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Acta poética

versión On-line ISSN 2448-735Xversión impresa ISSN 0185-3082

Acta poét vol.33 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2012

 

Presentación

 

Introduction from the Editors

 

José Ricardo Chaves y Adrián Muñoz

 

Las conexiones entre la India y lo que llegaría a denominarse Occidente (Europa y América) se remontan hasta los tiempos de Alejandro Magno, cuando en sus desplazamientos geográficos y militares llegaran sus tropas hasta aquellas tierras lejanas. Desde entonces a la fecha ha pasado mucho tiempo y, sin embargo, pese a lo mucho escrito sobre ella (sobre todo en los dos últimos siglos), así como a la industria del turismo y a los adelantos de los medios de comunicación, la India sigue manteniendo una buena carga de asombro y enigma para los occidentales, muchos de los cuales la siguen asociando sobre todo con la religión y el mito, no tanto con la historia y la filosofía, como muy bien lo ha señalado desde el ámbito filosófico Roger-Pol Droit en su libro L'oubli de l'Inde. Une amnésie philosophique.

Buena parte de este énfasis moderno en lo religioso y mitológico se lo debemos a los románticos alemanes, que vieron en ella nada menos que una especie de "cuna de la humanidad". Ya en su Diálogo sobre la poesía, Friedrich Schlegel había afirmado sin ambages que había que buscar en la India el más alto romanticismo. También dijo en otra parte que "todo sin excepción tiene su origen en la India". Recuérdese que al respecto Schlegel fue no solo un lector entusiasta, sino también un severo investigador, que incluso estudió sánscrito en París, tradujo algunos textos y escribió uno de los primeros ensayos de conjunto sobre la cultura india: Sobre el lenguaje y la sabiduría de los hindúes (1808).

Max Müller, por su parte, realizaría también aportaciones importantes a las empresas orientalistas más filosóficas y, de manera colateral, prendería la mecha de lo que habría de convertirse en la flama del arianismo, más tarde tergiversado por la propaganda nazi. Por otro lado, ya desde el siglo XVIII —cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales asumió un control casi total en el subcontinente indio—, los ingleses comenzaron a fomentar los estudios monográficos y comparativos de la religión y la mitología indias. Fue de esa manera que nació propiamente la indología, con la contribución de personajes como Sir William Jones, Henry Colebrooke y Charles Wilkins, el primer traductor de la Bhagavad Gita a una lengua europea.

Si bien buena parte de este excesivo entusiasmo romántico tendió a atemperarse en Alemania durante la segunda mitad del siglo XIX con estudios de orientación positivista e ilustrada, el fin de siglo europeo fortaleció la lectura "mística" de la India entre las clases medias y altas por medio de corrientes neorreligiosas como la teosofía, que con su sincretismo ocultista logró impactar a gran escala en el imaginario popular de Occidente con una serie de tópicos e imágenes (reencarnación, yoguis, sabidurías secretas, etc.) con los que, en buena medida, sigue asociándose a la India. Después, ya en la segunda mitad del siglo XX, la contracultura beatnik y hippie reactivaría buena parte de dichos tópicos, añadiendo otros. ¡Quién no recuerda, al respecto, a los Beatles en la India aprendiendo meditación trascendental con Maharishi Mahesh Yogi o el boom tardío del Siddharta de Hermann Hesse, incluso con versión cinematográfica! Paralelamente a esta relativa masificación de la India en Occidente se dio una recuperación textual y crítica a nivel académico, que permitió una visión más balanceada para los lectores más cultos, aunque de menor efecto numérico. La indología nació romántica pero, a pesar de sus cambios de vestidos teóricos a lo largo de casi dos siglos, ha seguido viva, pujante y rigurosa. También habría que tomar en cuenta en esta cambiante percepción occidental de la India, el logro de su independencia de Inglaterra en 1948 y su consolidación, primero como potencia tercermundista, y ahora como poder mundial.

Las relaciones específicamente literarias entre India y Occidente no son menos antiguas ni polémicas (aunque a veces no fueran muy claras), por lo que Acta Poetica ha querido en este número dar espacio sobre todo a este tipo de contacto cultural, tomando en cuenta por supuesto los habidos entre la India y España y México, en un caso desde tiempos medievales y en otro más bien en tiempos modernos. La mayoría de las contribuciones aquí reunidas exponen acercamientos a varias de estas inquietudes desde una labor académica en lengua castellana, lo que evidencia el creciente interés en el mundo hispánico por la cultura india en general y por sus contactos con el mundo occidental.

El ensayo de Xicoténcatl Martínez Ruiz, titulado "Saber, conocer, contemplar: India en la historia del pensamiento europeo", nos presenta un panorama amplio de la problemática intercultural a partir de dos autores, el filósofo Arthur Schopenhauer y el poeta (analizado ahí más bien como pedagogo) Rabindranath Tagore, aunque también se menciona a Hegel, de quien se afirma que excluyó los sistemas de pensamiento de la India de la historia de la filosofía (aunque según aclara el citado Roger-Pol Droit, posteriormente Hegel modificó su postura tras leer a Colebrooke). El autor del ensayo busca "repensar India en la historia universal de las ideas", superar el prejuicio que vincula a la India con la religión pero no con la filosofía, con el mito pero no tanto con el concepto, y de paso poder responder a la pregunta sobre cómo explorar problemas contemporáneos mediante sistemas de pensamiento de otras culturas.

El ensayo de Roberto Eduardo García Fernández, "Hermann Oldenberg y el imperativo histórico: escribiendo una biografía del Buddha Gautama desde la Alemania decimonónica", también parte del siglo orientalista por excelencia, el XIX, para plantear el caso de la primera biografía occidental de Siddharta Gautama, y la primera también a nivel mundial en ser escrita con una óptica moderna y racionalista, como una reconstrucción historicista basada en fuentes originales. Dicho texto se convierte así en una novedad sin precedentes en el orientalismo europeo y también para las propias tradiciones asiáticas. Cuando estas decidieron contar la vida del Buda, nunca lo hicieron con criterios de rigor cronológico y positivista, sino por su importancia doctrinal y hagiográfica. No se encontraba ningún sentido en seguir las peripecias de una individualidad desmitificada, sin referencias al símbolo, al culto y a la leyenda, que atienden otros niveles del creyente más allá de la razón. En el artículo también se presentan las diferencias del orientalismo alemán con respecto al de Inglaterra y de Francia, pues el primero va a plantear una afinidad lingüística europea y un lazo histórico entre los pueblos germanos y la India, la famosa raza aria, releída y apropiada por los nazis posteriormente de tan mala manera.

Con el tercer ensayo vamos del siglo XIX al Medioevo. Se trata del trabajo de Wendy J. Phillips Rodríguez titulado "Dos chacales indios en la España medieval: notas para un estudio de la influencia de las fábulas indias en el nacimiento de la cuentística española". El argumento señala que el Calila e Dimna, primer ejemplo de ficción en prosa en castellano, es una colección de historias cuyo núcleo proviene del Panchatantra, una obra clásica de la literatura sánscrita. Se aborda así el asunto de la traducción vista como adaptación, esto es, como pérdida, adquisición y reestructuramiento del material original, como por ejemplo en la transformación de los chacales de la India en linces o zorros europeos. La tesis autoral afirma que las fábulas indias, su estructura y su afán didáctico, tuvieron un papel seminal en el desarrollo de la cuentística de España.

La dramaturgia no ha estado exenta del fenómeno del intercambio y el diálogo. De esta manera, Genoveva Castro y Antonio Castro, en su texto "La indianización de Othello", examinan el caso de una adaptación cinematográfica de la célebre obra del autor inglés William Shakespeare. Intitulado Omkara, el filme contemporáneo realiza una relectura y una adaptación de Othello acorde con el lenguaje estético de la industria de Bollywood. Los autores procuran evaluar las maneras en que el cineasta Vishal Bhardwaj ejerció un estudio previo de la literatura crítica sobre la obra de Shakespeare, pero al mismo tiempo que supo resolver la recontextualización del drama isabelino en un ambiente indio contemporáneo. Se sugiere que el cineasta libró con éxito los inevitables anacronismos al conservar la tensión dramática, si bien perdió en términos de logros retóricos.

El ensayo "La vida de Buda en lengua castellana (1890-1920)", de José Ricardo Chaves, retoma el tema biográfico de Siddharta Gautama presentado previamente en el trabajo de Roberto García para el caso de la historiografía alemana, pero desarrollado ahora en el contexto de la literatura hispanoamericana de entre los siglos XIX y XX, en el marco del modernismo epocal y en diversos autores literarios: los españoles Blasco Ibáñez y Juan Valera, el cubano José Martí, el costarricense Rogelio Fernández Güell y el mexicano José Vasconcelos. Se revisan los distintos énfasis de esa temprana recepción de la leyenda búdica que tanto llamó la atención y su particular lectura de ella según los intereses de sus autores: erotismo, espiritismo, política, etc., para cerrar con el caso de Vasconcelos, que buscó deslindarse de ese budismo de inspiración teosófica y estableció una aproximación más académica y filosófica.

El sexto artículo nos transporta al México del siglo XX. Se trata del ensayo de Fabienne Bradu, "Persistencia de la India en Octavio Paz", en el cual se aborda a un autor fundamental del "orientalismo" literario mexicano, tan pródigo sobre todo en su vertiente japonista, con autores como José Juan Tablada y Efrén Rebolledo. Sin duda Paz tiene una veta japonista en su obra pero la India ocupa un lugar mayor, quizás como espejo barroco de su propia identidad mexicana. La autora explora la presencia de la India en la literatura del poeta, bajo la metáfora del palimpsesto, capas superpuestas de símbolos, en libros como El mono gramático, Ladera Este o Vislumbres de la India. Este país significó para Paz una verdadera educación sentimental y espiritual (lo que no tiene que ver en su caso con la religión o la religiosidad). Según la autora, para Paz la verdad espiritual de la India no consiste en una fuga de la realidad sino en su revelación por el exceso.

La lírica sirve como pretexto para que Armando Rentería, en "Una visión comparativa entre el rupaka de Bharata y la metáfora de Aristóteles", ensaye una lectura analítica de las dinámicas de las figuras retóricas en las poesías sánscrita y griega. De acuerdo con Rentería, las maneras en que los poetas de ambas tradiciones literarias utilizan la metáfora poseen puntos de similitud significativos. Para el análisis, el autor se basa particularmente en los postulados teóricos de Aristóteles (s. IV a.e.c.) y de Bharata (circa s. III a.e.c- III e.c.), autor del Natyashastra, el tratado más reputado sobre teoría estética en la India antigua. Se destaca el hecho de que en ambos autores la metáfora se considera como una manifestación excelsa del espíritu humano que revela la relación insospechada entre dos realidades aparentemente dispares.

En el ensayo "Filosofía entre bastidores: teatralidad, lógica y ritual en India antigua", Juan Arnau, reconocido especialista y traductor del sánscrito al español de la obra del filósofo budista Nagarjuna, se centra en los debates públicos en la vieja India y sus diferentes modalidades, según los compendios de lógica de entonces. Algunas escuelas indias de pensamiento (budistas como la de Nagarjuna aunque también hindúes, como la Advaita Vedanta) practicaron un tipo de dialéctica con fuerte énfasis en la argumentación negativa. Según el autor, ahí "la lógica se representa como un teatro", lo que da paso a veces a una filosofía irónica no tan lejana en perspectiva de algunas manifestaciones de la filosofía contemporánea. De tal forma su intuición de la negatividad del lenguaje se adelanta a autores occidentales como Derrida, Agamben y Adorno.

Como parte de la atención en la ideología budista, en "Kālacakra: breves consideraciones en torno del tiempo", Adrián Muñoz ensaya una lectura comparativa entre la concepción budista del tiempo y una discusión fenomenológica occidental. Como telón de fondo se encuentra una reflexión acerca de la problemática del tiempo cíclico. Centrándose sobre todo en la escuela Madhyamaka, el texto discute cómo la cuestión de la fugacidad y la impermanencia del tiempo resulta afín a las reflexiones que Gaston Bachelard elabora en su célebre La intuición del instante. En ambos casos, lo que se destaca es el énfasis en que la duración no es sino una construcción carente de una verdadera realidad absoluta, al mismo tiempo que el ser humano posee anhelos de trascendencia, los cuales, a su vez, engendran engaño y decepción.

Christine Marrewa Karwoski, en "Paradoxical Authorship: Tracing Authority in the Gorakhbāṇī", recurre a las teorías de Roland Barthes y Michel Foucault para, de una manera interesante, discutir el problema de la autoría en una colección de poesía mística de la India medieval. Tradicionalmente, los poemas se atribuyen a Gorakhnāth, el legendario fundador y líder espiritual de la orden los Nāth Yoguis. Como la autora discute, es muy posible que Gorakh no haya sido realmente el autor, pero la importancia putativa y de autoridad de Gorakh es fundamental para esta tradición. Barthes y Foucault sirven a la autora para situar el peso autoral que los receptores de los poemas atribuyen a la figura de Gorakh, lo que apuntala los efectos retóricos que poseen los versos. La paradoja —señala Karwoski— estriba en que para la tradición la historicidad de Gorakh es al mismo tiempo necesaria e irrelevante: los receptores pueden ora "aniquilar" al Gorakh histórico para privilegiar el efecto del texto en ellos (en un gesto barthiano), ora inmortalizarlo en virtud del mensaje poético (a través de un eco sugerentemente foucaultiano).

El último artículo cae fuera de la órbita interna de la India, pues atañe al Tibet y a su propia tradición cultural y literaria. No desentona, sin embargo, en el conjunto, dada la especial gravitación de la India en la cultura tibetana por medio del budismo. Se trata del artículo de Bertha Aceves titulado "Naturaleza y origen de los demonios en la épica tibetana de Gesar de Ling", en el que aborda a este equivalente tibetano de Rey Arturo —mutatis mutandis—, personaje de un ciclo de relatos orales del Tibet, Mongolia y China, con versiones en lenguas diferentes, aunque el original sea tibetano. Se revisa el argumento del poema a partir de tres partes: nacimiento y vida siguiente del héroe; experiencias y guerras; pacificación del reino. Como buena parte de los enemigos a vencer por parte de Gesar de Ling son demonios, se esclarece este término desde la perspectiva budista, sin asignar a la palabra un sentido cristiano, y luego se revisan tres personajes de la mitología budista: los narakas o habitantes del infierno, los dharmapalas o protectores y los yidams o figuras búdicas de visualización. Asi, el articulo da a conocer entre los lectores a un personaje de una épica poco conocida en Occidente más allá de círculos especializados.

Este volumen contiene asimismo una réplica de Antonio Carreira a la crítica que Margit Frenk publicó recientemente de la edición en cuatro volúmenes que el destacado filólogo español hizo, en 1998, de los romances de Góngora. La réplica de Carreira a su admirada colega es rica en reflexiones importantes para cualquiera interesado en cuestiones de filología y crítica literaria, y no solo para los especialistas en estudios áureos. Nos habla, por ejemplo, del llamado "escritocentrismo" positivista, y de su opuesto, el "oralcentrismo" neorromántico; también de lo que es —y lo que no es— una edición crítica, y en qué casos es pertinente o posible hacerla.

Finalmente viene la sección de reseñas críticas. En primer lugar figura una nota de Luis Gómez sobre el libro de Adrián Muñoz, La piel de tigre y la serpiente. La identidad de los nāth-yoguis a través de sus leyendas (2010); la obra comentada explora la interacción que hay entre la práctica del yoga y la narrativa religiosa folclórica, específicamente la de una orden religiosa nacida en el norte de la India entre los siglos XI y XII. En segundo lugar, se encuentra la reseña de María Fernanda Vázquez sobre el libro de Laura Carballido titulado ¿India o Pakistán?: espacios divididos (2011), donde pasamos de la literatura a la política, a un problema de tensión internacional constante: las narrativas y discursos en torno a la partición del subcontinente. A continuación Laura Carballido ofrece una reseña de dos novelas del escritor bengalí Amitav Ghosh; las novelas, Sea of Poppies (2008) y River of Smoke (2011), pertenecen a la denominada Trilogía de Ibis, aún en proceso. Por último, Tatiana Bubnova ofrece un panorama y un comentario de los trabajos presentados en el coloquio "La cuestión del sujeto en torno al relato", los cuales fueron compilados por María Stoopen en Sujeto: enunciación y escritura (2011). El papel siempre problemático del sujeto, tema medular del texto reseñado, se examina desde la perspectiva de la filosofía, la crítica y la teoría literarias, las ciencias sociales, el psicoanálisis, el cine e incluso las ciencias naturales.

Esperamos que el material reunido en este número de Acta Poetica nade a contracorriente de ese oubli de l'Inde estudiado por Roger-Pol Droit y que más bien abone a los campos de la memoria y del rescate de los lazos culturales de la India con Europa y América, en nuestro caso vistos sobre todo para el ámbito literario.

Agradecemos la meticulosa labor de la doctora Gabriela Nava por su inestimable apoyo editorial en el proceso de la elaboración de este número, así como a los estudiantes Gabriela Espejo, Israel Ramírez y Ángel Rodríguez, quienes colaboraron con entusiasmo en dicho proceso.

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