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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.32 no.129 Ciudad de México ene. 2010

 

Claves

 

El ranking Times en el mercado del prestigio universitario*

 

The Times ranking for the market of university prestige

 

Imanol Ordorika** Roberto Rodríguez Gómez***

 

** Doctor en Ciencias Sociales y Educación por la Universidad de Stanford, EUA. Investigador titular en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. Integrante del Seminario de Educación Superior, UNAM. Sus líneas de investigación son: educación superior y sociedad del conocimiento; Estado y políticas educativas en México; financiamiento de la educación superior en México; indicadores sobre educación en México; poder, política y cambio en la educación superior; movimientos sociales y educación; y teoría social y educación. CE: ordorika@servidor.unam.mx.

*** Doctor en Sociología por el Colegio de México. Investigador titular en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Integrante del Seminario de Educación Superior, UNAM. Se especializa en temas de educación superior comparada, sociología de las universidades y política educativa. Director de la Revista de Educación Superior. CE: roberto@servidor.unam.mx.

 

Recepción: 28 de octubre de 2009
Aceptación: 9 de diciembre de 2009

 

Resumen

El presente artículo analiza el World University Ranking del Times Higher Education (THE), una de las clasificaciones internacionales de universidades más conocidas e influyentes. Se pone especial atención en el diseño y construcción metodológica del ranking. A partir de un estudio longitudinal se examina la distribución regional y por afinidad lingüística, así como la movilidad institucional y la variabilidad de las primeras 200 universidades en cada una de sus ediciones (2004 a 2009). En este contexto se estudia en particular el comportamiento de las universidades iberoamericanas. Con base en las reflexiones anteriores se ubica al ranking THE como un ranking con fines comerciales, condición que explica buena parte de sus atributos, características y resultados, así como sus limitaciones y confiabilidad.

Palabras clave: Universidades, Rankings universitarios, Competencia, Estatus, Evaluación, Políticas públicas.

 

Abstract

This article analyzes the World University Ranking of the Times Higher Education, one of the most important and famous international rankings, with a special emphasis on the how this ranking has been designed and methodologically built up. Starting from a longitudinal study the authors analyze the regional distribution and the linguistic affinities, and the institutional mobility as well, including the variability of the first 200 universities in each edition of this ranking (between 2004 and 2009). Within this context the authors study more specifically how the universities of Latin America behave. And based on the previous reflections the Times Higher Education ranking is finally considered as a commercially oriented ranking, condition that explains the main part of its attributes, features and results, but also its shortcomings and lack of liability.

Keywords: Universities, University rankings, Competence, Prestige, Assessment, Public policies.

 

En los últimos años, los sistemas e instituciones de educación superior se han visto inmersos en dinámicas de evaluación que cumplen distintos propósitos. Éstas comprenden la rendición de cuentas sobre los recursos financieros recibidos y aplicados; la implantación de fórmulas de mejora y aseguramiento de calidad; la legitimación pública sobre el cumplimiento de fines y funciones; el control gubernamental sobre el desempeño del sistema en su conjunto y las instituciones que lo componen, entre otras (Palomba y Banta, 1997; Rowley et al., 1997; Ewell, 1999; Acosta, 2000; Mendoza, 2002; Borgue y Bingham, 2003; Villaseñor, 2003; Díaz Barriga et al., 2008).

La llamada "cultura de la evaluación" (Power, 1987; Elliot, 2002; Bolseguí y Fuguet, 2006), desplegada en el campo de la educación superior, ha requerido y propiciado el desarrollo de diversos métodos e instrumentos para medir, calificar y dar seguimiento al desempeño y resultados de las funciones académicas y actividades de gestión de las instituciones. Dentro de la gama de modalidades, enfoques y vertientes evaluativas (Brooks, 2005), una fórmula específica, la evaluación comparativa, ha adquirido relevancia a medida que ofrece referentes para contrastar los logros y avances de instituciones y programas ante los resultados obtenidos por otras unidades del conjunto. En tal contexto, los rankings y tablas de posiciones (league tables), cuya elaboración se remonta varias décadas atrás en el ámbito anglosajón (Webster, 1986; Turner, 2005), han sido vistos con interés en otros países y regiones (Merisotis y Sadlak, 2005; Marginson, 2007). La expansión de esta metodología también responde a la necesidad, establecida desde lógicas de mercado, de clasificar, ordenar y jerarquizar la multiplicidad de instituciones que concurren en un ámbito de servicios educativos crecientemente diversificado y estratificado (Cuening, 1987; Kogan, 1989; Puiggrós y Krotsch, 1994; Brennan, 2001; Elliot, 2002; Strathern, 2000; Marginson y Ordorika, en prensa).

En la actualidad hay una gran variedad de clasificaciones del tipo ranking de nivel internacional, regional y nacional. Entre las primeras destacan el ARWU,1 el Webometrics,2 el Professional Ranking of World Universities3 y el Times Higher Education, del que se ocupa este trabajo. Entre las regionales sobresalen el de la Unión Europea4 y el de la Universidad de Leiden.5 Existen asimismo clasificaciones nacionales en varios países. Son reconocidos en Estados Unidos el US New and World Report6 y The Top American Research Universities.7 En el Reino Unido, los diarios de mayor circulación (The Times,8 The Independent,9 y The Guardian10) publican periódicamente guías sobre las mejores universidades y programas basadas en indicadores de ranking. En Canadá goza de prestigio la guía de universidades Mcleans, publicada por la revista del mismo nombre;11 en Australia la titulada The Good University Guide,12 y en Alemania el ranking elaborado por el Centro para el Desarrollo de la Educación Superior (CHE) que incluye clasificaciones para Alemania, Suiza y Austria.13 En Chile el diario El Mercurio publica el "Panorama general de las mejores universidades del país".14 En Brasil, la empresa editorial Abril publica la serie Guia do Estudiante,15 que incluye un ranking universitario así como los resultados del Prêmio Melhores Universidades que dicha editorial, con patrocinio del Banco Real, organiza cada año.16 Conviene advertir que, en su gran mayoría, las listas y clasificaciones han sido desarrolladas ya sea por empresas editoriales (diarios o revistas), o por grupos de consultoría independientes. No obstante, en la actualidad algunos cuerpos académicos, formados por especialistas en evaluación, también se han involucrado en la generación y difusión de estos instrumentos.17

 

DIVERSIDAD DE RANKINGS Y OBJETIVOS

La proliferación de rankings universitarios de alcance nacional, regional y mundial se explica principalmente por la convergencia de distintas racionalidades. En primer lugar, el interés de los usuarios de servicios de educación superior: por un lado, los estudiantes (y sus familias) que buscarían acceder a las mejores opciones educativas; por otro, los empleadores que utilizarían las mediciones de calidad de los programas como filtro para sus prácticas de selección de personal. Sobre todo en medios en que la educación superior implica una inversión económica significativa para los estudiantes (como en Estados Unidos e Inglaterra), el éxito de los rankings se funda en su pretendido valor informativo para la toma de decisiones.

En segundo lugar, estas clasificaciones brindan elementos de prestigio institucional que han sido manejados, entre otros aspectos, para la mercadotecnia de las instituciones privadas y para la negociación de subsidios en las públicas (Ordorika y Rodríguez, 2008). Del mismo modo, el prestigio institucional se hace valer en la competencia internacional de las universidades por estatus, recursos, estudiantes y académicos de alto nivel (Marginson y Ordorika, en prensa).

En tercer lugar, los sistemas universitarios nacionales que son reconocidos con el mayor peso académico obtienen una reputación que se proyecta a diversos países, así como la eficiencia de sus políticas públicas, tanto en el sector educativo superior como en la competencia económica internacional (Carnoy, en prensa).

Estos elementos han perfilado la emergencia de un campo heterogéneo de la evaluación universitaria en el que coexisten clasificaciones o rankings con distintas orientaciones y que persiguen diversos fines. Algunos son manejados con criterios fundamentalmente académicos y generados por instancias públicas (educativas o gubernamentales). Cabe mencionar al respecto los sistemas de indicadores nacionales que brindan información pública y de libre acceso sobre el desempeño de instituciones y programas universitarios.

Otros, entre los que el ranking THE es un ejemplo destacado, tienen una orientación comercial definida, que se basa, entre otros aspectos, en la venta de publicidad asociada a la publicación del ranking (suplemento impreso y página web), la oferta de servicios de consultoría para lograr mejores posiciones en la clasificación, la promoción de sus propios proveedores de datos así como la generación y venta de servicios de información especializados. Como podrá verse en este artículo, la naturaleza comercial o mercantil de este ranking influye tanto en su diseño metodológico como en la propia integración y difusión de resultados.

 

ORIENTACIONES METODOLÓGICAS

Los rankings universitarios se diferencian entre sí básicamente por su orientación metodológica. Por un lado están los que se sustentan en procedimientos cuantitativos de evaluación de la producción de conocimientos mediante la medición del número de publicaciones y citas, entre otros indicadores comparativos (Dill y Soo, 2005). Por otro, los que se apoyan en sondeos de imagen y reputación: evaluaciones de pares o de consumidores de servicios educativos, ya sean estudiantes, padres de familia o empleadores (Beyer y Sniper, 1974; Cave et al., 1997; Federkeil, 2008; Ackerman et al., 2009). También existen algunos que tienden a combinar ambas metodologías, es decir, a la conjunción de indicadores cuantitativos y cualitativos (Filip, 2004; Usher y Savino, 2006).

Como se indicó previamente, estos sistemas de clasificación tienden a ser una referencia significativa en el marco del diseño de políticas públicas y reformas institucionales. Asimismo, se han convertido en un tema recurrente en medios de comunicación, dando lugar, con frecuencia, a una percepción distorsionada que equipara el posicionamiento en los rankings con una evaluación totalizadora de la calidad de las instituciones en todos sus ámbitos de desempeño (Marginson y Van der Wende, 2006; Espeland y Sauder, 2007; Hazelkorn, 2007 y 2008; Roberts y Thomson, 2007; Salmi y Saroyan, 2007; Siganos, 2008; Thakur, 2008; Marginson, 2009). Además de crear efectos significativos en el plano de la opinión pública, han alcanzado niveles de incidencia de mayor profundidad como, por ejemplo, orientar la elección de estudiantes en la oferta de instituciones y programas, presionar a una productividad creciente de la planta académica universitaria para mejorar los indicadores, así como determinar políticas institucionales de inversión y promoción (Michel, 2005; Clarke, 2007; Hazelkorn, 2009; Long et al., 2009).

Esta situación ha dado lugar a intensos debates, estudios, análisis y críticas sobre las limitaciones y riesgos que entrañan los sistemas jerárquicos de clasificación. Entre los aspectos cuestionados se han señalado los problemas de comparación entre las instituciones de educación superior (IES), la selección y ponderación de indicadores, la confiabilidad de la información recabada y la construcción de calificaciones unitarias en que se basa la jerarquización de las universidades. También se ha cuestionado el carácter homogeneizador de los rankings respecto de un modelo único de universidad (Ordorika y Pusser, 2007), el predominio del idioma inglés o el reduccionismo que asocia una apreciación sobre la calidad de la institución como un todo, a su desempeño en una sola de sus funciones académicas, habitualmente su producción de investigación (Berry, 1999; Bowden, 2000; Provan, 2000; Florian, 2007; Van Raan, 2007; Federkeil, 2008; Ordorika et al., 2009; Ishikawa, 2009; Jaienski, 2009; Ying y Zhang, 2009).

La solidez y pertinencia de las críticas académicas sobre los modelos existentes, tanto en contextos nacionales como en el plano internacional, no han sido suficientes hasta ahora para incidir sobre la reorientación o el rediseño de las listas jerarquizadas más influyentes, ni ha frenado su proliferación. Todo parece indicar, en cambio, que dado su empleo en el diseño de políticas públicas e institucionales, así como la demanda de información sobre el desempeño de los establecimientos, funciones y programas, los sistemas de clasificación tienden a convertirse en una referencia relevante en dinámicas de cambio institucional (Sanoff, 1998; Altbach, 2006; Hazelkorn, 2008; Cyrene y Grant, 2009). Del mismo modo se ha consolidado un mercado para diferentes tipos de rankings universitarios (Marginson, en prensa) en el que más destaca, sin duda alguna, el del Times Higher Education Supplement.

Sin embargo, aunque el impacto de la perspectiva crítica sobre los rankings ha sido limitado en términos prácticos, ha abierto un espacio para la discusión constructiva sobre los alcances y límites de los sistemas de clasificación. En el caso de este trabajo, lo que se busca es analizar las características del ranking Times Higher Education a partir de sus antecedentes, su construcción y su comportamiento en el tiempo.

 

ANTECEDENTES DE THE

El Times Higher Education (THE) publica sus World University Rankings, a partir de 2004. Es importante dejar claro que el THE ya es independiente del periódico inglés The Times, aunque claramente se beneficia del prestigio nacional e internacional de este diario.18

El ranking THE presenta sus resultados en diversas modalidades. En primer lugar se encuentra la lista general de universidades, clasificadas de acuerdo a los indicadores que serán analizados más adelante. En segundo lugar, listas por áreas de conocimiento. Éstas son: artes y humanidades; ingeniería y tecnologías de la información; ciencias de la vida y biomedicina; ciencias naturales y ciencias sociales. En tercer lugar, el THE ha empezado a publicar rankings regionales. Hasta la fecha sólo existe el correspondiente a la región asiática.

Desde su origen, este ranking internacional se construyó con base en dos tipos de clasificaciones. La primera se elabora a partir de encuestas de opinión sobre grupos que, se estima, son capaces de emitir puntos de vista relevantes: los académicos o los empleadores (método reputacional). El segundo se basa en indicadores estructurales y de desempeño que se calculan a partir de un conjunto determinado de datos empíricos. Es importante señalar que el THE, como otros rankings, está estrechamente ligado a las grandes transnacionales de publicación y circulación de la investigación científica (Thomson Reuter y Elsevier, entre otras). Estas características son fundamentales para entender el comportamiento de las instituciones en el ranking y la gran variabilidad de posiciones año con año.

A partir de 2004 el ranking THE ha ido perfeccionado su metodología bajo la presión de los no pocos cuestionamientos recibidos. Los cambios introducidos (principalmente desde la versión de 2007) le permitieron ganar robustez técnica en el componente empírico pero a la vez han provocado una pérdida en estabilidad. Entre los rankings universitarios internacionales en boga, el THE es el que presenta la mayor variabilidad cuando se busca armar, por ejemplo, una secuencia temporal de resultados (ver datos más adelante).

Desde 2007 el THE hizo pública su asociación con la transnacional QS Ltd. (Quacquarelli Symonds), que elabora los World Rankings desde ese año. El corporativo QS Ltd. se especializa en servicios de intermediación entre empresas y candidatos a puestos ejecutivos. La QS utiliza sus propias encuestas de empleadores internacionales y de académicos para construir el componente reputacional del ranking. De 2004 a 2006 el THE utilizó la base bibliométrica ISI–Thomson para la medición de citas. A partir de 2007 QS decidió utilizar la base Scopus. La información sobre matrícula y planta académica es proporcionada por las propias instituciones. El THE tiene la última palabra sobre la selección y ponderación de cada uno de los indicadores.

 

INDICADORES DEL THE

La clasificación de universidades en los World University Rankings, se construye mediante indicadores de desempeño en materia de formación profesional, capacidad de investigación y presencia de académicos y estudiantes extranjeros. Son seis:

a) reputación de las universidades según académicos (40 por ciento)

b) reputación según empresarios (10 por ciento)

c) proporción de estudiantes entre planta académica de las instituciones (20 por ciento)

d) proporción de citas a los artículos en revistas indexadas entre planta académica (20 por ciento)

e) proporción de estudiantes extranjeros (5 por ciento)

f) proporción de académicos extranjeros (5 por ciento)

Reputación de las universidades según académicos

El primer indicador tiene el mayor peso relativo en la escala al representar 40 por ciento de la puntuación total. Como se señaló antes, la calificación de las universidades a cargo de la comunidad internacional de académicos es recogida mediante una encuesta que aplica cada año la compañía Quacquarelli Symonds (QS), firma especializada en facilitar contactos entre graduados universitarios y potenciales empleadores. La muestra de la encuesta es de aproximadamente 6 mil casos. Proviene de dos bases de datos: una de ellas es la que administra la compañía Mardev (http://www.maderv.com), que se dedica a capturar, organizar y comercializar direcciones de académicos de todo el mundo. La base Mardev cuenta con más de 600 mil contactos académicos con email incluido. La segunda base proviene de la compañía World Scientific (http://www.worldscientific.com), que es una distribuidora de revistas académicas y posee una base de datos de autores con más de 180 mil registros.

No existe información sobre los procedimientos de selección de los encuestados. Incluso los llamados "pares académicos" ni siquiera son en su totalidad estrictamente profesores universitarios.19 De acuerdo a los datos disponibles, la muestra de académicos tiende a representar los resultados de rankings previos. A pesar de que la metodología dice buscar un equilibrio cuantitativo entre las regiones geográficas —un tercio para el continente americano, un tercio para Europa y un tercio para el resto del mundo—, al final la proporción de académicos adscritos a universidades anglosajonas resulta mucho mayor que la de cualquier otra zona. En la aplicación 2008, la muestra incluyó a 638 académicos de EUA (10.0 por ciento del total), 563 ingleses (8.9 por ciento) y 286 (4.5 por ciento) australianos. Sólo esos tres países consumieron casi una cuarta parte de la muestra total. En cambio, sólo fueron encuestados 142 académicos de España (2.2 por ciento), 63 de Brasil (1.0 por ciento), 59 de México (0.9 por ciento) y 36 de Argentina (0.6 por ciento).

La encuesta de "pares académicos" solicita a los informantes voluntarios que identifiquen las regiones del mundo y las áreas académicas sobre las que tienen mayor conocimiento. Una vez hecho lo anterior, el cuestionario presenta, para cada área seleccionada, una lista "nacional" de universidades (las del país del académico informante) y una lista "internacional", que incluye las universidades de la o las regiones previamente seleccionadas. Las listas son cerradas, es decir, incluyen sólo a las instituciones que QS propone evaluar y el informante voluntario no puede incluir a ninguna otra. Por ejemplo, en las listas "internacionales" para México sólo aparecen como opciones la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y la Universidad Iberoamericana; en contraste, para Estados Unidos aparecen como opciones más de 130 universidades públicas y privadas.

A continuación se solicita identificar en qué universidades se realiza la mejor investigación en cada área, y el que responde puede elegir un máximo de diez instituciones. El cuestionario aclara que "su propia universidad será excluida de las secciones". Así, el académico que responde puede opinar sobre cualquier universidad menos la suya, y sobre una, varias o todas las áreas de conocimiento incluidas en la encuesta.

Reputación según empresarios

El segundo indicador se basa también en una encuesta, aplicada a empleadores, y representa 10 por ciento del puntaje total. En ésta, cuya muestra promedia 2 mil casos por año, se solicita a cada informante que "de acuerdo a su experiencia, seleccione un máximo de 30 universidades de las cuales egresan los mejores candidatos (esta lista está separada por país y ha sido compilada con base en el número de ocasiones que dichas facultades han sido mencionadas en nuestras encuestas)". La última aclaración es importante, ya que la lista de universidades elegibles una vez más se reduce a las que la compañía QS ha identificado previamente como relevantes. Para dar un ejemplo, la lista de universidades mexicanas que los empleadores encuestados pudieron marcar en 2008 se limitó a tres instituciones: la UNAM, la Universidad Iberoamericana y el ITESM. También cabe aclarar que esta encuesta contiene, en su mayor parte, preguntas acerca de programas y escuelas de administración de empresas, ya que QS elabora también un ranking acerca de las mejores escuelas de negocios en el mundo.

Proporción de estudiantes entre planta académica

El tercer indicador del ranking refleja la proporción de estudiantes por académico de tiempo completo en las universidades. Es confeccionado mediante consulta a las instituciones sobre sus datos de matrícula y planta académica. Para evitar subestimación de los datos de universidades que cuentan con figuras académicas de tiempo parcial o por horas, el ranking solicita a las instituciones que estimen equivalencias. El peso de este indicador en la puntuación total es de 20 por ciento.

Proporción de citas a los artículos en revistas indexadas entre planta académica

El cuarto indicador se deriva del número de citas a los artículos producidos por los académicos en los últimos cinco años, según la base de datos Scopus, propiedad de la compañía editora holandesa Elsevier Ltd. Como se señaló antes, en las primeras ediciones del ranking (2004 a 2006), la base de datos provenía del ISI–Thomson Web of Science pero, a partir del año pasado, se tomó la decisión de utilizar los servicios de Scopus, al parecer por contener un mayor número de registros que los consignados en la base ISI–Thomson. Este indicador concentra también un 20 por ciento en la puntuación total.

Las diferencias entre las bases ISI y Scopus no son irrelevantes. En primer lugar Scopus es aproximadamente el doble de grande, a pesar de haberse iniciado apenas en 2004, mientras que los servicios bibliométricos del ISI tienen casi medio siglo. La base ISI se ha caracterizado por ser académicamente selectiva; cada revista propuesta es revisada, durante al menos un año, para tener la certeza de que cumple con los estándares, de forma y contenido, de una publicación científica, además de controlar el volumen de citas que ésta recibe. La gran mayoría de los journals incluidos en esta base se publican en inglés, independientemente del país de origen.

También en Scopus es aplastante mayoría la proporción de revistas en inglés pero, a diferencia de la primera, la incorporación de revistas es menos rígida. En primer lugar porque la base se integró a partir de catálogos de publicaciones científicas preexistentes y, en segundo, porque la revisión de nuevas publicaciones se lleva a cabo mediante un procedimiento de revisión de pares descentralizado. Como han anotado varios especialistas, tanto ISI como Scopus, además del sesgo del idioma, muestran una marcada inclinación por las revistas del área de ciencias de la salud, probablemente por ser ésta la que ha logrado un mayor desarrollo en términos de internacionalización de la producción y la difusión de resultados.

En el cálculo de los dos indicadores anteriores, una variable crucial es el tamaño de la planta académica. Este dato funciona como denominador tanto del indicador de estudiantes por miembros del personal académico de las instituciones, como del indicador de citas entre dicha variable. Si el volumen de la matrícula es elevado, pero también el de la planta académica, entonces la relación entre ambos datos genera un puntaje elevado. Sin embargo, en estas condiciones, se requiere un elevado número de citas académicas para adquirir puntos en el indicador de citas por académico. Tómese como ejemplo la comparación entre la UNAM y la Universidad de São Paulo (USP) para 2007. La UNAM, en el indicador de estudiantes por académico de tiempo completo, obtiene un resultado de 10.1 contra 15.3 de la institución brasileña. Pero, en cambio, en el indicador de citas por académico, la UNAM obtiene 2.6 contra 13.4 de la USP.

Proporción de estudiantes y de académicos extranjeros

Por último, los indicadores quinto y sexto se estiman con base en la proporción de estudiantes y académicos extranjeros en las universidades. Cada uno de estos indicadores vale 5 por ciento en el puntaje total y los datos proceden de consultas a las instituciones.

 

EVOLUCIÓN DEL RANKING 2004–2009

El análisis longitudinal del ranking evidencia algunos de los rasgos más característicos de esta jerarquización mundial de universidades. En este rubro se analiza fundamentalmente el comportamiento de las primeras 200 instituciones en cada una de las ediciones del ranking de 2004 a 2009. Los rubros para el análisis son: distribución por región geográfica, distribución por afinidades lingüísticas, así como la movilidad de las instituciones y la estabilidad del ranking.

Distribución por región geográfica

En este rubro se analiza la distribución geográfica de las primeras 200 universidades en cada edición del ranking para cinco regiones: Norteamérica, Unión Europea, Asia, Oceanía, América Latina y África.

El cuadro correspondiente muestra claramente el predominio de la Unión Europea y de Norteamérica (Estados Unidos y Canadá). Además de dominar la lista de las primeras 200 instituciones, destaca el hecho de que la presencia de estos dos bloques regionales presentan muy poca variación a lo largo de los años. Los dos bloques representan en conjunto aproximadamente 75 por ciento de la lista (con valores extremos de 78 por ciento en 2004 y 72.6 por ciento en 2005).

En segundo lugar destaca la presencia de las universidades de Asia y de Oceanía, que como bloque representan alrededor de 25 por ciento en todas las ediciones (con variación entre el 26.4 por ciento en 2005 a 21.4 por ciento en 2007). Al final de la tabla se encuentran América Latina y África. América Latina ha tenido una presencia permanente, pero muy limitada, con al menos una institución (la UNAM) y un máximo de tres en 2007 y 2008. La inclusión de universidades africanas es casi nula, con cero instituciones en las primeras tres ediciones del ranking y una de Sudáfrica en cada uno de los últimos tres.

El Cuadro 1 muestra claramente el comportamiento de los bloques regionales. En éste se nota el predominio de los bloques descritos y el comportamiento relativamente estable de los mismos. Sin embargo, en este contexto es posible apreciar que, aunque con oscilaciones, las universidades asiáticas representan el único segmento en crecimiento dentro del ranking del THE.

Al respecto es posible identificar dos períodos muy claros. De 2004 a 2006 la presencia de instituciones asiáticas crece de 13.0 a 18.1 por ciento, y de 2007 a 2009 crece de 13.9 a 18.0 por ciento. De 2004 a 2009 su presencia aumenta en 5 por ciento. Este dato es relevante pues refleja, en los resultados del ranking, los intereses comerciales regionales de la empresa Quacquarelli Symonds Limited.

Distribución por afinidades lingüísticas

Una segunda vertiente del análisis longitudinal corresponde al agrupamiento de las primeras 200 universidades de cada año, por diferentes afinidades lingüísticas. Hemos seleccionado los siguientes agrupamientos por afinidad lingüística: la anglosajona, la europea continental (exceptuando a España y Portugal), la asiática y la iberoamericana (incluye a América Latina, España y Portugal).(Cuadro 2).

Esta vertiente de análisis de los datos muestra aún más claramente el dominio del modelo de universidad anglosajón y de las instituciones pertenecientes a países anglo parlantes. La distribución por afinidad lingüística confirma algunas de las tendencias que muestra la distribución regional. La presencia de las universidades de Europa continental es relativamente constante. El grupo asiático incrementa su participación entre las primeras 200.

El caso de Iberoamérica muestra que el agrupamiento de América Latina, España y Portugal no incrementa de manera sustantiva la presencia de este grupo en el conjunto superior del ranking, y que la participación de España y Portugal en la región correspondiente a la Unión Europea es muy reducida.

Los desequilibrios mostrados en las dos aproximaciones anteriores refuerzan también la observación de un desbalance significativo en las representaciones de cada una de las regiones o agrupamientos de universidades en los grupos encuestados para la construcción del ranking. No obstante, para comprobar un sesgo cultural específico entre los resultados de la encuesta y la atribución de puntajes en el ranking, sería necesario un análisis minucioso de la composición misma de los grupos encuestados. Sin embargo, como ya se ha señalado antes, esta información no está disponible para todos los años y constituye parte de la opacidad metodológica del THE.

Lo que sí confirma esta aproximación es que el idioma inglés y la tradición universitaria anglosajona son dominantes en el mundo contemporáneo. También resalta el hecho de que el ranking THE reproduce estrictamente esta dominación. En este hecho también tiene relevancia el interés comercial de Quacquarelli Symonds Ltd.

Movilidad de universidades y estabilidad del ranking

El análisis de las distribuciones regional y por afinidad lingüística mostró una relativa estabilidad del ranking THE en lo que respecta a la presencia de universidades por país, región o agrupamiento lingüístico. El análisis de las primeras 200 universidades en cada una de las ediciones del ranking (2004–2009), muestra una dinámica completamente diferente para el caso de las universidades.

Resulta significativo el dato de que solamente 129 instituciones se han mantenido entre las primeras 200 posiciones en todos los años (esto corresponde a 45.9 por ciento de todas las que participaron al menos una vez en este rango hasta 2009, y a 47.1 por ciento hasta 2008).20 En contraste en las cinco ediciones del Academic Ranking of World Universities (2004–2008), producido por la Universidad de Shanghai Jiao Tong (Ordorika y Rodríguez, 2008), 183 universidades se mantuvieron siempre entre las primeras 200 (esto corresponde a 81 por ciento).

La distribución de las 129 universidades por país puede verse en el siguiente cuadro:

Una vez más puede verse en esta tabla el predominio de las universidades de países angloparlantes. Destaca el hecho de que las universidades norteamericanas han ocupado más de una tercera parte de la clasificación. Las de Inglaterra, Australia y Canadá han ocupado casi otra tercera parte.

Solamente una universidad iberoamericana ha estado presente entre las primeras 200 en todas las ediciones del World Ranking: la Universidad Nacional Autónoma de México. El dato destaca la consistencia, prestigio y constancia de la UNAM en el contexto de una competencia desigual y de una comparación con sesgos muy marcados.

El análisis comparativo de los cambios en las posiciones de las primeras 200 universidades entre 2008 y 2009 (consistente con los que se observan de 2005 a 2006, a 2007 y a 2008) permite concluir que este ranking tiene un índice muy alto de variación institucional año con año. El universo de las primeras 200 universidades (la variación aumenta notablemente en el listado ampliado) muestra que la variación de puestos entre 2008 y 2009 es:

a) sólo 12 universidades mantienen el mismo lugar,

b) 100 universidades cambiaron entre 1 y 10 lugares,

c) 34 universidades cambiaron entre 11 y 20 lugares,

d) 29 universidades cambiaron entre 21 y 30 lugares,

e) 13 universidades cambiaron entre 31 y 40 lugares,

f) 5 universidades cambiaron entre 41 y 50 lugares,

g) 3 universidades cambiaron entre 51 y 60 lugares,

h) 3 universidades cambiaron entre 71 y 80 lugares, y

i) 1 universidad cambió entre 81 y 90 lugares.

En el ranking 2009 destacan los siguientes casos. Una universidad ganó 83 lugares en este año: la Universidad de Bergen, Noruega, que ocupa el lugar 144 en 2009. Diez universidades que estaban entre las primeras 200 en 2008 bajaron a una posición inferior a 200 en 2009. Entre las diez universidades que descendieron están la Universidad de São Paulo, Brasil, y la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

 

LAS UNIVERSIDADES DE IBEROAMÉRICA EN EL RANKING THE

La edición 2008 de la clasificación del THE, denominada World University Rankings, incluyó en la lista de las mejores 400 universidades del mundo a 15 universidades de Iberoamérica, de las cuales cinco son de España, tres de Brasil, dos de México, dos de Chile, una de Argentina, una de Uruguay y una de Portugal.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se clasificó como la primera de Iberoamérica y la 150 en la comparación mundial. El año anterior, la institución mexicana estuvo ubicada en la posición 192, aunque en 2005 había alcanzado el sitio 95 y en 2006 el 74. Siguen a la UNAM en la lista de las primeras 200 la Universidad de Barcelona (España) en el lugar 186, la Universidad de São Paulo (Brasil) en la posición 196, y la Universidad de Buenos Aires (Argentina) en la 197.

En los lugares del 200 en adelante aparecieron las universidades Católica de Chile (241), Campinas, de Brasil (249), Autónoma de Madrid (254) y Autónoma de Barcelona (256). En los 300 figuraron la Universidad de Chile (320), el Tecnológico de Monterrey (328), la Universidad Federal de Río de Janeiro (334), la Universidad Pompeu Fabra, de España (342), la Universidad ORT de Uruguay (387), y la Universidad de Coimbra (Portugal).

En la edición más reciente del Ranking Times Higher Education, 2009, la UNAM ocupó el lugar 190. Una vez más fue la primera institución de América Latina y la única universidad de esta región entre las primeras 200 del mundo. En la lista desglosada por áreas académicas la UNAM ocupa el lugar 99 en Ciencias de la vida y biomedicina, el 133 en Ciencias naturales, el 146 en Humanidades y artes, el 160 en Ingeniería y tecnología informática y el 188 en Ciencias sociales. En esta ocasión es una de sólo dos universidades de Iberoamérica que figura en esta lista, junto a la Universidad de Barcelona (que ocupa el lugar 171).

En el Cuadro 4 se presentan las puntuaciones obtenidas por la Universidad de Barcelona y la UNAM en cada indicador del ranking. Los datos muestran superioridad de la institución mexicana en los rubros de evaluación por empleadores, proporción de profesores entre estudiantes y presencia de académicos internacionales. La universidad española obtuvo mejores puntuaciones en los rubros de evaluación de pares académicos, número de citas bibliográficas recibidas por académico y presencia de estudiantes internacionales. En la puntuación total se aprecia que estas ventajas se compensan mutuamente de modo tal que la distancia entre la UB y la UNAM es mínima (2.4 puntos, que en la escala de 100 puntos utilizada en el ranking representa 2.4 por ciento). Esta pequeña diferencia, sin embargo, significa una distancia de 19 lugares a favor de la Universidad de Barcelona.

De los datos existentes puede concluirse que en 2009, diez universidades que estaban entre las primeras 200 en 2008 bajaron a posiciones inferiores a este número, entre ellas la Universidad de São Paulo, Brasil (207 en 2009) y la Universidad de Buenos Aires, Argentina (298 en 2009).

En el siguiente cuadro se revisa la actuación de las universidades de Iberoamérica que alguna vez han aparecido entre las primeras 200 instituciones de este ranking.

El Cuadro 5 resulta ilustrativo para ver la presencia de universidades iberoamericanas en el ranking THE en todas sus ediciones En el análisis histórico del ranking la UNAM destaca, entre el resto de las universidades de Iberoamérica, por haberse ubicado siempre entre las primeras 200 posiciones de esta clasificación.

 

CONCLUSIONES

En el mundo de los rankings internacionales el THE World University Rankings es reconocido y caracterizado como un ranking comercial. Contribuye fundamentalmente a esta caracterización el hecho de que es elaborado por dos empresas privadas: la publicación The Times Higher Education Supplement, perteneciente a TSL Education Ltd., establecida en 2007, así como la corporación Quacquarelli Symonds Limited.

El contenido de las páginas web de ambas empresas es indicativo de los propósitos y orientación de las mismas y del papel que juegan los rankings de universidades en sus estrategias comerciales. Destaca el hecho de que estas páginas venden publicidad de servicios educativos, universidades privadas y empleadores de diversas regiones del mundo entre las que destacan el Reino Unido y varios países asiáticos. Tanto el contenido de las páginas en sí, como buena parte de la publicidad que contienen, revelan sin ambages el propósito comercial de estas empresas de fungir como enlace entre egresados universitarios, fundamentalmente de escuelas de negocios, y posibles empleadores. La primera de ellas está instalada fundamentalmente en el negocio de los medios de comunicación. La segunda, en el de la promoción de las escuelas de negocios y como enlace entre éstas y futuros empleadores. Ambas encontraron en los rankings universitarios un terreno común para hacer negocios y obtener ganancias.

El caracterizar el ranking THE como un ranking comercial no es en sí mismo un juicio de valor. Lo que se pretende con esta caracterización es contribuir al mejor entendimiento de sus objetivos y a la comprensión de su diseño conceptual, su metodología y sus resultados.

Los límites metodológicos

A lo largo del artículo hemos señalado algunos de los rasgos metodológicos más característicos del THE. En primer lugar, el hecho de que combina dos aproximaciones bien diferenciadas: la relativa a la reputación, desarrollada por QS a partir de encuestas a académicos y empleadores; y la de indicadores de desempeño, fundada en datos de Scopus y en el autoreporte de las universidades participantes. Conviene recordar que las dos partes tienen un peso exactamente equivalente (50 por ciento cada una).

No resulta gratuito entonces que el ranking se base, en un 50 por ciento, en la información subjetiva, parcial y limitada que proveen los "académicos" enlistados por Quacquarelli y los empleadores que constituyen su clientela. En un sentido puede decirse que la construcción de la clasificación, y los resultados de la misma, tienen una misma audiencia, un mismo actor.

El componente de indicadores da al ranking una relativa "confiabilidad empírica" y algo de legitimidad frente a sus competidores provenientes del mundo académico o gubernamental. El uso de indicadores de citas y de internacionalización garantiza, al mismo tiempo, el dominio de las universidades anglosajonas de investigación (orientadas fundamentalmente a las ciencias médicas y exactas), no especializadas y de mayor tamaño. La relativa compatibilidad que estos indicadores dan al THE respecto a otros rankings (por ejemplo el ARWU) constituye una base de credibilidad. Además garantiza, junto a la selección arbitraria de académicos y empleadores encuestados, que las clientelas más importantes de las dos empresas, ubicadas en el Reino Unido, encuentren a sus universidades bien representadas en el ranking. Las clientelas emergentes pueden ver reflejadas a sus regiones en rankings especiales, como el Asian University Ranking, producido por QS, y a través de la selección de encuestados y listas de universidades elegibles.

Estabilidad y variabilidad

En este texto hemos señalado que el ranking THE es a la vez estable y extremadamente variable. Esta formulación parece contradictoria y requiere de una explicación más cuidadosa. En el artículo hemos podido mostrar que en el ranking existe una gran estabilidad en la distribución de universidades (en el listado de las primeras 200) en las ediciones de 2004 a 2009. Los análisis de distribución regional y de afinidad lingüística muestran una representación dominante y estable de las universidades anglosajonas (con un enorme peso de las norteamericanas) y, en menor medida, de las europeas continentales. También permiten vislumbrar un crecimiento relativamente sostenido de las universidades asiáticas, que resulta plenamente compatible con las estrategias de mercado de las empresas que formulan el ranking. Finalmente resulta importante señalar la representación marginal de las universidades iberoamericanas y africanas.

Si nos aproximamos al THE a nivel de instituciones, y no de regiones o afinidades lingüísticas, encontramos que el ranking es extremadamente variable. En el cuerpo de este artículo hemos discutido las evidencias sobre este hecho. La movilidad de instituciones entre las primeras 200 es muy alta, tanto en el número de universidades que aparecen y desaparecen de la lista como en el número de posiciones que se mueven de un año a otro. La variabilidad en el comportamiento de las universidades responde fundamentalmente al grado de variación de los dos indicadores de reputación del ranking, y puede ser producto del comportamiento de los entrevistados cuyo conocimiento, muy probablemente, está reducido a un número limitado de universidades muy prestigiadas y reconocidas;21 así como de la composición de la muestra de los mismos con sus sesgos regionales y lingüísticos. Por otro lado, puede ser también un efecto inducido en la construcción de cada edición de los rankings.

La expectativa como estrategia de medios

Aunque reconocida, la variabilidad a que hemos hecho referencia en el párrafo anterior no parece resultar problemática para las empresas que producen este ranking (Ince, 2005). Si se toma en cuenta el carácter comercial del ranking THE y la naturaleza fundamentalmente mediática de los beneficios empresariales de los mismos,22 puede entenderse que la variabilidad en los resultados anuales sea parte del producto que ponen en venta THE y Quacquarelli. La expectación de los cambios anuales, de la subida y bajada de un buen número de universidades es fundamental para generar el interés mediático. Éste se potencia a través de campañas en las que se anuncia la próxima aparición de los resultados para un año determinado. Las páginas THE y QS, incluso, hacen conteos en reversa hasta la publicación de resultados.

Reflexiones finales

El World University Ranking del Times Higher Education es uno de los rankings internacionales con mayor impacto en la discusión contemporánea sobre la educación superior a nivel global. Como ha podido verse en este artículo, sin embargo, el ranking THE presenta serios problemas de confiabilidad. Éstos se desprenden, por un lado, de la orientación y finalidad comercial de la clasificación del THE. Por otro, son el resultado del diseño metodológico y de la construcción (selección de muestras de encuestados, etc.) de cada una de las ediciones del ranking. Estos dos temas, finalidad comercial y metodología, están íntimamente relacionados en la producción conjunta del Times Higher Education Ltd y Quacquarelli Symonds Ltd. Aunque la construcción de cada edición es opaca, los alcances y propósitos del producto que presentan responden más a sus propias necesidades empresariales que a consideraciones de orden cognitivo o académico.

En este escrito intentamos describir y analizar la naturaleza y características fundamentales del ranking Times. La pretensión de este análisis crítico del THE no es incidir en la modificación o rediseño de los propósitos, metodología o construcción del mismo por parte de sus propietarios y generadores; la finalidad última de éste artículo es ubicar los límites y alcances del mismo para informar y enriquecer las condiciones de receptividad y valoración de este instrumento tanto en el ámbito académico como en el de los espacios de diseño de políticas públicas y toma de decisiones. Se trata también de dar elementos para contribuir a generar condiciones similares de receptividad en sectores más amplios de la opinión pública, y de cortar el círculo perverso de legitimación del ranking THE a partir de la conveniencia política en el uso de los resultados, que a la larga puede volverse en contra de las universidades mexicanas y sus actores.

 

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NOTAS

* Los autores agradecen el apoyo brindado por Francisco Javier Lozano en el análisis de datos sobre los resultados del ranking Times, los comentarios y sugerencias de Jorge Martínez Stack y de Alejandro Márquez así como el apoyo técnico de Gabriela Olguín y Pilar López. Agradecemos también las observaciones y sugerencias de los dictaminadores anónimos de este trabajo.

1 Academic Ranking of World Universities, compilado por la Universidad de Jiao Tong Shanghai desde 2003. Este ranking de 500 universidades de todo el mundo está basado en indicadores cuantitativos de producción científica.

2 El Webometrics Ranking of World Universities es producido desde 2004 por el Cybermetrics Lab (CCHS), un grupo de investigación perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España. Webometrics jerarquiza a más de 4000 universidades de todo el mundo a partir de la presencia de sus páginas web.

3 El Professional Ranking of World Universities fue establecido en 2007 por la École Nationale Supérieure des Mines de París. Clasifica a universidades de todo el mundo a partir de la presencia de sus egresados como CEOs de las empresas listadas en la revista Fortune 500.

4 Este ranking de producción científica de 22 universidades de la Unión Europea fue compilado en 2003 y 2004 como parte del Third European Report on Science & Technology Indicators preparado por el Directorate General for Science and Research of the European Commission.

5 El Leiden Ranking, producido por el Leiden University's Centre for Science and Technology Studies (CWTS), está sustentado exclusivamente en indicadores bibliométricos. En su edición de 2007 presenta los resultados de las 100 primeras universidades de Europa según el número de artículos y otras publicaciones científicas recogidas en índices bibliométricos internacionales.

6 El U.S. News & World Report College and University Rankings es la clasificación de colegios y universidades más conocido en Estados Unidos. Se basa en datos cualitativos y opiniones diversas obtenidas a través de encuestas a las instituciones educativas así como a profesores y administradores universitarios.

7 El Top American Research Universities compilado por el Center for Measuring University Performance ha sido publicado desde el año 2000. Este reporte de desempeño de las universidades se basa en datos sobre publicaciones, citas, reconocimientos y financiamiento.

8 Véase Good University Guide, en: http://www.timesonline.co.uk/tol/life_and_style/education/good_university_guide/

9 Véase The Complete University Guide, en: http://www.thecompleteuniversityguide.co.uk/

10 Véase The Guardian University Guide, en: http://education.guardian.co.uk/universityguide2005

11 Se publica en el suplemento OnCampus, véase en: http://oncampus.macleans.ca/education/category/rankings/

12 Se publica por la compañía editorial y de servicios de consultoría educativa y laboral Hobsons. Véase en: http://www.gooduniguide.com.au/

13 El CHE se define como un think–tank avocado al desarrollo de nuevas ideas y conceptos para su aplicación en sistemas e instituciones de educación superior. Realiza tareas de consultoría y programas de capacitación. Se encarga, asimismo, de la elaboración y publicación anual de un ranking universitario. Véase su sitio web en: http://www.che–ranking.de/cms/

14 Véase en: http://www.emol.com/especiales/infografias/ranking_universidad/index.htm

15 Véase en: http://guiadoestudante.abril.com.br/

16 Véase en: http://www.melhoresuniversidades.com.br/

17 Por ejemplo, el equipo académico de la Escuela de Posgrado en Educación, de la Universidad Jiao Tong (Shanghai), encargados de la producción del Academic Ranking of World Universities (ARWU); el Grupo de Investigación SCImago formado por investigadores de universidades de España; y el proyecto de IESALC–UNESCO denominado Mapa de la Educación Superior en América Latina y el Caribe, asimismo a cargo de académicos especialistas.

18 En la actualidad este ranking se difunde simultáneamente en el sitio web del Times Higher Education (http://www.timeshighereducation.co.uk/) y en el sitio denominado QS Top Universities (http://www.topuniversities.com/).

19 El propio creador y editor del Times Higher Education, Martin Ince, de Martin Ince Communications Ltd., reproduce en una presentación de power point la gráfica correspondiente al documento completo del ranking 2008. Ésta muestra que menos de 50 por ciento de quienes respondieron la encuesta en el Academic Peer Review 2008 fueron profesores o profesores asociados. Según su propia gráfica de clasificaciones laborales de los encuestados, la mayoría de este sector la constituyen conferencistas, asistentes, administradores y funcionarios, entre otros (Ince, 2009).

20 El listado completo de estas instituciones puede verse en el anexo de este artículo.

21 Martin Ince reconoce que las trampas embebidas en su propio modelo reputacional (Traps) son la variablidad del sistema (system variation), la parcialidad en la selección de universidades (name bias) y los errores en la construcción del ranking (Ince, 2005).

22 El mismo Ince reconoce que entre los grandes éxitos del THE está el enorme interés que genera en los medios. En la Conferencia sobre Rankings en Leiden señaló que es relevante en Europa Continental y el Reino Unido, y que lo es más especialmente en Asia; resalta que recibió 24 menciones en la prensa mexicana en 2004 y aceptó que existe bastante menos interés en Estados Unidos (Ince, 2009).

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