Introducción
La vitalidad de una lengua o de una variante lingüística está directamente relacionada con su uso cotidiano por parte de una comunidad lingüística. Las investigaciones sobre este tema suelen realizarse bajo la dicotomía mantenimiento-desplazamiento lingüístico (Terborg y García, 2011). Como condición para que acontezca un cambio en el uso tradicional de los idiomas, debe existir cierto grado de bilingüismo o multilingüismo en la población, originado por el contacto lingüístico (Appel y Muysken, 1996; Field, 2002; Butragueño, 2010; Matras, 2009).
Frontera Corozal es la comunidad de estudio en esta investigación, misma que resultó de la agrupación de chol-hablantes dispersos en la Selva Lacandona, desde la década de los setenta, del siglo pasado. Estas personas, en su mayoría monolingües en chol, vieron la importancia del uso del español en las gestiones para solicitar servicios a la comunidad y en especial para los trámites agrarios. Las experiencias acaecidas con los migrantes de la primera generación en la localidad en cuestión tuvieron consecuencias importantes en las actitudes lingüísticas, particularmente se generó un fuerte deseo por aprender el español. Esta ideología se nota en los hijos de los primeros pobladores, quienes en su gran mayoría son bilingües; estos a su vez buscan inculcar solo el español a sus hijos.2 Cabe destacar que además del chol y del español, en esta comunidad también se habla, aunque en menor cantidad, el tseltal y el lacandón. En este contexto multilingüe de la comunidad impera una situación diglósica entre las lenguas locales y el español. Los pobladores reconocen la importancia de poseer un dominio básico del español en la realización de trámites oficiales, para algunas oportunidades laborales y para tener un buen aprovechamiento escolar. Por esta razón, la escuela se concibe como un centro importante para la adquisición del español; lo que explicaría la situación por la cual algunas autoridades locales o los padres de familia solicitan a los maestros que usen exclusivamente el español en la instrucción escolar.
A pesar del panorama desfavorable para el mantenimiento de la lengua chol, la mayoría de la población infantil de Frontera Corozal que representa la tercera o la cuarta generación de pobladores, la sigue utilizando en la interacción cotidiana, aunque de manera alternada con el español. En este contexto, el artículo busca responder a la pregunta ¿cómo está aconteciendo la transmisión intergeneracional de la lengua chol en este lugar de la Selva Lacandona? Es preciso aclarar que únicamente se toman en consideración dos factores que permiten evaluar la vitalidad lingüística: la transmisión intergeneracional en el hogar y su uso o enseñanza en la escuela.
El artículo, además de la parte introductoria, contiene una sección sobre la ubicación de Frontera Corozal, incluyendo información sobre su fundación y datos de la población. El escrito continúa con un apartado sobre la metodología empleada, en el cual se mencionan las observaciones realizadas en tres grupos etarios, los apuntes de interacciones comunicativas de dos familias extensas y las entrevistas a pobladores, especialmente a maestros. En otro apartado se presentan algunas propuestas para medir la vitalidad lingüística, el cual permite estimar el grado de vulnerabilidad de la lengua de estudio. Posteriormente se detallan las observaciones respecto al uso del chol en la localidad de estudio, describiendo cada ámbito por separado; es decir, el del hogar y la escuela. Por último, el trabajo cierra con algunas consideraciones finales.
Frontera Corozal, un poblado chol en el Lacandón
Frontera Corozal es un poblado chol asentado en El Lacandón, a orillas del río Usumacinta que sirve como límite territorial entre México y Guatemala. Cuenta con una carretera en buenas condiciones que comunica con la ciudad de Palenque. Por esta vía transitan turistas nacionales y extranjeros que visitan las zonas arqueológicas de Bonampak y Yaxchilán. También es una de las rutas de migrantes centroamericanos que buscan llegar a los Estados Unidos. Recientemente se instaló una red de telefonía móvil que ha facilitado la comunicación global.
A pesar de que esta porción de la selva formaba parte del territorio cholano, llamado “la media luna” durante la época prehispánica, por muchos siglos fue nombrado como el “despoblado del lacandón” o “el desierto de la soledad” (De Vos, 1988; 2004), debido a que no se identificaron poblaciones de considerable tamaño o de importancia. En esta zona se ha mencionado la presencia de grupos choles rebeldes, específicamente los cholties, mismos que fueron exterminados durante la Época Colonial (Robertson, Law y Haertel, 2010; De Vos, 1988). Más tarde, a este lugar llegaron poblaciones que venían de la península de Yucatán, actualmente conocidos como lacandones. En las últimas décadas, estos terrenos “nacionales” (como era conocido por los colonos) fueron ocupados por choles, tseltales, tsotsiles, tojolabales, zoques y población no indígena (Torre, 1994; García, 2000; Gonzáles, 2004; Cano, 2014).
A partir de la creación de la Comunidad Lacandona en 1972 y más tarde con el establecimiento de los límites de la Reserva Integral de la Biósfera Montes Azules (RIBMA), los poblados tseltales y choles dispersos en El Lacandón fueron finalmente reubicados en dos nuevos centros de población. Los primeros fundaron Palestina y los choles Corozal; aunque oficialmente el poblado tseltal fue nombrado Manuel Velasco Suárez y el chol Frontera Echeverría, en honor al gobernador de Chiapas y del presidente de la república. Actualmente, estos poblados son mejor conocidos como los denominaron sus pobladores; es decir, Palestina y Frontera Corozal, respectivamente (De Vos, 2004; Gonzáles, 2004; Torre, 1994).
En 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en el país había 244 992 hablantes de la lengua chol mayores de 5 años.3 Esta población se concentra principalmente en los municipios chiapanecos de Sabanilla, Tila, Salto de Agua, Tumbalá y Palenque; aunque también los choles han poblado territorio tabasqueño y campechano. Según esta misma fuente, Frontera Corozal contaba para el mismo año con 6 111 habitantes, de los cuales 4 885 hablaban alguna lengua indígena, y de esta última cifra, 482 no hablaban español. En este poblado la lengua indígena predominante es el chol, a pesar de que se menciona la incorporación de siete familias tseltales de las que, según sus vecinos, todos sus miembros aprendieron la lengua chol. Hay que destacar la existencia de casi medio millar de monolingües choles, y mención aparte merecen los distintos grados de dominio del español de la mayoría de la población adulta.
Los pobladores de la comunidad de estudio provienen de las dos principales zonas dialectales descritas para el chol, que son: Chol de Tila y Chol de Tumbalá (Vázquez, 2002; 2011; Coon, 2017).4 Las personas entrevistadas manifestaron que se han desvinculado de sus comunidades de origen, lo que explica la reiterada curiosidad por saber sobre la continuación de las prácticas culturales, las condiciones de los caminos, sobre algunos personajes del pueblo de Tila, entre otros temas.5 Sin embargo, estos reconocen la existencia de dichas variantes dialectales y aseguran que ha predominado la variante de Tumbalá en el habla de este lugar.6 En los municipios de origen, los hablantes de cada variedad manifiestan dominar el “verdadero chol” y tienen asignado un nombre “al otro”; por ejemplo, los de Tila denominan xk’uk’wits7 a los de Tumbalá. Aunque en la comunidad de estudio no es común escuchar la denominación de xk’uk’wits para la variante dominante, se pueden observar en cambio ciertas opiniones o reacciones hacia la forma de habla de algunos, por ejemplo, los que usan la variante de Tumbalá se mofan de las formas propias de la variedad tileca. Esto se observa particularmente en algunos jóvenes cuando incitan a otros a hablar para señalar que no hablan bien el chol por no usar la variedad dominante y terminan manifestando que no entienden el léxico o una frase entera.8 El director de una escuela primaria advierte que esta conducta se reproduce entre los niños en el contexto escolar, por lo que desde el centro escolar se emprendió un conjunto de acciones para promover el uso de la lengua chol, sin menospreciar ninguna variante lingüística.
La migración o concentración masiva de choles en un contexto rural, con actividades agrícolas destinadas principalmente al autoconsumo, han contribuido al uso y mantenimiento del chol, por varias décadas. Este hecho también fue favorecido por la mala condición del camino de acceso durante décadas, así como por la carencia de servicio eléctrico y de telefonía. Sin embargo, esta situación está cambiando rápidamente porque, por ejemplo, el mejoramiento del camino de acceso facilita el vínculo con las zonas urbanas y la reciente instalación de redes de telefonía móvil facilita la comunicación global, donde el conocimiento del español es indispensable. Además, por ser zona de tránsito de centroamericanos y de atracción turística, los jóvenes buscan tener un buen dominio del español para ofrecer los servicios indispensables, como el de transporte local. Finalmente, la población joven está buscando ofertas laborales en centros urbanos donde no va a ser necesario usar la lengua local. Ante este panorama, es importante conocer cómo se está transmitiendo el chol a las nuevas generaciones; tema que se aborda en la presente investigación.
Metodología
Los datos que se presentan en este estudio fueron obtenidos en diversas visitas a la comunidad de Frontera Corozal, de 2018 a 2020. En total se llevaron a cabo siete salidas de entre siete a diez días cada una, con una aproximación de carácter cualitativo y cuantitativo. Para conocer el uso real del chol en la comunidad de estudio, metodológicamente se consideraron tres grupos etarios: adultos mayores (es decir, aquellos que se auto-identifican como fundadores de la comunidad), adultos (hijos de los fundadores) y población joven (nietos y en algunos casos bisnietos de los fundadores). El primer grupo incluye personas de 60 años en adelante, muchos de ellos con un dominio básico o casi nulo de la lengua española. El segundo grupo lo conforman personas de entre 21 y 59 años de edad aproximadamente. Ellos llegaron acompañando a sus padres a Frontera Corozal cuando eran niños o nacieron en este lugar. Se observó un buen dominio tanto del chol como del español. Usan la lengua local para comunicarse en el hogar, pero pueden alternar el uso de ambas lenguas con sus amigos en ámbitos fuera del hogar. Por último, están los nietos de los fundadores del poblado con edades que van de los 5 a 20 años. Para esta generación que vive en Frontera Corozal, es difícil determinar si tienen como primera lengua el chol o el español. Durante las primeras incursiones a la comunidad de estudio se observó que muchos niños usan el español para comunicarse con sus padres, aunque también mostraron cierto dominio de la lengua local que es el chol. Esta situación es producto de las características sociolingüísticas de las familias, pero también hay que reconocer el factor de la socialización entre los infantes en las escuelas primarias. El director de una escuela primaria de la localidad manifiesta que ha observado casos de niños que entran a la primaria sin hablar el chol, pero egresan comunicándose en dicha lengua como resultado de la interacción cotidiana con sus compañeros chol-hablantes, especialmente durante las actividades recreativas fuera del aula escolar. Esto es un indicativo de que esta población está expuesta a un input suficiente en el hogar, lo que le estaría permitiendo desarrollar más tarde la lengua local en la socialización con sus compañeros en la escuela.
El trabajo con los distintos grupos etarios se realizó de diversas maneras. Con los adultos mayores se sostuvieron varias conversaciones que fueron conducidas en la lengua chol, en las cuales predominaron pláticas sobre las dificultades que pasaron en distintos lugares de la selva lacandona antes de establecerse en Frontera Corozal, así como los aspectos organizativos que fueron necesarios para solicitar clínicas y escuelas, pero especialmente para gestionar la legalización de los terrenos que actualmente ocupan. Con la siguiente generación (21-59 años), también hubo conversaciones tanto en chol como en español. A pesar de que este grupo mostró un pleno dominio de la lengua local, muchos prefirieron conversar conmigo en la lengua española, dependiendo del tema o de quiénes estaban participando en la plática. Predominaron temas sobre las principales actividades económicas de la región, el multilingüismo, la variación dialectal, el uso de la lengua local en distintos ámbitos, así como su transmisión a las nuevas generaciones. Respecto al último grupo etario (5-20 años), se realizaron muy pocas entrevistas, las cuales giraron en torno al aprendizaje del chol y los ámbitos de uso. La principal actividad con este grupo consistió en la aplicación de 70 cuestionarios a igual número de jóvenes que incluyeron preguntas sobre el repertorio lingüístico, la lengua de comunicación en distintos ámbitos, como el hogar, la escuela y la iglesia; la familiarización con la escritura práctica del chol, conocimiento de la variación dialectal y preguntas sobre actitudes hacia la lengua chol, tseltal o español. Además, se realizaron observaciones directas de interacciones comunicativas entre los niños en una escuela primaria, con especial atención en la socialización durante el recreo. Por último, se visitaron seis familias con la finalidad de observar la interacción comunicativa de los adultos hacia los pequeños, pero solamente en dos se realizaron observaciones más exhaustivas para fines comparativos.
La vitalidad lingüística
La situación del uso real de una lengua o de una variante dialectal por parte de una comunidad lingüística, es decir, de la vitalidad lingüística, ha sido del interés tanto de investigadores como de organismos internacionales y nacionales. En los estudios se proponen mecanismos de evaluación del uso de las lenguas, como los que proporciona la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Instituto Lingüístico de Verano (ILV o SIL, por sus siglas en inglés9) y el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), en el caso de México.
Según Lagos (2005) el estudio de la vitalidad lingüística da cuenta de las dinámicas generadas en el marco de situaciones de contacto y de una de sus consecuencias: la elección, el mantenimiento o la sustitución de lenguas. Esta perspectiva es de especial relevancia para el contexto de Frontera Corozal, donde se observa una situación bilingüe (chol-español) o en algunos casos particulares un multilingüismo (chol-tseltal-español); inclusive, la coexistencia de las dos variantes dialectales que tiene la lengua chol.10 Como es de suponerse, las personas pueden elegir una lengua o una variedad particular en sus interacciones cotidianas, incluyendo la preferencia por una para la transmisión hacia las nuevas generaciones. Cuando la diversidad lingüística incluye lenguas con estatus asimétrico, se genera una situación incierta para las lenguas subordinadas, debido a la preferencia por la lengua dominante o mayoritaria (Lagos, 2005). En este sentido, ante la existencia de opciones de elección lingüística en los contextos bilingües o multilingües, los hablantes pueden determinar el mantenimiento o la sustitución lingüística a través de las generaciones.
La UNESCO (2003) ha propuesto una serie de factores que posibilitan la evaluación de la vitalidad de una lengua.11 Los componentes formulados para el fin señalado emanaron de la opinión de un grupo de lingüistas reconocidos internacionalmente y son los que se presentan a continuación (Cuadro 1).
1 | Transmisión intergeneracional de la lengua |
2 | Número absoluto de hablantes |
3 | Proporción de hablantes en el conjunto de la población |
4 | Cambios en los ámbitos de utilización de la lengua |
5 | Respuesta a los nuevos ámbitos y medios |
6 | Disponibilidad de materiales para el aprendizaje y la enseñanza de la lengua |
Cuadro elaborado con base en los datos de la UNESCO, 2003.
La propuesta permite además situar los factores enlistados en una escala gradual que va de la estabilidad a la extinción, de un uso amplio o restringido, de su uso o no en los nuevos ámbitos y de la existencia o carencia de una ortografía. La escala (con excepción en el factor número 2, debido a que se requiere de números reales) se enumera del 5 al 0. Por ejemplo, si tomamos como referencia el factor concerniente a la transmisión intergeneracional de la lengua, los valores de dicho rango resultan como se sintetizan a continuación (Cuadro 2).
Grado de vitalidad | Grado |
---|---|
No corre peligro | 5 |
Vulnerable | 4 |
Claramente en peligro | 3 |
Seriamente en peligro | 2 |
En situación crítica | 1 |
Extinta | 0 |
No está por demás mencionar que cada aspecto que se considera en la evaluación viene acompañado de una caracterización general que permitiría hacer comparaciones generales. Tomando nuevamente como referencia el factor número 1, del Cuadro 1, nuestro caso de estudio se situaría en el grado 4, del Cuadro 2, puesto que, según la descripción, “la lengua es utilizada por algunos niños en todos los ámbitos, y por todos los niños en ámbitos restringidos” (UNESCO, 2003: 7). Con base en las observaciones realizadas en las visitas a la comunidad, se constató que sí hay niñas y niños que usan la lengua local en muchos ámbitos, pero también hay quienes tienen al español como primera lengua. De este último grupo, algunos están aprendiendo el chol como segunda lengua. Esto significa que esta lengua maya está en una situación de vulnerabilidad respecto a la transmisión intergeneracional de la lengua, puesto que solo algunos niños la tienen como primera lengua y su uso se está restringiendo a pocos ámbitos, como en el hogar, particularmente en la comunicación con los abuelos.
En México, el INALI es la instancia federal encargada de promover el fortalecimiento, la preservación y el desarrollo de las lenguas indígenas que se hablan en el territorio nacional, en consonancia a lo estipulado en el artículo 14 de la Ley General de Derechos Lingüísticos.12 Entre sus acciones, este instituto contempla definir las lenguas en riesgo de desaparición, para lo cual se conformó un Comité Consultivo compuesto por especialistas, integrantes de los pueblos indígenas y funcionarios públicos, quienes precisaron que una lengua en riesgo de desaparición es la que “muestra señas de que su comunidad de hablantes está dejando de usarla y de transmitirla a las nuevas generaciones, en favor de una lengua dominante” (Embriz y Zamora, 2012). Se definieron cuatro grados de riesgo en los que podrían ubicarse las lenguas indígenas de México, con base en el número total de hablantes de la lengua indígena, la vitalidad (tomando en cuenta el porcentaje de los hablantes de entre 5 a 14 años de edad respecto del número total de hablantes) y la dispersión (el número de localidades en las cuales la lengua nacional es hablada). La propuesta (Cuadro 3) consiste en la clasificación de las lenguas indígenas nacionales según el grado de riesgo que los caracteriza.
1 | Variantes lingüísticas con muy alto riesgo de desaparecer |
2 | Variantes con alto riesgo de desaparecer |
3 | Variantes con riesgo mediano de desaparecer |
4 | Variantes con riesgo no inmediato de desaparecer |
Cuadro elaborado con base en la información presentada en Embriz y Zamora, 2012.
En el contexto de esta escala, se concluye que 185 variantes lingüísticas (de las 364 reconocidas por el INALI) se encuentran dentro de una condición de riesgo no inmediato de desaparición (52.82 %); mientras que, en el otro polo, hay 64 variantes lingüísticas con riesgo muy alto de desaparición (17.58 %). Las observaciones realizadas en dos familias en el presente estudio, ofrecen una idea de cómo el español está permeando dentro de los hogares choles a través de las distintas generaciones, con lo cual se confirma la caracterización de lengua en riesgo de desaparición.
Se mencionan las propuestas de otras dos instituciones que también analizan la vitalidad de las lenguas. La primera, el ILV o SIL (por sus siglas en inglés), de carácter internacional, publica en Ethnologue un rango de trece niveles de medición de la vitalidad lingüística tomando como referencia su alcance internacional o local, su empleo en las instancias educativas, así como en la producción escrita, su uso por distintas generaciones o para la identidad étnica heredada (Eberhard et. al., 2022).13 La otra institución, de alcance nacional, es el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), antes Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), desde donde se realizó un diagnóstico sobre la situación de las 62 lenguas indígenas que se han venido reconociendo desde que este mismo organismo llevaba el nombre de Instituto Nacional Indigenista (INI). Se buscó medir la fortaleza o la debilidad de una lengua a través de la evaluación de la transmisión intergeneracional. Esta herramienta se derivó de un modelo demográfico, para lo cual fue necesario emplear datos censales, principalmente con informaciones del 2005. El resultado fue el “Índice de Reemplazo Etnolingüístico (IRE)”, con una escala de 5 grados (CDI. s.f.).
De esta escala, se concluye que “34 grupos etnolingüísticos se ubican en situación de extinción” (CDI, s.f.: 2), pero ninguno se encuentra dentro de la categoría de expansión acelerada. En lo que respecta a la lengua chol, dicho estudio la coloca en el número 4; es decir, la caracteriza como una lengua de expansión lenta.
Como pudo apreciarse, hay varias propuestas para abordar la vitalidad de las lenguas. En estos estudios se destacan los criterios de la transmisión intergeneracional, la producción de materiales escritos y su posible uso en el aprendizaje o enseñanza de las lenguas, entre otros. Para el caso de las lenguas indígenas mexicanas, los resultados no son para nada alentadores si observamos los calificativos que resultan de la medición de los grados de amenaza: viven una situación de vulnerabilidad, experimentan una extinción acelerada, se encuentran amenazadas o en considerable riesgo de desaparición. Valiñas (2020) publica un diccionario que contiene en las entradas el nombre de una lengua o de un grupo étnico mexicano, con informaciones sobre las evaluaciones de la vitalidad según los resultados de los estudios arriba citados. Según el autor, el resultado del trabajo busca “proporcionarle al lector no especializado en cuestiones antropológicas o lingüísticas la información básica sobre los grupos indígenas mexicanos contemporáneos, así como de sus lenguas…” (Valiñas, 2020: 13).
Conocimiento y uso de la lengua chol en Frontera Corozal
Con base en las conversaciones sostenidas con algunos adultos mayores, las respuestas obtenidas en los cuestionarios y las observaciones directas de las interacciones comunicativas entre los niños en el contexto escolar y entre las familias en algunos hogares, se puede afirmar que la mayoría de la población en Frontera Corozal sigue usando la lengua chol en varios ámbitos, aunque de manera alternada con el español. Muy pocas personas entrevistadas, particularmente tres jóvenes, manifestaron no dominarlo. Todos los adultos y los adultos mayores usan la lengua chol cotidianamente en varios ámbitos locales. En cuanto a los niños, especialmente aquellos que cursan los primeros años de educación primaria (5-8 años de edad), muchos de ellos tienen un conocimiento pasivo de la lengua local; es decir, el español parece ser su primera lengua. Esto es un indicio de que en la casa se les habla en español, pero aprenden algo de chol de la interacción de los adultos en el hogar. En palabras del director de una escuela primaria, lo que caracteriza a esta población es que “entienden la lengua chol, pero no la hablan”. Llama la atención que la interacción cotidiana con otros niños en el ámbito escolar, particularmente en el involucramiento en el deporte durante los tiempos fuera del salón de clases, incentivan el uso de la lengua local en dicha población infantil.14
En cuanto al uso del español, casi todas las personas con quienes se tuvo un acercamiento en las diversas modalidades lo usan en varias situaciones, por ejemplo, en interacciones con algunos maestros, con trabajadores del gobierno, con migrantes centroamericanos, con los compradores de productos locales y con los turistas nacionales y extranjeros. También se nota por parte de los padres jóvenes una preferencia por el uso del español con sus hijos. En la población de adultos mayores, los hombres mostraron distintos grados de dominio oral del español, pero todos pueden entablar una conversación por largo tiempo; mientras que algunas mujeres manifestaron tener algo de comprensión y dominio oral. Una señora manifestó no saber absolutamente nada del español y otra dijo haberlo aprendido por la religión, ya en la edad adulta.
L1 en el hogar y en la escuela
Según Mandelbaum, citado por Ochs y Schieffelin (2011), el lenguaje es una herramienta que posee una gran fuerza de socialización, probablemente el más grande que existe. Esto acontece principalmente en el hogar de los aprendices, aunque los autores consideran también importante otros espacios como las escuelas, las instituciones religiosas, las actividades deportivas, el juego, así como en asuntos médicos, legales, políticos, lugares de trabajo, entre otros ambientes.
En las siguientes secciones se hace una descripción de los usos del repertorio lingüístico del que disponen las personas en dos ámbitos, por un lado, en el hogar y, por el otro, sus usos en la escuela a nivel primaria.
La lengua chol en el hogar
La población escolar de una escuela primaria bilingüe en Frontera Corozal, nos permite estimar que la gran mayoría de las niñas y niños de 7 a 12 años de edad, han desarrollado la capacidad de emplear alternadamente tanto el chol como el español en sus interacciones cotidianas; aunque algunos solamente se comunican en español, especialmente los que recién ingresan a primaria.15 Sobre esta última peculiaridad, los maestros coinciden en opinar que esta situación es el resultado de una socialización lingüística familiar en español. En parte, esta práctica se asocia con la idea de que el chol no sirve para el aprendizaje escolar. Esto explica el proceder de una directora de una escuela preescolar que, según comentan algunas personas, solicitaba a las madres hablarle solamente en español a los niños para facilitar el entendimiento de las instrucciones escolares. Sin embargo, los maestros también reconocen un cambio en el uso del repertorio lingüístico de los infantes, quienes al concluir las instrucciones escolares en este nivel educativo (a los 12 años aproximadamente) empiezan a mostrar un mayor dominio de la lengua local en la interacción con sus compañeros (Vázquez, 2019: 23).
En la comunidad de estudio, se nota que los adultos están a favor de que los hijos o los nietos tengan un pleno dominio del español, a pesar de que en las entrevistas manifiestan su deseo porque se siga usando la lengua materna.16 Las presiones de carácter socioeconómico, inclusive en el ámbito escolar en los distintos niveles, han conducido a la población chol a concebir al español como la lengua de éxito laboral, económico y escolar.
A estas ideologías, especialmente en lo que respecta a las consecuencias socioeconómicas y educativas de un dominio deficiente del español, habría que agregar la situación social y laboral de la población adulta. En Frontera Corozal, hay familias en donde un integrante de la pareja únicamente habla español u otra lengua indígena distinta al chol, por ejemplo, tseltal, lacandón, entre otros, y desde luego también con dominio de la lengua dominante, que es el español.17 En esta comunidad se han identificado familias donde la esposa habla tseltal y el esposo solo español, pero las hijas se identifican como tseltales, aunque tienen un pleno dominio de la lengua chol, así como del español. Además, muchos padres jóvenes están comunicándose en español con sus hijos, aunque usan la lengua local en la comunicación con sus padres (Vázquez, 2019). A pesar de ello es sorprendente encontrar que la población infantil está adquiriendo la lengua chol, aunque en ritmos heterogéneos. Se ha señalado en algunos estudios que el tipo de actividad económica que prevalece en los hogares puede ser un factor a considerar en el mantenimiento o desplazamiento lingüístico. Indudablemente las labores ligadas a las actividades agrícolas favorecen un mayor uso de la lengua local; mientras que las que se llevan a cabo fuera de estos espacios, como en el ofrecimiento de servicios de transporte, hospedaje, alimentos o en los servicios públicos, se requiere de un indiscutible uso del español. Tomando en consideración este panorama en el poblado de Frontera Corozal, se examinaron las características de dos familias, una vinculada con las labores en el campo y otra relacionada con el magisterio en el nivel de primaria indígena.
La primera familia está compuesta por tres generaciones, los abuelos, los padres y tres niños. Los abuelos tienen una edad aproximada de entre 60 y 65 años de edad (desconocen exactamente cuántos años tienen); los padres, 30 y 35 años, y los niños, 2, 7 y 11 años. Por cuestiones prácticas denominaremos primera generación a los adultos mayores, segunda a los padres y tercera a los niños. En lo que respecta al dominio lingüístico, el abuelo entiende el español y puede sostener conversaciones breves en dicha lengua;18 mientras que la abuela únicamente habla el chol y según lo observado no entiende nada de español. En cuanto a los padres de los infantes, la segunda generación, ellos son buenos hablantes bilingües, aunque la madre es la que tiene un mejor dominio del español. Del mismo modo, se puede afirmar que los pequeños son bilingües. La comunicación entre los de la primera y segunda generación es en chol. Los padres (segunda generación) se comunican en chol entre ellos,19 pero con sus dos hijos más pequeños lo hacen en español, especialmente en la madre este comportamiento es muy consistente; pero curiosamente usan muy poco español en la comunicación con el hijo mayor. En las visitas al hogar se observó que el padre usa el chol con los dos menores para advertir sobre posibles castigos de faltas o desobediencias a los padres o abuelos “después de que la visita se haya retirado”, en este caso, el investigador social.
La segunda familia es también extensa. Está conformada por los abuelos, ambos bilingües, los padres bilingües y dos niños (una niña de 9 años y un niño de 14 años) que tienen como primera lengua el español. Los abuelos se comunican entre ellos predominantemente en chol y en ocasiones lo hacen en español, en especial cuando tienen la visita de alguien con el que por alguna razón están habituados a interactuar en español. Sin embargo, se comunican de manera sistemática en español con sus nietos. Los padres, aunque hablan la lengua chol, se comunican predominantemente en español entre ellos y de forma eventual usan el chol para temas de humor. Cabe señalar que la madre se comunica en chol con sus padres, mientras que el esposo lo hace en español en la interacción con sus suegros (con pocas excepciones y en interacciones breves). Por último, al igual que la situación que se observó con los abuelos, usan el español para comunicarse con sus hijos. Ambos infantes usan el español como único recurso de comunicación entre ellos, así como con sus padres y abuelos.
Las peculiaridades lingüísticas de las personas que conforman los dos hogares, así como los recursos lingüísticos que usan en las distintas interacciones comunicativas en el contexto doméstico, han arrojado resultados particulares en los infantes, tanto en el uso de la lengua chol para su comunicación cotidiana, como para el dominio del español. En los niños de la primera familia, se observa que hay un pleno dominio de la lengua local;20 se podría considerar que el chol es su primera lengua. El mayor entiende muy bien el español, pero no tiene la suficiente confianza para conversar con visitantes que no hablan el chol. Usa ambas lenguas en la comunicación con su mamá, pero solo el chol con su papá y sus abuelos. En las visitas al hogar, se observó que el segundo hijo muestra mayor uso del español en la solicitud de alimentos o bebidas a su madre en el espacio de la cocina, mediante el uso de frases cortas, por ejemplo “quiero comer”, “quiero este”, “no quiero”, “ya me voy”.21 Es interesante que se comunica en chol con su hermano mayor, pero lo hace en español con el menor. El más pequeño muestra mayor uso de frases breves en español con empleo de mucho léxico chol.22 Se nota que el pequeño interactúa más con la mamá y con sus hermanos; la mamá lo reprende constantemente porque pide los alimentos con lloriqueos o berrinche, a lo que la abuela tiene que intervenir preguntando en chol qué quiere el niño o solicitando que se le proporcione lo que está pidiendo. También el trato con los hermanos es muy tosco, debido a que constantemente pelean por los pocos juguetes de los que disponen en la casa. Hay que destacar que esta familia no cuenta con televisores, pero sí con una radio donde suelen sintonizar programas religiosos en español o chol y a veces en tseltal.
Por otro lado, en lo que respecta a los pequeños de la segunda familia, la menor afirma entender muy poco el chol. A partir de un ejercicio improvisado para conocer su comprensión y pronunciación de sonidos del chol, considero que cuenta con algo de repertorio léxico23 y puede pronunciar correctamente las consonantes glotalizadas del chol; aunque no muestra una actitud positiva hacia su aprendizaje. Por su parte, el hermano mayor presenta una mejor comprensión de la lengua chol, incluso usa muchas frases breves en la interacción con su abuela24 y con un par de amigos que tienen como primera lengua el chol y que suele visitar frecuentemente (dos o tres veces por semana, por varias horas). Para tener una mejor idea de la comprensión auditiva del pequeño en lo que se refiere a la lengua local, se realizó un ejercicio de lectura de un texto escrito en chol, del cual hizo un atinado resumen oral en español.25 Esto confirma que el niño es un hablante pasivo del chol, con posibilidades de que lo desarrolle plenamente en la edad adulta, ya que se observan condiciones favorables para una exposición cotidiana en el hogar cuando los adultos interactúan en chol entre ellos o con los vecinos, incluso por su interacción con niños chol-hablantes. A diferencia de la otra familia, esta casa dispone de señal de televisión satelital por lo que tienen acceso a diversos programas de entretenimiento en español por muchas horas.26
El uso del chol en la escuela primaria bilingüe
La atención educativa en las poblaciones indígenas mexicanas debe realizarse bajo planes y programas de orientación bilingüe e intercultural, con el fin de asegurar el desarrollo de las lenguas maternas. Las directrices se proponen desde la Dirección General de Educación Indígena (DGEI), dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP).27 En Chiapas existe la Dirección de Educación Indígena (DEI), que cuenta con un área de elaboración de materiales de enseñanza con las características ya mencionadas. A continuación se presentan algunas apreciaciones respecto al uso de la lengua chol en el contexto escolar, tanto como contenido de estudio, así como medio de instrucción.
El sistema de educación bilingüe requiere de la existencia y difusión de materiales educativos en las escuelas en donde asista mayoritariamente población indígena. Una herramienta de particular importancia para el trabajo educativo en el medio rural es el documento que acompañó el Plan de Estudios 2011, “Los parámetros curriculares”, denominado por los maestros choles como yäjyäx juñ, ‘libro verde’ (DGEI, 2011). Este es un texto rector que fue la base para la construcción de programas de estudio y la elaboración de libros de texto en las diferentes lenguas indígenas de México, haciendo hincapié en la expresión oral y escrita en la lengua indígena de los alumnos. Hay que destacar también que en los documentos de trabajo se propone igualmente atender el conocimiento gramatical del español.28
Entre las actividades que deberían llevarse a cabo en el aula con niños bilingües se encuentran aquellas que buscan desarrollar habilidades para diferenciar elementos y convenciones de la escritura en español y en alguna(s) lengua(s) indígena(s). Además, se hace énfasis en la producción y la comprensión de diferentes tipos de textos; incluyendo el análisis, la reflexión y la comprensión de algunos componentes gramaticales para tales fines. Esto supone un conocimiento básico de la estructura de la oración y de las principales características de algunas clases de palabra de la lengua materna de las niñas y niños. Se esperaría que estos contenidos se trabajen en todas las escuelas de educación primaria bilingüe indígena del estado y del país29. Bajo este referente, la Dirección de Educación Indígena (DEI) en el estado de Chiapas ha generado materiales escolares que incluyen gramáticas, diccionarios y propuestas de programas de estudio en algunas lenguas indígenas, entre los que se encuentran una gramática y un diccionario monolingües en chol (Montejo et al., 1999; 2001), una gramática didáctica para el primer ciclo en chol (Jiménez y Guzmán, 2021), una propuesta de programa de estudio de lengua chol (Arcos y Montejo, s.a), entre otros materiales.
Los docentes entrevistados reconocen la existencia de los Planes de Estudios, los libros de texto, así como algunos materiales que sirven de apoyo para la enseñanza del chol; sin embargo, manifiestan también que en este sistema educativo se usan de manera parcial. En las conversaciones se mencionan algunas razones de dicho uso limitado, entre ellas se habla de la insistencia de algunos padres de familia en lograr un buen dominio oral del español en la población escolar y conseguir que los estudiantes ingresen a la secundaria con un buen dominio escrito y buena comprensión oral del español, asegurando así un aprendizaje óptimo de las diversas lecciones ya sin consideración de la lengua materna. Por estos motivos, los maestros de primaria admiten que los temas prioritarios en la enseñanza en el sistema indígena son los que tienen que ver con las asignaturas de español y matemáticas, por ejemplo, se procura que los niños escriban y lean bien en español. Esto significa que no se atienden las competencias que deberían desarrollarse en la lengua materna, pero en cambio se busca afianzar aquella que les servirá en las actividades laborales en los contextos urbanos.
Otras razones están relacionadas con la difusión y la socialización de los materiales. Algunos entrevistados mencionan que no conocen a detalle el contenido de los materiales y tampoco han recibido capacitación para su aplicación. A pesar de hablar la lengua chol, desconocen sus características gramaticales mínimas y por lo tanto no cuentan con elementos de su enseñanza bajo una planificación didáctica. A esta situación habría que añadir que muchos maestros bilingües no se encuentran ubicados en sus respectivas regiones lingüísticas, imposibilitando no solo la enseñanza, sino también la comunicación en la lengua materna de los educandos. En suma, es necesaria una capacitación constante de los docentes para hacer efectiva la enseñanza intercultural bilingüe, tal como se estipula en los documentos normativos.
Por último, llama la atención el uso de un alfabeto práctico en el ámbito religioso que tiene algunas diferencias respecto a la norma de escritura chol publicada por el INALI. Las disimilitudes se circunscriben en media docena de representaciones gráficas, que han sido suficientes para que los padres de familia lo critiquen. Los maestros ven este hecho como un factor en contra del fomento de la norma de escritura de la lengua chol. En este sentido, hasta el aspecto más básico de la enseñanza de lengua local, la enseñanza del alfabeto práctico, presenta dificultades.
En cuanto al tema de la instrucción escolar y de la interacción cotidiana de los docentes con las niñas y niños, se observó que acontecen principalmente en español. En las entrevistas se comentaron los casos de los docentes que hablan una lengua indígena diferente al chol o que son “semihablantes” de dicha lengua, y por lo tanto usan el español para la enseñanza y la comunicación en el ámbito escolar. También se destaca la presión que perciben de parte de muchos padres de familia que manifiestan abiertamente una simpatía por el uso de la lengua española en las escuelas primarias. Esta idea también está presente en algunos docentes, pues consideran que el español es la lengua apropiada para la instrucción escolar. 30
En este centro escolar se trabaja con los libros de texto gratuitos que se distribuyen a nivel nacional, que son los mismos para las escuelas primarias monolingües. En este sentido, no hay mucha diferencia con el modelo de educación bilingüe bicultural de la época del cardenismo, cuando las escuelas urbanas y rurales tenían el mismo programa de estudios (Lewis, 2015). Sin embargo, en algunas aulas se observa el uso de un alfabeto ilustrado del chol31 y en otros, listados de palabras, mismos que representan la atención de la lengua local en el ámbito escolar.
Este panorama bien podría ilustrar la situación imperante en el nivel de educación indígena, caracterizado por una enseñanza bastante limitada de las lenguas indígenas. El dominio o el grado de dominio de la lengua local por parte de los docentes, aunados a la falta de capacitación en los aspectos gramaticales, limitan la elaboración de planeaciones didácticas con consideración de los ciclos escolares o de los aspectos sociolingüísticos de los educandos. Las capacitaciones deben ser permanentes, con alcance en el manejo de todos los materiales de trabajo existentes. La adecuada planeación de la enseñanza de temas de la lengua y de la cultura locales, con consideración del grado de dominio del chol en las niñas y los niños en los distintos grados, podría revertir la exigencia de algunos padres de familia respecto a que la instrucción escolar acontezca exclusivamente en español.
Consideraciones finales
En este artículo se presentó el análisis de la vitalidad de la lengua chol en Frontera Corozal, tomando en consideración la transmisión intergeneracional de esta lengua y su uso en la escuela, incluyendo la disponibilidad de materiales para su enseñanza. Estos criterios, junto con otros, han servido para establecer el grado de amenaza de pérdida de las lenguas indígenas. La investigación se apoyó principalmente en observaciones directas de interacciones comunicativas y diálogos respecto a la percepción del uso de esta lengua en la comunidad de estudio en las distintas generaciones.
Bajo las circunstancias descritas en este trabajo, se concluye que el chol, como todas las lenguas indígenas de México, se encuentra en riesgo de desaparición (Embriz y Zamora, 2012). Según la UNESCO (2003), una lengua está en peligro cuando sus hablantes la usan en un número cada vez más reducido de ámbitos de comunicación y cuando dejan de transmitirla de una generación a la siguiente. Estas señales están presentes en Frontera Corozal, donde ya se observa una ruptura en la transmisión entre generaciones y no hay un trabajo escolar para su fortalecimiento.
La relativa buena conservación del chol en Frontera Corozal se debe a que la migración fue dirigida a una zona rural marginada y aislada durante décadas, donde sus pobladores pudieron reproducir prácticas agrícolas tradicionales y con ello la lengua originaria. Esto podría explicar los datos censales del INEGI (2020), en los que se estima que alrededor del 80 % de la población mayor de 5 años habla alguna lengua indígena (además del español) y hay un 8 % de población monolingüe en alguna lengua indígena. Esta información confirma que hay condiciones para la reproducción de la lengua local, tal como se observó en particular con los adultos mayores. Indudablemente, el hecho de que la población adulta use la lengua chol en la comunicación cotidiana contribuye de manera indirecta en su transmisión intergeneracional. Sin embargo, la población caracterizada como segunda generación en este estudio tiende a comunicarse en español con sus hijos (aunque lo hacen en la lengua local con sus padres, es decir, con los de la primera generación). Estas actitudes obedecen a diversos factores, como las experiencias en la gestión de servicios de la comunidad, el aprovechamiento escolar, el éxito laboral, entre otros. Por si fuera poco, la reciente introducción de la telefonía móvil y de la televisión satelital, así como el mejoramiento del camino que comunica con centros urbanos, alientan el uso del español. Al indagar entre los jóvenes sobre sus expectativas laborales, estos citan constantemente los centros turísticos de la península de Yucatán y otros lugares donde no van a tener la oportunidad de usar la lengua chol. Asimismo, se debe destacar la presión que existe en la comunidad para usar la variante dominante del chol, que es la de Tumbalá, misma que ha sido usada de pretexto por algunos hablantes para comunicarse en español. Estas situaciones han derivado en la existencia de niños que muestran deficiencias en la competencia lingüística en la lengua local, destacándose en ellos solo la comprensión oral. Lo descrito aquí no es exclusivo de la lengua en cuestión; por ejemplo, en un estudio de la vitalidad del mapuche en Santiago de Chile, resalta la paulatina pérdida de dicha lengua, ya que en los contextos en donde todavía se puede usar el mapuche también puede estar presente el español (Lagos, 2005). Para el autor, esto no es sorpresivo puesto que predomina una situación de subordinación política, económica y sociocultural.
La UNESCO considera que la disponibilidad de materiales para el aprendizaje y la enseñanza de la lengua representa un factor en el fortalecimiento de las lenguas. En este estudio se evidencia que, a pesar de la existencia de algunos materiales para la enseñanza del chol en la escuela, no se usan en las aulas escolares debido a la falta de capacitaciones, entre otras razones. El director de la escuela enfatiza, sin embargo, la campaña que se hace en su centro de trabajo en favor de la comunicación en chol entre los estudiantes. Esta acción podría estar contribuyendo a que algunos niños desarrollen la competencia oral durante sus interacciones con sus compañeros en la escuela.
El fenómeno del desplazamiento de las lenguas indígenas es complejo. Del lado de la sociedad no indígena se destaca su desestimación, situación que ha trascendido hacia los propios hablantes, quienes tampoco muestran actitudes favorables para su mantenimiento, incluyendo a los maestros bilingües en algunas escuelas primarias o preescolares. Ante este panorama, tal como sentencia el INALI, “todas las lenguas y variantes lingüísticas en México se encuentran en riesgo de desaparición” (Embriz y Zamora, 2012).