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Estudios de cultura maya
versión impresa ISSN 0185-2574
Estud. cult. maya vol.26 Ciudad de México 2005
Artículos
Organizaciones mayas para el desarrollo en el sur de Yucatán
Margarita Rosales González y Amada Rubio Herrera
Centro INAH, Yucatán, margarosales@prodigy.net.mx, alexarhm@yahoo.com.
Resumen
Este artículo se refiere a la forma como incide en las comunidades mayas uno de los componentes de la globalización: La política ambientalista mundial. La cual ha propiciado la constitución de asociaciones formales para el desarrollo entre la población maya peninsular en la última década. Se presenta el origen y trayectoria de varias de estas organizaciones a partir del financiamiento recibido del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en comunidades del sur de Yucatán. Uno de los aspectos centrales que se destaca es el hecho de que se han debido adoptar figuras jurídicas ajenas a las prácticas, normas y valores propios de la organización tradicional. Se refieren las características de estas nuevas organizaciones y la manera en que han adaptado o transformado sus normas y valores. Por último, se señala el sentido y alcance que estas organizaciones están teniendo para sus integrantes.
Abstract
The article focuses the formation of indigenous organizations based on the financing on behalf by the Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), which is interested in promoting programs of sustainable development as well as organizations interested on the conservation of the environment. The present investigation analyzes the effects and impacts of environmental politics on the constitution of indigenous organization and its internal conformation, as these had to rebuild their traditional organizational structure, adapting external norms and values to their Maya culture in order to access the resources offered by the PNUD. The work refers the characteristics, the goals and the sense of fifteen small organizations of Maya peasants, beekeepers and Maya women located on communities at the south of Yucatan state.
Introducción
En el marco de los acuerdos internacionales para la conservación del medio ambiente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha financiado tanto a asociaciones civiles de la península de Yucatán que promueven el desarrollo sustentable como a organizaciones de base dispuestas a realizar acciones para la conservación de los recursos naturales en sus comunidades. Ello ha llevado a la integración de organizaciones de hombres y mujeres mayas en las que las estructuras tradicionales han sido refuncionalizadas y han interiorizado nuevas normas y valores para acceder a los recursos que se les ofrecen.
Este artículo se refiere a la forma como incide en las comunidades mayas uno de los componentes de la globalización: la política ambientalista mundial, la cual ha propiciado la constitución de asociaciones formales para el desarrollo entre la población maya peninsular en la última década. Uno de los aspectos centrales por destacar es el hecho de que han debido adoptarse figuras jurídicas ajenas a las prácticas, normas y valores propios de la organización tradicional. Asimismo, se señala el sentido y alcance que estas organizaciones están teniendo para sus integrantes.
El trabajo es resultado parcial del proyecto de investigación del Centro INAH, Yucatán: "Organizaciones indígenas y procesos de desarrollo en comunidades mayas del sur de Yucatán",1 y la información proviene de la observación de campo y entrevistas realizadas durante el año 2003 en el municipio de Chacsinkín, en pequeñas comunidades del municipio de Tixméhuac y en la población de Xohuayán, municipio de Oxkutzcab, todos ellos ubicados en la región sur del estado.2 La colaboración con la asociación civil Misioneros A. C, en diversos proyectos de investigación, capacitación y desarrollo, desde hace más de cinco años, y la interacción con los promotores de la cooperativa K'et Xiimbal y con las distintas organizaciones locales, ha sido también primordial para elaborar este artículo y una motivación continua para nuestro trabajo.
Al inicio se presenta un breve panorama de la micro-región en estudio, del uso del suelo y de los recursos naturales, como antecedente para abordar el programa del PNUD en la región y el papel de intermediación que ha jugado la asociación civil que trabaja en estas localidades, entre este organismo internacional y las organizaciones mayas. Ello permite abordar, a continuación, el origen de las organizaciones y sus principales características.
En la segunda parte se tratan las diferencias básicas entre las organizaciones "modernas" o legalmente constituidas y las organizaciones tradicionales de las comunidades, a partir de la comparación entre ambas, realizada por diversos promotores mayas de las comunidades. También se refiere la manera en que las nuevas organizaciones han adaptado o transformado normas y valores. En seguida se expone el sentido y el alcance que estas organizaciones tienen para sus integrantes, con especial referencia a los grupos de mujeres. Finalmente retomamos la interacción entre organizaciones locales o de base, asociaciones civiles para el desarrollo y organismos internacionales, y el impacto buscado en la conservación de los recursos y en la construcción de desarrollo sustentable.
La micro-región
Las comunidades en las que se ubican las organizaciones referidas en este trabajo: Xbox y Chacsinkín, en el municipio del mismo nombre; Xohuayán en Oxkutzcab, Chaltunpujoy, Dzutoh, Sabacché y Kimbilá, en Tixméhuac, se localizan en la porción oriental de lo que se ha denominado la región sur de Yucatán (Morales, 1981; Morales y Rosales, 1985).
Se trata de municipios y comunidades marginados de la agricultura de riego y comercial que caracteriza al sur del estado. En todas ellas la actividad predominante es el cultivo de maíz y productos asociados, bajo el sistema de roza, tumba y quema, si bien existen diversas adaptaciones e innovaciones en la forma de sembrar la milpa. Esta labor se complementa con la apicultura, las hortalizas en pequeña escala, la producción de aves y cerdos en el solar y, de manera importante, el trabajo artesanal de las mujeres, principalmente el urdido de hamacas. Durante algunos meses del año, jóvenes y adultos varones salen a trabajar fuera de la comunidad para obtener los ingresos que les permitan afrontar el gasto familiar, mientras llega la cosecha de maíz o de miel (Rosales y Moya, 1999).
Pese a la diversidad de actividades y de productos obtenidos, y al volumen de los mismos, los bajos precios pagados en la localidad, así como la dificultad de transporte y de acceso a un mercado justo implican un constante intercambio desigual, bajos ingresos y una economía familiar deficitaria, en continuo endeudamiento con los comerciantes locales. La aleatoriedad del temporal y los siniestros ambientales inciden también en la insuficiencia de maíz, los bajos ingresos y los niveles de bienestar. Los índices de marginalidad y desnutrición infantil son altos en estas comunidades, como se detectó en el diagnóstico participativo realizado en esta micro-región (Rosales y Moya, op. cit.).
La vegetación predominante en la micro-región es la selva mediana subcaducifolia de tipo secundario. Son escasos los terrenos donde la selva se ha regenerado en el transcurso de un largo período de tiempo (e.g. 20 o 30 años), de manera que son pocos los llamados montes altos, predominando los montes bajos, especialmente en las tierras ejidales. Ello se debe a la creciente presión sobre la tierra, ya que cada vez se tumban montes más jóvenes (entre 4 y 7 años). El ejido de Chacsinkín se caracteriza en su mayor parte por tener pequeñas planadas de tierra roja o k'aankaab (rendzina roja), algunas con más de 60 cm de profundidad, entreveradas con pequeños lomeríos y cerros bajos de tierra pedregosa o puuslu'um (leptozol rendzínico negro). Ambas son usadas para la siembra de maíz y en las planadas o kankabales el maíz se siembra en hileras y de forma continua desde hace más de 10 años. En cambio hacia el sur, en la población de Xohuayán, existen porciones de eek'lu'um, tierra negra muy fértil y planadas de mayor tamaño (20 ha), donde se llega a sembrar con maquinaria agrícola, pero conservando el policultivo propio de la milpa.
De acuerdo con el diagnóstico participativo realizado entre 1997 y 1999, en los ejidos de Chacsinkín y Xohuayán se desmontaban aproximadamente 1 000 ha para roza, tumba y quema. Los montes altos se presentan como escasos manchones en los linderos de los ejidos (un 10% de los mismos) o en las propiedades privadas (Rosales y Moya, op. cit.).
En términos ambientales, al problema del deterioro de la selva, con la consiguiente pérdida de biodiversidad y escasez de especies para la construcción de la vivienda, se añade la contaminación por uso de insumos químicos. Sin embargo, ésta es mucho menor que en las zonas de riego del sur, donde se siembran hortalizas y cítricos además de maíz.
En cuanto al acceso a la tierra, la tierra ejidal es de uso común pero se reconocen "rumbos" donde tradicionalmente hacen milpa determinadas familias, y parcelas de uso continuo, usufructuadas familiarmente, en las que también se siembra maíz pero con variantes.
El inicio: organismos internacionales, asociaciones civiles para el desarrollo y organizaciones mayas
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo que se llevó a cabo en Río de Janeiro en 1992, conocida como la Cumbre de Río, si bien no logró todos los acuerdos necesarios para atender los problemas ambientales mundiales, colocó en el centro del debate la relación entre ambas problemáticas: la ambiental y la del desarrollo. Igualmente, se enfatizó la relación entre el crecimiento de los países "desarrollados" y los del "Tercer Mundo", acordándose la necesidad de "hacer algo", dadas las condiciones mundiales de devastación y destrucción imperantes. Uno de sus resultados fundamentales fue la Agenda 21, que compromete a los países ricos a destinar recursos para el desarrollo y el medio ambiente, lo que dio origen al Fondo para el Medio Ambiente Mundial de las Naciones Unidas (FMAM) (Fisher, 1993).
No menos importante que esa Conferencia fue el Foro Global Paralelo de Río, el cual aglutinó a 20 000 participantes, representantes de 9 000 organizaciones no gubernamentales (ONGs) de 171 países (Fisher, op. cit.). Ello representó un movimiento global de la sociedad civil organizada, en búsqueda de un modelo alternativo para el desarrollo sustentable de todos los países.
El auge de las llamadas ONGs, organizaciones de apoyo a las bases (OABS) y organizaciones de base (OBS)3 coincide, según algunos autores (Cortés Ruiz, 1994), con la crisis del estado de bienestar proclamada por el discurso neoliberal y la retirada de las instituciones gubernamentales de determinados ámbitos como la política social en la década de los ochenta. Ante los fracasos de los programas de desarrollo instrumentados "desde arriba" por las agencias gubernamentales, las ONGS se consideraron como una alternativa para poner en marcha un desarrollo "desde abajo", basado en las necesidades sentidas de la población. Al mismo tiempo eran más flexibles, eficientes y económicas; estaban más cerca de la población pobre de los países en desarrollo y se mostraban más capaces de adaptarse a sus condiciones de vida que los funcionarios gubernamentales (Vargas, 2002: 126).
Las OBS surgen desde los años setenta formadas por profesionistas o activistas jóvenes e idealistas, muchos de ellos con trabajo voluntario o escasamente retribuido, para promover el cambio social de la población marginada desde diversas perspectivas: desarrollo, emponderamiento, equidad de género, derechos humanos, medio ambiente, derechos indígenas. Surgieron simultáneamente en Asia, África y América Latina, canalizando recursos de agencias y fundaciones internacionales de los países "desarrollados" hacia poblaciones y grupos locales (Fisher, 1998), pues se consideraba "que estaban desempeñando tareas de promoción al desarrollo que los gobiernos locales y las agencias internacionales de desarrollo no hubieran podido llevar a cabo" (Vargas, op. cit., con relación a un informe de Hirchman, 1984).
Ambas dinámicas de carácter mundial, la de los acuerdos internacionales de los países desarrollados y la de la sociedad civil organizada, confluyeron en diferentes micro-regiones de la península de Yucatán a mediados de la década de los noventa, y coincidieron con movimientos sociales en la península que también estaban repercutiendo en la llamada micro-región sur de Yucatán. A raíz del clima de efervescencia política y del impulso a la participación de la sociedad civil generado en México por el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional en 1994, en la península se dieron diversos encuentros e intercambios entre las pocas OABS y OBS existentes en ese entonces. Un heterogéneo grupo de inspiración cristiana se instaló en la comunidad de Chacsinkín a mediados de 1994, animado por la utopía zapatista y cristiana, y fue delineando su trabajo en esa micro-región a partir de su práctica y de la interacción con otras organizaciones civiles en la península que promovían el desarrollo sustentable.
En este sentido, las primeras acciones de este grupo estuvieron vinculadas a la promoción de la agricultura orgánica. Una de ellas fue un proyecto de granja integral que financiaba la embajada de Holanda por lo que, en espera del financiamiento, se animó a un grupo de mujeres a tomar clases de cocina con productos disponibles en el solar y a iniciar la siembra de hortalizas con insumos orgánicos. La elaboración de abonos orgánicos o composta buscó atraer a milperos para mejorar la productividad de la milpa sin el uso de insumos químicos. Al principio, algunos de ellos acudieron con curiosidad y en espera de recibir algún tipo de beneficio inmediato o "apoyo", pero pronto se desanimaron ante la gran cantidad de trabajo que implicaba.
Sin embargo, cuatro milperos, que estaban emparentados y acostumbraban salir a trabajar juntos o hacer milpa, y que buscaban alternativas para mejorar sus ingresos, decidieron aceptar la asesoría y apoyo de los recién llegados e incursionar en la siembra de maíz y hortalizas con insumos orgánicos en un solar al sur del poblado. Este núcleo de una parentela, como muchas otras en el poblado, integrado por milperos trabajadores y particularmente inquietos, fue el inicio de la actual Sociedad de Solidaridad Social Maayao'ob.
Otro de los proyectos iniciales en la micro-región fue la formación de promotores mayas para el desarrollo y la elaboración de diagnósticos participativos, como parte de un Proyecto Peninsular y en colaboración con otras OABS e instituciones académicas (1996-1998). Ello fue significativo para las incipientes organizaciones locales pues participaron en el mismo una mujer que trabajaba en la huerta y uno de los integrantes de Maayao'ob. Asimismo, este proyecto propició el acercamiento con la cooperativa San Isidro Labrador de Xohuayán, integrada por los hermanos Chan y sus allegados (cfr. Rosales y Rejón, 2005), que habían comenzado a practicar la labranza mínima animados por uno de los primeros promotores de la milpa orgánica de la Escuela de Maní.4
También en el año de 1994 llegó a la península de Yucatán5 el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del FMAM, buscando relacionarse con OABS que pudieran actuar como pivotes o intermediarias del desarrollo sustentable en diferentes micro-regiones y canalizar recursos a OBS locales.6 El deterioro de la selva en la micro-región, el tipo de trabajo que se pretendía desarrollar en Chacsinkín y los objetivos del PPS parecían idóneos para la convergencia de intereses. Esto llevó a la constitución formal de la OAB como asociación civil en 1995 para poder acceder al financiamient,o del PPS. De igual forma se gestionaron proyectos para las tres agrupaciones locales con las que se había iniciado el trabajo, cuidando cumplir los requisitos del Programa en lo relativo a contribuir en la conservación de la biodiversidad local y la disminución del calentamiento global.
Diversas dificultades retrasaron la llegada de los fondos hasta 1996-1997, de manera que en ese lapso los miembros iniciales de Maayao'ob integraron a más parientes y allegados que aceptaron la invitación ante los resultados que ya habían obtenido los primeros (6 ton/ha en la siembra de maíz con composta y semilla mejorada y riego) y ante las expectativas de obtener apoyos subsecuentes. De esta forma quedó integrado el actual grupo, que se constituyó legalmente con los mismos recursos del proyecto de PPS, al igual que el grupo de "mujeres que trabajan juntas" (Much"ko'oklo'ob) y un grupo de apicultores que incorporaría prácticas no contaminantes para controlar el ácaro Varroa jacobsoni en los apiarios, SSS Dsidsilché. Posteriormente se constituyó también formalmente la Cooperativa de Xohuayán, que se registró como Meji máak.
Este fue el inicio formal de las tres organizaciones más antiguas con sus correspondientes líneas de trabajo: las mujeres en el aprovechamiento integral de sus solares, los apicultores que buscan mejorar su producción y alcanzar mejores precios en el mercado con miel no contaminada, y los milperos que sedentarizan y diversifican sus prácticas agrícolas, evitando la quema del monte y plantando especies forestales.
Desde entonces la relación de los tres tipos de organizaciones, internacionales, de apoyo a las bases y de base, se ha mantenido con altas y bajas. En un inicio el programa fue más flexible en su operación, aunque no en sus principios formales a los que hubo que ajustarse poco a poco y en forma creciente. Además del requerimiento obligatorio de estar legalizados y con una cuenta a su nombre en el banco,7 lo que conlleva realizar trámites ante la Secretaría de Relaciones Exteriores y acudir ante notarios, había que entender y ajustarse a los principios y objetivos del PPS y señalar acciones que evitaran el calentamiento global y la contaminación del agua. En este sentido no deberían quemar ni usar insecticidas químicos.
Todo ello resultaba un discurso ajeno, derivado de una problemática ambiental real pero desconocida por los hombres y mujeres mayas, que difiere de sus actuales prácticas. Discurso del que poco a poco fueron apropiándose algunos al elaborar los proyectos con apoyo de asesores de la OAB, participar en talleres de biodiversidad, o tener que ajustarse a estos requerimientos ante la amenaza de alguno de los socios-promotores que les dice que de lo contrario tendrán que devolver el dinero.
Un aspecto importante a destacar es la incorporación de las esposas de los Maayao'ob como socias de su grupo, que se dio ante los requerimientos del PNUD, que pedía la participación de mujeres para impulsar la equidad de género. En realidad, formalmente han sido sólo socias que apoyan en algunos trabajos como la cosecha y venta de hortalizas, pero sin tomar parte en las asambleas y decisiones. Poco a poco han participado en algunos talleres de formación en derechos humanos, biodiversidad, género, y algunas ya demandan un proyecto productivo específico.
Con el transcurso del tiempo la interacción entre estos tres tipos de organizaciones llevó a subsecuentes adecuaciones de la "estrategia mexicana" para el PPS (actualmente se aplica la tercera), que parte de las necesidades detectadas en los diagnósticos micro-regionales y de la experiencia e interacción con los grupos de base y las asociaciones civiles que trabajan con ellos. Actualmente el objetivo del Programa se define como "fortalecer capacidades locales para lograr un mejor manejo de recursos sociales y ambientales". Todo ello para: "a) mejorar la calidad de vida de las personas en donde el programa se aplique comenzando por los solicitantes y b) restablecer el cuidado de la biodiversidad por medio de acciones sustentables" (PNUD, 2003: 5). Además, la estrategia del programa incluye también que se estimulen la autogestión y la democracia de base, y se promueva la consulta y la participación en la toma de decisiones en todos sus niveles.
Otros grupos más se han formado a partir de entonces, existiendo al momento 15, si bien la mayoría no se ha constituido legalmente debido a las dificultades prácticas que esto entraña. En el origen de todos ellos, como en el de otras muchas organizaciones y empresas sociales, se encuentran mezclados diversas interferencias externas con motivaciones e intereses locales (cfr. Krotz, 1988). La mayoría de las organizaciones estudiadas surgió en la interacción con los miembros de la OAB, o bien con los promotores locales formados por dicha organización o con algún otro agente proveniente de instituciones públicas o privadas.
Ello no significa que no hubiera interés para agruparse y alcanzar metas comunes difíciles o prácticamente imposibles de lograr de manera individual, como por ejemplo la adquisición de un predio, o bien que algunas de estas iniciativas de integración fueran autónomas. También sucedió que la constitución bajo figuras jurídicas externas estuvo basada en grupos de acción ya existentes que acostumbraban apoyarse mutuamente, y en estructuras sociales intermedias como las parentelas con, énfasis patrilineal (cfr. Quintal et al, 2003: 330-344). Ello influyó en una mayor autogestión y consolidación de estos grupos.
En varios grupos de mujeres se hicieron diagnósticos participativos para conocer las necesidades de la población y del grupo, decidir los intereses prioritarios y trabajar con base en ellos, con lo cual se logró también una mayor consistencia.
En contraste, el origen claramente inducido de la mayoría de los grupos apícolas, la dispersión de su actividad y su composición interna han dificultado su integración, autogestión y consolidación. El origen, las características y las motivaciones de estas organizaciones pueden observarse en el cuadro 1.
Resta por señalar la integración de un nuevo sujeto social en la comunidad, la Cooperativa de promotores mayas K' et Xíimbal ("el que acompaña"), una organización de base que trabaja acompañando y capacitando a las organizaciones de producción mencionadas. Esta cooperativa integra a técnicos agrícolas y apícolas, y a promotores de derechos humanos y en gestión del desarrollo, formados ya sea por la OAB micro-regional o en cursos y talleres fuera de la micro-región. Estos promotores son quienes "acompañan",8 trasmiten lo que aprendieron y trabajan directamente con las organizaciones mayas.
Todos ellos son hablantes del maya de la localidad pero con buen manejo del español, y algunos con capacidad de elaborar proyectos, lo cual los lleva a jugar el papel de intermediarios ("brockers") entre estas organizaciones y la OAB y otras instituciones, funcionarios y agencias externas. Asimismo, actúan como traductores al maya de agentes externos, lo que puede llevar a que concentren y manejen información relevante para el desarrollo de los grupos, pero también a ejercer un liderazgo endógeno que coadyuve al diseño de estrategias y demandas acordes con modelos propios de bienestar.
El objetivo de la OAB es consolidar sujetos sociales sustentables y autogestivos y, si bien varias de estas organizaciones se encaminan hacia ello y son capaces de prescindir del promotor, otras dependen en gran parte del mismo y operan únicamente como acopiadoras locales de miel o receptoras de "apoyos" y proyectos. Las OABS han estado jugando el papel de intermediarios económicos, políticos y culturales, no sólo entre los organismos internacionales, la población y grupos de base locales, sino también entre los diferentes colectivos sociales que articulan,9 y que pueden ser desde agentes extranjeros o instituciones y funcionarios gubernamentales, hasta redes de OABS y OBS.
Con frecuencia los integrantes de la OAB han fungido como traductores culturales entre dos mundos disímiles como son los funcionarios de dependencias gubernamentales y las organizaciones mayas. A los primeros han debido explicarles los ritmos, tiempos, condiciones de vida y requerimientos de las organizaciones (como la dificultad de acceder a realizar una declaración fiscal en Internet). A las segundas se les ha acompañado en el tortuoso camino hacia la Secretaría de Hacienda indicándoles cuál es la normatividad a la que han de someterse para acceder a los recursos que solicitan.
Pero además, la OAB ha buscado desarrollar un diálogo intercultural con los integrantes de las organizaciones, para ello se apoya en los promotores de K'et Xiimbal, quienes interpretan en maya conceptos, ideas o información diversa, necesaria para el trabajo o la capacitación de las organizaciones, como por ejemplo lo que ha de ser una organización: tsol much' kuxtal (ordenar la vida juntos).
En efecto, "los intermediarios políticos y culturales en las organizaciones campesinas resultan en gran medida necesarios y decisivos para la construcción de éstas", pero también es cierto que resulta básico impulsar la participación y resocialización política de sus integrantes para que se asuman como sujetos de desarrollo y contrarresten la dependencia (Rosales, 1997: 278), lo cual se ha constatado que es un proceso lento y complejo.
Organizaciones tradicionales versus organizaciones "modernas" o legalmente constituidas
Las organizaciones que se consideran dentro de estas categorías en el cuadro 2 y las características de unas y otras fueron definidas por promotores y representantes de distintas organizaciones en diversos talleres10 de formación, a partir de dinámicas coordinadas por capacitadores externos que buscaban establecer un diálogo intercultural con los promotores mayas.
Las organizaciones tradicionales mayas se definieron11 como aquellas que, por su antigüedad y por haberse integrado a iniciativa de personas de la comunidad, ya se han hecho costumbre y tradición. Las "modernas" tienen un origen externo a la comunidad, presentan características más occidentales, al menos en su forma externa, y son reconocidas por el gobierno.
Cabe aclarar, sin embargo, que algunas de las primeras son instituciones originadas en la religiosidad popular católica que han sido mayanizadas en su contenido (como novenas y gremios) y, en el caso de las segundas, también hay un proceso interno de apropiación y funcionamiento de acuerdo con normas locales, como puede observarse en relación con el Ejido (cfr. Quintal et al., op. cit.: 347-350). También podemos apuntar que las organizaciones llamadas tradicionales tienen un papel primordial en la reproducción de la comunidad indígena maya,12 mientras que las segundas, en general, llevan a la reproducción de las instituciones propias del Estado nacional en las comunidades. En el caso particular de las organizaciones productivas o mercantiles, constituyen un medio para cumplir la función de canalizar recursos al medio rural, lo cual también incide en la reproducción de las comunidades.
Las características que se presentan en el cuadro 3 se refieren al modelo ideal de cada uno de los tipos de organización y no a como las encontramos en la realidad actual, donde ambos modelos se muestran mezclados. Como puede observarse, el aspecto más sobresaliente que marca la diferencia entre ambos tipos es la normatividad que las legitima, en un caso la comunitaria y consuetudinaria y, en el otro, una normatividad externa y "formal", característica del derecho positivo mexicano.
Esta normatividad a la cual deben someterse los grupos que desean "constituirse legalmente" para poder obtener ciertos recursos públicos, deja implícito que de otra forma estas organizaciones no serían legales y por tanto legítimas, de acuerdo, claro, con el orden jurídico del Estado nacional donde "la legalidad se ha convertido en criterio irrefutable de legitimidad" (Krotz, 1997: 21).
Este orden jurídico resulta ajeno a las comunidades mayas, no sólo por corresponder a otra cultura, la cultura hegemónica en la sociedad mexicana, sino porque lo maneja un cuerpo de especialistas que utilizan un discurso y un saber del que están excluidos los ciudadanos comunes y, más aún, los grupos indígenas (ibid.).
En el marco de la política pública para el desarrollo rural, el estar "organizado" en grupos es un medio para alcanzarlo, y un paso lógico es constituirse como cooperativas o como Sociedades de Solidaridad Social. Así lo han entendido instituciones públicas y privadas que trabajan en comunidades rurales. Si consideramos las condiciones de fragmentación y debilidad en que las unidades familiares campesinas acuden al mercado, organizarse puede ser ciertamente un medio para enfrentar estas desventajas, pero es importante asumir sus consecuencias en términos culturales y de control social y económico.
Además del costo y del registro ante Relaciones Exteriores y/o ante un notario, cada cambio del Consejo de Administración ha de ser notariado, al igual que la entrada o salida de socios. En Chacsinkín son los asesores de la OAB quienes facilitan este trabajo y llevan a signar las escrituras a la comunidad. Éstas son firmadas por los socios, algunos de los cuales usan su huella digital, con un voto de confianza a sus representantes, promotores y asesores, ya que no pueden leer o entender mucho de lo ahí asentado. Pero no sólo se trata de estos trámites sino los que hay que realizar ante los bancos y ante la Secretaría de Hacienda. Una vez "legalizados" hay que hacer declaraciones trimestrales a través de Internet.
Cuando a un funcionario se le explicó lo complicado que resultaba que el grupo de mujeres que hacen chocolate hiciera las declaraciones desde su comunidad, sugirió contratar a un contador, y finalmente reconoció que esta legislación no está hecha para todos, pero que debía cumplirse.
Del mismo modo, la Comisión Nacional de Agua, como muchas otras instituciones, tiene su reglamentación para el uso de pozos, de los cuales gran parte no está debidamente registrada, o tiene otro uso,15 que según el criterio de la Comisión ocasiona multas. Todo ello es un ejemplo más de cómo el orden jurídico de una sociedad es un mecanismo de control social, que busca garantizar además la reproducción y permanencia de la misma (Krotz, op. cit.). Lo que aquí queremos destacar es la dificultad estructural que existe para adecuar estas legislaciones a las condiciones reales de producción y de vida de los campesinos mayas, y la importancia de establecer un diálogo constructivo que tome en cuenta tanto a las instituciones públicas como a las organizaciones mayas, sin que éstas deban renunciar a su cultura y formas de vida.16
Como podemos observar, las organizaciones de base que actualmente encontramos en la micro-región sur son organizaciones mayas o mayanizadas, como lo muestran sus principales características en términos de estructura y funcionamiento interno (cuadro 4). Es cierto también que están aprendiendo nuevas normas y prácticas, no sólo técnicas sino también organizativas, como elaborar reglamentos, llevar reuniones, levantar actas, hacer comprobaciones con facturas, realizar gestiones y trámites en dependencias, organizar el trabajo en común, o refúncionalizar algunas otras formas como el trabajo por turnos, las fajinas, el liderazgo, los acuerdos orales, la presión social de pedir cuentas por un trabajo no hecho, etcétera.
No podemos subestimar, sin embargo, las diferencias principales con organizaciones mayas "tradicionales", ya que en éstas el ámbito de sus relaciones se ubica "hacia fuera": en la interacción y dependencia con agentes e instituciones externas (para elaborar y gestionar los proyectos y recursos, y para acceder y manejar la normatividad y las condiciones requeridas) así como en el control e integración que pretende ejercer sobre ellas el Estado nacional. Es decir, en el ámbito de las relaciones autonómicas, o de subordinación.
Una vez más en la historia de estas comunidades mayas ¿se trata de adaptarse y utilizar las normatividades ajenas impuestas para recrear y mantener las propias, a fin de continuar subsistiendo y de conservar ciertos espacios autonómicos, pero en condiciones de subordinación y pobreza? O bien, ¿están construyéndose sujetos sociales sustentables que tengan un papel activo y solidario en el desarrollo endógeno de sus comunidades y micro-región, como pretenden las OABS? Si bien el hecho de revisar el sentido que estas organizaciones tienen para sus integrantes puede arrojarnos luz al respecto, dichas interrogantes rebasan este espacio y merecen una discusión más amplia.
Sentido de las organizaciones
Todas las organizaciones del estudio se constituyeron primordialmente para obtener beneficios económicos buscando mejorar de alguna forma su calidad de vida, no sólo con productos que vender o consumir, sino aumentando su producción con tecnología e infraestructura adecuada como el riego, y encontrando alternativas para comercializar sus productos a precios justos. Entre sus objetivos (cuadro 1), mencionan también el diversificar su producción y capacitarse para obtener productos orgánicos con mejor precio en el mercado. De una u otra forma, los grupos han recibido apoyo para esta infraestructura, así como insumos y capacitaciones, y han diversificado su producción. Sin embargo, continúan enfrentándose desventajosamente al mercado, comercializan sus hortalizas orgánicas en el mercado local y regional sin recibir un sobreprecio por ello, y por tanto no obtienen ganancias que puedan acumular.
La lógica de producción y organización de estos grupos continúa siendo una lógica campesina, es decir, obedece a sus necesidades de subsistencia y modos de vida y no a una lógica capitalista. Los grupos que fomentan parcelas agro-forestales, además de practicar la milpa sin quema, ejemplifican este manejo de sus "empresas sociales", una de cuyas características esenciales sigue siendo la diversificación de sus actividades y de sus parcelas.
Así por ejemplo, el grupo Maayao'ob17 tenía tilapias al inicio del 2004 y, además, cría borregos, no pudiendo dedicar a todas sus actividades el trabajo suficiente que requieren para obtener una buena producción. Y debido a la falta de tiempo y de recursos no cuentan con "capital de trabajo" y han de emplearse como asalariados eventuales (algunos días a la semana o algunas semanas), aunque por lo general dentro de la población. Los subsidios recibidos y la producción obtenida les han permitido subsistir unos meses pero no todo el año.
Los integrantes de este grupo no se desaniman y esperan "salir adelante", ya que todo este ahorro o acumulación en infraestructura es para el futuro de sus hijos, "para que tengan donde trabajar en el futuro, porque afuera no hay trabajo seguro". Desean construir alternativas productivas para sus hijos, dentro de su pueblo, reproduciendo su forma de vida, pero en mejores condiciones. El grupo es uno de los que no deja de celebrar anualmente el uajikool en su parcela, porque "una vez que empiezas tienes que continuar" y fue el que, ante la muerte de borreguitos recién nacidos, además de llamar al veterinario y atender sus indicaciones, realizó un "loj borrego"18 para cerrar los corrales a los "malos vientos" que aducían los estaban dañando, ceremonia que se repitió, pues el primer jmen no hizo el trabajo como era debido.
Por ello, consideramos que estas colectividades integran empresas sociales de subsistencia, cuyas estrategias se encaminan a la reproducción de su organización, sus unidades familiares, su forma de vida y sus recursos naturales. Estos grupos, que son los más antiguos, han interiorizado la importancia de no utilizar insumos químicos y han revalorado el cuidado del monte, aceptando la no quema, tanto para recibir el apoyo de PNUD como para contrarrestar el deterioro del monte.
En sus propias palabras, el PNUD es una organización "del mundo" que se comisiona para "dar financiamiento a los proyectos que se encargan de proteger el medio ambiente" y analiza quiénes sí lo harán y así "hay que cuidar lo que hay en vez de tumbar, en vez de quemar". Al llenar los formatos del proyecto "tienes que explicar cómo ayudas a tu pueblo con lo que hacemos [...] tienes que ayudar al medio ambiente, tienes que explicar para qué quieres el dinero y comprobar los gastos que te den". Uno de los promotores-socio, consciente ya de todo ello, decía a sus compañeros cómo no podían usar químicos y tenían que hacer composta o de lo contrario tendrían que devolver el dinero que les habían dado. Así se aseguraba que cumplieran con la conservación del monte.
En cuanto a los apicultores, exceptuando a dos grupos que desde el inicio se interesaron en capacitarse para la producción de miel "orgánica" y con ello obtener mejores precios, el principal interés es recibir "apoyos" para sus apiarios o para la alimentación y cuidado de las abejas. La venta en común no siempre Ies es asequible ya que tienen deudas con los acopiadores de Peto o Tekax y el uso de productos no contaminantes les supone un mayor cuidado y trabajo en sus apiarios, además de que algunos todavía le tienen más confianza a los "polvos" que matan la varroa que a los nuevos medicamentos. Sin embargo, han mejorado la calidad de la miel especialmente en Xohuayán y Sabacché, donde desean se analice la miel para obtener una mayor calidad y precio, y presionar a los que no cumplen.
Las mujeres merecen especial atención por el esfuerzo que han tenido que hacer para mantener los grupos y el sentido que han tenido para ellas, el cual contrasta con el de los hombres. Inicialmente se integraron a invitación de algún promotor maya de la cooperativa local y/o un asesor de la OAB local. Con tres de los grupos se realizó, además, un diagnóstico participativo con enfoque de género, que les permitió definir lo que querían hacer y para qué. Aparte de la siembra de hortalizas en sus solares para su consumo y eventualmente para su venta, los diversos grupos han buscado otra actividad que les proporcione ingresos. No siempre han contado con proyectos o "apoyos" y ello ha desanimado a socias que han abandonado los grupos y dejan de participar en reuniones que "no les dejan nada". La atención de su familia o el desacuerdo con sus esposos ha sido otra de las causas de deserción.
Sin embargo, la participación e interés de las que han permanecido ha sido creciente, y animadas por su promotor o promotora se han apropiado de su organización construyéndola de acuerdo con sus intereses y formas de trabajar, ya que encuentran en ella diversos satisfactores que les son significativos, como tener un espacio propio de trabajo, intercambio y esparcimiento, que han debido defender frente a diferentes obstáculos.
La primera dificultad ha sido la oposición de sus maridos, quienes les decían que estaban perdiendo el tiempo y no obtenían ninguna ventaja en el grupo, "ya que ellas son para la casa y pueden descuidar a sus hijos". Semejante crítica también suelen recibirla de cuñadas, suegras o incluso sus madres. La oposición de padres y esposos es un obstáculo que generalmente han de superar las mujeres que se integran a organizaciones (c/r. Vargas Cetina, op. cit.: 164).
El segundo impedimento que enfrentan es el hecho de tener que combinar sus diferentes actividades en la casa con las reuniones y el trabajo en la organización, precisamente para que el marido no tenga queja alguna. Señalan "lo difícil que es sacar tiempo para el grupo" y cómo "tienen que dejar todo listo" antes de salir a las reuniones. Expresan que no pueden descuidar sus labores, pero tampoco están dispuestas a abandonar al grupo.
El tercer obstáculo lo constituye el chisme de las personas de la comunidad, que critican sus actividades refiriéndose a que al parecer no tienen que hacer en sus casas, o no tienen terreno para sembrar sus hortalizas y en su lugar van a la parcela común. Se dice que "sólo van a pasear" cuando acuden a los talleres a Chacsinkín. El chisme, que se relaciona con la práctica de papeles distintos a los acostumbrados, con la ruptura de normas (como viajar a otras comunidades) y con la envidia porque reciben distintos apoyos, se ha identificado como una amenaza para la permanencia del grupo, por lo cual deben reforzarse mutuamente para poder seguir adelante.
Más allá de los ingresos que obtienen por la venta de sus productos, que son de poca cuantía, las mujeres defienden y mantienen sus organizaciones en tanto espacio propio porque encuentran un punto de encuentro, intercambio y convivencia con otras mujeres que de otra manera no tendrían.19 Además de los aprendizajes, este espacio es lo que más les agrada de su organización, es donde se reúnen con sus amigas para platicar de las novedades del pueblo y de las telenovelas, o bien para participar en los talleres y reflexionar sobre ellas mismas, sobre los derechos humanos o acerca de la historia de los mayas.
Aunque al principio sólo se trataba de una suma de voluntades e intereses individuales, con la expectativa de que reunidas podrían obtener beneficios que de otra manera no conseguirían, poco a poco construyeron una identidad colectiva, participando juntas tanto en actividades y talleres como en todos aquellos proyectos, inquietudes y sueños que ahora comparten. De manera que ya no se hacen llamar por un nombre propio, sino por el que las señala como colectivo "las mujeres que trabajan juntas", que las diferencia frente a los otros grupos, o las distingue en la comunidad.
Consideraciones finales
Retomando el ámbito de lo local nos preguntamos ¿en qué sentido puede hablarse del impacto local de este aspecto de la globalización, como son los esfuerzos de las Naciones Unidas por enfrentar el calentamiento global y el deterioro ambiental? Y ¿cómo se insertan estas organizaciones en esta política?
Nos encontramos de nuevo ante una faceta más del mundo occidental hegemónico que pretende mirar a los otros en el espejo de sí mismo y transformarlos de acuerdo con su modelo de desarrollo (cfr. Godelier, 1997). Sin embargo, se enfrenta a una otredad que no se muestra pasiva, sino que recompone sus formas de producción y vida propias e interactúa y entabla negociaciones con los agentes externos. Ello especialmente se percibe si no tomamos como referencia solamente las relaciones estructurales que se establecen entre organismos e instituciones locales y globales, sino también las interrelaciones entre distintos sujetos concretos que se ponen en contacto.
Ciertamente es el modelo capitalista y occidental de desarrollo el que ha provocado los cambios ambientales que nos amenazan y el principal responsable de la emisión de carbono, de la pérdida de biodiversidad, etcétera. "Ellos acabaron con todo, no reservaron nada en sus países, por eso quieren conservar aquí [...]", comentaba un campesino de la selva Lacandona (Arizpe, 1997:159). "Y [...] ese hoyo ¿quién lo hizo?", preguntaba con razón una socia de much ko'olelo'ob cuando se explicaba en un taller la abertura en la capa de ozono y sus consecuencias.20 Sin embargo, en estos programas los esfuerzos se encaminan a que los agricultores que practican la tumba, roza y quema en las selvas tropicales, últimos reductos de la biodiversidad del planeta, cambien sus métodos de cultivo y dejen de usar los insumos químicos que utilizan profusamente los grandes agricultores, venden las empresas transnacionales y promueven incluso las instituciones públicas.
Es evidente que lo que pueden lograr estas organizaciones a contracorriente y, paradójicamente, con fondos que provienen de los mismos países desarrollados, es mínimo pero, como comentaban integrantes de Maayao'ob ante la explicación de las motivaciones y objetivos del PNUD, "mientras nos den recursos que podamos emplear en lo que necesitamos, serán bienvenidos".
En términos de los requerimientos para el desarrollo de las comunidades y de la población de la Micro-región sur de Yucatán, los recursos proporcionados son limitados (poco más de un millón de pesos para los años 2003 y 2004) y selectivos: para 16 grupos beneficiados que representan aproximadamente 20% de las familias de las comunidades donde se trabaja.21 Los milperos han dejado de quemar parte de sus milpas, aproximadamente 250 has, lo que representa 12% de las has que anualmente se queman, ello también gracias al programa gubernamental de no quema.
Además, con los diagnósticos participativos realizados y los talleres que organizan asesores del PNUD, algunos de los integrantes de estas organizaciones han analizado las causas del deterioro del monte tales como la disminución del tiempo de descanso, el mal uso de Procampo,22 la falta de cuidado al realizar la quema o la pérdida de las tradiciones, y tienen un interés real por la preservación de los recursos naturales para las futuras generaciones.
Sin embargo, las organizaciones locales no comparten o interiorizan el mensaje ambientalista o de equidad de género con la rapidez que pretenden o promueven las instituciones internacionales o las OABS. Son dos visiones del mundo y de la vida, la distancia cultural es muy grande y la comprensión de este mundo global que los afecta (el porqué se dan los recursos, las causas del deterioro ambiental y la necesidad de tomar un papel activo) alcanza sólo a unos cuantos y supone "remar contra la corriente".
No se trata únicamente de la cultura maya, la cual está basada en una relación de respeto a la naturaleza, sino del modelo occidental de bienestar y de producción depredadora introyectado por los medios de comunicación y por el sistema hegemónico, así como de la cultura política construida tras muchos años de dominación, en la que se percibe como pobres a quienes se "apoya" por parte de quienes más tienen, a cambio de lealtad política.
Por ello la comprensión de lo que pasa en el mundo y la interacción con integrantes de OABS y organismos internacionales puede resultar en un diálogo enriquecedor para todos los involucrados. Los diagnósticos en los que han participado y los talleres de intercambio han permitido que la estrategia del Programa de Pequeñas Donaciones se haya readecuado, intentando responder a las necesidades de la población local y combinarlas con las políticas globales. Pero, a pesar de ello las visiones no terminan todavía de concillarse y no resulta factible el cambiar un sistema ancestral de manejo de la selva en corto tiempo y con los limitados recursos que se proporcionan.23
Paradójicamente algunos de los grupos que se relacionan con estructuras globales, reciben estos recursos y transforman y resignifican sus prácticas y normas o se apropian de otras, y están teniendo mayor capacidad de reproducir su cultura, sus formas de vida y bienestar, y de reconstruir su identidad, que la población que migra temporalmente, o los jóvenes que no encuentran alternativas en sus comunidades.24
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1 El mismo se realiza bajo la responsabilidad de la doctora Margarita Rosales, quien llevó a cabo la observación de campo y las entrevistas con la colaboración de la antropóloga Amada Rubio Herrera.
2 La colaboración con otras organizaciones civiles y de base en proyectos de investigación y formación de promotores rurales en otras áreas de la península con experiencias similares, amplió nuestra perspectiva al respecto.
3 Se trata de grupos con una base local que trabajan para mejorar sus propias comunidades, ya sea involucrando a la comunidad entera, o en grupos de membresía limitada (Fisher, 1993).
4 Esta escuela que se dedica a la formación de promotores mayas con técnicas agroecológicas está a cargo de un grupo de sacerdotes católicos que promueven la Pastoral de la Tierra y cuenta con el apoyo docente de la Universidad de Chapingo y de la Universidad Autónoma de Yucatán.
5 Una vez elegido México para el Programa, considerando sus niveles de contaminación y desarrollo, se escogió la península de Yucatán ya que, a diferencia de otras regiones del país como Oaxaca y Chiapas, las organizaciones indígenas que ya existían habían recibido muy poco apoyo en recursos humanos y económicos de parte de agencias externas (comunicación verbal, Xavier Moya García. PNUD, junio 2004).
6 El PPD ha respaldado a 246 organizaciones indígenas, la mayoría de nivel local, de las que únicamente 12 no han continuado con el trabajo sustentable (op. cit.).
7 Esta es una exigencia del gobierno de México a través de la Secretaria de Relaciones Exteriores.
8 Visitan periódicamente a las organizaciones en sus comunidades, tienen reuniones donde exponen algún tema o se discuten diversos asuntos operativos del grupo: se toman decisiones, se elabora el plan de trabajo, se asesora la administración de algún proyecto, se visitan las parcelas, los apiarios o los solares, se evalúa colectivamente el trabajo, etc. El hecho de ser mayas facilita su trabajo y la identificación con el grupo.
9 "Intermediarios estratégicos" los denominan Dietz y Rosón, 2002.
10 Las OABS peninsulares que conforman una red educativa, han estado trabajando en varios diplomados peninsulares y micro-regionales en gestión para el desarrollo local, en el que participan promotores y representantes de organizaciones de diversas comunidades de la península. En algunos de estos talleres la autora ha participado como "facilitadora".
11 Esta definición se hizo en una sesión de preparación del diplomado micro-regional de promotores mayas con asesores de la OAB y tutores locales, en Chacsinkín, 2004.
12 Al respecto, agradecemos los comentarios que hizo la maestra Carmen Morales Valderrama a la ponencia original, en febrero de 2005.
13 Hay que notar que se trata de comunidades del sur de Yucatán, con una organización tradicional menos compleja que la que se observa por ejemplo en el oriente, donde son mucho más formales (cfr. Quintal et al., op. cit.: 361).
14 Muchas de estas organizaciones han adoptado la forma occidental del Comité, como los gremios o los grupos de ch'a'cháak, pero normalmente una persona es la que tiene la representación y los otros fungen como sus ayudantes, especialmente para apoyarlo a convocar o invitar a alguna reunión.
15 La utilización del agua de un pozo para un estanque de tilapias (Oreochromis niloticus) que sirve para regar cultivos, supone un uso industrial que requiere de ciertos pagos y análisis periódicos del agua en laboratorio, no contemplados en el proyecto original propuesto por la SEMARNAP. La multa impuesta ocasionó el desánimo de los productores, que abandonaron la cría de tilapias.
16 Bien decía Tomas Moro que los habitantes de Utopía tenían muy pocas leyes y que la ley clara y sencilla está al alcance de cualquiera (citado en Krotz, 2002: 44).
17 Para el caso del grupo Meji máak de Xohuayán puede verse Moya y colaboradores, 2004.
18 El loj (redimir, rescatar) es una ceremonia maya considerada como un ritual de territorialidad o apropiación de la naturaleza en la que se realizan rezos y ofrendas para propiciar a los señores, los dueños, los vientos, y "rescatar" dicho territorio, e incluye el "cerrarlo" a los malos espíritus que pueden dañar a los animales domésticos o a los humanos (cfr. Quintal, 2003). Es común la realización de loj corral en el caso de ganado bovino, pero es la primera vez que se tiene noticia de un loj en un corral de borregos.
19 En un estudio sobre la razón principal por la que permanecían en el grupo y acudían a un solar común a sembrar, las Much' ko'olelo'ob concluyeron que era por el gusto de estar juntas y convivir entre ellas.
20 Comunicación verbal, Margarita Noh, MAC, Chacsinkín, 2004.
21 En el caso de Chacsinkín, con una población de poco más de 2000 habitantes, se benefician 50 apicultores y 50 milperos y mujeres que trabajan en su solar.
22 Este programa federal que proporciona dinero por hectárea cultivada de maíz se implementó para contrarrestar los bajos precios de este grano y prevenir los efectos del Tratado de Libre Comercio entre los productores maiceros.
23 Al respecto agradecemos la información y los comentarios de Margarita Noh Poot, 2004.
24 "La defensa de patrones 'tradicionales' de pensamiento y comportamiento o de aquellos que se consideran como tales, solo puede alcanzarse paradójicamente mediante la integración de las comunidades dentro de estructuras globales que, al mismo tiempo debilitan su existencia" señala Godelier (1997: 106).
Información sobre las autoras
Margarita Rosales González. Mexicana. Doctora en Ciencias Antropológicas por la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, investigadora del Centro INAH Yucatán desde 1975. Actualmente es responsable del Proyecto de Investigación "Organizaciones indígenas y procesos de desarrollo en comunidades del sur de Yucatán." Autora de Oxkutzcab, Yucatán 1900-1960. Campesinos, cambio agrícola y mercado (INAH, 1988), entre sus últimas publicaciones se encuentra el artículo "La vinculación entre investigadores, agentes de cambio y milperos como dialogo intercultural", Memoria del foro taller: problemática campesina, retos y perspectivas de la investigación y el servicio para el mejoramiento de la milpa en Yucatán, pp. 121-128, Rosales, Solís y Ayala (coords.), Mérida: INIFAP, INAH, EDUCE, 2004.
Amada Rubio Herrera. Mexicana. Pasante de la licenciatura en Ciencias Antropológicas con especialidad en Antropología Social (UADY), elabora una tesis sobre el mito de las aguas vivas del cenote Na buy. Ha colaborado en varios proyectos regionales sobre etnografía de los mayas peninsulares, organizaciones indígenas y procesos de desarrollo comunitario en el sur de Yucatán, y publicado en secciones culturales periodísticas acerca de "Arqueología en cavernas", "Incógnitas del arte rupestre" y "El simbolismo de la cueva".