social. Sin embargo, la concepción nacionalista que era históricamente predominante sigue en esta situación.
No obstante el carácter general de adaptación, es en la categoría de las relaciones sociales de producción donde encontramos más ejemplos de adaptación. Aunque el sector agrícola predomine en los análisis de los colorados, la polarización de posturas es visible. Incluso en los documentos que afirman determinado modelo económico, los otros modelos no son olvidados, lo que revela la preocupación por incorporar los intereses de los más diversos grupos sociales y económicos. Esto se acerca a los aportes gramscianos, que postulan la necesidad de acomodar los intereses económicos divergentes en una propuesta hegemónica.
Además de las adaptaciones y cambios por los cuales la ideología colorada ha pasado, encontramos algunos elementos que pueden ser considerados como la tradición política del proyecto político estudiado. Estos elementos que constituyen la tradición política colorada son la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, el nacionalismo como fuente de cohesión de la sociedad y la concepción del “Estado servidor del hombre libre”, inaugurada por Natalicio González y que permaneció a lo largo del tiempo en los análisis de los demás intelectuales y en los documentos partidarios.
En la mayoría de los casos el comportamiento de las categorías apuntó hacia la convergencia entre las obras y los documentos. Los desacuerdos internos y la apreciación del proyecto adversario hacen que los discursos ideológicos del partido se adapten para incorporar los intereses divergentes. La ideología y los intelectuales orgánicos cumplen el papel de elementos de cohesión del bloque histórico, tal cual apuntado por Gramsci.
Por lo tanto, podemos considerar que el coloradismo presenta un número elevado de casos de adaptación ideológica, principalmente por el hecho de haber estado en el gobierno en la mayor parte de los periodos, actuando para justificar ideológicamente las acciones gubernamentales y su apoyo a los gobiernos. La ideología, a partir de la concepción de Gramsci, es observada como elemento de legitimidad del modelo de dominación política.
La actualidad de la ideología del Partido Colorado
Todavía es necesario evaluar la conformación actual de la concepción ideológica del coloradismo, después de analizar su evolución histórica, para observar si los elementos mencionados previamente pueden considerarse de hecho como una tradición política de los colorados. Para esto haremos una breve apreciación de los postulados ideológicos que aparecen en el Preámbulo y en las Declaraciones de Principios del Estatuto del Partido más actualizado, aprobado en el año 2014.
El Partido Colorado se considera “una nucleación de hombres libres que busca promover el bienestar del pueblo paraguayo sobre la base de la igualdad, la justicia y la soberanía popular, manifestada en la forma republicana, democrática, participativa y representativa de gobierno” (ANR, 2014: 3). En cuanto al papel del Estado y su relación con la sociedad, “considera que el Estado, servidor del hombre libre, interviene en la vida social económica de la Nación para evitar el abuso del interés privado y para promover el bienestar general y la vigencia de una efectiva justicia en la convivencia ciudadana” (ANR, 2014: 3). Y con respecto al nacionalismo, afirma que el Partido se propone “desplegar sus máximas energías para el desarrollo equitativo de la comunidad, mediante la admisión del pluralismo ideológico en la formación de la voluntad política de la Nación, preservando y pugnando por enaltecer el nacionalismo en salvaguarda de su identidad cultural” (ANR, 2014: 7).
Podemos ver que los elementos de la tradición ideológica colorada permanecen vigentes en la actualidad, tanto el “Estado servidor del hombre libre” cuanto el nacionalismo como principio para la cohesión social, manteniendo la identidad paraguaya. Es interesante notar cómo la concepción de Natalicio González, creada en la década de 1930, creó un concepto que el coloradismo incorporó a su ideología y que se mantiene a lo largo de los periodos como elemento de la tradición ideológica, apropiado por las más distintas corrientes partidarias, el cual considera al Estado como servidor de los paraguayos.
Vemos que hasta en el periodo más dinámico en posibilidades de divulgación de concepciones disonantes dentro del partido, el periodo de democratización, no se renuncia a ciertos elementos ideológicos históricamente constituidos como tradición ideológica del Partido Colorado. En los momentos de disputa ideológica estos son elementos que el coloradismo encuentra para defender su permanencia como el principal proyecto político para sostener el bloque histórico y también para preservar la unidad partidaria.
Consideraciones finales
Hemos visto la implementación de un proyecto que permite la concatenación de forma y contenido del bloque histórico, observándose nuestra apreciación del bloque como unidad político-económica de la sociedad. La forma ideológica del bloque responde a las exigencias del contenido de sus relaciones sociales de producción. Y son los intelectuales orgánicos, a través de sus proyectos llevados al partido político y a los gobiernos, quienes emprenden el trabajo de construir y presentar los modelos políticos, sociales y económicos para lograr la unidad de forma y contenido del bloque histórico.
El modelo de análisis propuesto puede ser aplicado a otros contextos para ver cómo se comportan las categorías. Los casos del pri mexicano y del coloradismo uruguayo son dos posibles ejemplos de comparación. El pri, después de ser la más larga hegemonía partidaria latinoamericana, pierde las elecciones de 2000, quedando fuera del poder hasta 2012, cuando regresa con Peña Nieto. El Partido Colorado uruguayo se mantuvo como principal fuerza política desde su fundación en 1836, rivalizando con el Partido Nacional, hasta el éxito electoral del Frente Amplio que gobierna desde 2005. El pri es un caso de hegemonía histórica que perdió dos elecciones antes de poder regresar al poder. Por su parte, el coloradismo uruguayo es un caso de hegemonía histórica que perdió el poder en los últimos años y no ha logrado adaptarse. Y nuestro caso analizado es el de un partido que, desde la fundación del sistema partidario, gobernó el país durante 82 de 130 años.1
Para mantenerse a lo largo del tiempo fue necesario recurrir tanto a la tradición cuanto a la adaptabilidad, y es la hegemonía, por medio del elemento ideológico, la que según Gramsci puede ofrecer el escenario propicio para eso. Los intelectuales son esenciales, son la soldadura del bloque hegemónico. Después de analizar las obras y documentos partidarios de los periodos que listamos, vemos que en el caso del Partido Colorado paraguayo los intelectuales aparecen como elemento importante para la cohesión del bloque hegemónico, al brindar la legitimidad requerida para mantener la autoridad y la estabilidad colectiva, adecuando la forma y el contenido del bloque hegemónico a los intereses potencialmente conflictivos de las distintas facciones del grupo social dominante, así como de los diferentes grupos sociales que hacen parte del bloque, tanto dominantes cuanto dominados.
Por supuesto que el contexto y los elementos de la estructura económico-social y del modelo de dominación política tienen una importancia central, pero lo que proponemos en este estudio es examinar cómo estos elementos son legitimados y justificados. ¿Cómo los cambios en los proyectos económicos son justificados con la misma élite partidaria? ¿Cómo se justifica el uso de la represión y la subordinación de la sociedad al Estado? Encontramos algunas respuestas en los discursos ideológicos; la ideología es una herramienta de control social que permite mantener la estructura económico-social y el modelo de dominación política.
Por ejemplo, el cambio del proyecto económico durante el periodo de progreso stronista refiere a una necesidad de legitimar el nuevo modelo que beneficiaba a una nueva élite económica (con la construcción civil y la producción de complejos agroexportadores). Lo mismo pasa con la internacionalización de la economía paraguaya y la apertura al capital internacional, acelerada en los años 1990 y 2000.
Del mismo modo, los cambios en el modelo de dominación política caminan lado a lado con cambios en las concepciones ideológicas del partido. Del Estado servidor del hombre libre, pasando por el coloradismo stronista y llegando al coloradismo en democracia, vemos que el partido va modificando su concepción acerca de las relaciones del Estado con la sociedad, del sistema partidario, del régimen político y del modelo económico, con vistas a adaptarse a las nuevas coyunturas para legitimar su permanencia en situación hegemónica.
Afirmamos que los intelectuales orgánicos desempeñan un papel esencial para mantener exitosamente al Partido Colorado en Paraguay, proponiéndose como elemento de cohesión y estabilidad por lograr la consustanciación de la adaptabilidad coyuntural con la tradición estructural, para conformar una estructura histórica altamente capaz de adaptarse y redefinirse, que permite mitigar los conflictos disgregadores que podrían llevar a su supresión.
Y, contrariamente a lo que suele pensarse y afirmarse en el discurso habitual paraguayo (Paredes 2007; 2013), el Partido Colorado se adaptó mucho, alterando su ideología para enfrentar los cambios de contexto y las presiones de los demás grupos políticos, lo que hizo posible su éxito ejerciendo el control del poder público. Es la adaptación del discurso ideológico partidario lo que posibilita al Partido Colorado incorporar las demandas ciudadanas de los grupos de presión y de intereses que surgen a lo largo del tiempo, y permite la absorción de las nuevas tendencias políticas paraguayas por el coloradismo.