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Revista de la educación superior

versión impresa ISSN 0185-2760

Rev. educ. sup vol.37 no.148 Ciudad de México oct./dic. 2008

 

Análisis temático: fuga de cerebros

 

Presentación. Movilidades académicas y profesionales en América Latina: entre la ignorancia y la polémica

 

Sylvie Didou Aupetit*

 

*Correo e: didou@cinvestav.mx

 

La sección de la Revista de la Educación Superior de la ANUIES que se presenta a continuación no pretende documentar la situación regional respecto de las movilidades académicas y profesionales, en cada uno o en la mayoría de los países de América Latina.

Los obstáculos a tal tarea son demasiado evidentes: primero, porque no todos los gobiernos e investigadores han otorgado la misma atención a ambos fenómenos. Han sido por tanto objeto de estudios académicos sobre todo en países como Argentina (Albornoz et al., 2002), Brasil, Chile (Chacón Ávila, 2006), El Salvador (Andrade Eckhoff, 1999), México (Didou, 2005), Perú (De los Rios y Rueda, 2007; Altamirano, 2001), Uruguay (Buti, 2008) y El Caribe. Segundo, porque los datos, como lo veremos a continuación, son difíciles de comparar: suelen estar referidos a universos diferentes (investigación científica, profesiones) o están construidos en forma distinta, en función de los ámbitos a los que remiten así como de las definiciones hechas de la noción de "cerebro" (cualquiera que haya hecho estudios profesionales o posgrado). Tercero, porque los enfoques de los investigadores y expertos interesados varían, conforme a sus intereses e incluso con sus convicciones ideológicas y las posiciones que ocupan, en el campo de la educación superior. Cuarto, porque debido a las asimetrías entre países desarrollados y menos desarrollados "No es nada sorprendente que las fuentes que permiten medir el impacto negativo de las salidas de estudiantes sean mucho menos numerosas que las que miden el impacto de su presencia en los países de destino", como lo apunta Bernard Schlemmer en su articulo que aparece en esta sección.

Considerando la heterogeneidad que priva respecto de los objetos indagados, optamos por invitar a especialistas que tenían miradas diferentes sobre ellos. La idea principal fue mostrar cuáles eran las perspectivas utilizadas y las fuentes consultadas para pensar y analizar la circulación de los más calificados, conforme con las tradiciones intelectuales y ángulos diversos: para ello, fue relevante contrastar no solamente las zonas geográficas sobre las cuales versaban los estudios o las fuentes de referencia sino los análisis en sí.

Con el propósito de recalcar dicha diversidad, pedimos a autores que procedían de disciplinas diversas –economía, sociología, antropología– y que trabajan sobre áreas diferentes –sociología de la ciencia, políticas públicas, educación superior– que proporcionaran sus visiones y reflexiones sobre esos tópicos, a partir de distintos enfoques geográficos y abordajes. Mientras Ana Maria García de Fanelli esboza la situación en Argentina y la información producida para poner en contexto los programas de retorno implementados por el gobierno, Etienne Gérard se interesa, desde la movilidad estudiantil, a los determinantes socio–culturales y económicos de la elección de carreras/instituciones y en sus repercusiones en los perfiles de trayectorias profesionales, afuera o de regreso a Marruecos. Con toda propiedad apunta que "Plantear la cuestión de la 'fuga' o del 'éxodo' de 'cerebros' implica necesariamente tomar en consideración el lugar que se adjudica a los saberes en el país de origen. En efecto, si existe tal 'fuga' o 'éxodo', significa que la materia gris no está suficientemente valorada en su país de origen, ya sea porque el diploma obtenido por el estudiante que decide emigrar no está valorado a la medida de sus expectativas, o porque el mercado laboral no le ofrece salidas o sólo le brinda empleos de menor valor social y económico que los que se le ofrecen en el extranjero." Como podrán constatar más adelante, mientras Hébé Vessuri reflexiona sobre las consecuencias de la circulación de competencias en los ámbitos científicos de los países más y menos desarrollados, Bernard Schlemmer revisa las epifanías de la noción de "fuga de cerebros" y sus reconstrucciones sucesivas, en los diversos espacios donde cobró sentido.

Las divergencias de miradas, las discrepancias de opiniones son cuanto más relevantes que las cuestiones relativas a la huida (y al eventual retorno) de competencias, pese a seguir siendo insuficientemente documentadas, están cobrando una importancia creciente en las discusiones, sociales y expertas, sobre educación superior y migración. Representan ya, en toda la región, temas recurrentemente aludidos por los tomadores de decisiones, los responsables de las políticas educativas y científicas, los investigadores y expertos, incluso por la prensa. Lo corrobora, de 2000 a la fecha, la publicación en diversos países de la región de un volumen creciente de artículos y libros sobre el tema. Lo comprueba la inserción en la versión preliminar de la Declatoria Final de la Conferencia Regional sobre Educación Superior (www.iesalc.unesco.org.ve), celebrada en Cartagena de Indias, Colombia, del 5 al 7 de junio de 2008, como evento preparatorio a la Conferencia Mundial sobre Educación Superior de la UNESCO del siguiente apartado:

1– Un tema que merece la mayor atención es la prevención de la sustracción de personal de alta calificación por vía de la emigración. La existencia de políticas explícitas por parte de países industrializados para la captación de dicho personal proveniente de los países del Sur significa, en muchos casos para éstos, la pérdida de capacidades profesionales indispensables. Resultan impostergables políticas públicas que atiendan al problema en su complejidad, salvaguardando el patrimonio intelectual, científico, cultural, artístico y profesional de nuestros países.

2– La emigración se ve acelerada por el reclutamiento de jóvenes profesionales de la región por parte de los países centrales, para atender la disminución de su población estudiantil universitaria. Ello podrá enfrentarse mediante la apertura de ámbitos locales de trabajo acordes con sus capacidades, y el aprovechamiento, a través de mecanismos que minimicen el impacto de las pérdidas, de las ventajas estratégicas que puede significar la emigración calificada en otras regiones para el país de origen cuando éste no pueda absorberla directamente.

Ese interés ingente, académico y público, se explica por diversos motivos. Tiene que ver con el hecho de que las crisis económicas, sociales o políticas que afectaron en los últimos años a cierto número de países de América Latina, se tradujeron en un despunte de la emigración calificada: fue el caso, por ejemplo, de Argentina y de Uruguay después de la crisis de 2001–2002 y de Colombia en la década presente. Está vinculado con el hecho de que las políticas públicas de internacionalización y aseguramiento de la calidad de los sistemas de educación superior, vigentes en casi toda la región desde hace dos décadas, hayan acrecentado las oportunidades de movilidad estudiantil y hecho más atractivos y legibles los perfiles de formación de los profesionistas latinoamericanos, para empleadores de fuera.

Remite a una situación en la que los acuerdos de integración subregional, firmados por numerosos países de la zona, contuvieron frecuentemente cláusulas sobre el libre transito de recursos humanos altamente calificados, auspiciaron la definición de carreras regionales o justificaron la construcción de dispositivos comunes de acreditación de carreras: en esos ámbitos, por ejemplo, incidieron, además del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de la Organización Mundial del Comercio, el North American Free Trade Agreement entre México, Estados Unidos y Canadá, o el Mercado Común del Sur (Mercosur), entre la República Argentina, la República Federativa de Brasil, la República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay, junto a Bolivia y a Chile.

Finalmente, el repunte de una reflexión regional se inscribió en un marco global en el que los organismos internacionales (principalmente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, 2002–2008; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, 2007) y las comunidades académicas de los países desarrollados volvieron también a interesarse en los movimientos migratorios clásicos (de los cuadros y elites procedentes de los países del Sur) o re–emergentes (entre países desarrollados de la OCDE, por ejemplo), complementando la noción clásica desde los 60 de brain drain1 por las de brain gain y brain circulation2.

Por esas razones, en América Latina se detecta la emergencia de documentos sobre la movilidad de grupos profesionales, referida sea a la academia, sea a determinados ámbitos de trabajo (salud, informática, enseñanza, etc.). La literatura doméstica, por ser producida por investigadores instalados en los países de envío de los migrantes, se interesó fundamentalmente por los fenómenos del brain waste, en el peso de la migración intelectual dentro del éxodo en general y en la diversificación de sus rutas y destinos. En esa óptica, han sido publicados libros y artículos referidos a los programas de movilidad (Rodríguez, 2006), a sus impactos en la integración latinoamericana o en el exilio de la materia gris (Anguiano Téllez, 2002), a los estudiantes becados (Félix, 2003, Licea de Arena, 2004), a la circulación de profesionistas en zonas de proximidad, en áreas de libre comercio como América del Norte (Méndez Lugo, 2005; Morones, 2007; Figueroa de Olvera, 2008) o Europa (principalmente España), a la fuga de cerebros en determinadas profesiones (ingenieros en informática en Argentina (Borello et al., 2005) y a su productividad académica (Licea, 2003). En contraste, fueron escasos los que, hoy día, atienden el fenómeno inverso, a saber la migración de cuadros académicos e intelectuales europeos o estadounidenses, instalados recientemente en América latina (Mendoza y Ortiz, 2006; Izquierdo, 2007) así como la movilidad de estudiantes extranjeros hacia países de América Latina (ANUIES, 2007)3. En cambio, en los países que reciben los profesionales latinoamericanos que laboran afuera, los investigadores allí radicados han empezado a interesarse en la organización de las comunidades profesionales extranjeras, a sus condiciones de trabajo y estancia (Tejada Guerrero et al., 2005 y 2007; Pecoraro, 2007), a sus redes sociales, políticas, disciplinarias y afectivas (Bassarsky, 2007) y a sus trayectorias biográficas (Garzón, 2007).

Por su parte, los organismos internacionales situados en países desarrollados (Ozden, 2005) o en Latinoamérica (CELADE–CEPAL, 2006) intentaron medir cuantitativamente la migración calificada procedente de América Latina y establecer sus principales dinámicas. Los expertos recalcaron las siguientes tendencias: la movilidad profesional procedente de América latina y el Caribe ha crecido más que la estudiantil, en los últimos quince años; segundo, ambas están dirigidas esencialmente a Estados Unidos, acrecentándose su congregación geográfico–nacional entre 1990 y 2000: el porcentaje de concentración de migrantes calificados procedentes de América Latina y el Caribe pasó en efecto de representar 77.3% a 80.2% en esos diez años (Docquier et al, 2005)4. Se orienta luego hacia países centrales de la Unión Europea, principalmente Gran Bretaña, España y Francia, aún cuando han sido detectadas migraciones atípicas, de pequeño volumen, de salvadoreños a Suecia o de peruanos a Japón.

Como consecuencia, ni los estudiantes ni los profesionales están interesados en trasladarse a los otros países de América latina, que ofrecen generalmente condiciones de vida y salariales, similares a las que dejan atrás. Algunas excepciones existen sin embargo en ciertas profesiones, principalmente las de la Salud (por ejemplo, médicos bolivianos en Chile, cubanos en Venezuela).

Finalmente, algunos estudios mostraron una tendencia emergente tanto entre los estudiantes que obtuvieron su diploma fuera como entre los profesionistas latinoamericanos formados en la región a migrar, por diversas razones, entre las cuales destacan la búsqueda de mejores condiciones de vida, los diferenciales de salario y la flexibilización de los requisitos migratorios para ciertas profesiones en los países de recepción. No obstante la atracción ejercida por los países desarrollados sobre los profesionales latinoamericanos, no siempre encuentran condiciones adecuadas de ejercicio profesional, desempeñando frecuentemente tareas para las cuales están sobrecalificados.

En volumen, la migración calificada procedente de América Latina se multiplicó por tres entre 1990 y 20005; subregionalmente, ese incremento afectó especialmente los países del Caribe y América Central6 y se tradujo, para toda la región, en una intensificación de la migración calificada en relación a la total.

En términos porcentuales, las fuentes sobre diversas zonas geográficas de instalación de los migrantes calificados coinciden en registrar el despunte de una atracción de competencias: entre 1990 y 2000, el porcentaje de profesionales entre los migrantes en la zona OCDE, pasó de 10.4% a 14.3% entre los procedentes de México, de 17.9% a 21.7% entre los de la República Dominicana, de 9.2% a 11% entre los de Colombia, de 18.2% a 21.5% entre los de Guatemala, de 5.6% a 6.5% entre los de Perú, de 1.7% a 3.3% entre los de Brasil. Esos aumentos compensaron los ligeros decrementos entre los procedentes de El Salvador y Jamaica (Kapur y Mc Hale, 2005).

Como resultado, existe una verdadera hemorragia de competencias en el Caribe y algunos países de Centroamérica: nueve guyaneses y ocho jamaiquinos y haitianos con un diploma de estudios universitarios de diez viven en el extranjero. Las proporciones son de tres de cada diez para los salvadoreños y nicaragüenses (Zarur et al., 2008) y de 5 para los nativos de Trinidad y Tobago (Nurse, 2004) mientras la emigración de maestros y enfermeros de la República Dominicana alcanza niveles "altos e insostenibles", según los especialistas (Aja y Gatzambide, 2007: 4)7. Es lógico que esa situación continuará agravándose a futuro, debido a que las brechas de prosperidad están produciendo un "migration hump" (Dayton Jonson, 2008). En el extremo opuesto, países como Brasil o México han logrado mantener una población profesional más importante dentro que fuera, aún cuando son víctimas también de una emigración científica y productiva selectiva, que requerirían considerar con mayor atención.

En lo que remite más específicamente a la investigación científica, ámbito profesional al cual suele ser referido el concepto de fuga de talentos, las indagaciones estuvieron abocadas a establecer, principalmente con base en una revisión de las fuentes de los países receptores sobre estudiantes móviles y migrantes calificados, cuántos estudiantes de posgrado cursaban estudios afuera y cuántos científicos extranjeros trabajaban en los sistemas de ciencia y tecnología de los países desarrollados. Como lo constatarán, Hebe Vessuri, en su artículo publicado en esta sección, menciona lo siguiente:

En el caso de América Latina, uno de cada 25 latinoamericanos, 20 millones de personas, el 4% de la población de la región, vive fuera de su país, según datos de la CEPAL en 2004, 15 millones de los cuales residen en los Estados Unidos, 3 millones residen en España, Italia, Portugal, Gran Bretaña, Suiza y Suecia. Entre los residentes diplomados de América Latina y el Caribe censados en 1999 en Estados Unidos, 164,500 personas tienen la ciudadanía de ese país, 38,000 una visa permanente y 8,500 una visa temporal. Para 53,800 diplomados la actividad de investigación científica era la principal actividad, cifra que representaba más de un tercio del total de investigadores científicos que trabajaban a tiempo completo en la región (Lema, 2007).

Adicional y ocasionalmente, los investigadores en América Latina documentaron el número de estudiantes de ese mismo origen geográfico inscritos en doctorado y posdoctorado. Compararon los números de estudiantes que obtuvieron su doctorado afuera y de los que lo obtuvieron adentro para medir cuantos no regresaban, por área del conocimiento8. Bases de datos como los de The Scientists and Engineers Statistical Data System (SESTAT) y del International Institute of Education, en lo concerniente a Estados Unidos, de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de la CELADE y de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) han sido de particular relevancia para ese tipo de análisis. Indican que es de esperar que, debido a la dinámica de las "empresas académicas" en los países desarrollados y a la globalización de las comunidades científicas, dicho fenómeno de fuga de competencias se acentuará en las próximas décadas considerando que según Vessuri:

Se estima que las universidades de los países del área de la OCDE perderán entre un quinto y un tercio de su personal en la primera década de este siglo, Gran Bretaña necesitará reclutar 19 mil profesores para sustituir a los que se jubilan en los próximos diez años, Canadá necesitará entre 2,500 y 3,000 docentes por año comparados con los 900 que recluta anualmente en el presente (Tremewan, 2008).

En forma coincidente, apunta Bernard Schlemmer:

Las extrapolaciones que hemos hecho a partir de los datos disponibles nos permiten estimar que el número de investigadores e ingenieros originarios de países del Sur que trabajan en el Norte representa más de la tercera parte del número de investigadores en actividad en estos países del Sur, y que el volumen de su producción científica equivale o supera al de las dos terceras partes que permanecen en su país de origen. Se trata de un promedio, pues resulta obvio que los países más pobres son los más desfavorecidos, mientras que los países como la India o China logran atenuar las consecuencias del brain drain." En suma, en un contexto regional cada vez más marcado por una emigración de profesionistas, hayan sido o no formados en el exterior, por una tendencia creciente entre los estudiantes a quedarse a trabajar allí donde obtuvieron un titulo de posgrado, y por una circulación interna de profesionistas baja a nivel regional en relación a la estructurada en torno a los países desarrollados, "It can be said that brain drain is a massive and structural problem for Latin America" (Waast, 2008: 26).

Es importante destacar que, por lo menos en América latina, los investigadores poco hayan explorado los efectos cualitativos acarreados por la trasnacionalización de las comunidades científicas y por la formación en el extranjero de los futuros científicos y cuadros profesionales. En efecto, el anverso de la "fuga de cerebros", muchas veces olvidado, es el de la transferencia de saberes, como la apunta Etienne Gérard, en su artículo presentado en esta compilación:

Este retorno invita a rebasar la perspectiva de la fuga o del éxodo unidireccional, y a restituir el saber en su doble dimensión de capital social individual y de factor de transformación de una sociedad. En efecto, la movilidad de los diplomados hacia su país de origen implica una circulación de los saberes –y no sólo un éxodo de competencias–, que tiene obvias repercusiones en el mercado laboral y en un conjunto de dinámicas sociales de la sociedad de origen". Esa forma de trabajar el tema de las movilidades estudiantiles y científicas merecería ser explorada en América Latina, con mayor énfasis de lo que lo ha sido hasta ahora, en relación tanto a las comunidades científicas como a otros grupos profesionales. La valoración de la formación adquirida afuera en los mercados académicos del país de procedencia, la relación entre movilidad académica y consolidación de áreas y líneas científicas de avanzada y el funcionamiento de equipos científicos internacionales son algunos de los temas que se requerirían ir indagando (Didou y Remedi, 2008).

En contraste con esa área de poco análisis en la región, han sido elaborados varios estudios sobre los programas gubernamentales de consolidación de las capacidades científicas en sus diversas vertientes: han sido, por tanto, estudiados los programas de invitaciones a académicos extranjeros en una óptica de internacionalización en casa y consolidación de nichos específicos de indagación, becas al extranjero y sabáticos para la internacionalización hacia fuera de las elites, repatriación de científicos nacionales y de organización de diásporas (Persson, 2005; Granés, Morales y Meyer, 1998).

En esa línea se inscribe otra autora presente en esta sección, Ana Maria García de Fanelli, quien analiza los montajes progresivos de una política pública en Argentina, tradicional e innovadora, es decir destinada a lograr un retorno definitivo de los investigadores argentinos radicados afuera, en una óptica tradicional, pero también a situarse en la forma más conveniente posible, ante un universo en el cual un reto es lograr utilizar las competencias de fuera para el desarrollo de dentro con el fin de ir avanzado en la resolución de los problemas por la pérdida de capital humano. Dicho cambio de óptica tiene que ver con la identificación desde la década de los años ochenta:

De otro camino posible para atender este movimiento asimétrico de científicos y profesionales hacia los países desarrollados, el "intercambio de cerebros" (brain exchange). Se trataba de compensar las pérdidas debidas a la emigración vía la promoción de la movilidad y el intercambio de los recursos altamente calificados entre los países de origen y los países desarrollados (Pellegrino, 2001). De la mano de los cambios en las condiciones de producción del conocimiento y tras la revolución en las tecnologías informáticas, en los años noventa se comenzó a explorar el diseño de políticas que lograran una "ganancia de cerebros" (brain gain) a través de la creación y fortalecimiento de redes de científicos y profesionales9. Estas redes buscan actuar como nexos entre las redes locales y las globales de desarrollo científico y tecnológico. Ello permite que quienes radican en otros países tengan la posibilidad de prestar ayuda y colaboración a sus colegas y comunidades científicas en sus países de origen a partir de informes técnicos, consultoría u otras formas de vínculo académico.

Al trabajar en esa óptica, los investigadores documentaron el qué hacer de uno de los actores más importantes de la región en materia de lucha contra el éxodo de competencias, el gobierno: en América Latina los organismos rectores para la investigación científica pusieron en marcha programas de retención y repatriación. Entre los actualmente vigentes, destacan los siguientes.

Conforme con las recomendaciones de organismos regionales como la CEPAL10, las mismas instancias o las secretarias de Relaciones Exteriores lanzaron iniciativas, complementarias de los programas anteriormente mencionados, y orientadas a la organización de diásporas científicas y redes de científicos (Tabla 2). Esas se plasman en la apertura de sitios Web, abiertos o semiabiertos al público, que permiten acceder a información y eventualmente a notas biográficas de los científicos nacionales radicados en el exterior. Jamaica maneja además una base de datos sobre retorno de personas calificadas titulada Returning Residents Skills Data Bank, la cual podría servir como uno de los modelos para un Banco continental de la misma naturaleza.

Coincidentemente, han sido ampliadas las atribuciones de las instancias consulares para establecer vínculos con sus diásporas; en Perú (Ionescu, s.d.); se dieron ejemplos de censos de los ciudadanos residentes en el exterior, a veces en cooperación con organismos nacionales encargados de producir estadísticas: en Chile, fueron así registrados y encuestados "256,758 chilenos residentes en 44 países" en 2003–2004 http://www.gobiernodechile.cl/chilenos_exterior/registro_chilenos_exterior.pdf, un universo que corresponde aproximadamente a un tercio de los chilenos o descendientes de chilenos residentes afuera. En Mayo de 2008, Chile constituyó además el Comité Interministerial para la Comunidad Chilena en el Exterior. Colombia está efectuando una operación similar de registro, con base en las listas consulares, dentro de las acciones llevadas a cabo en el marco del proyecto Colombia nos une. Jamaica transformó desde 1998 su Unidad de facilitación para los jamaiquinos residentes afuera en un Department for Jamaicans Overseas (www.skillsreturn.gov.jm/). Esas intervenciones han sido objeto de diversas publicaciones que muestran sus propósitos, formas de organización y resultados, escritas por responsables, evaluadores o por investigadores interesados.

Aunque con menor frecuencia, iniciativas del propio campo científico han sido igualmente examinadas: aunque más dispersas, fueron destinadas a aliviar el ineluctable desperdicio de los talentos mediante iniciativas que fomenten la cooperación entre cerebros (por ejemplo los institutos Pasteur en el extranjero, los programas de investigación conjunta en México tipo ECOS, los doctorados sándwiches en Brasil o las publicaciones en coautoría).

En cambio, se sabe todavía poco sobre las asociaciones de latinoamericanos en el exterior11. Entre las que agrupan a los migrantes calificados, destacan las estudiantiles, conformadas por los egresados de determinadas universidades:

– Los egresados del ITESM instalados fuera del país (exatec–europa.over–blog.com).

– Los periodistas chilenos en el exterior cuentan con la Asociación Internacional de Comunicadores y Periodistas Chilenos en el Exterior. (aicpch.com/index.php)

– La Unión de los profesionales colombianos en Quebec http://www.colombianosenelexterior.com/index.php?idcategoria=13938.

Esas agrupaciones tienen fines de integración, políticas o culturales y funcionan como soportes para el intercambio de informaciones, como espacios de solidaridad, como bolsas de trabajo y como nichos virtuales de intercambio entre los residentes en el extranjero vía blogs, tanto o más que como mecanismos de vinculación con el país de origen. Fungen, eventualmente, como interlocutores de los consulados para la negociación de determinados acuerdos (en materia de derecho a voto, por ejemplo), la realización de actividades específicas o el diseño de programas de vinculación

Es evidente que esos tópicos no están analizados en su totalidad en los artículos reunidos en este número de la Revista de la Educación Superior. Sin embargo, su lectura en conjunto y sus contrastes internos indican que, en América latina, una medición adecuada del fenómeno de las movilidades implicaría:

• Construir indicadores para los países de América Latina que permitan contar con un piso firme de datos comunes. Sus rubros están por definirse pero sería importante saber cuántos doctores por área y país están titulados en la región, cuántos lo están en países extranjeros, cuántos titulares de un diploma de posgrado trabajan y cuántos no, cuántos proceden de países extranjeros y cuántos del propio país.

• Volver a definir el concepto mismo de fuga de cerebros, en relación a sus ámbitos de aplicación (universitario/de investigación), a su gravedad para los países que la padecen y reflexionar sobre los índices de medición convenientes.

• Recopilar sistemáticamente los resultados de los programas de retorno, temporal o definitivo, vía acciones de repatriación o de organización de diásporas, en condiciones generales en las que la atracción de las condiciones de empleo sigue siendo baja, tanto en el mercado académico como en otros sectores.

• Complementar esos análisis por otros sobre acciones sustitutivas de atracción de extranjeros con altos niveles de formación, similares a los que aplican los países centrales de Europa.

Implicaría finalmente explorar, en forma más cualitativa y sistemática, aristas de los fenómenos vinculados con las movilidades estudiantiles y académicas que han sido escasamente trabajadas en América latina.

 

Referencias

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Notas

1 "En 1963, la Royal Society denunció el efecto fuertemente negativo que la 'fuga de cerebros' habría tenido sobre la posibilidad de reasunción económica de Inglaterra: esta advertencia fue considerada muy seriamente por el gobierno, que lanzó una serie de disposiciones tendientes a aumentar la posibilidad de trabajo de los científicos británicos en el país. Luego de la victoria del Partido Laborista, el nuevo gobierno también prosiguió con la misma política. En los mismos años, Alemania había definitivamente salido de la crisis posbélica y había comenzado a afirmarse como una potencia económica regional, orientada a la producción de alta tecnología. Por estos motivos, el flujo de investigadores ingleses y alemanes expertos hacia los EEUU disminuyó drásticamente hacia finales de los años" (Brandi,2006:72).

2 "Brain exchange (including brain gain and brain drain). The essence of this multi–faceted concept is that those who move take on a job in the new location broadly commensurate with their skills and qualifications. Brain exchange implies a two–way flow of expertise between origin and destination. Where the net flow is heavily in one direction, the terms "brain gain" or "brain drain" tend to be used. Brain exchanges in some form are characteristic of all economies, and are one component in the complex of flows of goods, information, finance etc. between advanced economies. Although the notion of brain drain was originally addressed to migration from Europe (specifically the UK) to North America in the 1960s, it is now used to describe the net loss of highly skilled labour from Third World countries and, more recently, from East to West in Europe.

Brain waste. This concept describes the deskilling that occurs when highly skilled workers migrate into forms of employment not requiring the application of the skills and experience applied in the former job. There is abundant evidence of this process, especially where standard of living gradients are steep." (Salt, 1997: 5).

3 En 2006, los estudiantes extranjeros en México eran 3,566: más del 38% provenía de América Central y del Sur, el 10% de América del Norte, seguido por Francia–España–Alemania. Sólo 14.6% estaba inscrito en posgrado.

4 "De acuerdo con la Fundación Colombian American Association Service (CASA), con sede en Miami y que presta ayuda a los colombianos en esta ciudad, del total de los que se quedan, el 80% son de clase media, y entre un 70 y 80% corresponde a profesionales altamente calificados. Estos migrantes cuentan con experiencia laboral, con maestrías y doctorados (El Tiempo, 2000)" (Ayala et al., 2001: 6).

5 "De acuerdo con la información reunida por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), las cifras censales indican que el número de profesionales, técnicos y afines latinoamericanos fuera de su país de origen aumentó fuertemente desde 1970, ascendiendo a poco más de 300 mil personas en 1990 y a casi un millón en 2000. Del total de estos migrantes sólo un tercio permanecía dentro de la región en 1990; en 2000 esa proporción se redujo a un cuarto. Aunque los profesionales y técnicos representan una fracción reducida de la población económicamente activa migrante intrarregional, su participación aumentó significativamente; amén de contribuir a valorizar este patrón migratorio, esta tendencia puede dar pábulo a esfuerzos de cooperación regional en el empleo compartido de los recursos humanos calificados." (CELADE, 2006: 10).

6 "La migración calificada representa un reto significativo para los países emisores, en especial del Caribe y de algunas naciones centroamericanas donde la pérdida de capital humano es de tal magnitud que llega a representar entre 50 y más de 70 por ciento de la población calificada, lo que inhibe sus posibilidades de desarrollo. En ese sentido, los países de la región podrían beneficiarse del diseño de políticas encaminadas a fomentar el retorno y la retención de su población educada. Hasta la fecha, las iniciativas desarrolladas –programas de apoyo, vinculación y repatriación de científicos– han producido resultados muy limitados, por lo que se requieren nuevas estrategias que permitan aprovechar el potencial beneficio que entraña su diáspora técnica, profesional y científica. Se destacó el hecho de que una importante proporción de los migrantes latinoamericanos y caribeños calificados se inserta en los mercados laborales de los países receptores desempeñando labores que requieren menor calificación, lo que implica el desaprovechamiento de este recurso tanto en el país de origen como en el de destino." Conclusiones de la Reunión de Expertos sobre Migración Internacional y Desarrollo en América Latina y el Caribe, México, 30 de noviembre al 2 de diciembre de 2005, en http://www.conapo.gob.mx/conclusiones/index.htm.        [ Links ]

7 En contraste, los porcentajes de emigración de los profesionistas cubanos son inferiores a los promedios regionales del Caribe: "los profesionales cubanos no constituyen el grupo principal del proceso migratorio cubano. Ellos representan entre un 10 y un 13% del total de los que emigraron en el período estudiado y el país no se ubica entre los de mayor migración de profesionales de la región caribeña. Su perfil los describe como individuos de piel blanca (58.1%), que tienen entre los 31 y 40 años de edad, sin que exista prácticamente diferencia entre géneros, (51.5% son hombres y 48.5% mujeres), aunque si consideramos que el 66% de la fuerza de trabajo calificada del país es femenina, estas cifras adquieren alguna significación a favor de considerar este flujo con una tendencia a la masculinización. Se dirigen fundamentalmente hacia Estados Unidos y le siguen México y España como principales países de destino. Estos son los tres países hacia donde se dirige la mayor parte de los emigrados cubanos, independientemente de que sean profesionales o no. Casi la mitad de los que emigraron procedían, de La Habana (49.2%), sin que esto signifique que nacieron en esta ciudad, sino que más bien confirma el patrón en el comportamiento de las migraciones que identifica movimientos del interior del país hacia la capital para después dirigirse al exterior. Las profesiones más representadas en su conjunto, son los ingenieros, médicos, maestros y profesores, que coinciden con ser las más numerosas en el país y también las más demandadas internacionalmente."

8 "According to figures from the DNP, in 1999 alone Colombia lost 4.3 trillion pesos (some 2.28 billion dollars according to the exchange rate of December that year) as a result of the brain drain that, despite being constant in the second half of the 20th Century, became more acute in the 1990s as a result of the internal armed conflict. It is also affirmed that there are 6,218 non–active R&D researchers in the United States of America, as compared to 4,377 active researchers involved in R&D activities in 19994. Nevertheless, no further data or tables could be found that would permit systematic analysis." (Villavicencio y Chiapa, 2008: 14).

9 De acuerdo con Meyer y Brown (1999) se han identificado en el mundo 41 redes de intercambio de conocimiento integradas por expatriados que pertenecen a 30 países (que en algunos casos poseen más de una red). La lista presentada por ellos incluye siete redes latinoamericanas, que tenían su centro en Argentina, Colombia, El Salvador, Uruguay, Perú y Venezuela. Como ejemplo de estas redes se mencionan: el Programa Nacional para la Vinculación con Científicos y Técnicos Argentinos en el Exterior (PROCITEX); la Red Colombiana de Investigadores en el Exterior (CALDAS); la Red TALVEN con apoyo de la UNESCO para revincular a científicos venezolanos; la Association franco–uruguayenne pour le développement scientifique et technique (AFUDEST); el Programa Red Inter Regional de Científicos de América Latina y el Caribe (ALAS/UNESCO); el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que apoyaba al programa Transfer of Knowledge through Expatriate Nationals (Tokten); la Red ANACITEC para Científicos Argentinos en el área de las Ciencias Médicas, entre otras.

10 "Promover la vinculación de las diásporas y, en especial en el caso de los profesionales, de las redes científicas y tecnológicas para encarar las pérdidas de recursos humanos en los países de origen. Es importante desarrollar y fortalecer lazos académicos, propiciando la comunicación electrónica y las visitas temporales, fomentando y apoyando la formación de redes de investigadores y la conformación de programas de investigación compartidos, medidas que tienen que ir unidas a la incorporación de los técnicos y científicos emigrados a proyectos nacionales" (CEPAL, 2006 en http://www.eclac.cl/prensa/noticias/comunicados/2/24092/hojainfo.migraciones.pdf).        [ Links ]

11 Las redes de familiares de migrantes son menos frecuentes pero se ha registrado la existencia de una Asociación de Padres con Hijos en el exterior en Uruguay (http://aphieuy.tripod.com/quienes–somos.htm).        [ Links ]

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