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Nova tellus

versión impresa ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.40 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2022  Epub 08-Abr-2022

https://doi.org/10.19130/iifl.nt.2022.40.1.432579 

Documentos

El sūtra de la sección de los infiernos (Naraka parivartanāmasūtra). Traducción del primer capítulo de la obra budista Mahāvastu

The Sūtra on the Section of Hells (Narakaparivartanāmasūtra). Translation of the first chapter of the Buddhist work Mahāvastu

aEl Colegio de México, México, regarcia@colmex.mx


Resumen

Se presenta la primera traducción al castellano del primer capítulo de la obra budista Mahāvastu de inicios de la era común, compuesta en sánscrito mixto. “El sūtra de la sección de los infiernos” (Narakaparivartanāmasūtra) ofrece descripciones de los ocho infiernos, explicando las conexiones causales entre los castigos sufridos y las conductas que llevan a los seres a experimentarlos. El texto destaca al presentar uno de los más antiguos ordenamientos sistemáticos de los infiernos dentro del budismo, revelando el interés de los antiguos budistas por construir una cosmografía meticulosa y bien estructurada.

Palabras clave: Budismo; infiernos; karma; Mahāvastu; cosmografía

Abstract

This is the first translation into Spanish of the first chapter of the Buddhist work Mahāvastu from the beginning of the Common Era, composed in mixed Sanskrit. “The Sūtra on the Section of Hells” (Narakaparivartanāmasūtra) offers descriptions of the eight hells, explaining the causal connections between the punishments and the behaviors that lead beings to experience them. The text stands out by presenting one of the oldest systematic arrangements of the hells within Buddhism, revealing the interest of ancient Buddhists in fashioning a meticulous and well-structured cosmography.

Keywords: Buddhism; Hells; Karma; Mahāvastu; Cosmography

Nota introductoria

Se presenta aquí la primera traducción a la lengua castellana del Narakaparivartanāmasūtra, “El sūtra de la sección de los infiernos”. Este texto constituye el primer capítulo del Mahāvastu, una obra narrativa monumental perteneciente al código monástico (Vinaya) de la extinta escuela budista Mahāsāṅghika-Lokottaravāda. Fue redactado en lo que se conoce como sánscrito mixto, a veces llamado sánscrito budista híbrido.1 La obra adquirió su forma final entre los siglos III y IV, aunque incorpora contenidos previos, algunos de los cuales pueden remontarse lingüísticamente al s. II antes de la era común, mientras que otros pueden rastrearse de forma estilística y temática en textos más antiguos en otras lenguas índicas, desde los siglos IV o V a.e.c.2 Aunque es muy difícil determinarlo, es posible que la sección que se traduce aquí pertenezca a las capas más tardías del texto.3 Finalmente, la obra pudo haber adquirido su forma final en la cuenca gangética de la actual India, en o cerca de Mathura, el área principal donde se desarrolló la escuela Mahāsāṅghika-Lokottaravāda.

En conjunto, el Mahāvastu representa una hagiografía fragmentaria del Buda Śākyamuni, que abarca desde sus vidas pasadas hasta algunos de los episodios más célebres de su última existencia. Entre otras cosas, es importante ya que representa uno de los primeros intentos por construir una narrativa casi completa de la trayectoria del Buda, un impulso que retomarán hagiografías paralelas y posteriores como el Lalitavistara (ca. s. III) y el célebre poema Buddhacarita del poeta Aśvaghoṣa (ca. s. II).

Tras iniciar con unas estrofas laudatorias, la obra introduce una exposición de la cosmografía budista, cuyas distintas regiones son visitadas por el monje Mahāmaudgalyāyana, célebre por su empleo de poderes sobrenaturales. El monje inicia su travesía por el mundo a partir de las regiones infernales, y es allí donde se inserta “El sūtra de la sección de los infiernos”, un texto mezcla de prosa y verso que contiene una descripción detallada y sistemática del ámbito de existencia más bajo y penoso dentro del universo budista. Allí, el monje es testigo directo de los infiernos y sus secciones anexas, en donde multitudes de seres sufren terribles tormentos. En el centro de esta cosmografía se sitúa la idea budista del karma, una fuerza inexorable que los seres construyen con sus propios actos volitivos, y que los ata a padecer las consecuencias experienciales en vidas futuras. Así, el texto pretende mostrar las conexiones causales entre transgresiones específicas y los tormentos que se sufren como resultado. Como se repite hasta el cansancio por medio de una metáfora vegetal, ciertos actos (karma) que se realizan en el mundo humano (cual semillas que se han sembrado en un terreno fértil) “maduran” en la forma de una existencia infernal y sus tormentos; de esta forma, se quiere enseñar que los actos malvados realizados en este mundo constituyen las causas para que el individuo experimente, en el más allá, efectos adversos que están directamente conectados con la naturaleza del acto inicial. La existencia en los infiernos budistas sería consecuencia de una conducta humana perversa, por lo que el texto argumenta implícitamente que abstenerse de tales actos necesariamente elimina la posibilidad de experimentar tales renacimientos: si no se siembra la semilla es imposible que se cosechen los frutos.

“El sūtra de la sección de los infiernos” puede leerse, entonces, como una didáctica moral, como un retrato de los infiernos que los budistas concibieron para advertir sobre los peligros de transgredir sus propios votos, especialmente el que enseña la abstención del asesinato; al mismo tiempo, el texto puede entenderse como parte de un discurso cosmográfico más amplio, en donde los infiernos representan el punto más bajo al que se podía caer dentro de la jerarquía kármica del mundo. En el otro extremo, se situarían las personas liberadas, especialmente los budas, cuyas historias conforman la mayor parte del contenido del Mahāvastu.

En el texto se emplean de forma intercambiable dos palabras para designar los lugares de tormento: niraya y naraka. La primera se puede traducir como “partida”, “salida”; mientras que la segunda abarca los sentidos de “lugar de malvados”, “lugar estrecho”, “desagradable” y “travesía hacia abajo”. Estas palabras se han vertido al español de distintas formas, todas insatisfactorias: “infierno”, “purgatorio”, “abismo”, entre otras. Aquí se han traducido como “infierno”, siguiendo una convención más o menos estable entre los traductores y estudiosos de budismo en lengua castellana. Lo que distingue a estas regiones de los lugares de tormento descritos en la literatura de otras religiones, es que la existencia en los nirayas/narakas no es eterna, por lo que representan una más de las posibles formas de renacimiento.4

La obra ofrece la descripción de ocho infiernos, cuyos nombres designan alguna característica relacionada con el tipo de tormento que allí se experimenta. El primero es el Saṃjīva, “Reavivamiento”, llamado así porque los seres que lo habitan reviven una y otra vez después de ser violentamente mutilados. Le sigue el Kālasūtra, “Alambre negro” o “Alambre de la muerte”, donde se sierra a los seres siguiendo las líneas marcadas por un alambre. El tercero es el Saṃghāta, “Trituración colectiva”, donde hay montañas que machacan a sus habitantes. Están luego el Ekāntaraurava, “Lamento extremo”, y el Mahāraurava, “Gran lamentación”, dos infiernos donde los seres profieren terribles lamentos al ser atormentados. El siguiente par consiste en el Tapana, “Quemazón”, y el Pratāpana, “Resquemazón”, donde se calcina y asa a los seres de múltiples formas. Finalmente, se menciona el Avīci, el peor de los infiernos, donde los tormentos son ininterrumpidos. Por esta razón, su nombre se interpreta como “Sin intervalos [de felicidad o placer]”, “Sin olas [de felicidad]” o “Ininterrumpido”. En la narrativa del Mahāvastu, cada uno de estos infiernos cuenta además con dieciséis secciones anexas, que parecen ser idénticas para cada uno de ellos.

Es importante indicar que esta descripción de los infiernos dista de ser universal en la literatura budista de India. De hecho, representa un momento específico dentro de una tradición cosmográfica creativa que durante milenios buscó construir una imagen completa del cosmos.5 Así, en la elaboración de los infiernos en el Mahāvastu es posible ver un esfuerzo consciente por retomar e integrar elementos específicos de descripciones infernales que aparecen en textos budistas más antiguos,6 a la vez que una inclinación por organizar ese material con el objetivo de elaborar una imagen más acabada, coherente y equilibrada del universo (García 2019). Esta labor de edición y reescritura de la tradición caracteriza a “El sūtra de la sección de los infiernos”, y al Mahāvastu en general, como un ejemplo fascinante de la capacidad que el budismo ha tenido históricamente para reelaborar constantemente sus nociones doctrinales y cosmográficas, buscando un balance entre la necesidad de dar continuidad a la tradición y la tendencia a la originalidad y la innovación.

El texto aquí presentado aporta múltiples elementos para una mejor comprensión de la complejidad y heterogeneidad del budismo antiguo. Entre otras cosas, es un ejemplo fascinante de la riqueza de la cosmología budista, tiene la virtud de exponer nociones doctrinales complejas como el karma y la teoría de la causalidad en un marco narrativo con un claro objetivo didáctico, presenta al budismo como una tradición en donde también tienen cabida los actos prodigiosos, y es un modelo de la diversidad de las escuelas budistas antiguas y del corpus budista índico. En particular, considero que será de beneficio para el lector de habla hispana, quien se ve limitado por el reducido número de traducciones directas, estudios académicos y obras monográficas en castellano sobre el budismo, y que normalmente sigue la tendencia a concebir a esta tradición en términos simplistas, o bien se empeña en considerarla exclusivamente a partir de su faceta filosófica, que a menudo es menos problemática para las expectativas de muchos practicantes o entusiastas de la religión.

Sobre la presente traducción

Para esta traducción se ha utilizado la editio princeps de Senart (1882), que a pesar de sus errores sigue siendo la única edición completa del texto.7 Se la ha cotejado detalladamente con los dos manuscritos publicados por Yuyama (2001) y también se ha revisado la edición de Leumann y Fujita (1934 y 1935).

Cabe señalar que el presente trabajo constituye la primera traducción al español de cualquier sección del Mahāvastu, por lo que se espera que con esta primera contribución se motive el estudio de esta obra de gran importancia para el budismo de inicios de la era común. Ahora bien, la obra ha sido traducida al alemán dos veces, primero por Franke (1930), a partir de la edición de Senart, y más tarde por Leumann y Siraisi (1952), a partir de su propia edición. Existe también una traducción al inglés, realizada por Jones (1949), que es la más conocida y citada, y que tiene la virtud de corregir varios de los desaciertos de Senart, aunque no siempre de forma adecuada. Para realizar la presente traducción, a menudo se han cotejado estas tres versiones.

Este trabajo ha tenido como objetivo producir una versión que permita aproximarse al texto sin necesidad de poseer muchos conocimientos sobre las doctrinas budistas y que posibilite una lectura fluida del mismo. Con ese fin, la prosa abigarrada y recargada del Mahāvastu se ha trasladado a un castellano lo más natural posible, sin por ello sacrificar el estilo redundante y florido del original sánscrito.

Es necesario señalar que el subtítulo inicial no aparece en el texto original, y en algunas partes se ha agregado información relevante entre corchetes cuando se ha considerado necesario para la comprensión del texto. Por cuestiones de espacio y por tratarse de una reiteración del texto en prosa, se ha omitido de esta traducción una sección en verso que va de la página 9 a la 16 de la edición de Senart. Finalmente, en el contenido de las notas se ha privilegiado la información contextual y explicativa que facilite la lectura y entendimiento del texto por encima de los detalles filológicos, aunque ocasionalmente se ha incluido este tipo de información cuando se ha considerado relevante para la comprensión de la obra.

Texto sánscrito y traducción al español “Sección de los infiernos”

bhagavān samyaksaṃbuddho yad arthaṃ samudāgato tad arthaṃ abhisaṃbhāvayitvā srāvastīyaṃ viharati jetavane anāthapiṇḍadasyārāme śāstā devānāṃ ca manuṣyāṇāṃ ca vistareṇa nidānaṃ kṛtyaṃ // atha āyuṣmān mahāmaudgalyāyano 'bhīkṣṇaṃ nirayacārikāṃ gacchati // tatra satvāṃ [5] paśyati aṣṭasu mahānarakeṣu pratyekaṣoḍaśotsadeṣu anekavidhāni nairayikāni duḥkhasahasrāṇi samanubhonto // ahaṃ ca āyuṣmān kolitastha-viro caranto narakacārikāṃ ādrākṣīt satvā narakeṣu anubhavantā bahū duḥkhā saṃjīve niraye ūrdhvapādā adhośirā vāsīhi ca paraśūhi ca kṣīyantā /apare pi parasparaṃ praduṣṭamanasaṃkalpā āyasehi nakhehi pāṭenti tīkṣṇāni ca asipatrāṇi hasteṣu prādurbhavanti yehi parasparaṃ gātrāṇi cchindanti na ca kālaṃ karonti yāvat sānaṃ pāpakā karmā na parikṣīṇā //

kālasūtre mahānarake adrākṣīt satvāṃ kālasūtreṇa sūtritāṅgā nihatakṣīyantāṃ paraśūhi pi vipaṭīyantāṃ karapatrehi vipāṭīyantān // takṣitapaṭito ca sānaṃ kāyo puna ruhyati asātā vedanā vedayanti na caivaṃ kālaṃ karon-ti karmopastabdhatvāt // saṃghāte pi mahānarake adrākṣīt satvasahasrāṇi parvatehi pīḍiyantā ādīptasaṃprajvalitasajyotibhūtehi śoṇitanadyo ca pra-savanti bhūyo ca tāni parvatāni te ca saṃkramanti na caivaṃ tāvat kālaṃ karonti karmopastabdhatvāt // ādrākṣīd ekāntaraurave satvasahasriyo tāmramayaghaneṣu ādīptasaṃprajvalitasajyotibhūteṣu dhūmasamākuleṣu prakṣiptā duḥkhasahasrāṇi anubhontā // mahāraurave ādīptasaṃprajvalite [6] sajyotibhūte agnismiṃ saṃprakṣiptānāṃ mahārāvaṃ ravantānāṃ ca śabdo cakravāḍamahācakravāḍehi parvatehi pratihanyate yehi catur-hi mahādvīpehi jambudvīpapūrvavideha-aparagodānīya-uttarakuruṣu manuṣyāṇāṃ śrotābhāsam āgacchati // adrākṣīt tapane anekā satvasahasri-yo ekāntakaduḥkhavedanā vedayantāṃ pārṣṇi upādāya yāvad adhikṛkāṭikā ayokuṭṭanehi kuṭṭīyantā aparāṇi ca duḥkhasahasrāṇi samanubhavantā na caivaṃ tāva kālaṃ karonti karmopastabdhatvāt // tasmiṃ mahānarake ādiptasaṃprajvalite sajyotibhūte anekāyo satvasahasriyo upapannā duḥkhā vedanāṃ vedentā // tasmiṃ mahānarake samantāyojanaśatike pūrvāya bhittīya

arcisahasrāṇi utpattitvā paścimāye bhittīye pratyahanyanti / paścimāye bhittīye arcisahasrāṇi utpattitvā pūrvāye bhittīye pratyahanyanti / dakṣiṇāye utpattitvā uttarāye pratyahanyanti / uttarāye utpattitvā dakṣiṇāyaṃ pratya-hanyanti / bhūmīye utpattitvā tale pratyahanyanti / talāto utpattitvā bhūmau pratyahanyanti / tāyo satvasahasriyo samantato paripatanti na caivaṃ tāvat kālaṃ karonti karmopastabdhatvāt / pratāpasmiṃ mahānarake parvatā prajvalitā ādīptā sajyotibhūtā / nairayikehi satvehi śūlopetehi tāni parvatāni paricāritāni // edṛśāni duḥkhāni samanubhavanti na caivaṃ tāva kālaṃ ka-ronti karmopastabdhatvāt // ato mahānarake muktāḥ kukkulante 'vagāhanti / te ca tatra kukkule dahyamānāyo janā [7] pradhāvanti na caivaṃ kālaṃ karonti karmopastabdhatvāt // kukkulāto muktāḥ kuṇapaṃ avagāhanti / tatra kṛṣṇehi prāṇakehi ayomukhehi khajjanti na caivaṃ kālaṃ karonti karmopastabdhatvāt // kuṇapāto muktā narakotsadā drumāṇi ramaṇīyāni ca vanaprāntāni paśyanti tena sukhārthino tāni vanaprāntāni dhāvanti / tatrāpi sānaṃ kulalā ca gṛdhrā ca kākolūkā ca ayomukhā ārdravṛkṣe vā varjayitvā mānsāni khādanti yaṃ teṣām asthīni avaśeṣāṇi bhūyo pi mānsacchavi mānsaśoṇitam upajāyati na caivaṃ kālaṃ kurvanti karmopastabdhatvāt // te teṣāṃ pakṣiṇāṃ bhītā alene lenasaṃjñino asipatravanaṃ narakakumbhaṃ ca praviśanti // tatrāpi saṃpraviṣṭānāṃ vātāni upavāyanti yais tāni asipatrāni patanti tīkṣṇāni / teṣāṃ satvānāṃ gātraṇi pratyāhanyanti naivaṃ sānaṃ kaścit kāye pradeśo yo akṣato bhavati antamasato bālāgrakoṭiniṣkramamātro pi na caivaṃ kālaṃ karonti karmopastabdhatvāt // te kṣatā ca śayānā rudhiramrakṣitaśarīrā vaitaraṇīṃ nadīṃ avagāhanti satvā kaṭhināṃ kṣāranadīṃ yāva sānaṃ ślakṣṇitāni aṃgāni pratividhyanti na caivaṃ kālaṃ karonti karmopastabdhatvāt // tato 'pi sānaṃ narakapālā āyasehi aṅkuśehi uddharetvā nadītīre ādīptāye bhūmiye saṃprajvalitasatejobhūtāye [8] āviddhānāṃ evam āha // ahaha bho

puruṣāḥ kim icchatha // te evam āhansuḥ // paribubhukṣitā sma saṃpipāsitā sma // tato sānaṃ narakapālāḥ ayoviṣkaṃbhanebhi mukhaṃ viṣkaṃbhayitvā ādīptasaṃprajvalitasatejobhūtehi ayoṣaṇḍaṃ dhamenti mukhaṃ svakaṃ vivarayitvā ādīptāni saṃprajvalitāni satejobhūtāni ayoguḍāni mukhe saṃprakṣipanti // taṃ bhuṃjantāṃ bhavanto // tāmralohaṃ ca sānaṃ vilīnakaṃ pāyayanti // pibantāṃ bhavanto // yo sānaṃ dhamamāna eva oṣṭhaṃ dahati oṣṭhaṃ dahitvā jihvāṃ dahati jihvāṃ dahitvā tālukaṃ daha-ti tālukaṃ dahitvā kaṇṭhaṃ dahati kaṇṭhaṃ dahitvā antraṃ dahati antraṃ dahitvā antraguṇam ādāya adhobhāgena gacchati na caivaṃ tāvat kālaṃ karonti karmopastabdhatvā // evaṃ sthaviro mahāmaudgalyāyano aṣṭasu mahānarakeṣu satvā duḥkhasahasrāṇy anubhavantā dṛṣṭvān'; aho kṛcchraṃ ti jetavanam āgatvā caturṇāṃ pariṣadāṃ vistareṇārocayati // evaṃ satvā aṣṭasu mahānarakeṣu ṣoḍaśotsadeṣu vividhāni duḥkhasahasrāṇi pratyanu-bhavanti / tasmāj jñātavyaṃ prāptavyaṃ boddhavyaṃ abhisaṃboddhavyaṃ kartavyaṃ kuśalaṃ kartavyaṃ brahmacaryaṃ na ca vā loke kiñcit pāpaṃ karma karaṇīyaṃ ti vademi // evaṃ sthavirasya mahāmaudgalyāyanasya śrutvā bahūni prāṇisahasrāṇi devamanuṣyāṇāṃ adbhutaṃ prāpnuvanti // [9] evaṃ samāsato narakavarṇaḥ // vistarato 'py upavarṇayiṣyāmi // saṃjīvaṃ nāma // kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti / iha sapatnā ye vā bhonti sāpatnakā vā vairiṇaḥ kṣetravairikā vā vastuvairikā vā vapravairikā vā pratirājāno vā caurā vā saṃgrāmagatā anyamanyasmiṃ sāpatnāni cittāni upasthāpayitvā kālaṃ kurvanti tasya karmasya vipākato tatra satvā upapa- dyanti // evaṃ khalu punaḥ ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ /

tatropapannā anyeṣāṃ pi pāpakānām akuśalānāṃ karmāṇāṃ vipākaṃ pra-tyanubhavanti // kasya karmasya vipākena takṣīyanti // yehi iha jīvanto prāṇakā tacchitā bhavanti vāsīhi paraśūhi kuṭhārīhi tasya karmasya vipākena takṣīyanti // kasya karmasya vipākato teṣāṃ śītako vāyu upavāyati // [17] yehi iha nivāpakabhojanāni dattāni bhonti śṛgālamahiṣāṇa śūkarāṇa kukkuṭāna poṣitāni māṃsārthāya vadhiṣyāmi tti tasya karmasya vipākato teṣāṃ . . . . . . . . . hasteṣu nakhā jāyanti daṇḍā vā āyasā // yathā iha āyudhayānāni dattāni bhonti evaṃ yūyaṃ imehi āyudhehi itthaṃnāmaṃ grāmaṃ vā nagaraṃ vā nigamaṃ vā hanadhvaṃ manuṣyāṃ vā tiracchānagatāṃ vā tasya karmasya vipākato teṣāṃ hasteṣu daṇḍā vāyasā jāyanti asino ca // kenaiṣa saṃjīvo // tatra teṣāṃ nairayikānāṃ evaṃ bhava- ti saṃjīvaṃ kālasūtrabhūtikaṃ tenaiṣa saṃjīvanirayo // ___kālasūtraṃ nāma // so narako yāva āyudhahastā yāva sajyotibhūto // tatra tāṃ nairayikā nirayapālā ārdravṛkṣe vā varjetvā kālasūtravaśena takṣanti aṣṭāṃśe pi ṣaḍaṃśe pi caturaṃśe pi // anyeṣāṃ dāni pārṣṇi upādāya yāvat kṛkāṭikāto yathā ikṣugaṇḍikā evaṃ chindantā gacchanti anyeṣāṃ punaḥ kṛkāṭikād upādāya yāvat pārṣṇi yathā ikṣugaṇḍikā evaṃ chindantā gacchanti // te tathābhūtā atimātraṃ duḥkhā vedanā vedenti na ca punaḥ kālaṃ karonti yāvaṃ na tatpāpakaṃ karma kṣīṇaṃ bhavati // [18] kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // yehi iha baddhā bhavanti hastinigaḍādibhiḥ karmakārāpitā vā bhavanti ettakānāṃ hastāni chindatha pādāni chindatha ettakānāṃ nāsā ettakānāṃ snāyumānsaṃ utpāṭetha ettakānāṃ bāhu ettakānāṃ pṛṣṭhimānsaṃ utpāṭetha paṃcavāraṃ vā daśavārakaṃ vā tasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punaḥ

ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ // tatropapannā anyeṣāṃ pi pāpakānām akuśalānāṃ karmaṇāṃ vipākaṃ pratyanubhavanti // tatra te nairayikā nirayapālais tāḍyamānā paribhāṣyamāṇāḥ subhassū ti āhansu // te saṃbhītā bahūni prāṇasahasrāṇi yathā naivajīvāni evan tiṣṭhanti // atha yamapālānāṃ paṭṭānāṃ taptānāṃ saṃprajvalitānāṃ sajyotibhūtānāṃ bahūni paṭṭasahasrāṇi purato vaihāyasā gacchanti teṣāṃ dāni āgacchantāṃ śabdaṃ karonti / etāni āgacchantīti // tāni teṣāṃ āgatvā pratyekaṃ gātrāṇi pariveṣṭanti // tatra teṣāṃ chaviṃ nirdahanti carma pi mānsaṃ pi snāyuṃ pi nirdahanti yathā sarvaṃ pi nirdagdhaṃ bhavati // atha teṣāṃ āvṛṃhitaṃ tacchavimānsalohitaṃ vya-vadahyati // te tathābhūtā adhimātraṃ duḥkhā vedanāṃ vedayanti na ca punaḥ kālaṃ karonti yāva sānaṃ taṃ pāpakaṃ karma vyantīkṛtaṃ na bha- vati // evaṃ khalu punaḥ ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ / tatropapannā anyeṣāṃ pi pāpakānām [19] akuśalānāṃ karmaṇāṃ vipākaṃ pratyanubha-vanti // kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // yehi iha jīvantā prāṇā anekaśo ghātāvitā bhavanti yehi iha yācanakehi vā paṇḍakehi vā sarvadaṇḍehi vā duḥśīlehi vā pravrajitehi cīvarāṇi vā kāyabandhanāni vā paribhuṃjitāni bhavanti tasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punaḥ ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ / tatropapannā anyeṣāṃ pi pāpakānām akuśalānāṃ karmaṇāṃ vipākaṃ pratyanubhavanti // anyeṣāṃ dāni pārṣṇi upādāya yāva kṛkāṭikāto vadhrī vidārenti // anyeṣāṃ dāni kṛkāṭikāto upādāya yāva pārṣṇi vadhrī vidārenti // anyeṣāṃ dāni kṛkāṭikā upādāya yāva kaṭīyo cīrakavadhrāni karonti // te tathābhūtā adhimātrāṃ vedanā vedayanti // kasya karmasya vipākenātra satvā upapa- dyanti // yehi idha erakavārṣikā vā kārāpitā cīrakavārṣikā kārāpitā vā tasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti //

yo niraye andhakāradhūmasaṃgho parito so dhūmo tīkṣṇo [20] kaṭuko bhayānako chaviṃ bhittvā carma bhittvā mānsaṃ bhittvā snāyuṃ bhittvā āsthiṃ bhittvā asthimarjaṃ mānsādy atiniryāti // sarve kāyā mūrchantā tatra saṃprakṣiyanti // te tatra anekāni yojanaśatāni anvāhiṇḍantā anyamanyaṃ ākramantā paṭisubhanti // te tathābhūtā adhimātrā vedanāṃ vedenti na ca punaḥ kālaṃ karonti yāva sānaṃ taṃ pāpakaṃ karma vyantīkṛtaṃ na bhava-ti // kasya karmasya vipākato tatra satvā upapadyanti // yehi idha randhreṣu vā guttīṣu vā kārāsu vā bandheṣu vā sāhikānāṃ vā kiṃpuruṣakānāṃ vā undurūṇāṃ vā viḍālānāṃ vā ajagarāṇāṃ vā vile dhūpaṃ kṛtvā dvārā rakṣitā bhavanti madhukarā vā dhūmena bādhitā bhavanti tasya karmas-ya vipākato tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punaḥ vividhānāṃ pāpakānāṃ akuśalānāṃ karmāṇāṃ vipākato tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punaḥ ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ / tatropapannāḥ anyeṣāṃ pi vistaraḥ // kenedaṃ kālasūtraṃ // tatra nairayikān nirayapālā ārdravṛkṣe vā varjetvā kālasūtravaśena takṣanti tenaiṣa kālasūtranirayo yathākartavyo // [21] saṃghāto nāma // so narako parvatāntarikasaṃsthito āyaso ādīptasaṃprajvalito sajyotibhūto anekāni yojanaśatāni āyato // tatra teṣāṃ nairayikānāṃ nirayapālā āyudhahastā uddeśenti // te dāni bhītāḥ taṃ parvatāntarikaṃ praviśanti // teṣāṃ dāni purato 'gni prādurbhūto / te dāni bhītāḥ pratinivartanti / teṣāṃ dāni pṛṣṭhato 'gni prādurbhavati // te dāni śailāḥ parasparaṃ samāgacchanti / teṣu dāni āgacchanteṣu śabdaṃ karonti etāgacchanti etāgacchantīti // te samāgatā yathā ikṣu evaṃ pīḍayanti // te dāni śailā vaihāyasam abhyudgacchanti // te teṣāṃ heṣṭā anupraviśanti / yadā anupraviṣṭā bhavanti bahūni prāṇisahasrāṇi te dāni śailā sanniviśanti yathā ikṣugaṇḍā evaṃ pīḍenti lohitanadīyo prasyandanti // asthisaṃkalikāḥ parivarjyanti nirmānsā snāyusaṃyuktāḥ // tathābhūtā vedanā vedenti na ca punaḥ kālaṃ karonti yāva sānaṃ na taṃ pāpakaṃ karma vyantīkṛtaṃ bhavati // kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // yehi iha kīṭakamardanāni vā kārāpitāni bhavanti talamardanāni vā asipatre vā

devānāṃ tathaivā jīvantakā evaṃ prāṇakā patrayaṣṭīhi pīḍitā bhavanti likṣā vā yūkā vā sāṃkuśā vā nakhehi piccitā bhavanti tasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punaḥ ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ [22] tatropapannāḥ anyeṣāṃ pi pāpakānām akuśalānāṃ karmāṇāṃ vipākaṃ pratyanubhavanti // tā asthisaṃkalikāyo āyasāhi droṇīhi ādīptāhi saṃprajvalitāhi sajyotibhūtāhi āyasehi muśalehi ādīptehi saṃprajvalitehi sajyotibhūtehi ayopāte yathā paṃca varṣaśatāni bhavanti // te tathābhutā evaṃ duḥkhāṃ tīvrāṃ vedanā vedayanti // kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // yehi iha jīvantakā prāṇakā śaktīhi vijjhitā bhavanti vā gadāsihi bādhyante vā yehi saṃprajvalitehi sajīvāni prāṇakāni vyāpādya udūkhale muśalehi saṃkliṣṭā bhavanti tasya karmasya vipākato tatra satvā upapadyanti // kenaiṣa saṃghāto ti vuccati // tatra nairayikā satvāḥ saṃghātam āpadyante tenaiṣa nirayo saṃghāto ti vuccati // . . . . . . .. . . tatra te nairayikā bahūni prāṇasahasrāṇi pratyekapratyekaṃ vā gharake- hi oruddhā chinna-īryāpathā gacchanti // teṣāṃ haste agni prajvalati / yathā yathā agni prajvalati tathā tathā śabdaṃ karonti / yathā yathā agnir nirvāti tathā tathā tuṣṇībhavanti // te tathābhūtā adhimātrāṃ vedanā vedayanti // kasya karmasya vipākato tatra satvā upapadyanti // yehi iha atrāṇā anabhisaraṇā karmakārāpitā bhavanti gehadāghā/ [23] vā kṛtā bhavanti vanadāghā kṛtā bhavanti randhreṣu vā guttīṣu vā kārāsu vā bandheṣu vā sāhikānām vā kiṃpuruṣāṇāṃ vā undurūṇāṃ vā viḍālānāṃ vā ajagarāṇāṃ vā vileṣu agniṃ datvā dvārāṇi rakṣitāni bhavanti madhūni vā tāmbūlāni vā agninā bādhitāni bhavanti tasya kamasya vipākena tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punaḥ ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ / tatropapannāḥ anyeṣāṃ pāpakānām akuśalānāṃ karmāṇāṃ vipākaṃ pratyanubhavanti // . .. . . . . ___mahārauravo nāma // so narako saṃcito āyaso ādīpto saṃprajvalito sajyotibhūto anekāni yojanaśatāni āyato // tatra teṣāṃ nairayikānāṃ nirayapālā mudgarahastā uddeśenti // te dāni bhītā apy ekatyā

dhāvanti apy ekatyāḥ palāyanti apy ekatyā na palāyanti apy ekatyā kutrāpi avasakkanti apy ekatyā na avasakkanti apy ekatyā anuśakyaṃ saṃjñāpayamānāḥ pratyudgacchanti // te dāni narakapālā kasya dāni yūyaṃ atra saṃjñāpayamānā pratyudgacchatheti tāṃ praharanti yathā dadhighaṭikā evaṃ śīryanti viśīryanti // ye ca dhāvanti ye ca na dhāvanti te tathābhūtā duḥkhāṃ kharāṃ kadukāṃ vedanā vedenti // kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // yehi iha [24] candramasūryāṇi āvaritvāna bandhanāni kṛtāni bhavanti praveśayitvā osiranti ettha yūyaṃ mā candramāsūryaṃ paśyatha tasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // kasya kar-masya vipākato teṣāṃ satvānāṃ śīrṣāṇi piccīyanti // yehi iha jīvantakānāṃ prāṇakānāṃ śīrṣāṇi piccitāni bhavanti ahīnāṃ vṛścikānāṃ śataghnīnāṃ tasya karmasya vipākena teṣāṃ śīrṣāṇi piccīyanti // kena taṃ rauravaṃ // tatra te nairayikā rodantā na śaknonti ambeti vā tāteti vā bāndhavān upetuṃ // tenedaṃ rauravan ti saṃjñitaṃ // tapano nirayo // tatra te nairayikā oruddhā bahūni prāṇisahasrāṇi tiṣṭhanti // te dāni ārdravṛkṣe vā varjetvā khādanti // yadā dāni bhavanti nirmānsā asthisaṃkalikā oruddhā snāyuyuktā te dāni saṃmūrchitvā sahavedanā prapatanti // atha teṣāṃ karmavipākato śītalako vāto upavāyati // tena teṣāṃ chavimānsalohitaṃ upajāyati // atha te purato praveśenti te tathābhūtā // kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // yehi iha advārakā gharā pratiyattā bhavanti teṣāṃ bhittiyo listāpattiyāyaṃ (?) bhavanti jīvantakā prāṇakā tatrāpi vā kartarikāhi praśastā bhavanti tasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // tatra kasya karmasya vipākena khajjanti // yehi iha jīvantakā prāṇakā khādāpitā bhavan-ti siṃhehi vyāghrehi dvīpihi ṛkṣehi [25] tarakṣuhi tasya karmasya vipākena khajjanti // kasya karmasya vipākato teṣāṃ śītako vāto upavāyati // yehi idha nivāpakabhojanāni dattāni bhavanti mṛgāṇāṃ mahiṣāṇāṃ sūkarāṇāṃ kukkuṭānāṃ sthūlamānsārthāya vadhiṣyāmi tti tasya karmasya vipākato teṣāṃ śītako vāto upavāyati //

kenaiṣa tapano // nairayikā dahyanti tenaiṣo tapano nāma narako āyasehi śūlehi santaptehi samantato hi anupravārito // tatra te nairayikā keci ekaśūlenāyutā pacyanti keci dvihi keci yāvaddaśahi śūlehi āyutā pacyanti // yadā dāni ekaṃ pārśvaṃ pakvaṃ bhavati vistīrṇam atha dvitīyena pārśvena // apy ekatyā nairayikā adhimātratvāt pāpakānām akuśalānāṃ karmaṇāṃ vipākato svayam eva anuparivartayanti // te tathābhūtā adhimātrāṃ vedanā vedayanti // kasya karmasya vipākato tatra satvā upapadyanti // yehi iha jīvaśūlikā kāritā bhavanti eḍakāyo te tasya karmasya vipākato tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punaḥ ādhipateyamātram etaṃ tatropapatteḥ / tatropapannāḥ anyeṣāṃ pi pāpakānām akuśalānāṃ karmaṇāṃ vipākaṃ pratyanubhavanti // . . . . . . . . . . kenaiṣa avīci nāma // tasya purastimāto kuḍḍāto arciyo paścime kuḍḍe pratihanyanti [26] paścimāto kuḍḍāto arciyo purasti-me kuḍḍe pratihanyanti dakṣiṇāto kuḍḍāto arciyo uttare kuḍḍe pratihanyan-ti uttarāto kuḍḍāto arciyo dakṣiṇe kuḍḍe pratihanyanti / bhūmiye utpattitā arciyo tale pratihanyanti talā nipatitāyo arciyo bhūmiye pratihanyanti sarvo 'rcīhi so narako pratibaddho // tatra te nairayikā bahūni prāṇasahasrāṇi yathā kāṣṭhāni evaṃ vicitraṃ pacyanti // te tathābhūtā duḥkhāṃ tīvrāṃ kharāṃ kaṭukāṃ vedanā vedayanti na caivaṃ tāvat kālaṃ karonti yāvat sānaṃ na tatpāpakaṃ karma vyantīkṛtaṃ bhavati // evan taṃ pūrve manuṣyabhūtehi abhisaṃskṛtaṃ abhisamādiyitvā niyataṃ vedanīyaṃ // evaṃ khalu puna ādhipateyamātram etan tatropapatteḥ / tatropapannā anyeṣāṃ pi pāpakānām akuśalānāṃ karmāṇāṃ vipākaṃ pratyanubhavanti //

kasya karmasya vipākena tatra satvā upapadyanti // ye iha mātṛghātakā vā bhavanti pitṛghātakā vā arhantaghātakā vā tathāgatasya vā duṣṭacittā rudhirotpādakā vā sarveṣām api īdṛśānām akuśalānāṃ karmapathānāṃ vipākena tatra satvā upapadyanti // evaṃ khalu punar vividhānāṃ pāpakānām akuśalānāṃ karmāṇāṃ vipākena tatra satvā upapadyanti // tenaiṣa avīci iti vuccati // tatra te nairayikā avīciṃ kaṭukāṃ tīvrāṃ kharāṃ vedanā veda-yanti no yathānyeṣu narakeṣu narakapālā bhītā karmāṇi kārāpenti śītako vāto upavāyati yathā anyatra na evaṃ tatra // atra khalu avīciṃ mahānarake duḥkhāṃ tīvrāṃ kharāṃ kaṭukāṃ vedanā vedayanti tena eṣo avīcī nāma mahānarako //

[1.27] iti śrīmahāvastu-avadāne narakaparivartaṃ nāma sūtraṃ samāptaṃ //

El Sūtra titulado “Sección de los infiernos” en el glorioso Mahāvastu Avadāna 8

Travesía por las regiones infernales

El Bhagavant,9 el Buda completo y perfecto que logró aquello que se empeñó en alcanzar, el Maestro de dioses y hombres (el pasaje se debe completar en detalle)10 moraba en Śrāvastī, en el jardín de Anāthapiṇḍada en el Jetavana.11 En ese entonces, el venerable Mahāmaudgalyāyana12 a menudo hacía la travesía por las regiones infernales.13 Veía [5] allí a los seres padeciendo miles de diversas aflicciones infernales en los ocho grandes infiernos, cada uno de ellos con dieciséis secciones anexas.14 ¡Ay!, cuando el venerable reverendo Kolita15 hacía la travesía por las regiones infernales vio cómo los seres experimentaban enormes sufrimientos en los infiernos:

En el infierno Saṃjīva16 vio [cómo] se les destroza con azuelas y hachas mientras tienen los pies hacia arriba y la cabeza hacia abajo. Al mismo tiempo otros, cuyos corazones albergan intenciones perversas, se desgarran entre sí con uñas de hierro y unos a otros se cercenan los miembros del cuerpo con espadas de hojas afiladas que aparecen en sus manos; mas no les llega la hora mientras no se agotan [los resultados de] sus actos malvados.17

En el gran infierno Kālasūtra18 vio cómo se azota a los seres con un alambre negro con el que se les ata fuertemente y se les rasga, para después ser hendidos con hachas y desgarrados con sierras [siguiendo las líneas marcadas por el alambre].19 Pero, aunque se les descuartiza y taja, sus cuerpos se reconstituyen una y otra vez; padecen tormentos dolorosos, mas ni así les llega la hora, pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida].

Por su parte, en el gran infierno Saṃghāta20 vio cómo montañas llameantes, incandescentes y ardientes trituran a miles de seres. Luego corren [sobre ellos] ríos de sangre y de nuevo aquellas montañas les pasan por encima. Pero ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida].

En el Ekāntaraurava21 vio cómo miles de seres son insertados entre placas humeantes de cobre -llameantes, incandescentes y ardientes-, padeciendo miles de aflicciones.

El fuerte clamor de los que son arrojados en un fuego llameante, [6] inflamado y ardiente, y el estruendo de los que profieren alaridos en el Mahāraurava,22 reverberan en las montañas circulares y en el Mahācakravāḍa, llegando a ser percibidos por el oído de los seres humanos en las cuatro grandes islas de Jambudvīpa, Pūrvavideha, Aparagodānīya y Uttarakuru.23

En el Tapana24 vio a muchos miles de seres padeciendo tormentos excesivamente dolorosos: se les machaca con morteros de hierro, empezando desde los talones hasta llegar a la nuca, y sufren miles de otras aflicciones. Pero ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida]. Muchos miles de seres que renacen en ese gran infierno llameante, incandescente y ardiente experimentan tormentos dolorosos. En ese gran infierno, que mide cien yojanas por lado,25 las miles de llamas que surgen desde la pared oriental azotan contra la pared occidental; las miles de llamas que surgen desde la pared occidental azotan contra la pared oriental; las que surgen desde la meridional azotan contra la septentrional; las que surgen desde la septentrional azotan contra la meridional; las que surgen desde el suelo azotan contra el techo; y las que surgen desde el techo azotan contra el suelo. Miles de seres colapsan por todas partes, mas ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida].

En el gran infierno Pratāpa26 hay montañas llameantes, incandescentes y ardientes cercadas por seres infernales armados con lanzas. Aunque [los seres] padecen semejantes aflicciones, ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida].

Ahora bien, cuando se liberan de ese gran infierno se abisman en el Kukkula,27 y allí las personas [7] corren de un lado a otro mientras se calcinan, mas ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida]. Y cuando se liberan del Kukkula se abisman en el Kuṇapa.28 Allí los devoran seres oscuros con fauces de hierro. Pero ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida]. Y cuando se liberan del infierno secundario Kuṇapa, divisan árboles y los bordes de bosques encantadores. Deseosos de alivio corren hacia los bordes de los bosques, pero allí aves rapaces, buitres, cuervos y lechuzas con picos de hierro devoran su carne como si estuvieran tronchando árboles tiernos. Entonces, en los restos de sus huesos se produce de nuevo carne, sangre y piel. Pero ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida].

Aterrados por esas aves piensan que hay un refugio donde no lo hay y entran en la trampa infernal del Asipatravana.29 Sobre aquellos que entran allí soplan vientos que hacen caer hojas de espadas afiladas. Estas se lanzan contra los miembros de esos seres y no hay una sola parte de sus cuerpos que permanezca intacta y quede siquiera del tamaño de la apertura de la punta de un cabello. Pero ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida].

Lastimados, tendidos y con los cuerpos ensangrentados los seres se sumergen en el río Vaitaraṇī,30 un torrente impetuoso y corrosivo, hasta que sus miembros reblandecidos quedan horadados. Pero ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida]. Los guardianes de los infiernos los sacan de allí con ganchos de hierro y los arrojan a la ribera del río, un terreno ardiente, incandescente y llameante, [8] y les dicen: “Eh, oigan ustedes, ¿qué desean?”, “En verdad estamos extremadamente hambrientos y sedientos”, responden ellos. Entonces los guardianes de los infiernos les atenazan las bocas con barras de hierro llameantes, incandescentes y ardientes, mastican una masa de hierro, abren sus labios y les escupen en las bocas bolas de hierro llameantes, incandescentes y ardientes, diciéndoles que las coman. Luego les dan a beber cobre fundido y les dicen que lo beban. Conforme este fluye, les calcina los labios; tras abrasarlos les tuesta la lengua; después hace arder su paladar; entonces, les quema la garganta; habiéndola asado, les incinera las entrañas, para luego penetrar sus intestinos y salir por el ano. Pero ni así les llega la hora pues sus acciones [previas] los mantienen [con vida].

Cuando el reverendo Mahāmaudgalyāyana vio a los seres experimentando miles de aflicciones en los ocho grandes infiernos, pensó: “¡Ah, cuánto infortunio!”. Regresó al Jetavana e hizo un relato detallado a la asamblea cuádruple:31 “De esta forma los seres padecen miles de aflicciones diversas en los ocho grandes infiernos y en sus dieciséis secciones anexas. Por esta razón les digo que se debe adquirir el conocimiento, se debe despertar al entendimiento completo del despertar,32 se debe hacer el bien y actuar de acuerdo con la conducta sagrada,33 y en lo absoluto se debe realizar algún acto malvado en este mundo”. Tras escuchar lo que decía el reverendo Mahāmaudgalyāyana, muchos miles de seres vivos -dioses y humanos- se maravillaron.

[9] Esta es una descripción resumida del infierno. Ahora también lo describiré en extenso. […]34

El Saṃjīva

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Los seres que en este mundo son hostiles, que son rivales por su enemistad, que tienen rivalidad por causa de un terreno, una propiedad o un campo cultivado, los reyes que tienen rivalidad con otros reyes, los ladrones, y los guerreros que mueren abrigando intenciones hostiles unos contra otros, renacen allí a causa de la maduración de esos actos. Asimismo, los seres renacen allí a causa de la maduración de diversos actos malvados y perversos; estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos.

¿Por la maduración de cuáles actos se les taja? Quienes en este mundo tajan seres vivos con azuelas, hachas y machados, son tajados a causa de la maduración de esos actos.

¿Por la maduración de cuáles actos es que sopla sobre ellos un viento gélido? [17] Quienes en este mundo ceban ciervos, búfalos, jabalíes y gallos pensando asesinarlos por su carne cuando hayan engordado, a causa de la maduración de esos actos es que sopla sobre ellos un viento gélido.

¿Por la maduración de cuáles actos es que en las manos les crecen uñas o garrotes de hierro? Quienes en este mundo entregan armas diciendo: “Eh, asesinen con estas armas a los humanos o animales de tal o cual aldea, ciudad o pueblo”, a causa de la maduración de esos actos es que en las manos les surgen garrotes o espadas de hierro.

¿Por qué este [infierno] es llamado Saṃjīva?35 Porque allí los seres infernales piensan: “Ay, estamos reviviendo”, y se trata de un reavivamiento que tiene como base el encadenamiento al mortífero tiempo.36 Es por ello que es- te infierno es llamado Saṃjīva.

El Kālasūtra

Este infierno... (se describe del mismo modo que los otros hasta)37 [en él] los seres portan armas en las manos, y está en llamas. Allí, usando un alambre negro los guardianes del infierno cortan a los seres infernales en ocho, seis o cuatro partes, como si estuvieran trozando tallos frescos. A otros los van hendiendo desde los talones hasta la nuca como si fueran cañas de azúcar, mientras que a otros más los van hendiendo desde la nuca hasta los talones como si fueran cañas de azúcar. De esta forma sufren allí tormentos extremadamente dolorosos, pero ni así les llega la hora sino hasta que su karma maligno se ha agotado. [18] ¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo atan a otros con grilletes de madera, cadenas de hierro y otras cosas, o que ordenan lo siguiente: “¡Corten las manos a estos, corten los pies a aquellos, corten las narices a esos, desgarren la carne de los músculos a aquellos, desgarren cinco o diez veces los brazos y la carne de las espaldas a estos!”, esos seres renacen allí a causa de la maduración de tales actos. Sin embargo, estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos.

Allí, los guardias de los infiernos lastiman e injurian a los seres infernales diciéndoles que sufran, y estos muchos miles de seres permanecen aterrorizados de esta forma mientras dura su vida.

Muchas miles de cintas ardientes, inflamadas e incandescentes andan por el aire frente a los sirvientes de Yama.38 Cuando las cintas se van acercando, [los seres] dan alaridos: “¡Aquí vienen!”. Al llegar, envuelven los miembros de cada uno de ellos y chamuscan su piel y pellejo, también su carne y tendones, hasta que quedan todos chamuscados. Entonces su piel, su carne y su sangre, que han sido despedazadas, se calcinan por completo. Ellos sufren tales tormentos excesivamente dolorosos, pero ni así les llega la hora sino hasta que su karma maligno llega a su fin. Sin embargo, estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos [19] malvados y perversos.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo asesinan seres vivos en grandes números, así como los renunciantes que, vistiendo manto y faja,39 son locuaces, agresivos, violentos con todos o que tienen un comportamiento malvado, esos seres renacen allí a causa de la maduración de tales actos. Sin embargo, estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos.

Así, a unos les despellejan tiras de piel desde los talones hasta la nuca, a otros les despellejan tiras de piel desde la nuca hasta los talones, y a otros más los despellejan en tiras y jirones desde la nuca hasta la cintura. Esos seres sufren tales tormentos extremos.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo ejercen las torturas llamadas “Tallos de eraka” y “Traje de tiras”,40 esos seres renacen allí a causa de la maduración de tales actos.

En este infierno hay por todos lados una humareda ensombrecedora, un humo acre, [20] abrasador y horripilante que perfora la piel, hiende el pellejo, la carne, los tendones, los huesos y la médula, atravesando la carne y las demás partes, impregnando todo el cuerpo. Allí los van empujando y por muchos cientos de yojanas deambulan en ese lugar, hiriéndose al pisotearse unos a otros. Ellos sufren tales tormentos excesivamente dolorosos, pero ni así les llega la hora sino hasta que su karma maligno llega a su fin.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo ahúman agujeros, cuevas, encierros, trampas o las guaridas de culebras, reptiles, ratones, gatos o pitones, al tiempo que mantienen resguardadas las entradas; o quienes ahuyentan a las abejas por medio del humo, esos seres renacen allí a causa de la maduración de esos actos. Asimismo, los seres renacen allí a causa de la maduración de diversos actos malvados y perversos; estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí, etcétera.41

¿Por qué este [infierno] es llamado Kālasūtra? Allí, usando un alambre negro los guardianes de los infiernos tajan a los seres infernales como si estuvieran trozando tallos frescos. Es por esta práctica que este infierno es llamado Kālasūtra.

[21] El Saṃghāta

Este infierno de hierro llameante, incandescente y ardiente se encuentra entre montañas y se extiende por muchos cientos de yojanas. Allí, los guardianes de los infiernos, con armas en las manos, conducen a los seres infernales. Entonces estos, aterrorizados, entran en el área que hay entre las montañas. Frente a ellos surge fuego, por lo que dan la vuelta aterrorizados, pero entonces surge fuego detrás de ellos. En ese momento los peñascos comienzan a acercarse entre sí y conforme se van acercando aquellos gritan: “¡Se están acercando, se están acercando!”. Así, cuando se juntan los prensan como si fueran cañas. Después los peñascos se levantan por los aires y aquellos se meten debajo. Cuando muchos miles de seres vivos se han metido allí, los peñascos descienden y los prensan como si fueran cañas: fluyen ríos de sangre y quedan destrozados los esqueletos, descarnados y ligados por los tendones. Así sufren tales tormentos, pero ni así les llega la hora sino hasta que su karma maligno llega a su fin.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo son causantes de que se aplasten insectos, se quiebre la superficie de la tierra42 o se hiera con hojas afiladas; también quienes machacan seres vivos con los mazos de los molinos o quienes con las uñas trituran piojos, liendres u otros insectos con aguijón, esos seres renacen allí a causa de la maduración de tales actos. Sin embargo, estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, [22] pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos.

Esos esqueletos son [machacados] por quinientos años en morteros de hierro llameantes, incandescentes y ardientes con mazas de hierro llameantes, incandescentes y ardientes, como si estuvieran bajo una férrea lluvia. De esta forma sufren tales tormentos dolorosos y agudos.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo perforan seres vivientes con cuchillos o los hienden con mazos y espadas; quienes soplan llamas sobre seres vivos y los trituran con mazas dentro de un mortero, esos seres renacen allí a causa de la maduración de tales actos.

¿Por qué este [infierno] es llamado Saṃghāta? Allí los seres infernales caen en el infortunio de ser triturados en masa.43 Es por ello que este infierno es llamado Saṃghāta.

[El Raurava]44

Allí, cada uno de los muchos miles de seres infernales se encuentra confinado en una celda, impedido de moverse. En sus manos se enciende fuego; gritan cada vez que este se prende y permanecen en silencio cada vez que se extingue. Sufren tales tormentos excesivamente dolorosos.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo obligan a los desprotegidos y desamparados a realizar labores; quienes causan incendios en bosques [23] y selvas; quienes ahúman agujeros, cuevas, encierros, trampas o las guaridas de culebras, reptiles, ratones, gatos o pitones, al tiempo que mantienen resguardadas las entradas; y quienes arrasan con fuego colmenas o pastizales, esos seres renacen allí a causa de la maduración de tales actos. Sin embargo, estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos.

El Mahāraurava

Este infierno denso, férreo, llameante, incandescente y ardiente se extiende por muchos cientos de yojanas. Allí, los guardianes de los infiernos dirigen a los seres infernales con mazos en las manos. Aterrorizados, algunos de estos corren, otros escapan, algunos más no huyen, otros se apartan hacia cualquier lugar posible, mientras que algunos no se apartan y otros más, obedientes, van a su encuentro cuando se los ordenan. Entonces los guardianes de los infiernos les preguntan: “¿Por qué vienen a nuestro encuentro al verse sorprendidos?”, y dan una paliza a aquellos, que están aterrados, hasta que los quiebran y despedazan como si fueran jarros llenos de cuajada; aquellos que corren y aquellos que no lo hacen sufren tales tormentos dolorosos, crueles y fieros.

¿Por la maduración de cuál acto es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo [24] construyen prisiones que ocultan de la luna y el sol, y tras recluir [a otros] descienden y les dicen: “¡Aquí no podrán ver ni la luna ni el sol!”, esos seres renacen allí a causa de la maduración de ese acto.

¿Por la maduración de cuál acto es que las cabezas de esos seres son aplastadas? Quienes en este mundo aplastan las cabezas de seres vivos tales como serpientes, escorpiones y ciempiés, sus cabezas son aplastadas a causa de la maduración de esos actos.

¿Por qué [se le conoce como] Raurava?45 Allí los seres infernales claman “¡basta!”, “¡auxilio!”, “¡mátenme!”, pero no pueden morir. Es porque claman con gran dolor que el infierno se llama Raurava.

[El Tapana]

Allí están recluidos muchos miles de seres infernales a quienes devoran como si estuvieran trozando tallos frescos. Entonces, cuando sus esqueletos quedan descarnados, mutilados y ligados por los tendones, desfallecen de dolor y se desploman. A causa de la maduración de sus actos en seguida soplan vientos gélidos, debido a los cuales se regenera su piel, su carne y su sangre, dejándolos tal como estaban previamente.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo construyen recintos sin puertas, con muros resbalosos y sin salidas, y allí mismo asesinan seres vivos con cuchillos, esos seres renacen allí a causa de la maduración de tales actos.

¿Por la maduración de cuál acto es que son devorados allí? Quienes en este mundo son causantes de que seres vivos sean devorados por leones, tigres, leopardos, osos o [25] hienas, son devorados a causa de la maduración de ese acto.

¿Por la maduración de cuáles actos es que sopla sobre ellos un viento gélido? Quienes en este mundo ceban ciervos, búfalos, jabalíes y gallos pensando asesinarlos por su carne cuando hayan engordado, es a causa de la maduración de esos actos que sopla sobre ellos un viento gélido.

¿Por qué [este infierno] es llamado Tapana?46 [Allí] los seres infernales son calcinados; es por ello que este infierno es llamado Tapana.

[El Pratāpana]47

[Este infierno] está rodeado por todas partes de picas incandescentes de hierro. Allí algunos seres infernales son empalados en una pica y asados, algunos en dos, y así hasta que otros son empalados en diez picas y asados. Cuando uno de sus costados queda completamente asado, [los ponen sobre] el otro costado. Además, algunos seres infernales giran continuamente por sí solos a causa de la maduración de actos excesivamente malvados y perversos. Así sufren tales tormentos excesivos.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo mandan poner cabras vivas en el asador renacen allí a causa de la maduración de esos actos. Sin embargo, estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos.

El Avīci

¿Por qué este [infierno] es llamado Avīci? Las llamas [que surgen] de su pared oriental azotan la pared occidental; [26] las llamas de su pared occidental azotan la pared oriental; las llamas de su pared meridional azotan la pared septentrional; las llamas de su pared septentrional azotan la pared meridional; las llamas que surgen del suelo azotan el techo; y las llamas que descienden del techo azotan el suelo. Todo este infierno está lleno de llamas.48

Allí, muchos miles de seres infernales son abrasados, incandescentes, como si fueran leños. Así sufren tales tormentos dolorosos, agudos, crueles y fieros, pero ni así les llega la hora sino hasta que su karma maligno llega a su fin. Invariablemente enfrentan el [karma] que realizaron previamente cuando eran humanos y deben padecerlo. Sin embargo, estos son solamente algunos de los factores dominantes para renacer allí, pues los que renacen allí también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos.

¿Por la maduración de cuáles actos es que los seres renacen allí? Quienes en este mundo son matricidas, parricidas o asesinos de arhants,49 quienes tienen intenciones perversas con respecto al Tathāgata o le producen heridas,50 esos seres renacen allí a causa de la maduración de todos los modos de obrar malignos de este tipo. Asimismo, los seres renacen allí a causa de la maduración de diversos actos malvados y perversos.

Es por esto que se llama Avīci: allí los seres infernales padecen de forma ininterrumpida51 tormentos dolorosos, severos, agudos y crueles. Mientras que en algunos otros infiernos los guardianes infernales obligan a los aterrorizados [seres] a hacer cosas y soplan vientos gélidos, allí no es así. Allí más bien padecen de forma ininterrumpida tormentos terriblemente infernales, dolorosos, agudos, crueles y severos. Es por ello que este gran infierno es llamado Avīci.

[27] Así concluye el Sūtra titulado “Sección de los infiernos” en el glorioso Mahāvastu Avadāna.

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes antiguas

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Fuentes modernas

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Sadakata, A., Buddhist Cosmology. Philosophy and Origins, Tokio, Kosel Publishing, 1997. [ Links ]

1 Se usa este concepto para designar distintas variantes dialectales de carácter literario en las que se entremezclan elementos del sánscrito con otros provenientes de las lenguas prácritas, lo cual las dota con un carácter poco estandarizado en términos fonéticos, morfológicos e incluso etimológicos. Casi al inicio del Mahāvastu se afirma que la obra pertenece al código monástico de la escuela Mahāsāṅghika-Lokottaravāda, calificando a estos monjes como madhyoddeśika y madhyuddeśika, según las variantes registradas por Senart (1882, p. 3). Varios autores, entre los que destaca Yuyama (2001, p. xvi), interpretan estas variantes como “los que usan el lenguaje de enseñanza intermedio”, lo que haría referencia a la naturaleza híbrida del sánscrito mixto.

2Tal es el caso, por ejemplo, de las célebres Estrofas sobre el Rinoceronte (Khaḍgaviṣāṇa-gāthā), un texto reconocido como muy antiguo dentro de la literatura budista, con paralelos en el Canon Pali y en las colecciones de textos gāndhārī. En el Mahāvastu aparecen en el primer libro (Senart 1882, pp. 357-359).

3La organización sistemática de las regiones infernales que este texto presenta es un indicio importante de su posible composición tardía en comparación con otras porciones de la obra.

4Si bien el texto no ofrece duraciones exactas del tiempo que viven los seres en cada uno de los infiernos, sí menciona que se trata de cientos de años (Senart 1882, pp. 10 y 14), y en el caso de uno de los tormentos del infierno llamado Saṃghāta se afirma que aquel dura quinientos años (Senart 1882, p. 22).

5También vale la pena mencionar que los infiernos descritos en el Mahāvastu y en otras obras budistas se relacionan de formas intrincadas con otras maneras de concebir los lugares de tormento en la India antigua y clásica. Sin que sea posible establecer con certeza qué tradición influyó a otra, o bien si todas ellas se nutrieron de fuentes ahora desconocidas, es muy claro que en este tema el budismo comparte elementos comunes con las tradiciones jainistas y brahmánicas (esta última representada principalmente por secciones del Mahābhārata), con las cuales muy probablemente existió una relación de influencia cruzada. A pesar de sus diferencias, entre los puntos en común de estas tradiciones, destaca el carácter transitorio de la existencia en los infiernos, una diversificación cada vez más creciente de las regiones infernales y de sus tormentos, así como el papel determinante del karma en el renacimiento en estas regiones. Para una visión de conjunto del tema, véase Sadakata 1997, pp. 44-46.

6Los materiales empleados por los redactores del Mahāvastu provenían principalmente de colecciones en lenguas prácritas, especialmente del pali y probablemente del gāndhārī y otras que hoy desconocemos. Para una lista de estas fuentes véase García 2019, p. 26.

7En la traducción se indica entre corchetes el número de página correspondiente a esta edición. Recientemente, Marciniak (2019 y 2020) ha publicado dos volúmenes de una nueva edición crítica que promete desplazar a la editio princeps de Senart como texto fundamental para el estudio y la traducción del Mahāvastu. Desafortunadamente, los volúmenes que se han publicado corresponden a la segunda y tercera parte de la obra, por lo que no incluyen la sección que aquí se presenta, que corresponde a la primera.

8Aquí el Mahāvastu recibe también el nombre de Avadāna. Esta palabra se usa comúnmente para designar un género narrativo enfocado en las hazañas de los discípulos directos del Buda. Al parecer, aquí se usa en un sentido más amplio para designar el carácter narrativo de todo el Mahāvastu. Nótese que este capítulo recibe el nombre de Sūtra, la designación para referirse a un discurso canónico pronunciado por el Buda o alguno de sus discípulos.

9Bhagavant es uno de los epítetos más comunes para referirse a los budas. Nombre de difícil traducción, normalmente se entiende como “Afortunado”, “Venturoso”, “Bienaventurado”.

10En esta parte del texto, se inserta una frase dirigida a los recitadores tradicionales con la instrucción de que completen una lista estereotipada de cualidades del Buda.

11El Jetavana, “Jardín del príncipe Jeta”, estaba ubicado a las afueras de la ciudad de Śrāvastī, la capital del antiguo reino de Kosala. Según las tradiciones budistas, el comerciante Anāthapiṇḍada lo había comprado al príncipe Jeta casi en su totalidad para convertirlo en residencia temporal del Buda y sus discípulos.

12Mahāmaudgalyāyana era uno de los discípulos prominentes del Buda. Se le considera como sobresaliente en el empleo de poderes extraordinarios.

13Las palabras que se traducen como región infernal o infierno son niraya, “Sin felicidad” o “Partida [de este mundo]”, y naraka, un nombre de etimología imprecisa, que los exegetas tradicionales interpretan como “Estrecho”, “Lugar de malvados”, “Desagradable” y “Yendo hacia abajo”. En el budismo, los infiernos son el más desafortunado de los destinos del renacer.

14En el Mahāvastu, los ocho grandes infiernos son cúbicos. En cada uno de sus cuatro lados tienen cuatro apéndices o anexos, por lo que cada gran infierno suma dieciséis secciones secundarias de tormento.

15Es otro nombre de Mahāmaudgalyāyana, llamado así por la aldea de donde provenía, de idéntico nombre.

16Lit., “Reavivamiento”.

17De acuerdo con el budismo, todos los actos (karma) realizados con intención, ya sean virtuosos o perversos, necesariamente producen un resultado o fruto en la persona que los realiza y no es posible escapar de ese resultado.

18Lit., “Alambre negro” o “Alambre de la muerte”.

19Este tormento hace referencia a una técnica de carpintería según la cual el carpintero usa un alambre negro que le sirve de guía para cortar el madero.

20Lit., “Trituración colectiva”.

21El nombre de este infierno puede ser interpretado de las siguientes formas: “Extremadamente espantoso”, “Lamento excesivo” y “Despedazamiento extremo”.

22Lit., “Gran lamento”.

23De acuerdo a la cosmografía del budismo antiguo, en el centro del mundo hay una montaña descomunal de nombre Meru, rodeada por una serie de ocho mares con forma de círculos concéntricos intercalados con siete cordilleras con la misma estructura. En el océano más grande y más alejado del monte Meru hay cuatro grandes islas: al sur se encuentra Jambudvīpa, que corresponde a la India y tiene forma trapezoide; al este se encuentra Pūrvavideha, en forma de media luna; al oeste está el continente circular Aparagodānīya; y al norte Uttarakuru, de forma cuadrada. En el borde de este océano se levanta el Mahācakravāḍa o “Gran círculo”, una cordillera de hierro que rodea todo el mundo. Tradicionalmente, los infiernos se ubican debajo de Jambudvīpa.

24Lit., “Quemazón”.

25El yojana o yugada es una antigua medida india que puede variar, según las fuentes, desde los 7 y medio hasta los 17 kilómetros.

26Lit., “Resquemazón”. Más adelante es llamado también Pratāpana.

27Lit., “Lumbre”, “Ascua”, “Brasa”. A partir de aquí, se describen varias secciones secun­darias de los infiernos.

28Lit., “Cadáver”.

29Lit., “Bosque de espadas afiladas”.

30Lit., “Cruce” o “Difícil de cruzar”.

31Se refiere a la congregación de monjes, monjas, los y las practicantes laicas.

32Lit., “Aquello que debe ser despertado se ha de despertar completamente” (“boddhavyaṃ abhisaṃboddhavyaṃ”). La frase hace referencia a la adquisición del conocimiento liberador que los budistas conocen como bodhi, el despertar de un buda.

33La “conducta sagrada”, brahmacaryā, designa aquí una forma de vida caracterizada por la renuncia, la abstención y la castidad.

34Por cuestiones de espacio se ha omitido una sección en verso que repite las descripciones de los infiernos que se han hecho en prosa.

35Lit., “Reavivamiento”.

36Se despliega aquí un juego de palabras intraducible con el nombre del siguiente infierno, el Kālasūtra, que puede traducirse como “alambre negro” y también como “hilo del tiempo o de la muerte”.

37En esta parte del texto, se inserta una frase dirigida a los recitadores para indicar que en la descripción de este infierno se deben añadir atributos que aparecen en la descripción de otros infiernos.

38El personaje de Yama es una herencia brahmánica dentro del pensamiento budista. Es una deidad que habita en los infiernos, donde se encarga de administrar las penas.

39Se trata de una referencia directa a los renunciantes budistas, quienes entre sus pertenencias cuentan con el manto y la faja para ajustarlo a la cintura.

40Se trata de dos torturas terribles que, de acuerdo con algunas fuentes budistas, eran aplicadas en la antigüedad a los criminales. La tortura “Tallos de eraka” hace referencia a la hierba pantanosa Typha elephantina, que posee tallos y hojas alargados, parecidos a tiras. En el comentario al Aṅguttara Nikāya(II.1.1, Buddhaghosa 1930, p. 89), el célebre monje Buddhaghosa explica que al torturado le despellejan tiras de piel desde abajo del cuello hasta los tobillos. Entonces lo atan con cuerdas y lo jalan. Aquel va tropezando con sus propias tiras de piel y cae. Con respecto a la tortura “Traje de tiras”, el mismo texto explica que al torturado le despellejan tiras de piel desde los tobillos hasta la cadera, cubriendo su cuerpo de arriba abajo con las tiras como si fuera un traje.

41El texto introduce la indicación de omitir un pasaje repetido. El fragmento en cuestión es: “también padecen la maduración de otros actos malvados y perversos”.

42Pues al hacerlo se asesina insectos, gusanos y otros animales.

43Se trata de un juego de palabras. El nombre del infierno puede significar “trituración”, “aplastamiento” y, al mismo tiempo, “multitud”.

44En todos los manuscritos hay una laguna al principio y al final de la descripción de este infierno. Por la secuencia presentada anteriormente, podemos asegurar que se trata del Raurava.

45Lit., “Lamentación”.

46Lit., “Quemazón”.

47Esta sección está fundida con la pasada y el texto no introduce formalmente la descripción de este infierno, además de que falta también la explicación final referente al nombre. Sin embargo, siguiendo el orden de los infiernos y la estructura de las otras descripciones, es obvio que sigue aquí la sección del Pratāpana.

48Se explica aquí el nombre de este infierno, Avīci, relacionándolo con la palabra para “llama”, arci/acī. Para establecer el vínculo, se usa la construcción sarvācī/sarv’orci, con la que tiene cierto parecido fonético.

49Los arhants son sabios que han destruido las impurezas de la mente y han alcanzado la liberación mediante el camino enseñado por los budas. A menudo, la palabra refiere a los discípulos directos del Buda.

50Las transgresiones 1, 2, 3 y 5 forman parte de la lista canónica de los ānantarika-karma, “los cinco actos de retribución inmediata”, que invariablemente llevarían a renacer en los infiernos. El otro acto de esta lista, ausente en el texto, consiste en crear divisiones dentro de la orden monástica budista. Tathāgata es uno de los epítetos más comunes para referirse al Buda.

51La explicación del nombre de este infierno se basa aquí en una etimología hermenéutica célebre que interpreta la palabra avīci como “sin olas”, donde la a es privativa y vīci, “ola”. De allí se entendería como “sin oleadas”, “sin intervalos [de descanso o placer]”, “sin interrupción”.

Recibido: 10 de Abril de 2021; Revisado: 31 de Mayo de 2021; Aprobado: 14 de Junio de 2021

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Roberto E. García es doctor en Estudios de Asia por el Centro de Estudios de Asia y África (CEAA) de El Colegio de México. Actualmente es profesor-investigador de la plaza Robert H. N. Ho Family Foundation en Estudios Budistas en el CEAA de El Colegio de México. Se ha desempeñado como docente en instituciones como la Universidad del Claustro de Sor Juana, el Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Es traductor de sánscrito y pāli y estudioso de tradiciones narrativas del budismo del Sur de Asia. Actualmente desarrolla investigación sobre los linajes de autoridad política y religiosa en la literatura del budismo indio y sobre la historia del budismo en México. Entre sus publicaciones recientes se cuentan el libro La sonrisa del Buda: estudios sobre budismo. Ensayos en homenaje a Luis O. Gómez (México, COLMEX, 2021), coeditado con Adrián Muñoz, el artículo “Reinvención de los infiernos budistas: continuidad y creatividad en el Mahāvastu” (México, UNAM, 2019), y la traducción directa del sánscrito de la Taittirīya y la Praśna Upaniṣad (España, Atalanta, 2019).

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