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vol.63Beatriz M. Reyes-Foster, Psychiatric Encounters. Madness and Modernity in Yucatan, Mexico. United States of America: Rutgers University Press, 2019, 217 pp. ISBN 9780813594873 (epub)Gudrun Hildegard Lohmeyer Lindner (1929-2023) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Estudios de cultura maya

versión impresa ISSN 0185-2574

Estud. cult. maya vol.63  Ciudad de México  2024  Epub 26-Ago-2024

https://doi.org/10.19130/iifl.ecm.63.2024/00171s0xw44 

In memoriam

Gudrun Lenkersdorf (1929-2023)

María del Carmen León Cázares* 

*Centro de Estudios Mayas. Instituto de Investigaciones Filológicas. Universidad Nacional Autónoma de México, México


Gudrun Hildegard Lohmeyer Lindner, o como ella prefería identificarse, con el apellido de su esposo: Gudrun Lenkersdorf, partió a reunirse con su añorado Carlos el pasado 30 de abril, tras noventa y cuatro años ricos en experiencias vividas en mundos distintos y distantes.1

Con la frase: “No me convence”, como una manifestación del pensamiento crítico que forjó a lo largo de sus estudios universitarios para obtener el título de física, Gudrun daba por terminadas las discusiones en torno al tema central de sus investigaciones históricas: el pasado colonial de Chiapas. Un pasado que había despertado su atención durante los años de convivencia con los indígenas tojolabales habitantes de la región de Los Llanos, vecinos de la ciudad de Comitán; quienes, decía, la interrogaban en busca de conocer su propia historia. Ese interés encontró sustento para convertirse en el objetivo intelectual del resto de su existencia en la lectura del libro de Jan de Vos La Paz de Dios y del Rey. La Conquista de la Selva Lacandona (De Vos, 1980), bajo la consideración de que, si el historiador jesuita había podido documentar el estudio de los lacandones, ella también podría descubrir, por medio de la investigación documental, los procesos que caracterizaron el devenir de los tojolabales durante los siglos que vivieron bajo la dominación española.

Pero la propia historia de Gudrun había empezado muchas décadas antes, en tierras muy lejanas a su querido Comitán, en el viejo continente. Hija de un ingeniero en minas, vio la luz el 6 de abril de 1929 en Gelsenkirchen, en la Renania del norte de Westfalia. Una población antiquísima que había logrado un importante desarrollo en el siglo XIX por la extracción de carbón y que durante el Tercer Reich se transformaría en centro de la industria bélica. En 1932, debido a la difícil situación económica por la que atravesaba el país, la familia Lohmeyer se trasladó a Bremen, por lo que fue en esta ciudad donde Gudrun creció mientras Alemania se convertía en una potencia bélica y expansionista bajo el liderazgo de Adolfo Hitler. En sus evocaciones sobre aquella época estaba presente la memoria de su temprana inclinación por los estudios históricos fomentada por una de sus profesoras, su asistencia a las reuniones de las juventudes hitlerianas, los sábados, donde las chicas tejían prendas para los soldados que combatían en los distintos frentes de batalla, la muerte de su padre en medio de aquel terrible conflicto, los constantes bombardeos sobre Bremen por parte de la aviación británica y, como epílogo, la ocupación por las tropas estadounidenses a la caída de la ciudad.

Concluida la guerra y sus estudios de bachillerato, en 1947 se trasladó a Marburgo para matricularse en la Universidad Filipense, donde empezó la carrera de Física que concluyó en la Universidad de Renania Friedrich Wilhelm de Bonn, allí obtuvo el título de licenciada con la tesis: “La energía de enlace en una molécula tetraédrica según la teoría cuántica de Slater”, el 12 de abril de 1953.

Apenas llegada a Marburgo, en su alojamiento estudiantil, Gudrun había conocido a un joven veterano de la guerra y por entonces estudiante de Teología: Karl Lenkersdorf, con quien luego compartió cursos de historia medieval. En 1952, en Bremen, contrajeron matrimonio y se convirtieron en compañeros inseparables por el resto de sus vidas (León Cázares, 2011).

En 1953, recién graduada, un barco la condujo a Nueva York para reunirse con su esposo, que había viajado a América meses atrás gracias a una beca para realizar el doctorado en Teología en la Universidad de Chicago. En esta institución, la joven científica trabajó como personal de computación en el Laboratorio de Estructura Molecular y Espectros del Departamento de Física. Su estancia fue breve, poco menos de un año, por la desconfianza que le despertaron los propósitos, sospechosamente belicistas, de las investigaciones allí realizadas, en plena “Guerra Fría”. Poco después, la pareja se trasladó a Oliver, en la Columbia Bri­tánica canadiense, una población rural de agricultores, descendientes de alema­nes evangélicos ultraconservadores, donde Karl ejerció su ministerio como pastor de la Iglesia Luterana hasta 1957, cuando fue convocado para incorporarse al profesorado del Centro Augsburgo de la Ciudad de México.

Instalados en la capital de un país cuyo gobierno aspiraba a lograr el reconocimiento entre las naciones modernas, por el fomento del desarrollo industrial y la integración de todos los sectores de su dispar sociedad en un mismo proyecto de carácter capitalista, ambos emprendieron, con disciplina y determinación, el estudio del español.

En junio de 1958, durante unas vacaciones y de manera un tanto fortuita por un cambio de itinerario de última hora, Gudrun y Karl descubrieron los vestigios monumentales de la civilización maya, cuando transitaron por Veracruz y Tabasco hasta Palenque y luego, por Campeche, hasta Mérida para visitar Uxmal y Chichén Itzá. Sin embargo, aún habían de transcurrir tres lustros antes del encuentro con los descendientes actuales de los antiguos mayas que definiría el rumbo futuro de la pareja.

Durante la siguiente década, mientras Karl cursaba la licenciatura y luego el doctorado en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y se desempeñaba como profesor tanto en esa Facultad como en la Universidad de las Américas, Gudrun se convirtió en madre de una niña y un niño. Luego, en 1969, cuando apenas había reanudado sus actividades académicas con la impartición del curso: “Filosofía de la ciencia” en dicha universidad privada, los Lenkersdorf decidieron regresar a los Estados Unidos, tanto por la situación en México después de la represión del movimiento estudiantil del 68, como porque Karl había obtenido el nombramiento de director de Estudios Latinoamericanos en el Antioch College, un centro educativo de carácter interracial enclavado en la pequeña villa de Yellow Springs, en el estado fronterizo de Ohio. Debido a las nuevas responsabilidades de su marido, Gudrun pudo viajar a Ecuador, donde experimentó un acercamiento inicial con la población indígena, al visitar algunas escuelas rurales para los quechuas. También, durante 1972, en Antioch College, volvió a practicar la docencia, al impartir el curso: “Historia del atomismo”. Sin embargo, muy pronto, su vida dio otro vuelco, cuando de nuevo decidió dejarlo todo y seguir a su esposo hasta un lejano destino, ahora en la frontera sur de México, en el corazón de Chiapas.

Años más tarde, Gudrun rememoraba la vehemencia de Karl cuando, después de entrevistarse con el obispo católico Samuel Ruiz y de visitar la misión jesuita establecida en el pueblo tzeltal de Bachajón, le propuso el traslado a una ciudad llamada Comitán para integrarse en el proyecto de transformación social de los pueblos indígenas encabezado por el propio diocesano de Chiapas, bajo los postulados del Concilio Vaticano II y del histórico sínodo celebrado en Medellín, Colombia, en 1968. Aquella asamblea donde se definió la doctrina conocida como Teología de la Liberación, cuando parte de la jerarquía eclesiástica latinoamericana asumió el compromiso no sólo de velar por los desposeídos sino de emprender acciones en favor de la reivindicación de sus derechos. Asimismo, recordaba como ella, contagiada por el entusiasmo de su esposo, había aceptado, de inmediato, la nueva mudanza hacia lo desconocido.

Desde 1973, los Lenkersdorf laboraron en La Castalia, Escuela de Promoción Educativa y Cultural para los Indígenas de la Región Tojolabal. Se integraron a ese centro educativo bajo la idea de que ellos no iban a enseñar sino a aprender, por eso empezaron su convivencia con los indígenas estudiando su lengua. Entonces Gudrun se encargó de la educación básica para los adultos. Aquella experiencia fue de tal significación para modificar su pensamiento que, años después, en la dedicatoria de su segundo libro, la historiadora empezó por agradecer a sus “hermanos y hermanas tojolabales” que le hubieran “abierto los ojos” (Lenkersdorf, 2001: [5]).

Al empezar la década de los ochenta, Gudrun realizó su primera visita a un archivo histórico, el General de Centroamérica, en Guatemala, y asistió a un ciclo de conferencias sobre la Historia de Chiapas organizado por el Centro de Investigaciones Ecológicas del Sureste en San Cristóbal de las Casas. Con estas acciones estaba dando los pasos iniciales para cumplir con la tarea que se había impuesto de investigar la historia indígena de Chiapas. En 1983, debido a su estado de salud, vino a radicar a la Ciudad de México, donde se relacionó con el Centro de Estudios Mayas, con el fin de consultar su archivo documental, formado por copias de manuscritos de varios acervos como el Archivo General de Indias o el General de Centro América, y empezó a acudir a ciclos de conferencias y a tomar diversos cursos de actualización organizados por el mismo Centro o por otras dependencias académicas de la Universidad Nacional. Luego, entre 1988 y 1992 llevó a cabo sus estudios de Maestría en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras, donde obtuvo el grado con la tesis: “El conflicto entre Portocarrero y Mazariegos. La génesis histórica de Chiapas, 1522-1532”, que fue distinguida con el premio Marcos y Celia Maus a la mejor tesis de Maestría presentada en 1992. Una investigación dirigida por la historiadora judía eslovena, también sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, Eva Alexandra Uchmany, a quien desde el tiempo en que fue su profesora siempre consideró amiga y mentora. Con su Eva, como Gudrun le decía cariñosamente, compartió no sólo el interés por la investigación documental sino también una visión crítica sobre el México mestizo. Un país que consideró marcado con el estigma de haberse originado como consecuencia de una conquista y colonización extranjera, realizadas por una potencia imperialista e intolerante como España que, para colmo de “desgracias”, había adoptado como religión de estado la católica, emanada de la Contrarreforma tridentina.

Años antes de graduarse, empezaron a aparecer las publicaciones de Gudrun, la primera con el título: “Contribuciones a la historia colonial de los tojolabales”, como un capítulo del libro Los legítimos hombres, aproximación antropológica al grupo tojolabal, editado por Mario H. Ruz en 1986. Trabajo donde examinó información obtenida en documentos inéditos con el objetivo de probar la controvertida presencia de los tojolabales, desde el siglo XVI, en la región que habitan en la actualidad, en contra de las hipótesis sostenidas, en particular, por lingüistas y antropólogos (Lenkersdorf, 1986: 13-102).

Por entonces, también, comenzó su participación en los coloquios y congresos de mayistas y en las Jornadas Lascasianas. Ambos encuentros académicos donde pronto se dio a conocer como apasionada estudiosa del siglo XVI, como denunciante de los agravios cometidos contra los pueblos mayas en el pasado y como decidida defensora de sus derechos en el presente.

Desde abril de 1990 ingresó como investigadora al Centro de Estudios Mayas y al año siguiente realizó su primer viaje a España, tanto para conocer Ciudad Real, lugar de origen de Diego de Mazariegos, fundador de la capital de la “Provincia de Chiapa”, y visitar su archivo municipal, como para consultar los fondos del Archivo General de Indias. Poco después, entregó su primera contribución a Estudios de Cultura Maya. Un artículo en el cual, con base en los argumentos expuestos en su trabajo de 1986, identificó a los habitantes de Comitán, del siglo XVI, como tojolabales (Lenkersdorf, 1992: 291). Luego, en 1993, menos de tres meses antes del levantamiento zapatista, vio la luz su primer libro, resultado de su tesis de maestría: Génesis histórica de Chiapas, 1522-1532. Una obra donde sometió a revisión crítica la historia tradicional de carácter oficial de Chiapas basada en los relatos de los cronistas y la rebatió, con sustento en testimonios directos como las probanzas de méritos y servicios de los conquistadores, las actas de litigios entre españoles y otros documentos oficiales. Entonces empezó a conformar su idea de Chiapas como una provincia externa y diferente al ámbito novohispano, carente de una base histórica para su “pretendida ‘mexicanidad’ ” (Lenkersdorf, 1993: 94), y habitada por una población indígena peculiar en sus formas de organización política, económica y social comunitarias, armónicas con la naturaleza y ajenas a los sistemas impuestos por la Corona española o, más tarde, por los gobiernos nacionales.

Desde 1994 empezó a colaborar en los diplomados organizados por la Dirección de Educación continua del Instituto de Investigaciones Filológicas y a impartir distintos seminarios sobre historia colonial de los mayas en la Licenciatura en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, además de dirigir tesis y participar en numerosos jurados de exámenes. De regreso a la docencia, asumió esta labor con una entrega ejemplar no sólo dentro del aula sino también como asesora de tesis y promotora generosa de sus alumnos, entre los cuales logró formar verdaderos discípulos seguidores de su credo indigenista.

En 1998 obtuvo el grado de doctora en Historia, tutorada de nuevo por Eva Uchmany, con la defensa de la tesis: “Gobiernos locales en los pueblos de indios. Chiapas, siglo XVI”. Una investigación que la había llevado, una vez más, al Archivo General de Indias, con la que consiguió por segunda ocasión el Premio Maus y que dio origen a su libro: Repúblicas de indios, pueblos mayas en Chiapas, siglo XVI, impreso en 2001. Obra basada en el análisis de documentos inéditos de carácter jurídico, desde el enfoque de la historia política, pero interpretados, según declaraba, a la luz de la visión del mundo que había aprendido de los mayas durante su estancia en Chiapas (Lenkersdorf, 2001: 29). En este estudio se opuso a los modelos teóricos que pretenden homogeneizar las formas de gobierno indígena en distintas regiones y a su asimilación con el cacicazgo, y refutó la afirmación de que las formas democráticas de gobierno fueron introducidas por la administración española al establecer los cabildos en los pueblos de indios (Lenkersdorf, 2001: 23-24). Construyó su propuesta de explicación histórica a partir de una caracterización, no exenta de hipotéticas idealizaciones, sobre los pueblos mayas del Posclásico que pasaron a formar parte de la Provincia de Chiapa, como habitantes de territorios geográficos definidos según su distribución lingüística, ocupantes de nichos ecológicos diversos, complementarios y por lo tanto autosuficientes en recursos, sin jerarquización entre sus poblaciones ni entre los propios pobladores de cada una, que, desaparecidos los linajes gobernantes del período Clásico, habían organizado su convivencia con base en la solidaridad y la reciprocidad, donde cada miembro de la comunidad era responsable de una función para contribuir al equilibrio y la concordia general, con cargos selectivos y no hereditarios, guiados por “concejos de ancianos”. Todo desarrollado en un ambiente donde privaba la armonía entre el ser humano y la naturaleza (Lenkersdorf, 2001: 141-156). Un cuadro en el cual la existencia de individuos que reclamaron privilegios dinásticos a la Corona se explicaría por el oportunismo de algunos jóvenes colaboracionistas del régimen colonial (Lenkersdorf, 2001: 263-264).

Durante la primera década del nuevo milenio, Gudrun no cesó de escribir y publicar artículos, sobre todo, en Estudios de Cultura Maya (véase Lenkersdorf, 2003a, 2003b, 2004), y capítulos en libros colectivos, resultado de su participación en coloquios, como el dedicado a reflexionar sobre La resistencia en el mundo maya (Lenkersdorf, 2007). Sin embargo, dedicó largas jornadas a la docencia en sus seminarios de la Facultad y a la dirección y revisión de tesis en los posgrados de Estudios Latinoamericanos, Mesoamericanos e Historia. Esa intensa actividad le sirvió para afrontar, con la singular entereza que atribuía a los mayas ante la muerte, como años antes lo había hecho frente al fallecimiento de su hijo, el de Carlos en noviembre de 2010. Motivo de asombro fue entre quienes ignoraban su concepto de la vida humana como parte de procesos naturales que, mientras se cremaba el cuerpo de su cónyuge, ella acudiera a la Facultad a cumplir con su obligación de impartir clase.

Con motivo de la celebración del Congreso Centroamericano de Historia en San Cristóbal de las Casas, en 2012, Gudrun regresó por última vez a Chiapas, para presentar una ponencia sobre la antigua provincia bajo la jurisdicción de la Audiencia de Guatemala en el siglo XVI, alentada por la expectativa de que en dicho foro no se repitiera la visión acerca de aquellas regiones elaborada desde el centro de México.

En esos tiempos, había centrado sus investigaciones en un análisis comparativo entre las ordenanzas redactadas por magistrados de la Corona para los pueblos de Chiapas y Yucatán frente a las emitidas para el Soconusco y otras partes de la Nueva España a lo largo del siglo XVI. Estudio que nunca dio por terminado pues, como escribió en su informe anual del 2014, estaba elaborando de nuevo la introducción y las conclusiones, porque ya no le satisfacía lo que había redactado antes. Sin embargo, aquel año todavía entregó el capítulo: “Chiapas: la creación de una nueva entidad política”, que forma parte del libro Historia de Chiapas, editado por el CIESAS Sureste y la Editorial Milenio, que a la fecha aún espera ser publicado. Un trabajo donde, una vez más, enfatizó su idea de la independencia de la “Provincia de Chiapa” respecto de los territorios que ella consideraba como integrantes del ámbito novohispano.

A los 86 años, sentía que aún tenía que escribir para dar a conocer y explicar la realidad indígena de Chiapas y la peculiar historia de la antigua provincia, y, sobre todo, mucho que enseñar a los jóvenes que anhelaban convertirse en historiadores cuando, contra su voluntad, pero obligada por su precario estado de salud, se jubiló en 2015. Durante un tiempo, todavía pudo vivir en su casa, en soledad y silencio, sólo acompañada por aquellos libros, donde marcaba y anotaba la información que nutría sus convicciones. Historias que consideraba de las verdaderas, pues nunca disfrutó de la ficción literaria, ni se rendía ante los medios audiovisuales de entretenimiento. Luego, casi nonagenaria, sufrió la amarga experiencia de verse internada en un asilo para ancianos hasta su muerte. Un lugar ideado por la sociedad moderna para confinar a quienes tienen la desgracia de vivir más allá de los umbrales de la propia autosuficiencia.

Dueña de una mente inquisitiva y disciplinada, mujer de varios mundos y experiencias distintas, mayista de convicciones férreas e historiadora que asumió su tarea como un compromiso de denuncia y transformación social, Gudrun personificó, por un cuarto de siglo, el indigenismo idealista y reivindicativo en el devenir del Centro de Estudios Mayas.

En su primer libro, ilustró el espíritu con que asumió su tarea como historiadora con el siguiente proverbio de Bremen: “El prudente escucha el pasado, actúa según el presente y piensa en el futuro”.

Bibliografía

De Vos, Jean 1980 La paz de Dios y del Rey. La conquista de la Selva Lacandona, 1525-1821. México: FONAPAS Chiapas. [ Links ]

Lenkersdorf, Gudrun 1986 “Contribuciones a la historia colonial de los tojolabales”, en Los legítimos hombres, Mario H. Ruz editor. México: Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Filológicas/Centro de Estudios Mayas, vol. IV, 13-102. [ Links ]

______ 1992 “La fundación del convento de Comitán, testimonios de los tojolabales”, Estudios de Cultura Maya, XIX, 291-319. [ Links ]

______ 1993 Génesis histórica de Chiapas 1522-1532. El conflicto entre Portocarrero y Mazariegos. México: Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Filológicas. [ Links ]

______ 2001 Repúblicas de indios. Pueblos mayas en Chiapas, siglo XVI. México: Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Filológicas/Centro de Estudios Mayas. [ Links ]

______ 2003a “Martín Gómez, su pueblo y su tiempo. Chamula, 1580”, Estudios de Cultura Maya, XXIII, 189-206. [ Links ]

______ 2003b “El Popol Vuh: algunas consideraciones históricas”, Estudios de Cultura Maya, XXIV, 47-60. [ Links ]

______ 2004 “Remesal, historiador controvertido”, Estudios de Cultura Maya, XXV, 121-147. [ Links ]

______ 2007 “Tipos de rebeliones en el siglo XVI”, en La resistencia en el mundo maya, en María del Carmen Valverde Valdés (coord.). México: Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Filológicas/Centro de Estudios Mayas, 19-45. [ Links ]

León Cázares, María del Carmen 2011 “A la memoria de Carlos Lenkersdorf (1926-2010)”, Estudios de Cultura Maya, XXXVII, 199-206. [ Links ]

1La versión preliminar de esta semblanza fue leída en la tercera reunión dedicada a la memoria de las Mujeres emblemáticas en el Instituto de Investigaciones Filológicas, celebrada el 23 de noviembre de 2023. Agradezco a Mario H. Ruz la revisión de ese texto y el haberme conseguido una copia del último trabajo de nuestra colega, ya editado, pero todavía no publicado.

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