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Nova tellus
versión impresa ISSN 0185-3058
Nova tellus vol.29 no.1 Ciudad de México 2011
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Homenaje a profesores de Letras Clásicas. Carta a Paola Vianello
Silvia Aquino
La coordinación de la carrera de Letras Clásicas organizó un encuentro muy emotivo en la Facultad de Filosofía y Letras honrando la trayectoria académica de los profesores que en la actualidad imparten cursos y, al mismo tiempo, a aquellos que no se encuentran ya entre nosotros. Hubo un reconocimiento especial a la maestra más antigua de la carrera, Julieta Margarita Tapia. Puede señalarse que en esta participación, a excepción de tres profesores, el resto de los expositores pertenecemos al Instituto de Investigaciones Filológicas. El nombre del evento fue Las letras clásicas a 100 años de la fundación de la UNAM (jueves 11 de noviembre de 2010) y la conferencia magistral estuvo a cargo del Dr. Tarsicio Herrera Zapién: "Los fundadores de Letras Clásicas ante el Quijote", mientras que lo clausuró el Mtro. Arturo Ramírez. Debe mencionarse también una excelente "Lectura de atril de textos griegos y latinos", con la participación de dos estudiantes de la carrera: Gregorio de Gante y Aldo Arturo Toledo. A principios de la tarde, el Reconocimiento a nuestros profesores fue para los siguientes colegas: Arturo Ramírez, José Quiñones, Roberto Heredia, Julio Pimentel, Lourdes Rojas, Carolina Ponce, Carlos Zesati, María Patricia Villaseñor, Pedro Tapia y Amparo Gaos. Cabe mencionar que esa mesa estuvo coordinada por el Dr. Luis Arturo Guichard, quien se encontraba en México impartiendo un Curso en la Facultad. En "Testimonios" se habló del trabajo realizado por los últimos Jefes y Coordinadoras de Departamento: José Tapia, José Quiñones, Lourdes Santiago, Lourdes Rojas y Carolina Ponce. A medio día, en la mesa "In memoriam: Rafael Salinas, Rafael Moreno, Ignacio Osorio, Paola Vianello", participamos Carolina Ponce, Lourdes Santiago, José Quiñones y la suscrita.
A continuación transcribo una parte de la carta leída a mi Maestra:
A Paola Vianello
Peor que la muerte es el olvido...
Muy querida Paola:
Se me pedía que en quince minutos contara algunas anécdotas acontecidas a tu lado. Sin embargo, quien te conoció sabrá muy bien que no era fácil hablarte de asuntos triviales y, mucho menos, utilizar un tiempo escaso. Fuiste una intelectual extremadamente brillante, con una memoria cultivada desde la infancia; pero, además, fuiste una mujer comprometida con el mundo y con los seres humanos, defendiendo sin cesar concepciones políticas que tu vieja Europa discutió durante todo el siglo XX; comprometida sobre todo, con el comunismo difundido por toda América, desde Nueva York hasta la Patagonia. Tú estabas convencida de que México necesitaba una educación que le permitiera salir del dominio económico e intelectual de muchos siglos y pensabas que eso se podría lograr a través de "la confianza" (no sólo personal, sino, preferentemente, comunitaria) en el hablar y en el discutir ideas propias que podían culminar en valores políticos comunes. Por lo tanto, es difícil que pueda expresar los largos espacios de tiempo que compartí contigo. Sin embargo, algo podré decir en poco tiempo.
Paola querida, cuando llegaste a nuestra Universidad, uno de las primeros instrumentos que aportaste a Letras Clásicas fue el Liddell-Scott-Jones. Tú nos enseñaste, a diversas generaciones de tus alumnos, a manejarlo. No se trataba de encontrar el primer significado de un vocablo, sino el de comprender la evolución histórica del mismo, sus formas dialectales y aprender, de memoria, muchas frases. No era fácil, porque la lengua inglesa es endemoniadamente compleja, por lo cual, esta lengua no posee una Real Academia. Al mismo tiempo, Paola, dado que todavía no existía en nuestro país, hacia los setenta del siglo pasado, una biblioteca moderna de clásicos, tú te empeñaste en conformar una, la que hoy lleva el nombre de Rubén Bonifaz Nuño, y además, tú creaste con paciencia e inteligencia, también una biblioteca personal, de aproximadamente 7, 500 volúmenes, biblioteca que algunos alumnos han conocido y catalogado ya, y la cual siempre deseaste donar a la Universidad Nacional Autónoma de México. Tendremos, pues, a tu Andrea Fulvio, a Marsilio Ficino, a tu Visconti, a tu Poliziano, a tu Wilamowitz, por no nombrar a los escritores griegos y latinos. Tu vida, por lo tanto, no estaba ligada solamente a la adquisición y transmisión del conocimiento —que ya habías acumulado de mucho tiempo atrás—, sino también al de crear fundamentos para que la carrera de Letras Clásicas pudiera desarrollarse de manera amplia y que en otra ocasión tal vez podría enunciar. Así, con seguridad aprobarías este evento también en tu honor y que se inscribe dentro de las frases de dos escritores mexicanos hace poco fallecidos: "entre todos lo sabemos todo", pero para tener también una reflexión más crítica y profunda: "entre todos lo ignoramos todo".
Si me lo permites, Paola, hablaré de dos recuerdos personales: el de uno de los muchos trabajos en conjunto que hicimos dentro del Seminario de Cultura griega y, de manera especial —si tengo tiempo, ¡oh, dulce clepsidra!— de nuestro famoso viaje ("famoso" para ti y para mí, por supuesto), aquel que hicimos "por tu Grecia".
Paola querida, recordarás las siguientes líneas que escribiste hacia principios de los años ochenta del siglo pasado, correspondientes a los Fundamentos del Seminario y que, años después, expresaste en La Habana:
Quiero mencionar brevemente el porqué del nombre del equipo de investigación, que es muy significativo. Por una parte, el término de Seminario evoca un tipo de relación de trabajo con sesiones periódicas, como las que íbamos a tener [y que —la suscrita afirma— realizamos], y con intercomunicación constante y aportes recíprocos. Por otra parte, con la denominación de "cultura griega" se quería poner de manifiesto el interés del equipo por no limitarse al aspecto puramente lingüístico de los textos, sino por rescatar en el mayor grado posible su valor cultural, dando al término "cultura" un sentido antropológico e implicando que, por principio, ningún aspecto de la vida productiva de los griegos debía ser ajeno a los estudios que se realizaran en el Seminario. De este modo se pensaba también proyectar hacia el futuro y extender a otras personas los beneficios de las actividades grupales del Seminario, abarcando otros temas que no fuesen el de oratoria y retórica que había permitido su constitución, pero que contribuirían a formar en sus integrantes una mente abierta y bien dispuesta a la multi- y a la interdisciplina.1
Claro, Paola, poco antes, preparábamos ya nuestras tesis de licenciatura Mariateresa Galaz, quien trabajaba sobre la mujer griega, y yo, que estudiaba época helenística, y muy pronto también Gerardo Ramírez, que se interesó de Teócrito. Al mismo tiempo, llenos de ímpetu, organizamos cursos y conferencias sobre los temas que estábamos realizando entonces para la Nacional Preparatoria y otras escuelas de bachillerato. Participamos en varias charlas también en la Facultad y creo que no solamente nosotros, sino que incluso el público variado disfrutaba intensamente de lo que estábamos haciendo.
¿Recuerdas ahora, Paola, aquél método de enseñanza de griego para el que cada quien aportaba ideas? Recuerda que en ese entonces nos reuníamos en la Torre II de Humanidades. Gerardo Ramírez, Mariateresa Galaz y yo trabajábamos horas enteras para organizar el libro: pero éramos demasiado jóvenes y teníamos muy pocos conocimientos y, por ello, diariamente aprendíamos trabajando contigo, ¡qué mañanas y qué tardes intensas!... Recuerdo que al final de esas terribles sesiones nos las ingeniábamos para bajar por unas "tortas" —que por supuesto tú pagabas siempre, porque a nosotros ni siquiera las becas nos lo permitían. Finalmente creció tanto ese método de enseñanza pensado para estudiantes del bachillerato, que llegamos a impartirlo para los profesores del CCH, y, desde entonces, empezamos a tener amigos "ceceacheros", algunos que ahora han muerto y otros que están ya jubilados.
Tiempo después, Paola, habiendo constituido ya el Seminario, empezamos a estudiar la estilística griega, la de Jean Carrière. El libro de este autor no sólo nos hizo más solidarios unos con otros, sino que también nos hacía reír, de tiempo en tiempo, porque autoridades iban y autoridades venían (algunos de sus colaboradores no sabían cómo debían pedirse legalmente los derechos para su publicación y otros, mezquinos, la bloquearon siempre), de manera que el bienaventurado Carrière no podía salir a la luz.
Fuimos los únicos investigadores del Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas que trabajaron con un programa para PC llamado Lettrix, que, por cierto, la Facultad de Ingeniería nos lo consiguió, desde Francia, y cuya novedad era que podíamos escribir el griego —¿te acuerdas Paola?: escribíamos y escribíamos, pero nunca podíamos ver en la pantalla lo que se estaba escribiendo. Luego, después de imprimirlo, nos dábamos cuenta de los errores, pero el otro problema, Paola, era que ¡el Lettrix no sabía poner acentos!, de manera que tuvimos que hacerlos a mano, aprendiendo de un mismo modelo para que los acentos, espíritus y circunflejos parecieran todos iguales: era un trabajo que sólo por nuestra juventud nunca abandonamos.
Por ahora, permíteme, Paola, que te lea el Postscriptum de noviembre del 2008, aunque la publicación del Carrière fue del año pasado:
La doctora Paola Vianello no alcanzó a ver publicada esta versión española de la Estilística griega de Carrière a la que dedicó tan grandes esfuerzos: falleció inesperadamente el 25 de enero de 2007. Era una ambición suya muy anhelada... Hoy, por fin, se ve cumplido ese anhelo. Por nuestra parte, como aquellos a quienes correspondió llevar a término esta tarea, la sentimos como una forma digna de honrar su memoria: no sólo quienes desde el principio colaboraron con ella en la concepción y elaboración original del Proyecto, sino también aquellos que se involucraron sólo en la fase de culminación del trabajo. Entre estos últimos, cabe mencionar a Omar Álvarez Salas, que contribuyó sobre todo a efectuar gestiones editoriales (epistolares), y a David García Pérez, que actuó como representante de la UNAM ante los propietarios de los derechos.2
Por tanto tiempo que pasé y reí con Carrière, creo que tengo derecho, Paola, a releerte un pasaje ad hoc, aunque fúnebre, para que el público comprenda cuál es el "tono" de este libro:
"Usos y matices estilísticos".
Las formas impersonales de participio o infinitivo pueden expresar en general todas las modalidades, pero no repetición o eventualidad; para ello el griego recurre más bien a la hipotaxis explícita: (X. Cyr. VIII 7.25), "mi cuerpo, hijos, cuando muera [eventualmente], no lo pongáis ni en oro ni en plata..." [Ciro, moribundo, se refiere aquí a un sarcófago de oro]. En una frase como la anterior, una expresión en modo impersonal tendría un valor temporal ("una vez muerto" o "después de mi muerte"), lo cual significaría que el sujeto percibe su muerte como un hecho seguro y no sólo eventual" (p. 133).
Sin duda esta adaptación es ciertamente amena, enseña mucho sobre la lengua griega y permite, además, reconocer de manera muy fácil, expresiones jamás utilizadas en las gramáticas griegas comunes.
El trabajo de Seminario implicó también, muchas veces, largas horas (generalmente nocturnas) en las cuales pudimos comprender lo que es una amistad intelectual. Todo lo compartías con cenas sencillas y vinos nacionales, franceses e italianos, que generosamente departías con nosotros en tu casa del pueblo de Tlalpan, llena de libros no sólo clásicos, y con aquellas personas que fueron primero nuestros queridos maestros y luego amadísimos amigos. Así nos hiciste conocer personalmente a historiadores, lingüistas y filólogos del mundo clásico, entre otros, a Claude Mossé, o a Martín Sánchez Ruipérez, o a Carmen Codoñer, o a Antonio López Eire, o a Livio Rosssetti, o al entrañable Emilio Crespo. En este sentido, Paola, tu enseñanza tenía que ver con la vida entre amigos (después de largas horas de trabajo), por lo que comparto con Arnaldo Córdova, tu cónyuge, su opinión de que el epicureísmo científico-filosófico estaba presente en tu concepción de la vida. Contigo aprendí que no hay que venerar a los griegos per se, sino que lo más importante es acercarnos a ellos, en su medida vital epicúrea. Las contribuciones de tu enseñanza iban a una búsqueda de una lucidez crítica, de una experiencia cognoscitiva y comunicativa usando siempre, sin embargo, la imaginación, y es por eso que una expresión de mucho peso "Logos, Nous, Eros" se convirtió para nosotros en un logotipo de amistad para todos los miembros del Seminario que paulatinamente se fue ampliando.
Para finalizar, ¡oh terrible clepsidra!, nuestro viaje por tu Grecia del norte, del sur, del este y del oeste tendrá que esperar para tiempos más oportunos, aunque —si lo deseas, Paola— tomaremos un minuto más para remembrar sólo aquella tarde (o más bien "la tarde aquella", pues hay que recordar a Carrière) que pasamos con Aristóteles y sus jóvenes alumnos. ¿Recuerdas tú que casi nadie se acercaba a esa idílica área del Ninfeo a la que Plutarco alude alguna vez, aquella, la que está muy cerca de la antigua ciudad de Mieza, región de Lefkadia y cercana a Naousa? ¿Y recuerdas también cómo vimos correr a un albanés que tal vez huía de la justicia macedonia? Caminábamos con mucha precaución, pero sin cejar en encontrar el sitio. Cuando llegamos, sabiendo que en media hora no habría luz, encontramos cerrada la puertecilla de la cerca. Yo traté de abrirla, pero era imposible. Entonces nos miramos fijamente y sin hablar, decidimos que saltaríamos la cerca. Sin embargo, algo inexplicable sucedió: la puerta se abrió sola. Muy nerviosas, entramos, sin ver a ningún vigilante (sin pagar ni un solo euro, lo cual nos dio mucha felicidad), y fuimos corriendo a la cueva donde, sin haber tomado ningún vino macedonio, Paola, ¡yo te lo juro!, yo ví a Alejandro descansando su cabeza en una edición aristotélica de la Ilíada. Tú te pusiste a dictar una cátedra y yo me senté en una de las piedras donde Alejandro escuchaba a su maestro y te ví y te oí fascinada mientras hablabas del concepto de la vejez, según "el filósofo". Como siempre, al hablar contigo o al hablar de ti, gran Maestra Paola Vianello, arqueóloga y filóloga ítalo-mexicana, podrían aplicarse sin temor las palabras de Alcibíades sobre el venerable Sócrates, cuando dice: "Al menos nosotros [...], cuando se te escucha a ti o a otros contar tus palabras [...], quedamos transportados de estupor y arrebatados por ellas" (Platón, Banquete 215 B-E).
A continuación podemos comprobar, Paola, la fascinación de tu palabra hablada, imaginando también la expresividad de tu rostro querido, de tu franca sonrisa y de tus hablantinas largas manos, tomando un episodio grabado durante el Diplomado y Curso de Titulación en Humanidades: "Cultura clásica griega", que impartiste en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, en mayo de 2005, hablando sobre el concepto de "Cultura".
Voy a usar una metáfora en el ejemplo ¿qué es para mí cultura?, ¿qué entiendo por cultura? Yo, metafóricamente, la describo como una tela que tiene su trama y su urdimbre (vertical y horizontal). Ya están los hilos y, luego, la cultura, conforme va creciendo (porque nunca está completa y siempre le hace falta algo más), yo voy, cada vez, como bordando lo que estudio y lo voy colocando aquí [en este punto de la tela]. Si me interesa algo del siglo XV, allí lo voy metiendo, en este punto; en este otro punto; en este otro más... y lo que resulta es un dibujo siempre más completo, donde las cosas tienen su relación con otras, y entonces —digámoslo así— esto me permite una visión más clara y acabada de las cosas y, al tener una visión más clara y acabada de las cosas, tengo una mejor posibilidad de decisión, de comprensión... y las cosas las voy haciendo como si fuera el retrato de uno mismo, como si fuera cualquier cosa, como algún pájaro que coloco en la cola o, si no, un cuadro cronológico: esto es así, dos siglos después sucede esto —¡ah¡, ¡no sé!—, y toda la evolución del hombre se me representa como en un gobelino. Antes se veía de pocas líneas y luego se enriquece con el tiempo y el dibujo se vuelve un dibujo interesante, en donde todas las cosas están relacionadas entre sí, yo no las dejo esparcidas, porque si estuvieran así, entonces no hago cultura, es decir, no me "aculturizo". La cultura es comprender todas las cosas en su relación. Cultura originalmente es como la cultura de la piedra, o como la agricultura, pero la agricultura es la del campo, la Cultura [de la que hablo] es la del "espíritu". Entonces, cómo cultivar el "espíritu", haciendo que esto tenga una visión siempre más clara, más completa, conforme se va aprendiendo algo, y cada cosa la voy refiriendo a su gobelino para que se replanteen los problemas, para que surjan dudas, para que el dibujo de lo que es el Hombre, su Historia, las Humanidades, sea siempre más visible, más completo... resulta que en el pasado el dibujo era más ralo, y conforme pasa el tiempo, el uniforme se hace más completo [...].
¡Paola, tú no has muerto, porque en ningún momento de nuestras vidas te olvidamos!
1 "El Seminario de Cultura Griega como un proyecto académico en la UNAM". "Taller Internacional ‘La Filología Clásica en América’ ", La Habana, Cuba (7-11 de mayo de 1990).
2 Jean Carrière, Estilística griega, adaptación y traducción del francés Paola Vianello de Córdova, Silvia Aquino López, Mariateresa Galaz y Gerardo Ramírez Vidal, UNAM, México, 2009, (Colección didáctica del Centro de Estudios Clásicos 1), [ Links ] publicado después de la colección propuesta por la Maestra y desparecida luego de su muerte: Manuales Universitarios, A. Dain, P. Chantraine, Introducción a la estilística griega, Paola Vianello de Córdova (compilación y presentación), México, UNAM, 1995, (Manuales Universitarios 1) y E. [ Links ] Norden, La prosa artística griega. De los orígenes a la edad augustea, traducción Omar Álvarez y Cecilia Tercero, revisión general de la misma Omar Álvarez y Paola Vianello, edición española al cuidado de Paola Vianello de Córdova, prólogo de Antonio López Eire, México, UNAM, 2000 (Manuales Universitarios 2). [ Links ]
INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR:
Silvia Aquino, Consejo Editorial.