INTRODUCCIÓN
El objetivo de este trabajo es presentar las opiniones que expresaron los académicos de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sobre la relación que existe entre los procesos de investigación y el trabajo que se lleva a cabo en la docencia y en las tutorías. El artículo se divide en dos partes: en primer lugar se presenta la revisión de algunos trabajos que se refieren a las diversas maneras en que se articulan las funciones de investigación y enseñanza; y en segundo lugar se exponen las categorías que se generaron a partir de las respuestas que se obtuvieron con la pregunta abierta ¿cómo influyen sus proyectos de investigación en sus actividades de docencia y tutoría? Esta pregunta y otras tres1 se aplicaron en 2017 a una muestra estratificada simple de 399 profesores e investigadores de posgrado de la UNAM, junto con el cuestionario: “Indicadores de excelencia docente en la Universidad de Granada”, de Fernández-Cruz y Romero (2010) .
En el primer apartado, como ya se señaló, se presenta la revisión de artículos de carácter internacional que dan cuenta de diversos vínculos entre investigación y docencia. Las articulaciones tienen que ver, entre otros aspectos, con la distribución del tiempo y del esfuerzo que se emplean para su cumplimiento; la valoración y el apoyo diferenciado que le dan las universidades, las instituciones y los organismos acreditadores; y las condiciones laborales y la exigencia de otras tareas, como son, por ejemplo, la gestión y los asuntos burocráticos.
En el segundo apartado se presentan los resultados obtenidos del análisis de la pregunta abierta ya mencionada, que permitió la clasificación de la información en cuatro categorías: a) la investigación influye en la docencia y en las tutorías; b) articulación entre las dos funciones; c) problemas del vínculo; d) influencia de la docencia y de las tutorías en la investigación. La primera fue la que concentró la mayor parte de las respuestas, lo que da cuenta de que en el posgrado de la UNAM la investigación tiene un peso significativo en la docencia y en las tutorías.
METODOLOGÍA
A partir de una base de datos de académicos de posgrado de la UNAM, proporcionada por la Dirección General de Evaluación Institucional, se construyó una muestra estratificada simple de la cual se obtuvieron 399 cuestionarios contestados en el 2017. La muestra se basó en la propuesta de Yamane (1979).2
El instrumento, que incluye el cuestionario de Fernández-Cruz y Romero (2010) y cuatro preguntas abiertas, se colocó en la plataforma Google Forms y se remitió a los académicos por correo electrónico. Al responderlo, las respuestas pasaron automáticamente a una tabla de Excel. De ahí se extrajo, para este trabajo, la información relacionada con la pregunta referida a la influencia que tiene la investigación en la docencia y en las tutorías.
Por medio del análisis de contenido (Izcarra, 2014) se obtuvieron 613 respuestas que dieron lugar a la construcción de cuatro formas de articular estas dos funciones sustantivas: la investigación influye en la docencia y en las tutorías; articulación entre las dos funciones; problemas del vínculo; e influencia de la docencia y de las tutorías en la investigación.
REVISIÓN DE LA LITERATURA
Se analizaron artículos que se refieren directamente a diversas formas en que pueden articularse la investigación y la docencia en las universidades. Aunque hay distintas posturas con respecto al nexo entre ambas funciones, predomina la tendencia a priorizar la investigación, y a colocar en segundo plano el trabajo de docencia. A continuación presentamos las propuestas de los autores considerados, y se indica su eje principal.
El modelo transferencia-interferencia para la relación enseñanza-investigación
Vidal y Quintanilla (2000: 217) señalan que “la enseñanza y la investigación son las actividades más importantes en las universidades y la relación entre ellas es especialmente controversial”. También indican que “las universidades deben ser consideradas al mismo tiempo como instituciones de enseñanza y de investigación, pues ambos son componentes del sistema educativo y del sistema de ciencia, tecnología e industria”.
Carol Colbeck (1998) afirma que uno de los debates que enfrentan los tomadores de decisiones en las universidades tiene que ver con la manera en que el profesorado reparte el tiempo entre la enseñanza y la investigación: por un lado, hay académicos y administradores que piensan que para que se logren las metas se requiere que ambas tareas se separen, lo que implica que los roles se fragmenten; pero hay también universitarios que sostienen que no deben estar separados.
Con respecto al tema de las posibles relaciones entre la enseñanza y la investigación, desde una perspectiva teórica, diversos autores señalan diferentes tipos de relaciones. Braxton (1996) propone tres perspectivas: la perspectiva nula; la perspectiva conflictiva, que implica una articulación negativa; y la perspectiva complementaria, en donde se encuentran similitudes entre ambos roles. En el nivel individual, la relación más básica es la posibilidad que tiene un académico universitario de realizar ambas funciones, pero con diferentes pesos para cada una, lo cual puede afectar la calidad de alguna de ellas.
Los autores indican que debe tomarse en cuenta que en las universidades consolidadas generalmente se opta por destinar más recursos a la investigación, lo que produce que los académicos le dediquen a esta función mayor tiempo y esfuerzo.
Vidal y Quintanilla (2000: 219) toman en consideración la teoría de sistemas y con este marco de referencia construyen dos conceptos clave: el primero es el de transferencia, que se refiere a la relación positiva entre las dos funciones; esto significa “que si algo es bueno para la investigación, será también bueno para la docencia”. El segundo es el de interferencia, que refiere una relación negativa: “si algo es bueno para la enseñanza es malo para la investigación, y si algo es bueno para la investigación es malo para la enseñanza”. Con esta base construyen un modelo de análisis intitulado transferencia - interferencia para la relación enseñanza - investigación. Consideran relevante determinar qué tan extensa es la interferencia, ya que puede llegar al grado de incompatibilidad.
Estos autores introducen como un elemento central el tiempo que dedican los académicos a la enseñanza y a la investigación. Afirman que se valoran mucho más los logros de la investigación que los de la enseñanza, y que los logros de investigación son de mayor importancia para la promoción de los profesores. Concluyen que el balance entre las dos tareas a nivel individual no es fácil de lograr.
Con el fin de poner a prueba la parte teórica, en su trabajo empírico Vidal y Quintanilla (2000) llevaron a cabo entrevistas a 36 investigadores y seleccionaron 20 reportes de 10 diferentes universidades de 1996 y 1997 del Programa Nacional de España para la Evaluación de la Calidad Universitaria. Toda la información se analizó con el modelo antes planteado de transferencia e interferencia.
Entre los principales resultados están que los académicos españoles, en general, consideraron “que el vínculo entre enseñanza e investigación en las universidades es inevitable”. La interferencia más común fue “la dificultad de desarrollar investigación si uno tiene mucho que enseñar” (Vidal y Quintanilla, 2000: 224), y esto es así porque el tiempo utilizado en la enseñanza no puede dedicarse a la investigación y viceversa.
Por otro lado, la transferencia indica que es más fácil hacer investigación si la enseñanza se orienta a los intereses de investigación. Estos dos hallazgos reflejan el hecho de que lo importante para los académicos es la investigación.
Las ideas específicas de cómo se relacionan las dos tareas, con respecto a las transferencias, son: a) la actividad de investigación lleva al mejoramiento de la calidad de la enseñanza y no al contrario; b) parte de la infraestructura que se obtiene para el desarrollo de los proyectos de investigación se usa también en las actividades de enseñanza; c) las tareas de investigación contribuyen a actualizar el currículo positivamente, ya que influyen en los cursos más especializados; y d) si las materias están relacionadas con el perfil de investigación de los profesores, la relación es favorable. La transferencia, en resumen, afecta la calidad de la enseñanza, la infraestructura y el currículo.
Por otro lado, la interferencia implica lo siguiente: a) algunos aspectos de las actividades de enseñanza impiden la buena investigación, al tener, por ejemplo, diferentes cursos, grupos grandes de estudiantes, muchas horas de enseñanza y un calendario desfavorable; b) la creación de nuevos programas incrementa el tiempo requerido para la enseñanza y, por tanto, decrece el desarrollo de las actividades de investigación; c) la colaboración de la investigación con instituciones externas generalmente requiere de traslados y esto afecta las tareas docentes; y d) la investigación más especializada afecta los cursos generales y los cursos básicos de manera negativa (Vidal y Quintanilla, 2000).
Los académicos españoles entrevistados en la investigación de Vidal y Quintanilla consideran que se debe enseñar e investigar de manera conjunta, pero sólo si hay suficiente tiempo para esta tarea. Señalan que un profesor puede investigar sin enseñar, pero no a la inversa. Indicaron que la transferencia entre investigación y enseñanza fluye en una sola dirección: de la investigación a la enseñanza. Aunque la interferencia fluye en ambas direcciones, esto sucede principalmente de la enseñanza a la investigación.
La teoría de multitareas
En otro trabajo de Bak y Han (2015) de Corea del Sur, aunque se reconoce la relevancia de las dos funciones, se afirma que en muchos casos están correlacionadas negativamente. Para sostener esta afirmación se basan en los resultados de la investigación reciente, ya que ésta se ha centrado en estudiar las condiciones laborales, académicas y de financiamiento que pueden incrementar la vinculación entre ambas.
Utilizan como marco de referencia la teoría de multitareas (multitasking theory), con el fin de explicar los cambios de comportamiento de los profesores por la enorme influencia que tienen actualmente los programas de incentivos, que provienen de proyectos de investigación internacionales de diversas agencias financiadoras, de los gobiernos, de las universidades y de otras organizaciones nacionales e internacionales. Esta teoría se aleja de la visión de que los académicos realizan una única tarea (modelo del agente simple), y remite al hecho de que éstos llevan a cabo múltiples labores. Esta situación motiva a los profesores a esforzarse más y a repartir su atención entre diversas labores, con preferencia a las de investigación, ya que éstas les permiten obtener recursos complementarios. Estos autores, sin embargo, consideran que los valores organizacionales se logran mejor cuando los profesores se encargan de la investigación y de la enseñanza de manera equitativa, pues separar tales actividades puede provocar efectos negativos.
Bak y Han (2015) agregan que el desempeño del personal académico en la investigación científica se ha vuelto cada vez más importante para obtener recompensas económicas y de prestigio en las universidades. Esto tiene que ver con los rankings internacionales: aunque éstos valoran la calidad de la enseñanza y de la investigación, son las autoridades universitarias las que generalmente se inclinan por promover en mayor medida la investigación. Esto se debe a que se le da un gran peso al tipo de publicaciones, a los factores de impacto de las revistas y a las citas.
El vínculo entre ambas funciones es complejo y multidimensional
Palali et al. (2017) presentaron un trabajo realizado en la Escuela de Negocios y Economía de la Universidad de Maastricht en los Países Bajos. Al medir la calidad de la investigación a través de las publicaciones de los académicos, y la calidad de la enseñanza a partir de las evaluaciones que hacen los estudiantes de sus maestros, así como de sus calificaciones finales, encontraron que los alumnos de maestría tienen más oportunidades de obtener el grado cuando son atendidos por profesores que cuentan con publicaciones de alta calidad. Plantean la pregunta de si ser un buen investigador implica necesariamente ser un buen profesor y, en general si la investigación y la enseñanza se complementan una a la otra.
Para estos autores, el vínculo entre la calidad de la investigación y la calidad de la enseñanza es complejo y multidimensional, pues depende de qué mecanismos son los que dominan. La principal articulación puede ser positiva o negativa.
El primer tipo de mecanismos, al que Palali et al. (2017) denominaron complementariedad entre las habilidades, sugiere una relación positiva. Estos autores argumentan que cuando se lleva a cabo investigación, esta acción puede mejorar la capacidad de los profesores con respecto a su materia y mantenerlos actualizados en los nuevos avances de su disciplina. Todo ello tendrá un impacto positivo en la calidad de la enseñanza, no solamente para los profesores, sino también para los estudiantes. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando los alumnos se involucran en las actividades de enseñanza durante las discusiones en el aula; en este caso los investigadores pueden promover el pensamiento crítico y las habilidades de investigación.
La segunda postura consiste en un conjunto de mecanismos que plantean una relación negativa entre estas dos labores centrales, puesto que ambas requieren de una enorme inversión de tiempo y esfuerzo. Cuando se prioriza la investigación, por ejemplo, generalmente disminuye el tiempo y el esfuerzo en la docencia, a menos que las dos funciones se logren beneficiar simultáneamente. De la misma manera que plantean Vidal y Quintanilla (2000) , el tiempo y el esfuerzo están influenciados por el sistema de incentivos en la academia y la prioridad que tiene la investigación para la promoción de los profesores.
Valoración de los académicos sobre ser docentes y ser investigadores
En la Universidad de Girona, en España, Tesouru y Puiggalí (2015) estudiaron la opinión de 259 profesores con respecto a su propia valoración como docentes y como investigadores, y a su concepción del nexo entre ambas funciones. En su revisión de la literatura sobre el tema destacan que hay autores que consideran que las dos grandes funciones no pueden separarse, así como tampoco se pueden separar los escenarios en donde se llevan a cabo; y que la premisa investigación-docencia consiste en compartir el conocimiento. Por ejemplo, cuando se le preguntó a los profesores acerca de cómo influye la investigación en la docencia, muchos indicaron las ventajas de compartir los procesos y resultados de las investigaciones con los estudiantes. La docencia, por otro lado, apoya a la investigación en el sentido de que propone nuevas líneas de investigación que pueden abrirse.
En el trabajo de campo se aplicó un cuestionario de nueve ítems a 259 profesores de varias áreas de conocimiento de la Universidad de Girona. Dos de las proposiciones se refieren a la autovaloración del propio profesor como docente, dos a su autovaloración como investigador, y los cinco restantes tratan acerca de la vinculación entre las dos. Las tres categorías son: preferencia por la docencia, preferencia parecida por la docencia y la investigación, y preferencia por la investigación. En general, la predominante fue la segunda.
Hubo diferencias entre las áreas, ya que el profesorado de Ciencia y Tecnología prefiere la investigación, mientras que el de Humanidades (educación) y Ciencias Sociales se expresaron en favor de las otras dos.
A manera de síntesis de la primera parte
Los autores revisados coinciden en que existe una relación compleja entre la investigación y la enseñanza, y subrayan que el tiempo y el esfuerzo que se invierte en ambas labores están influenciados por los sistemas de incentivos en la academia. Como ya se mencionó, llevar a cabo investigación reditúa mayores recompensas por parte de las universidades. A pesar de ello, todos están a favor de mejorar los vínculos entre ambas tareas.
RESULTADOS
En el caso de los académicos de posgrado de la UNAM, se obtuvieron 613 respuestas de los 339 cuestionarios contestados relativas a la pregunta sobre la influencia que tiene la investigación en la docencia y en las tutorías. Con base en el análisis de la literatura que se realizó previamente, las respuestas se clasificaron en cuatro categorías:
la investigación influye en la docencia y en las tutorías (82.22 por ciento);
articulación entre las dos funciones (13.38 por ciento);
problemas del vínculo (2.77 por ciento);
influencia de la docencia y de las tutorías en la investigación (1.63 por ciento).
Como puede observarse, el tema dominante es el primero. A continuación se explican las cuatro categorías.
La investigación influye en la docencia y en las tutorías
En esta categoría, que se conforma de 504 contestaciones, se describen los hallazgos de la categoría “la investigación influye en la docencia y en las tutorías”; los temas prioritarios fueron: conocimiento (43.06 por ciento); actualización (22.42 por ciento); apoyo a tutorías (14.29 por ciento); apoyo y motivación para la investigación y el posgrado (7.74 por ciento); interacción y comunicación (4.96 por ciento); ética, compromiso e identidad (3.97 por ciento); y contextualización (3.57 por ciento). Como puede observarse, el conocimiento y la actualización tienen mayor relevancia para los académicos (65.48 por ciento).
Conocimiento
Los rasgos encontrados son los siguientes:
Compartir conocimiento. Encontramos que los profesores e investigadores consideran importante la práctica de compartir el conocimiento que se deriva de la investigación, por ser de gran utilidad para los estudiantes en las materias que imparten. Se trata, por ejemplo, de temas teóricos y prácticos, textos internacionales y de vanguardia, vínculos inter y transdisciplinarios con otras asignaturas y carreras y con otros proyectos de investigación. Además de los temas de mayor desarrollo, indicaron la necesidad de incluir autores y propuestas que se consideran clásicos, así como de reflexionar sobre la mejor manera de enseñar estos contenidos.
Una idea de mucho peso en la mayoría de los participantes de la encuesta es que no es posible impartir docencia si no se desarrolla investigación. Al respecto señalaron, por ejemplo, que “no se puede dar lo que no se tiene”, “me siento incapacitado para hablar de algo que no conozco o que no domino” y “sin estos proyectos [de investigación] mi ejercicio docente sería muy precario”.
Realizo una o varias de las siguientes actividades para relacionar los productos de mi investigación con la clase: 1) agrego un capítulo a la materia, donde les presento los últimos artículos o trabajos en desarrollo; 2) involucro a los estudiantes en la revisión de artículos; 3) relaciono los temas de la materia con las últimas investigaciones en otras universidades del mundo; y 4) explico la importancia de la conducción disciplinada de la investigación para el logro satisfactorio del grado de los estudiantes.
Expresaron que la investigación es una guía, base o sustento para los contenidos que se ofrecen y para el trabajo con los estudiantes. También afirmaron que los conocimientos adquieren solidez y validez, pues se presentan a los alumnos como evidencia científica: “mis líneas de investigación vigentes son la mayor parte del contenido de mis clases”; “se hace más inteligible la relación educativa, con los contenidos, con la situación académica de los estudiantes y con los propósitos formativos del programa de posgrado”; la investigación contribuye a aportar o a trasmitir “experiencias” y “ofrecer ejemplos prácticos de metodologías utilizadas y de hallazgos encontrados”.
En una postura más moderada, algunos académicos consideran que ambas tareas se complementan o contribuyen para enriquecer o aportar conocimientos, aunque no en todo momento. Al respecto uno de ellos señaló:
Las materias que uno imparte no necesariamente deben estar directamente relacionadas con nuestros proyectos de investigación. Considero que los profesores e investigadores no debemos encasillarnos en una sola materia y sí ser más amplios. Por supuesto de manera esporádica uno debe también ofrecer materias optativas que sí tengan relación directa con la investigación.
La influencia moderada u ocasional de la investigación en la docencia estaría determinada por el nivel de estudios, la materia y el programa que se imparte.
Habilidades cognitivas. Un segundo aspecto que preocupa a los académicos es el desarrollo de habilidades cognitivas en los estudiantes, tales como: capacidad de apertura y de análisis crítico y actitudes positivas. Esto representa para ellos un continuo desafío intelectual: “enriqueciendo los debates, reflexiones y diálogos que se entablan en clase”. Esta relación tiene un efecto positivo tanto para los estudiantes como para el profesor y la propia producción de conocimiento, en tanto que permite plantear nuevas preguntas y problemas de investigación y “transforma la visión del conocimiento adquirido por completo”.
Formación. La formación, tanto de los propios académicos como de sus estudiantes, también ocupa un lugar relevante. Esto se debe a que la investigación facilita, por ejemplo, el acceso a una formación práctica y actualizada, relaciona a los alumnos con líneas, problemas y preguntas relevantes de investigación y les muestra las dificultades que se presentan en estudios concretos, así como las metodologías adecuadas para llegar a respuestas de interés, cómo trabajar con fuentes originales y qué hacer para conocer la bibliografía especializada.
Algunos profesores encuentran que, además de contribuir a la formación de sus estudiantes, recuperar la investigación en sus clases constituye un aspecto formativo, en tanto que: “consolidan mi formación académica, conocimiento de los temas y capacidad crítica”. En este sentido, encontramos la idea de que para fortalecerse como profesor es preciso investigar. En palabras de uno de ellos:
La investigación es una actividad que me permite profundizar en los temas, relacionar conceptos, categorías, casos prácticos, secuencias temporales, entre otras variables, a fin de formarme un criterio fundamentado y con ello tener más conocimiento, reflexión y sensibilidad sobre mi práctica docente para dar mejores clases y tutorías, anteponiendo el sentido humano y reconociendo que voy a aprender mientras enseño.
Generación y difusión del conocimiento. La investigación influye en la docencia y en las tutorías en la generación de conocimientos que permiten abrir nuevos horizontes cognitivos. De manera complementaria se indicó la importancia de publicar y participar en congresos, reafirmar los conocimientos y vincularse con otros profesores.
Desarrollo varios artículos de investigación científica que se transmiten a los alumnos en clase y se desarrollan como tesis de licenciatura, maestría o doctorado; escribo libros y se hace una importante interacción con los alumnos; y, finalmente, se asiste a los congresos y simposios internacionales y se enseña a los alumnos el estado del arte de lo aprendido.
Podemos indicar, como se observa en la anterior respuesta, que para algunos investigadores existe una continuidad entre su producción académica y de divulgación, respecto del ejercicio de la docencia y la tutoría. En la información recabada encontramos, de manera implícita, que algunos investigadores tienen tan interiorizado el vínculo entre ambas funciones que incluso escriben pensando en los estudiantes: “mucho, mis alumnos leen mis investigaciones y aprenden de ellas. Escribo en lenguaje llano, ameno y con temas de actualidad práctica”.
Se hace mención directa a la producción científica, por ejemplo, de artículos de investigación.
Actualización
Sobre esta cuestión los académicos expresaron la necesidad de una continua actualización teórica y práctica, innovar espacios de formación, programas y contenidos de cursos, metodologías, bibliografía y estados del arte. Esto contribuye, a su vez, al aprendizaje y profesionalización de la enseñanza. En palabras de uno de los participantes: “son una fuente de aprendizaje que ayuda a estimar las capacidades y limitaciones de los alumnos y las propias”.
Apoyo a tutorías
La investigación tiene una gran importancia para la labor de las tutorías en el posgrado, especialmente cuando incluye a los estudiantes en los proyectos de sus asesores. Les proporciona orientación e información para que desarrollen sus propias líneas y los acerca a materias relacionadas con su tema, así como con la posibilidad de realizar estancias académicas y de servicio social. Trabajar con los alumnos permite transmitirles experiencias, nuevas ideas y conocimientos de las disciplinas, herramientas conceptuales y metodológicas, y referencias científicas. La investigación aporta nuevas ideas y conocimientos que permiten formular proyectos de tesis para los estudiantes; además, proporciona la perspectiva a partir de la cual discutir los conocimientos, las teorías y las ideas que se imparten en las clases.
La participación conjunta en publicaciones produce beneficios mutuos. De esta manera los estudiantes contribuyen en la producción científica y social, se ponen al día en conocimientos y técnicas y van identificando aspectos nuevos. En este mismo sentido, según algunos académicos, fortalecen el discurso empleado para dar clases y lo relacionan con problemas del mundo real.
Apoyo y motivación para la investigación y el posgrado
Un elemento esencial del trabajo académico es la motivación para llevar a cabo investigaciones y vincularlas con la docencia y las tutorías, tanto para los profesores como para los alumnos. La motivación, entre otros aspectos, influye en los temas en general y de frontera, favorece el debate, el interés por los cursos y los proyectos de investigación y promueve la socialización de los procesos y resultados. A decir de un académico de la UNAM: “pocas cosas animan más a un alumno que ver y participar del proceso de generación de conocimiento”. Contribuye también a incrementar el ingreso de los estudiantes en los posgrados y a que se prolongue su formación académica. Según señala otro profesor, “no hay nada más satisfactorio que ver crecer a un estudiante desde su licenciatura hasta la culminación de su posgrado”.
Se menciona que los académicos transfieren su propia motivación por la investigación hacia sus estudiantes. Dos académicos señalaron al respecto: “Los proyectos que hago me apasionan e intento comunicar este entusiasmo a mis alumnos” y “[…] permite transmitir la pasión por la investigación a los estudiantes”.
Interacción y comunicación
Aquí se incluyen los elementos que atañen directamente a la comunicación y al trabajo en equipo de alto nivel entre profesores y estudiantes, y entre estos últimos, por tratarse de un aspecto que favorece la colaboración y el intercambio de experiencias.
Los académicos revelan que es importante que los alumnos sepan que sus profesores son investigadores activos y tienen un papel importante en la producción de los conocimientos que se abordan en la docencia: “esto motiva en ellos una actitud de respeto a la autoridad académica del profesor y, como consecuencia, un mayor interés en las actividades de tutoría”.
Este acercamiento de los investigadores con los alumnos muestra una relación de acompañamiento con un alto sentido formativo. Al privilegiar la comunicación y el reconocimiento del otro, el que aprende, se configura un espacio privilegiado para el desarrollo de las investigaciones; a la vez que hace posible compartir los problemas y hallazgos que se presentan en los proyectos de los profesores, se generan condiciones para indagar, analizar y debatir los temas de interés. A decir de uno de los profesores entrevistados: “los proyectos que como investigador tengo me ayudan a motivar a mis alumnos, ya que les cuento qué es lo que pienso y qué creo que está pasando y siempre se empieza el debate, lo cual enriquece tanto la formación de los alumnos como la mía”.
Acercar a los alumnos al desarrollo de la investigación ofrece, a su vez, la posibilidad de potenciar el trabajo, pues permite un acercamiento a la literatura y a los debates de los temas de vanguardia: “también provoca que la literatura y los debates de las asignaturas estén en la punta de lanza de la investigación”.
Ética, compromiso e identidad
Se trataron aspectos como: desarrollar investigación con los estudiantes, favorecer el crecimiento profesional y humano, y formar profesionales responsables, creativos y respetuosos en el ámbito profesional y con el medio ambiente. Por otro lado, se mencionaron temas como fomentar valores morales y principios éticos, y fortalecer la identidad institucional y del profesorado. A estos últimos se los ubica en ciertos momentos como “expertos” y como “autoridades académicas”.
Encontramos la presencia de un dilema en los académicos en torno a si los estudiantes deben o no llevar a cabo investigación en torno a los proyectos o líneas de investigación que desarrollan sus profesores, sin embargo, la postura que domina es la que considera que es positivo que los estudiantes articulen su trabajo con el de sus asesores.
Contextualización
Se refiere a que los temas que se abordan en las clases se relacionan con el contexto en general y a la importancia que éste tiene en los procesos de aprendizaje. Favorece que los alumnos construyan su propio punto de vista sobre las problemáticas actuales, y propicia que se desarrollen estrategias y se definan posibilidades de aplicación. A su vez, la tutoría se beneficia con la búsqueda de explicación de la realidad y con la vinculación con el campo productivo; además, establece la conexión entre realidad y enseñanza teórica. En palabras de un académico:
Mediante el uso de la información de mis proyectos de investigación, les planteo problemas reales a los estudiantes. Uso datos reales y situaciones importantes, para que ellos procesen la información y tomen decisiones reales… He observado que la reacción de los estudiantes es mucho más propositiva, cuando saben que están usando datos reales y que el problema también es real.
Hasta aquí hemos analizado la categoría que obtuvo el mayor puntaje con respecto a la pregunta abierta del cuestionario: “la investigación influye en la docencia y en las tutorías”. Presentamos a continuación las otras tres categorías que, aunque tuvieron una menor presencia, ocuparon un lugar en las preocupaciones de los profesores e investigadores: articulación entre las dos funciones; problemas del vínculo; y la docencia influye en la investigación
Articulación entre las dos funciones
Aquí encontramos dos posturas: la primera se refiere al equilibrio entre investigación y docencia, y los argumentos son los siguientes: están completamente vinculadas, se complementan y retroalimentan, se asocian, son fundamentales, se interconectan, se afectan una a la otra, influyen, forman un vínculo virtuoso en la práctica y están “vinculados orgánica y positivamente”.
En la segunda postura se menciona que no necesariamente hay un equilibrio, puesto que ambas funciones son independientes; los académicos no buscan relacionar ambas actividades, y cuando hay una relación, ésta es limitada. Un académico señaló al respecto:
En la investigación se quiere responder a una pregunta de investigación concreta con evidencia generada a partir de un proceso de síntesis. Por su parte, la docencia pretende exponer la manera de cómo funciona una disciplina considerando objetos diversos o preguntas de conocimiento más generales.
Problemas del vínculo
Se mencionaron los siguientes problemas: limitaciones de tiempo, poca flexibilidad en el posgrado, criterios inadecuados de evaluación académica, y el hecho de que algunos coordinadores de posgrado no siempre están interesados en los temas que proponen los académicos. También se manifestó que es necesario contar con “tutorados”, pues esto tiene impacto en el avance de sus investigaciones, aunque también señalaron que puede presentarse un desbalance a la hora de designar cotutorías y horas frente a grupo, que puede interferir con el desarrollo de los proyectos de investigación.
Por otro lado, algunos entrevistados expresaron que puede o no haber relación entre la investigación que se lleva a cabo y las clases que se imparten, ya que puede suceder que se dedique más tiempo a alcanzar los objetivos propuestos y esperados en la investigación y que, con ello, se disminuya el tiempo que se emplea en la planificación y seguimiento de la docencia.
Por último, se afirmó que hay burocratización en la universidad y se cuestionó la exigencia de numerosos y complicados trámites, que desde el punto de vista de los entrevistados se podrían automatizar y simplificar.
Nos pareció interesante el siguiente comentario, que cuestiona el menosprecio que algunas veces se hace a la docencia:
...la labor docente casi no es reconocida en comparación con la investigación. Mientras que para evaluar la investigación hay parámetros muy claros... para evaluar la docencia no existen. Eso hace que para muchos académicos el dar clase signifique sólo cumplir un requisito, es decir, si se impartieron las clases o no, sin importar cómo lo hacen.
La docencia influye en la investigación
Aunque son pocas las respuestas que dieron los sujetos de la investigación en esta categoría, los temas que se trataron fueron diversos. Por ejemplo, se mencionó que, el hecho de que continuamente se produzcan cambios en la sociedad y en el conocimiento promueve la actualización de las materias y con ello la generación de nuevas investigaciones. Un académico indicó: “intento que mis líneas de investigación se potencien del intercambio con los estudiantes en el aula”.
Los académicos buscan dar clases en asuntos asociados a sus trabajos de investigación, lo que les permite relacionarlos con los temas que se presentan en las clases, estar al día en las técnicas y descubrimientos científicos asociados con las asignaturas y recibir retroalimentación de parte de los alumnos.
Algunos indicaron que la docencia ofrece oportunidades importantes para generar habilidades de investigación, pues al profundizar en la disciplina se encuentran maneras distintas de mejorar y enriquecer los proyectos. Consideraron que desde la docencia es posible fortalecer la relación con los estudiantes, la articulación entre la academia y el campo profesional, y la prospectiva de la disciplina.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Tanto en la revisión de la literatura, como en los resultados obtenidos, es notorio que para los académicos la investigación es la función sustantiva más importante, lo que deja a la docencia en un segundo lugar. Aunque en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) esta posición es predominante, los académicos de posgrado expresaron muchas ideas acerca de los posibles vínculos entre ambas funciones, lo que refleja que se trata de una articulación compleja.
Considerando que el elemento de mayor relevancia en las universidades es el conocimiento, en las respuestas de los sujetos de investigación se hizo evidente la importancia de este aspecto en diversos procesos como: construcción del conocimiento; posibilidad de compartirlo con estudiantes, colegas y con distintos sectores y actores sociales; desarrollo de habilidades cognitivas; formación y actualización de los estudiantes y de los propios maestros; y su amplia difusión en distintos contextos nacionales e internacionales.
Llama la atención la coincidencia entre lo expresado tanto por los autores de la literatura revisada como por los académicos de la UNAM acerca del impacto que tienen aspectos como el tiempo y el esfuerzo que se dedican a la investigación y a la enseñanza con pesos diferenciados, así como el tema de los incentivos y recompensas que se otorgan fundamentalmente a la investigación. Está clara la necesidad de buscar apoyo y financiamiento para la investigación, cuando se hace referencia a la producción y difusión del conocimiento; y es evidente que todo ello puede contribuir al ejercicio de la docencia, aunque esto no siempre ocurre.
Además del tiempo y del esfuerzo que requieren la investigación y la docencia, los académicos expresaron su inconformidad con respecto a otras tareas que también deben llevar a cabo, como son la búsqueda de recursos complementarios, tareas de gestión, llenado de formatos y realización de trámites e informes que solicitan tanto la propia institución como los organismos externos.
Con respecto al problemático vínculo que se da entre ambas labores, uno de los temas recurrentes es el esfuerzo que se realiza para la formación de nuevos investigadores. También se consideró relevante la actualización permanente del profesorado.
De lo encontrado se pudieron distinguir diversas maneras de investigar y de enseñar en la propia institución. Por ejemplo, el trabajo en los laboratorios es diferente al que se desarrolla en las aulas. En los primeros predomina el trabajo colaborativo y de equipo que puede no darse en otros espacios, como el que se produce cuando se da una docencia tradicional, que tiene un sentido de transmisión del conocimiento.
En los profesores de posgrado la tutoría tiene también un papel importante y muestra de manera clara una transferencia de los conocimientos del investigador hacia sus alumnos, en el sentido que mencionan Vidal y Quintanilla (2000) .
Como se ha señalado, los autores de la literatura revisada para esta investigación generalmente han analizado el vínculo entre ambas funciones a partir de posturas extremas, como son la positiva y la negativa. Y mientras que en sus trabajos encontramos poca presencia de una relación nula, ésta sí se presentó en algunas de las respuestas de académicos de la UNAM, que hacen referencia, por ejemplo, a que algunos profesores no tienen proyectos de investigación, o que las materias que imparten no se vinculan necesariamente con sus líneas de indagación. Puede ser el caso de profesores de asignatura, y de los que imparten clase en los cursos básicos o en programas de posgrado de carácter profesionalizante.
Evidentemente la mayoría de los sujetos de la UNAM que respondieron el cuestionario son investigadores. Si pensamos en los profesores de esa misma institución, cuya actividad fundamental es la docencia, veremos que, en muchos casos, no les es posible realizar actividades de investigación, pues tienen muchos grupos, grupos numerosos, y en algunas situaciones su situación laboral es desfavorable comparada con los profesores e investigadores de tiempo completo. Cabe recordar que las condiciones laborales en las universidades influyen de manera importante en la posibilidad de que los profesores se involucren de manera comprometida en proyectos de investigación.
Cuando en la docencia el académico toma una posición como investigador, impulsa un proceso reflexivo y formativo en los estudiantes y en sí mismo.
Si bien los autores revisados, así como algunos profesores de la UNAM, coinciden en señalar que un académico puede investigar sin dedicarse a la docencia, cuando se trata del nivel de posgrado consideramos que es imprescindible que se realicen las dos funciones.
A la pregunta que Bak y Han (2015) se plantearon de si ser un buen investigador implica necesariamente ser un buen profesor o viceversa, en el caso de la UNAM encontramos que no necesariamente existe una interdependencia entre ambas actividades, puesto que implican habilidades y conocimientos diferentes.