El volumen, que se originó a partir de ponencias presentadas en la Universidad de Yale a lo largo del año 2014 sobre los temas de “home” and “away”, estudia el viaje épico en relación con la noción de hogar, entendido como un punto fijo de orientación y, al mismo tiempo, como un conjunto de valores que se transporta y contribuye a la formación de nuevos hogares (Jacobson 2012, p. 228). El volumen está dividido en cuatro partes que comienzan con secciones editoriales introductorias destinadas a destacar puntos de continuidad y contraste entre los varios temas del libro y que se ofrecen como “waystations for reflections” (p. 7) a los lectores que viajan por las páginas de este libro. Desde un punto de vista literario e intertextual, Homero aparece como el “hogar”, el punto de partida al que toda la literatura de viaje mira en una suerte de nostos literario.
La primera parte, “Odyssean Journeys”, destaca las respuestas del héroe a un mundo cambiante y reflexiona sobre cuestiones éticas y del comportamiento humano. La contribución de Egbert Bakker, “In and out of the Golden Age: A Hesiodic Reading of the Odyssey”, discute La Odisea como una narración de transición entre la Edad de Oro y la de Hierro. Usando el simbolismo hesiódico de los metales (Trabajos y Días, 109-178) como herramienta para interpretar el regreso de Odiseo, el autor sostiene que los viajes del héroe corresponden a una Edad de Oro entre la Edad heroica de Bronce y la de Hierro del arribo a Ítaca. La abundancia y libertad que Odiseo experimenta con Éolo, lo lotófagos, Circe y Polifemo, representan una Edad de Oro que termina con el regreso de Odiseo con Penélope, lo que da origen a la Edad de Hierro en la que Odiseo rechaza la abundancia libre y prefiere el trabajo y las relaciones familiares. En el capítulo “Pompe in the Odyssey”, Alexander Loney analiza el recurso narrativo de pompe (ejercicio cooperativo que requiere de un agente que efectúe el viaje) como un aspecto esencial del nostos. El autor considera los intentos infructuosos o incompletos de pompe (Éolo, Polifemo, Circe y Calipso) y atribuye el fracaso a la falta de confianza y cooperación o a la excesiva confianza del héroe. Para el autor, Odiseo experimenta un progreso no sólo geográfico sino ético, y tiene éxito cuando aprende a ser prudente y a confiar y colaborar con sus ayudantes. Mientras que el traslado de Éolo falla por la falta de confianza (Odiseo dirige la nave solo sin confiar en sus compañeros hasta que se duerme y estos abren la bolsa de los vientos y pierden el regreso a Ítaca), el traslado de los feacios triunfa porque Odiseo confía en ellos como ayudantes, y ellos, por su generosidad, lo llevan a casa aun a costa de su propia destrucción. En el último capítulo de esta parte, “What Country, Friends, is This? Geography and Exemplarity in Valerius Flaccus’ Argonautica”, Jessica Blum estudia las Argonáuticas de Valerio Flaco como un poema que, escrito entre el 70 y 90 d.C., mira atrás al viaje de los argonautas como el inicio de una nueva edad de labor humano y competición por el imperium establecidos por Júpiter. La autora explora la tensión entre la perspectiva divina que ve el viaje de los argonautas como parte del ascenso y caída de las naciones, y la perspectiva de los argonautas que buscan una gloria heroica. Para los argonautas, los distintos lugares a donde llegan representan contextos cambiantes en los que sus modelos fallan, de modo que deben asimilarse a otros géneros y modelos literarios. La autora sugiere que la imitación literaria de la Odisea por Valerio Flaco representa un frustrado deseo de volver al mundo perdido de la épica homérica, deseo que opera en contra de los planes de progreso de Júpiter. Los argonautas no saben que el nostos que persiguen traerá el imperium romano que Júpiter anticipa; es el progreso histórico más que una vuelta al pasado heroico.
La segunda parte del volumen, “Gendered Maps”, desarrolla la idea de “hogar” a través de viajes “de género” (“gendered journeys”, p. 7). El primer artículo, de Silvia Montiglio, “Wandering, Love, and Home in Apollonius of Rhodes’ Argonautica and Heliodorus’ Aethiopica”, explora las experiencias de viaje de Medea y Jasón en las Argonáuticas y de Cariclea y Teágenes en las Etiópicas de Helidoro. Los protagonistas de las dos historias, Jasón y Cariclea, viajan de regreso a casa con sus prometidos. La autora analiza los diversos conceptos de “home” y las distintas prioridades y objetivos de cada viajero. Mientras Jasón tiene como objetivo regresar a su tierra y todas las digresiones que se le presentan son dilataciones de su viaje de regreso, Medea se embarca en un viaje épico por amor a una persona y no por una misión o lugar y el sentimiento de falta de hogar se intensifica durante el viaje. Para la heroína de Heliodoro, el objetivo es, en primer lugar, casarse con Teágenes; volver a su país natal es instrumental a su deseo amoroso. El capítulo lleva a reflexionar sobre las distintas concepciones de “hogar”, sea éste entendido como una persona o relación (el caso de Cariclea y Teágenes), como un objetivo para alcanzar gloria (lo que sucede con Jasón), o como una pérdida de identidad (la situación de Medea). En el segundo artículo, “Heroes and Homemakers in Xenophon”, Emily Baragwanath estudia el concepto de “home” para los mercenarios griegos que, según relata Jenofonte en la Anábasis, regresan a Grecia desde el corazón del imperio persa. Jenofonte presenta la vuelta a casa como supervivencia que se da gracias a las relaciones interpersonales beneficiosas entre hombres y mujeres (las cortesanas se unen al grito de guerra de los hombres cuando los sacrificios resultan favorables) y entre los mismos griegos que privilegian su identidad como griegos al sentido de pertenencia a distintas poleis. Jenofonte y muchos de los griegos no vuelven a su casa al final, pero logran el nostos al sobrevivir y encontrar su identidad en la unidad con los otros. El texto introduce la idea de que el hogar puede estar no en un lugar físico sino en relaciones positivas con los demás. En el tercer capítulo, “Women’s Travels in the Aeneid”, Alison Keith estudia la participación femenina en el viaje épico de La Eneida, en el que participan Dido, Andrómaca y otras mujeres troyanas, para concluir que éstas no alcanzan la categoría de viajeras épicas. Dido es caracterizada por Venus en el libro 1 de La Eneida como líder de la expedición (dux femina facti, Eneida 1. 36). Cuando entra al templo de Juno en el libro 4, Eneas está contemplando en las puertas de este templo representaciones de la guerra de Troya, entre las cuales se encuentra la amazona Pentesilea. Por medio de esta yuxtaposición (Dido y la amazona), la autora sugiere que Virgilio pone a Pentesilea como antecedente épico de una mujer líder de una expedición épica que se enfrenta a los hombres. En el libro 2, Eneas concluye su relato del saqueo de Troya con la narración del descubrimiento de los sobrevivientes reunidos en el antiguo templo de Ceres afuera de Troya, que esperan su liderazgo. Eneas dirige una colonia de desplazados para formar un nuevo hogar, pero Andrómaca y las mujeres troyanas se instalan en la ciudad siciliana de Acesta (no continúan el viaje). La autora sugiere que tanto Dido como estas mujeres indican posibles pasajes narrativos, que no han sido creados, y el desplazamiento de la épica virgiliana de todos, salvo una elite de varones.
La tercera parte, “Rome’s Journey: Constructions of Rome through Travel”, analiza el viaje en la construcción de la identidad nacional de Roma. La primera contribución, escrita por Timothy O’Sullivan, “Epic Journeys on an Urban Scale: Movement and Travel in Vergil’s Aeneid”, estudia los actos de movimiento reales y metafóricos, horizontales y verticales, que se dan en la Eneida. Entre los actos de movimiento horizontal reales, el viaje de Troya a Italia es el central. El poema enfatiza el movimiento caótico y violento hacia adelante, sea en la batalla o en una tormenta real, y la contraparte positiva es la promesa de un lugar de descanso, un hogar permanente que promete estabilidad emocional. El movimiento vertical real ocurre en un espacio textual que se extiende desde el desorden violento del Mundo de los Infiernos hasta el orden benigno celestial y, metafóricamente, entre caer a las profundidades y alcanzar las estrellas. Incluye, al mismo tiempo, la caída de ciudades y el surgimiento de nuevos muros de ciudad y, metafóricamente, la oposición entre colapso y restauración. Finalmente, los paradigmas de movimientos caóticos y ordenados de la Eneida se corresponden con modelos similares en la cultura de Augusto de forma más amplia. El segundo capítulo de esta parte, “Roman and Carthaginian Journeys: Punic Pietas in Naevius’ Bellum Punicum and Plautus’ Poenulus”, escrito por Thomas Biggs, explora el concepto de pietas en el viaje épico diacrónicamente para mostrar cómo la pietas virgiliana tiene un origen polivalente y multicultural en la historia de la literatura latina y es modelada a partir de una tradición compleja, en la que esta virtud no era solamente atribuida a Eneas sino a su padre y a los rivales míticos e históricos de los romanos. Un pasaje conservado de la Guerra Púnica ofrece la más antigua presentación de pietas en el viaje troyano, que corresponde a un senex, entendido como Anquises, también descrito como pius en un fragmento de los Anales de Enio. Timeo, historiador griego del siglo III y IV a. C. presenta un punto de vista no romano de la historia de Dido, donde el suicidio de ésta aparece más bien como una muestra de pietas hacia su esposo y los juramentos hechos y no como una respuesta a la partida de Eneas. El Epítome de Justino que recoge pasajes del historiador griego Pompeyo Trogo (III y IV a. C.) muestra que Trogo vio a Dido de manera ambivalente y ocasionalmente en forma positiva en relación con la pietas; en esta obra Dido escapa con un grupo de exiliados por medio de la astucia y el secreto. Por otra parte, en la comedia El Cartaginesito de Plauto, el cartaginés Hanón llega a Calidón en busca de sus hijas, movido por la pietas y su rol paternal, virtud que lo asemeja a las Didos de Timeo y Trogo, al Anquises de Nevio y al Eneas de la literatura posterior. Pero Hanón es presentado como ambivalente y caracterizado como astuto en la comedia plautina. Esta ambivalencia reaparece en el Eneas de Virgilio; junto a la Punica fides de Dido, que aparece como una construcción romana, Biggs muestra cómo, a través de la literatura latina, los viajeros troyanos, romanos y cartagineses se involucran con valores que son marcadamente transculturales, factor que acerca a los romanos a sus enemigos históricos, a pesar de las distancias. El tercer capítulo de esta parte, “Defining Home, Defining Rome: Germanicus’ Eastern Tour”, escrito por Cynthia Damon y Elizabeth Palazzolo, se concentra en el viaje al este de Germánico en el 17 d. C., presentado por Tácito en Anales en marcado contraste con su tiempo en Germania. Las autoras muestran que Tácito presenta una narración selectiva del tiempo de Germánico en el este, enfatizando los asuntos domésticos. Germánico visita a su hermano adoptivo Druso en Dalmacia; luego comienza su segundo consulado en Nicópolis en la cosa oeste de Grecia; en Grecia visita Accio en memoria de sus antepasados; él y Agripina, que están viajando en familia, tienen en Lesbos a Julia, la novena y última de sus hijos. Las autoras investigan las diferencias entre los registros materiales históricos (evidencia epigráfica y numismática de Grecia y Asia Menor) y el texto de Tácito y concluyen que los primeros expanden la imagen de las actividades de Germánico en la región. Tácito enfatiza las motivaciones personales más que los objetivos diplomáticos y políticos, mientras que los negocios públicos, que están ampliamente presentes en los registros materiales, son presentados en términos generales y trivializados por Tácito. Una característica inusual del viaje de Germánico es su final prematuro que se da con la muerte. Sólo las cenizas de Germánico completaron el viaje de regreso a Roma. Las autoras concluyen que, para el viaje de Germánico al este, así como Tácito lo presenta, no podía haber un nostos real porque él lleva su hogar consigo, sea en la persona de su esposa, ciudad o pasado. El último capítulo de esta parte, “Odyssean Wanderings and Greek Responses to Roman Empire”, escrito por Andrew C. Johnston, examina autores griegos bajo dominio romano, desde Polibio hasta el emperador Juliano. Estudia la figura de Odiseo como actor multifacético cuya maleabilidad lo hace relevante para la construcción de la identidad griega en el mundo romano desde mitad de la República hasta la segunda y tercera Sofística. Para Polibio, Odiseo es en esencia “hombre de acción” y así es intérprete modelo de eventos, el historiador pragmático prototípico. La voz de Escipión Emiliano que se superpone a la de Polibio en la interpretación de los eventos de la destrucción de Cartago muestra a este general con las características de Odiseo, como orador elocuente, viajero del mundo e “historiador pragmático”. También Posidonio se asemeja a Odiseo en su carácter de historiador y geógrafo. Asclepíades de Mirlea, que se estableció al sur de la Península Ibérica al final del siglo II a. C., siguió una lectura de la Odisea que ubicaba los viajes del héroe más allá de las columnas de Hércules e impuso su mapa intelectual de los nostoi homéricos en los paisajes y monumentos de la zona. Los viajes de Odiseo son centrales también en la teoría geográfica que Estrabón desarrolla en la larga introducción del primer libro, donde atribuye a Odiseo el conocimiento pionero de la geografía. Dion de Prusa está entre los griegos imperiales, que, exiliado de Roma en los primeros años del principado de Domiciano por su abierta crítica al emperador, se asocia con Odiseo. En dos discursos dirigidos a los ciudadanos de Prusa, Dion compara su experiencia reciente de exilio con la de Odiseo. El sofista Elio Arístides, representante de la segunda sofística, en el discurso Sobre Roma, reflexiona sobre la universalidad del imperio romano donde el nostos carece de sentido. En Nigrino, escrita por Luciano de Samósata, el filósofo Nigrino compara su llegada a Roma y los peligros morales de esta ciudad con los viajes de Odiseo. Finalmente, el emperador Juliano en la época de la tercera sofística, exiliado y confinado en Capadocia después del asesinato de su familia llevado a cabo por su primo Constancio, también se identificó con la figura de Odiseo. En el panegírico imperial que dirige a la esposa de Constancio, Eusebia, compara su llegada a Milán con el arribo de Odiseo a la corte de los feacios.
La cuarta parte, “Unearthly Journeys”, nos invita a reconsiderar los puntos de referencia de nuestros conceptos de “home” and “away”. Martin Devecka, en el capítulo “From Rome to the Moon: Rutilius Namatianus and the Late Antique Game of Knowledge”, estudia el Sobre su regreso de Rutilio Namaciano como un poema de viaje multiforme: el viaje entre hogares físicos y el viaje intelectual de un poeta educado en el pasado clásico perdido. El poema describe en versos elegíacos el viaje que el autor emprendió en el 417 d. C. por mar desde Roma a la plantación de su familia en la Galia Narbonense. El autor se centra en la descripción que el poema hace del flujo de mareas extremas que parecen fuera de lugar en el Mediterráneo y son más apropiadas para la costa del norte Atlántico. Sus analogías con las mareas intentan mostrar que existen en la naturaleza continuos ciclos de colapso y recuperación y que la historia del imperio romano puede ser uno de estos ciclos. Roma no va a ahogarse en esta marea bárbara, una marea que eventualmente se alejará hacia las costas del norte adonde pertenece. En el último capítulo, “Looking Back in Wonder: Contemplating Home from the Iliad to Pale Blue Dot”, por Karen ní Mheallaigh, se lee la presentación del viaje lunar de Luciano en su obra Icaromenipo, una fantasía filosófica del siglo II d.C., cuyo narrador Menipo, frustrado por no poder alcanzar el conocimiento de cómo funciona el universo, decide que debe consultar a los dioses directamente e, inspirado en el mecanismo volador del mito de Dédalo e Ícaro, vuela a los cielos y se detiene en la luna y contempla la tierra desde allí. Paradójicamente, el instante verdaderamente mágico en Icaromenipo no es el momento en que él llega a la luna, sino cuando, después de encontrar al espíritu del filósofo Empédocles, aprende el método de aumentar su visibilidad y mira hacia la tierra. De repente, la totalidad de la existencia humana se le revela en una visión panóptica. La obra tiene como intertextos el escudo de Aquiles y la visión de Sócrates de la tierra en el Fedón de Platón. La autora encuentra en esta obra una fuente del cuento “El Aleph”, de J. L. Borges, donde se presenta un elemento panóptico que abarca el universo entero en un golpe de vista. Karen ní Mheallaigh nos lleva al siglo XX para experimentar el impacto del viaje a la luna en los tiempos de la NASA, a través del análisis de entrevistas con astronautas y la recepción de fotografías tomadas desde el espacio interestelar. La fotografía “Pale Blue Dot” muestra la tierra, casi indetectable a tanta distancia, que aparece como de menos de un píxel de tamaño, no más que una mota de polvo. Tanto el astrónomo Carl Sagan como Luciano describen la visión de la tierra y coinciden en la falta de sentido de la guerra y la inutilidad del orgullo humano en la conquista. El énfasis está puesto en la experiencia de mirar la tierra desde las más vastas lejanías imaginables (gaiaskopia).
Los capítulos de este volumen resultan particularmente interesantes porque el viaje es puesto en relación con las nociones de “hogar” e “identidad”, lo que representa un punto de vista novedoso. Sin embargo, cómo se da esta relación no termina de definirse claramente. Los editores sostienen en la introducción que los elementos que hacen que los viajes explorados en este volumen sean épicos tienen que ver con temas, aspectos formales e influencias; plantean, al mismo tiempo, que todos los viajes vuelven a Homero, ya sea para seguirlo o separarse de él. El énfasis está entonces puesto en el viaje épico y su influencia. Declaran Biggs y Blum que “[i]n order to understand the journey in its many facets, this volume reflects broadly on ideas of home, displacement, and the dialogue between the two created by the act of traveling” (p. 2). Más adelante, sin embargo, los editores dicen que en esta obra “the journey, mobility in action, emerges as intrinsic to the construction of ‘home’ ” (p. 4), afirmación que parece subordinar el tema del viaje a aquél más amplio de la identidad y lo propio. Este problema metodológico hace que entren en conflicto, a lo largo de la obra, los afanes de mantener las relaciones con Homero y el viaje épico en el centro, y la realidad de que esta relación se esfuma en muchos casos y termina en un estudio más concentrado en la ansiedad por la búsqueda de la propia identidad y el hogar. No es sencillo poner en relación obras de distintos géneros, lugares y tiempos, y el mérito de esta colección radica en ofrecer reflexiones atractivas que pueden interesar a estudiosos de distintos campos de la literatura. El libro presenta una extensa lista de bibliografía que, como el mismo volumen, se caracteriza por la variedad de temas investigados. Incluye también un índice de citas y otro de autores y obras mencionados. Cabe notar que muchas de las reflexiones planteadas en esta colección (el tema de la importancia de las relaciones, las puestas del héroe a un mundo en cambio, la meditación sobre lo que es propio y ajeno y sobre la flexibilidad de estos conceptos) se ajustan a los tiempos que vivimos, de incertidumbre y transformación. Se trata, por lo tanto, de una obra que ayuda no sólo a conocer y profundizar sobre autores de la Antigüedad clásica, sino a comprender y encarar con una visión más amplia los desafíos del mundo de hoy, donde los conceptos de “hogar” e “identidad” están siempre pidiendo ser redefinidos.