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Nova tellus

versión impresa ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.29 no.1 Ciudad de México  2011

 

Documentos

 

Amonio: Comentario a la doctrina de los "-ónimos" en las Categorías de Aristóteles (Introducción, texto griego, traducción y notas)

 

Ammonius: Commentary on the doctrine of "-onymies" in the Categories of Aristotle (Introduction, greek text, translation and notes)

 

Eduardo H. Mombello*

 

Universidad Nacional del Comahue. eduardo.mombello@gmail.com.

 

Fecha de recepción: 9 de noviembre de 2010.
Fecha de aceptación: 30 de abril de 2011.

 

Resumen

Luego de una breve descripción introductoria del movimiento del comentario antiguo a la obra de Aristóteles, aquí se presenta una primera traducción a la lengua española del comentario de Amonio, hijo de Hermias, al pasaje 1a1-15 del tratado Categorías de Aristóteles. El tema agotado en este comentario es el de las nociones técnicas de homónimos, sinónimos y parónimos: concepciones decisivas que determinan buena parte de la comprensión de la filosofía aristotélica. La traducción directa del griego y apegada al texto, incluye notas aclaratorias, de discusión y de análisis, tanto de carácter filológico como al filosófico.

Palabras clave: Amonio, Aristóteles, homónimos, sinónimos, parónimos.

 

Abstract

After a brief preliminary description of the ancient commentary movement relating to Aristotle's treatises, this paper provides a first translation from ancient Greek into Spanish of Ammonius' Commentary on Aristotle's Categories 1a1-15. In this commentary, the exhausted topic corresponds to technical notions of homonyms, synonyms and paronymous: decisive conceptions that to a large extent determine the comprehension of Aristotelian philosophy. The translation of the Greek is direct and literal, and includes explanatory and analytical notes which character is as much philological as philosophical.

Keywords: Ammonius, Aristotle, homonyms, synonyms, paronymous.

 

Introducción

Desde la Antigüedad hasta nuestros días, Aristóteles es uno de los filósofos de cuyas obras se ha escrito la mayor cantidad de literatura secundaria.1 El estudio del status quaestionis sobre casi cualquiera de sus ideas originales —que tantas veces se muestran complejas para la comprensión, debido a una cantidad de variables razones: por sí mismas, por la naturaleza acroamática de los textos que de él conservamos, por las enormes distancias culturales que las separan de la nuestras, et alia— se presenta como una tarea extensamente trabajosa para quien esté interesado en la elucidación de aquellas. Mas, al lector de lengua española se le suma la dificultad de la escasez de literatura secundaria en su propio idioma, aun cuando el producto intelectual en este sentido crece constantemente. No hace mucho, incluso, parte fundamental de la obra considerada auténtica del mismo Aristóteles, como la Física, no contaba con una traducción al español directa del griego.2

Es aun peor, el caso de las traducciones a nuestra lengua de los textos que pertenecen a los comentadores griegos antiguos del corpus aristotelicum. En efecto, tales traducciones son casi inexistentes.3 Que la justificación del valor de traducciones de tal índole a la lengua española resulta virtualmente ociosa, lo muestra incluso el hecho de que la inestimable empresa sistemática de traducción a algunas lenguas modernas, ni está completa, ni tiene demasiada historia tampoco. Recientemente, en 1987, fue Richard Sorabji —como editor responsable— quien inició esa tarea para el mundo de habla inglesa, el desarrollo de la cual se ve reflejada en la colección Ancient Commentators on Aristotle (London).4 Forma parte de esa serie la cuidada traducción de Cohen-Matthews (1991); una obra cuyas consideraciones, naturalmente, resultan parte de los focos de cotejo obligados de este trabajo.

Aquí presento, pues, una traducción —inédita en lengua española, anotada y directa del griego— del pasaje 15.3-24.12 perteneciente al tratado in Aristotelis categorias commentarius5 atribuido a Amonio, hijo de Hermias. La pieza textual corresponde a un comentario que agota el examen de las líneas del primer capítulo de Cat., 1a1-15. En ellas Aristóteles presentó sus nociones de "homónimos", "sinónimos" y "parónimos": un tema complejo y controvertido, de cuya comprensión depende una parte no menor de la interpretación de áreas decisivas de la filosofía del estagirita.6 Esa parte de la doctrina aristotélica tiene interés, sobre todo, tanto para estudios lingüísticos y semánticos contemporáneos, como para una parte importante de la filosofía antigua. Y, en verdad, es uno de los puntos cruciales de una obra que, en el presente, resulta patrimonio casi exclusivo de exámenes interesados por la elucidación del enfoque aristotélico en sus propios términos.

Por otra parte, y contrariamente a lo que podría parecer a primera vista, en retrospectiva, el foco de la atención filosófica en el tratado de las Categorías, en el extenso y heterogéneo milenio de la Antigüedad post-aristotélica, se encuentra con mayor facilidad en el ambiente neoplatónico que en el de la llamada escuela peripatética.

En efecto, el movimiento del comentario antiguo a la obra de Aristóteles parece haberse iniciado por la influencia y estímulo hacia su estudio por parte de Andrónico de Rodas, en el s. I a. C. En el marco de la escuela peripatética, las primeras obras del movimiento pertenecen a Adrasto y a Aspasio (de quien conservamos el primer comentario antiguo, dedicado a EN), en la primera mitad del siglo II de nuestra era. Esta parte del movimiento finaliza, probablemente, con los comentarios y paráfrasis de Temistio, en el s. IV. Los contenidos de estas obras de Temistio —aunque influidos, de manera parcial por el neoplatonismo— son visiblemente similares a los ya presentados por el gran Alejandro de Afrodisia (s. II-III d. C), a quien se considera, en la práctica, el último de los comentadores tempranos.7

Tanto por su insistencia en la armonía existente entre las concepciones de Platón y Aristóteles, como por su distanciamiento de la idea de su maestro —Plotino— de que, en Categorías, Aristóteles ignora las formas platónicas, el neoplatónico Porfirio (s. III d.C.) marca el inicio del interés dominante en el movimiento del comentario antiguo, aunque fuera del ámbito peripatético: el interés en el tratado de las Categorías de Aristóteles. Esta inclinación, ya también componente del currículo neoplatónico ateniense, es parte de la formación que Amonio (435/45-517/26 d. C.), hijo de Hermias, recibe de su educador, Proclo (s. V d. C.). Todavía puede rastrearse la presencia de aquella atracción en el comentario que registra las lecciones alejandrinas del propio Amonio sobre el tratado de las Categorías y, hacia finales de la Antigüedad tardía, en los comentarios conservados de aquel tratado por parte de algunos de sus más destacados discípulos: Simplicio, Juan Filópono, y Olimpiodoro.8

Así pues, frente al texto de Amonio que aquí se presenta, el lector moderno debe tener en cuenta, al menos de manera liminar, algunos aspectos adyacentes. Este filósofo fue un decidido militante neoplatónico, que tiene estudiados una cantidad de aspectos de la filosofía aristotélica que en la actualidad adscribimos a la física, dialéctica, semántica, teoría del lenguaje, et alia. Mas, el estudio de Aristóteles tiene, en su plan y práctica de enseñanza, un profundo valor proyectante, el de <<ascender al principio común de todas las cosas y saber que éste es uno solo, incorpóreo, sin partes, no abarcado, ilimitado, de potencialidad infinita <y> bondad absoluta>> (in Cat. 6.10-12). El ascenso alude, naturalmente, al camino por el cual se logra el contacto místico con lo Uno, la sustancia y realidad divina.

Por otra parte, la obra de la que aquí se trata, en su completa extensión, fue con toda probabilidad el resultado de los registros textuales de un asistente al curso oral dictado por Amonio, como parece suceder con casi toda su obra conservada, a excepción quizá de su comentario al de Interpretatione de Aristóteles.9 Por lo tanto, el texto es también un registro discipular de la dinámica de un curso antiguo. No será extraño, entonces, que la pieza textual guarde operaciones de anclaje de la enunciación (visibles en el uso de algunos deícticos), inserciones, omisiones y anotaciones de contexto.

Finalmente, in Cat. comienza con un extenso prolegómeno (1.3-15.2) en el que Amonio formula y responde diez preguntas acerca del estudio de Aristóteles en la esfera neoplatónica. En adelante, ese decálogo introductorio será parte metodológica establecida de los comentarios neoplatónicos al Categorías. Luego de este exordio suyo, el curso continúa como sigue, mediante la explicación de la formulación exacta del texto citado.10

 

Ammonius in Aristotelis categorias commentarius. Commentaria in Aristotelem Graeca

Traducción (in Cat., 15.3-24.12)11

15.3 <<(1a1) "Homónimas" se llama <a aquellas cosas12> de las cuales únicamente un nombre es común>>.

Si las almas estuvieran más allá, separadas de ese cuerpo, 5 cada una conocería todas las cosas (pánta) por sus propios medios, sin necesidad de nada más. Pero ya que han descendido para la generación y están unidas al cuerpo y, al estar llenas de la oscuridad de él, tienen una débil visión y no son capaces de conocer los hechos (prágmata) según es su naturaleza; por ello necesitaron la asociación (koinōnía) recíproca de la voz (phōnē) que les sirve para transmitirse los pensamientos (noēmata) las unas a las otras.13

10 Sin embargo, todas las cosas resultan manifiestas (dēloûntai) no sólo mediante sus nombres (onómata) sino también mediante sus enunciados (lógoi).14 Ciertamente, esto es razonable, incluso si, de las cosas que son (tà ónta), cada una, no sólo es un único (hén) qué es (tí esti),15 sino también está compuesta de muchas más partes apropiadas, las cuales satisfacen su naturaleza (phýsis) al estar en conjunción. Por ejemplo, el hombre16 no sólo es un único qué es, sino que también está compuesto de un género (génos) y de sus diferencias componentes17 (systatikaì diaphoraí).

Así pues, por ser uno solo (hén) <el hombre> se hace manifiesto por la voz "hombre", la cual es 15 un nombre simple; en cambio, por ser un compuesto (synkeímenos) de algunas cosas, se hace manifiesto por el enunciado (lógos) que registra en detalle cada una de las propiedades (idiótēta) del hombre (v.g. animal-racional-mortal). Pues bien, una vez especificadas de este modo estas cosas, si tomáramos dos hechos (prágmata), estos [i] están asociados18 (koinōnoûsi) con relación a ambas cosas (digo, con relación al nombre y al enunciado), o [ii] difieren (diaphérousin) con relación a ambas, o están asociados con relación a lo uno, pero difieren con relación a lo otro. 20 Esto, además, sucede de dos modos: pues, [iii] están asociados con relación al enunciado y difieren con relación al nombre, o, inversamente, [iv] están asociados con relación al nombre pero difieren con relación al enunciado. De modo que las diferencias son cuatro.

Así pues, si [i] <los dos hechos> están asociados con relación a ambas cosas, se denominan "sinónimos" (synōnyma), como si, junto con el nombre19 también se dieran la parte que corresponde a la definición (horismós)20 recíprocamente;21 tal como se predican (katēgoreîtai) los géneros de las especies apropiadas (oikeîa eídē): 25 pues, el hombre no sólo se designa (légetai) "animal", sino que también es una entidad (ousía) sensoperceptiva animada.

En cambio, si [ii] <los dos hechos> difieren con relación a ambas cosas, se denominan "heterónimos" (heterōnyma), tal como son el hombre y el caballo.22 En efecto, no llamarías al hombre, "caballo", ni al caballo, "hombre"; ciertamente no, ni siquiera tienen la misma definición, sino cada uno una distinta.

Además, si [iv] <los dos hechos> estuviesen asociados con relación al nombre pero difiriesen en cuanto al enunciado, 16.1 se llamarían "homónimos" (homōnyma), tal como son los dos Ayantes. Pues ellos tienen el nombre común23 "Ayax", pero la definición no es la misma. En efecto, al definirlos, del hijo de Telamón decimos "el de Salamina que ha peleado mano a mano con Héctor" y todas las cosas de tal índole; al otro <Ayax>, en cambio, a su vez <lo describimos> de manera diferente, <como> "Locro, el hijo de Oileo".

Pero si [iii] <los dos hechos> están asociados con relación al enunciado, 5 pero difieren con relación al nombre, se denominan "poliónimos" (polyōnyma), tal como son la espada, el estoque, <y> el sable.24

Pues bien, de estas cuatro cosas, Aristóteles diserta aquí únicamente acerca de dos,25 —quiero decir: de las homónimas y de las sinónimas— puesto que entiende que únicamente estas cosas son útiles para él 10 en la enseñanza de las Categorías, y porque a partir de éstas son evidentes también las dos restantes, en cuanto son sus opuestas (antikeímena). En efecto, las cosas poliónimas se oponen a las homónimas, si es que estas cosas están asociadas con relación al nombre pero difieren con relación al enunciado; y hemos dicho que las poliónimas difieren con relación al nombre pero están asociadas recíprocamente con relación al enunciado. Además, las cosas heterónimas se oponen a las sinónimas, porque 15 éstas están asociadas con relación a ambos,26 mientras que aquellas difieren con relación a ambos, de modo que el que conoce estas cosas por sí mismas también conocerá las opuestas. El Filósofo hizo deliberadamente eso por brevedad de discurso, pues el conocimiento (epistēmē) de los opuestos (antikeiménōn) es el mismo.27 De modo que es preciso que las dos restantes28 se presenten junto con la explicación (lógos) concerniente a las dos.

Él puso por delante las cosas homónimas a las sinónimas, no porque29 lo que es (tò ón) 20 se predica (katēgoreîtai) homónimamente (homōnymōs) de las diez categorías,30 sino porque es preciso que las cosas más simples precedan siempre, en la enseñanza, a las que no son de esa índole, y las homónimas son más simples que las sinónimas, al menos si estas cosas tienen asociación únicamente con relación al nombre; en cambio las sinónimas, junto con esa <asociación>, la <tienen> también con relación al enunciado.

Por otra parte, se puede decir que unas cosas son distintas (hétera), mientras que las otras son heterónimas. Y 25 distintas son las cosas que son completamente otras (tà pantelōs ēllotriōména), como hombre y caballo (pues estas cosas ni tienen el mismo nombre ni la definición es la misma). En cambio, heterónimas son cuantas difieren en esas cosas [i.e. en nombre y definición] y son las mismas en el sujeto (tò hypokeímenon), tal como subida y bajada.31 En efecto, de estas cosas, ni el nombre es el mismo, ni la definición es la misma, no obstante, son las mismas en el sujeto, pues se consideran <subida y bajada> con relación a la misma escalera. 17.1 Del mismo modo, además, semilla y fruto —que difiriendo con relación con ambas cosas— se consideran con relación al mismo cereal.32 En efecto, éste se designa "fruto" en relación con que ya creció, pero "semilla" en relación con el futuro <crecimiento suyo>.

<<(1a1-2) "Homónimas" se llama <a aquellas cosas> de las cuales únicamente un nombre es común y el enunciado de la entidad (lógos tês ousías)33 con relación 5 al nombre es distinto>>.

La idea de la frase es enteramente clara. Pues, son homónimas, dice, cuantas cosas están asociadas con relación al nombre pero difieren con relación a la definición. Sin embargo, la explicación (lógos) trata de descubrir estas cosas: ¿por qué dijo "homónimas" y no, "homónimo"? Además, ¿por qué dijo "se llama" y no, "llamo" o "se llaman"? Y ¿por qué dijo "un nombre <es> 10 común" y no dijo, además de esto, "verbo"? Y después, ¿por qué dijo "el enunciado de la entidad" y no dijo "la definición" o "la descripción" (hypographē)? Además, ¿por qué no mencionó también los accidentes (symbebēkóta)?34 (De este modo, pues, el Filósofo expuso en orden las omisiones señaladas aquí. Así pues, primero, él instruye acerca del acento (tónos) y la flexión (ptōsis)35 y, en segundo lugar, expuso aquellas cosas 15 introduciéndolas de manera subordinada).36

Observa cuán perspicazmente, habiendo utilizado la voz en plural, no llamó "homónimo" a aquellas cosas, sino "homónimas", ya que esas cosas <homónimas> se consideran en una multiplicidad de hechos o —al menos— en dos, pero nunca se dice <"homónimo"> en <el caso de> un solo <hecho>.

Es preciso saber que los <hechos> homónimos requieren enteramente de estas tres cosas: acento, flexión y espíritu (pneûma).37 20 Pues, si encontramos nombres que difieren en una de estas cosas, <los hechos involucrados> no son homónimos. Por ejemplo, como en "argós"38 y "árgos".39 En efecto, aquí, se intercambia el acento; es decir, el que se pronuncia paroxítono significa una cuidad en el Peloponeso, y el que se pronuncia oxítono significa al hombre más indolente. Por consiguiente, esas cosas no se llaman "homónimas" debido al intercambio del acento. Y es lo mismo, también, en la flexión. Decimos, 25 en efecto, "ho elátēs"40 y significamos al que azuza [los caballos], y decimos "tês elátēs"41 18.1 y significamos la madera del abeto griego.42 De modo que tampoco estas cosas se llaman homónimas, debido al intercambio de la flexión. Decimos las mismas cosas, también, en el <caso del> espíritu. En efecto, decimos "oion": esto es, la que se aspira43 significa 'cuál' (hopoîon); en cambio, la que se pronuncia con espíritu suave44 significa 'único' (mónon), y esto tampoco es homónimo. Y, por cierto, en la voz "Ayax", 5 el acento es el mismo y la flexión es la misma, e incluso el espíritu es común (koinòn) en ambos <Ayantes>: se seguirá, por consiguiente, que aquellos45 son homónimos.

El Filósofo, sabiendo que, aunque pueden ser muchos (pleíoná), los homónimos se manifiestan (dēloûntai) en cualquier caso por una sola voz (hypò miâs phōnês), por ello él mismo utilizó "se llama" (légetai), y no ha dicho "se llaman" (légontai). Pues es costumbre siempre, en los escritores áticos, 10 que sea utilizada la voz de tal índole. En efecto, como también dice Platón: <<estas-cosas (taûta) se dice (légetai),46 Gorgias, acerca de Temístocles>>.47

Y además, es evidente que ese nombre se introduce con los antiguos, i.e. que tal tipo de aplicación (thésis) <del nombre> no es suya. Pues cuando es suya dice "llamo", como dice en los Analíticos: <<Llamo término (hóros) <aquello> en lo que se descompone la proposición (prótasis)>>.48

15 <<(1a1) "Homónimos" se llama ...>>

Se debe comprender que se omitió <la expresión> "hechos" (prágmata).49

<<(1a1) ... de los cuales únicamente un nombre es común>>.

¿Acaso, entonces, no encontramos homonimia (homōnymía) en los verbos (rēmata)? Y, por cierto, decimos "erō" y esto significa tanto 'diré', como 'estoy enamorado'.50 ¿Cómo, entonces, 20 es que él dice que estas cosas son homónimas: las que tienen únicamente un nombre común (ónoma koinòn)? Con relación a eso diremos que <Aristóteles> comprende 'nombre' aquí, no como lo que se opone al verbo, sino de la forma más general, según la cual toda voz significativa (sēmantikē) se llama "nombre", tal como dice en el de Interpretatione: <<Ahora bien, los verbos en y por sí mismos son nombres>>.51 De suerte que erō es un homónimo y tiene un nombre común, pero el término (hóron)52 es 25 diferente (diáphoron), i.e., en los verbos hay homonimia.

19.1 <<(1a1) Únicamente (mónon)>>.

"Únicamente" se dice de dos maneras: la que se contrapone a "uncido" (homózygos); como cuando, al contraponerlo con otro hombre, decimos "hay únicamente un hombre en el baño", o como cuando decimos "el único (mónon) que ha quedado atrás en la batalla" 5 (y, ciertamente, teniendo con él —si sucediera— una lanza y ropa o alguna otra cosa, no es único (mónos), pero se lo ha designado "único" por la pérdida de los que lo acompañan); o bien, <se dice en el sentido de> "singular" (monadikós), según lo cual decimos "el sol es único (mónon)". Pero aquí <Aristóteles> utilizó el primero <de los sentidos>.

<<(1a1) Común (koinón)>>.

10 "Común" se dice de cuatro maneras:53 o bien, 'lo que es capaz de ser participado indivisiblemente (tò adiairétōs methektón)', tal como en lo animal (pues todos participamos indivisiblemente de él, porque no es que unas cosas tienen el beneficio únicamente de la entidad (ousía), otras únicamente de lo animado y otras únicamente de la sensopercepción), o bien, 'lo divisible que es capaz de ser participado (tò diairetòn methektón)', como un campo, pues no todos obtuvieron la totalidad <del campo>, sino cada uno, una parte). Aquí él habla, por cierto, acerca de lo que es capaz de ser participado indivisiblemente.54

15 <<(1a2-3) ... el enunciado de la entidad con relación al nombre es distinto (ho katà toúnoma lógos tês ousías héteros), por ejemplo animal,55 lo cual son tanto un hombre como lo que se ha dibujado>>.

El Filósofo ha mencionado todos los ejemplos sin titubear, ya que alguien podría suponer que no son en absoluto homónimos, sino sinónimos. Pues los Ayantes tienen un nombre común (ónoma koinòn) y una definición <común>: "animal-racional-mortal". Genuinamente dijo, entonces, 20 "el enunciado de la entidad con relación al nombre es distinto", a fin de que no tomemos una definición al azar, sino la que tiene relación con el nombre, con relación al cual <los Ayantes> se conectan. Pues, de los Ayantes, el hijo de Telamón es el de Salamina que peleó mano a mano con Héctor, en cambio el otro es hijo de Oileo, Locro Pies Ligeros. De modo que la 20.1 definición con relación al nombre de cada uno <de estos> es distinta.

Pero alguien podría decir que incluso es posible llamar "sinónimos" a los homónimos; por ejemplo, <llamar "sinónimos" a> una cierta cosa (ti) como en <el caso de> los dos Ayantes —porque ellos son homónimos, en la medida en que tienen el nombre común pero la definición con relación al nombre es diferente (diáphoron). En efecto, uno es <hijo> de Telamón; en cambio, el otro, de Oileo—. Pero, en sentido inverso, 5 alguien podría decir "además, según el enunciado con relación al nombre son sinónimos,56 pues ambos —el <hijo> de Oileo y el de Telamón— son hombres57 y serán sinónimos". ¿En qué se han diferenciado recíprocamente, entonces? En esto: las cosas homónimas —por ejemplo los Ayantes— tienen una asociación recíproca respecto del nombre, i.e. de "Ayax", pero ambos tienen, además, asociación con relación con la 10 homonimia en sí en la medida en que participan (metéchousi) de esa homonimia.58 No obstante, ciertamente, ni aun así son sinónimos, porque aquí determinamos solamente la conexión (schésis) de cosas con relación recíproca.59

<<(1a2) Enunciado (lógos)>>

¿Por qué clase de causa (aitía) ha dicho "enunciado" en lugar de "definición" (horismós)? Decimos: puesto que 15 no en todas las cosas (prágmata) encontramos medios para dar definiciones. Pues los más genéricos de los géneros (tà genikōtata tōn genōn) no admiten definiciones.60 Pero a veces, ciertamente, hemos usado descripciones (hypographaí). Por cierto, hay homonimia también en los hechos en los cuales hemos usado descripciones. Por ello, <Aristóteles> no dijo "definición", ya que <en tal caso> omitiría las cosas significadas por medio de una descripción. Y, a la inversa, si hubiese dicho "[aquellos] de los cuales ... la descripción", 20 habría omitido las cosas significadas por medio de las definiciones. Por esto, entonces, él utilizó "enunciado", pues éste se predica en común de la definición y de la descripción.

<<(1a2) De la entidad (tês ousías)>>61

¿Acaso no hay homonimia en los accidentes? Y, por cierto, <la> observamos: en efecto, lo penetrante ( oxý62) se predica de un sabor, de una voz, de un sonido, o de 25 un cuchillo. En efecto, decimos "sabor penetrante", y en todos los demás casos, del mismo modo. ¿Entonces, por qué <dijo> "el enunciado de la entidad con relación al nombre"? Así pues, decimos que él aquí no llama "entidad" (ousía) a la que se opone63 a los accidentes, sino —en su sentido más general— a la que significa la existencia (hýparxis)64 de cada cosa, según lo cual incluso los accidentes 21.1 se dice que existen (hypárchein) en las entidades (ousíai). Por tanto, él dice "de la entidad" en lugar de <decir> "de cada cosa de la naturaleza, conforme a la cual subsistió (hyphéstēken)".65

<<(1a4-5) Pues, si alguien quisiera explicar qué es>>

En efecto, si alguien quisiera —dice— dar la definición de cada una de aquellas cosas, 5 puesto que <cada una> es animal, dará esta definición y la otra: del hombre real, animal-racional-mortal, del que se ha dibujado, si se diera el caso, animal dibujado de tales o tales colores.66

<<(1a5-6) el ser para animal, [daría una definición] propia para cada una>>

¿Y por qué no dijo "ser animal" sino "para animal "67? Decimos que 10 los hechos se caracterizan (charaktērízetai) por la materia (hylē) o por la forma (eîdos) o por los dos juntos, esto es, por la materia y la forma. Así pues, si hubiese dicho "<ser> animal", se habría referido a la materia y a la forma, pero al decir "ser para animal" se refirió a <aquello> según lo cual se caracteriza, esto es, la forma. Pues el ser de algo (tò eînaí tinos) es la forma de ello, y las definiciones en sentido estricto (kyríōs) se captan a partir de eso, por lo menos si 15 ellas deben provenir de un género y de las diferencias componentes.

La división de los homónimos es esta: de los homónimos, unos [i] son por azar (apò týchēs) —i.e., esas cosas se designan (légetai) accidentalmente68—, por ejemplo, si uno encontrara aquí y, en Bizancio, alguien que por azar se llamara Sócrates. Estas cosas, no obstante, quedan sin división <ulterior>.

Otros <homónimos> [ii] son por pensamiento (apò dianoías),69 de los cuales:

[ii.a] unos 20 son homónimos recíprocos <y> parónimos <de aquello> por lo que se los designa. Y, de éstos, [ii.a.1] unos se designan por la causa productiva (apò poiētikoû aitíou)70, tal como "médico" <se designan> un escalpelo o un libro.71 (Estas cosas son las <designadas> por uno (aph' henós) y para uno (pròs hén): "por uno" <quiere decir designadas> por la causa eficiente (apò toû poiētikoû), en cambio, "para uno" <quiere decir designadas> en vista de lo que está conectado con la causalidad final (pròs tò telikón)).72 Pero [ii.a.2] otros <se designan> por lo que está conectado con la causalidad final (apò toû telikoû), por ejemplo, el remedio bueno para la salud (tò hygieinòn phármakon).73

[ii.b] Otros, en cambio, <son> homónimos recíprocos y también homónimos <de aquellas cosas> por las que se los designa. De estos, [ii.b.1] unos 25 difieren temporalmente (katà chrónon) de aquello por lo que se los designa (y de estos, [ii.b.1.1] unos se designan conmemorativamente por ejemplo, alguien que recuerda a su propio padre, o maestro, o alguien de esta índole, podría llamar a su propio hijo con el nombre de aquél; [ii.b.1.2] otros, en cambio, <se designan> con relación a la fortuna (katà týchēn), como cuando alguien llama "Fortunato" al niño; [ii.b.1.3] otros <se designan> con relación a la esperanza (kat' elpída), <por ejemplo, aquél lo> podría llamar <Fortunato> porque74 tiene esperanza 22.1 de que llegue a ser <afortunado>).75 [ii.b.2] Otros, en cambio, son <homónimos> que no se diferencian temporalmente de aquello por lo cual se los designa, y de estos [ii.b.2.1] —a su vez— unos se designan con relación a la semejanza (katà homoiótēta) de los hechos, <como cuando designamos "Prudencio" al hombre prudente>,76 [ii.b.2.2] otros <se designan> según participación (katà méthexin), por ejemplo, una mujer de la cultura 77 y un conocimiento de la cultura una mujer de letras y un 5 conocimiento de letras 78; [ii.b.2.3] otros <se designan> por analogía (katà analogían), por ejemplo, así como esto es a esto, esto <otro> es a esto,79 tal como pata (pódes) de una cama y pie (pódes) de una colina.

Además, de los <que se designan> con relación a la semejanza de los hechos [i.e. de los ii.b.2.1] <[ii.b.2.1.1] unos se designan en virtud de la semejanza de la actividad (enérgeia)> por ejemplo, <designar a> alguien "Gorgias" [i.e. "el que tiene agilidad"] por esto: porque se mueve rápido (gorgeúesthai); otros [ii.b.2.1.2] en virtud de la semejanza de la conformación (morphē), por ejemplo, en la imagen y en lo que sirve como modelo, y [ii.b.1.3] otros, 10 metafóricamente80 (katà metaphoràn), tal como "pies" <dicho> de Ida [i.e. "la colina boscosa"] y "cumbre" <dicho de Ida>.

<<(1a6) Y "sinónimas" se llama...>>

Después de completar la explicación de los homónimos, <Aristóteles> expone con claridad acerca de los sinónimos. La enseñanza acerca de los sinónimos es clara a partir de los homónimos. Incluso, <él> ha utilizado aquí el mismo ejemplo, porque 15 quiere probar que, a menudo, es posible llamar a lo mismo "homónimo" y "sinónimo", aunque con relación a una cosa y a otra. Por ejemplo, un Ayax es homónimo y sinónimo para el otro Ayax. Es homónimo porque está asociado en el nombre, pero difiere en cuanto a la definición en relación con Ayax. Pero es posible que se lo conecte también en cuanto a la definición en relación con hombre y <aquel Ayax> será un sinónimo.81

20 <<(1a12-13) Además, "parónimas" se llama a las cosas [que reciben] por algo [la denominación conforme al nombre <de aquello>, difiriendo (diaphéronta) en la flexión]>>

Se debe observar que se consideran unas cuatro cosas en los parónimos, es decir, dos son la asociación (koinōnía) y diferencia (diaphorá) con relación al nombre, o mejor dicho, dos son la asociación y la diferencia con relación al hecho (prâgma), como <el caso de> gramática y un gramático (grammatikós). En estas cosas, es, pues, manifiesta la asociación con relación al nombre, y también la diferencia en cuanto 25 a la última sílaba, porque en una es "co", pero en la otra es "ca". 23.1 Del mismo modo <sucede> con relación al hecho.82 Pues, en efecto, el gramático es una entidad (ousía) y la gramática un cierto conocimiento es decir, <es> una cualidad (poiótēs) y <es> accidentalmente (katà symbebēkós). Ciertamente, si una de estas cosas estuviera ausente, parónimos no es el caso.

En efecto, dadas la asociación y la diferencia con relación al nombre, y dada también la asociación con relación al hecho pero sin que haya diferencia, 5 tampoco parónimos será el caso. Por ejemplo: plátano y platanus orientalis.83 En este caso, en verdad, no podríamos llamarlos parónimos, pues son la misma cosa. De nuevo, dadas todas las restantes cosas que siguen aunque sin que haya asociación con relación al hecho, de manera similar <al caso anterior>, tampoco parónimos será el caso, tal como en Helena y Heleno.

A su vez, dadas todas las restantes cosas que siguen aunque sin que haya diferencia en la última sílaba, por cierto 10 parónimos no será el caso, tal como en conocimiento de la cultura y mujer de la cultura,84 pues <esas cosas> son homónimos y no parónimos. De nuevo, dadas las restantes cosas pero sin que haya asociación en cuanto al nombre, de manera similar <al caso anterior>, tampoco parónimos será el caso, tal como en la excelencia (aretê) y lo virtuoso (spoudaíon).85

Es necesario que, por lo menos, todos los parónimos tengan las cosas que se han dicho, tal como en el arte de la gramática y el gramático, pues se habla, 15 en aquellos <casos>, parónimamente.

Por consiguiente, el Filósofo incluyó muy concisamente todas las cosas que se han mencionado. Pues, al decir "por algo", <Aristóteles> manifestó la asociación (koinōnía) y la diversidad (heterótēta)86 en cuanto al hecho. En efecto, si <un hecho recibe el nombre> por alguna cosa,87 es evidente que tiene asociación con respecto a aquella, pero si <recibe el nombre> totalmente por aquella, también es evidente que él diferencia [el hecho de aquello por lo cual se lo designa]. Pues, si él no <lo> diferenciara, no se <lo> designaría por alguna cosa, sino que se trataría del mismo hecho.88

Al decir 20 "recibe la denominación conforme al nombre <de aquello>, difiriendo en la flexión89" <Aristóteles> describe la asociación y la diferencia del nombre. En efecto, <el caso> gramática-gramático tiene una diferencia en la flexión en cuanto a la terminación del nombre. Pues el Filósofo llama "flexión" a la analogía gramatical90 de la sílaba final y no, como los gramáticos, a la diversidad del nominativo en cuanto al caso genitivo y dativo.

25 Hay que observar, además, que algunos dicen que los parónimos son, en el sentido estricto de la palabra, cosas intermedias (mésa) entre los homónimos y los sinónimos, que se asocian con aquellos (en la medida en que estas cosas y aquellas suelen tener asociación de nombre), pero que difieren, por una parte, de los homónimos (porque aquellas cosas —me refiero a los homónimos— son hechos enteramente diferentes, mientras que estas cosas [i.e. los parónimos] están asociadas92), y [agregan] que los parónimos difieren,93 por la otra parte, de los sinónimos 24.1 (porque aquellas cosas [i.e. los sinónimos] dan asociación completa a los hechos, en cambio los parónimos también demandan una diferencia).

Es preciso saber, sin embargo, que en sentido estricto los parónimos no son cosas intermedias, sino que, más bien, son próximas (plēsiázei) a los sinónimos. Pues se asocian (koinōneî) con ellos en cuanto a la asociación (koinōnía) del nombre y del hecho, aunque 5 tan sólo difieren de aquellos en que los parónimos no tienen asociación completa del hecho y del nombre, sino que también tienen una cierta diferencia muy pequeña entre ellos.

<Aristóteles> ha distinguido en un punto no menor los parónimos de los homónimos, que tan sólo están próximos a éstos según la asociación del nombre. Pero incluso en esta asociación él considera cierta diferencia: pues, mientras los homónimos suelen tener 10 asociación completa con el mismo nombre, los parónimos —en cambio— suelen también tener alguna diferencia. De suerte que, más bien, los parónimos son próximos (plēsiázei) a los sinónimos.

 

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Notas

* Este trabajo es parte de los resultados de investigaciones realizadas en el marco del actual proyecto plurianual del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (PIP-CONICET 112-200801-02100),  Dialéctica  y  epistemología  en Aristóteles. Investigaciones  sobre  problemas  metodológicos  relativos  a  los  principios  en  la  filosofía  de  Aristóteles, dirigido por Fabián G. Mié. Agradezco al profesor Mié su infatigable estímulo y apoyo, y al Consejo por brindarme las condiciones para profundizar estos estudios. De manera especial, quisiera hacer llegar mi profundo reconocimiento al profesor Marcelo D. Boeri. Él, pacientemente, ha leído una versión preliminar de este escrito y, generosamente, ha hecho posible que me acerque, una vez más, a su extendido conocimiento de la filosofía antigua. Sus siempre refinadas sugerencias y sagaces observaciones me han permitido no sólo rectificar defectos en la traducción, sino también mejorar el resultado final desde el punto de vista filosófico. Estoy en deuda, también, con el cordial auditorio del Seminario de textos griegos que dirigía el profesor Boeri para la Universidad de los Andes, en el marco del cual he presentado una conferencia sobre aspectos parciales de este texto de Amonio, en enero de 2010. Hago expresa mi sincera gratitud al profesor Jorge Mittelmann por sus potentes aportes y discusiones de aquel encuentro; y, también, a los evaluadores anónimos de Nova Tellvs por sus valiosas sugerencias. Los errores que aquí subsistan, desde luego, me pertenecen con exclusividad.

1 En cuanto a la excelencia de este tipo de literatura, en el período que indiqué, <<resulta incomparable (que yo sepa) con lo que ha sido escrito sobre cualquier otro filósofo>>, afirma Terence Irwin (1995:vii).

2 El trabajo iniciado por Boeri (1993) fue un aporte invaluable e inaugural para el mundo hispanoparlante.

3 La tan apreciada traducción y comentario de Boeri (2002) es no sólo la única obra de discusión de la antigüedad griega en español (aun para quienes Pseudo Justino no cuenta stricto sensu entre los comentadores antiguos), sino además la única traducción del tratado a una lengua moderna.

4 La colección cuenta ya con setenta y siete tratados traducidos y se han programado aproximadamente otros treinta. Datos ulteriores sobre el proyecto son recuperables de la página del King's College (London): http://www.kcl.ac.uk/schools/humanities/depts/philosophy/research/commentators. Una guía de bibliografía existente sobre los comentadores antiguos puede verse en Sorabji (1990: 485-524), a lo que hoy se debe sumar el útil suplemento sobre los comentadores griegos, latinos y árabes de Aristóteles diseñado por John Sellars (2004); cf. en p. 241 la referencia a la reimpresión de la selección de textos que Thomas Taylor realizara en el siglo diecinueve.

5 Edición de Busse (1895). Las referencias al Cat. de Aristóteles se realizan por la edición de Minio-Paluello (199210). Las abreviaturas de obras antiguas son las de LSJ.

6 Estudios más recientes sobre una cantidad de aspectos de la filosofía de Aristóteles se demoran, inevitablemente y desde perspectivas muy diversas, en el tratamiento de este importante tema. Sugestivas interpretaciones, que ofrecen una dimensión que el tema tiene, pueden verse —v.g.— en Owens (1951), Ackrill (1963:71-73), Irwin (1981), Shields (1999), Wedin (2002:11-37), Ward (2007), et alii.

7 Sobre la discusión acerca de si Temistio ha de ser considerado, o no, el último de los comentadores peripatéticos cf. Cohen-Matthews (1991:134).

8 Damascio y Asclepio completan la lista habitual de sus ilustres discípulos, aunque no conservamos comentarios suyos al Cat.

9 Una reconstrucción de la historia de los comentarios antiguos a Int. véase en Fernández Garrido (1996).

10 Erradamente, algunos destacados medievalistas descubren muchos siglos más tarde la invención y fijación de esta metodología del comentario literal, atribuyéndosela a Averroes, cf. De Libera (2000:171).

11 Los términos griegos más relevantes que aparecen en el cuerpo del texto de Amonio fueron transliterados, y las palabras españolas que los traducen se mantienen a lo largo de este texto, en la medida en que permanece su significación original, advirtiendo en cada caso los cambios. Las inserciones aclaratorias no textuales figuran entre corchetes ([ ]). Los paréntesis angulares (< >) reponen una idea conjeturada y las comillas latinas (<< >>) señalan las piezas textuales explicadas o citadas por Amonio.

12 La utilización de neutros griegos (típicamente, de pronombres, adjetivos y participios), cuando la idea sustantiva es la de cosa en general, puede resultar fastidiosa, por ontológicamente ambigua, desde el punto de vista filosófico de la traducción. En efecto, aquella utilización puede derivar en la remisión a artículos físicos, lógico-lingüísticos, metafísicos, et alia, todos como parte no bien determinada de la extensión del término. Nuestra palabra "cosa", en buen español, no nos compromete únicamente con el plano físico tampoco, como podría parecer en algún uso corriente, pues abarca todo lo que tiene entidad ('corporal, o espiritual, natural o artificial, real o abstracta', RAEa ad loc.). Mi elección por ella, en cualquier caso, no es más que una solución de compromiso. Una opción de traducción alternativa, para verter aquella ambigüedad ontológica originaria, podría ser la de "ítem" en lugar de "cosa". El uso sustantivo de "ítem" en varias disciplinas se ha revitalizado por el influjo de la lengua inglesa (cf. RAEb). Sin embargo, el significado relevante de esa palabra en inglés ('un objeto de atención, preocupación o interés'), la cual se suele traducir por "artículo" o algo semejante, no se ajusta a los significados registrados en español para "ítem". En nuestra lengua, "artículo", tomando su significado de 'cosa con la que se comercia' (el único registrado en RAEa más o menos atinente) en un sentido algo metafórico y amplio, quizá sea otra opción para reemplazar "cosa".

13 La interpretación neoplatónica de Amonio, que evoca una cantidad de problemas de la teoría del lenguaje de Aristóteles, debe ser puesta en relación con el contexto de algunos pasajes decisivos: sobre las funciones, u operaciones y finalidad de la voz y el habla vid. Ar. Pol. 1253a9-18; acerca de que la voz pertenece únicamente a una gran parte de los seres animados vid. Ar. de An. 420b5, GA 786b24, HA 535a29, Pl. Ti. 67b; sobre el hecho de que la voz y la audición, sin ser lo mismo, constituyen una unidad vid. Ar. de An. 426a28; sobre la conexión entre el habla, el pensamiento y la audición vid. Ar. Int. 16b20-21; para la interpretación de Amonio sobre que los pensamientos son cosas similares a los hechos véase su in Int. 19, 32-34. En cuanto a la evidente atmósfera neoplatónica de estas líneas introductorias, sobre el alma universal (la tercera hipóstasis, después del intelecto y lo Uno) y su relación con el cuerpo cf. Plot. 4.3.9.1-51 y 5.3.7.1-34; sobre la conexión con las almas particulares cf. Plot. 4.8.7.1-4.8.8.23 (ed. de Henry y Schwyzer).

14 Para Amonio, parece tratarse de enunciados definicionales que corresponden aproximadamente a un definiens (cf. 15.15-16), los cuales se distinguen sutilmente de las definiciones en sentido estricto, por razones ontológicas de fondo que el mismo Amonio expresa poco más adelante, cf. 20.13-21. Véase también n. 52.

15 Lit. "[es numéricamente] un qué es".

16 En términos aristotélicos, Amonio se refiere claramente a la forma específica hombre, así como más adelante a su forma genérica animal, etcétera, y también a sus propiedades como componentes formales o eidéticos (del tipo de los géneros, especies y diferencias genéricas).

17 En el Comentario a la Isagogé de Porfirio, Amonio parece utilizar una cantidad de veces el adjetivo en el sentido general de "componente" (cf. In Porph. 35.12; 47.12, 17; 55.19, etc.) y que, con cierta cautela, he preferido. Pero quizá sea una traducción filosóficamente más precisa la de "constitutiva", ya Amonio podría estar pensando —como me ha hecho advertir agudamente el profesor Mittelmann— en la concepción porfiriana de las diferencias de un género presente en Isagogé 4,1.9.24 -10.21, según la cual la diferencia (constitutiva) se opone, en parte (cf. 4,1.10.9), a la (divisiva o separativa). Esta posibilidad de traducción puede encontrar apoyo textual también en In Porph.118.11-18, donde Amonio muestra que tiene presente la concepción de Porfirio, al decir que las diferencias se consideran tanto en el sentido de las "constitutivas y que forman partes esenciales de las especies" como en el sentido de las "divisivas de [o capaces de dividir] los géneros" (118.14). Sobre el problema de las Categorías de Aristóteles que esta distinción de la tradición parece haber venido a solucionar, véase Mittelmann (2008:62n.13).

19 La expresión (= con el nombre) parece ser una sugerencia de Amonio acerca de la etimología de cf. Cohen-Matthews (1991:22 n. 23).

20 Aristóteles designa "definición" al enunciado del qué es en APo. 93b29. La fórmula prácticamente repite la idea de fondo presente en la expresión "enunciado de la entidad" que aparece en el pasaje de Categorías que Amonio comenta aquí (cf. n. 33).

21 Amonio explica la conexión de los sinónimos como si, además del nombre, los hechos se participaran uno al otro la definición, o como si la compartieran recíprocamente.

22 Amonio alude a las formas específicas caballo y hombre; cf. n. 16.

23 La expresión "nombre común" no tiene aquí un sentido gramatical como el que en la actualidad se le asigna en español. Aquí mismo (por la falta de identidad que las definiciones pueden presentar: 16.2), tal como lo hace también más adelante (vid. 18.5), el texto enseña que "koinón", "común", equivale a "idéntico", y así puede caracterizar a aquello idéntico en que consiste cierta conexión (o asociación, koinōnía) entre dos artículos. De manera que "nombre común" indica para Amonio el idéntico punto de unión en que un nombre (como "Ayax") consiste respecto de dos hechos o más. Cf. aquí mismo 19.10 ss.

24 Por el lado de lo que Amonio consideró "poliónimos", hay elementos de interés para la prospección filosófica también. Menciono, rápidamente, el hecho bastante palmario de que, aunque los poliónimos son cosas como un sable y una espada tomados conjuntamente, lo que importa aquí es su modo de manifestación relevante en cuanto poliónimos, i.e., en cuanto se manifiestan en un mismo enunciado definicional, teniendo precisamente nombres distintos. Y esto hace que, a pesar de que el término "poliónimos" se predique de hechos y no de palabras, el concepto que le corresponde sea el que más familiaridad o proximidad presenta con lo que actualmente consideramos "sinónimo": un artículo (verbal en nuestro caso) que tiene una misma o muy próxima significación —i.e. definición nominal— con otro distinto. Un segundo punto que se podría subrayar consiste en una aparente falla extensional en la caracterización de la noción: evidentemente, un sable singular y una espada singular han de estar conformados por la misma forma esencial y, en ese sentido, no presentan una diferencia de fondo entre ellas. Pero como el de los poliónimos es un caso de mera diversidad de nombres, un mismo artículo singular denominado "espada" en español y "sword" en inglés podría contar como un caso de poliónimos de un solo hecho. Sin embargo, a juzgar por la justificación que Amonio hace en 17.16 y ss del uso aristotélico de la voz "homónimos" en plural, que a su juicio se debe a que se aplica siempre a una multiplicidad de hechos, parece lícito pensar que ese requisito extensional ha de valer para su interpretación de los sinónimos y los parónimos también. Como sea, el uso del término tiene —desde Hesíodo (vid. Teogonía 785) y los Himnos homéricos a Demeter (18 y 32) y a Apolo (82)— una larga historia que precede al uso hecho por Amonio aquí. En una descripción muy discutida, Platón parece ofrecer una sugestiva aclaración en Phdr. 238a2-3: <<Pero ciertamente es un poliónimo, pues <está> con muchos miembros y de diversas clases cf. también los antecedentes de Aristóteles, HA 489a2, Filón, Legum allegoriarum I.43,3 y De confusione linguarum 146,4 (eds. Cohn, L. y Wendland, P., 19622) y Galeno, Synopsis librorum suorum de pulsibus IX 434,16-435,2 <<Entonces, un peligro es algún hecho de los que se dicen homónimamente, pero según las cosas poliónimas el hecho es igual para la multitud de los nombres <suyos>>>. Estoy en deuda con Marcelo Boeri en relación con la observación de estos antecedentes y los señalados en n. 25.

25 La organización del cuadro de oposición anterior no es —hasta donde sabemos— de Aristóteles. O es propia de Amonio o la tomó de alguien más. Lo cierto es que él ni pareció haber sido consciente de la retrotracción, ni fue suya la clasificación cuatripartita que ya aparece en Galeno (vid. n. 24) y Clemente (vid. infra). Entonces se ve obligado inmediatamente a justificar —como se ve a continuación— por qué Aristóteles no explicitó las cuatro nociones. Es cierto también que Amonio no es el primero en utilizar los términos involucrados, aun cuando las relaciones de oposición le pertenezcan (vid. n. 24). En lo que se considera el fragmento 68a atribuido a Espeusipo, Simplicio deja ver que el peripatético Boeto, maestro de Andrónico, conocía alguna antigua clasificación de nombres virtualmente bajo las mismas designaciones: <<Pues bien, Boeto hace constar que Espeusipo determina una división tal que incluye todos lo nombres. En efecto, "de los nombres" —dice— "unos son tautónimos, pero otros, heterónimos. Y, de los tautónimos, los unos son los homónimos, y los otros son sinónimos", según el uso acostumbrado de los sinónimos que hemos escuchado de los antiguos. Pero de los heterónimos, <dice> que "los unos son propiamente heterónimos, en cambio los otros son poliónimos y otros parónimos".>> (Simplicio in Cat. VIII 38, 19-24; cf. también Jenócrates frag. 150).

El caso particular de los heterónimos muestra que, incluso, algunas de las nociones que el texto de Amonio presenta para el caso, tampoco le pertenecieron. En efecto, en esta primera presentación, la relación de heteronimia parece vincular dos hechos o más —de naturaleza universal o singular— pero a un mismo nivel ontológico todos: o todos singulares o todos formas específicas, etc. Sin embargo, el ejemplo anterior de hombre y caballo con que ilustra la noción presenta también una dificultad no menor para nuestra comprensión sobre la noción de heterónimos que Amonio pudo haber tenido. Ciertamente, el texto, poco más adelante, en 16.24 y ss, presenta el mismo ejemplo como el caso de hechos que no pueden ser considerados heterónimos, debido a que son cosas completamente otras y, en cambio, los heterónimos no pueden tener esa condición de otredad absoluta: si bien éstos no tienen conexión alguna en cuanto al nombre y su definición, sí la tienen en el sujeto de predicación —dice ahora—. Su nuevo ejemplo lo constituye el par "subida" y "bajada", el cual presenta la desconexión nominal y definicional requerida por los heterónimos, pero que son los mismos (i.e. se identifican) en el sujeto, porque se consideran con relación a la misma escalera. Dada, por tanto, la contradicción del registro textual en la aplicabilidad del ejemplo hombre-caballo, podría ubicarse esta falla como parte de las que provienen de la naturaleza discipular del escrito. Sin embargo —un poco en el terreno de la especulación— podría tratarse también de una rectificación filosófica del mismo Amonio (o de una mano posterior), presentada como respuesta a la siguiente dificultad que pudo plantearse a la primera caracterización de los heterónimos: ¿qué clase de relación entre los hechos sería la de heteronimia, si no presentara en absoluto ningún tipo de relación o conexión subyacente entre los hechos? La pregunta hubiese sido atinada, pues Amonio ha considerado relaciones semejantes, tal como la de homonimia en sí en 20.9, a la manera de un artículo relacional existente —como si se tratase del estrecho entre dos mares— por medio del cual se vinculan ciertos hechos. Y esta concepción realista —por así decir— de las relaciones tendría que valer también para la heteronimia en sí, en esta su primera versión, la cual pudo hacerla ver como si fuera un estrecho absurdo entre mares que no tienen ninguna conexión. Luego, si el ejemplo de hombre y caballo le perteneció a Amonio, el ejemplo de subida y bajada (como otros que aparecen aquí) y la nueva noción de heterónimos que le corresponde, con la cual el texto presente parece rectificar esta primera idea, seguramente no le perteneció a Amonio, ya que Clemente (150-215 d.C.) la expresa e ilustra en idénticos términos, vid. Stromata VIII 8, 24, 3,1 y ss.

Otro dato saliente que el lector advierte al instante es que en aquella clasificación cuatripartita no aparecen los parónimos. La razón parece ser esa misma retrotracción, completamente asumida para él como aristotélica. Tanto le pareció haber sido así, que Amonio la profundiza al defender su propia concepción sobre la naturaleza comparativa de los parónimos, contra otras posiciones al respecto. Su idea consiste en que los parónimos son próximos a los sinónimos, según afirma en 24.3.

26 Esto es, al nombre y al enunciado.

27 Aunque el de Aristóteles sea quizá el primer registro textual exacto de la idea de que la ciencia (o el conocimiento) de los opuestos es una y la misma, ella no es aristotélica (cf. Pl. Tht. 186a), ni parece tampoco que Aristóteles adhiriera a ella con plena seguridad: cf. Top. 142a24-25. En cualquier caso, Aristóteles la utiliza como ejemplo, en dialéctica, una cantidad de veces (cf. Top. 105b33; 109b17; 155b30-32; 163a3). Entre los comentadores, todavía Temistio (in APr. 23,3.139.31) y Aspasio (in EN 3.4-5) parecen mantener las mismas dudas que Aristóteles sobre la tesis, pero Proclo (in Prm 704.37), cuya consideración pudo haber influido a su discípulo Amonio, parece haberla dado ya por descontada.

28 Esto es, las nociones de las cosas poliónimas y las heterónimas.

29 En el MS M se lee: "...no, como dicen algunos, porque ...".

30 Para Aristóteles, lo que es se dice de muchas maneras y no homónimamente (Met. 1003a33-34; cf. 1030a34-b1 y 1060b32-36) y un grupo de sus significaciones es el que corresponde a cada uno los géneros de las categorías (Met. 1017a22; 1028a10-13). Pero ya Porfirio (in Cat. 4,1.61.10), en el siglo III, sugirió que <<lo que es parece ser homónimo para Aristóteles>> (ed. de Busse (1887)). Más tarde, varios comentadores sostendrán ideas afines (cf. v.g. Temistio in APr. 23,3.96.1; Dexipo in Cat. 22.6-7). Es difícil saber con seguridad lo que Amonio tuvo en mente, y es muy probable que se encuentre en esta misma línea de interpretación de la expresión de Aristóteles Sin embargo, su posición en el texto no es del todo clara y podría ser (cf. n. anterior) más fiel a la del estagirita. En general, designar homónimamente es adscribir una misma expresión nominal (aquí "lo que es") a cosas de naturaleza esencialmente diversa, en este caso, cada uno de los géneros de las categorías (vid. por ejemplo Met. 1035b1). En cualquier caso, Amonio parece dejar abierta la posibilidad de comprender que lo que es sólo se predica respecto de las categorías de esa manera (aunque esa no sea la causa del orden de la explicación que está comentando). Esto podría implicar que él fue consciente de que —para Aristóteles— lo que es no es un género (APo. 92b14) y que, por ende, no tiene la misma relación con los géneros de las categorías que tiene el género animal con sus especies. El término "animal", por ser un género de cosas, se predica sinónimamente de las especies de su género, mientras que se predica homónimamente de ciertos hechos en su extensión, cuando aquél no es el género esencial de estos (v.g., de una pintura o de un hombre particulares). No siendo su género esencial (nótese que Amonio es consciente de que no se puede dar una definición stricto sensu de los géneros máximos de las categorías, vid. in Cat. 20.16 y n.60 infra), es análoga a aquella última relación la que Amonio parece dar a entender que guarda lo que es con los géneros de las categorías.

31 Amonio parece referirse a conceptos diversos que son considerados en relación con un mismo hecho del mundo, v.g. una escalera o el camino de una montaña.

32 trigo o cebada.

33 La traducción de la frase completa "el enunciado de la entidad con relación al nombre") puede resultar algo anfibológica en español, lo que en griego no sucede en absoluto: es el enunciado entitativo (y no la entidad misma) el que se relaciona con el nombre. Véase n. 20.

34 La respuesta a esto véase en 20.23-21.2.

35indica, desde un punto de vista gramatical, tanto un modo o modificación de una palabra, como específicamente sus posibles casos de declinación.

36 Busse considera que esta parentética no pertenece a Amonio. Por su parte, Yvan Pelletier (1983) sugiere —convincentemente, por lo que sigue en el texto— que se trata de una interpolación de un discípulo y que la expresión "el Filósofo" remite a Amonio y no a Aristóteles, como parece suceder generalmente en el resto del texto. En cualquier caso, la idea de que el comentario parentético es obscuro y dificulta la traducción resulta inobjetable (cf. Cohen-Matthews, 1991: 24, n. 27).

37 Lit. "aspiración de la pronunciación vocálica", i.e. el espíritu (spiritus = aspiración), suave o áspero, de las palabras griegas que comienzan con una vocal.

38 Perezoso.

39 La ciudad de Argos.

40 "<Es> el auriga", caso nominativo de

41 "<Es> del abeto", caso genitivo de

42 el Abies cephalonica (o, quizá, el abeto plateado: Abies alba).

43

44 Esto es, sin aspiración:

45 Esto es, los dos Ayantes, cf. 16.1.

46 Amonio ve que el caso es el de que una sola voz (la voz "taûta") es utilizada para designar (légetai) múltiples cosas (taûta), y piensa que la costumbre es hacer concordar en número el verbo légein con la cantidad de nombres utilizados para describir las cosas (en este caso uno solo) y no con el número múltiple de las cosas, número que se refleja en el (número) plural del nombre.

47 Grg. 455e4.

48 APr. A.1, 24b16. Hay una errata en la referencia de Cohen-Matthews, 1991: 25, n. 30.

49 En su texto Aristóteles debió haber dicho <<"Homónimos" se llama a los hechos ...>>. Como se ve aquí, y a lo largo del texto, Amonio no deja dudas acerca de que su interpretación es la de que Aristóteles entiende que la expresión "homónimos" no se aplica en absoluto a expresiones lingüísticas de ninguna clase, sino a ciertos tipos de hechos, cosas, o estados de cosas.

50 Coincidentemente, corresponde a la expresión de la primera persona del singular tanto del presente del verbo "amar" o "estar enamorado" como del futuro del verbo "decir"

51 Amonio parafrasea aquí Int. 16b19-20:

53 aun cuando el texto registra sólo dos sentidos (vid. n. 54).

55 significa principalmente 'ser vivo' o 'animal', pero en la esfera del arte también significa 'figura' o 'imagen', no necesariamente de animales. Sin embargo, esta aclaración clásica y obligada parece resultar irrelevante, dado que Aristóteles —y Amonio lo ha percibido con toda claridad (cf. n. 49)— considera homónimos, sinónimos y parónimos a los hechos o cosas, i.e. no a la palabra "animal". Pienso que buscar una palabra equívoca o ambigua para traducir desvía sin remedio el punto de interpretación. Cf. Cohen-Matthews (1991: 27.34) y Ackrill (1963:71).

56 MS M agrega: "pues en la medida en que son Ayantes están conectados recíprocamente con respecto al nombre "Ayax", pero también con respecto a la definición relacionada con el nombre". Esto último valdría para Amonio, si el nombre considerado fuera "hombre" y no "Ayax", cf. in Cat. 20.18-19.

57 Cohen-Matthews (1991:27 n. 36) señala la posible existencia de una laguna aquí, sobre la base siguiente: el texto parece combinar dos argumentos, uno de los cuales toma "hombre" y el otro "homónimo" como un predicado (o nombre) compartido por los dos Ayantes y cuyas definiciones también se comparten. Al notar que Amonio discute el último caso solamente (20.7-12), Pelletier propone leer "homónimos" en lugar de "hombres", mientras que Busse, por su parte, sugiere rechazar el pasaje completo (20.1-12). Cohen-Matthews, remite a Filópono in Cat. 20.22 el estudio de detalle del argumento que toma el predicado "homónimo" y su definición como compartidos:

<<Y algunos dicen incluso que nunca los homónimos son sinónimos. Pues se conectan recíprocamente tanto según el nombre <de lo homónimo> como según la definición de lo homónimo. Pues, no únicamente lo homónimo en sí se predica de los Ayantes, sino también la definición de homónimo. En efecto, cada uno de estos se dice que tiene un nombre únicamente en común con el otro, y en cambio el enunciado de la entidad con relación al nombre es diferente.>> (in Cat. 13,1.20.22-26).

Según este argumento de Filópono, los homónimos, por ser objetos de predicación de lo homónimo en sí y de la definición de esto (i.e. de la definición dada por Aristóteles para los homónimos), es imposible que sean sinónimos. Ya que el texto de Amonio presenta y estudia las posiciones según las cuales homónimos y sinónimos podrían identificarse, resulta bastante claro que la tesis presentada en el pasaje anterior por Filópono es la contraria a la que Amonio está considerando y no resulta directamente relevante en el estudio del argumento que toma lo homónimo y su definición como artículos compartidos. Sin embargo, Cohen-Mattews parece haber creído que la idea allí expresada repite, con mayor claridad, la tesis estudiada por Amonio, ya que traduce: "Some say that perhaps even homonyms are synonyms..." (el énfasis es mío). Evidentemente, ese no es el caso. Amonio explica aquí mismo, en 22.14-19, en qué sentido los homónimos pueden ser considerados sinónimos (para el argumento que toma el predicado "hombre" echado de menos por Pelletier) y el pasaje de Filópono que mejor podría aclarar el punto es in Cat. 13,1.19.11-20 (<<Decimos que es posible que las cosas sean homónimas con relación a una cosa y sinónimas con relación a otra. Pues, los Ayantes, en tanto que son hombres, son sinónimos —pues participan tanto del nombre "hombre" como de la definición, pues cada uno de aquellos es un animal-racional-mortal—, pero en cuanto Ayantes, son homónimos...>>).

58 Amonio parece querer decir, simplemente, que ambos Ayantes comparten la misma relación de homonimia en la medida en que los conecta por el nombre. <<Se debe observar que estas tres cosas, homónimos, homonimia y homónimamente, se distinguen recíprocamente. Así pues, homónimos son los hechos mismos, pero homonimia es la relación en sí, según la cual <los hechos mismos> están conectados por el nombre, y en cambio homónimamente es la predicación en sí, la cual es <predicación> de los hechos>> (Filópono, in Cat. 13,1.16.11-14).

59 Las tesis que Amonio considera en este párrafo y los argumentos de réplica son algo confusos. La tesis de que los homónimos —como el caso de los dos Ayantes— son sinónimos también porque comparten el ser hombres y, por ende, la definición del nombre "hombre" con el cual ambos podrían designarse, es rechazada sobre la base del argumento que establece sus diferencias singulares y las relaciones que aun así los conectan recíprocamente. Cada Ayax singular, aun cuando tienen una definición diversa en cuanto Ayax, se conectan por el nombre "Ayax". Esto solo ya los hace valer como homónimos, lo cual implica —en su visión— que están conectados entre sí, por su participación en la relación de homonimia. Sin embargo, esto no tiene por qué entenderse como una segunda relación de cada uno de los Ayantes con una tercera cosa, ya que la conexión recíproca por el nombre "Ayax" no es otra cosa que la misma relación de homonimia (cf. notas 21, 57 y 58; para la conexión de homonimia por un verbo cf. in Cat. 18.18ss; una interpretación diversa en Cohen-Matthews (1991:28n37)). En otras palabras, Amonio parece aludir al hecho de que los dos Ayantes tienen asociación con el vínculo mismo de la homonimia, lo que significaría simplemente que se conectan mediante aquel. Por último, Amonio parece querer decir que la conexión que los (Ayantes) singulares puedan tener con terceras cosas no singulares como la forma hombre, en cuanto los dos Ayantes puedan ser cosas similares o idénticas en otros respectos generales (fuera del hecho de llamarse "Ayax"), no cuenta para el caso que se enfoca únicamente en la determinación de la relación de un (Ayax) singular con el otro. En cualquier caso, Amonio admite que homónimos como estos cuenten como sinónimos según algún respecto formal (como en el de ser hombres); cf. in Cat. 22.14-19.

60 "Las cosas más genéricas de (o pertenecientes a) los géneros no admiten definiciones" es una idea que evidentemente, si no a otras cosas incógnitas, remite a las cosas o hechos (prágmata) —en este caso claramente universales— en los cuales no es posible encontrar medios para dar una definición. Por otra parte, Amonio quizá se refiera simplemente a "los géneros más genéricos" y así también podría tener presente aquí la premisa aristotélica de que lo que es no es un género y, por ende, de los géneros máximos de lo real, las categorías, no es posible dar una definición en sentido estricto, por género y diferencia. Véase n. 30.

61 Cf. n.'33'.

62 Lit. agudo, afilado, intenso, etc.

63 La oposición aludida aquí es, como agudamente me ha subrayado Marcelo Boeri, aquella por la que la ousía "contradistingue" a los accidentes.

64 Amonio podría utilizar ('existencia' o 'realidad') aquí, como antes (cf. in Cat. 6.16), para referirse a —o hacer pensar en— la existencia en un sujeto.

65 La idea de Amonio parece consistir en que Aristóteles utiliza de manera genérica el término ousía para involucrar también al accidente y todo aquella naturaleza de esa índole (quizá el propio, etc.), conforme a los cuales cada hecho subsiste.

66 Literalmente, la ejemplificación de homónimos ofrecida por Aristóteles que Amonio tiene a la vista dice: <<por ejemplo animal, lo cual son tanto un hombre como lo que se ha dibujado. Pues, únicamente un nombre es común a estas cosas, y en cambio el enunciado de la entidad con relación al nombre es distinto. En efecto, cuando alguien expresara qué es para cada una de estas cosas, daría un enunciado propio de cada una>> (Cat. 1a2-6)

La fórmula de dativo más el verbo ser en infinitivo es, típicamente, utilizada por Aristóteles para significar una forma o término esencial de algo (v.g. APo. 91b4, 6, Metaph. 1007a23), en este caso, el qué es el ser-animal o la esencia animal. Pero nótese que la fórmula gramatical evoca un espectro de significaciones observables en las inmediatas traducciones posibles de "el ser para animal" (la más habitual), "el ser [o "el que sea"] en [cuanto] animal" o, "el ser [o "el que sea"] por animal" o, incluso, la fórmula del verbo ser más dativo habilita a la traducción de "el que tenga [forma] animal". Como sea, la verdad es que, en el pasaje anterior, no queda muy claro lo siguiente: ¿Aristóteles se refiere a en qué consiste la esencia animal para cada cosa del par de homónimos? ¿o se refiere a en qué consiste sustancialmente cada una de esas cosas en la medida en que son por ser formalmente animales (específicamente diferenciables)? Así, la explicación de Aristóteles ha sido la ocasión de —al menos— dos interpretaciones diferentes: (1) se han de dar dos explicaciones definicionales distintas, una para cada una de las cosas mencionadas (un hombre y su dibujo), cada una de las cuales expresa su qué es, en la medida en que es eso que es por ser (formalmente) animal o bien, (2) se han de dar dos explicaciones definicionales distintas de animal (i.e., en qué consiste ser un animal en cada caso). La interpretación (2), que sigue Cohen-Matthews (1991:29n.39), supone la ambigüedad de la palabra "animal" (cf. n. 55) y deduce un posible olvido de Amonio sobre cuál es el punto en discusión. Pero Amonio sigue la interpretación (1) y, de ese modo, ofrece un enunciado definicional diferente para cada cosa (un hombre y su dibujo), en cada uno de los cuales entra su ser (formalmente) animal. Él podría haber pensado que el caso del nombre compartido "animal", por los homónimos consistentes en un hombre y su dibujo, corresponde al origen de designación 'ii.b.2.1.2', señalado en 22.9, por semejanza de la conformación animal.

67 Cf. n. anterior.

68 Véase n. siguiente.

69 Pienso que Amonio implica que cada uno de los modos en que las cosas reciben designación del tipo ii corresponde al resultado del cálculo de un agente racional, por contraposición al modo azaroso. Por ello he traducido la parentética de 21.17 interpretando que Amonio se enfoca en las razones por las cuales se designan los hechos que resultan ser homónimos y, así, la parentética resulta en una aclaración acerca de la razón, en términos aristotélicos, por la cual se los designa. Sin embargo, esa parentética podría leerse como una segunda variante en la manera de designar al tipo de homónimos que resulta tal por azar y, así, traducirse: <<y estas cosas [i.e. los homónimos por azar] se llaman "[homónimos] accidentales">>. En ambas interpretaciones, "por azar" es la razón —que Amonio vería como— última de la designación de los hechos casualmente homónimos. Sin embargo, si se leyera que puede ser que "por azar" uno encuentre los hechos homónimos, se diluiría completamente la idea de la contraposición con los homónimos por pensamiento, i.e. entre i y ii.

70 La utilización sola del adjetivo ya desde el vocabulario aristotélico, significa 'productivo', pero en el vocabulario neoplatónico (cf. Plot. 6.3.18.28), cuando es sustantivada por el artículo, significa 'causa eficiente', como se ve una línea más abajo en el texto de Amonio. Naturalmente, "por la causa productiva" o "por la causa eficiente" describen una misma clasificación de designación por el factor causal eficiente.

71 El adjetivo "médico", i.e. "concerniente a la medicina", es una designación o predicación posible tanto del escalpelo del médico como de un libro de medicina.

72 La parentética se puede aclarar: <<Otros, en cambio, son "por uno", como cuando, por algo, designamos todas las cosas (que comienzan con el nombre de aquello) a partir de aquello, como por ejemplo, escalpelo del médico [en griego la descripción se presenta en orden inverso: y remedio del médico otros son "para uno", como cuando, al mirar hacia algo que será un fin futuro designamos aquellas cosas con relación a aquél, tal como "ejercicio bueno para la salud" o "alimento bueno para la salud"; y <esto> se diferencia de lo "por uno" porque aquellas cosas se designan por algún principio, estas, en cambio, miran hacia algún fin. Y de las cosas por uno, unas se designan según la causa que sirve como modelo, tal como el hombre en la imagen <se designa> por algún hombre real, pero otras <se designan> por la causa eficiente, como el escalpelo del médico>> (Filópono, in Cat. 13,1.17.2-10).

73 Los artículos de tipo ii.a son parónimos de aquello por lo cual se los designa: en los ejemplos, lo médico, como causa eficiente, y la salud, como causa final.

74 El texto puede presentar aquí una laguna.

75 El pasaje, aparentemente mutilado, obtiene su sentido de otros comentarios: <<como cuando alguien llama a su propio hijo "Platón" pensando que será un filósofo>> (Filópono, in Cat. 13,1.16.26-27). Cf. Olimpiodoro, in Cat. 34.35-35.1.

76 Reposición de Busse.

77 Literalmente, una mujer de letras, una literata, y sus habilidades, una estudiosa.

78 Amonio recurre a la noción platónica de participación para explicar de dónde, en este caso, reciben el nombre una mujer y un conocimiento homónimos. Sobre el hecho de que las cosas y las formas tengan el mismo nombre cf. Platón, Phd. 78d10-e2 y sobre el recibir el nombre por las formas cf. 103b8, e3-6, especialmente, Prm. 133c8-d5.

79 La regla de proporción o analogía que aquí se expresa ... "así como esto de aquí es a esto de aquí, esto de aquí es a esto de aquí") se apoya en la utilización de una referencia externa al texto por medio del pronombre demostrativo utilizado en la deíxis para indicar lo que está presente frente al oyente.

80 Según una transferencia de significado.

81 Sobre el uso, en este párrafo, de la contraposición entre los verbos , vid. n. 18.

82 Cohen-Matthews (1991:31) indica aquí la siguiente inserción de Olimpiodoro: <<Así pues, hay asociación de hecho, según la cual se designa al gramático porque participa de la gramática, pero hay también una diferencia de hecho>> (in Cat. 39.19-20).

83 Amonio aquí usa dos palabras distintas que significan lo mismo, la primera de las cuales es una simplificación de la segunda:

84 Cf. 22.4.

85 Distinto del caso de los nombres que corresponden a un mismo significado indiferenciado, pero que presentan una leve diferencia en los nombres; aquí el caso parece ser, otra vez, el de un mismo significado, pero para dos nombres no meramente diferentes sino completamente distintos, "excelencia" y "virtuoso", que, por ende, no pueden convertirse en un punto de conexión o asociación nominal entre hechos candidatos a ser parónimos, aun cuando cumplan el requerimiento de tener una asociación y diferencia con relación a la naturaleza del hecho.

86 Lit. 'otredad'.

87 Vid. 21.21-23 supra.

88 La traducción de esta oración está ausente en la traducción de Cohen-Matthews (1991:32).

89 Cf. n.35.

90 LSJ remite la noción al gramático Apolonio Díscolo, del siglo II d.C. (cf. de Syntaxi, 36.23 ed. de Schneider y Uhlig).

91 Vid. n. 18.

92 Cf. n. 81.

 

INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR:

Eduardo H. Mombello, es licenciado en Filosofía (Universidad Nacional del Comahue, Argentina). Profesor de Filosofía Antigua y Problemas de la Filosofía Antigua en la misma universidad. Investigador miembro, PIP-CONICET 112-200801-02100, "Dialéctica y epistemología en Aristóteles, Investigaciones sobre problemas metodológicos relativos a los principios en la filosofía de Aristóteles" (Centro de Estudios Avanzados-CONICET, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Publicaciones: "Sobre la doctrina de los αξιωματα a partir de Apo., 72a14-18" en Ordia Prima VII, 2008, p. 43-107. "Una lectura 'lógica' de Phaid. 100a3-7" en Plato III, Journal of International Plato Society, 2003.

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