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Revista de la educación superior

versión impresa ISSN 0185-2760

Rev. educ. sup vol.42 no.165 Ciudad de México ene./mar. 2013

 

Análisis temático

 

El origen social de los graduados y la equidad en el acceso a la universidad*

 

María Isabel Enciso Ávila**

 

Ingreso: 15/12/12
Aprobado: 25/02/13

 

Resumen

Se aborda la equidad en el acceso a la universidad en términos de origen social, para responder a la pregunta: ¿En qué medida el origen social de los jóvenes condiciona sus oportunidades de acceso a la universidad? Se hace un análisis de los datos proporcionados por la encuesta de egresados de la Universidad de Guadalajara, una de las grandes universidades públicas mexicanas. A partir de estos datos se mide la equidad mediante un indicador de presencia según origen social que se contrasta con otras variables como sexo, ciclos de estudios y trabajo durante los estudios, así como con otras variables denominadas "institucionales", como tipo de centro universitario, áreas de estudio o conocimiento y carreras en que se han graduado.

Palabras clave: Origen social, Equidad, Acceso a la universidad.

 

Abstract

The university access fairness is approached on by terms of social source, as to answer if the social origin of the young person does regulate their access opportunities to the university. An analysis is done with the information provided by the graduated students survey from the University of Guadalajara. Using this information, the equity is measured up by means of a presence indicator according to social origin that is definite by other variables as sex, study cycles and work during studies, as well as by other variables called "institutional": type of university center, study areas or knowledge and careers in which they have graduated.

Key words: Social origin, Equity, University access.

 

Introducción

En qué medida el origen social de los jóvenes condiciona sus oportunidades de acceso a la universidad es un tema a la vez tradicional en las ciencias sociales y muy de actualidad en la evaluación de las políticas públicas relacionadas con la educación superior.

Disponer de una titulación de educación superior constituye, en todos los países de la OCDE, pero sobre todo en México (ANUIES, 2003; OCDE, 2007), una vía de acceso a empleos mejores y mayores salarios. La escuela, y hoy particularmente la universidad, juega en nuestras sociedades un papel central en la distribución de las posiciones sociales... ¿quiénes tienen la oportunidad de acceder a ella?

El papel de la escuela en nuestras sociedades ha sido uno de los temas centrales de las ciencias sociales, en general, y de la sociología, en particular. En este texto se aborda la equidad en el acceso, uno de los dilemas que se han planteado acerca de la universidad, mediante un estudio de caso, el de la Universidad de Guadalajara (UdeG) en México, una de las grandes universidades públicas mexicanas.

 

Antecedentes teóricos

Durante las últimas décadas se ha escrito mucho sobre el concepto de equidad aplicado a la educación y, en particular, a la universidad, tanto en general como en particular, refiriéndose a México. Una muestra significativa de este tema son los artículos de Marisol Silva-Laya (2012) y Sylvie Didou (2011) en que se presentan tanto el debate teórico como su aplicación al caso mexicano.

Por lo que respecta a la equidad, la pregunta central que desde los años setenta se ha planteado en relación al sistema educativo en general y sobre la universidad en particular, ha sido: ¿La escuela es una institución que ofrece las mismas oportunidades a todos los niños y jóvenes independientemente de su familia de origen o, por el contrario, refuerza y legitima las desigualdades derivadas del origen social de los estudiantes?

Dicho en otras palabras: ¿nuestras universidades son instituciones elitistas o, por el contrario, actúan como "ascensor" social para sus egresados? Frente a esta pregunta, distintas corrientes teóricas, e ideológicas, han puesto el acento en cada una de las posibles respuestas.

Parsons (1959), dentro de la corriente funcionalista y meritocrática, puso el énfasis en el papel de la escuela como distribuidor, entre sus alumnos, de las funciones requeridas por la división del trabajo en un marco meritocrático, es decir, postuló que la escuela proporcionaba a los estudiantes las mismas oportunidades de acceso y éxito independientemente de su familia de origen.

Posteriormente, a partir de la década del setenta, dentro de la corriente marxista -aunque también desde el funcionalismo crítico (Coleman, 1973, 1982)-, se formularon las teorías de la reproducción (Bowles y Gintis, 1976; Baudelot y Establet, 1979), que criticaban a las teorías funcionalistas y ponían el acento en el carácter discriminante de la escuela como reproductora de las desigualdades de origen de los niños y los jóvenes, al ofrecerles distintas oportunidades de acceso y de resultados en función de su origen social. De esta manera, dichas investigaciones, y muchas más que han abundado posteriormente en esta corriente de pensamiento, nos muestran el sistema educativo como un sistema social que reproduce y legitima en los hijos las diferencias sociales de sus padres.

Por otra parte, la literatura sociológica ha estado tradicionalmente muy implicada en el análisis de la relación entre nivel educativo y estatus ocupacional y ha encontrado una relación muy estrecha entre ambos elementos (Boudon, 1983). De hecho, los estudios de movilidad empezaron a desarrollarse a partir de la Segunda Guerra Mundial y buscaban explicaciones sobre el desarrollo de las sociedades industriales. Algunos ejemplos de esta línea de trabajo son los estudios de David Glass y su equipo del London School of Economics en 1949, el trabajo de Lipset y Zetterberg en 1956 y el de Lipset y Bendix en 1959. Glass, por ejemplo, combinó categorías educativas y categorías socioprofesionales para realizar este tipo de estudios (Hernández de Frutos, 1997).

Investigaciones pioneras en este aspecto, como las de Blau y Duncan (1967), utilizando el método causal de análisis, observan la incidencia de cuatro variables sobre el estatus ocupacional de los hijos (educación y ocupación del padre, y educación y primer trabajo del hijo). Los autores observan que los efectos del estatus socioeconómico de los padres en el logro educativo y ocupacional del hijo operan a través de otras variables (referentes principales del hijo -sus pares-) que influyen sobre las aspiraciones educativas y ocupacionales de los hijos (Kerbo, 2003: 174-177). Por su parte, una revisión del modelo de Wisconsin analiza una generación anterior a la de los padres y encuentra que el estatus socioeconómico de los abuelos no influye en el logro ocupacional y educativo de los nietos (Warren y Hauser, 1997).

Goldthorpe (1980) desarrolló un esquema de clases, posteriormente mejorado, pero que inicialmente constaba de tres categorías, tomando al jefe de hogar varón como unidad de análisis: clase de servicios (con las clases I y II en su clasificación), clases intermedias (clases III a V) y clase trabajadora (clases VI y VII). Pero los grandes cambios acontecidos en la sociedad modifican la perspectiva sobre el tema y se toma conciencia que esta división del trabajo por género respondía a la separación de las esferas de actividad del hombre y de la mujer, la cual fue considerada como natural (Crompton, 1999), de manera tal que, en décadas más recientes, empieza a incorporarse a la mujer en este tipo de análisis. Concretamente, en un trabajo relativamente reciente, Goldthorpe y Jackson analizan la movilidad social por género y encuentran que, contrariamente a lo que se asume habitualmente, no hay evidencia de que las tasas absolutas de movilidad estén cayendo, aunque el balance entre movimientos ascendentes y descendentes para los hombres se esté volviendo menos favorable. Con respecto a las tasas de movilidad relativas, afirma que, tanto para los hombres como para las mujeres, permanecen esencialmente constantes, aunque es posible percibir indicios de una propensión al descenso de la movilidad a largo plazo (Goldthorpe y Jackson, 2007).

Para el caso español, Carabaña (1999) reconoce que el esquema de Erikson y Goldthorpe es el más utilizado en los análisis de movilidad, adapta las categorías de la encuesta sociodemográfica realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 1991 y llega a una división en tres subgrupos: clase de servicios, intermedia y trabajadora. Compara el caso español con el resto de los países analizados por Erikson y Goldthorpe y, refiriéndose a la movilidad absoluta global, concluye que "[...] el inicio de la industrialización aumenta la movilidad ascendente, pero, cuanto más industrializado está un país, menor es su movilidad ascendente y mayor su movilidad descendente, de modo que la movilidad total tiende a descender".

En la actualidad, y estrechamente relacionado con la evolución de la estructura social y con la expansión educativa que se ha producido durante la segunda mitad del siglo XX (Beduwe y Planas, 2003), se utiliza como indicador del origen social de los graduados el nivel de estudios de los padres, porque, en las investigaciones recientes, es el factor de mayor influencia en la demanda de educación universitaria. Sobre este tema podemos ver los resultados presentados por Laura de Pablos y María Gil (2006), Marta Rahona (2009) y Cecilia Albert (2000).

Además, el nivel de estudios de los padres constituye un indicador más estable del origen social que las categorías socioprofesionales, puesto que el nivel de educación de los padres referencia el origen familiar de los estudiantes a su edad temprana, en términos de capital cultural, y es relativo a las oportunidades educativas disponibles para cada generación. En cambio, el indicador de ocupación reflejaría una situación que puede modificarse con mayor facilidad que el nivel educativo, los padres pueden variar su puesto de trabajo durante toda su vida profesional, pero alcanzan un determinado nivel educativo durante su juventud y es difícil que lo modifiquen posteriormente.

Por estas razones, en el análisis de la equidad en el acceso y egreso de la universidad que haremos en este texto, nos parece justificado utilizar el nivel educativo de los padres de los egresados universitarios como indicador de su origen social.

 

Metodología

Para entender la metodología empleada, una primera precisión necesaria es que la población de referencia de la encuesta no son los que ingresaron en la UdeG sino aquellos que ingresaron y egresaron habiendo terminado sus estudios, con lo cual no consideramos a aquellos que, habiendo ingresado, abandonaron en algún momento su formación universitaria.

Por ello, el concepto de equidad que vamos a emplear en este artículo se refiere a lo que Reimers (2000, citado en Silva-Laya 2012: 7) llama el tercer nivel o peldaño de equidad, en el que se analiza no únicamente el acceso a la universidad sino el completar del ciclo universitario; los entrevistados en la encuesta de referencia no incluyen a aquellos que ingresaron en la UdeG pero abandonaron.

Por otro lado, queremos señalar que la operacionalización del concepto de equidad se hace mediante el índice de presencia, el llamado índice de Glass (1954), que compara la presencia en la universidad de los distintos grupos sociales comparando a los padres de los egresados con el conjunto de su generación, la de los padres, empleando como indicador de estatus el nivel de estudios de los mismos, como ya se ha hecho en estudios precedentes (Planas, 2010).

Este texto se basa en los datos proporcionados por la encuesta "Situación académica y laboral actual de los egresados de la Universidad de Guadalajara Calendarios 2008 A y B y 2009 A y B" con fecha de levantamiento marzo y abril de 2011 y por una muestra estratificada por carrera y tipo de centro de 2,017 casos,1 de un universo de egresados de nivel licenciatura y técnico superior universitario de 13,686.

En términos metodológicos, es importante destacar que la respuesta de los titulados universitarios sobre el nivel de estudios de sus padres, que utilizamos como indicador de origen social de los graduados, es del 99%, con lo cual se ha podido establecer una buena base para realizar el análisis que presentamos a continuación.

En nuestro análisis, la variable que nos permite identificar la educación de los padres de los graduados está clasificada en cinco categorías tanto para el padre como para la madre del entrevistado. Con el fin de lograr una mayor capacidad descriptiva y expositiva del origen de procedencia de los titulados universitarios en función del nivel educativo de sus padres, estas categorías se agrupan en tres y se basan en el nivel de estudios del progenitor que lo tenga más elevado, a saber: padres que poseen hasta estudios básicos, padres con estudios medios (uno de ellos o ambos) y padres con estudios superiores (uno de ellos o ambos).

 

Análisis de los resultados

En este apartado del texto presentamos los resultados obtenidos mediante la encuesta de referencia. En un primer momento presentamos una descripción del nivel de estudios de los padres de los egresados de la UdeG en general y lo compararemos según el sexo de los graduados.

A continuación analizaremos la equidad en el acceso de los egresados de la UdeG, tomando como indicador de origen social el nivel de estudios de sus padres y contrastando este nivel con aquel de los estudios del conjunto de su generación en su entorno de referencia, que es Jalisco. A continuación, analizaremos las diferencias en el origen social de los egresados con relación a las variables institucionales que caracterizaron su paso por la UdeG, es decir, según sea el tipo de centro en que cursaron sus estudios, el área de estudio, la duración de los estudios y las carreras que estudiaron.

El origen social de los egresados en base al nivel de estudios de los padres

Como muestra la tabla 1, un primer dato de carácter global para la UdeG es que un porcentaje muy importante de los titulados procede de hogares donde los padres tienen como máximo estudios primarios (un 41%), el resto se reparte en un 20% para estudios medios y el 39% para aquellos que, al menos uno de sus padres, poseen nivel de estudios superiores.

Otro elemento importante a destacar es que, como se observa en la tabla 1, según la encuesta sobre los egresados en 2008 y 2009, se graduaron más mujeres que varones (un 54% versus un 46%), siguiendo la misma tendencia al incremento de la presencia de las mujeres en la educación superior que se observa en el conjunto de México y en otros países de la OCDE. Si comparamos el origen social de las y los graduados diferenciando según su sexo, las proporciones se mantienen prácticamente igual entre los hijos y las hijas de padres que tienen estudios primarios, y se modifican levemente en las dos categorías siguientes. Con estos datos observamos que las familias de origen social medio otorgan una ligera preferencia a sus hijos varones en el acceso a la universidad, mientras los padres con estudios superiores dan preferencia, también ligeramente, a sus hijas. Dos hijos varones de padres con estudios medios representan el 29.3%, mientras que las hijas son el 31.5%. Cuando los padres tienen estudios superiores, la diferencia entre el sexo de los hijos aumenta: los varones representan el 31.4%, mientras que las mujeres conforman el 27.9%.

Estos datos nos indican que, considerada la UdeG en su conjunto, el origen social de los padres no implica una diferencia importante en las oportunidades de graduarse en función del sexo más que entre las familias de nivel alto que tienden, ligeramente, a favorecer a sus hijas. Mientras, los padres de nivel medio tienden, también sólo ligeramente, a favorecer a sus hijos varones.

La equidad en el acceso

¿Qué relación tienen estos resultados con la equidad? El concepto de equidad que utilizamos en este texto está relacionado con la representatividad, es decir: ¿en qué medida los padres de los egresados son representativos de la sociedad en que viven? Consideraremos que nos hallamos en una universidad equitativa si los hijos de los padres de cualquier origen social tienen las mismas probabilidades/oportunidades de ser graduados, es decir, si los padres de los egresados son una muestra representativa de su entorno. Por el contrario, consideraremos que nos hallamos ante una universidad elitista si los graduados provienen de manera muy mayoritaria de familias que ya poseían estudios superiores.

Con base en los datos anteriores, podemos plantear una relación que nos indique el nivel de representatividad de los padres de los titulados universitarios en relación con la generación de los padres. En este texto vamos a medir la equidad en el acceso por medio del índice de presencia o de equidad.

Para obtener el índice de equidad2 tenemos que establecer una relación de proporciones entre los niveles de estudio de los padres de egresados y los promedios de nivel de estudios del grupo de edad de la población jalisciense que nació en las mismas fechas que los padres de los egresados. El objetivo es disponer de un indicador de equidad en la obtención de la titulación universitaria, que relacione ambos datos. Esta relación se presenta en el gráfico 1.

Cabe destacar que el índice de presencia (índice de Glass) refleja la comparación del nivel educativo de la generación que tiene entre 36-40 años en el año 2000, con el grupo de padres de los titulados universitarios. Así, el valor 1 implicaría igualdad de presencia de los diferentes niveles de estudios de los padres de universitarios en relación con el de su generación; un valor inferior o superior a 1 de los grupos analizados implica una subrepresentación o sobrerrepresentación, respectivamente. Estos datos nos señalan que los egresados con padres de los niveles medio y alto están sobrerrepresentados mientras los del nivel bajo están subrepresentados. Dicho manera más directa, los hijos de padres con niveles sociales bajos tienen menos oportunidades de ser egresados universitarios en la UdeG que los de nivel medio y alto, aunque la mayoría de sus egresados provengan de nivel medio y bajo.

Este conjunto de datos tienen lecturas diversas y complementarias. En primer lugar, observamos que la composición social de los egresados de la UdeG está lejos de la equidad, pero también que la UdeG está lejos de ser una universidad de élite social, pues sus egresados mayoritariamente provienen de niveles medio y bajo, siendo minoría aquellos que provienen del nivel alto. Con los datos disponibles no podemos hacer una valoración rigurosa de estos resultados porque no tenemos información de contraste sobre los egresados universitarios mexicanos del conjunto de sus universidades, por tanto, no contamos con datos fehacientes para saber si lo que observamos para la UdeG responde a un comportamiento general de las universidades mexicanas o equivale, más o menos de manera aproximada, al conjunto de ellas. Asimismo, cabría preguntarse: ¿Las equidades e inequidades que muestra la UdeG son reflejo de lo que sucede en la sociedad mexicana y del sistema de educación superior mexicano en su conjunto? ¿Es más o menos equitativa la UdeG que el conjunto del sistema de educación superior mexicano? Estamos analizando datos referentes a un momento, no disponemos de series temporales sobre estos datos ni tan sólo para la UdeG. ¿Cuál es la tendencia de la UdeG durante los últimos años? Y por último: ¿Cuál ha sido el impacto en términos de equidad de cambios en las modalidades de acceso de lo "informal" a lo "meritocrático" (College Board)? Sería de gran interés disponer de datos equivalentes sobre todas las IES mexicanas que nos permitieran responder a estas preguntas.

El seguimiento de un indicador tan simple como el presentado nos proporcionaría una información básica para el seguimiento de la equidad, sobre todo si dispusiéramos de él para todo el sistema de educación superior en todas sus modalidades. Pero estos datos sobre el conjunto de la UdeG nos esconden una diversidad de la distribución interna del origen social de sus egresados por centros, áreas de conocimiento y por carreras. A continuación presentamos una serie de informaciones que nos permiten matizar las consideraciones de carácter general que podemos hacer sobre su conjunto y mostrarnos su diversidad interna desde distintos ángulos.

Diferencias en el origen social de los estudiantes de la UdeG según tipo de centro

Al comparar el origen social de los centros3 temáticos que concentran el 77% de los egresados, con los regionales, se observa que contienen una composición social bastante distinta. En términos de equidad observamos que los centros regionales reflejan mejor al conjunto de la sociedad jalisciense que los de carácter temático, más "elitistas", de acuerdo con los resultados presentados en el gráfico 1. Considerándolo globalmente, y sin disponer del as series temporales que nos permitirían sustentarlo rigurosamente, podemos conjeturar que la existencia de centros regionales ha implicado un aumento de la equidad en el conjunto del sistema de la UdeG, y que, si no existieran, esta disminuiría.

La proximidad de la oferta a los demandantes potenciales tiende a tener estos efectos por muchas razones, entre ellas la de disminuir los costos indirectos de alojamiento y desplazamientos de los estudiantes, aunado a que, en algunas regiones, la infraestructura educativa está limitada al centro universitario.

Diferencias en el origen social de los estudiantes de la UdeG según áreas de conocimientos y programas

En este apartado presentamos la diversidad en el origen social de los egresados por áreas de conocimiento y por programas educativos, lo que podríamos llamar el "estatus social de origen" de las distintas áreas del conocimiento y titulaciones.

En la tabla 3 se observan, en primer lugar, las diferencias entre las áreas: son de estatus ligeramente superior los egresados de Agropecuarias, Ciencias Naturales/Exactas y Educación/Humanidades, y de estatus ligeramente inferior los de Ciencias de la Salud y Sociales/Administrativas (clasificación ANUIES). Sin embargo, estas diferencias son débiles, como se confirma con la prueba estadística de homogeneidad.

Por el contrario, observamos una amplia diversidad por programas educativos; las tablas referentes al origen social de los titulados en la UdeG en los distintos programas de estudio agrupan estos programas en función de que sus egresados muestren un origen social próximo al promedio o claramente superior o inferior a este (tablas 4, 5 y 6).

Los resultados obtenidos en estas tres tablas nos indican que, teniendo en cuenta que las áreas no presentan una gran diversidad, la homogeneidad entre estas esconde una gran diversidad en su interior. Esta diversidad no es explicable por las áreas de pertenencia y plantea problemas importantes de definición según las propuestas explicativas de la literatura disponible. No presentan diferencias claras entre programas por su grado de experimentalidad, por su diferencia entre "ciencias" y "letras", ni por su carácter más o menos tecnológico o aplicado.

Sin duda, profundizar en las razones de dicha diversidad requiere otras metodologías complementarias a las macro estadísticas aquí empleadas. Este será un trabajo de investigación que intentaremos desarrollar en los próximos proyectos.

Diferencias de origen social según duración del ciclo

En este apartado analizamos las diferencias existentes en el origen social y, por consiguiente, en la equidad, en el acceso de los graduados de la UdeG de ciclo corto y de ciclo largo. Podemos observar diferencias importantes en el origen social de los egresados de licenciatura y Técnico Superior Universitario (de 212 casos). Asimismo, podemos decir que los egresados con padres con nivel de estudios medio y bajo utilizan de manera más intensa la vía de acceso a la universidad "corta", que los de nivel superior; de todas formas, esta vía de acceso a la universidad es minoritaria para todos, estando la mayor presencia de todos los orígenes sociales en los estudios de licenciatura.

Origen social y trabajo durante los estudios superiores

Otro de los aspectos a considerar respecto al origen social es el tipo de "vida estudiantil" que tienen los estudiantes, que es un concepto que incluye el conjunto de actividades que realizan los estudiantes duran sus estudios y que incluye, como mínimo: estudios, trabajo, familia y vida social, con sus distintas combinaciones e interacciones en la vida del estudiante.

Por tanto, uno de estos aspectos es la simultaneidad entre estudios y trabajo; también es importante la compatibilidad entre vida estudiantil y responsabilidades familiares y con la vida social, pero acerca de estos aspectos no disponemos de información.

A propósito de los estudiantes que trabajan y los que no trabajan, la tabla 8 nos muestra que el origen social de los que trabajan es inferior al de los que únicamente estudian. De este dato podemos inferir, de manera simple, que un tipo de vida estudiantil que permita compatibilizar los estudios con el trabajo es un factor de incremento de la equidad en los graduados universitarios. Pero, al mismo tiempo, observamos que las diferencias entre los porcentajes de los que trabajan según su origen social son suficientemente reducidas para entender que si lo estudiantes trabajan no es únicamente debido a su origen social.

 

Conclusiones

Como se ha subrayado, este texto centra su atención en la equidad de acceso a la graduación en función del origen social de los egresados. Inicia la presentación de datos con los referentes a la composición por sexos de los mismos, constatando que, en la distribución entre hombres y mujeres de los graduados persiste, como desde hace años, una ventaja de 8% a favor de las mujeres. Queremos recordar este hecho porque no pierde su importancia a pesar de que últimamente lo demos por hecho y no sea el tema central de nuestro discurso.

Si nos centramos en las diferencias relacionadas con el origen social constatamos, en primer lugar, que los estudiantes de la UdeG provienen mayoritariamente de familias no universitarias, es decir, son la primera generación de la familia que accede a la universidad y se gradúa. Además, casi la mitad de ellos, el 40%, proviene de familias cuyos padres tienen, como máximo, estudios primarios. No podemos, por tanto, hablar de una universidad elitista; este dato avalaría la función de la universidad como ascensor social, frente aquellas teorías que mantienen que reproduce las desigualdades derivadas del origen social de los estudiantes.

Pero ello no impide que la composición social de sus egresados nos muestre que no todos los jóvenes tienen las mismas oportunidades de subirse a este ascensor. Entre sus graduados están sobrerrepresentados aquellos cuyos padres tienen niveles educativos medios y superiores, mientras que están subrepresentados los que sólo disponen de estudios primarios. Este dato avalaría aquellas teorías que se refieren al sistema escolar, y a la universidad en particular, como reproductora de las desigualdades sociales de origen de sus estudiantes.

Si contrastamos estos resultados con las teorías presentadas al principio de este texto, observamos que las confirman y desmienten a la vez. Diríamos mejor que las confirman a las dos como interpretación parcial, exigiendo fuertes matices para hacerlas compatibles, incluso complementarias, a pesar de que dichas teorías en realidad nacieron en contraposición. Esta constatación coincide con los resultados obtenidos también en otros países (Planas y Fachelli, 2010).

A partir de los datos presentados también podemos afirmar que no existe discriminación destacable en el acceso a la graduación universitaria entre mujeres y hombres en función de su origen social. Con estos datos podemos considerar que el comportamiento de las familias no muestra grandes diferencias en el trato entre hombres y mujeres en su apoyo para ir a la universidad. Este comportamiento no es ni el habitual ni el único posible, sabemos que en periodos anteriores se observaban notables diferencias en este aspecto en los comportamientos familiares, en general, pero sobretodo de clases bajas, que tendían a discriminar a las mujeres en su apoyo para acceder a la universidad. Las pocas mujeres que estudiaban pertenecían a las clases altas.

Pero estas afirmaciones que hacemos para la UdeG en su conjunto no se mantienen si abordamos su diversidad interna en términos de tipo de centro, áreas de estudios y carreras; ni tampoco respecto a los itinerarios de estudios y trabajo simultáneos.

Observamos que los centros Regionales, el acceso y graduación en ciclos cortos y la oportunidad de combinar los estudios universitarios con la actividad laboral aumentan, de facto, la equidad del sistema UdeG. Podemos afirmar esto porque todos estos factores, ya sean institucionales como la existencia de centros regionales y la existencia de ciclos cortos o de comportamiento estudiantil como el trabajo durante los estudios, están relacionados con estudiantes de nivel social más bajo que el promedio, lo que hace aproximar el promedio de la UdeG a una mayor equidad.

Que sean datos referentes a la UdeG no significa que se refieran a especificidades de esta universidad que no se den en otras universidades, sino que, simplemente, de las otras no tenemos datos; la literatura nos indica que esta heterogeneidad refleja comportamientos sociales relacionados que no dependen, ni mucho menos se derivan, de las peculiaridades institucionales de la UdeG, ni de aquellas sociales de sus alumnos.

Cambios institucionales como la creación de los centros regionales o la "aceptación de facto" de itinerarios de trabajo y estudios han supuesto un aumento en la equidad de la mayoría de las instituciones que lo han hecho y un descenso en aquellas que no.

Respecto al tipo de estudios que realizan los estudiantes, otro aspecto a la vez institucional y comportamental, observamos diferencias entre los orígenes de los estudiantes en relación con sus áreas y de los programas de estudio. Respecto a esta dimensión fundamental de la diversidad interna de cualquier universidad, observamos, en la UdeG, un fenómeno paradójico cuyo análisis merecería ser profundizado: por un lado, la débil heterogeneidad del origen social por áreas y, por otro, la fuerte heterogeneidad por programas de estudio.

La fuerte diversidad entre los distintos programas, incluso dentro de una misma área, no tiene una interpretación fácil al no seguir ninguno de los patrones habituales, al menos aparentemente, al no presentar diferencias claras entre programas por su grado de experimentalidad, por su diferencia entre "ciencias" y "letras" ni por su carácter más o menos tecnológico o aplicado.

Como no disponemos de datos análogos sobre otras universidades ni de Jalisco ni de México, en un trabajo próximo intentaremos construir información análoga, no sobre otras universidades u otros sistemas universitarios de los que no poseemos datos, pero del conjunto de los estudiantes universitarios mexicanos que podremos desagregar territorialmente por medio de los datos del censo de población.

Más allá de los resultados concretos, los datos que presentamos respecto a la UdeG tienen como finalidad la búsqueda de indicadores que permitan medir la equidad en su acceso y titulación desde diferentes perspectivas que sean significativas y se puedan relacionar con las políticas universitarias en su sentido más amplio. Por ello, y con base en estos resultados, planteamos la posibilidad de aplicar de manera generalizada indicadores de este tipo a las Instituciones de Educación Superior (IES) mexicanas, puesto que, siguiendo las recomendaciones de ANUIES acerca de la equidad en las universidades mexicanas, dicha información nos proporcionaría, en el tiempo y en el espacio, datos valiosos para el conocimiento del grado de equidad del sistema que serían muy útiles también para su gestión.

 

Referencias

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Notas

* Este trabajo se ha desarrollado en el marco del Proyecto "Itinerarios universitarios, equidad y movilidad ocupacional" (ITUNEQMO) clave 130401, del Fondo SEP/CONACYT de Ciencia Básica, dirigido por el Dr. Adrián Acosta.

** La autora es investigadora de dicho proyecto.

1 Esta encuesta fue realizada por el Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo a petición de la Unidad de Pertinencia y Calidad de la Coordinación de Innovación y Pregrado de la UdeG.

2 Para establecer esta relación se ha tenido que realizar una estimación en paralelo, puesto que la encuesta de referencia no proporciona la edad de los padres de los graduados. Con el fin de calcular el origen social (a partir del nivel educativo) de la generación de los padres de los egresados, se tomó el promedio de edad de estos últimos (26 años), para determinar el año de nacimiento (1984); con base en éste, se tomó la edad de los padres que tuvieron hijos en dicha fecha para obtener la edad aproximada de generación de los padres: 20-24 años en 1984. Para determinar su escolaridad se toman los datos del censo de población y vivienda del 2000 considerando la edad que tenían los padres al momento de ser censados (35-39).

3 Los centros universitarios temáticos se encuentran concentrados en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) y organizan su oferta educativa con base en áreas de conocimiento afines, mientras los regionales se ubican fuera del ZMG y sus programas educativos intentan responder a necesidades de la región en que se encuentran. Los primeros se agrupan en Ciencias de la Salud, Biológicas y Agropecuarias, Ingeniería y Ciencias Exactas, Económico Administrativas, Sociales y Humanidades y Arte, Arquitectura y Diseño. En el grupo de los regionales se encuentran Sur, Ciénega, Valles, Costa Sur, Costa, Altos, Norte, Lagos y Sistema de Universidad Virtual.

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